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6MAY2021

Laberintos en iglesias góticas 3: la


arquitectura invisible
publicado en Favoritos por malditaberna

Sigo con el tercer y último artículo de la serie de laberintos


en iglesias góticas
(https://malditaberna.wordpress.com/2021/04/08/laberintos-
en-iglesias-goticas-1-el-contexto-cristiano/) que publiqué en
Goetia hace muchos años, esta vez relacionada con la
arquitectura invisible de las catedrales. 

Sobre los laberintos en general (obsesión particular desde


tiempos inmemoriales), en el blog dejé tres artículos acá.
(https://malditaberna.wordpress.com/2020/08/26/favoritos-
el-camino-en-el-laberinto-1-origen/)

El impacto de entrar en una catedral gótica sigue siendo fuerte hoy en día, incluso para quienes estamos
acostumbrados a ver edificios más altos que las catedrales. Hay que imaginar el fortísimo impacto que
tendría en un campesino medieval entrar a una catedral; primero porque toda la fachada estaba pintada
con colores vivos, todas las estatuas reyes, santos, ángeles tenían su color propio, diferenciando las
túnicas, los colores de los rostros y los ornamentos, aunque siglos de lluvia y contaminación los hayan
lavado.  

Sin embargo, la sensación de apabullamiento que sentimos al penetrar a una catedral, no sólo se debe a
sus colosales dimensiones: a sus techos de más de cuarenta metros de altura, a sus impresionantes
rosetones o columnas hercúleas; el auténtico impacto de la catedral lo da lo que no se ve, su arquitectura
invisible, que proviene de dos ámbitos principales; el lugar donde está la catedral y de la armonía de
sus dimensiones.

El primer impacto, el más fuerte, es el lugar: las catedrales se levantan sobre auténticos lugares de
«poder» de la tierra. El planeta posee varias redes energéticas, como las líneas Hartmann y Curry
(https://www.carlessuria.com/geobiologia/lineas-hartmann-curry/), descubiertas, o más bien,
redescubiertas hace cincuenta años. De las otras redes sólo hablan los radiestesistas, entre los que se
encuentran algunos científicos. A veces varias de estas cuadrículas coinciden en un punto, además de las
corrientes subterráneas de agua, y tectónicas, lo que hace de estos puntos lugares especiales.
Curiosamente, es justo en estos lugares donde se encuentran las catedrales. Además, en la catedral suele
haber puntos de máxima energía, que generalmente son donde se encuentra el altar mayor, en el
crucero, o si tienen, en los laberintos del pavimento.

Por ejemplo, en el famoso laberinto de la catedral de Chartres, atraviesan cinco corrientes subterráneas,
más rarísimas líneas dobles de oro (de la radiación del metal dorado), más una doble radiación de plata;
lo que hace de esta catedral un lugar único, con una energía equilibrada de muy alta vibración,
especialmente en la vertical del centro del laberinto. Además, con sus once anillos concéntricos y sus
trece metros, este laberinto es el más grande realizado en una iglesia. A esto hay que añadir que en ella
ocurre un fenómeno único: la luz que inunda cada día la catedral a través de sus ventanas el 22 de
agosto (Día de la Asunción que se corresponde con el 15 de agosto, en el calendario juliano utilizado en
la Edad Media), otorga un efecto especial: ilumina la figura de la Virgen situada en la ventana occidental,
que se proyecta al centro del laberinto. La altura del centro de la rosa es igual a la distancia entre el
laberinto y el volumen occidental. Curiosamente, la rosa se colocó en su lugar 20 años después del
laberinto.

El segundo impacto que se produce al entrar en una catedral proviene de las proporciones de la
arquitectura, todas sus medidas se basan en el llamado número áureo 1,618, también llamado la divina
proporción. Los maestros de la antigüedad no utilizaban casi ninguna operación matemática para sus
trabajos, porque se basaban casi totalmente en la geometría sagrada, con un compás y una regla podían
dibujar cualquier figura geométrica. Toda la catedral está llena de figuras geométricas invisibles,
formadas por las columnas entre sí, las columnas con el crucero, los vitrales con las puertas… De este
modo, ningún elemento aislado queda solo en la catedral; cualquier detalle, como pueden ser unos
ornamentos recortados en un muro, están geométricamente unidos a otra zona de la catedral, y por tanto
ésta forma una unidad orgánica, como forman los seres vivos.

Para los antiguos constructores, la catedral era un ser vivo, en el silencio de la noche ésta recogía del
cosmos las «palabras de Dios», o sea vibraciones superiores, que al día siguiente entregaba
generosamente a quienes las visitaba

Fuentes :
Laberinto: http://www.revista-rea.org/labe  (http://www.revista-rea.org/labe )
El misterio de las catedrales góticas. Fulcanelli
El libro de los laberintos. Paolo Santacargenli. Editorial Siruela. 1997. Madrid, España.

 
 
gotico, laberintos  2 comentarios

2 comentarios en “Laberintos en iglesias góticas 3: la


arquitectura invisible”

Monica Luna
25 julio, 2022 a las 5:30 pm
Esta genial todo!!!! wowww!!! mil gracias por la info!!.

Responder
malditaberna
26 julio, 2022 a las 12:50 am
Muchas gracias por comentar

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