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LA CARCAJADA

C l r i c t a r - G í n n t e : Pedro W. limita Acebedo—Director-Artístico:: B r f c t M Acquinone


C o l a d o r a literario»: Daniel Martínez vigli—Víctor Pérez f^S^^JS^^mm
fiüZfíián Papini y ZasJuan Francisco Piquet Javier de Viaca—Mariano C . B e r r o — l u i s iaeso
Artísticos: Miguel Jaunie y Bosch—Antonio P e r e z — J o s é Paoes y urtiz -Aurelio Giménez.
ADMINISTRACIÓN PROVISORIA: T R E 1 N T A J M ^ E S J J ^
D e c o m o con un decreto y u n o s estatutos se explica
la aparición de L A CARCAJADA
SALA DE SESIONES DI LA CARCAJADA

(Hay un nello)
1

;I Montevideo, Enero 1 ? de 1897.


I
I

Considerando, que con 13 diarios, (sin contar á


4S La Nación) revistas y 3 periódicos ilustrados, no
está debidamente representada la opinión pública en
el estadio de la prensa,
Considerando, que i las filas del
^eriod^mo, para que quepa un adalid más,
Considerando, que donde comen 2 6 , bien pueden
comer 2 7 ,
el S. G., compuesto del director-gerente, director-
artístico y corrector (1); en uso de unas facultades
otorgadas por sus libres albedrios acuerda y
DECRETA

1.° Que se ha de fundar, imprimir y lanzar á


la circulación pública, una hoja periódica que lleve
por título LA CARCAJADA.
2 . ° Que al mismo tiempo se nombre una co-
misión, compuesta de los señores director-gerente,
director-artístico y corrector del periódico, con la
obligación de redactar una Carta fundamental, que
sirva de programa-guía a la antedicha hoja periodística.
3.° Que el presente documento sea publicado
en las primeras columnas del periódico y en las de
aquella publicación que quiera transcribirlo y que se dé
un . úmero de ojito a la Biblioteca Nacional.
7
(S/ c/trec4or-<jf&renfe

c/nec/ot-az/is/ú ICO ccitec/or

CONSTITUCIÓN
TITULO 1.

DEL PERIÓDICO, SEDE Y DURACIÓN


o
A«r. I Por el anterior decreto de fecha 1 ? de Enero de 1 8 9 7 del S . G„ ordénase la fundación
te LA CA*CAJA7>A, »
ii 3u sedo, será aquella donde resida el S. G„ extendiéndose empero su poder por todos
los ámbitos de las Repvbl.cas Uruguaya y Argentina y hasta donde pueda llegar un número de su

Art. '< Su duración será tanta, como tanto el tiempo en que los socios quieran sostenerla.

TITULO 2 . °
DE LOS S O C I O S - D E R E C H O S Y D E B E R E S
Art. 4 ? Tres serán las categorías de sus socios, a saber:
A -Suscniorcs.
B—l'onoranos.

i<) uu* ? ; m u «antos empleados publico» no sabe leer Di eserit.it


A RCA J AD A 3

Art. 5 ? Pertenecerán á la categoría de socios suscritores, todos aquellos que al fin del mes, no
dejen'al cobrador, con dos cuartas de narices, . .. t-ójí
v g kJl¡ , *
Art. 6.° Serán socios honorarios, todos los que á juicio del S. G. puedan gozar de esa primicia,
como desde hoy se les dá títulos de tales, á los colaboradores literarios y artísticos,
Art. 7 . ° De ojito han de ser los zánganos, los que sin tener compasión del prójimo, piden todo
lo que pedir puedan, y no dan nada en retribución,
Art. 8 ? . Los socios en general, por supuesto, tendrán derecho^ á leer el periódico, y en particular:
1,° Los socios suscritores gozarán:
A De una CARCAJADA semanal,—rogándoseles que cuando no la sientan por sus casas, se sirvan reclá-
maria á la Administración, á menos que hayan infringido el inciso A del art 8, no cabiendo
entonces reclamación alguna,";'
R Exigir del S. G. del periódico, que ordene el destierro de la tijera por todo tiempo, del despacho de re-
dacción.
c De todas aquellas reformas y regalos, que en un futuro podrán efectuarse.
Art. 9 p Los honorarios tendrán los mismos derechos otorgados á los suscritores,
Art. 1 0 Los de ojito, á recibir el periódico, siempre que la Administración lo crea oportuno
y cuando sobren ejemplares; entendiéndose que el día en que L A CARCAJADA no les halague por
sus lares, no han de aportar por el local administrativo á reclamarla, ;
pues se les dará con las
puertas en las narices. ... . I'Á ^ >¿4; W 0 >:<-T^ i
Á'rl. 11 Loe socios quedan sujetos á los siguientes deberes:
Suscritores A—Abonar con la puntualidad de un inglés, la cantidad de $ 0.60 mensuales, como
cuota para el mantenimiento de LA CARCAJADA. - .
Quejarse siempre que no reciban la publicación puntualmente.
Honorarios C—Coadyuvar al sostenimiento del periódico, aumentando con nuevos nombres las
listas de suscrición.
Q—Escribir ó. dibujar gratis pro Deo siempre que lo ruegue la Dirección.
De ojito E—Aguantar con la paciencia que tuvo el Job de la Biblia, las determinaciones
La Carca/arfa. ,
Art. 12 El socio, cualquiera que sea su categoría, dejará de serlo:
A Smcritor cuando infrinja el inciso A del art. 11.
% *
Honorario, cuan lo deje de cumplir l<> manifestado en el inciso D del mismo artícu'nl/ 3
C El de o/i/o. cuando haga caso omiso de la observación del art. 10.
TITULO 3.°

DISPOSICIONES GENERALES
Art. 13 Los artículos de los socios honorarios, pasarán de sus manos, directamente á
tipográlicas. • ¡ y'i¿
Art. 14 Todo articulo de procedencia extranjera, observará una prolija desinfección ó
previa, antes de ser convertidos en leirns de molde,
Art. 15 Las presentes bases tendrán fuerza de ley durante el tiempo de la existencia de Car»
cayada.
En la sala de sesionas de La (Jarra ja Ja, á 1 ? de Enero del año 1897.

4J

AH-

l ."•IKKCTOK GERENTE
DIRECTOR ARTÍSTICO
(l'or no snhcr firmar.

CORRECTOR

El análisis de la vida de una mujer coqueta, puede parangonarse ron el resultado que
ofrece la fiscalización del libro de caja, de un concretante fraudulento.

Un naturalista, compararía el verdadero amor con un caballo desbocado, y un escritor


sentimental, diría de él, que es una blanca paloma, arrullando á dos almas.

O mi carácter es asaz extraño ó soy loco, ó aún no ha nacido la mujer que en un


futuro será mi cara mitad, pues cuantas be tratado íntimamente, me han producido los
mismos efectos de un dulce; que al principio gusta, empalaga después... y lo que empalaga
cansa y lo que cansa.... fastidia, como consecuencia natural. P. W. fí. A.
LA CARCAJADA

LEYES EN VIGENCIA
•«IT© s e p-vxedle a n c l a r cota To-voltos p o r l a

aniel artinez
(Fragmentos de una carta)

Q quien soy?.
Soy un viajero que está por llegar
á la mitad de la escabrosa jornada
de la vida; escasean mis ilusiones, y
siento que el cansancio, la enervación,
se van paulatinamente apoderando de
mi ánimo y de mi cuerpo. Me veo
más pobre de fortuna que el Job del
estercolero, aunque no como él le-
proso y cornudo, y más rico en
ambiciones que Rothschüd en cum-
quibus. Escuéceme más de un duro
disciplinazo aplicado por ese cómi-
tre llamado la suerte, y no le
miento si le digo que me he forma-
do una idea pésima del mundo, y
más pésima aún de la humanidad, ma-
nada de lobos, según el pensar de
Hobbes. Ahora bien, ¿no le parece á
V. que la única salida, la única escapatoria de burladeio que le queda á un hombre de tales
LA CARCAJADA

condiciones y de tan recomendables prendas es el casamiento, y un casamiento dorado, ei


Beque pontifique Metíurio, el l)>os del comercio, ayudado en los nupcial el oficios poi
l apaga-velas Cupido? Y ¿no cree V., joven amigo, .
que el mfedio más práctico y conducente para el jf u)£-)
Iogro§ri^^^n&|0^s t*i¡ alcruísta.s es distribuir, cerno W•:, Jf^MsTV"»* '
los príncipes solteros» el retrato,-urbi et orbi y di- ffijjj№^.;j^v№*fc* ,r ;

vulgar la vera efigies raPtodas tas direcciones de \V «j¡¿' ^J^ÍÉ^


la rosa d e los vientos, ¡máxime cuando so tiene un ^Vi^BH^ » ' <-
rostro tan agraciado c a n o mi rostro, una mirada tan ¿rr•"4-SBc¿
4
dulce como mi mirada y un gesto tan atrayente como . ^J^Ü^f ^ t¡
mi gesto? ' i i V ^ V s ^
• ¿Se me objetará, por ventura, que en el caso ¿É^^^Jsk^ .-Í£??Í*.
1
' pertinente' la reproducción fotográfica de mi tipo va C^V^f^T^^ff • •
á poder de otros acaso t a í necesítalos como yo de los ' Wffir . .^¿^^^ •
mimos y amimfflii de la fortuna? [Valiente razónl Elfe •JLWíi^l v-^
sena valedera p a los que sólo admiten como ley de la }zz^-ty$f
vida la lucha por la existencia, y no para los que, como el l i - f ' ^ A 7 ^'"^11
que suscribe, creen en la solidaridad humana, en la compa- % W\l^J^u^Xn^/f
m
sión al prójimo, en la fraternidad en la desgracia y en la y f^'1^¿r^¿^\Ar
verdad popular de que un lobo á otro no se muerden. )¿~Á¿¿ j*t *?]S*Z
Por lo que se refiere á mis rarezas y á mis rasgos ^W^^^U^/yt^ '
etológicos, le aconsejo como Don Quijote á Sancho en la *&^¡if? 'v¡¡~^
celebérrima aventura de los batanes, que lo mejor es no i* ^..^x.—7^
meneallo. Deje V. en paz mis casos y mis cosas, que á nada ^ sfy . jj£
conducen ni a nadie pueden interesar.
Pero observo que la risa rabeliana no sienta á mi rostro. ^ ¿
Gwynplaine se esforzaba por borrar su incurable sonrisa, esculpida #
en su faz, ocultándola bajo el velo sombrío de su alma. Yo, que no ÁÍ'
tengo la fuerza de voluntad de el hombre que ríe, no puedo revestir
mis tristezas con el traje bufonesco del arlequín. y'• .
He franqueado la linea divisoria que marca el linde donde V/
termina el ensueño de la juventud y donde principia el desengaño brutal V /
de la edad viril. En mi frente resplandecen de consuno los últimos <«
toques de luz de la alborada y las piimeras medias tintas del ocaso.
H e pasado el meridiano de la ilusión: columbro el poniente; á penas si
distingo, en una lontananza borrosa, los apagados resplandores de mi orto. Cruzado
pensamiento he ido en busca de la luz á. las regiones de la fantasía y de la cienei;
he regresado con el alma abrumada de congojas y decepciones, marchita la fe, exhau
las fuentes del sentir, decaídas las vitales fuerzas, cayendo, como el Cristo de la Fas
bajo el peso enorme de mi cruz.
c Quiere V. conocer mi espíritu?.—Pues el, como el MeCstófeles de Coete, es*?/ espi
que niega. No tiene el escepticismo socarrón de Montaigne, ni la duda enfermiza de Pa-
ñi el egoísmo mundano de La Rochefoucauld. Tiene de la amarga filosofía de Leopard
negación completa y absoluta, y de la poética irreligiosidad de S belley, la honrada sinc
dad de sus convicciones.
¿Quiere V. saber á lo que aspiro?.—Nada más que, como Tleine, á ser un b
soldado en la lucha de la emancipación universal.

C O L M O S
El de un poeta pobre: calentarse los pies en invierno, con el fuec;o de su inspiración
El de uno de buenos pulmones: apagar de un soplido la luz de la existencia.
El de una tijera: cortar las uñas de la pesada mano de la lógica.
El de un doméstico: hacer el cocido con el fuego divino.
El de cualquiera: comerse á besos una moza bonita.
El de estos gobiernos: hacer cumplir y cumplir con la Constitución,—ó lo que
mejor: hacer buena gobernación,—que sería el mayor colmo visto. P, \V B. A
s^ìkV^4, I ivi v m h

PAM* Ml FKATBMNA.L AMIGO

MANUEL SOLSONA Y FLORES.

La
crencli a

Cuando brinda un 'beso, parece que brinda


En sus rojos labios una roja guinda;

Y entonces su cutís semeja albo velo f/J


Cubriendo montones de rosas del cielo

Con frescos perfumes la verde floresta


La envuelve en las horas de tórrida s i esta,

Cuando en las frondosas gloríelas me aguarda iM

lì escindo los IM tff/i a f t arda

¿Si vteraü cual fluye su gracia andaluza,


Cuaul'j Ut s i' \JÌ Cl M •Vit*' aI f !( *nielas ^rii ci ^
r

f>
¡No hag o en hi regista, n) qiuen la a»asaltéI
Orgía
Pa>>< iro de ¡ore» querub,
/Vu cìterpo es ve e?tatua.) df malvuoi de Paros À'
eue gratuit* ajjc muy V'udes* muy t
A m alma le fo-<ma7ijí¿alvarios de lui

V
e?
ÒJlu
1
V
f
LA CARCATADA

C O N F E S I Ó N

I vi i^c '. iii.f


.it N
"^Slii" Tendré la dicha, ó mejor dici
^&~&k fortuna de que te hayas ena
do de ini? Que quieras tenerme
tu lado?.*. Ave Martittwco que tei esca n -
dalizaj y pon^f ojos de gallo asustad o. al
obseryar, tú mi cajjÉSpnigo, et despar
con que de buetuÉK á primeras y sin ai
ciarwj;,?^ J » j scc ;> sabido agua vá, te es
X tales preguntas, que á decir verdad y
gándoias según los ritos de los cánooe
la moderna orgaiiakáón social, poco ;
nan en aoftafèk'ìei honor de una \i
syltera como yo V a n i i hombrel desa-
rruga el ceno y no me mires asi, ¡¿ue te
pareces demasiado á un escrupuloso padre
de fòuj&i casadera cuando inquiere las
intenciones y el fin con que uu i
diente se introduce en su morada
Aunque algo traviesa,—consecuencias de una educación británica, s
ingenua y niña de lo que tú puedas figurarte; y si penetro en tu casa, sin anuncia/me
previamente con los repiqueteos del llamador, es con la intención, muy casta pof
cierto de pilar ¿a pava contigo, solo una vez por semana, (y esto, bien entendí i
siempre que tú lo quieras, que con hacerme un desaire al fin del mes, ya puedes estar
seguro, que nunca más volveré á requerirte amores.)

DEFINICIONES ILUSTRADAS

ADMINISTRACIÓN ACROBATA
l a CARCAJADA
A N O 1 OTRO AN MAS.... LOS MISMOS!

i s

IVI

11

i.Jt
J

C
IO LA CARCAJADA

Como ves, mis intenciones no pueden


ser mejores y en cuanto á los.fines, algu-
nos podría citarte, si es que satoes dirijir-
me. V. g: primer fin: envíame á que enta-
ble conversación con tu suegra (si la tienes,
que no te la deseo) y sacarás una conse-
cuencia...; mándame distraer á tu mujer....
y el resultado caerá por su propio peso... al J O
menos tú quedas libre y á buen entende-
dor....; á calmar los chillidos del bebé, con
las figuritas, monadas y monitos con que
siempre he de venir adornada; que á todo
eso y á aínda maís me prestaré gustosa,
que más que una dragona, para tí seré
una amiga impagable, (esto te lo digo en
sentido figurado, pues al fin de mes me
has de dar $ 0.60 para mis trajes) cuyo
mayor mérito y no pequeño por cierto,
será el de hablar solamente cuando tú lo
quieras y con quien lo quieras.
Confiesa, que solo por estas cuatro cosas haría mérito para tu amistad
eterna.
ítem más, soy muy alegre y me creo pizpireta: curiosa como mujer bonita y muy
d?da á reírme.... de todo lo ridiculo, tanto, que desde luego te garanto que no has de
gusto
muchos
juegan con sus concie asombran á los
más concienzudos: de literatura, ciencias, artes, mecánica, física, balística, y hasta
bolística... porque á seguir el rumbo de las otras, de vez en cuando, te haré comulgar
con ruedas de molino, haciéndote ver lo negro blanco; de teatros y de carreras, de
on fin, de todo lo que tú desees, con el aditamento risueño, de que te presentaré las
bellezas uruguayas (á mi gusto), á los artistas, literatos, músicos, pintores, etc., más
distinguidos y te llamaré la atención con algún cuento vivo, con ó sin viveza, según
se me ocurra, y otras cosas que no te digo por tener la garganta seca (1) y que con
el tiempo tú las verás sin necesidad de que te lai indique, en fin, para terminar, te
digo que he de darte la lata por dos horas cuando menos.
Te advierto que peco de coqueta y dragoneadora incansable, ¡quién no la es hoy
en día!... casi tanto, como el jovencito amigo Platero lo es entre los jóvenes de la créme:
y ya comprenderás que con este mi geniecillo, mucho me ha de agradar salir muy
•«ido
Carlos Mar-
j 1 Francisco
Piquet, Javier de Viana, Mariano C Berro, Luis Maeso, Miguel J
Perez, Jose Pages y Ortiz y Aurelio Giménez, vencidos por mi pertinaz dragoneo
uimenez, vencióos
nociendo mi innata coquetería, se encargarán como galantes caballeros que son,
bsequiarine de continuo con filigramas de subido valor artístico.
I Aunque rae repruebes por ello, no debo
ocultarte qne soy también un poco pere-
zosa: poco me ocupo de los labores Je mi
sexo, no sé ni cortar un vestido, y nunca
he tocado, no toco, ni tocaré las tijeras.
Lo que algo me agrada,—que algo en la
vida ha de haber que guste—es manejar
la aguja, pero no para dar puntadas, sino
para sacudir pinchazos, al que con su con-
ducta, alcance á irritar mis nervio* que de
puro nerviosa, soy neurasténica casi.
Tal vez ó sin el tal vez, hoy me notes
un si no es un poco pálida, medio tímida y
bastante turbada; más no debes olvidar
amable aftiigo, que ésta no solo es la primera
visita que te hago, sino también, que es la
if

Esto léase mas.


LA CARCAJADA

primera ocasÍH^í|p que mis progenitores me dejan salir á corr' ' r por el mundo, tan sola,
f

como solo salió el caballero de la Triste Figura en su primera salida, á pesar que yo como
él, hago mi primer campaña, acompañada por un mundo de ilusiones. Con el tiempo,
cuando e m p i e z e á conocerte|j|fondM á fondo comprenda tu carácter y las predilecciones
de tu gusto; cuando alternando con damas m u distinguidas é ilustradas que é s t a , tu joven
amiguita, conquiste el aplomo y savoir/aire que solo el tiempo nos puede dar, entonces, no
,0 dudeSj me comprometo y te rjeometo el sei audaz como ninguna y segura como la
mensualidad que me puedas adeudar.
Por otra p a r t e , repara que nosotras las hijas de padres jóvenes, unas nacemos raquiti-
cas , dejando de vivir ;il mes de nuestra existencia v otras por risueño contraste admiran
muy ¡Monto á t-'.los, ppr su Salud \ riqueza.
Espero contarme entre estas últimas, pues bien sé que tú no serás tan grosero para
rechazarme, máxime, sabiendo que está en tí, en gran parte el conseguir_que viva.
Hablando de todo un poco, como por-
tera charlatana, me pregunto que tal vez mi
nombre te haya parecido algo... y estoy por
manifestarte bastante pretencioso. ' ' ^ 4 .^C%
La Carcajada!—dirás tú, al leerme,— ( ^ ^ ¡ l ^ ^ f e ^
hoy, á lo menos, nada has hecho ni dicho
que pueda confirmar tu nombre....
Poco á poco, mío caro, aclaremos las Vf

cosas y pongámoslas en su verdadero lugar.


Mis padres al darme el nombre de L A
CARCAJADA, no pensaron en la risa franca y
alegre que provoca un chiste de buena ley
ó un cosquilleo en los flancos, nada de eso:
pensaron en la carcajada, que hiere y re-
prueba; que ridiculiza y escarnece. Me
llamaron así, queriendo expresar no el fin
que persigo, sino el medio de que me valgo
para satirizar lo que á mi juicio sea conde-
nable: para poner en berlina á tanto y tanto
tipo especial, que aunque vaya en ella
desempedrando calles al rodar de su carruaje, más merecía ocupar el sitio de los bucéfalos
que lo arrastran; en fin, para anunciar que mi conducta se inspirará siempre cu la hermosa
inspiración del gran satírico italiano G. Giusti:
ft
Sc con sicuro viso
Tentai piaghe profonde,
Di carila-nelVonde s
Temprai l'ardito ingegno, , • >'».."
E trassi dallo sdegno v • ' .
4
// mesto riso.'' * . •- • ^
Una cita poetica y en ci melodioso idioma del divino Dante, era Io ultimo que podía
hacer para que tuvieras razón en tildarme de verdadera papa^aita y como no quiero
merecer ni en broma tan hermoso epíteto para aquellos que digan paparruchas, pongo
punto final y basta....
Hasta el próximo lunes si es que me quieres. LA CARCAJADA.
P R E O C U P A C I O N E S
(FOTOGRAFÍAS SIN INTFNC1ÓN)

í
T 7 2sT IsA. O 25 O P B E S X J M I D O

EPINll LO, como familiarmente llaman sus amigos al conocido joven José X X X,
sí por las ausencias y presencias elogiosas que los miembros de su
:cn de su talento y prepará< ion literaria se ha creído ^n puridad que
su cráneo, encierra abundante y rica masa gris, como para asombrar á sus contempo-
ráneos, y distribuyela á destajo en* forma de artículos de diarios, nov.elitas, zarzuelas
Oro en bruto y Schetzos.
Y'el mundo, que de por sí es mal intencionado, que' lee los productos de SU
intelecto, ya por saber el mote cariñoso de José X X X,—ó quizás por intuición,—
LA CARCA [ADA

cosa que no es del caso averiguar,—agrega un alias, seguí


clámente á la firma que pone al pié de las mismas,
escribiendo, con ó sin razón: Pepinillo literario.
Pero Pepinillo, á pesar de sus estruendosos triunfos...
en familia, no está contento de su suerte....—¡Qué diablos!
dice, mis artículos se publican en la hoja periódica de
más circulación en la República; ayer por ejemplo me
han leído 13721 personas, que es el numero de ejem-
plares vendidos, según el anuncio de la primera página
del mismo diario y sin embargo, nadie me conoce como
escritor.... si 86 exceptúan mis pariera'es.—Cada ve» estoy
más convencido—añade Pepinillo—de que el bombo es
el padre de la gloria, así que no sería mala idea, la de
publicar mi retrato en alguna publicación ilustrada, con
el aditamento de «-conocido escritor uruguayo.*
Y Pepinillo busca á un buen editor que no encuen-
tra, por el hecho de que no hay tonto que se meta á
editor y perdida esa esperanza, se dedica á meter ba-
rullo. *>
Dccídese á pavonearse en el teatro, metiendo ruido
con las sillas al sentarse y haciendo esto, en posturas
displicentes, que él considera arrogantes, por lo nuevas y
curiosas, y llama la atención del público, haciéndose notar por sus ademanes y pala-
bras pronunciadas en voz alta.
Q atención,—piensa
Pepinillo,—es seguro y más de uno ha de
preguntar al verme:
Quién seni aquel joven que está en
el antepecho de aquel palco?
Y algún comedido,—prosigue pensan-
do, que de comedidos está lleno el mun-
do, se encargará de decir:
—Aquel?.... Pues es el inteligente joven
J«>sé X X X .
Ahí—añadirá su» preguntí
es el que escribe tan bonitos artículos
en t Las * *
El mismo,—ha de responder el otro.
Tenia sumo interés en conocerle,
volverá á decir el que ha preguntado por
raí,—y aquí paz y después .gloria, que de
seguro y de esa manera, todo el mundo me conocerá y ha de buscar mi amistad y seré
tan popular como el literato de más fama del país.
Pero el modesto Pepinillo, cree que pursje ser un rozagante pepino, y no se con-
suela con esos triunfos.... inéditos. Tiene 18 abriles y afguye que otros á su edad,
todavía están en andadores y él, ya puede codearse sin temor con los más copetudos
en materia literaria.
Victor Hugo—dice—Larra, Lamartine,
Espronceda, Dumas y mil otros de idéntica
prosopopeya ,cuando tuvieron mi edad, que yo
sepa, nada aún habían producido para ser
nombrados como literatos, y yo, á los diez y
ocho am»s, puedo enorgullccerme de tal y
V tengo sobrados m o t i v o s para alternar en ti e la
inteligente pléyade de l«*s escritores de mi
patria. Andando pues el tiempo, prosiguiendi >
con labor la burilación de mi estilo, cuondo
tenga yo treinta años,.... hulffsss!,... quién será
quién, que se atreva á pisarme el poncho?
Y esa misma argumentación, que á no
ir acompañada por el galante ofrecimiento de
chops y 9coñags,
1 \ f
parecería •
en extremo ridícu-
pétasela que empiezan
•<1"

piove «îi divin«» garbi i andaluz;


V eti mejilla d< nli-ft y *r:ina
Vierte perfumen, f rencura* roana,
V BOU PUK о)ов (Í4- un verde-lu».
14 LA CARCAJADA

conocerle como á un dragonendor de las musas,—que se la aceptan, tratando por


medio de sonrisas y nuevas argumentaciones, de confirr 4a verdad que encierran sus
palabras. '¿ . .
Con todo esto y mil preocupaciones más que se le ocurren, ha concluido Pepi-
nillo por chiflarse, hasta el extremo de que hace un mes concurrió al despacho de un cono-
cido escritor, para que le examinase y le diera
una opinión sobre su talento.
El escritor, sabiendo que los locos se
curan hablándoles de su locura, y defendiendo
lo que el alienado se figura en su mente enferma
y presumiendo el tema de la chifladura de
Pepinillo, reconocióle talento exhubcrante, pero
falto de burilación y pulidez, cual si se trata
de un hermoso pedazo de oro en bruto;
manifestándole á la vez, que los grandes
hombres han conseguido sobreponerse por su
inteligencia, alimentándose en sus comidas con
la fécula de las patatas.
Desde ese día Pepinillo, compra las papas
por cuartillas, en lugar eje buenos libros como
antes hacía,—y en el desayuno, en el al-
muerzo, en la cena y al acostarse, desayu-
nase, almuerza, come y cena papas, condi-
mentadas de todas formas v maneras.
\ El literato se ha convertido en furioso propagandista de la pomme de terre de
;tin Parmentier. .

Por la infidencia de un amigo, poseedor de la hermosa composición que al pie de estas lineas publica-
mos, hoy podemos ofrecer á nuestros lectores algo de lo mucho bueno de Rodó.
Los deseos de su autor eran conservarla entre sus cosas ignoradas cor eli público,
público. pero, en vista del
mérito de ella, aplaudimos la humilde infidencia de Daniel Martínez Vigil. (Se a os escapó el nombre del
culpable. Pardon!)
A. «t m. m. t »

De pie sobre la escena, desatadi Es un hite de luz que va bordando


En ondas la prolusa cabellera, El tejido impalpable del ensueño.
Alta la cien, radiante la mirada,
Como iovial emoeratriz imwi Y á cada giro de su cuerpo airoso,
Las vueltas del mantón, batiendo el aire,
L'na purpurea flor se abre sangrienta. Semejan el ondear, raudo y glorioso,
Como en copa de ébano, en la cima De un pendón en las justas del donaire.
Del casco negro que su frente ostenta
Y un acerado resplandor anima. En la ficción el arte ha modelado
Su espíritu. Es ficción su vida entera.
Suena s u voz, y en nuestra mente cruza ¡Quién su fingido amor, su amor sona>*l
Como en un dulce sueño, al escucharla En real amor trunsíigurar pudiera^jjJJ
La hechicera visión de la andaluza
Qut imaginó Musset para adorarla'

Cada rayo i j u e obra, atravesando


De sus pestañas por el tui sedeño.
LA CARCAJADA
D E S P U É S DE LA R E V O L U C I Ó N
CUENTO VIVO POR O . A.
I

LA C A RCÁTADA
Ta
i

—Párese y tntregue al punto


É3. Si son naranjas^—(que plancha
las bombas, sino es difunto! adiós doria v adió?; mancha!) •

TARJETERO DE LA CARCAJADA

LECCIÓN qUE HEMOS DE APROVECHAR

AX se sirvió contestar á jna misiva que tuvimos el honor de pasarle pidiéndo-


le honrara La Carra/oda con su Colaboración*
Que debemos responder?—La contestación cae por peso: Transcribir su
:ar ta y manifestarle: Gracias mi!, Sr Tax que muy en cuenta tendremos
%

sus consejos, por cuanto hemos de aprovechar la lección.


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*Hela aquí: ' ; ; V
Señor director de La Carcajada^ don Pedro Bermudez Acevedo.
Estimado amigo: • * .
No es estraño que teniendo yo la costumbre de saludar sin conocer, ( orno
prueba la siguiente anécdota:—el senador Garzón contemplando las ba-
ñistas que descendían del trenvia en la plataforma de la playa de Ramírez, preguntó á su acompa
'Fax
—Quien es Cba señora rubia que saludaste?.
—Esa señora pertenece al grupo de mis relaciones cuyo nombre y domicilio ignoro; . .) no es ex-
#

traño, decía, que me permita llamar amigo á una persona que tan amablemente me saluda acusándose
de ser delincuente de la pasión por las letras, .humorísticas . ,, :

Es en efecto de impresión de regocijo encontrarse con un compatriota en tierra extranjera; y esa


impresión la he recibido yo al enterarme de su tarjeta ilustrada que anuncia nada menos que un diario
humorístico tan en oposición con la tendencia doctrinaria y de prosopopeya de la prensa Uruguaya
El apellido de usted sugiere marcadamente, por Bermú 'ez, atavismos de letras cáusticas y festivas, y
por Acevedo^ brillantez, civismo, probidad.
La carcajada puede ser diabólica como es la que cierra toda situación artificial en que el placer ha
apurado su reino. . ' ^¿
La carcajada de la opinión pública no resuena si el órgano que la produce carece de autoridad rhoral.
Así, pues, las facultades que presumen lus nombres de usted se necesitan todas si el nuevo perió-
dico se presenta ú reírse bien parq tu será el último en reír.
% * \
En materia de periodismo, no se puede reir siempre á carcajadas sin presentarse ileso y sin conti-
u
nuar ileso. / - • f. - • ^ *
La Carcajada es el programa más serio que puede ofrecer un periódico, imponiendo un gran com-
:
promiso á SIÍ d i r e c t o r . ' . . •
La risa, como sanción penal contra lo ridículo y lo falso, vuelvo á decirlo, es privativa de la
austeridad* • v % • ,,*>f /* ** %£.
La risa meramente festiva es como un juego de prendas que entretiene bostezando, pero no corrige,
l>>n mis felicitaciones, y prometiendo á usted concurrir á su deseo, me es grato repetirme afftmo. y S S.
PAX.
PRENSA Á LOS AMIGOS
\ De nía ñera sincera y leal, agradecemos de verdad, las \ \
múltiples manifestaciones que hemos recibido en Y
ocasión del anuncio de la salida de LA CARCAJADA, \
prometiendo que de todas veras, nuestros anhelos se
encaminarán al merecimiento en conciencia, de los
conceptos diversos con que la prensa y amigos,
se han expresado al saludarnos.— LA DIRECCIÓN.

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