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Pregunta 1: El sufrimiento amoroso desde dos perspectivas

El poemario Veinte poemas de amor y una canción desesperada fue publicado por el poeta
y político chileno Ricardo Neftalí Reyes Basoalto o más conocido por el pseudónimo de
Pablo Neruda en 1924. Se considera que este es una obra de tránsito, puesto que, si bien
posee rasgos característicos del modernismo, también plantea imágenes que se alejan de
esta corriente. Por otro lado, el poemario Una esperanza i el mar fue publicado por la poeta
peruana Magda Portal en 1927. El contexto donde se creó la obra era uno de cambios,
reformas sociales, transformaciones, en síntesis, una época de cambio o modernización. A
partir de esto se distinguen rasgos vanguardistas en el poemario mencionado. Por lo tanto,
la siguiente comparación analizará las características distintivas entre un poemario
modernista y uno vanguardista en base, principalmente, al Poema XX y Ausencia,
respectivamente.

Primeramente, el yo poético del Poema XX y el de Ausencia construyen una imagen de una


persona amada. En el primer poemario, el sujeto poético con género masculino en un verso
del Poema XX: “Yo la quise, y a veces ella también me quiso” (Neruda 1958: 195), plantea
al sujeto amado como una “ella”, es decir, bajo el género femenino. Por el contrario, en el
segundo poemario, se deduce que la voz poética es femenina y su persona amada es un
sujeto masculino, lo que se evidencia, por ejemplo, en el título de un poema de la segunda
parte: El viajero de todos los mares. A partir ello, por un lado, el hablante lírico del Poema
XX, con un lenguaje elocuente característico del modernismo, representa el amor en un
sentido pasional donde se resalta el goce sexual e intimidad que, también, está
acompañado por el dolor de la separación, como se observa en los versos: “[…] la tuve
entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. […] Mi alma no se contenta con
haberla perdido” (Neruda 1958: 195-196). Por otro lado, la voz poética de Ausencia,
también, relaciona el amor hacia el sujeto amado con el dolor de su ausencia o el
sentimiento de soledad experimentado por el hablante lírico. Sin embargo, este dolor no
queda únicamente en lo privado o personal, sino que transciende a nivel cósmico como en
los versos: “Solo sé […] que AMO i estoi SOLA i que ha muerto la Tierra” (Portal 1927: 69).

En segundo lugar, tomando en cuenta lo anteriormente señalado, las voces poéticas


establecen relaciones con los amados, respectivamente. Estas relaciones, desde mi
perspectiva, reflejan un sentimiento de dependencia. Por una parte, el hablante lírico del
Veinte poemas de amor y una canción desesperada depende de su amada debido a que
ella es la razón o medio para que su vida tenga sentido y sea llevadera, para él pueda
existir como dice en el verso del Poema XVII: “Pienso […] mi vida antes de ti. Mi vida antes
de nadie, mi áspera vida” (Neruda 1958: 192). Por otra parte, la voz poética de Una
esperanza i el mar, también, depende del amado como se observa en el poema Film
Vermouth, donde este es representado como el guía de la vida del hablante del poema,
aquel que dirige la estabilidad de vida como en una puesta en escena: “Tú eres todo,
ilusionista de mi teatro de guiñol” (Portal 1927: 87). Al observar esta dependencia de los
hablantes líricos, podemos entender el sufrimiento que se percibe en los poemas Ausencia
y Poema XX. En el Poema XX, el hablante sufre por haber perdido a su amada. Además, la
necesidad de la presencia y el amor de la amada es tan inmenso que la busca con
desesperación, él no está conforme con la separación entre él y su amada: “Mi alma no se
contenta con haberla perdido […] mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está
conmigo” (Neruda 1958: 196). Asimismo, el amor que profesa por la amada causa
sufrimiento debido a los recuerdos y, dentro de esos recuerdos, los amantes no eran los
mismo que en el presente, ellos han cambiado. Se intuye que aquel cambio fue la razón de
la separación, además que ello se confirma cuando el hablante del poema señala que ahora
la amada ahora ofrece y disfruta ese amor, que en algún momento lo experimento con el
sujeto hablante, con otra persona: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos […]
Será de otro. Como antes de mis besos” (1958: 196). Por todo este quiebre en la relación
de amor, y después de haber observado las idas y vueltas de los amantes a lo largo de los
poemas anteriores, en este último poema enumerado, el sujeto poético, aunque no puede
aceptarlo por completo, se resigna a que su amor está destinado al fracaso y ya no se
contempla un regreso de la amada, sino que la relación culmina: “mi alma no se contenta
con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los
últimos versos que yo le escribo” (Neruda 1958: 196). En contraste a ello, en Ausencia, si
bien, al igual que en el Poema XX, el dolor es causado por los recuerdos de los momentos
felices que se vivió con el amado, la razón de la ausencia del amado es desconocida, no se
intuye que él no esté por voluntad propia o por otra razón: “[…] frente al espectro de tu
sonrisa que ya es apenas un instante muerto ante tu realidad presente desconocida para
mí” (Portal 1927: 71). En este caso, el sufrimiento de la voz lírica provoca que esta quede
reducida a dolor. Cuando ella menciona “Yo ignoro todo hasta los aletazos de la Tragedia”,
se percibe que este dolor la hizo ignorar su condición y reducirse a solo sufrimiento.
Asimismo, se intuye por la palabra “Tragedia”, escrita con inicial en mayúscula, que esa
ignorancia trasciende, pues su sufrimiento no le permite considerar o fijarse en el dolor
colectivo de la comunidad que la rodea.

Finalmente, como fue mencionado, el dolor experimentado por la voz poética de Ausencia
trasciende a un sufrimiento global. Se puede recordar que, en poemas como Pacific
Stream, ella adquiere la posición de individuo libre en medio de una sociedad atrapada por
la modernidad: “arrinconada está la flor de mis veinte años como una niña de cabellos
largos […] viajeras pálidas ojos anestesiantes hombres que fuman cigarrillos de recuerdo”
(Portal 1927: 15). Además, el hablante del poema se construye como quien llevaría la
libertad: “EN SUS MANOS TRAÍA LA COSTA” (Portal 1927: 15). Si relacionamos la imagen
de Pacific Stream con la de Ausencia, podemos intuir que el sufrimiento se torna global,
debido a que esta voz del poema, quien sería la que les lleve esperanza, al caer en el dolor,
ignora todo y la sociedad atrapada se queda sin la imagen empoderada de quien los guiará
a la libertad. Por ello, se unen tres dolores: el de la voz poética por la ausencia del amado,
el de la sociedad por su condición y el de la sociedad debido a que su guía esperanzador
quedó reducida a sufrimiento. A partir de ello, se percibe una notoria diferencia entre el
Poema XX de Veinte poemas de amor y una canción desesperada y Ausencia de Una
esperanza i el mar. Puesto que el primero nos da a conocer un amor individual reflejado en
un sufrimiento personal que queda en el hablante poético y es descrito con un lenguaje
elocuente, elevado y comparaciones con la naturaleza, al estilo del romanticismo, mientras
que el segundo nos presenta un dolor, que, si bien es personal, también, afecta
globalmente puesto que la misma voz poética constituye un rol importante en la liberación
social. Por ello, se percibe una combinación del ámbito personal del sujeto como del
político, situación que no se ajusta al común pensamiento al que sí está alineado el Poema
XX.

En síntesis, en ambos poemarios analizados, a partir de un poema representativo de cada


uno, los hablantes poéticos presentan imágenes de un amado y una amada a quienes
dependen, uno para conocerse y que su vida tenga sentido y el otro para ser rescatada de
la ignorancia y el sufrimiento al que había quedado reducida. Sin embargo, el sufrimiento
que puede causar la ausencia de estos seres amados tiene un impacto diferenciado en
cada poemario. En el primero, el efecto es, únicamente, individual y quiebra la relación de
amor entre la voz poética y la persona amada. Mientras que, en el segundo, el efecto
trasciende de lo individual a lo colectivo, por lo que se intuye que se eleva a un aspecto
político.
Bibliografía:

NERUDA, Pablo
1958 Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Lima: Editorial Latinoamericana

PORTAL, Magda
1927 Una esperanza i el mar. Lima: Minerva.

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