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Otra Economía, 10(19):241-252, julio-diciembre 2016

Unisinos - doi: 10.4013/otra.2016.1019.10

Las concepciones de bienestar y el consumo. Un análisis


bibliográfico desde la economía civil y las ciencias sociales

The conceptions of welfare and the consumption. A literature


review based on the civil economy and social sciences

Juan F. Mejia-Giraldo1
felipe.mejia@upb.edu.co

Resumen. El modelo de bienestar, planteado desde Abstract. The welfare model proposed from moder-
la Modernidad, se basa en una racionalidad positi- nity is based on a positivist rationality of material
vista de acumulación material y de adaptación del accumulation and adaptation of the world accord-
mundo según criterios de eficiencia y hedonismo ing to standards of efficiency and anthropocentric
antropocéntricos. Es por esto que para plantear hedonism. For that reason, in order to propose other
otras formas de consumo más sustentables es ne- forms of more sustainable consumption it is neces-
cesario establecer nuevos parámetros de bienestar sary to establish new parameters of wellness on the
desde lo que se ha denominado como estilos de basis of what has been called lifestyles, a situation
vida, situación que desde la lógica capitalista del
that from the capitalist logic of total good does not
bien total no parece posible, por tanto, requiere una
seem possible and, therefore, requires a thoughtful,
posición reflexiva mucho más activa de los consu-
much more active position of the consumer-citizens.
midores-ciudadanos. En este sentido, el presente
In this sense, this paper discusses, from an interdis-
artículo pretende discutir, a partir de una revisión
bibliográfica interdisciplinar fundamentada en el ciplinary literature review based on the paradigm
paradigma de la economía civil, el impacto que tie- of civil economy, the impact of the conceptions of
nen las concepciones de bienestar como factor de- welfare as a determining factor in the consumption
terminante en el proceso de consumo, a partir del process, on the basis of the economic principle of
principio económico de la reciprocidad. reciprocity.

Palabras clave: bienestar, consumo, felicidad, civili- Keywords: welfare, consumption, happiness, civili-
zación, libertad, reciprocidad. zation, freedom, reciprocity.

Introducción ción del mundo según criterios de eficiencia y


hedonismo antropocéntricos, por lo cual este
El bienestar se ha ido configurando como modelo sujeto-objeto plantea que todo lo que
un ideal humano que se ha presentado en existe en el mundo está para el disfrute huma-
forma de objetivo social a partir de diversos no como medio para su bienestar, establecien-
criterios de lo que históricamente se ha con- do una relación instrumental del hombre con
sensuado como una vida buena. El modelo de la naturaleza y con los demás seres humanos.
bienestar planteado desde la Modernidad, en En este sentido, en el presente artículo se
particular, se basa en una racionalidad posi- realiza un análisis acerca de las concepciones
tivista de acumulación material y de adapta- de bienestar como factor determinante del

1
Universidad Pontificia Bolivariana. Circular 1, nº 70-01, bloque 7, piso 2, Of. 213, Medellín, Colombia.

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Las concepciones de bienestar y el consumo

proceso de consumo, para lo cual se abordó propio de la lógica económica conocido como
el tema a partir de una revisión bibliográfica reciprocidad. Según Crivelli (2003), la reci-
de referentes desde la llamada economía civil procidad emerge como una norma social que
con el apoyo interdisciplinar de otras ciencias condiciona el comportamiento de muchas
sociales. La economía civil fundamenta su personas y como una regla que es capaz de
reflexión en una racionalidad diferente en la promover relaciones de colaboración, “con un
relación producción-consumo, basada en un consecuente aumento del bienestar colectivo
giro antropológico en la economía que pugna sobre todo en situaciones en las que es impen-
por el retorno de la relacionalidad, con base en sable o imposible el recurso a un vínculo con-
“la necesidad de dar cabida a un nuevo para- tractual” (Crivelli, 2003, p. 33).
digma hermenéutico –el relacional– capaz de En este orden de ideas, el presente artículo
superar las aporías de los paradigmas holista aborda en primera instancia la configuración
e individualista” (Zamagni, 2013, p. 63). La ra- de un modelo de bienestar hegemónico y ho-
cionalidad que plantea la economía civil no es mogéneo en apariencia, el cual es cuestionado,
la del intercambio de equivalentes, sino la de también en apariencia, por el ideal de libertad
la reciprocidad. que sí mismo profesa, lo cual es analizado en
Es oportuno anotar que este rastreo hace segunda instancia en el texto. Por último, en el
parte de la elaboración de un estado del arte so- artículo se aborda una distinción entre los con-
bre las motivaciones de consumo y promoción ceptos de utilidad y de felicidad, comúnmente
de productos, el cual se enmarca en un proyec- asociados con el bienestar, y que plantean nue-
to de grado doctoral en Ciencias Sociales que vas relaciones de consumo más allá del tradi-
actualmente el autor se encuentra desarrollan- cional intercambio de equivalentes.
do. El bienestar, asociado con el consumo, se
puede entender como un motivante o como El modelo de bienestar moderno
una consecuencia, el cual se materializa en los
estilos de vida que asumen los consumidores y Sloterdijk (2009) plantea que, ante el pre-
que son aprovechados por las organizaciones maturo nacimiento biológico del ser huma-
para ofertar productos y servicios acordes con no, la madre o la sociedad moderna asumen
estos. Sin embargo, en la actualidad, las or- un rol de protección y de cuidado de este ser,
ganizaciones han venido aplicando para esto todavía vulnerable, por medio de mimos: “El
estrategias de mercadeo que han nombrado antinaturalismo del proceso de civilización se
como relacionales, en las cuales se busca vin- funda en la metaforización de la maternidad:
cular a los consumidores con las marcas que es el sustituto de la fuerza de madre en acción”
promocionan a partir de estos diversos estilos (Sloterdijk, 2009, p. 569). Bajo esta premisa, lo
de vida que con el tiempo se configuran como que plantea Sloterdijk es que el ser moderno
tendencias aprovechables en clave de merca- es un ser de lujo que, por medio de la cultu-
do. Al respecto Lipovetsky (2007) plantea que ra, construye un escenario de bienestar que lo
el objetivo del modelo actual de la publicidad, protege ante sus vulnerabilidades biológicas,
a diferencia del clásico que suponía una re- como si el ser humano entrara desde su naci-
petición de mensajes exaltando los beneficios miento en una contradicción entre lo natural y
funcionales o psicológicos de los productos/ lo cultural:
servicios y donde el sujeto era pasivo, es “esta-
blecer una relación de connivencia, jugar con El escándalo de la existencia de Fausto tiene,
el público, hacerle partícipe de un sistema de pues, un nombre: desmesura con el bienestar.
valores, crear una proximidad emocional o un Dirige la ruptura abierta con las viejas tradi-
vínculo de complicidad” (Lipovetsky, 2007, ciones articuladas por las ideas de sophrosýne y
p. 173). Esta participación voluntaria, aunque moderatio. Si existe un pecado faústico se trata
del pecado constitutivo de la Era Moderna, en
motivada, es vista por Chul Han (2014) como
tanto en cuanto ésta consiste en una ruptura con
un poder inteligente que se ajusta a la psique
el sistema de los viejos módulos europeos. Con
en lugar de disciplinarla: “No nos impone nin- ella comienza no sólo la infiltración de un anhelo
gún silencio. Al contrario: nos exige compartir, infinito en circunstancias finitas, sino también la
participar, comunicar nuestras opiniones, ne- des-limitación práctica del tráfico y el consumo
cesidades, deseos y preferencias; esto es, con- (Sloterdijk, 2009, p. 597).
tar nuestra vida” (Chul Han, 2014, p. 29).
Esta nueva posición de los consumido- Desde esta concepción lineal del tiempo, la
res antes descrita semeja un comportamiento civilización es comprendida como un proce-

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so de mejoría constante de las condiciones de relación con esta racionalidad afecte las con-
vida, un progreso técnico-científico artificial cepciones de vida y por ende las decisiones
que le permite al ser humano libre, y por tanto de consumo de los seres humanos, seres cul-
racional, satisfacer de mejor forma en términos turales y consecuentemente simbólicos, cuya
de confort sus necesidades, bajo el paradigma relación con el mundo históricamente ha sido
de maximizar sus beneficios y motivado solo mediada por objetos que le permiten una
por su propio interés. Piketty (2014) señala mayor eficiencia y confort, pero también una
que “es evidente que las condiciones materia- mayor dependencia. Bruni (2010) plantea que
les de existencia mejoraron de manera espec- bajo este modelo productivista y acumulativo
tacular desde la Revolución industrial, lo que es imposible alcanzar un estado de bienestar
permitió a los habitantes del planeta una me- final, debido a que “los aumentos de confort
jor alimentación, ropa, transporte, acceso a la son absorbidos, después de un tiempo más o
información, atención médica, y así sucesiva- menos breve, casi completamente. Por lo tan-
mente” (Piketty, 2014, p. 106). Estas condicio- to, estos efectos determinan una ‘destrucción
nes materiales mejoraron, según Piketty, debi- de riqueza’ o, mejor, un uso no eficiente de la
do a un aumento en la capacidad adquisitiva misma” (Bruni, 2010, p. 114-115).
promedio de la población y por la reducción A partir de la conciencia cada vez más ge-
de precios; a su vez, se presentaron debido a la neralizada de tal situación, en el último tiem-
aparición de nuevos bienes: po han surgido propuestas alternativas a este
modelo que han esbozado opciones de consu-
[…] no hay ninguna duda de que el crecimien- mo más sustentables, como las planteadas en
to económico permitió una considerable mejora Latinoamérica bajo el concepto del Buen Vivir.
en las condiciones de vida a largo plazo y, se-
Vanhulst y Beling (2013) señalan que el Buen
gún las mejores estimaciones disponibles, una
multiplicación por más de 10 del ingreso pro-
Vivir sintoniza con otros discursos que tienen
medio a nivel mundial entre 1700 y 2012 (de como fin la transformación del modelo cultu-
70 a 760 euros por mes), y por más de 20 en los ral dominante y los patrones de producción
países más ricos (de 100 a 2500 euros por mes) y de consumo que lo integran, buscando dar
(Piketty, 2014, p. 110). respuesta a imperativos de sustentabilidad de
los que emerja un nuevo modelo transcultural.
Esta perspectiva de progreso es la que his- Sin embargo, y a pesar de lo interesante de
tóricamente ha legitimado a la noción de de- estas propuestas alternativas que son inspira-
sarrollo propia de los procesos de moderniza- das en prácticas ancestrales y no occidentales,
ción, que desde lo material puede haber tenido es clave comprender que su apropiación debe
efectos si se quiere positivos, como el aumento darse de manera consensuada y jamás im-
de la esperanza de vida, el descenso de las ta- puesta, para lo cual debe transformarse la base
sas de mortalidad y otras variantes referidas a de valores que la evaluarían. Max-Neef et al.
lo que se conoce como aumento de la calidad (1986) señalan que un desarrollo que propenda
de vida, “Pero es imposible olvidar que para el por la satisfacción de las necesidades humanas
logro de estas mejoras, el sistema utilizado ha no puede plantearse desde “arriba” ni impo-
sido el de la explotación de una clase social so- nerse por ley, únicamente puede surgir de las
bre otra en conjunción con el de la explotación acciones y aspiraciones de la conciencia crítica
de la naturaleza” (Galafassi, 2004, p. 28). y creativa de los propios actores humanos, por
Chul Han (2012), en relación con lo que lo cual es muy complejo imponer determinado
define como “sociedad del cansancio”, se- tipo de bienestar, porque toda visión de este
ñala que, en el ser humano de rendimiento, ideal estará influenciada por diversos factores
“La preocupación por la buena vida, que im- culturales. Al respecto, Lipovetsky (2007) in-
plica también una convivencia exitosa, cede dica que “es inadmisible la idea de que quie-
progresivamente a una preocupación por ra redefinir de arriba abajo la buena vida en
la supervivencia” (Chul Han, 2012, p. 34) y lo que concierne a las necesidades humanas.
añade que “A la vida desnuda, convertida en Querer realizar la felicidad de los individuos a
algo totalmente efímero, se reacciona justo pesar suyo sólo puede tener efectos calamito-
con mecanismos como la hiperactividad, la sos” (Lipovetsky, 2007, p. 332).
histeria del trabajo y la producción. También En este sentido, es evidente que para plan-
la actual aceleración está ligada a esa falta de tear otras formas de consumo más sustenta-
Ser” (Chul Han, 2012, p. 48). Es comprensible bles es necesario establecer nuevos parámetros
entonces que la cultura que se configura en de bienestar desde lo que se ha denominado

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Las concepciones de bienestar y el consumo

como estilos de vida (valores sociales), situa- valores de la diversidad cultural, los potenciales
ción que desde la lógica capitalista del bien to- de la naturaleza, la equidad y la democracia,
tal no parece posible y que por tanto requiere como valores que sustenten la convivencia so-
de una posición reflexiva mucho más activa cial, y como principios de una nueva racionali-
dad productiva, sintónica con los propósitos de la
de los consumidores-ciudadanos, con el fin
sustentabilidad. Para ello es necesario dilucidar
de que tal cambio emerja desde abajo y des- los principios que fundan y los retos que plantea
de la discusión social y no se imponga desde la construcción de una racionalidad ambiental
arriba a partir de supuestos de superioridad (Leff, 2004, p. 185).
moral, bien intencionados, pero pocas veces
bien apropiados por una sociedad adaptada y Estos llamados de atención para la formu-
aconductada a formas de vida determinadas. lación de otros modelos de desarrollo o alter-
Al respecto, Max-Neef et al. (1986) plantean: nativos al mismo, y por ende de bienestar,
buscan sensibilizar al ser humano acerca de su
A una lógica económica, heredada de la razón impacto en el mundo a largo plazo, en la me-
instrumental que impregna la cultura moderna, dida en que, como lo plantea Roegen (2007),
es preciso oponer una ética del bienestar. Al feti- “La carrera del desarrollo económico, que es
chismo de las cifras debe oponerse el desarrollo de
el sello de la civilización moderna, no deja du-
las personas. Al manejo vertical por parte del Es-
tado y a la explotación de unos grupos por otros das acerca de la incapacidad del hombre para
hay que oponer la gestación de voluntades socia- mirar hacia adelante” (Roegen, 2007, p. 50-51).
les que aspiran a la participación, a la autonomía Este autor afirma que el ser humano en esta
y a una utilización más equitativa de los recursos carrera por el progreso se ha hecho “adicto a
disponibles (Max-Neef et al., 1986, p. 62). los lujos industriales. Es como si la especie hu-
mana pareciera decidida a llevar una vida cor-
En esta línea, Cortina (2002) propone un ta pero extravagante” (Roegen, 2007, p. 50-51).
modelo de crecimiento cualitativo, teniendo Según Lipovetsky (2007, p. 7), “el vivir me-
en cuenta que es inevitable promover el con- jor se ha convertido en una pasión de masas,
sumo compulsivo por cualquier medio, si el en el objetivo supremo de las sociedades de-
consumo de mercancías, en vez de dirigirse mocráticas, en un ideal proclamado a los cua-
a capacitar a los seres humanos, tenga como tro vientos”, por lo cual cada vez más el ser hu-
fin crear crecimiento económico y puestos de mano valida la producción de nuevos objetos
trabajo. De igual forma, Larrea y Greene (2015, como mejores maximizadores de bienestar, lo
p. 55) señalan que “urge repensar el modelo que genera, por obvias razones, una cada vez
mismo, en el cual el problema no es la pobre- mayor dependencia a estos nuevos objetos, y
za, sino la riqueza y la acumulación”. Acosta su relación con la calidad de vida, así como un
y Cajas (2015) afirman lo siguiente al respecto: impacto ambiental en aumento.

En respuesta, se requiere plantear una crítica Es a través de la creciente producción de miem-


tendiente a superar la idea convencional de ‘pro- bros separables más poderosos, rápidos y afilados,
greso’ y su consecuencia dominadora: el ‘desa- como la especie humana se ha convertido en lo
rrollo’, con todas sus propuestas de corrección que somos en la actualidad y lo que seremos tam-
instrumental, siempre enmarcadas en la lógica bién en el futuro. El desarrollo económico no es
capitalista. El objetivo es pensar en un mundo otra cosa sino la extensión de la evolución bio-
diferente y superar al capitalismo y a todas las lógica. Pero no debemos dejar de mencionar que
visiones antropocéntricas que de él se alimentan la evolución exosomática fue posible sólo por la
(Acosta y Cajas, 2015, p. 134). evolución biológica paralela del cerebro humano.
Las dos formas son en realidad un tándem, siendo
En consonancia con estas premisas, Leff ésta una de las razones por las que la naturaleza
(2004) resalta la importancia de plantear otra de la evolución exosomática es tan afín a la biolo-
racionalidad, en vista de la incapacidad del gía (Roegen, 2007, p. 56).
mercado, la norma ecológica, la moral con-
servacionista y las soluciones tecnológicas de Cortina (2002) señala que se esperaría que el
revertir la degradación del planeta, la concen- aumento de bienestar en el consumidor hiciera
tración del poder y la desigualdad social que que disminuyera la urgencia por crear nuevos
genera la racionalidad económica tradicional. bienes de consumo, pero que esto es evidente
que no ocurre debido a que, “Mientras que la
[…] entonces es necesario plantearse la posibi- utilidad marginal de un producto declina, la
lidad de otra racionalidad, capaz de integrar los de los bienes en general y el ingreso en dinero

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se contemplan como constantes: nunca existe clasificado, discontinuo, relativamente coherente


el concepto de “lo suficiente”, nunca existe el de los productos en toda su positividad. No hay
concepto de ‘bastante’” (Cortina, 2002, p. 127). interacción, sino más bien integración forzada
del sistema de las necesidades al sistema de los
En esta carrera inagotable por el bienestar,
productos. Sin duda, el conjunto constituye un
que a lo largo de la historia ha trasegado el ser sistema de significados, y no sólo de satisfacción
humano y que se ha venido acentuando con (Baudrillard, 2010, p. 213).
el advenimiento y consolidación de la Moder-
nidad como estándar de vida mundial, en el Sin embargo, Cortina (2002), sobre este
último tiempo ha surgido una nueva etapa, en asunto, afirma que el consumo pertenece al
la cual el ideal materialista sigue vigente, pero tipo de acciones que pueden ser elegidas libre-
con unas variantes mucho más complejas, mente y que, por lo mismo, pueden ser juzga-
planteando la aparición de diversos modelos das socialmente de forma positiva o negativa,
de bienestar derivados de éste, que incremen- así como debe responder por ellas quien las
tan la incertidumbre de alcanzar por fin un realiza. “Consumir no es la esencia del ser hu-
bienestar final y deseado. Se evidencia, enton- mano, sino un rasgo común a todos los seres
ces, que son los valores sociales, que determi- vivos; consumir de forma humana es el sínto-
nan los patrones de bienestar, los que se deben ma de la libertad, que sí constituye la esencia
revisar para plantear formas de vida, y por de los seres humanos” (Cortina, 2002, p. 32).
ende de consumo, donde se compartan ciertos De igual forma, Sassatelli (2012) plantea que el
criterios comunes de lo que debe ser una vida consumo es una práctica social corriente, pero
buena, valores que establecen modelos civi- de resultado ambivalente, ya que no libera a
lizatorios y que históricamente desde la Mo- los sujetos ni les permite una expresión de li-
dernidad se han asociado con la acumulación bertad absoluta más allá de las reglas sociales,
material y con un principio que se ha tornado pero tampoco es una acción completamente
ambiguo: la libertad. impuesta por el mercado.
En este sentido, como en tantas otras ins-
La libertad de los productos de poder tancias sociales, no es posible desequilibrar
elegir a sus consumidores de manera absoluta la balanza hacia la sobe-
ranía o hacia el sometimiento del consumi-
La libertad, junto con la fraternidad y la dor. Más bien, lo que plantea esta ambivalen-
igualdad, se ha configurado como un ideal cia o mutua dependencia es una discusión de
de la Ilustración moderna que ha sido el fun- fondo frente a la supuesta libertad moderna
damento de grandes revoluciones y cambios que fundamenta tanto la competencia en tér-
sociales, afianzando la relevancia del sujeto- minos de oferta como las múltiples posibili-
racional sobre el colectivo, y asegurando, a dades de elección en sentido de la demanda,
su vez, la importancia social de las acciones teniendo en cuenta que la acción de consumo
particulares. Esta importancia que cobra el humano es cultural (entendiendo lo cultural
sujeto en la Modernidad, como ser libre y res- de forma más amplia a la definición asociada
ponsable por sus actos, trasciende al discurso con lo ilustrado), y que por lo tanto plantea
económico bajo el concepto de la soberanía del formas de relación de las personas consigo
consumidor, posición hegemónica que con el mismas, con los otros y con el entorno, lo que
tiempo es discutida a partir de un supuesto necesariamente genera un juicio moral ante
manipulador, donde el consumidor es rele- las decisiones de consumo individuales.
gado a un lugar de inferioridad en el proceso La construcción de identidad personal a
partir del consumo, para Baudrillard (2010)
económico, cuestionando por tanto la supues-
“ha abierto el abanico inmenso de una libertad
ta libertad que se supondría existe en todo acto
precaria, la última: la de elegir al azar los ob-
de compra de productos o de uso de servicios
jetos que lo distinguirán a uno de los demás”
ofertados por el mercado.
(Baudrillard, 2010, p. 207). Asimismo, para
Lipovetsky (2007), “Lo que impulsa la espiral
En palabras de Baudrillard (2010):
consumista ya no es tanto el deseo de repre-
La compra no tiene nada de cambio libre y vivien- sentación social como el deseo de gobernarse
te. Es una operación predeterminada en la que se a uno mismo, de ampliar la capacidad orga-
enfrentan dos sistemas irreductibles: el mutable, nizadora del individuo” (Lipovetsky, 2007,
incoherente, del individuo (por sus necesidades, p. 47). En palabras de Bauman (2013), “En una so-
sus conflictos, su negatividad) y el codificado, ciedad de consumo, compartir la dependencia

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Las concepciones de bienestar y el consumo

del consumo –la dependencia universal de libertad a partir de acciones como el consumo
comprar– es la conditio sine qua non de toda genera, además de una constante ansiedad en
libertad individual; sobre todo, de la libertad términos de construcción y proyección de una
de ser diferente, de ‘tener identidad’” (Bau- identidad personal adecuada, una relatividad
man, 2013, p. 90). individualizada de los criterios del bienestar y
su consecuente búsqueda frenética y perma-
El régimen neoliberal presupone las emociones nente, así como inalcanzable.
como recursos para incrementar la productividad
y el rendimiento. A partir de un determinado ni- La dialéctica del ser activo […] consiste en que la
vel de producción, la racionalidad, que representa hiperactiva agudización de la actividad transfor-
el medio de la sociedad disciplinaria, topa con sus ma esta última en una hiperpasividad, estado en
límites. La racionalidad se percibe como coacción, el cual uno sigue sin oponer resistencia a cual-
como obstáculo. De repente tiene efectos rígidos e quier impulso e instinto. En lugar de llevar a la
inflexibles. En su lugar entra en escena la emocio- libertad, origina nuevas obligaciones. Es una ilu-
nalidad, que corre paralela al sentimiento de liber- sión pensar que cuánto más activo uno se vuelva,
tad, al libre despliegue de la personalidad. Ser libre más libre es (Chul Han, 2012, p. 54).
significa incluso dejar paso libre a las emociones.
El capitalismo de la emoción se sirve de la libertad.
La promesa de alcanzar un bienestar final
Se celebra la emoción como una expresión de la
subjetividad libre (Chul Han, 2014, p. 71).
disfrazado con los trajes abstractos de la felici-
dad establece unos valores sociales que le im-
En este sentido, la ambivalencia de la liber- ponen al consumidor-ciudadano unas tareas
tad en términos de posición hegemónica del constantes por reafirmar su identidad y su éxi-
consumidor en relación con el mercado cede to social, excluyendo de las mismas, por ob-
su lugar de discusión a una real posibilidad de vias razones, al Estado y a las otras personas,
las personas de expresar su individualidad a configurando un ser humano aisladamente
partir de sus acciones de consumo, motivación responsable de su calidad de vida y por ende
que se configura como principal justificación dependiente de bienes de consumo. Según Za-
para ampliar los márgenes de la libertad ciu- magni (2013), la modernidad ha erosionado el
dadana a la esfera de la adquisición de bienes. fundamento relacional de los valores, los cua-
Baudrillard (2010), sobre este asunto, señala: les han terminado por adquirir una dimensión
cada vez más privada:
Una de las primeras reivindicaciones del hombre
en su acceso al bienestar, es la que se ocupen de Al hacer subjetivos los valores, relegándolos al
sus deseos, de formularlos y de dotarlos de imá- nivel de las preferencias individuales, esta men-
genes ante sus ojos (esto es, o llega a ser, un pro- talidad ha acabado negando o reduciendo la car-
blema en un país socialista). La publicidad cum- ga social que los valores siempre tienen. La idea
ple esta función útil, regresiva, inesencial, pero de libertad como libertad del individuo aislado,
profundamente requerida (Baudrillard, 2010, como libertad de que lo particular sea lo univer-
p. 197-198). sal, ha reducido la libertad a la permisividad pri-
vada, negándole cualquier valor público (Zamag-
García Canclini (1995) indica que, ante la ni, 2013, p. 59).
exclusión de otras formas de participación so-
cial, el consumo se ha configurado como una Ante esta situación, Cortina (2002) señala
forma de expresión ciudadana, donde las per- que es necesario promover estilos de vida en
sonas pueden compartir sus preferencias con que los bienes de consumo estén al servicio de
otras que tienen gustos de consumo comunes. la libertad, entendiendo esta de dos formas:
De igual forma, ante la percepción del ciuda-
[…] como autonomía, es decir, como la capaci-
dano de la ausencia de un Estado protector
dad de elegir lo que vale por sí mismo, y como
que se preocupa por su bienestar, este asume autorrealización, es decir, como la capacidad de
tal responsabilidad con la excusa de la auto- optar por el propio modelo de felicidad elegido sin
determinación inspirada en el principio de la imposiciones externas, siempre que con ello no se
búsqueda de la felicidad propia como objetivo interfiera en la autorrealización ajena (Cortina,
supremo de éxito, provocando nuevamente 2002, p. 248).
una relatividad ante la comprensión personal
de lo que debería ser este estado final de felici- Los valores que sostienen el modelo civi-
dad que no tiene parangón. En este sentido, la lizatorio actual, que justifica el consumismo
búsqueda del sujeto moderno por expresar su desde una lógica de acumulación material

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como criterio de bienestar, se alían con el valor nos pero que no se fundamenta en un hecho
supremo de la libertad humana, del derecho simple: “No hay individuos autónomos sin
que tiene todo ser humano por buscar la fe- una sociedad autónoma, y la autonomía de
licidad, planteando una felicidad colmada de la sociedad exige una autoconstrucción de-
objetos, pero aislada de otros seres vivos con liberada y reflexiva, algo que sólo puede ser
quienes compartirla, lo que a largo plazo ge- alcanzado por el conjunto de sus miembros”
nera cuestionamientos a dicha forma de vida, (Bauman, 2013, p. 46).
pero, a su vez, dificultades de salir de ella por Es claro entonces que el bienestar indivi-
costumbre y falta de una racionalidad distinta dual entra en contradicción no sólo con las
que realmente sea apropiada. nociones de la sociedad justa de antaño, sino
también con las concepciones propias del
De la utilidad a la felicidad bienestar personal, ya que este siempre estará
supeditado, de manera interdependiente, a la
en el consumo
relación con el otro. Sin embargo, la respuesta
del individuo ante tal insatisfacción es conti-
Desde la perspectiva de la privatización del nuar con una apuesta que ya ha perdido, pero
bienestar, Bauman (2013) señala que la idea del que sueña con ganar en el próximo juego, y es
progreso social ha sido volcada sobre la auto- la de mantener una dinámica de acumulación
afirmación del individuo, motivando un dis- material para llenar los vacíos de una renova-
curso que se mueve del ideal de la “sociedad da carencia que los objetos ya comprados son
justa” hacia el de los “derechos humanos”, “lo ineficientes para colmar:
que implica reenfocar ese discurso en el dere-
cho de los individuos a ser diferentes y a elegir […] a todos les cuesta cada vez más afrontar las
y tomar a voluntad sus propios modelos de dificultades de la vida, todos tienen la sensación
felicidad y de estilo de vida más convenien- de que la vida es más opresiva, más caótica, más
te” (Bauman, 2013, p. 35). Asimismo, ante la ‘insoportable’, precisamente cuando mejoran las
ausencia de un Estado que pugne por el bien- condiciones materiales. Mientras resplandece la
estar social, el individuo asume su bienestar euforia del bienestar, todos tienen, más o menos,
la sensación de no haber vivido lo que habrían
individual, ya no desde la práctica del ejerci-
querido vivir, de no ser comprendidos debida-
cio ciudadano, donde la persona procuraba su mente, de estar al margen de la ‘verdadera vida’
bienestar a través del de su ciudad, sino desde (Lipovetsky, 2007, p. 141).
la individualidad que tiende a una pasividad
escéptica, que desconfía de “la ‘causa común’, Sin embargo, precisa Lipovetsky (2007), el
el ‘bien común’, la ‘sociedad buena’ o la ‘socie- consumo de productos y servicios que ofre-
dad justa’ (Bauman, 2013, p. 41). ce el mercado, con sus respectivas promesas
Frente a tal situación, el ciudadano, trans- de procurar nuevos niveles de bienestar, no
formado en un buscador perpetuo de su bien- genera a la postre una gran decepción (lo
estar, se admira ante la novedad de la ofer- que juega en favor del mercado porque no lo
ta que se presenta delante de sus ojos y que invalida como fuente de bienestar), debido
procura nuevas experiencias para renovados a que la relación con estos bienes utilitarios
estándares de bienestar, por lo cual “la era está basada en una expectativa más limitada
del confort consumista no cesa de ofrecer es- de lo que se piensa: “Nadie ha imaginado ja-
tímulos por la vía indirecta del cambio, posi- más que un objeto pueda cambiar la vida y
bilidades de experiencias de placer y ‘viajes’ ser la clave de la felicidad. Se espera de la ad-
vinculados a la ininterrumpida novedad de los quisición de cosas un confort suplementario
productos” (Lipovetsky, 2007, p. 155-156). e instantes de placer, nada más” (Lipovetsky,
En este sentido, el derecho que tiene todo 2007, p. 155).
ser humano a buscar su felicidad se convier- En este sentido, si bien el bienestar moder-
te en una meta individual que olvida que tal no se ha configurado a partir del ideal del suje-
búsqueda sólo tiene sentido si se construye to racional de procurar un bienestar propio con
de forma colectiva, perspectiva que no es po- base en los medios materiales de que se sirve,
sible asumir desde una posición de consu- es llamativo cómo en la contemporaneidad las
mo si no está en consonancia con una visión satisfacciones materiales aumentan con igual
ciudadana. Por esta razón, la supuesta auto- intensidad que las decepciones culturales (Li-
nomía de los individuos es una ilusión más povetsky, 2007). Esta situación provoca, como
que valida ciertos comportamientos huma- ya se ha señalado, la búsqueda de un bienestar

Otra Economía, vol. 10, n. 19, julio-diciembre 2016 247


Las concepciones de bienestar y el consumo

menos material, que procura desde la lógica Por el contrario, el presupuesto de la relación
del placer una relación más sensible con el de intercambio de equivalentes, que es la única
mundo, pero no por ello menos consumido- relación de la que se puede ocupar el enfoque in-
ra, enmarcada en nuevos estilos de vida que dividualista, es que siempre se puede sustituir a
aquel o aquellos de los que depende mi bienestar
parecen priorizar los bienes relacionales sobre
(puedo cambiar de carnicero tantas veces como
los bienes de consumo, pero que siguen sien- quede insatisfecho) (Zamagni, 2013, p. 74).
do extremadamente individualistas, y que por
tanto no se completan en relación con el otro.
Como en el intercambio de equivalentes
lo importante es el nivel de consumo, la com-
Si la carencia material –una vez cubiertas las
necesidades básicas– no crea una frustración petencia posicional es innegablemente una
insoportable es porque el valor adjudicado a los competencia por consumir más que los otros,
vínculos interpersonales, a la vida relacional y lo que genera a la postre la destrucción siste-
afectiva, sigue ejerciendo una influencia conside- mática de bienes relacionales, por lo que “De
rable. Por lo cual, la relación con el otro es lo que la conjunción de ambos efectos se sigue que, a
puede poner los mayores obstáculos a la felicidad partir de cierto nivel de consumo, el aumento
y lo que impide a las cosas cruzar el abismo de la del gasto en bienes materiales no aumenta la
insatisfacción (Lipovetsky, 2007, p. 179).
felicidad” (Zamagni, 2013, p. 60):
Bruni (2010) plantea que las relaciones de El mercado y la sociedad en general nos prometen
mercado le permiten al ser humano satisfacer una felicidad que depende del consumo de bienes
sus necesidades sin tener que depender del posicionales y que nos lleva a sacrificar bienes re-
amor de los demás, partiendo de la premisa lacionales con tal de conseguir la renta necesaria
de que dependiendo impersonalmente de la para adquirir esos bienes […]. Pero como la feli-
“mano invisible” del Mercado no se depende cidad depende en buena medida de los bienes que
de nadie personalmente, y se elude la posi- hemos sacrificado, nos encontramos con la para-
bilidad de encontrarse de manera potencial- doja de que cada vez somos más ricos pero menos
mente dolorosa con el otro. Sin embargo, el felices (Zamagni, 2013, p. 61).
mismo Bruni (2010) señala que “Si la exten-
sión de los mercados reduce la calidad de las El mismo Zamagni (2013) enfatiza que la
relaciones interpersonales, si el lazo económi- utilidad y la felicidad no se implican mutua-
co erosiona otros vínculos sociales, entonces mente, debido a que la utilidad es la propiedad
los bienes pueden transformarse en males, y de la relación entre el ser humano y los bienes
llevar ya no bienestar sino malestar” (Bruni, que tienen valor de uso, pero la felicidad es la
2010, p. 124). propiedad de la relación entre personas, por
El mercado ha operado históricamente bajo lo cual, este autor señala que esta es la traición
el principio del intercambio de equivalentes, del individualismo, porque le hace creer a la
definido como un proceso de intercambio persona que para ser feliz simplemente debe
impersonal de bienes por dinero basado en aumentar la utilidad a partir del consumo de
contratos. Los bienes posicionales, según Za- bienes, sin embargo, mientras que esta utili-
magni (2013), son un tipo de bienes que pro- dad se maximiza en soledad, para que exista
porcionan utilidad por la posición relativa felicidad (relación entre personas) es necesaria
que su consumo permite ocupar en la escala la presencia de otros.
social, por lo cual su característica principal es
una competencia por esta posición a partir de El problema se ha resuelto al descubrirse, por
su consumo, lo que da rienda suelta al proce- vía empírica y no deductiva, que la relación en-
tre renta per capita –indicador sintético aunque
so desbordado del consumismo donde cada
burdo del nivel de utilidad– y bienestar subjeti-
quien participa en una carrera por consumir vo puede representarse mediante una curva con
más que los demás. Es por esto que, según Za- forma de U invertida (una parábola con la parte
magni (2013), el paradigma individualista no cóncava hacia arriba). A partir de cierto nivel,
consigue abordar de buena forma la categoría el aumento de la renta per capita hace que dis-
de otro tipo de bienes conocidos como relacio- minuya el bienestar subjetivo (Zamagni, 2013,
nales. Para este tipo de bienes la relación en p. 73-74).
sí misma es lo que constituye el bien, por lo
que es indispensable conocer la identidad del Para superar el reduccionismo individua-
otro (personalizar la relación) para que exista lista del capitalismo como una (no la única)
un bien relacional: especie de economía de mercado, Bruni y

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Juan F. Mejia-Giraldo

Zamagni (2003) argumentan que se debe fun- nes de los demás, pero cuya felicidad […] depende
dar el discurso económico sobre el principio también de la presencia o ausencia de la respuesta
de reciprocidad: “tenemos necesidad de reci- reciprocante (Bruni y Calvo, 2009, p. 112).
procidad para ser felices, pero esta reciproci-
dad no puede ser contratada o comprada, ya A partir de la segunda o de la tercera forma
que necesita gratuidad, sinceridad” (Bruni y de reciprocidad definidas por Bruni y Calvo,
Zamagni, 2003, p. 24). Si esto se da, señalan los es posible encontrar relaciones de reciproci-
autores, el principio de equivalentes se debería dad no solo entre seres humanos, por lo cual
transformar en un caso especial del principio no es contradictorio plantear un discurso del
más general de la reciprocidad, lo que no es bienestar basado en relaciones no instrumen-
posible a la inversa. tales con el medio ambiente y con todos los se-
res vivos del planeta, desde una racionalidad
En efecto, mientras que el concepto de utilidad que trasciende el paradigma antropocéntrico.
expresa una determinada relación entre el indi- En palabras de Leff (2004, p. 191),
viduo y el objeto de sus deseos o preferencias, la
idea de reciprocidad expresa una relación entre La construcción de un nuevo paradigma pro-
personas. […] Como tal, la reciprocidad es mu- ductivo fundado en principios y bases de ra-
cho más que un posible instrumento para evitar cionalidad ambiental implica una estrategia de
algunos fracasos del mercado. Es una manera de deconstrucción de la racionalidad económica
promover niveles de interacción social que no a través de actores sociales capaces de movili-
pueden realizarse con los habituales intercambios zar procesos políticos que conduzcan hacia las
del mercado, porque la orientación al lucro de transformaciones productivas y del saber para
estos últimos podría desplazar las motivaciones alcanzar los propósitos de la sustentabilidad,
auténticas en las que se basan las interacciones más que a través de normas que puedan impo-
sociales (Zamagni, 2013, p. 86). nerse al capital y a los consumidores para refor-
mar la economía.
Para Bruni y Calvo (2009), en el contrato
que permite todo intercambio de equivalen- En este orden de ideas, conciliar el hecho
tes hay una cooperación que se fundamenta de mejorar las condiciones materiales de vida
en un principio de reciprocidad, por lo cual (desde la satisfacción de necesidades básicas)
se puede definir como una “reciprocidad sin con un impacto ambiental mínimo supone
benevolencia”, ya que “consiste en el hecho establecer un nuevo paradigma valorativo
de que a los sujetos no les es pedido que sa- no basado en la acumulación, sino en la sus-
crifiquen algo del propio interés: la coope- tentabilidad de la vida. Roegen (2007) indica
ración emerge sobre la base únicamente del que, desde un punto de vista físico, el proceso
interés, del deseo y de la conveniencia, que se económico transforma los recursos naturales
suman a los requerimientos institucionales” valiosos (con baja entropía y utilizables) en re-
(Bruni y Calvo, 2009, p. 106). De igual forma, siduos (de alta entropía y no utilizables), situa-
Bruni y Calvo (2009) señalan que, además de ción que racionalmente no tendría sentido de
esta reciprocidad carente de sacrificio, existe mantener, por lo cual para Roegen la clave es
un segundo tipo cuyo paradigma es la amis- comprender “que el verdadero producto del
tad: “Esta forma de reciprocidad requiere proceso económico no es un flujo material de
una cierta dosis de sacrificio y de riesgo, y la desechos, sino un flujo inmaterial: el disfrute
relación no es sólo un medio para alcanzar de la vida” (Roegen, 2007, p. 43).
intereses ‘externos’ a la relación misma, sino En este sentido, la noción de desarrollo
que tiene para los sujetos un valor en sí mis- propuesta como principio regulador de la
ma” (Bruni y Calvo, 2009, p. 110). Por último, economía de mercado, y que define Zamagni
Bruni y Calvo (2009) definen un tercer tipo de (2013, p. 18) “como el esfuerzo de la genera-
reciprocidad nombrado como incondicional: ción actual por proveer en parte a las necesi-
dades de la generación futura, lo que implica
[…] una reciprocidad incondicional es por lo la necesidad de acumular”, podría ser redefi-
tanto un comportamiento no condicionado por la
nida desde una premisa no de acumulación,
respuesta reciprocante de los demás en el momen-
to de la elección, pero condicionado por la res-
sino de preservación, teniendo en cuenta que
puesta de los demás en los resultados que obtiene. uno de los límites más importantes del creci-
En otras palabras, es movido por una lógica de miento perpetuo son los límites del planeta y
reciprocidad incondicional que sigue una lógica su capacidad para absorber los desechos de
de comportamiento independiente de las eleccio- la producción.

Otra Economía, vol. 10, n. 19, julio-diciembre 2016 249


Las concepciones de bienestar y el consumo

Conclusiones donismo no será ya el principio axial o estruc-


turador de la vida” (Lipovetsky, 2007, p. 353).
A partir de la revisión bibliográfica reali- Para esto, entonces, de la sociedad misma
zada, es evidente cómo las concepciones de y no desde el individuo aislado debe surgir tal
bienestar son determinantes en el proceso transformación, la cual es necesario que par-
de consumo, las cuales se materializan en es- ta, como en todo proceso evolutivo, de iden-
tilos de vida que, aunque basados en princi- tificar carencias que no permiten alcanzar una
pios culturales, exaltan la individualización verdadera vida buena, y que obligue a cues-
del consumidor como un canto a la libertad. tionar de fondo las premisas inculcadas por la
Es por esto que, aunque algunas personas han civilización moderna del avance material del
optado por asumir formas de vida y de con- ser humano como especie superior y ajena al
sumo denominadas como “sencillez volunta- mundo natural. Sin embargo, si este cuestio-
ria”, tales experiencias que se concentran en namiento surge únicamente desde las iniciati-
“valores esenciales” (Lipovetsky, 2007), pero vas individuales y no trasciende a la sociedad,
que no necesariamente niegan el consumo y la los estilos de vida personales que se planteen
importancia del mercado para la satisfacción difícilmente impactarán de fondo formas de
de ciertas necesidades, todavía son casos ex- vida culturales y seguirán basados en bue-
cepcionales y de alcance reducido, “dado que nas intenciones, pero también en los mismos
la oferta comercial no deja de crear nuevos valores culturales que pretenden cuestionar,
deseos de adquisición y el gozar de ‘cosas’ es provocando una multiplicidad de opciones de
consustancial a la idea moderna de bienestar y vida, si se quiere alternativas, pero que no tie-
buena vida” (Lipovetsky, 2007, p. 256); por lo nen claridad acerca de su finalidad. De igual
cual, un cambio de fondo requiere cuestionar forma, solo al trascender lo individual, podrán
estos valores que son el cimiento sobre los que ser asumidos como tendencias por las organi-
se erige el modelo civilizatorio actual y que no zaciones, lo cual debe provocar, basados en el
permite el surgimiento de otros modelos alter- hecho de que estas hoy más que nunca prio-
nativos, en los cuales no se plantea la desapa- rizan las relaciones sobre las ventas, que las
rición del mercado como instancia social, sino mismas marcas propendan por alternativas de
que se sustenta en el principio de reciprocidad consumo mucho más acordes con estos ideales
ampliado como elemento económico funda- a partir del principio de reciprocidad.
mental para establecer relaciones más allá de Las organizaciones se encuentran en un
vínculos exclusivamente comerciales y basa- proceso de humanización y tratan con esto
dos en principios egoístas. de establecer relaciones de valor basadas no
solo en procesos de intercambio material, sino
El proyecto moral [de la Ilustración] era el de también simbólico, por lo cual buscan con afán
construir un mundo en el que todos los seres hu- trascender del fin egoísta que tiene toda tran-
manos fueran tratados con dignidad que les co- sacción. Sin embargo, dicha relación es com-
rresponde por ser fines en sí mismos, y en cuidar pleja de establecer por el recelo que generan
de los restantes seres naturales –eso es cierto– en estos supuestos fines no egoístas (propósitos
la medida en que son valiosos para los seres hu- que vinculan a las personas con las organiza-
manos o, por lo menos, en la medida en que no
ciones), lo que plantea la ausencia de un vín-
muestra grandeza de ánimo quien los maltrata
sin necesidad. El proyecto moral fracasó, obvia- culo profundo y recíproco, condición que se
mente, porque la razón técnica progresó extraor- fundamenta en la gratuidad: “La gratuidad
dinariamente, mientras que la moral quedó total- puede ser definida como el saber ir más allá de
mente rezagada (Cortina, 2002, p. 151). una expectativa, aun razonable, de restitución,
de reciprocidad” (Bruni y Gui, 2003, p. 89-90).
Sin embargo, Lipovetsky (2007) señala que Esto se da debido a que el bienestar se
la opción consumista, al ser una invención vuelve subjetivo, los productos y servicios se
histórica, es probable que desaparezca, pero asumen relativos en su condición de procu-
que dicha transformación se ha de esperar que rarlo, por lo que las marcas se ven abocadas
surja menos por una revolución en el modo a relacionarlos con estilos de vida hedonistas,
de producción que de una revolución de los donde cada individuo los articula a su propia
valores, “Una modificación de la jerarquía de noción de “buena vida”. Por lo tanto, en vista
los valores que no anunciará el reinado del Su- de la falta de compromiso por parte de los con-
perhombre, sino, más probablemente, el de las sumidores, las marcas frenéticamente buscan
democracias posconsumistas, en las que el he- establecer estas relaciones duraderas, no ya

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Juan F. Mejia-Giraldo

desde el consumo material, sino desde el con- lo que se ha denominado como estilos de vida,
sumo simbólico. situación que desde la lógica capitalista del
En este sentido, el modelo de bienestar bien total no parece posible, y que por tanto
moderno, material y hedonista, en el presente requiere una posición reflexiva mucho más ac-
ha venido sufriendo una serie de mutaciones tiva de los consumidores-ciudadanos que im-
que han propiciado el surgimiento de muchas pacte el accionar de las organizaciones y que
nuevas “especies de bienestar”, conservando sea acompañada por una vigilancia estatal.
todas el antropocentrismo y el individualis-
mo: “El materialismo de la primera sociedad Referencias
de consumo ha pasado de moda: actualmente
asistimos a la expansión del mercado del alma ACOSTA, A.; CAJAS, J. 2015. Instituciones trans-
y su transformación, del equilibrio y la auto- formadoras para la economía global. Pensando
estima, mientras proliferan las farmacopeas caminos para dejar atrás el capitalismo. In: M.
de la felicidad” (Lipovetsky, 2007, p. 11). Esta LANG et al., La osadía de lo nuevo. Alternativas de
política económica. Quito, Fundación Rosa Lu-
situación evidencia un bienestar menos mate-
xemburg/Abya-Yala, p. 133-197.
rial, que busca desde la lógica del placer una BAUDRILLARD, J. 2010. El Sistema de los Objetos.
relación más sensible con el mundo, pero no México D.F., Siglo Veintiuno Editores, 229 p.
por ello menos consumidora, enmarcado en BAUMAN, Z. 2013. Modernidad líquida. Buenos Ai-
nuevos estilos de vida que parecen priorizar res, Fondo de Cultura Económica, 232 p.
los bienes relacionales sobre los bienes de con- BRUNI, L.; CALVO, C. 2009. El precio de la gratuidad:
sumo, pero que siguen siendo extremadamen- Nuevos horizontes en la práctica económica. Buenos
te individualistas, por tanto, no se completan Aires, Ciudad Nueva, 256 p.
BRUNI, L.; GUI, B. 2003. Cuatro palabras sobre eco-
en relación con el otro. Chul Han (2012) afirma
nomía y comunión. In: L. BRUNI; S. ZAMAGNI,
que, en medio de la actual positivización del Persona y comunión: Por una refundación del dis-
mundo, “tanto el ser humano como la socie- curso económico. Buenos Aires, Ciudad Nueva, p.
dad se transforman en una máquina de ren- 83-99
dimiento autista” (Chul Han, 2012, p. 58), en BRUNI, L. 2010. La herida del otro. Buenos Aires,
donde la persona se aísla para “disfrutar” a su Ciudad Nueva, 192 p.
manera de la vida. BRUNI, L.; ZAMAGNI, S. 2003. Persona y comu-
nión: herramientas para una refundación rela-
En este orden de ideas, se puede observar
cional del discurso económico. In: L. BRUNI; S.
que el consumo se ha fundamentado históri- ZAMAGNI, Persona y comunión: Por una refunda-
camente en premisas de la Modernidad como ción del discurso económico. Buenos Aires, Ciudad
son la libertad y la civilización, las cuales es- Nueva, p. 9-28.
tablecen un modelo de bienestar humano CRIVELLI, L. 2003. Cuando el homo oeconomicus
basado en una relación sujeto-objeto. Esta se convierte en reciprocans. In: L. BRUNI; S.
delimitación material del bienestar entra en ZAMAGNI, Persona y comunión: Por una refunda-
contradicción con estilos de vida que, aunque ción del discurso económico. Buenos Aires, Ciudad
Nueva, p. 29-56.
cimentados en el consumo y definidos con CHUL HAN, B. 2012. La sociedad del cansancio. Bar-
base en las mismas premisas, buscan satisfac- celona, Herder, 79 p.
ción más allá de lo material, en términos de ca- CHUL HAN, B. 2014. Psicopolítica. Barcelona, Her-
lidad de vida, donde los factores psicosociales der, 127 p.
juegan un rol clave. Sin embargo, aunque es CORTINA, A. 2002. Por una ética del consumo. Ma-
clara esta contradicción entre lo material y lo drid, Taurus, 349 p.
psicosocial, dicha situación no pone en jaque GALAFASSI, G. 2004. Naturaleza, sociedad y aliena-
ción: Ciencia y desarrollo en la modernidad. Monte-
de manera definitiva los elementos constitu-
video, Editorial Nordan, 166 p.
tivos de la Modernidad que han justificado GARCÍA CANCLINI, N. 1995. Consumidores y ciu-
ciertas prácticas de consumo, a lo sumo han dadanos: Conflictos multiculturales de la globaliza-
logrado variar preferencias e imponer nuevos ción. México, Grijalbo, 214 p.
retos productivos a las organizaciones, pero el LARREA, C.; GREENE, N. 2015. De la lucha contra
hecho de que consumir mejora las condiciones la pobreza a la superación de la codicia. Ecua-
de vida sigue imperando, en la medida en que dor: inequidad social y redistribución del ingre-
so. In: M. LANG et al., La osadía de lo nuevo. Al-
se ancla en un modelo civilizatorio concreto
ternativas de política económica. Quito, Fundación
que valida valores como el individualismo. Rosa Luxemburg/Abya-Yala, p. 11-60.
Es por esto que, para plantear otras formas de LEFF, E. 2004. Racionalidad ambiental: La reapropia-
consumo más sustentables, es necesario esta- ción social de la naturaleza. México D.F., Siglo XXI
blecer nuevos parámetros de bienestar desde Editores, 532 p.

Otra Economía, vol. 10, n. 19, julio-diciembre 2016 251


Las concepciones de bienestar y el consumo

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