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Enrique Taibo Padrón Derecho Civil de la Familia

Obligación de alimentos entre parientes


1. Concepto
El Código Civil dedica el Título VI del Libro I a regular la institución de los alimentos entre
parientes, a lo largo de los artículos 142 a 153, configurándola como una obligación legal de
prestación de asistencia y socorro entre los cónyuges y los parientes cercanos.
La denominación legal (y tradicional) de alimentos entre parientes es correcta relativamente,
pues sólo vincula a algunos parientes (en línea recta y hermanos/as) y, de otro lado, a los
cónyuges.
La obligación alimenticia actúa de forma complementaria para supuestos en los que la
obligación de asistencia conyugal ha decaído (por ejemplo, separación matrimonial) o en los que
la patria potestad se ha extinguido por alcanzar los hijos la mayoría de edad.
Las reglas legales sobre la obligación alimenticia entran en juego en muchos supuestos, pero
que al mismo tiempo, en general, la solidaridad familiar entre los cónyuges y los parientes en línea
recta supera ampliamente las previsiones legales. Con todo es alarmantemente alto el número de
reclamaciones alimenticias generadas por las situaciones de divorcio o de separación de hecho.

2. Fundamento y vigencia actual: solidaridad


familiar y política asistencial
La obligación alimenticia configurada en los artículos 142 y ss. del CC, encuentra fundamento
en la solidaridad familiar, al menos entre los familiares más cercanos, dándose los presupuestos
de que uno de ellos se encuentre en estado de penuria, necesidad o pobreza y que otros (u otro)
familiares cuenten con medios económicos suficientes para atender a la subsistencia del
necesitado o alimentista.
Así planteada, la obligación alimenticia ha desempeñado en el pasado una función de asistencia
social entre los familiares que ha de ser replanteada atendiendo a la propia política asistencial que
la Constitución encomienda a los poderes públicos (arts. 27.4, 43.2, 41, 49, 50)
Algunos autores afirman que, en la actualidad, la obligación civil de alimentos debe
considerarse subsidiaria respecto de la política asistencial de carácter público. Sin embargo, el
carácter subsidiario de la obligación de alimentos puede ponerse en duda y resulta preferible
destacar su función complementaria de la asistencia social pública (el art. 50 de la Constitución
dice que las pensiones son compatibles con las obligaciones familiares).

3. Naturaleza y caracteres
Hay que distinguir entre el “derecho de alimentos” y la “relación obligatoria alimenticia”.

• “Derecho de alimentos”: Derecho-deber latente entre los familiares de exigir o prestar


alimentos de conformidad con lo establecido en el Código Civil.
• “Relación obligatoria alimenticia”: Obligación alimenticia ya establecida y concretada,
bien sea por la anuencia de las partes interesadas o por la oportuna sentencia judicial.
El derecho de alimentos en general se puede caracterizar por las siguientes notas:

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• Reciprocidad: los familiares contemplados en los arts. 142 y siguientes del CC son
potencialmente acreedores o deudores de la prestación alimenticia si se dan los
presupuestos legalmente establecidos.
• Personalidad: se refiere al carácter personalísimo o intuitu personae: sólo los familiares
contemplados legalmente pueden solicitar o estar obligados a prestar los alimentos; de ahí
que el Código establezca la irrenunciabilidad y la intransmisibilidad del derecho de
alimentos.
• Imprescriptibilidad: en situación de latencia, el derecho de alimentos es imprescriptible,
pudiendo ser ejercitado por el familiar que se encuentre en situación de penuria en
cualquier momento.
Tales características desaparecen cuando la obligación alimenticia se constituye y concreta en
una obligación periódica de pago de la pensión por el obligado. En tal estadio, la patrimonialidad
de la prestación a satisfacer por el deudor es evidente y desaparece la nota de reciprocidad, pues
el acreedor de la renta no puede estar obligado al pago de ella. También decae la nota de
imprescriptibilidad pues la relación obligatoria constituida permite que las pensiones o rentas
vencidas y no pagadas prescriban por el transcurso de cinco años. El carácter personalísimo se
difumina, pues en relación con las pensiones atrasadas el propio art. 151 permite su renuncia y
su transmisión a cualquier otra persona.

• Relatividad.
• Variabilidad.
• No solidaridad, mancomunidad.

4. Sujetos
4.1 Los alimentistas y las personas obligadas al pago o
alimentantes
Tienen derecho a reclamar alimentos u obligación de satisfacerlos las mismas personas:
cónyuges, parientes en línea recta y hermanos. Tales personas serán alimentistas si tienen derecho
al abono de los alimentos a cargo de cualquiera de sus familiares u obligados al pago de los
alimentos si efectivamente han de satisfacerlos. En cuanto deudores de la prestación alimenticia,
los familiares obligados al pago pueden denominarse alimentantes.
Dispone el artículo 143 del Código Civil que “están obligados recíprocamente a darse alimentos
en toda la extensión que señala el artículo precedente: Los cónyuges, los ascendientes y
descendientes. Los hermanos sólo se deben los auxilios necesarios para la vida, cuando los
necesiten por cualquier causa que no sea imputable al alimentista, y se extenderán en su caso a los
que precisen para su educación.”

4.2 Los alimentantes (término de escasa utilización) u


obligados al pago: orden de prelación
Según el artículo 144 del Código Civil:
“La reclamación de alimentos cuando proceda y sean dos o más los obligados a prestarlos se
hará por el orden siguiente:

• Al cónyuge
• A los descendientes de grado más próximo
• A los ascendientes, también de grado más próximo

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• A los hermanos, pero estando obligados en último lugar los que sólo sean uterinos o
consanguíneos.”
Entre los descendientes y ascendientes se regulará la gradación por el orden en que sean
llamados a la sucesión legítima de la persona que tenga derecho a los alimentos.”

4.3 Pluralidad de obligados: el carácter mancomunado


de la deuda alimenticia
Dispone el párrafo primero del artículo 145 del Código Civil que “cuando recaiga sobre dos o
más personas la obligación de dar alimentos, se repartirá entre ellas el pago de la pensión en
cantidad proporcional a su caudal respectivo.” En definitiva, en caso de pluralidad de obligados, la
obligación alimenticia es un supuesto característico de mancomunidad pasiva.
No obstante, de forma excepcional y transitoria, el párrafo segundo del artículo 145 permite que
“en caso de urgente necesidad y por circunstancias especiales, podrá el Juez obligar a una sola de
ellas a que los preste [los alimentos] provisionalmente, sin perjuicio de su derecho a reclamar de los
demás obligados la parte que les corresponda.”

5. El nacimiento del derecho a los alimentos


El artículo 148.1 del Código Civil establece que “la obligación de dar alimentos será exigible
desde que los necesitare, para subsistir, la persona que tenga derecho a percibirlos; pero no se
abonarán sino desde la fecha en que se interponga la demanda.”
Semejante mandato proviene del ius commune, en el que se entendía que la concesión de los
alimentos sólo podía producir efectos a partir de la intervención judicial, atendiendo a la máxima
in praeteritum non vivitur.
Esto es, se consideraba que si los alimentos eran necesarios para la subsistencia, ello debía
conllevar su inmediata exigibilidad, sin comprender los posibles alimentos de épocas anteriores a
la reclamación.
El artículo 148.3 establece que “el Juez, a petición del alimentista o del Ministerio Fiscal,
ordenará con urgencia las medidas cautelares oportunas para asegurar los anticipos que haga una
Entidad pública u otra persona y proveer a las futuras necesidades”. Estas futuras necesidades
deben ser entendidas como las generadas desde el instante de la demanda hasta que se dicte
sentencia firme sobre el particular en el procedimiento ordinario de menor cuantía, pues las
necesidades para el futuro y la consiguiente asignación sólo podrán ser fijadas a través de la
sentencia.

5.1 El contenido de la obligación alimenticia


El conjunto de prestaciones comprendidas en la obligación alimenticia es muy distinto según
los grupos familiares que se consideren, pues entre cónyuges y parientes en línea recta la
obligación alimenticia se configura con gran amplitud, mientras que entre los hermanos se limita
notoriamente su contenido. Por ello, tradicionalmente se ha hablado por la generalidad de la
doctrina de alimentos amplios (o civiles) y alimentos estrictos (o naturales).

1. Los alimentos amplios: Los cónyuges y los parientes en línea recta están obligados
recíprocamente a darse alimentos en sentido amplio. La amplitud de los alimentos viene
descrita en el artículo 142 del Código Civil: “Se entiende por alimentos todo lo que es
indispensable para el sustento, habitación, vestido y asistencia médica. Los alimentos
comprenden también la educación e instrucción del alimentista mientras sea menor de edad
y aun después cuando no haya terminado su formación por causa que no le sea imputable.
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Entre los alimentos se incluirán los gastos de embarazo y parto, en cuanto no estén cubiertos
de otro modo.”
2. Los alimentos estrictos: Entre hermanos (o, en su caso, hermanastros) “sólo se deben
los auxilios necesarios para la vida, cuando los necesiten por cualquier causa que no sea
imputable al alimentista, y se extenderán en su caso a los que precisen para su educación”
(art. 143.2 CC). En general, se interpreta que tales “auxilios necesarios” equivalen a la
satisfacción de las necesidades mínimas del hermano alimentista, sin que hayan de tenerse
en cuenta el caudal o medios económicos del hermano obligado a prestarlos.

5.2 Determinación de la prestación alimenticia


El artículo 146 del Código Civil establece que “la cuantía de los alimentos será proporcionada al
caudal o medios de quien los da y a las necesidades de quien los recibe.”
La situación patrimonial, pues, de los dos sujetos de la relación obligatoria ha de constituir el
punto de partida de la fijación concreta de la obligación alimenticia, cuya prestación puede
traducirse bien en una pensión o, por el contrario, en el mantenimiento del alimentista en la casa
del alimentante.

5.3 Las formas de la prestación


Conforme al artículo 149 del Código Civil, la obligación alimenticia es una obligación alternativa
que puede cumplirse por el deudor alimentante, a su elección, de dos formas diversas: mediante
el pago de la correspondiente pensión pecuniaria o mediante el mantenimiento a domicilio del
alimentista.
La facultad de elección del deudor alimentante, sin embargo, no ha estado exenta de problema
en el pasado y, en los últimos años, ha originado numerosos problemas, sobre todo en situaciones
de crisis matrimonial y, particularmente, de divorcio.
Ante ello, la Ley Orgánica 1/1996, de Protección Jurídica del Menor ha añadido un segundo
párrafo al artículo 149 del Código Civil:
“Esta elección no será posible en cuanto contradiga la situación de convivencia determinada
para el alimentista por las normas aplicables o por resolución judicial. También podrá ser
rechazada cuando concurra justa causa o perjudique el interés del alimentista menor de
edad.”

5.4 La fijación de la pensión


En el caso de que la obligación alimenticia se preste mediante pensión, en la generalidad de los
supuestos de reclamación judicial, se acaba por establecer un quantum determinado mediante la
correspondiente determinación de unidades monetarias.
Dicha cuantía puede someterse (y así debe solicitarse expresamente en la correspondiente
demanda) a cláusulas de estabilización que garanticen su valor futuro.
Cabe, sin embargo, también, establecer la pensión mediante la fijación de un porcentaje de los
ingresos líquidos del alimentante.

5.5 La modificación de la pensión


La cuantía (o, en su caso, el porcentaje) de la pensión es esencialmente modificable. Así lo
expresa el artículo 147 del Código Civil: “Los alimentos... se reducirán o aumentarán
proporcionalmente según el aumento o disminución que sufran las necesidades del alimentista y la
fortuna del que hubiere de satisfacerlos.”
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La cuantía de la pensión es, por naturaleza, modificable pues las necesidades del alimentista y
la fortuna o situación patrimonial pueden aumentar o disminuir por muy diferentes
circunstancias. La variación de esas circunstancias patrimoniales del alimentista o del
alimentante puede llegar a ser de tal gravedad o incidencia que llegue a determinar la extinción
de la obligación alimenticia.
La variación de las circunstancias patrimoniales del alimentista y/o del alimentante también
pueden llegar a ser de tal gravedad que conlleven la cesación o extinción de la obligación
alimenticia preexistente. Por tanto, en tales supuestos, existe también un efecto extintivo
propiamente dicho.

6. La extinción de la obligación alimenticia


Afirma el artículo 150 del Código Civil: “la obligación de suministrar alimentos cesa con la muerte
del obligado...” . Y el artículo 152 dispone que “cesará también la obligación de dar alimentos:

• Por muerte del alimentista


• Cuando la fortuna del obligado a darlos se hubiere reducido hasta el punto de no poder
satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades y las de su familia.
• Cuando el alimentista pueda ejercer un oficio, profesión o industria, o haya adquirido un
destino o mejorado de fortuna, de suerte que no le sea necesaria la pensión alimenticia para
su subsistencia.
• Cuando el alimentista, sea o no heredero forzoso, hubiese cometido alguna falta de las que
dan lugar a desheredación.
• Cuando el alimentista sea descendiente del obligado a dar alimentos, y la necesidad de aquél
provenga de mala conducta o de falta de aplicación al trabajo, mientras subsista esta causa”.

6.1 La muerte de los interesados


La muerte o declaración de fallecimiento tanto del alimentista como del alimentante tienen
naturaleza extintiva respecto de la obligación alimenticia, pues siendo ésta personalísima
desaparece desde el momento del fallecimiento de cualquiera de las partes de la relación
obligatoria constituida.
El fallecimiento del alimentante excluye que sus herederos hayan de asumir dicha obligación,
aunque puede darse el caso de que por la relación familiar que les una con el alimentista, éste
pueda reclamarles alimentos.
Por ejemplo, Juan fallece con 56 años, habiendo sido alimentante de su padre, Pedro de 85
años. Los hijos de Juan, en cuanto nietos de Pedro, pueden ser alimentantes). Pero en todo caso,
se tratará de una nueva obligación alimenticia.
La muerte del alimentista acarrea la extinción de la obligación de prestarle alimentos y, por
supuesto, sus herederos no adquieren condición alguna de alimentistas.
Para el supuesto de la muerte del alimentista y dado que el pago de la pensión ha de realizarse
por meses anticipados, el artículo 148.2 prevé que “sus herederos no estarán obligados a devolver
lo que éste hubiese recibido anticipadamente” (esto es, los alimentos correspondientes a los días
que no ha vivido del correspondiente mes anticipado).

6.2 La mala conducta del alimentista


Se trata de los supuestos contemplados en los números 4 y 5 del artículo 152. El número 5 no
es propiamente una causa extintiva de obligación alimenticia preexistente alguna, sino al contraria
una causa de cesación o exclusión de la obligación de prestar alimentos. No hay, pues extinción
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alguna, sino inexistencia de presupuesto para exigir alimentos por el descendiente que, a causa
de su desidia, se encuentra en situación de necesidad. El hecho de que el alimentista lleve a cabo
alguna de las conductas que son consideradas causas de desheredación por el Código Civil puede
desempeñar efectos propiamente extintivos (en el supuesto de que el alimentista se encuentre ya
efectivamente percibiendo alimentos), y también originar la improcedencia de reclamación
alimenticia alguna.

7. Otras obligaciones alimenticias


El artículo 153 establece que “las disposiciones que preceden son aplicables a los demás casos
en que por este Código, por testamento o por pacto se tenga derecho a alimentos, salvo lo pactado,
lo ordenado por el testador o lo dispuesto por la ley para el caso especial de que se trate.”
La pretensión de este precepto de convertir el régimen jurídico de los alimentos entre parientes
en “normas generales” o en régimen general de las restantes obligaciones alimenticias de origen
legal (por ejemplo el supuesto contemplado en el artículo 964, relativo a los alimentos de la viuda
que quedare encinta) o de las establecidas convencionalmente (legado de alimentos, contrato de
vitalicio, etc.) es absolutamente vana, según la doctrina.
Los presupuestos de nacimiento de la obligación alimenticia entre parientes, asentados en la
nota de reciprocidad y en la necesidad del alimentista, imposibilitan pretender una aplicación
general de los artículos 142 y siguientes a otros supuestos de deuda alimenticia.
Basta indicar que el artículo 964 ordena que la viuda que quedare encinta deberá ser
alimentada de los bienes hereditarios aun cuando sea rica. De otra parte, el legado o la prestación
alimenticia de carácter contractual excluyen por principio la posibilidad de modificar la cuantía
de los alimentos.
Así pues, parece que la única relevancia que puede atribuírsele al art. 153 CC consiste en
declarar la admisibilidad de las obligaciones alimenticias convencionales (en las que habrá de
estarse a lo pactado y no a lo dispuesto en los arts. 142 y ss. del Código Civil) y en la posibilidad
remota de que alguien estableciera en su testamento un legado de alimentos a favor de tercero
sometido a los parámetros normativos de los alimentos entre parientes.

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