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La situación Fornerón e hija vs. Argentina, es una sentencia emitida por la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, organismo universal que en su fallo ponderó valores éticos
jurídicos sobre los vínculos biológicos ante métodos judiciales de filiación por adopción que ha
sido mal otorgado por el Estado argentino; en esta situación se observa como alegatos la presunta
violación del derecho a la defensa a el núcleo familiar del de Leonardo Fornerón y de su hija
biológica.
Dentro del proceso se puede valorar que la menor ha sido entregada por su propia mamá
biológica a un matrimonio preadoptivo, obviando el consentimiento del papá biológico, quien por
desconocimiento de que su ex pareja estaba en proceso de gestación y después el origen de la
menor, no tuvo la posibilidad de un acercamiento anterior y más que nada tener el respectivo
contacto inicial paterno filial y familiar con su hija, a quien una vez enterado de su paternidad
lucho por tener su defensa, sin embargo la justicia ordinaria en Argentina no se la otorgó, así como
tampoco el respectivo sistema de visitas, que además ha sido solicitado.
Dentro del estudio llevado a cabo al caso se consigue establecer que el Estado argentino
no aseguró reglas constitucionales y tratados mundiales con jerarquía constitucional, los cuales le
otorgaban derechos y garantías tanto al papá como a la menor, estas vulneraciones de derechos se
brindaron por conductas negligentes y maliciosas de determinados burócratas que intervinieron en
los diversos procesos internos.
El origen de la niña MM, siglas que se asigna como medida de defensa, se entregó sitio en
el Estado argentino, Departamento Victoria de la provincia de Entre Ríos, el día 16 de junio del
año 2000, siendo sus papás Leonardo Aníbal Javier Fornerón y Diana Elizabeth Enríquez; su
gestación se entregó producto de la interacción sentimental que mantenían los dos, la misma que
finalizó anteriormente del origen de la menor. El hecho de que la alianza que mantenía esta pareja
se diera previo a que nazca la menor ha sido la razón por el que Leonardo Fornerón desconociera
del embarazo y parto de Diana Enríquez, llegando a saber por comentarios en un conjunto de
amistades que mantenían en común; esto motivó a Fornerón a intentar de comunicarse velozmente
para verificar los comentarios sobre su viable paternidad, siendo infructuoso debido a que Diana
Enríquez evitaba la comunicación con él.
Cuando nace la menor MM, Diana Enríquez dictamina entregarla a un matrimonio, al cual
muestra como personas amigas, esta entrega la ejecuta por medio de guarda provisoria con
objetivos de adopción, puesto que la mamá biológica dictamina no quedarse con la niña,
instrumento jurídico que queda como constancia de la entrega formal de la niña a una familia
legalmente conformada, acto que se lleva a impacto en presencia del Protector de Pobres y
Menores suplente de la Localidad de Victoria; todo lo mencionado se hace sin consulta o
entendimiento de Leonardo Fornerón.
Leonardo Fornerón, al saber del origen de la menor, trató de conocer su paradero, puesto
que manifestó que deseaba saber si en realidad él era su papá biológico, y Diana Enríquez no le
brindada ni una información al respecto, incluso se mantenía plenamente a distancia, sin querer
tener ningún tipo de acercamiento, fundamento por el que Fornerón decidió asistir a Defensoría de
Pobres y Menores para expresar el caso que estaba pasando y expresar su quiero de hacerse cargo
de la menor cuando se compruebe su nexo consanguíneo.
La Defensoría de Pobres y Menores, citó a Diana Enríquez con el propósito de que señale
o refiera sobre la solicitud de información que requería Leonardo Fornerón, y en su declaración
sostuvo que Fornerón no era el papá biológico de la menor que había gestado; versión que no le
satisfizo a Leonardo Fornerón solicitando una más grande y más prolija averiguación. Información
que ha sido dada en alrededor de un mes luego del origen de la niña MM, pudiendo Leonardo
Fornerón revisar de manera legal su paternidad.
Con fecha 11 de julio de 2000, se abre una indagación, tomando como precedente el hecho
de la viable eliminación de identidad, delito que había incurrido Diana Enríquez en su calidad de
mamá biológica de la menor MM, puesto que existieron indicios que hacían dar por sentado que
en la entrega de la menor a el núcleo familiar amiga había actos de trueque de dinero, este motivo
más adelante ha sido archivada. El matrimonio que protegía y cuidaba a la menor, solicita el 1 de
agosto del año 2000, la guarda con objetivos de adopción de la menor MM; solicitud a la que
Leonardo Fornerón se opuso y requirió que como papá biológico se la entregasen a él puesto que
se encontraba en la postura económica y filial para lograr mantenerla.
Para comprobar su nexo con la menor, la autoridad judicial autorizó se les practicara
examen de ADN a Fornerón y a la menor, resultado que confirmó el parentesco que existe entre
los dos, no obstante, una pericia psicológica hecha a la menor concluyó a forma de conclusión que
lo más adecuado para la niña MM “es que permanezca en el núcleo familiar que reconoce, debido
a que podría ser demasiado perjudicial para la niña su traspaso a otra familia a la cual desconoce”.
Con fecha 17 de mayo de 2001, el Juez de Primera Instancia otorgó la guarda al matrimonio
que mantenía a la menor, en el que señaló que, para que la niña logre tener contacto con su papá,
se instrumente un futuro sistema de visitas. Esta sentencia ha sido recurrida por Leonardo Fornerón
por medio de acto apelatorio; resolución a la que la juez ad quen derogó 2 años más tarde,
señalando en su disposición que la juez Aquo había omitido medidas probatorias que eran que
predominan a favor del papá de la niña. Frente a esta sentencia el matrimonio que mantenía la
guarda de la menor interpuso recurso de inaplicabilidad de la ley, dando como resolución final que
el 23 de diciembre del 2005, o sea 2 años más, el otorgamiento de adopción sencilla de la niña
MM al matrimonio.
Con base a estas reglas jurídicas Fornerón presentó su demanda, puesto que la mamá hizo
entrega de la niña al día siguiente de su origen, sin su consentimiento y eludiendo todo método
legal, así como además, hizo la entrega en guarda con objetivos de adopción, método al que se
debió primeramente averiguar e indagar a la familia que acogería a la menor en calidad de guarda,
con ello se mantiene los vínculos parientes, puesto que una idónea mediación hubiese evitado el
caso de desvinculación familiar que ocurrió.
Es además importante lo cual instituye el artículo 318 del Código Civil de Vélez, el que
prohibía expresamente que la menor fuese entregada en guarda médiate un instrumento civil de
acuerdo administrativo o de escritura pública, el cual se hizo en este caso, y el fin de este artículo
es que se evite en todo momento actos dolosos en lo cual se refiere a la compra y comercialización
de menores, que en aquellas fechas en Argentina eran actos bastante habituales, y que Leonardo
Fornerón denunció que era lo cual había ocurrido en la situación de su hija, denunciando a la mamá
de la niña de haber recibido dinero por parte del matrimonio escogiente.
Existió además serias dudas del proceder del Protector de Menores y Pobres, autoridad
frente a la cual ha sido hecha la entrega de la menor e inobservo todo el proceso normativo que
corresponde, dejando entrever entre líneas que puede ser participe en un proceso doloso, lo que
además ha sido denunciado por Leonardo Fornerón en numerosas situaciones, empero estas
denuncias no han tenido eco y más bien lo cual se hizo ha sido el documento de cada una de estas
denuncias. Además, se ha podido mirar que dentro del juicio de adopción si se cumplió lo
predeterminado en el artículo 321, que dispone las normas pertinentes para este proceso, lo
observable ha sido que los plazos fueron incumplidos plenamente, o sea, los trámites excedieron
el plazo razonable, ocasionando que tal cual un perjuicio en contra del papá de la menor, puesto
que si se hubiese intervenido de forma activa y pronta sí hubiese existido la probabilidad de
restaurar el parentesco entre papá e hija.
Es de destacar que en todo instante Leonardo Fornerón estuvo presto y no puso objeción a
la participación judicial, con el fin de que se dé solución al problema en los plazos razonables;
empero a la inversa la justicia argentina violentó el debido proceso e irrespetó lo consagrado en
tratados de todo el mundo de Derechos Humanos, artefactos mundiales ratificados por el Estado
argentino. Sobre los procesos continuos en la justicia ordinaria en Argentina, se puede especificar
que, en junio de 2003, la Sala Primera de la Cámara Segunda de Paraná derogó la sentencia de
primera instancia.
Sin embargo, en noviembre del mismo año, el Preeminente Tribunal de Justicia de Entre
Ríos manifestó procedente un recurso interpuesto por el matrimonio que mantenía la guarda; y,
por lo tanto, restauró la elección de primera instancia. En esa elección, el Tribunal consideró los
efectos del tiempo, subrayando que la demora en el trámite del proceso de guarda judicial incidió
en la elección de confirmar la sentencia de primera instancia, en importancia del interés
preeminente de la, quien había vivido los bastante más de 3 años a partir de su origen con el núcleo
familiar a quienes consideraban eran sus papás.
Dentro del presente caso, la Corte IDH, asumió consideraciones especiales para poder
resolver el mismo, dentro de esto Arteaga y Torres (2021), explican dentro de su investigación que
esta Corte, aporto como instrumento en relación a los Derechos de los Niños, la Opinión
Consultiva OC-17, la misma que se centra en el Principio de Interés Superior del Niño, donde se
señala que:
“Este comienzo defensor de los derechos del infante tiene como precedente la
dignidad humana, de los chicos, y su necesidad de precautelar el desarrollo de este conjunto
vulnerable, con el pleno aprovechamiento de sus potencialidades, de esta forma como
además se debería tener bastante en cuenta la naturaleza jurídica y amplitud de la
Convención universal de los Derechos del Infante.”
Dentro de las consideraciones dadas por la Corte, esta que por unanimidad, reconoció y
manifestó que el Estado argentino ha sido responsable por la violación de los derechos a las
garantías judiciales y a la custodia judicial relacionadas con la obligatoriedad de respetar e llevar
a cabo en la normativa interna derechos primordiales, en perjuicio de Leonardo Fornerón y de su
hija, así como la vulneración de derechos del infante en perjuicio de la menor, todo lo mencionado
consagrado en la Convención Americana de Derechos Humanos. Además, la responsabilidad por
la violación del derecho a la custodia a el núcleo familiar, así como el incumplimiento a la
obligación de adoptar las posiciones de derecho interno, fundada en la Convención Americana, en
perjuicio de la niña menor y del papá biológico.
Dentro de esto, en un análisis realizado por Berti y Nasazzi (2014), explica que las
consideraciones preliminares anuncian el sentido de la elección de la Corte IDH en mantener que
el Estado argentino no aseguró las reglas constitucionales y los tratados mundiales con jerarquía
constitucional, que dan derechos y garantías tanto al papá como a la y de su hija M. por conductas
negligentes y maliciosas de determinados burócratas que intervinieron en los diversos procesos
internos.
Basado en la información aportada por el Estado en el 2019, tanto por escrito como en la
audiencia de supervisión de cumplimiento la Corte hace constar que el 5 y el 22 diciembre de 2017
se han realizado audiencias frente a el Juez de Familia, Civil y Penal de Menores de Victoria de la
Provincia de Entre Ríos, quien ha en compañía el proceso de vinculación entre el señor Fornerón
y su hija M., a partir de su inicio. En estas audiencias se escuchó, entre otros, a M., al señor
Fornerón, al matrimonio B-Z y a los psicólogos y burócratas de la Secretaría Nacional de la
infancia, Juventud y Familia (en adelante “la SENAF”) que realizan parte del equipo
interdisciplinario que ha estado al mando de la utilización del proceso de vinculación.
De igual forma tomo como consideración, de acuerdo a la resolución emitida por la (Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 7 de octubre del 2019), que según lo acordado por las
piezas intervinientes en dichas audiencias y lo resuelto por el referido juez, entre enero y mayo de
2018 se llevaron a cabo 5 encuentros entre el señor Fornerón y M. La SENAF elaboró informes
sobre el desarrollo de dichos encuentros, ciertos de los cuales fueron hechos en un lugar diferente
a las instalaciones de la SENAF, donde se habían efectuado todos los anteriores.
La sentencia presentada dentro de este caso se basa en la culpabilidad del Estado argentino
sobre la violación de derechos tanto de la protección de familia y de los derechos del niño, que se
redactan en los artículos 17.1 y 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos. De tal
forma que, en la sentencia del caso Fornerón e hija vs. Argentina, la Corte IDH estableció que los
fundamentos de los Tribunales argentinos para conceder la guarda judicial, respondieron a “una
iniciativa preconcebida de lo cual es ser progenitor exclusivo, debido a que el señor Fornerón se
le cuestionó y condicionó su capacidad y probabilidad de ejercer su funcionalidad de papá a la
realidad de una esposa”.
La Corte IDH aseguró, además, que “no hay nada que indique que las familias
monoparentales no logren brindar cuidado, soporte y cariño a los chicos. La verdad muestra
cotidianamente que no en toda familia hay una figura materna o una paterna, sin que ello obste a
que ésta logre brindar la paz primordial para el desarrollo de los chicos y niñas”, y añadió que la
niña tiene el derecho a crecer con su familia de origen20. Estas afirmaciones son coherentes con
lo expuesto por la Corte IDH en sus opiniones consultivas y en la jurisprudencia. Continúa en la
línea de reconocer y resguardar los diversos tipos de estructuras familiares que pueden presentarse
(en este caso la familia monoparental), descartando la probabilidad de que el ejercicio del derecho
a constituir una familia logre limitarse o restringirse solamente por la manera en que se organiza
o por la condición de los miembros que la conforman.
La situación Fornerón e hija vs. Argentina, añade un nuevo criterio para la concreción del
deber del Estado de defender a el núcleo familiar. Estima a el núcleo familiar biológica el objeto
fundamental de las medidas de custodia del Estado, puesto que es a ésta a la que M. poseen
primordialmente derecho. El núcleo familiar biológica incluye a los parientes más cercanos. Por
consiguiente, a falta de uno de los papás, las autoridades judiciales se hallan en la obligación de
buscar al papá, mamá u otros parientes biológicos. Revisada la jurisprudencia de la Corte IDH,
puede apreciarse que las medidas de custodia a la familia en interacción con los derechos de M. se
sustentan sobre 2 pilares.
Aunque el fallo de la Corte IDH relacionado al caso Fornerón e hija vs. Argentina es
probable analizarlo a partir de diversas perspectivas, sobresalen por su relevancia en la
interpretación judicial respecto del inicio del interés preeminente del niño; y, el impacto del tiempo
en los procesos judiciales concernientes a guarda, adopción, cuidado y demás. En lo cual concierne
al primer aspecto, se hace imperioso rememorar que el derecho de los infantes a la preservación
de sus interrelaciones parientes y al convivio con sus papás biológicos está expresamente
identificado en los artículos 8 y 9.1 de la Convención sobre los Derechos del Infante, normas que
representan un acuerdo universal respecto de una de las repercusiones del inicio del interés
preeminente del infante y, por ende, establecen parámetros a la tarea exegética de los juzgadores.
Acaso se posibilite, puesto que, que las normas ya fijadas desde el acuerdo universal sean
libremente reemplazadas por concepciones particulares, se correrá el peligro de adoptarse, bajo el
pretexto de atender al interés preeminente del infante, elecciones contrarias no apenas al interés
del infante, sino además a los derechos humanos ya ubicados, como se intentó enseñar durante este
artículo.
En cuanto al segundo aspecto, la situación analizada verificó que, por cierto, el curso del
tiempo, en actividades judiciales referentes al derecho de los chicos al convivio familiar, tiene el
impacto dañoso de la irreversibilidad, la práctica expone que ocasionalmente los procesos
judiciales concernientes a guarda, adopción, cuidado de niños y demás, son llevados a cabo en un
tiempo razonable. Se hace imprescindible, por lo tanto, la concientización de que la mera demora
en el trámite de tales procesos judiciales ya representa, por sí misma, una violación a los derechos
humanos, con el objetivo de que se establezcan mecanismos procesuales efectivos para
garantizarse que las actividades judiciales de esta naturaleza sean finalizadas con la elemental
celeridad.
Bibliografía
Arteaga Vera, J. L., & Torres Loor , A. J. (2021). Corte IDH, Caso Forneron e Hija vs. Argentina:
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http://repositorio.sangregorio.edu.ec/bitstream/123456789/2172/1/Corte%20IDH%2C%2
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Berti García, M., & Nasazzi Ruano, F. (2014). Análisis ético jurídico del caso Fornerón e hija vs.
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adoptivo pleno. Revista Internacional de Derechos Humano, 221-238. Obtenido de
https://www.womenslinkworldwide.org/files/1240/analisis-etico-juridico-del-caso-
forneron-e-hija-vs-argentina-a-la-luz-del-derecho-a-la-identidad-biologica-y-al-vinculo-
paterno-filial-y-familiar-adoptivo-pleno.pdf
Corte Interamericana de Derechos Humanos. (7 de octubre del 2019). Caso Forneròn e Hija vs.
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https://www.corteidh.or.cr/docs/supervisiones/forner%C3%B3n_e_hija_07_10_19.pdf