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Libertad de información
Muñoz Peralta, Hugo Miguel
Carrasco Tapia, Jaime Marcelo
Mendo Coronel, César Enrique
Arcángel Salcedo, Erick Edward
Romero Mendoza, Joel (*)
INTRODUCCIÓN
El presente trabajo trata sobre el enfrentamiento de dos derechos fundamentales
de la persona humana como son: el derecho a la intimidad y el derecho a la
libertad de información. El primero trata de proteger aquellos aspectos
concernientes a la vida privada y que no se quieren dar a conocer a terceros; y
el segundo trata de sobre el derecho que tienen las personas a obtener una
información sobre determinados asuntos para un buen desarrollo personal.
El Derecho a la intimidad y el derecho a la libertad de información son derechos
fundamentales de la persona, y por ende indispensables para su buen desarrollo
y bienestar, es por eso que es necesario delimitar los campos de acción entre
ambos derechos debido a que por el gran avance científico, tecnológico y de la
prensa, se divulgan diversos hechos pertenecientes a la intimidad de la persona,
por lo tanto es muy importante establecer el control de la información, tema que
no es fácil para la doctrina y la jurisprudencia, lo que se busca es de conjugar el
deber y derecho de difundir una información y el deber de no ofender a la
persona.
El derecho a la intimidad se desarrollo en el siglo XIX y su incorporación
normativa se produce en el presente siglo, apareciendo el conflicto entre este
derecho y el derecho a la información, más concretamente con la libertad de
expresión, el peligro comenzó a manifestarse a fines del siglo pasado,
incrementándose con el vertiginoso avance de la ciencia y de la tecnología. Los
medios de comunicación han perfeccionado sus sistemas y no sólo la prensa
escrita, sino también la cinematografía, la televisión y la informática la que se
introduce cada vez con más frecuencia en los hogares y poniendo la información
al alcance de todos. El desarrollo de la informática y la telemática ha sido
incesante en cantidad, calidad y rapidez para la información, pero también se ha
constituido en un gran peligro para el ser humano por existir la facilidad de poder
captar una serie de datos referidos a la intimidad.
La delimitación es el conflicto jurídico entre el Derecho a la intimidad y la libertad
de información en la legislación constitucional, penal y civil vigente en el Perú.
El planteamiento del problema sería si es que existe en realidad un conflicto
jurídico entre el Derecho a la intimidad y la libertad de información y si existe cual
debería prevalecer.
En el desarrollo de este trabajo tenemos como objetivos:
1. Conocer desde el punto de vista doctrinario en que consiste el Derecho a
la intimidad a la luz de la legislación nacional vigente.
4. Determinar cuáles son las esferas del Derecho que concurren a proteger
el Derecho a la intimidad e información en la legislación nacional vigente.
CAPITULO I
EL DERECHO A LA INTIMIDAD
1.1. Aspectos Generales.
Las personas humanas, en su quehacer cotidiano y en su constante interacción
con sus semejantes realizan un sin número de actividades tanto a nivel personal,
familiar, laboral, etc. Actividades que en algunas oportunidades las personas
desean mantener reservadas sólo para sí o también para un número reducido
de las mismas. Otras veces ellas mismas dan a conocer al resto de la sociedad
sobre dichos asuntos.
Para el tema que estamos tratando nos interesan aquellos hechos o asuntos que
un individuo mantiene en reserva para sí o para un número reducido de
personas, lo que sería la intimidad, sin olvidar que hay aspectos de la intimidad
que los mismos titulares de este derecho dan a conocer al resto. Refiriéndose a
ello Fernández Sessarego sostiene lo siguiente: ”...Es obvio además, que la
propia persona puede prestar su asentimiento ya sea para la instrucción en el
ámbito de su propia intimidad o para su divulgación siempre que con ello no se
agredan las buenas costumbres”.[1]
Hasta aquí no hay problema, pero esto surge cuando ciertas personas al no tener
conocimiento acerca de determinados asuntos privados de la vida de terceros y
deseando ello ya sea por fines comerciales o profesionales, se valen de muchas
formas para obtenerlo; o cuando teniendo conocimiento sobre ciertos actos, de
la vida de otros, proporcionados por su propio titular, estos los tergiversan sin
importarles el daño que causen con tales intromisiones o con tergiversaciones.
Es allí donde se requiere la presencia de un ente regulador que ordene, regule y
guíe las conductas de las personas; es decir, es allí donde se requiere la
presencia del derecho.
b. El Derecho a la libertad.
Al respecto Fernández Sessarego manifiesta que el derecho a la libertad “esta
radicalmente ligado al derecho a la vida..., supone la posibilidad de todo ser
humano de decidirse por un proyecto de vida dentro del bien común, de
realizarse plenamente como hombre”[17].
Es verdad lo sostenido por Fernández Sessarego pues las personas amparadas
por este derecho es que pueden proyectar y realizar su vida según su criterio; es
decir, puede optar por el medo de vida que mejor crean conveniente para su
desarrollo personal, siempre y cuando dicho modo de vida no sea contrario al
orden público y a las buenas costumbres.
Una persona, de acuerdo con este derecho, tiene la facultad para conocer
aspectos privados concernientes a su vida, como también puede guardarlos para
sí; sin que nadie pueda impedirla u obligarla a realizar dicha conducta, salvo
excepciones, previa justificación.
c. Intimidad y nombre.
Refiriéndose al nombre Cabonell Lazo y otros sostiene que “el nombre de las
personas es el medio de identificación de ellas dentro de la sociedad”[28] y para
el maestro Fernández Sessarego “el nombre es la expresión visible y social
mediante el cual se identifica a la persona, por la que adquiere singular
importancia dentro de los derechos de la persona”[29]
El nombre que tiene una persona es lo que hace posible su identificación, dentro
de la sociedad diferenciando del resto de personas, y logrando con ello
individualizarlo; para de esta manera poderle atribuir un sinnúmero de privilegios
o también para exigirle el cumplimiento de sus obligaciones; puesto que el
nombre es un derecho ya la vez un deber.
Refiriéndose a ello Fernández Sessarego sostiene que “... a partir de este
reconocimiento la persona tiene la facultad y el deber de asumir la paternidad de
sus propias acciones de conducta así como impedir que se le atribuya
comportamientos ajenos”[30].
Si bien, es evidente la diversidad de funciones de ambos derechos por proteger
bienes jurídicos diferentes; pero hay ocasiones en que a través del nombre
puede agredirse a la intimidad de la persona; como la señala Ferreyra Rubio,
citado por Morales Godo: “Cuando una persona escribe una novela o firma una
película en la que relata hechos reales sobre la vida de otra; si lo hace empleando
un nombre falso y sin dar señales que permitan descubrir la identidad del
protagonista real, no ocasionará daños y, por lo tanto no habrá responsabilidad.
Pero si al relato de los hechos se suma le empleo del nombre verdadero se habrá
cometido un ataque a la intimidad; adviértase que no se trata de un ataque al
derecho al nombre simplemente; este atentado queda relegada un segundo
plano por la violación más trascendente, del derecho a la reserva de la vida
privada” (Morales Godo, Juan “El Derecho a la Vida Privada y el Conflicto con la
Libertas de Información” Lima – Perú; ed. Editora y distribuidora jurídica
GRIGLEY EIRL; s/e 1995: Pág. 136 – 137.)
Esto no es cosa rara en nuestro territorio peruano, ya que muchas personas,
bajo el escudo del derecho a la libertad de expresión y en el de la libertad de
creación intelectual, realizan comportamientos que agreden la intimidad de otras
personas, generalmente a través del libro o la prensa escrita. Es decir esto
agente valiéndose del libro o de la prensa escrita se dedican a escribir
determinadas conductas íntimas de otras personas, empleando el nombre
verdadero o algo que lo identifique de manera indubitable, ya asea porque las
vivió con ella o por que la víctima las contó a la gente, o simplemente por que la
gente se dedicó a indagar y valerse de ciertas artimañas para obtenerlo.
En el primer grupo encontramos el caso, del libro “La Señito” en donde el autor
Carlos Vidal, narra pasajes de su vida íntima que vivió con la famosa animadora
de televisión Gisela Valcárcel.
CAPITULO II
DERECHO A LA INFORMACIÓN
2.1. ASPECTOS GENERALES
Según FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos “Los derechos de la persona tiene
característica fundamental de que el objeto de protección jurídica se encuentra
situado en el ámbito de la persona misma, del sujeto del derecho .... los derechos
de la persona tienen necesariamente como punto de partida el reconocimiento
del hombre como ser libre”[31]
Para BERNALES BALLESTEROS, Enrique la defensa de la persona humana y
el respeto a su dignidad es una declaración general de vocación personalista en
el ámbito filosófico, el sentido de la primacía que reconoce a la persona humana
también coincide con la denominada “naturaleza social del ser humano...”[32]
Nosotros concluimos en que la persona humana debe ser objeto de protección
en la persona miasma reconociendo como punto de partida su condición de
hombre libre y garantizar la protección de los demás derechos inherentes a la
persona humana, como la integridad física y psíquica, el honor, respetando su
dignidad.
QUIROGA LAVIE, Humberto, al hablar sobre el derecho de la información dice
que “El Derecho a la información tiene el doble carácter de ser un derecho
público subjetivo frente al estado y a la novedad donde actúa su titular y un
derecho privado, como derecho civil vinculado a la información que nos
concierne”.[33]
QUIROGA LAVIE, Humberto nosotros dividiremos al derecho a la información
desde un carácter bidireccional, lo cual significa que tenemos un derecho a dar
información como a recibir información dentro de la cual podemos incluir el
derecho a investigar para obtener información”.[34]
MORALES GODO, Juan, nos menciona que “podemos señalar que si bien la
vida privada de los personajes públicos disminuye, esta no desaparece, y que
en todo caso, el derecho a la información debe circunscribirse a la vida pública y
profesional de los personajes para que sea legitima”[35]
- El primer grupo lo conforman las personas que participan en la vida
política, económica, social del país.
- Otro grupo las personas populares como artistas y
- Un último grupo conformado por personas que desempeñan
funciones de trascendencia pública (funcionarios, empresarios, etc.) [36]
Por eso concluimos que cuando nos referimos al derecho que tenemos en cuanto
a la libertad de información, debemos hacerlo respetando la vida privada de las
personas y en el caso de los personajes públicos no se puede pensar que por el
hecho de ser personas públicas no tienen vida privada pues las informaciones
que difundan por los medios de comunicación no deben afectar la intimidad de
dichas personas porque si bien la vida privada de los personajes públicos, se
reduce, ésta no desaparece por lo tanto algunas informaciones de carácter
privado no deben ser difundidas sin la autorización de la persona aludida.
Nosotros pensamos que los medios de comunicación pueden informar y opinar
libremente sin consulta ni censura previa con respecto a la ley moral y con la
veracidad de los hechos relatados, por lo cual tiene libertad de prensa, pero esa
libertad de prensa no debe afectar el honor e intimidad personal y familiar de
terceros, porque si las informaciones difundidas afectan el honor e intimidad no
podrá hablarse de que se hizo uso de la libertad de prensa, puesto que dicha
libertad de prensa tiene limites y si sobre pasa esos limites se estaría violando
derechos de la persona humana que deben respetarse y que ampara la vigente
Constitución Política.
2.3.1. EXACTITUD.
Nosotros creemos que se debe tener exactitud al momento de brindar
información, precisión cuidado para dar a conocer información verdadera a la
población.
Debido al gran avance tecnológico los medios de comunicación tienen gran
influencia dentro de la población y si no se difunden informaciones exactas
podría ocasionarse inestabilidad en algunos aspectos como político, económico,
social, etc., por lo tanto los medios de comunicación deben difundir información
exacta previamente confirmada para no afectar la credibilidad de la población
con respecto a alguna información.
2.3.2. HONESTIDAD
Nosotros pensamos que con respecto al imperativo de la honestidad, se tendrá
la obligación de no difamar a otra persona atribuyéndole un hecho, suceso,
acontecimiento, cualidad, conducta, modo de proceder que pueda perjudicar su
honor o reputación, difundiéndolo ante varias personas o por medios de
comunicación como televisión, radio, prensa escrita, etc.
2.3.3. DISCRECIÓN
Nosotros pensamos que la discreción está referida en cuanto a la información
referida a la intimidad de las personas y por razones de seguridad nacional.
La libertad de información debe darse respetando los límites establecidos por la
constitución, pero la libertad de información implica también la posibilidad de
negarse a difundirse informaciones que conciernen a aumentar particulares que
afecten la intimidad o asuntos de información calificada como secreta por
razones de seguridad nacional.
Los medios de comunicación deben ejercitar el derecho a la libertad de prensa
respetando las limitaciones establecidas en la Constitución Política vigente.
Nosotros creemos que esa información debe ser la que iguale a los hombres, la
solidarice y permita su mejor desarrollo en la vida. Pero se debe garantizar no
solo la introducción no consentida sobre aspectos de vida que no reserva para
si sino también proteger el desarrollo de su interioridad, de su libertad.
Nosotros concluiremos que los medios de comunicación masiva, más
preocupados por el raiting, buscando beneficiarse en aspectos económicos, han
descuidado reflexionar sobre la responsabilidad que tiene dentro de la sociedad
de beneficio social y no de perjuicio a los demás con informaciones que atentan
contra su vida privada. Debemos tomar conciencia que al información es una de
los grandes instrumentos del mundo moderno y también su arma más poderosa.
Podemos hablar de poder en la información puesto que la información es
fundamental para todos, se puede decir que quien tiene la información tiene el
poder.
Según BOREA ODRIA ,Alberto “con el auge de los sistemas computarizados,
ese derecho informático genera un poder informático de dimensiones
insospechadas. La capacidad de registro de las computadoras, la rapidez de
consulta y transferencia de datos y la cobertura de la información genera poder
para quien lo pone...” [48]
Para nosotros el pleno aprovechamiento de la información se ve frecuentemente
obstruido por barrera de carácter subjetivo como falta de buena disposición
negligencia, tergiversación, incapacidad que afectan a otras personas.
Según SERRA ROJAS, Andrés “la proliferación abrumadora de la información
de la informática e incluso de la telemática, ha hecho surgir y agudizarse
rápidamente la preocupación de los Estados, como sujetos de la sociedad
internacional por los efectos perjudiciales que está produciendo ...” [49]
Nosotros podemos llegar a la conclusión de que con el adelanto tecnológico y la
utilización de computadora, va disminuyendo las márgenes de privacidad,
difundida informaciones que afectan la intimidad de las personas y como esos
datos personales son aceptados, almacenados ordenados en computadora no
se hace muy difícil su utilización para fines no permitidos como perjudicar a los
demás.
CAPÍTULO III
CONFLICTO ENTRE EL DERECHO A LA VIDA PRIVADA Y EL DERECHO A
LA LIBERTAD DE INFORMACIÓN
Es necesario establecer, en primer lugar, la naturaleza jurídica del
conflicto. En este sentido, es necesario precisar cuándo estamos frente a una
colisión de derechos y si es posible que se presenten casos de abuso de derecho
en el ejercicio de los derechos a la vida privada y la libertad de información.
Cuando en el ejercicio de un derecho no existe concurrencia de otro
derecho respecto del mismo bien, no existe problema de colisión de derechos,
pero sí, puede presentarse la figura del abuso del derecho. El abuso consistiría
en un acto en principio lícito que por el ejercicio del mismo se torna en ilícito, al
crear una laguna específica, atentando contra la armonía de la vida social; dicha
laguna debe ser integrada por el juzgador.
¿De qué derechos se puede abusar?. Como los derechos se desarrollan
socialmente, es en la interacción donde puede presentarse el abuso. No todos
los derechos tienen las mismas dimensiones de aplicación en la sociedad. En
este sentido, de los derechos personales no se puede abusar, ya que cualquiera
fuere su ejercicio no pueden dañar a los demás.
En consecuencia, los derechos tratados pueden colisionar, por ser
derechos equivalentes, no subordinados uno al otro; y en el caso de la libertad
de información se puede incurrir en abuso de derecho, cuando el sujeto se
exceda en la prerrogativa que le confiere el sistema y no tiene al frente un
derecho específico, ya que de existir estaríamos frente a la colisión de derechos,
como sería el caso en que se afecte la vida privada de la persona. Cuando exista
un conflicto entre ambos derechos estaremos frente a una colisión, y no a un
abuso del derecho.
Según MORALES GODO, Juan: “La colisión de derechos se manifiesta cuando
concurren varios derechos de tal manera que el ejercicio de uno de ellos
pretende excluir al otro o, de algún modo, lo perjudica”. [50]
Y en el caso de la colisión entre estos derechos fundamentales de la persona,
como son el derecho a la intimidad de la vida privada y el derecho a la
información, podemos mencionar que, para determinar la “supremacía” de uno
de ellos, la doctrina considera cuatro posiciones o teorías:
La primera, es la que sostiene que la defensa de la intimidad exige primacía,
entre los autores que se inclinan por esta teoría podemos mencionar a:
PICASSO, BERNALES BALLESTEROS, ENRIQUE FERRANDO, entre otros.
La segunda teoría, anteponiéndose a la primera, afirma que el derecho a la
libertad de información, por ser un derecho de carácter público, debe primar en
caso de producirse dicho conflicto; esta posición es acogida, entre otros, por:
ENRIQUE CHIRINOS y JOSÉ BERMEJO.
La tercera teoría, está referida a una posición ecléctica o mixta, que expresa
que ambos derechos son equivalentes, esta posición es asumida,
fundamentalmente, por MORALES GODO.
Y, finalmente, una cuarta posición es la que manifiesta que será el órgano
jurisdiccional competente quien, en última instancia, y atendiendo a las
circunstancias específicas, decidirá sobre el derecho que prevalecerá en el
supuesto de producirse el mencionado conflicto.
3.1. POSICIÓN O TEORÍA QUE DA PRIMACÍA AL DERECHO DE LA
INTIMIDAD
Los autores que se adhieren a esta teoría se basan en concepciones
filosóficas humanistas que consideran al hombre como un fin y no como un
medio, ya que de lo contrario llegaría a ser una simple “cosa”. Consideran
asimismo, que el valor fundamental que posee todo ser humano es su dignidad
(y sus reflejos: la honra y la intimidad), la cual constituye un límite externo a la
libertad de expresión.
Por el derecho a la intimidad se debe entender como el “derecho a ser
dejado solo” o “a ser dejado en paz”, tal como lo demuestran algunas ejecutorias
norteamericanas. Este ámbito de la vida, que el hombre reserva para sí,
constituye una necesidad existencial; es el ámbito de la creatividad, de la
reflexión, de la formación de las ideas y de las opiniones.
En nuestro sistema no existe controversia doctrinaria, ni jurisprudencial
respecto a una definición del derecho a la intimidad. Si nos atenemos a las
normas existentes la definición debe girar en torno a la protección de la esfera
de nuestra existencia que la persona reserva para sí misma, libre de
intromisiones, tanto de particulares como del Estado, así como el control de la
información de esta faceta de nuestra vida.
Siguiendo esta línea de pensamiento PICASSO, citado por MORALES
GODO, sostiene que: “ entre los derechos del individuo, la defensa de la
intimidad exige primacía. El sistema democrático debe defender la región
inviolable del individuo. Si, so pretexto de la libertad de expresión, se invade la
vida privada, el derecho político degenera en un fin en sí mismo”. [51]
Otros autores toman como fundamento, para la supremacía del derecho a la
intimidad, la clásica división de los derechos humanos.
MORALES GODO, Juan: “La clásica clasificación nos puede ayudar por su
sentido didáctico. Se considera a través de ella que los derechos humanos se
clasifican en: a) Derechos de la personalidad (llamados también individuales,
fundamentales de la persona, naturales, etc.), comprendiendo dentro de este
rubro todos aquellos que no dependen de algo exterior al ser humano; son
aquellos inherentes a él b) Derechos sociales, son aquellos que tiene el ser
humano como miembro de una comunidad y que le permiten el desarrollo de su
personalidad dentro de la sociedad; y c) Derechos cívicos, aquellos relacionados
con la participación política de la persona, es decir, elegir o ser elegidos en los
cargos públicos.
MORALES GODO, Juan. “El derecho a la vida privada y el conflicto con la
libertad de información”. Lima-Perú. Ed. Grijley. 1° Edición. 1995. Pág. 154
Tomando en consideración esta clasificación, NOVOA MONREAL, citado por
MORALES GODO, considera: “... el derecho a la vida privada como un derecho
individual y el derecho a la información como un derecho social, pero, movido
también por concepciones ideológicas establece la prevalencia, en caso de
conflicto, del segundo derecho sobre el primero, por responder a ‘intereses
generales’ por encima de los particulares, supuestamente comprendidos en el
derecho individual a la vida privada”
UGAZ SÁNCHEZ-MORENO, José Carlos, con respecto al tema, considera que:
“El honor será preferido respecto a la libertad de expresión (entendida como
expresión de ideas u opiniones), solamente en aquellos casos en que lo
expresado sea manifiestamente injurioso, mientras que únicamente se
antepondrá a la libertad de información (es decir el derecho a comunicar hechos
noticiables), cuando lo informado no sea veraz (producto del menosprecio a la
verdad o falta de diligencia en la verificación de la información) y carezca de
interés público”. [52]
Por su parte, BERNALES BALLESTEROS opina: “Cuando al divulgar la
información se afecte la intimidad personal que es, a su vez, derecho protegido
por el inciso 7 del artículo 2 de la Constitución. En caso de conflicto entre el
derecho a informarse de una persona y el de la intimidad del otro, debe
protegerse este último; el primero llega a uno de los bordes que no puede
atravesar: el derecho de uno termina donde comienza el derecho de otro”. [53]
ALBERTO BOREA sostiene que: “El derecho a la intimidad es propio de los seres
humanos que para su desarrollo requieren de un ámbito impenetrable en donde
pueden construir sus relaciones afectivas y donde pueden expresar sin
inhibiciones sociales sus propios sentimientos. Cualquier intromisión en ese
artículo íntimo y personal es una violación a la privacidad”. [54]
La doctrina alemana y jurisprudencia norteamericana también se han
manifestado sobre esta teoría, como bien lo expresa MORALES GODO “ es
menester indicar que en la doctrina alemana se ha desarrollado la necesidad de
reconocer un derecho general de la personalidad que tendría su centro en el
derecho a la vida privada. De la misma forma, como apreciamos, esta tendencia
prevalece en el derecho norteamericano, teniendo como sustento la defensa de
la libertad y la dignidad del ser humano”.[55]