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Unidad I
Consideraciones
Generales en Relación a
los Derechos Humanos
¿Qué son los derechos humanos?, ¿cómo pueden
caracterizarse?, ¿se pueden clasificar en categorías?,
¿qué obligaciones asumen los Estados?, ¿por qué no
toda afectación de derechos implica una violación en
sentido técnico?
Presentación.
Con lo expresado quiero señalar que la única condición que nos hace a todos y
todas titulares de los llamados derechos humanos, muchas veces también
denominados derechos básicos, esenciales o fundamentales, es la de ser
personas; no siendo relevante profesar una determinada religión, pertenecer a
uno u otro sexo, contar con determinada edad, conformar una etnia en
especial, ni aún gozar de una determinada nacionalidad.
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El instrumento fue aprobado en la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos
Humanos, celebrada en la ciudad de San José de Costa Rica, entre el 7 y el 22 de noviembre de 1969.
Es decir, los derechos humanos no son concesiones graciosas que hacen los
Estados en favor de las personas que habitan en sus territorios. Más aún, los
derechos humanos no son creaciones estatales, por el contrario, desde una
mirada filosófica debe señalarse que los derechos fundamentales nacieron con
el surgimiento de la humanidad, existen desde entonces, y han llegado a ser
reconocidos política y jurídicamente por las naciones, a través de los procesos
de adopción de instrumentos internacionales2 primero, y de la ratificación e
incorporación de ellos en las legislaciones y agendas nacionales después.
Hasta aquí lo que tiene que ver con la introducción al concepto, más tarde
retomaremos el asunto al referirnos al sentido técnico de la expresión
violaciones a los derechos humanos. Vayamos ahora a explorar sus
características principales.
Los derechos humanos cuentan con una serie de características, como lo son
la universalidad, la progresividad, la irrenunciabilidad y la indivisibilidad.
Veremos los aspectos más relevantes de cada una de ellas.
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Al referirnos a instrumentos internacionales, y más precisamente a instrumentos internacionales de
protección de derechos humanos, aludimos a textos escritos, que adquieren naturaleza de declaraciones
algunas veces, de tratados otras, en donde se reconocen derechos a favor de las personas y se restringen
los poderes de los Estados.
La universalidad tiene que ver con el propio concepto que señalamos al
comienzo, cuando dijimos que los derechos fundamentales no nacen por ser
ciudadano o ciudadana de tal o cual Estado sino que corresponde a todas las
personas, sin importar donde hayan nacido, donde habiten, ni tampoco a qué
cultura pertenezcan.
Este carácter de progresividad también indica que los Estados están obligados
a avanzar en el nivel de protección de los derechos fundamentales creando
nuevos y mejores mecanismos de tutela. Además, los Estados no pueden
retroceder en el reconocimiento que ya han hecho, como tampoco en los
niveles de disfrute que han alcanzado, es decir que la progresividad es también
prohibición de regresividad.
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La Segunda Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos fue celebrada en Viena, Austria, entre el 14
y el 25 de junio de 2003. Allí, las representaciones de 173 Estados adoptaron por consenso la
Declaración y el Programa de Acción de Viena, en cuyo primer apartado se “reafirma el solemne
compromiso de todos los Estados de cumplir sus obligaciones de promover el respeto universal, así como
la observancia y protección de todos los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos de
conformidad con la Carta de las Naciones Unidas, otros instrumentos relativos a los derechos humanos y
el derecho internacional”, añadiendo a continuación que “El carácter universal de esos derechos y
libertades no admite dudas”.
Por ejemplo, ningún tratado internacional obliga a los Estados a brindar
educación universitaria de manera gratuita, sin embargo, aquellas naciones
que la imparten se encuentran obligadas jurídicamente a sostener ese nivel de
reconocimiento del derecho y consecuentemente a no retroceder en su nivel de
garantía, ya que si lo hicieren estarían vulnerando este carácter.
Otro carácter tiene que ver con la indivisibilidad, este indica que nos es
imposible gozar de un derecho humano si no se tiene un efectivo disfrute de
todos los demás. Resulta difícil pensar que si uno solo de los derechos
humanos nos es vulnerado estaremos en condiciones de gozar en plenitud de
los restantes.
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Como veremos más adelante, la obligación de medios consiste en el deber estatal de generar
condiciones adecuadas, mediante el diseño, ejecución y control de programas, en la medida de los
recursos disponibles, para alentar el desarrollo y disfrute progresivo de los derechos humanos de
contenido económico, social y cultural.
El ejemplo señalado permite ilustrar la imposibilidad de dividir los derechos
humanos, los que sólo pueden ejercerse y disfrutarse en conjunto, no es
posible hablar de disfrute de algunos derechos humanos mientras otros nos
sean vulnerados. Sin embargo, como veremos seguidamente, a lo largo del
tiempo el conjunto de derechos humanos ha sido dividido en diversas
categorías.
Lo antes expresado indica que todos los derechos humanos poseen la misma
jerarquía, son iguales en importancia, cada uno de ellos resulta indispensable
para disfrutar plenamente de los restantes, y de una vida digna.
Como afirmamos, las relaciones que se dan entre ambos grupos de derechos
resultan ser tan fuertes que no existen derechos que pertenezcan
exclusivamente a una u otra clasificación; así, los derechos civiles poseen
elementos de naturaleza política, económica, social y cultural y lo mismo ocurre
en sentidos inversos.
Por eso, al hablar de derechos de tal o cual especie nos referiremos a aquellos
que manifiestan caracteres que los hacen principalmente de tipo civil, político,
económico, social y/o cultural.
Antes de continuar con la lectura de los párrafos que siguen, resulta importante
generar un momento de reflexión, invitando a indagar en nuestras ideas en
relación a las violaciones a los derechos humanos, ¿podríamos señalar cuando
estamos frente a ellas?
Si ya pensamos, podemos seguir la lectura. Para arribar una respuesta
adecuada debemos tener presente que no basta con que el derecho vulnerado
tenga reconocimiento como derecho humano para hablar técnicamente de una
violación a derechos humanos, es necesario que esa violación venga como
consecuencia de una acción o de una omisión estatal, es decir que además del
derecho de que se trate, resulta necesario evaluar la condición de la persona
agresora.
Como señalé antes, son únicamente los Estados los sujetos que asumen
obligaciones jurídicas en materia de respeto y garantía de todos y cada uno de
los derechos humanos a favor de todas y cada una de las personas que
habitan circunstancial, temporal o permanentemente en sus territorios, y por
esta razón sólo ellos pueden incurrir técnicamente en lo que se llama violación
de derechos fundamentales.
Por esta circunstancia, podrán ahora encontrarse pensando que si bien todos y
todas somos titulares de los mismos derechos humanos, no todos y todas, con
aquello que hagamos o dejemos de hacer, podremos producir violaciones a los
derechos básicos. Esa idea es correcta, ya que la violación en sentido técnico
solo puede venir como producto de una acción o una omisión estatal,
reprochable a un agente público.
La violación podrá ser directa o indirecta. Será del primer caso la violación a los
derechos humanos en la que un agente público de lugar al acto de agresión
violatorio de derechos fundamentales por sí mismo; y será indirecta cuando no
provenga de un funcionario o funcionaria, sino de un particular actuando bajo
las órdenes, aquiescencia o tolerancia del Estado.
Hasta allí no podemos saber si ese delito de homicidio debe, además, ser
considerado como una violación del derecho humano a la vida. Aquí, las
personas menos familiarizadas con el tema podrán pensar que estamos frente
a un absurdo, o al menos ante una situación preocupante, sin embargo ya
veremos que no es así. Existen razones para que algunos casos, como el
arriba planteado, constituyan violaciones a los derechos humanos, y otros, muy
similares, no.
Si quien produjo el hecho que acabó con la vida de un tercero fue un particular,
entonces se tratará sólo de un homicidio; pero si quien lo hizo fue, por ejemplo,
un agente policial excediendo las funciones a su cargo, entonces sí, ese delito
de homicidio podrá y deberá ser considerado además como una violación del
derecho humano a la vida. Allí estaríamos frente a un supuesto de violación por
acción y cometido en forma directa.
Con esto he querido señalar que no basta con que se trate de un derecho
humano vulnerado para hablar técnicamente de violación derechos humanos.
Consideraciones finales
Saber cuáles son los derechos que nos asisten, y aproximarnos a los medios
de reclamación que pueden activarse ante eventuales afectaciones, nos a
acerca, individual y colectivamente, a ideales de disfrute.