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Las lecturas de Freud

Néstor A. Bruaustein

Freud inventa al psicoanalisis que es un invento


inesperado, un invento insólito de alguien que se
coloca en el lugar de un objeto que renuncia al
saber, que renuncia a la subjetividad y todos sus
espejismos. . .

OLGA: "En todo lo que leo encuentro a Freud"

LA FRASE de Olga de alguna manera es la expresión del hecho de que a


Freud lo hacemos con cada lectura, lo hacemos con cada reflexión de lo que 1. Freud se hace
sucede en la experiencia y en el campo del psicoanálisis, con cada trabajo sobre con cada lectura
un sueño, sobre una formación del inconsciente, sobre la vida y el destino de un
ser humano; no se trata entonces de encontrar la realidad de un Freud hecho y
terminado en el momento en que puso el último punto en la escritura en su vida,
hace ya casi 50 años, sino de construir un Freud a partir de lo que hacemos con la
lectura de él; es decir, que tenemos no que enterrarlo como se entierra a un
muerto, sino que hacerlo nacer y mantenerlo en vida a través de nuestra acción, a
través de nuestro pensamiento, a través de nuestra escritura y a través de nuestra
palabra.

También podemos, claro está traicionarlo, desvirtuarlo, pervertirlo y matarlo,


y entonces, la cuestión de las lecturas de Freud asume el carácter de un
compromiso y este compromiso nadie está forzado a hacerlo, es una cuestión diría
yo, usando una palabra que tiene resonancias ambiguas, es una cuestión de
vocación de ser llamado a darle vida a esta obra que es una obra que nos
interroga y que nos cuestiona a todos, cuando leemos a Freud y cuando leemos
cualquier otra cosa que no es solamente Freud.

Ahora, el título es un título tramposo: en "Las lecturas de Freud" hay un


sentido subjetivo del título, Freud era un señor que leía y las cosas que leía son 2. Freud lector
las lecturas de Freud, es decir, hay un Freud lector: lector de los clásicos, lector de
Sófocles en griego y traductor de Sófocles del griego al alemán, con lo cual
consigue terminar sus estudios en el gimnasio, en la escuela secundaria, en la
formación humanista que era clásica en los tiempos en que él estudiaba, antes de
que todo eso haya pasado a una suerte de archivo de antiguallas que ya no forma
parte de la educación de la juventud, y vaya a saber cuánto se ha perdido al dejar
la formación clásica, al dejar la formación filológica, al dejar el estudio de las
palabras y el sentido de las palabras. Pero, no es de eso de lo que vamos a hablar
sino de algo que está presente en la obra de Freud como las lecturas que Freud
hacía. De un hombre que tenía una vocación enciclopedista donde no podía dejar
fuera de su conocimiento nada de lo que fuese humano, siguiendo la máxima de
Terencio él leía novelas, él leía lo que se producía en el campo de la antropología,
de la teoría de las religiones, de la historia del arte, de la lingüística de su tiempo,
de la medicina que es el campo en el cual él se formó, del cual él procedía y de las
1
impasses que encontraba en ésta cuando tenla que dar cuenta a través de
concepciones anatómicas y fisiológicas, de lo que sucedía con el sistema nervioso
y a partir del sistema nervioso la pretensión de dar cuenta de lo que sucedía con
los seres humanos y con los destinos de las vidas de los hombres. Encontró allí,
procediendo de la medicina una impasse y no se quedó en esa impasse, tampoco
se quedó en esa imposibilidad de pensar, desde la medicina, la subjetividad, sino
que tuvo que trascender su propia formación médica, enfrentarse con ella para
realizar los descubrimientos por los que él llegó a ser Sigmund Freud, tal como
hoy tratamos de conocerlo y de hacerlo nacer y mantenerlo en vida. Que tuvo que
tropezar no solamente con los impasses de la medicina, sino tambien con los
impasses de la psicología de su tiempo, una psicología que a través de los
laboratorios de psicología experimental no le aportaba absolutamente nada para
aquello que a él le intrigaba, es decir, la manera de dar cuenta de lo que sucedía
con el sufrimiento de las personas que acudían a su gabinete llevados por un
equívoco, y era el equívoco de creer que porque él era médico podía curar algo
que como médico en realidad estaba absolutamente desarmado para enfrentar.

Y el trabajo de Freud insistió en leer las impasses de la medicina, en leer


las impasses de la psicología, en comprender- que por esos dos caminos, por
esos dos laboratorios, el de fisiología y el de psicología experimental no iba a
llegar nunca a entender lo que sucedía con el sufrimiento de las personas que
acudían a él y entonces debió aprender a leer otro texto, un texto que era el texto
hablado por las personas que se dirigían a él. Renunciar a las pretensiones de
saber para tratar de aprender de lo que le decían sus enfermos, y tratar de
aprender de lo que decia el primer enfermo con el que tuvo que enfrentarse, que
era él mismo y escuchar el discurso de sus sueños y tratar de comprender qué era
lo que estaban diciendo esos sueños, esos discursos de los neuróticos y de las
neuróticas; hacer un lugar -y esto es algo que pocas veces se ha puesto
suficientemente de relieve-, hacer por primera vez en la historia, en la historia de
la humanidad, el lugar a un discurso desconocido, un discurso habitualmente
descartado como incierto y mentiroso que era el discurso de las mujeres. Aprender
a descubrir en el discurso de las neuróticas la verdad que ese sufrimiento de ellas
expresaba y manifestaba.

Esto es un primer acercamiento a lo que podríamos titular "Las lecturas de 3. Leer varias
Freud". Este es un título equívoco tambien, porque nos dice implícitamente que no veces porque
basta con hacer una lectura de Freud, es decir, que hay que hacer varias lecturas uno es el objeto,
no el texto
de Freud, no es cuestión de leerlo una vez, hacer un fichaje de aquello de lo que
Freud habla y decir ya he leído a Freud, porque la lectura de un texto de Freud se
enriquece con la lectura de un segundo texto de Freud y obliga a leer el primer
texto de Freud para ver lo que allí estaba prefigurado, preanunciado y que sólo
alcanza su significación a partir de la segunda lectura. Leer a Freud, entonces, es
un ejercicio para quien se compromete con el psicoanálisis que es un compromiso
con la verdad subjetiva, es un esfuerzo que no termina nunca; nunca se acaba de
leer a Freud en la medida en que cada análisis, en que cada elemento, resignifica
retroactivamente a Freud y por eso nuevamente recuerdo esta frase que escuché
en el momento de subir a este prestigioso podio desde el que les hablo: "todo lo
que leo me recuerda a Freud".

2
Leer a Freud, no como un objeto, el libro de Freud donde se habla de cosas
que voy a aprender, sino leer a Freud como un texto cuyo objeto soy yo, es decir,
como un objeto que desde su palabra me cuestiona, me pregunta: ¿y tú quién
eres? ¿qué quieres? ¿a qué apuntas? Como un texto entonces, que se suma a la
obra de los no muchos autores que son autores de la verdad, no en el sentido de
que ahí esté expresada una verdad religiosa, eterna y definitiva, sino de esos
autores a los que no se supera nunca, de esos autores a los que constantemente
se debe volver porque están en el punto de origen de una reflexión distinta y esos
autores, insisto, no son muchos. Leer a Freud como se lee a Platón, no por lo
tanto como se lee un texto sagrado, pero sí, también leer a Freud como se leen los
evangelios y leer a Freud como se lee al Antiguo Testamento, no porque allí se
manifiesta una verdad definitiva, eterna e inmutable, sino porque son textos que
nos cuestionan a nosotros y a nuestro lugar en el mundo y entonces a Platón, a
Hegel, a Heidegger, a Marx y a los Testamentos, a los cuales se les lee como
elementos que cuestionan y preguntan e interpelan al sujeto para que dé razón de
su lugar en el mundo y de su existencia.

Esto implica, por cierto, una ética de la lectura, un compromiso


irrenunciable del lector, en la medida justamente en que no se está preparando
para responder a la interrogación de un maestro al que se tendrá que satisfacer
diciéndole lo que el maestro espera que le digan, sino como un cuestionamiento
que hace de sí mismo.

Un Freud que es el impugnador radical de todas las ilusiones que han


marcado la existencia en el discurso de los seres humanos, de la ilusión religiosa,
de la ilusion filosofica, de la ilusión científica, de la ilusión política, etc., es decir,
alguien que impugna la creencia en los paraísos. Leer a Freud implica una ética
que es una ética del desencanto, del cuestionamiento de las certidumbres
subjetivas a las que nos es tan grato afirmarnos y arrimarnos. Leer a Freud
entonces, es como un trabajo de desgarramiento, como un trabajo de
desprendimiento de la coraza ideológica que nos promete el discurso de los
cuentos de hadas y aquello que en alguna ocasión Freud llamó eia popeia von
Himmel y que correctamente traducen como el "arrorró del cielo".

No es el discurso de las nanas, no es el discurso tranquilizador del


bienestar, de la felicidad y de la paz interior, es un discurso inquietante que nos
confronta con un real irresoluble que existe en el fondo de cada ser humano y que
es el fundamento de la existencia de un malestar en la cultura sobre el que Freud
se hacía pocas ilusiones y donde la experiencia posterior de los 50 años que han
transcurrido de su muerte para acá, ha venido desgraciadamente a abundar en un
sentido de confirmación de estas pocas predicciones, pero verdaderamente
trascendentales e inquietantes que Freud había formulado.

Un Freud, entonces, contrario a la noción del progreso y cuestionador de


las ilusiones de que a través del saber, se alcanzará la felicidad. Un Freud que
plantea la existencia humana, como una existencia que se desarrolla más allá del
principio del placer y que cuestiona a cada ser humano en su relación con la
finitud y con el mundo simbólico, donde cada uno de nosotros contribuye a

3
inscribir de una u otra manera su malestar y que puede hacerlo por el camino del
reforzamiento de las ilusiones o por el camino de la denuncia de tales ilusiones.

Leer a Freud implica entonces leer a Freud y no a los que dicen que lo 4. Leer a Freud
y no solo a los
leyeron, es decir, hay lecturas de segunda mano, hay gente que habla de Freud a que lo leyeron
través de lo que les dijeron que Freud dice, esto "no se vale" como decimos en
México. Leer a Freud a través de una versión, si no lo podemos leer en alemán, a
través de una versión que no lo traicione en la traducción, es decir, a través de
una versión que no sea una perversión como la que en España y en
Hispanoamérica se ha difundido a lo largo de décadas enteras, a través de la
traducción literariamente brillante, pero científicamente endeble de López
Ballesteros y por lo tanto utilizar la traducción de Etcheverry que es una
traducción, que aunque literariamente tenga más opacidad y más dificultades, es
teóricamente una versión correcta, porque en Freud no es posible contentarse con
una aproximación más o menos correcta.

Esto implica entonces, no una lectura sacralizadora en el sentido de que


hay que aceptarlo todo o rechazarlo todo, sino en el sentido de que sabemos que
si tomamos un elemento y lo desplazamos, lo modificamos. Tenemos que hacer
una relectura del conjunto de los conceptos para adaptarlos a la modificación que
hemos hecho de ese elemento, es decir, que hay ahi un concepto de estructura en
acción que confronta a cada lector entonces con una tarea delicada, que no se
resuelve con buenas intenciones de taponar con remiendos lo que la lectura
misma ha podido ir despedazando o desgarrando.

Es evidente que en esta aproximacion a las lecturas de Freud, no les voy a


ofrecer un curso resumido de psicoanálisis en una hora y tampoco voy a tratar de
decir qué es lo que Freud dijo, pero es necesario si, hacer una especie de mapa
de sistematicidad del conjunto de esta obra, porque en esta obra, como les digo,
existe una coherencia que resiste a los despedazamientos y a los intentos de
acomodar las páginas y las palabras de Freud, según las conveniencias del lector.
Decía yo, que es una obra que, como puede serlo la de Platón o como puede serlo
la de Marx, no se supera con el tiempo sino que se parte de ella para iniciar
nuevas reflexiones que terminan volviendo a ella.

Los datos biográficos de Freud importan, claro que sí, pero importan en
relación con el conjunto de la obra y como él dijo en alguna oportunidad: "mi vida
sólo tiene sentido desde la perspectiva del psicoanálisis” es decir, que su vida es
un resultado de su obra, es un resultado de su escritura y no la vida de un héroe
que habrá que canonizar o que mandar al infierno; de alguna manera Freud -y sin
el "de alguna manera" ¿por que relativizarlo?-, Freud es el hombre más conocido
de la historia de la humanidad, porque de todos los hombres que han existido en
el mundo se han hecho investigaciones biográficas muy profundas y muy
minuciosas, pero, ademas de que se hizo esa investigación sobre Freud, sobre
sus antepasados hasta 250 años antes de que el naciese, sobre sus
descendientes y sobre los mas íntimos detalles de su vida, Freud ha dado más
elementos sobre él que cualquier hombre que haya pisado la tierra, es decir, qué
5. Freud se lee
soñaba, cuáles eran sus deseos más recónditos, cómo se organizaba su
existencia -y esto es algo de lo que sólo sobre Freud sabemos- y más allá de que
4
él haya pretendido guardar ciertos secretos que creemos que en lo fundamental
han sido ya revelados por la investigación y más allá de la voluntad de sus
testamentarios, de sus descendientes por ocultar y por censurar ciertos elementos
de su vida y de su obra, de su correspondencia, etc., sucedió con Freud lo que
Freud dice que sucede con cada ser humano y es que la verdad reprimida regresa
y la verdad sobre Freud a pesar de los intentos de censurarla y de reprimirla ha
regresado y hoy en día podemos saber sobre Freud más que lo que se haya
llegado a saber sobre ningún otro ser humano que haya pisado este planeta.

Este Freud que parte de la medicina, que tropieza con la imposibilidad de


explicar a partir de la fisiología y de la anatomía del sistema nervioso lo que
sucede con la vida de los seres humanos, que lo lleva entonces a la construcción
de un aparato que reemplaza al aparato nervioso y que es el aparato psíquico. Un Aparato
aparato psíquico que es una construcción teórica, epistemológica, conceptual y Psíquico
abstracta elaborada por el propio Freud para dar cuenta de la maquinaria de la
producción de los procesos psíquicos; que encuentra entonces que en lugar de
neuronas, los átomos de este aparato son las representaciones y la organización
de éstas. Ahora podemos decir a la luz de la lingüística y en función de los
desarrollos que haremos después, que la organización del sistema significante en
cada ser humano determina entonces la producción, la existencia en cada uno de
ellos, de sistemas de representaciones que guardan entre sí una determinada
coherencia. Que para conservar esa coherencia, determinan la imposibilidad de
que otras representaciones entren dentro del mismo sistema, es decir, que el
inconsciente freudiano es la imposibilidad de que ciertas representaciones puedan icc
llegar a ocupar un lugar en el conjunto de las mismas, que oficialmente cada uno
de nosotros reconoce como propias, es decir, que hay representaciones, hay un
cierto saber que está en nosotros y que nosotros no sabemos que sabemos y por
eso creemos que lo ignoramos. Esta es la definición más elemental del
inconsciente, este conjunto de representaciones que no está a nuestra disposición
-tendremos oportunidad de volver sobre este concepto y tal vez de transformarlo
en función de lo que sucede en la experiencia psicoanalítica-.

Este conjunto de representaciones oficiales a las que llamamos nuestro yo,


se constituye en nosotros, no está formado sino que se constituye desde
nosotros., en nosotros, a partir de la aceptación de representaciones que nos
el yo se
vienen desde el exterior, es decir, que no somos los dueños de nuestro sistema de constituye
representaciones; sino que este sistema de representaciones se constituye en
relación con el Otro y que es tambien en relación con ese Otro donde ciertas
representaciones no pueden encontrar su lugar en el conjunto de las
representaciones oficiales. Hay algo que nosotros no podemos representarnos en
el momento en que nos constituimos como sujetos; Freud encuentra que ese algo
que no podemos representarnos, ese algo que es misterioso y enigmático para el
niño en el proceso de su desarrollo, es lo que tiene que ver con la sexualidad, con
la sexualidad entendida en el sentido psicoanalítico, en tanto que existe en el
mundo algo que está en todos los seres humanos, algo que el niño no puede La sexualidad
conceptualizar, algo que tiene que ver con el deseo de los otros que le pre-existen como lo que no
se puede
a él y donde él tiene que llegar a hacerse un lugar. Esta idea de la sexualidad que representar porque
no es por cierto la idea biológica de la sexualidad y que por cierto no se resuelve tiene que ver con
ni se disuelve con cursos de educación sexual para niños, que constituyen un elen lugar que ocupa
el deseo del
5 Otro
equívoco, un absurdo en sí mismo porque es la imposibilidad de que el niño llegue
a responder las preguntas acerca del lugar que él ocupa en el deseo de los otros y
esto no se resuelve -insisto- por medio de cursos de educación sexual. En todo
caso en los niños que sufran, como consecuencia de la imposibilidad de
representarse ese lugar en la relación con los demás será posible a través del
psicoanálisis de esos mismos niños y donde lo irrepresentable de la sexualidad
que procede del campo de los adultos y donde los niños tienen que encontrar su
lugar, aparece como algo que se constituye como un cuerpo extraño, como algo
no metabolizable -para utilizar una metáfora biológica-, algo no metabolizable por
el niño, un núcleo de representaciones que son inaceptables para la conciencia y
de lo que el niño se da explicaciones que vienen a tapar el lugar de ese saber que
le falta y que al tapar el lugar del saber que les faltá, traducen deformadamente
esa verdad que radica en ellos mismos.

Es el campo de las fantasías, el campo de la novela familiar, el campo de


las producciones del inconsciente, de los sueños, de ese saber que por no poder
verbalizarse ni articularse en palabras, se transforma en síntomas y en
manifestaciones de sufrimiento; en donde hay una tendencia fundamental a
alcanzar un estado de recuperación de un paraíso perdido que en realidad nunca
existió, que orienta la búsqueda de todos los seres humanos en función de el
reencuentro con determinadas experiencias de satisfacción que constantemente objeto
para la
escapan. Y en esta búsqueda permanente de un objeto perdido se constituye la ética
realidad del mundo, se constituye la realidad de los objetos que están en el campo
del Otro, que pueden ser compartidos, que pueden ser dados, prestados o
regalados y que son objetos que vienen a sustituir a los objetos imposibles del-
deseo y entonces el ser humano aparece animado por una compulsión que es
compulsión de repetición, compulsión de búsqueda de lo perdido que lo lleva a
multiplicar y hacer proliferar el mundo de los significantes en donde él mismo
acaba por ser un resultado de la búsqueda que él realiza y que cada uno de
nosotros no es el autor de sus pensamientos, el dueño de su vida y de su destino,
sino el resultado de esta búsqueda desesperada, de esta búsqueda trágica de un
6. Freud lector
objeto para siempre perdido y en esta obra de reflexionar sobre lo que sucede a del discurso
partir de lo que hablan aquellos a quienes Freud lee, que es a sus pacientes, de sus pacientes
Freud va construyendo la teoría psicoanalítica para dar cuenta del conjunto de los
efectos que encuentra en un campo que él ha creado a partir del hecho de
renunciar al saber para hacer actuar la ignorancia, inventando algo que es un
objeto para el que me faltan palabras para describirlo -aunque voy a nombrarlo por
cierto-, inventando Freud un objeto extraño, algo así como un objeto de ciencia
ficción, como algo que no pertenece al reino de la naturaleza, como una especie
de máquina absurda y pervertida y carguenlo de todos los adjetivos que ustedes
quieran, pero Freud inventa una cosa -yo diría una cosa, insistiría en esa palabra-,
sobrenatural, Freud inventa al psicoanalista que es un invento inesperado, un El psicoanálisis
como renuncia del
invento insólito de alguien que se coloca en el lugar de un objeto que renuncia al saber, objetivarse
saber, que renuncia a la subjetividad y a todos sus espejismos, que renuncia al para que el otro se
fantasma, que se nulifica, que se hace nada, que se hace cosa para permitir que manifieste
la subjetividad del otro se manifieste, entendiendo que en la función del diálogo,
como comúnmente se le entiende, el otro, el que escucha, en la medida en que
responde a lo que escucha hace de obturador y de obstáculo para que se revele la
realidad del que habla y que la única manera de eludir este inconveniente es
6
renunciando al diálogo y entonces es claro, vivimos en un mundo donde todo es la
ideología del diálogo y la invitación a dialogar y conozcámonos y
reconozcámonos.

Y Freud inventa esta cosa monstruosa de un ser humano, que se


transforma en cosa para que la verdad del otro no encuentre el obstáculo que
habitualmente encuentra en el espejo, que es cada uno de los que hablan con él y El analista en
lugar de objeto
de esa manera lo que estaba reprimido en el que habla puede llegar a
manifestarse y a eso que se manifiesta, que toma por sorpresa al analizante y al
analista en la situación analítica, a eso que no estaba antes en ninguna parte que
es un discurso nuevo, a eso es a lo que llamamos -en una definición que no es
estricamente freudiana-, es a eso a lo que llamamos el inconsciente. El
inconsciente no como algo que estaba allí esperando que alguien lo descubriese,
ni como una invención que no estaba en ninguna parte, sino como algo que se el icc como
realiza en esa situación analítica donde hay un sujeto que se ha hecho objeto, que producido en
ha desaparecido del campo visual, que ha desaparecido del campo de la palabra el encuentro
con ese que
para que se produzca el cuestionamiento más radical al que puede someterse un se hace objeto
ser humano, encontrando no lo bonito y lo bello que habría en él, sino encontrando
ese fondo siniestro que existe en cada uno de nosotros que es nuestro costado de
sombra, que es aquello que Freud intenta teorizar cuando lanza esa provocación
que el mundo rechaza con horror, que se llama "La pulsión de muerte" y que en
esto Freud manifiesta un deseo que es el deseo del analista, deseo que no cede
ante las conveniencias, que no cede ante las ideologías, que no cede en cuanto a
las palabras. "Uno empieza a ceder en cuanto a las palabras y termina por ceder
en cuanto a los hechos" dice en 1921; que no cede en cuanto a las palabras y que
a pesar del repudio que encuentra insiste en llamar sexualidad a la sexualidad y
en llamar pulsión de muerte a la pulsión de muerte y que los que se sientan
inquietos, incómodos por eso, se las arreglen con su incomodidad. El no va a
cambiar la palabra para satisfacer la demanda de otro.

Freud se murió en 1939 y podemos decir que desapareció aquel que podía
corregir a aquellos que hiciesen lecturas que se distanciaban del sentido de su
obra, entonces, ahora llegamos a un último sentido por hoy de esta pregunta, por
las lecturas de Freud y es el hecho de que después de Freud se han hecho 7. las lecturas
después de Freud
muchas lecturas y a partir de la obra de Freud y tomando con un cierto sesgo
ciertos puntos del texto de Freud y citando a Freud entre comillas y correctamente,
y en buenas traducciones, se han podido hacer distintas lecturas de Freud y se ha
producido una suerte de arborización de las lecturas de Freud, de ramificaciones
de las lecturas de Freud y el problema es que nosotros 50 años después de
muerto Freud, nos encontramos ante un campo que está arborizado por diferentes
lecturas de Freud. ¿Qué hacer dentro de ese árbol, dentro de ese bosque, dentro
de esa jungla? que es la de los lectores y la de las lecturas de Freud. Yo les
propongo una respuesta, una respuesta que limita a cuatro y solamente a cuatro a
las lecturas de Freud independientemente de la cantidad de los autores a los que
ni siquiera necesito mencionar, porque cada uno de ustedes encontrará en esta
sistematización de las lecturas de Freud a quien me estoy refiriendo, las nombro
primero y las trato sucintamente después para ver si nos queda tiempo para
dialogar algo sobre esta ponencia.

7
Yo diría que de Freud, después de Freud, se han hecho cuatro lecturas:
una lectura biologista, una lectura psicologista, una lectura sociologista y una 4 lecturas que
no se mezclan
lectura para la que no tengo palabras y que entonces por conveniencia llamaré
ahora una lectura lenguajera y ojo que decir cuatro lecturas, no es decir: "Como
las cuatro se apoyan en citas de Freud, las cuatro son igualmente válidas y es
cuestión de hacer una mezcla de las cuatro". No es un coctel de lecturas de Freud,
habrá que preguntarle a cada una de estas lecturas por sus títulos de pertinencia,
por su coherencia y por su coherencia particularmente con aquello que es el
conjunto de la obra de Freud y muy particularmente con la práctica de Freud, el psicoanálisis
porque el psicoanálisis no es una teoría sino el resultado de la aplicación de un como resultado
de la aplicación
método riguroso de la investigación de la subjetividad y entonces a cada una de de un método
estas cuatro lecturas hay que preguntarle por su coherencia en cuanto al conjunto
de la obra y de la acción de Freud.

Una lectura biológica muy difundida que parte de una perversión -lo voy a 1. Lectura
decir así directamente- de una perversión en la traducción de Freud. Freud usa el biológica
término Trieb cuyo equivalente en inglés etimológica y conceptualmente es drive y
en francés sería dérive y en español sería deriva y los traductores al inglés -hay
que decirlo, con la anuencia de Freud mismo que conoció esa traducción-,
traducen eso como instinct, es decir instinto. Ahora bien, en la obra de Freud la
palabra alemana instinkt aparece en ciertas oportunidades Con un sentido claro; el
instinto como aquello que guía al animal en la vida, como aquello que le permite instinto
sobrevivir, como aquello que le permite encontrar una armonía con el medio, como
aquello que conoce ciclos de tensión y distensión. Pero el Trieb freudiano,
traducido correctamente al español como pulsión, es algo radicalmente diferente,
es un resultado de la sumisión del ser humano a pautas que son pautas
pulsión
transmitidas por la palabra y que someten la satisfacción de sus necesidades a la
demanda realizada al Otro, que habrá de responder a esa demanda en funcion del
deseo que anima al otro al que se dirige esa demanda y esto no tiene nada que
ver con el instinto. Y entonces la lectura biologista de Freud parte
fundamentalmente de la perversión de la traducción de Trieb por instinto, haciendo
creer que la teoría freudiana es una teoría de los instintos y de la vida instintiva y
así es como muchas veces se transmite en las universidades de Latinoamérica
una lectura biologista de Freud, que si se trata de los instintos y de las estructuras
biológicas que son el sustrato de la actividad psíquica, entonces se trata de un
proceso de maduración. La maduración implica una pre-inscripción del desarrollo,
es decir, un pasaje sucesivo por determinados estadios hasta alcanzar una
completud que está escrita de antemano, algo así como el desarrollo que va
desde el huevo hasta la gallina y si algo descubre Freud es que precisamente lectura del
ninguna concepción del desarrollo como maduración, tiene que ver con lo que desarrollo
sucede con los seres humanos, tal como los encontramos en el mundo, en el cual de la maduración
de la completud
aparece el ser humano como el resultado de una relación conflictiva entre sus de antemano
deseos de descarga de las tensiones que se acumulan y que este sistema
regulador es a su vez un sistema de desconocimiento.

Esta lectura biológica, es una lectura que tiene como meta el que el ser
humano, entendido como organismo biológico que busca su adaptación a un el objetivo es
medio que es como el de los animales -sólo que más complejo-, tiene como meta la homeostasis
la homeóstasis, el principio del placer desconociendo que precisamente Freud
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parte del principio del placer para encontrarse con las impasses, con los caminos
bloqueados del principio del placer y esto lo lleva a elaborar como su obra
decisiva, como una obra que produce un giro de toda su teoría, un texto que se
llama: "Más allá del Principio del Placer", para revelar precisamente lo que en esta
máquina biológica no funciona en razón de la biología y que organiza la vida de
los seres humanos; y por supuesto, esto lleva a una concepción de la sexualidad ética:
la sexualidad
como una función biológica que también tiene que asegurar la descarga y por lo adecuada
tanto buscar una buena relación genital con fines preordenados por una para generar
sexualidad que está definida nuevamente desde el campo de la biología y descargas
transformar a la sexualidad en una suerte de gimnástica que tiene que llevar a la
satisfacción de los que se encuentran en la pareja amorosa.

Esta perversión del psicoanálisis que pasa por la biología, hace


precisamente que se crea que es posible que el discurso del psicoanálisis llegue a
armonizar con el discurso de los psiquiatras, con el discurso de la
psicofarmacología, con el empirismo científico natural que anima a la biología y a
la medicina y que en última instancia se podrá hacer que la clínica psicoanalítica
entre dentro de los cánones del DSM3,i que ahora está en vigencia y que algunos
consíderan como el máximo logro de la ciencia psicológica y psiquiátrica.

Ya con la lectura biológica tenemos una lectura psicológica de Freud, una 2. lectura
lectura psicológica de Freud que supone que se trata también de un progreso y de psicológica
un desarrollo; pero ahora ya no de estructuras biológicas sino de mecanismos de
adaptación cuya coronación es el yo y el yo que tiene que controlar los impulsos,
que tiene que armonizarse con la conciencia moral y que tiene que dirigir al sujeto
para que alcance las metas de felicidad, adaptación, bienestar, salud mental y
la coronación
como quiera llamarse a eso que le permita estar bien consigo mismo y con el del yo
mundo, anulando las tensiones, anulando las diferencias y transformándose en un
ser pleno, maduro, comprensivo, generoso, bueno y muchas cosas más.

Entonces, si la cosa es así, se trata de ubicar correctamente al sujeto en la


realidad, siendo por cierto el psicoanalista el representante de esa realidad que el psicoanalista
es el modelo
sabe que son las cosas armonicas y adecuadas para ir progresivamente
desgastando lo que es inarmónico e inadecuado, donde el psicoanalista puede
colocarse a sí mismo como modelo para que el otro, enfrentándose con este ser
logrado que es el psicoanalista, acabe identificándose, pareciéndose a él, llegando
a ser como él y logrando por este camino del psicoanálisis una reducción de la
diferencia, una reducción de aquello que no armoniza entre el sujeto y el mundo y
pueda hacerse camino en la vía de la felicidad, de la American Way of Life. No es
causal que esto se haya desarrollado predominantemente en los Estados Unidos,
en la American Way of Life, La Happiness, La Human Engineering y la realización
personal a través de la eliminación de lo que en el sujeto no camina, en la relación
con el mundo, la reducción de los conflictos, la satisfacción personal, el
psicoanálisis más que trabajar -cómo podré decirlo-, más que trabajar sobre el
coush se transforma en un coach, en un coach que "coachea" que entrena al
sujeto para la vida, enseñándole los caminos adecuados, e insisto, se transforma
en el representante de la realidad tratando de eliminar las distorsiones en la
percepción de la realidad que tiene el sujeto, que serían las fantasías que son
equivocaciones, consecuencia de que el sujeto no percibe bien la. realidad y
9
entonces en la lectura psicologista de Freud se trataría de conducir al sujeto a una
percepción adecuada de la realidad tal como la realidad es -cualquiera sabe lo que
eso significa- la realidad está ahí como la ven y que cada uno se ubique
correctamente, protegiéndose contra los excesos, llevando una vida sana para
alcanzar el éxito.

Lo anterior conduce a una teoría de las relaciones objetales, que supone


que el objeto está ahí a disposición de cada uno y que se trata de llevarse bien
con el objeto, no se trata del objeto perdido, radicalmente perdido, del freudismo ética:
el objeto está
que organiza esta búsqueda desesperada de un encuentro imposible, sino que se a la mano
trata de organizar el encuentro con los objetos que están al alcance de la mano y
que son objetos que se pueden consumir, intercambiar, etc. Se reducen de esa
manera las disociaciones que hay dentro de cada uno y el sujeto alcanza una
integración armónica de sus capacidades psíquicas, esto tenemos que ponerlo
también en la cuenta del "arroró", duérmase mi niño.
3. lectura
Hay una lectura sociologista de Freud, se trata de que el sujeto incorpore sociologista
las pautas sociales y llegue a una identificación satisfactoria de sí mismo y de su
lugar en el mundo y esta lectura sociologista en realidad está poco fundada en
textos de Freud. Es muy difícil encontrar textos de Freud que sirvan para apuntalar
una lectura sociologista de su obra, sin embargo no hay quien se haya privado de
hacerlo, hay algunos autores que se han decidido a hacer lecturas sociologistas
de Freud que proponen precisamente tomar a Freud como punto de partida.

Y en este sentido, los discursos sociologistas se pueden a su vez dividir en


dos grupos, que esquemáticamente llamaré sociologistas de derecha y
sociologistas de izquierda. Para el sociologismo de derecha las pautas buenas son
las pautas que están vigentes; por lo tanto se trataría de conducir al sujeto hacia
una adaptación, llevándolo a que incorpore las pautas que existen en el mundo, en sociologistas
el mundo de la realidad; tal como la realidad está estructurada por aquellos de derecha
sectores privilegiados de la organización social, y que el sujeto se adapte sin
fricciones a lo que marcan las pautas vigentes. Un sociologismo de izquierda en sociologistas
las lecturas de Freud que no se priva de citar a Marx de una manera de izquierda
absolutamente incorrecta, lleva por el contrario a transformar al psicoanalista en
un impugnador de los valores vigentes y en un cuestionador que sabe cómo es la
realidad, cómo es el mundo y cómo debiera ser, pero que debiera ser de una
manera diferente a como es; entonces el psicoanalista se arroga el derecho de
conducir a los sujetos que son sun objetos hacia los buenos valores, las buenas
virtudes de la impugnación, sin darse cuenta de que de lo que se trata es —tanto ética:
en un caso como en el otro— de ocupar el psicoanalista el lugar de los buenos el psicoanalista
sabe, el paciente
valores, el lugar de la verdad, el lugar del que sabe, el lugar del maestro y el lugar es su objeto
del amo y que este discurso sólo puede funcionar en la manufactura de los
esclavos de aquellos que siguen las pautas del psicoanalista, entendiendo que el
psicoanalista sabe cómo hay que ser en el mundo social, sabe que hay que ser de
acuerdo a las pautas que el mundo impone o en contra de las pautas que el
mundo impone, pero la diferencia entre ser de acuerdo o en contra es mínima
frente al hecho de que se le propone al sujeto que se identifique con los valores
que existen en el analista, por lo tanto en el desconocimiento de su deseo, del
deseo de él, de esa verdad que tiene que surgir de la experiencia analítica.
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Y finalmente una lectura que yo les decía que no sabía como llamarla,
porque se ha pretendido llamarla lectura estructuralista de Freud; pero la palabra
4. lectura
es incorrecta en la medida en que esta lectura de Freud propone una impugnación lenguajera
del concepto de estructura que es vigente en todas las ciencias que se llaman a sí ni estructuralista
mismas estructuralistas y que algunos han pretendido que sea una lectura ni lingüística
lingüístíca de Freud, pero, que es una lectura que toma la lingüística como una de
las variantes del discurso del amo e impugna las pretensiones de la lingüística de
transformarse en una ciencia que indique cómo debe usarse el lenguaje.

En esta lectura de Freud, entonces, que ni es estructuralista ni es lingüística


y que por eso llamo con un neologismo, que tiene un cierto matiz de lúdico -hay
quienes me han dicho alguna vez que es un matiz despectivo llamar a esta
lectura. una lectura lenguajera de Freud porque es una lectura centrada en lo que
sucede en el campo analítico como campo del lenguaje y de la palabra-. Si no
sacamos la palabra lingüística tenemos que sacar la palabra lenguajera con lo que
tiene de juego pero el juego como algo a realzar, a valorizar dentro de la
designación que aquí se propone. Lectura lenguajera de Freud que supone que el
sujeto cuando nace es, claro, un cuerpo; pero que ese cuerpo es un cuerpo que
ocupa un lugar en el orden simbólico, es un cuerpo esperado o inesperado o
desesperado; sin embargo que viene a llenar un cierto lugar dentro de
expectativas que le preceden y que se consagran en el. momento, antes que él
pueda representarse nada de lo que es su lugar en el mundo, cuando se le asigna
un sexo, se le asigna un nombre propio, se le coloca en un lugar determinado de
la estructura social, se determinan aquellos significantes -tomando la palabra
significante como elemento de la lingüística ahora sí- se le asignan aquellos
significantes que habrán de organizar el sistema de sus ideales y él tendrá que
llegar en el curso de su vida a abrirse un lugar y a llegar a representarse a sí
mismo en relación con los otros significantes que le rodean, y que estos
significantes enganchan un cuerpo, determinan los caminos por los que podrá
satisfacer sus necesidades, al mismo tiempo que su deseo, en tanto que el deseo
de ese objeto imposible porque la ley misma que es la ley del lenguaje lo expulsa
de él, lo llevará a perder y a perder de modo irremisible organizando a partir de ética:
el objeto es
eso una búsqueda, la búsqueda del objeto del deseo que lo irá historizando en la imposible
medida en que vaya fallando el encuentro con ese objeto que es objeto imposible,
perdido, prohibido y que a través de eso se irá haciendo una historia consecuencia
de la repetición, de la petición y de la repetición formulada al otro para que el otro
responda a lo que constituye su demanda imposibilitado de articular su deseo
porque las palabras lo prohiben, porque las palabras no lo permiten y de esta
manera se irá haciendo el destino de esa carne que es carne habitada por el
lenguaje, significantizada por el lenguaje que lo conduce a él a encuentros
prometidos que serán parcialmente satisfactorios, parcialmente insatisfactorios, en
el fondo decepcionantes y que de esta manera se va realizando la subjetividad
como historia donde el sujeto trata de representarse ante el otro a través de una
palabra y esta palabra lo suplanta, esa palabra lo desplaza, en cierto sentido esa
palabra lo hace desaparecer, lo mata y esta muerte que la palabra infringe es
aquello por medio de lo cual él se inscribe como algo que llega a ser en el mundo
humano. Esto que se ubica más allá del principio del placer, más allá de la vida,
porque la palabra no vive, la palabra está muerta, pero que hace que cada uno de
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nosotros se inscriba en lo simbólico a partir de las fallas, a partir del fracaso que
cada uno experimenta en esta búsqueda constante del objeto del deseo y que
esto fundamenta una practica del psicoanálisis que es el psicoanálisis como trabajar para
experiencia en que un sujeto se confronta con la falla, con el vacío, con lo historizarse
inexistente, con lo que está más allá del principio del placer y de esa manera
puede alcanzar la posibilidad, de historizarse.

En fin, por qué no terminar como dijimos, de la manera que habíamos


empezado con las palabras de Olga: "siempre que leo algo encuentro a Freud".
Gracias.

Diálogo con el público:

1) Freud era un gran escritor de la lengua alemana, fue nominado para el


Nobel de Literatura, no para Medicina, por lo menos se pretendió. El conocía
tambien el español, leyó el Quijote, porque conociendo la traducción que nos
presenta España de Biblioteca Nueva, él prácticamente autorizó esa traducción,
que es tal vez la más conocida y la que nos causa esta confusión, primera
pregunta; y segunda pregunta, yo veo la posición suya como muy cerca del
existencialismo de tipo Sartre y Camus, como que ellos hubieran heredado la
posicion de Freud.

-Bien, hasta donde yo conozco, a Freud no se lo postuló para el Premio


Nobel de Literatura y sí para el de Medicina; pero creo que esta intervención
remite al hecho de que al cumplir los 70 años, la ciudad de Frankfurt le otorgó a
Freud el premio Goethe y este premio Goethe es un premio que se le ha otorgado
a los escritores que han dejado una impronta en la lengua alemana y realmente su
estilo es inconfundible y la vigencia que tiene Freud se debe en buena medida a
las características de su estilo literario, como es el caso de todos los grandes
pensadores, como el de Platón, o de Heidegger o de Marx para simplemente
volver a citar a los que ya hemos citado. De todas maneras, él estudió el español
para poder leer a Cervantes, creo que esto es un elemento complementario
interesante como referencia con relación a las lecturas de Freud; es alguien que
es capaz de aprender una lengua para leer a un autor, para leer a Cervantes. Y no
fueron más allá hasta donde yo conozco y hasta donde se conoce, que como digo,
creo que es casi todo sobre la vida de Freud, no hay otros libros en español en su
biblioteca. No era él un lector de la lengua española; él recibió la traducción, de
López Ballesteros, la vio, posiblemente apreció las cualidades literarias y no creo
que haya podido -con el conocimiento precario que tenía de esta lengua-
detenerse a ver detalles de la corrección científica de la traducción; yo creo que
esto es lamentable, pero más lamentable es aquello a lo que hice referencia: cómo
habiendo permitido Freud la traducción traidora que se hizo de su obra al inglés,
por parte de James y Alix Strachey, particularmente cuando ellos no tradujeron
correctamente ciertos términos -aunque no creo que puedan no haberlo percibido-
por ejemplo de que traducir la palabra alemana que Freud usa ich que es el
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pronombre personal de la. primera persona del singular, traducir esa palabra ich
que en español se llama yo, como correctamente la traduce López Ballesteros,
traducirla como igo o ego según la pronunciación del inglés, es una barbaridad
porque es justamente desplazar a un término culto procedente de la lengua latina,
injertado en la lengua española, algo que fácil simplemente se debia traducir como
I, es decir, como el pronombre personal de la primera persona del singular, y de
ahí todas las demás traducciones están igualmente desviadas en el sentido de
hacer una traducción médica.

No olvidemos, que en los países nórdicos, el latín era el idioma de la


medicina, pero Freud no escribe en el idioma de la medicina, Freud escribe en el
idioma, en la lengua alemana de su tiempo; entonces dice: yo, ello, (o eso) y
superyó, los cuales se traducen con latinajos en inglés que pervierten el sentido de
la utilización freudiana de las palabras, la traducción de Triebe como Instinkt es
otro ejemplo de esto mismo. Yo creo que es verdaderamente lamentable que haya
sucedido así, porque ha autorizado una desviación del sentido de la obra de
Freud, como cuando se va a disparar un cohete a la luna, se permite una ligera
desviación en el ángulo con el que se le dispara, y bueno, eso hace fallar el blanco
por miles y miles de kilómetros.

La segunda cuestión que me hacían era acerca de la proximidad que puede


tener esto con el existencialismo Sartreano; creo que en cuanto al acercamiento a
fenomenos propios del ser humano, el existencialismo a partir de Kierkegard y con
sus continuaciones por la fenomenología sartreana, heidegeriana, llegando a sus
epígonos franceses con Camus, Sartre, Merleau Ponty y demás, han permitido
tocar ciertos puntos de verdad indiscutibles de los seres humanos. Pero, creo que
también es necesario poner de manifiesto aquello que ellos dejan de lado, que es
justamente esta estructuración a partir del concepto de inconsciente rechazado
por Sartre explícitamente, para considerar algo que es propio de la mala fe del
sujeto y de esta manera, se plantean una búsqueda de la autenticidad de la que el
sujeto estaría desplazado. Esto conduce al existencialismo a una suerte de
moralización de la experiencia que ha tenido su expresión en algunas escuelas
que se han dado en llamar del psicoanálisis existencial y que se han elaborado a
partir del cristianismo de Gabriel Marcel y a partir del ateísmo sartreano, dando
resultados que han quedado cortos en cuanto a su posibilidad de aprehender la
materialidad de la vida humana. Hay en esto algo sobre lo que yo en el curso de la
palabra -siempre me pasa cuando expongo de esta manera- he dejado de lado,
que creo que es esencial y es que Freud dice de su psicoanálisis que es una
ciencia natural y dice ¿qué otra cosa podría ser? Verdaderamente hay un eco
desesperado en esta pregunta de Freud: ¿qué otra cosa podría ser?, una ciencia
natural que el psicoanálisis evidentemente no es, porque él confía en encontrar en
la biología las explicaciones últimas de lo que sucede con sus pacientes, pero es
evidente que la investigación en la biología en los dos campos que Freud dio más
importancia que son: los sueños y la sexualidad, ha progresado infinitamente
desde Freud para acá, sin embargo, todo lo que ha avanzado la biologia en cuanto
a la sexología y los sueños oníricos bajo la forma de la fisiología y todo lo que se
ha avanzado en la fisiología de las gónadas, de la división cromosómica, de la
sexualidad, de la determinación de los caracteres sexuales primarios y
secundarios y demás, no han tenido ninguna, ni la más mínima relación con
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aquello que encontraba Freud en el psicoanálisis. Pero claro, Freud partía en su
momento de la oposición entre ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu.
Las ciencias del espíritu se basaban en la intuición, en la empatía y en otros
elementos inefables que eran imposibles de sistematizar y que no podían dar
cuenta ni fundamento a ninguna ciencia, sino a lo que correctamente Freud sentía
que eran diversas variedades de charlatanismo. En la oposición entre estas
ciencias del espíritu ligadas al charlatanismo, aunque haya autores respetables
que hayan procedido de ese campo de las Geisteswissenscchaften, y del otro lado
las ciencias de la naturaleza en las que Freud no encontraba nada en que pudiera
asentar sus descubrimientos. Es éste, el momento en que se produce un
descubrimiento fecundo al que Freud es absolutamente ajeno, pues llega a
morirse sin saber que se ha producido, y es que en Ginebra entre 1905 y 1913
Ferdinand de Saussure, define al sistema de la lengua como un sistema de signos
materiales, cuya materialidad consiste en su diferencia, es decir, una materialidad
que no es la materia de los metafísicos, que no es la materia empiricarnente
definida, sino que cada uno de los elementos que compone una lengua tiene un la materia
valor, que depende no de lo que materialmente existe en él y uno puede registrar del
con un magnetófono o con un aparato que transforme en ondas gráficas, puesto significante
que la materialidad de un significante depende de su diferencia con otros De Saussure
elementos de otro sistema. Esto funda una concepción de la materia que Marx no
conoció, que Freud no conoció, que es la posibilidad de estructurar las ciencias
alrededor de una concepción de la materia que no es la empírica de aquellas
cosas que se agarran con las manos positivamente, sino de una materia que está
hecha de negatividades y de diferencias. Esto es algo a lo que los existencialistas
no llegan, es decir, algo que a los existencialistas también se les escapa y es que
hay una cientificidad de las estructuras, donde los elementos son lugares que
están constituidos por diferencias con otros elementos hechos a su vez de
negatividades.

Hay una reformulación del materialismo que da pie para un replanteo de


todas las ciencias llamadas ciencias sociales o ciencias del hombre, con lo que
hay nuevos criterios de cientificidad que no necesitan buscar la materia observable
en el microscopio, sino que constituyen un nuevo criterio de ciencia y que el
psicoanálisis encuentra su razón de ser, no en la referencia de la experiencia
humana captada intuitivamente y no en la referencia a la materia organizada tal
como se la puede encontrar con un microscopio, sino con una nueva suerte de
materialidad que es la materialidad del significante y que la vida de los seres
humanos es un efecto de esta materialidad del significante que engancha a los
cuerpos y los hace cuerpos habitados por el lenguaje, cuerpos para el lenguaje y
donde se inscriben lo que Freud llamaba las pulsiones de vida y de muerte.

2) Es evidente en la exposición que se privilegia una de las cuatro lecturas


de los textos freudianos, es decir, hay una crítica más o menos marcada de tres
de las cuatro pero yo no oí ninguna crítica a esa posición llamada lenguajera,
entonces mi solicitud sería: ¿qué crítica se le puede hacer a esa posición? primera
cosa, y segunda cosa, en realidad yo creo que por motivos de esquematización
necesarios a la exposición se puede hablar de cuatro lecturas, pero en realidad lo
concreto en la vida de los psicoanalistas, yo pienso que lo que hay es una
mezcolanza frecuentemente de las cuatro lecturas, es decir, creo que es difícil que
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alguien sea estrictamente biologista. Mi pregunta entonces sería ¿hasta qué punto
existe una posibilidad de integrar de una manera coherente esas cuatro lecturas?

-La lectura que hace el compañero de mi exposición es correcta, es decir,


yo me adhiero a una de esas cuatro lecturas de Freud, y en función de esa
adhesión, que por cierto no es una adhesión emotiva, sino que es el resultado de
una formación en el campo psicoanalítico me inclino por una de esas cuatro
lecturas, y en función de ella hago la crítica de las otras tres. Supongo que
aquellos que son partidarios, aquellos que están enrolados, aquellos que llevan
una práctica que esta fundada en la lectura que ellos hacen de la obra de Freud,
serán los encargados de hacer una crítica más adecuada de esta lectura que yo
propongo. Sin embargo, yo he dicho que no es cuestión de hacer una elección
azarosa o de mezclarlas, sino que hay un rigor en la decisión que en la posición
que yo sostengo se impone y es ese criterio que adelanté de coherencia con lo
que sucede con la práctica psicoanalítica, es decir, de coherencia con Freud en
tanto que Freud inventa un método, una situación excepcional donde pone en
juego un determinado objeto que es un objeto creado por la propia concepción del etica
psicoanálisis y que es esta experiencia la que elimina fuera de su campo como coherencia
impertinente a todo aquello que no es del campo del lenguaje, a partir de la con Freud
función de la palabra, es decir, prohibe toda acción entre el analista y el analizante
que no se restrinja exclusivamente a lo que sucede en el campo de la palabra y el
psicoanalista se priva de toda intervención que no sea una intervención en el
campo del lenguaje.

A partir de esto, es que -y nosotros tenemos los testimonios que Freud ha


dejado de su práctica clínica en sus historiales- pudo llegar al extremo de hacer el
análisis de una persona a la que el nunca vio, ni conoció y de la que sólo tuvo un
libro titulado Las memorias del presidente Schereber, y encontrar la razón de ser
estructural, del delirio, en el análisis de un texto escrito y que excluye todo proceso
de estudio corporal, de observación, de búsqueda de datos y de confirmaciones a
través de lo que digan otros sobre lo que pudo haber sucedido en verdad, toda
encuesta, toda anamesis dirigida y conducida hacia un fin, es decir, en esta actitud
de leer a Freud se toma en cuenta, creo yo, no solamente lo que Freud escribió,
también lo que Freud describió, sino eso que Freud prescribió como via para el
psicoanálisis, hacer del psicoanálisis una experiencia del lenguaje y encontrar que
todo aquello que Freud produce como descubrimiento se adhiere a aquella tesis
por la que se reconoce a un autor, a un autor determinado de la descendencia
freudiana y es esa tesis de que el inconsciente está estructurado como un
lenguaje, que no hay nada en el inconsciente que sea biología, que no hay nada
del inconsciente que sea psicología, que no hay nada del inconsciente que sea
sociologia, que todo lo que hay en el inconsciente es su estructuración como un
lenguaje, por el lenguaje, en el lenguaje y es en ese sentido en que yo sostengo
que las cuatro lecturas de Freud no son equivalentes.

En cuanto a la posibilidad de mescolanzas, creo que es una cuestión


epistemológica y donde cada uno tendrá que dar razón de lo que es y de lo que
hace, no se me escapa la razón que tiene el compañero al decir que en la vida
concreta -no diré de todos los psicoanalistas-, yo personalmente no me reconozco
en ese retrato, que en la vida concreta de muchos psicoanalistas se asiste a una
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mezcla confusa de elementos procedentes de cada una de las cuatro lecturas de
Freud. Creo que lo que está en juego allí es una cuestión ética y no solamente una
cuestión teórica o epistemológica. Una cuestión ética en el sentido de que el
analista interviene como psicoanalista -lo diré siguiendo la división de los
discursos de Lacan- o interviene como psicoanalista o interviene como maestro o
interviene como amo o interviene como histérica y que hace una o hace otra de las
cosas y que el analista tiene una sola prescripción que es la de intervenir como
analista, es decir, desde el lugar, este lugar imposible que traté de describir en mi
exposicion, que es el lugar de objeto, haciendo semblante de ser objeto. Esto por
supuesto que es una opción ética en el sentido de que cualquiera otra de las tres
intervenciones conduce a una obturación de la posibilidad de que el sujeto se
encuentre con la verdad que yo no creo que la verdad no exista, yo creo que la la verdad
verdad sí existe, lo que pasa es que la verdad no está en el saber del sabio, sino está en el
que la verdad` habla por la boca de cada uno de los sujetos que hablan y que el que habla
arte del psicoanalista consiste en no tapar la emergencia de la verdad que no está
en su saber sino en el saber de aquel que es su sujeto.

 Conferencia pronunciada en el 3er Congreso Colombiano de Psicología Clínica,


Manizales (Colombia), 16 de agosto de 1987.
i
DSM·. Pertenece al código clasificatorio de las enfermedades mentales utilizadopor la
Organización Mundial de la Salud.

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