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Revolución Industrial

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La Revolución Industrial o Primera Revolución Industrial es el proceso de
transformación económica, social y tecnológica que se inició en la segunda
mitad del siglo XVIII en el Reino de Gran Bretaña, que se extendió unas
décadas después a gran parte de Europa occidental y América Anglosajona, y
que concluyó entre 1820 y 1840. Durante este periodo se vivió el mayor
conjunto de transformaciones económicas, tecnológicas y sociales de
la historia de la humanidad desde el Neolítico,1 que vio el paso desde una
economía rural basada fundamentalmente en la agricultura y el comercio a una
economía de carácter urbano, industrializada y mecanizada.2
La Revolución Industrial marca un punto de inflexión en la historia, modificando
e influenciando todos los aspectos de la vida cotidiana de una u otra manera.
La producción tanto agrícola como de la naciente industria se multiplicó a la vez
que disminuía el tiempo de producción. A partir de 1800 la riqueza y la renta
per cápita se multiplicó como no lo había hecho nunca en la historia, 3 pues
hasta entonces el PIB per cápita se había mantenido prácticamente estancado
durante siglos.4 En palabras del premio Nobel Robert Lucas:
A partir de este momento se inició una transición que acabaría con siglos de
una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal,
siendo estos sustituidos por maquinaria para la fabricación industrial y para el
transporte de mercancías y pasajeros. Esta transición se inició hacia finales del
siglo XVIII en la industria textil, así como en lo relacionado con la extracción y
utilización de carbón. La expansión del comercio fue posible gracias al
desarrollo de las comunicaciones, con la construcción de vías férreas, canales,
y carreteras. El paso de una economía fundamentalmente agrícola a una
economía industrial influyó sobremanera en la población, que experimentó un
rápido crecimiento sobre todo en el ámbito urbano. La introducción de
la máquina de vapor de James Watt (patentada en 1769) en las distintas
industrias, fue el paso definitivo en el éxito de esta revolución, pues su uso
significó un aumento espectacular de la capacidad de producción. Más tarde, el
desarrollo de los barcos y de los ferrocarriles a vapor, así como el desarrollo en
la segunda mitad del XIX del motor de combustión interna y la energía eléctrica,
supusieron un progreso tecnológico sin precedentes. 67
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases
sociales encabezadas por el proletariado —los trabajadores industriales y
campesinos pobres— y la burguesía, dueña de los medios de producción y
poseedora de la mayor parte de la renta y el capital. Esta nueva división social
dio pie al desarrollo de problemas sociales y laborales, protestas populares y
nuevas ideologías que propugnaban y demandaban una mejora de las
condiciones de vida de las clases más desfavorecidas, por la vía
del sindicalismo, el socialismo, el anarquismo, o el comunismo.8
Aún sigue habiendo discusión entre historiadores y economistas sobre las
fechas de los grandes cambios provocados por la Revolución Industrial. El
comienzo más aceptado de lo que podríamos llamar Primera Revolución
Industrial, se podría situar a finales del siglo XVIII, mientras su conclusión se
podría situar a mediados del siglo XIX, con un período de transición ubicado
entre 1840 y 1870. Por su parte, lo que podríamos llamar Segunda Revolución
Industrial, partiría desde mediados del siglo XIX a principios del siglo XX,
destacando como fecha más aceptada de finalización a 1914, año del
comienzo de la Primera Guerra Mundial. El historiador marxista Eric
Hobsbawm, considerado pensador clave de la historia del siglo  XX9 sostenía
que el comienzo de la revolución industrial debía situarse en la década de
1780, pero que sus efectos no se sentirían claramente hasta 1830 o 1840. 10 En
cambio, el historiador económico inglés T.S. Ashton declaraba por su parte,
que la revolución industrial tuvo sus inicios entre 1760 y 1830. 11
El término «revolución industrial» es también materia de discusión. Algunos
historiadores del siglo XX, como John Clapham y Nicholas Crafts, argumentan
que el proceso de cambio económico y social fue muy gradual, por lo que el
término «revolución» resultaría inapropiado. Asimismo, es cuestionado el mote
de «industrial», ya que el proceso englobó también cambios agrarios, sociales,
energéticos, y demográficos.12 Estas cuestiones siguen siendo tema de debate
entre historiadores y economistas.

Antecedentes y causas

El triunfo de los nuevos planteamientos filosóficos del siglo XVIII, contribuyó al intercambio del
conocimiento científico.

John Locke, padre del empirismo y del liberalismo


moderno.
Los inicios de la industrialización europea hay que buscarlos en la Edad Moderna. A partir
del siglo XVI se vislumbra un avance en el comercio, métodos financieros, banca y un cierto
progreso técnico en la navegación, impresión o relojería. Sin embargo, estos avances
siempre se veían lastrados por epidemias, constantes y largas guerras y hambrunas que
no permitían la dispersión de los nuevos conocimientos ni un gran crecimiento
demográfico. Según el historiador Angus Maddison, Europa Occidental experimentó un
crecimiento demográfico prácticamente nulo entre 1500 y 1800.
El Renacimiento marcó otro punto de inflexión con la aparición de las primeras sociedades
capitalistas en Holanda y el norte de Italia. Es a partir de mediados del siglo XVIII cuando
Europa comenzó a distanciarse del resto del mundo y a asentar las bases de la futura
sociedad industrial debido al desarrollo, aún primitivo, de la industria pesada y la minería.15
16
La alianza de los comerciantes con los agricultores hizo aumentar la productividad, lo
que a su vez provocó una explosión demográfica, acentuada a partir del XIX. La
Revolución Industrial se caracterizó por la transición de una economía agrícola y manual a
una comercial e industrial17 cuya ideología se basaba en el racionalismo la razón y
la innovación científica.18
Otro de los principales desencadenantes de la Revolución nace de la necesidad. 19 Aunque
en algunos lugares de Europa como Gran Bretaña ya existía una base industrial,
las Guerras Napoleónicas consolidaron la industria europea. Debido a la guerra, que se
extendía por la mayor parte de Europa, las importaciones de muchos productos y materias
primas se suspendieron. Esto obligó a los gobiernos a presionar a sus industrias y a la
nación en general para producir más y mejor que antes, desarrollándose industrias antes
inexistentes. La industrialización tuvo lugar en diferentes oleadas en los distintos países.
Las primeras áreas industriales aparecieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII,
extendiéndose a Bélgica y Francia a principios del siglo XIX y a Alemania y a Estados
Unidos a mediados de siglo, a Japón a partir de 1868 y a Rusia, Italia y España a finales
de siglo. Entre las razones se encontraron algunas tan dispares como la notable ausencia
de grandes guerras entre 1815 y 1914, la aceptación de la economía de mercado y el
consecuente nacimiento del capitalismo, la ruptura con el pasado, un cierto equilibrio
monetario y la ausencia de inflación.

Otras interpretaciones
Otras interpretaciones sugieren que este nuevo cambio de mentalidad y la posterior
evolución del sistema económico fue por causas morales y religiosas. La Reforma
protestante de Martín Lutero y Juan Calvino trajo consigo un cambio de mentalidad en el
trato y visión respecto del trabajo. Según Max Weber el protestantismo considera al trabajo
y al esfuerzo como un bien y un valor fundamental, al contrario que la ética católica que lo
considera un castigo a raíz del pecado original.20 Esto explicaría en parte las diferencias a
la hora de desarrollarse de las distintas naciones europeas, teniendo como pioneros a
países protestantes como Gran Bretaña, Alemania u Países Bajos y como países
atrasados a España, Portugal e Italia, todos ellos católicos.21 Esta interpretación sigue
siendo muy discutida.

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