Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Manuel Palacio
“El error del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin comprender y, especialmente, sin
sentir ni ser apasionado (no sólo del saber en sí, sino del objeto del saber), es decir, que el
intelectual pueda ser tal (y no un puro pedante) si se halla separado del pueblo-nación, es decir, sin
sentir las pasiones elementales del pueblo, comprendiéndolas y, por lo tanto, explicándolas y
justificándolas por la situación histórica determinada; vinculándolas dialécticamente a las leyes de
la historia, a una superior concepción del mundo, científica y coherentemente elaborada: el
"saber".”Antonio Gramsci
Introducción
La educación popular, ha sido y es, una perspectiva educativa presente en los debates
latinoamericanos sobre la educación, desde la hora independentista, tuvo un lugar central
en las redefiniciones de los proyectos de nación que comenzaban a surgir. Negada y
criticada muchas veces, supo recuperarse y transformarse, para constituirse en una
herramienta de organización y formación de sujetos políticamente activos cuando las
luchas populares resistieron los distintos embates de las clases y grupos sociales
dominantes. También estuvo presente a lo largo del siglo XX, cuando esas luchas, se
propusieron construir un mundo distinto y superador al capitalismo. Hoy la educación
popular es parte de las propuestas de muchas organizaciones y movimientos sociales que
se proponen acciones constestarias y antagónicas al poder neoliberal hegemónico.
Como campo de síntesis, la educación popular también se constituye como una opción
política, ética y pedagógica alternativa a la educación de los grupos dominantes, no exenta
de contradicciones, y en permanente revisión de sus supuestos y acciones, su propuesta
ha sido y es, una referencia para pensar proyectos emancipatorios, que incluyan múltiples
formas y espacios de conocimiento. Con esto queremos dejar claro, que los que mejor
perfila a la educación popular (en adelante EP), es su permanente búsqueda de caminos
hacia la emancipación, entendiendo que no se trata de un llegar a la meta, sino de una
profunda reflexión–acción sobre las prácticas políticas pedagógicas. Este movimiento
permanente es lo que la hace difícil de asir, o definir de manera precisa y definitiva.
Es propósito de este artículo, presentar un texto que contribuya al debate sobre algunos
de los caminos trazados históricamente en el campo de la EP, y al mismo tiempo sea una
invitación a repensar su actualidad, y su proyección en el siglo XXI.
En un primer momento se identifican algunas categorías que nos permitan trazar el
recorrido histórico, proponemos para esto, desarrollar algunas tensiones y perspectivas al
interior del campo de la EP. Luego, haremos una aproximación a la actualidad de la EP,
conmovida y revitalizada por las luchas sociales de las últimas tres décadas. Para finalizar,
2
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías
presentamos algunos aportes de la epistemología del sur, como opción para repensar
algunos futuros caminos posibles de la EP.
1
Nos referimos a la alta incidencia que tuvieron análisis y propuestas como las de Iván Illich, y dentro de las
teorías de la reproducción, particularmente la lectura de la escuela como aparato ideológico de Althusser.
4
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías
La escisión entre práctica misma y la teorización, hecha por tierra una de los
principios más importantes de la educación popular, la noción de praxis, entendida como
unión dialéctica entre estos momentos. “En verdad, sin teoría nosotros nos perdemos en
medio del camino. Pero, por otro lado, sin práctica, nos perdemos en el aire.” Sólo nos
encontramos en la relación dialéctica, contradictoria, práctica–teoría y, si nos perdemos, a
veces al fin nos reencontramos.” (Freire, 2005, p. 160).
La Perspectiva Liberal
La autora referida nos dice que “La tradición liberal piensa la EP dirigida a los sectores más
empobrecidos que no han logrado completar la escolarización: alfabetización,
terminalidad de educación básica y actualmente de educación media”. (Rodríguez, 2011,
p. 332). La EP es la educación pública, la educación “para todos”. Una nota distintiva de
esta tendencia es el carácter neutral adjudicado a la educación, aunque desde otro lugar
podemos decir que tiene un fuerte componente civilizatorio y de control social. Como
desarrollamos anteriormente, esta tendencia, con sus matices, responde a la propuesta
sarmientina de la educación. Dice Sarmiento (2011) “¿Cuánto se gasta anualmente en la
educación pública que ha de disciplinar el personal de la nación, para que produzca en
orden, industria y riqueza lo que jamás pueden producir los ejércitos?” (p.51).
En esta perspectiva son los educadores quienes deciden qué deben aprender los alumnos,
éstos tienen una posición sumamente pasiva en el acto educativo. Como Freire (2009)
analizara profundamente las implicancias políticas de esta pedagogía, a la que denominó
educación bancaria:
Para esto, utilizan la concepción "bancaria" de la educación a la que
vinculan todo el desarrollo de una acción social de carácter paternalista, en que los
oprimidos reciben el simpático nombre de "asistidos". Son casos individuales,
meros "marginados", que discrepan de la fisonomía general de la sociedad. Ésta es
buena, organizada y justa. Los oprimidos son la patología de las sociedades sanas,
que precisan por esto mismo ajustarlos a ella, transformando sus mentalidades de
hombres "ineptos y perezosos. (p. 75).
La perspectiva liberal entiende a la EP como una manera de “asistir” a los sectores
marginados, entendidos como sujetos peligrosos para un orden social que aparece como
neutral y justo, su acción educativa se orienta garantizar el derecho social a la educación,
entendida esta como el acceso a una cultura universal y válida para todos, sin ninguna
contracción y relación con las posiciones de clase. Esta tendencia tiene un fuerte
componente disciplinador y adaptativo al orden establecido. La perspectiva liberal, si bien
no de manera pura y muchas veces de manera solapada, sigue estando presente en el
sentido común de muchos educadores que ven en la educación una función de
adoctrinamiento moral.
La Perspectiva Paternalista–Asistencialista
Esta perspectiva comparte ciertos rasgos con la liberal, el pueblo en tanto destinatario, es
visto como un sujeto pasivo, siendo el educador quien decide los contenidos, las
metodologías y los fines de la acción pedagógica. La condición de marginalidad de los
sujetos es entendida en esta tendencia, como un acto de injusticia, que debe ser
reparado, la educación se dirige a eso. Según Lidia Rodríguez (2008) “En el vínculo
pedagógico, predomina un enfoque asistencialista de características conservadoras o
progresistas.” (p.332). Pero la dimensión política de las prácticas sociales está oculta, el
8
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías
La Perspectiva Transformadora
En Argentina es posible hablar de esta perspectiva, desde comienzo del siglo XX, cuando
con la llegado de los inmigrantes, también llegaron las ideas socialista, comunistas y
anarquistas. Con distintos grados de desarrollo y diferencias en términos metodológicos y
de acción, estas ideas configuraron un panorama crítico, alternativo y cuestionador de la
escuela pública Argentina. Fueron docentes y militantes de estos partidos y orientaciones
políticas quienes comenzaron a denunciar el carácter exclusor del sistema educativo,
llamado por los sectores liberales hegemónicos como “educación para todos, o educación
común. Al mismo tiempo que denunciaban esta situación, los educadores de esta
perspectiva, emprendieron numerosas experiencias que ponían en cuestión a la escuela
pública estatal.
Algunas de estas experiencias compensaban las carencias de la educación que se impartía
en la escuela pública, otras se convirtieron en espacios alternativos y contestarios a la
escuela común, y al sistema económico–político Liberal y oligárquico dominante. Dentro
de éstas, podemos nombrar las escuelas socialistas, que formaban a los trabajadores e
inmigrantes en las cuestiones sindicales y gremiales, con una clara orientación de clase y
confrontación, mientras se enseñaba a leer y escribir, matemática básica y también artes y
literatura.
Las experiencias anarquistas, se caracterizaron por la férrea denuncia a la educación
oficial, y desde sus comienzos sostuvieron el carácter autogestivo y autónomo de sus
escuelas. Las escuelas anarquistas fueron construidas con la intencionalidad de formar a
sus militantes impartiendo las bases, de una nueva sociedad que estaba por venir. La
concepción del educando, distinta a la tradición liberal, apostaba a un proyecto de
educación integral que incluía una gran variedad de manifestaciones culturales, al mismo
tiempo que hacían un énfasis importante en la enseñanza de las ciencias y la lectura y
escritura.
Los anarquistas fueron propulsores de escuelas alternativas, y la primera escuela
libertaria argentina (1888) fue la Escuela Moderna de Villa Crespo (dirigida por
Renato Ghia), barrida por la represión en 1909. También existieron corrientes que
se desprendían del pensamiento de Mijail Bakunín (1814-1876), que planteaba un
9
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías
sobre una epistemología que incorpore distintos formas del conocer, y que supere la
visión occidental, blanca y masculina del conocimiento hegemónico. Como nos dice (Korol,
2009)
La EP tiene como punto de partida las prácticas sociales históricas
acumuladas en las luchas emancipatorias. Requiere, además, como herramienta
liberadora, un diálogo con el conjunto de las ciencias sociales, experiencias
formativas y visiones del mundo que busquen aproximar aportes que sostengan la
lucha contra las diversas formas de explotación y de alienación inherentes al
capitalismo. Diálogo teórico y práctico, realizado en el medio de las luchas,
construcciones y búsquedas de los sectores populares.
Ya no se trata de una lucha en claves económicas solamente, sino que en estos procesos
de resistencia se han incluido las perspectivas de una diversidad de grupos, que escapan a
las miradas unitarias de la identidad. Como sostiene el CEEAL:
(…) Se abren nuevos escenarios para la acción de los movimientos sociales y
la acción política de la sociedad civil. Entre ellos, podemos señalar: el cambio
climático y los temas medioambientales en general, la economía social y solidaria,
la soberanía alimentaria, la articulación entre lo urbano y lo rural, la agricultura
familiar urbana, las distintas formas de ejercicio del poder local, el contra-poder y
la contracultura expresados por los movimientos de resistencia cultural juvenil, la
diversidad y expresión de las demandas de los movimientos feministas y de
mujeres, la agenda de los movimientos por la diversidad sexual, entre otros.
(Citado en Mejía Giménez, 2011, P. 9)
Es en este sentido que nos parece que la propuesta de Boaventura Santos de una
epistemología del sur, constituye un esfuerzo valioso de actualizar la perspectiva
latinoamericana de la EP, un esfuerzo de recuperación histórica y resignificación del
presente.
En los párrafos que siguen intentaremos abordar algunos de los planteos centrales de la
epistemología del sur, la intención de trazar algunos caminos de interconexión con
algunos de los planteos centrales de la EP que hemos venido desarrollando hasta aquí.
El propósito es iniciar una búsqueda de interconexiones entre los planteos
epistemológicos de Santos y la EP. Implica por un lado, introducirse en la obra de Santos,
indagar qué elementos de la epistemología del sur pueden contribuir a seguir pensando la
EP, y al mismo tiempo, cómo la EP puede contribuir a la construcción de una razón
cosmopolita. Tomando los planteos del autor, se trata de pensar una pedagogía de la
insurgencia, que tenga su zona de desarrollo de manera transversal, tanto en la sociología
de las ausencias, como en la sociología de las emergencias, aportando también al trabajo
de la traducción de experiencias, en la construcción de una alternativa contrahegemónica.
La Lógica de la clasificación social: bajo esta lógica de producción, lo que se oculta son las
jerarquías, bajo esta clasificación los inferiores los son por naturaleza, de otra manera, la
inferioridad se torna natural, naturalizando las diferencias.
La Lógica de la escala dominante: esta forma de producción opone Lo global y universal
en tanto hegemónico, a lo particular y local. Bajo la globalización lo particular y lo local no
cuenta, es invisible, descartable, desechable
La Lógica productivista: En palabras del autor:
Es la idea de que el crecimiento económico y la productividad mensurada
en un ciclo de producción determinan la productividad del trabajo humano o de la
naturaleza, y todo lo demás no cuenta […] Todo lo que no es productivo en este
contexto es considerado improductivo o estéril. Aquí, la manera de producir
ausencia es con la “improductividad. (Santos 2006, p. 25).
En este sentido, la sociología de las ausencias se plantea como la superación de las
totalidades homogéneas y excluyentes, su propuesta se basa en la sustitución de las
monoculturas por ecologías. Podemos identificar cinco ecologías.
La ecología de los saberes: se trata de entender a la ciencia no como monocultura sino
como parte de una ecología más amplia de saberes, donde el saber científico pueda
dialogar con el saber laico, con el saber popular, con el saber de los indígenas, con el saber
de las poblaciones urbanas marginales, con el saber campesino.
La ecología de las temporalidades: como el propio Santos plantea “también existen otros
tiempos […] Debemos entender esta ecología de temporalidades para ampliar la
contemporaneidad”. (Santos, 2006 p. 27).
La ecología de los reconocimientos: esta lógica es un procedimiento que el autor propone
como una acción para descolonizar nuestras mentes para poder producir algo que
distinga, en una diferencia, lo que es producto de la jerarquía y lo que no lo es.
La ecología de las transescalas: esta lógica es un intento por articular la escala local con la
nacional y la global.
La ecología de las productividades: que implica la “recuperación y valorización de los
sistemas alternativos de producción, de las organizaciones económicas populares, de las
cooperativas obreras, de las empresas autogestionadas, de la economía solidaria, etc., que
la ortodoxia productivista capitalista ocultó o desacreditó”. (Santos, 2006 p. 29).
Por otro lado, la sociología de las emergencias se plantea como un intento de contraer el
futuro, es decir como una crítica y una alternativa a la razón proléptica. Santos sostiene
que la múltiple y diversa experiencia social no puede ser explicada adecuadamente por
una teoría general. Cómo alternativa a esta situación, el autor plantea la necesidad de un
trabajo de “traducción”.
18
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías
Como dice el autor “A lo largo del mundo, no sólo hay muy diversas formas de
conocimiento de la materia, la sociedad, la vida y el espíritu, sino también muchos y muy
diversos conceptos de lo que cuenta como conocimiento y de los criterios que pueden ser
usados para validarlo”. (Santos, 2010, p. 30). Las ecologías de los saberes se asientan
sobre la idea de que el conocimiento es interconocimiento.
Para finalizar este artículo, y volver a uno de los planteos desde donde partimos, quisiera
recuperar algunas de las ideas que plantea Hugo Zemelman, un pensador
Latinoamericano. Con sus planteos, vuelvo al necesario proyecto de reconstruir una visión
de mundo Latinoamericana, proyecto que implica una necesaria revisión de la historia, y
un continuo pensar el presente, como formas creativas de un futuro aún no escrito.
Zemelman hizo muchas contribuciones en la búsqueda de pensar el sujeto en clave
histórica, en términos de experiencia histórica, y en una clara mirada latinoamericana,
sobre el conocer, el método y la relación hombre, mujer-mundo. Considero importante
este planteo porque entiendo que la búsqueda del sujeto en esas intersecciones tiene que
ver también con la afirmación de la posibilidad de la emancipación y la EP. Esa es también
nuestra apuesta, la potenciación del sujeto, en un momento histórico en el cual este ha
caído en descrédito. Zemelman (2011) nos dice:
En una época en que la necesidad de trascendencia moral y el deseo de
aventurarse se pierde cada vez más, en que la voluntad de atreverse se debilita y
se limita al espacio de la eficacia que proporciona reconocimiento, en que es difícil
hablar y apostar por la potenciación de las personas, en que soñar se ha reducido a
éxito y éste a logros materiales, nuestro desafío es aprender de las experiencias
para cambiar cuando las circunstancias lo impongan y liberarnos de los miedos y
de las pequeñeces, sin perder la visión de humanidad que le da su significado único
a la condición del hombre. (p. 34)
El autor plantea que la historia está abierta a lo impensable, a lo inédito, pero para llegar a
eso, es necesario la inconformidad, de esta sale la resistencia, la oposición. En ese sentido
es que va también este ensayo. Como educadores críticos yo creo que pensarnos en
términos históricos, es sostener una actividad académico-militante que proponga y
fomente una actitud de inconformidad, comparto con este pensador, que esta actitud es
uno de los pilares de la invitación a pensar en un futuro en coordenadas inéditas,
entendidas como actividad creadora.
Como nos advierte Zibechi (2007) al repensar las prácticas revolucionarias y
emancipatorias,”la emancipación es siempre un proceso que, como todo proceso, es
siempre incompleto: tránsito inconcluso, caminar que nunca llega a destino. ¿Por qué?
Porque la emancipación no es un objetivo sino una forma de vivir. Ni más, ni menos”
(p.57).
Bibliografía
Mostajo, C. S. (1992). La Taika. Teoría y práctica de la escuela Ayllu. La Paz, Bolivia: G.U.M.
Paulo, F. (2009). Pedagogía del oprimido. Buenos Aires: Siglo Veintiuno Editores.
Santos, B. d. (2010). Para descolonizar Occidente : más alla del pensamiento abismal.
Buenos Aires: CLACSO Prometeo Libros.
22
Educación Popular: Entre Luchas, Esperanzas y Utopías