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Electromagnetismo

El electromagnetismo es la rama de la física que estudia y unifica los fenómenos eléctricos y


magnéticos en una sola teoría. El electromagnetismo describe la interacción de partículas
cargadas con campos eléctricos y magnéticos. La interacción electromagnética es una de las
cuatro fuerzas fundamentales del universo conocido. Las partículas cargadas interactúan
electromagnéticamente mediante el intercambio de fotones.

Ferro fluido que se agrupa cerca de los polos de un magneto poderoso.

El electromagnetismo abarca diversos fenómenos del mundo real, como por ejemplo la luz. La
luz es un campo electromagnético oscilante que se irradia desde partículas cargadas
aceleradas. Aparte de la gravedad, la mayoría de las fuerzas en la experiencia cotidiana son
consecuencia de electromagnetismo.

Los principios del electromagnetismo encuentran aplicaciones en diversas disciplinas afines,


tales como las microondas, antenas, máquinas eléctricas, comunicaciones por satélite,
bioelectromagnetismo, plasmas, investigación nuclear, la fibra óptica, la interferencia y la
compatibilidad electromagnéticas, la conversión de energía electromecánica, la meteorología
por radar, y la observación remota. Los dispositivos electromagnéticos incluyen
transformadores, relés, radio/TV, teléfonos, motores eléctricos, líneas de transmisión, guías de
onda y láseres.

Los fundamentos de la teoría electromagnética fueron presentados por Michael Faraday y


formulados por primera vez de modo completo por James Clerk Maxwell en 1865. La
formulación consiste en cuatro ecuaciones diferenciales vectoriales que relacionan el campo
eléctrico, el campo magnético y sus respectivas fuentes materiales (corriente eléctrica,
polarización eléctrica y polarización magnética), conocidas como ecuaciones de Maxwell, lo
que ha sido considerada como la «segunda gran unificación de la física», siendo la primera
realizada por Isaac Newton.

La teoría electromagnética se puede dividir en electrostática —el estudio de las interacciones


entre cargas en reposo— y la electrodinámica —el estudio de las interacciones entre cargas en
movimiento y la radiación—. La teoría clásica del electromagnetismo se basa en la fuerza de
Lorentz y en las ecuaciones de Maxwell.

El electromagnetismo es una teoría de campos; es decir, las explicaciones y predicciones que


provee se basan en magnitudes físicas vectoriales o tensoriales dependientes de la posición en
el espacio y del tiempo. El electromagnetismo describe los fenómenos físicos macroscópicos en
los cuales intervienen cargas eléctricas en reposo y en movimiento, usando para ello campos
eléctricos y magnéticos y sus efectos sobre las sustancias sólidas, líquidas y gaseosas. Por ser
una teoría macroscópica, es decir, aplicable a un número muy grande de partículas y a
distancias grandes respecto de las dimensiones de estas, el electromagnetismo no describe los
fenómenos atómicos y moleculares. La electrodinámica cuántica proporciona la descripción
cuántica de esta interacción, que puede ser unificada con la interacción nuclear débil según el
modelo electro débil.

Espectro electromagnético.

Historia

Esta sección es un extracto de Historia del electromagnetismo.[editar]

El físico danés Hans Christian Ørsted, realizando el experimento que le permitió descubrir la
relación entre la electricidad y el magnetismo en 1820.

La historia del electromagnetismo, considerada como el conocimiento y el uso registrado de las


fuerzas electromagnéticas, data de hace más de dos mil años.

En la antigüedad ya estaban familiarizados con los efectos de la electricidad atmosférica, en


particular del rayo[1] ya que las tormentas son comunes en las latitudes más meridionales, ya
que también se conocía el fuego de San Telmo. Sin embargo, se comprendía poco la
electricidad y no eran capaces de producir estos fenómenos.[2][3]

Durante los siglos XVII y XVIII, William Gilbert, Otto von Guericke, Stephen Gray, Benjamín
Franklin, Alessandro Volta entre otros investigaron estos dos fenómenos de manera separada y
llegaron a conclusiones coherentes con sus experimentos.

A principios del siglo xix, Hans Christian Ørsted encontró evidencia empírica de que los
fenómenos magnéticos y eléctricos estaban relacionados. De ahí es que los trabajos de físicos
como André-Marie Ampere, William Sturgeon, Joseph Henry, Georg Simón Ohm, Michael
Faraday en ese siglo, son unificados por James Clerk Maxwell en 1861 con un conjunto de
ecuaciones que describían ambos fenómenos como uno solo, como un fenómeno
electromagnético.[3]

Las ahora llamadas ecuaciones de Maxwell demostraban que los campos eléctricos y los
campos magnéticos eran manifestaciones de un solo campo electromagnético. Además,
describía la naturaleza ondulatoria de la luz, mostrándola como una onda electromagnética.[4]
Con una sola teoría consistente que describía estos dos fenómenos antes separados, los físicos
pudieron realizar varios experimentos prodigiosos e inventos muy útiles como la bombilla
eléctrica por Thomas Alva Edison o el generador de corriente alterna por Nikola Tesla.[5] El
éxito predictivo de la teoría de Maxwell y la búsqueda de una interpretación coherente de sus
implicaciones, fue lo que llevó a Albert Einstein a formular su teoría de la relatividad que se
apoyaba en algunos resultados previos de Hendrik Antoon Lorentz y Henri Poincaré.

En la primera mitad del siglo xx, con el advenimiento de la mecánica cuántica, el


electromagnetismo tuvo que mejorar su formulación para que fuera coherente con la nueva
teoría. Esto se logró en la década de 1940 cuando se completó una teoría cuántica
electromagnética conocida como electrodinámica cuántica.

Historia de la teoría

Hans Christian Oersted

Originalmente, la electricidad y el magnetismo se consideraban dos fuerzas separadas. Este


punto de vista cambió, sin embargo, con la publicación en 1873 del Tratado de electricidad y
magnetismo de James Maxwell , que mostró que la interacción de cargas positivas y negativas
está gobernada por una sola fuerza. Hay cuatro efectos principales, resultantes de estas
interacciones, que han sido claramente demostrados por experimentos:

Las cargas eléctricas son atraídas o repelidas entre sí con una fuerza inversamente proporcional
al cuadrado de la distancia entre ellas: las cargas diferentes se atraen, las cargas iguales se
repelen.

Los polos magnéticos (o estados de polarización en puntos separados) se atraen o repelen


entre sí de manera similar y siempre van en pares: cada polo norte no existe por separado del
polo sur.

La corriente eléctrica en un cable crea un campo magnético circular alrededor del cable,
dirigido (en sentido horario o antihorario) según el flujo de corriente.

Se induce una corriente en el bucle del cable cuando se acerca o aleja con relación al campo
magnético, o cuando el imán se acerca o aleja del bucle del cable; la dirección de la corriente
depende de la dirección de estos movimientos.

André-Marie Ampere

En preparación para la conferencia, la noche del 21 de abril de 1820, Hans Christian Oersted
hizo una observación asombrosa. Cuando estaba compilando el material, notó que la aguja de
la brújula se desviaba del polo norte magnético cuando se encendía y apagaba la corriente
eléctrica de la batería que estaba usando. Esta desviación lo llevó a creer que los campos
magnéticos emanan de todos los lados de un cable a través del cual fluye una corriente
eléctrica, al igual que la luz y el calor se propagan en el espacio, y esa experiencia indica una
conexión directa entre la electricidad y el magnetismo.
Michael Faraday

En el momento del descubrimiento, Oersted no ofreció una explicación satisfactoria de este


fenómeno y no intentó presentar el fenómeno en cálculos matemáticos. Sin embargo, tres
meses después, comenzó a realizar investigaciones más intensivas. Poco después, publicó los
resultados de su investigación, demostrando que una corriente eléctrica crea un campo
magnético cuando fluye a través de cables. En el sistema CGS , la unidad de inducción
electromagnética, Oe, recibió su nombre de su contribución al campo del electromagnetismo.

James Clerk Maxwell

Las conclusiones de Oersted llevaron a un estudio intensivo de electrodinámica por parte de la


comunidad científica mundial. Las obras de Dominique François Arago también se remontan a
1820 , quien advirtió que un cable por el que fluye una corriente eléctrica atrae limaduras de
hierro . También magnetizó por primera vez alambres de hierro y acero, colocándolos dentro
de una bobina de alambres de cobre por donde pasaba la corriente. También logró magnetizar
la aguja colocándola en una bobina y descargando la Botella de Leyden a través de la bobina.
Independientemente de Arago, Davy descubrió la magnetización del acero y el hierro por la
corriente . Las primeras definiciones cuantitativas de la acción de una corriente sobre un imán
de la misma forma se remontan a 1820 y pertenecen a científicos franceses Jean-Baptiste Bio y
Felix Savard.[6] Los experimentos de Oersted también influyeron en el físico francés André-
Marie Ampere , quien presentó la ley electromagnética entre un conductor y una corriente en
forma matemática. El descubrimiento de Oersted también representa un paso importante
hacia un concepto de campo unificado.

Esta unidad, que fue descubierta por Michael Faraday , completada por James Clerk Maxwell ,
y también refinada por Oliver Heaviside y Heinrich Hertz, es uno de los logros clave del siglo XIX
en física matemática . Este descubrimiento tuvo implicaciones de gran alcance, una de las
cuales fue comprender la naturaleza de la luz. La luz y otras ondas electromagnéticas toman la
forma de fenómenos oscilatorios autopropagantes cuantificados del campo electromagnético
llamados fotones. Diferentes frecuencias de vibración conducen a diferentes formas de
radiación electromagnética: desde ondas de radio a bajas frecuencias, a luz visible a
frecuencias medias, a rayos gamma a altas frecuencias.

Oersted no fue la única persona que descubrió la conexión entre la electricidad y el


magnetismo. En 1802, Giovanni Doménico Romagnosi , un jurista italiano, desvió una aguja
magnética con descargas electrostáticas. Pero, de hecho, la investigación de Romagnosi no
utilizó una celda galvánica y no había corriente continua como tal. El informe del
descubrimiento se publicó en 1802 en un periódico italiano, pero la comunidad científica
apenas lo notó en ese momento.[7

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