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Universidad de Playa Ancha

Escuela de Postgrado
Magister en Arte mención Patrimonio

La Lectura y la infancia, análisis desde la obra “La Lectura” 1874 de Cosme San Martin (1849-
1906)

Modulo: Historia del Arte en Chile


Profesor: Alberto Madrid Letelier
Alumno: Jorge Pedraza Cornejo
La infancia del arte en Chile

En la primera mitad del siglo XIX las clases dominantes deciden que ya es momento de tener una
independencia política de los colonos españoles, al igual que un joven que busca salir del hogar de
los padres, con un alto grado de conflicto se logra la independencia política en las primeras
décadas de siglo XIX, para mediados de siglo se logra cierta estabilidad económica y se busca
consolidar la identidad de este joven Estado.

El gobierno de Manuel Bulnes tiene una especial preocupación por la educación y la cultura con la
creación de diversas instituciones, una de ellas fue la Escuela de Pintura que posteriormente se
convierte en la Escuela de Bellas Artes, el Estado toma referentes europeos y la escuela de pintura
no fue la excepción, es por eso que se le encarga la dirección de la mencionada escuela a
Alejandro Cicarelli, artista italiano que tiene la misión de educar artistas con formación clásica,
tomando referentes europeos y con un discurso ilustrado marcado por la idea de progreso, donde
el arte tendría un rol pedagógico, especialmente en Chile donde el pasado colonial representaría
una etapa a transformarse en una nación desarrollada y moderna.

Las primeras generaciones de artistas formados en la Escuela de Pintura en un periodo que abarca
desde la fundación en 1849 hasta la celebración del centenario estaría marcada por el discurso
civilizador y con referentes europeos, podríamos apreciar ese discurso en las obras de este
periodo.

Dentro de los primeros artistas formados en el periodo mencionado entre 1849-1910, se


encuentra Cosme San Martin, dentro de las obras que nos deja se encuentra “La Lectura” es
interesante de analizar considerando que la lectura seria el principal difusor de la cultura y la
educación en el siglo XIX, por otro lado los niños y la infancia, representados en más de una
ocasión por San Martin y que se encuentran presente en “La Lectura” podrían ser asimilados como
una metáfora de la barbarie o de la nacientes naciones latinoamericanas que deben ser educadas
y guiadas bajo un discurso ilustrado marcado por el progreso.
La lectura de Cosme San Martin.

La obra del año 1874 corresponde a un óleo 109 x 144.5 cm, es una escena de tipo naturalista,
donde se presenta una escena donde podemos ver una mujer joven que realiza una lectura
acompañada por tres auditores, otra mujer joven, una mujer mayor un hombre mayor y un
hombre joven, se agrega a la escena una niña que juega con una muñeca al extremo contrario de
la joven que lee. Respecto a la composición del cuadro la escena se estructura desde la
iluminación que avanza de izquierda a derecha guiando la perspectiva de la escena, desde la
esquina inferior izquierda hacia la esquina superior derecha, el punto hacia donde se guía la
mirada es hacia la mujer joven que lee y la que escucha siendo ese el lugar donde cae la luz con
mayor intensidad, luego son iluminados el hombre y la mujer anciana y finalmente el hombre
joven que se encuentra al final de la proyección se encuentra de pie y con una iluminación parcial
en comparación a los demás personajes que aparecen como personajes en la escena.

La obra la podemos dividir en cuatro segmentos, el borde de la mesa divide la obra en una parte
superior y otra inferior donde la inferior ocupa una porción menor del cuadro, de modo vertical la
joven que escucha divide la imagen en dos segmentos donde más dos tercios de la escena quedan
hacia la izquierda, esta división se remarca con la proyección de la mirada de los personajes que
observan a la lectora proyectando su mirada hacia la izquierda del cuadro, guiando la mirada del
espectador.

En esta división de cuatro segmentos la niña queda sola ocupando el segmento inferior derecho,
siendo el único personaje que no participa de la lectura ya sea como lector o auditor y generando
una escena aislada al resto de la obra.
El contenido de la escena es una representación de tipo aristocrática, naturalista donde se aprecia
un estilo de vida europeo en las clases dominantes, difícilmente sin tener datos extras podríamos
saber si la obra fue realizada en Europa, Norteamérica o en Chile.

El autor y su contexto.

Cosme San Martin (1849-1906) corresponde a un artista chileno nacido en Valparaíso el 27 de


septiembre de 1849, en 1864 ingresa a la Academia de Pintura inaugurada el año de su
nacimiento, ahí fue alumno de Alejandro Ciccarelli, Ernesto Kirchbach y Giovanni Mochi. Respecto
a sus compañeros de generación podemos mencionar a Pedro Lira, Onofre Jarpa y Pedro León
Carmona. Con diecinueve años es nombrado profesor de litografia y busto, y recibe una beca para
estudiar en Paris por cinco años, de regreso en Chile continua su labor como profesor de la
Academia de Pintura donde por un breve periodo fue director, siendo el primer director chileno
(1886), en forma paralela fue profesor en otras instituciones educativas, además de ser músico y
participar como primera viola en el Teatro Municipal.

En 1906 a raíz de una falla cardiaca Cosme San Martin muere mientras pronunciaba el discurso de
despedida de uno de sus alumnos que viajaba becado a Europa.

La obra de San Martin se enmarca en la primera etapa del arte académico republicano en Chile, la
cual se extiende desde la inauguración de la academia de pintura hasta la celebración del
centenario, las características comunes del periodo mantienen relación con un estrecho vínculo
con el Estado, que le da un rol utilitarista a la producción artística valorando la función educadora
de las artes visuales en un periodo de construcción de la república. En general este periodo esta
marcado por motivos y estilo neoclásico, realista y romántico alejándose de los estilos coloniales
que marcaron la producción artística anterior a la independencia.

Este periodo se encuentra profundamente marcado por la influencia europea y la


institucionalización del arte guiado por el naciente Estado en formación, el discurso ilustrado
adoptado por la elite, genera un modelo de arte institucionalizado desde la formación de la
Academia de pintura en 1849, que va determinar el Arte en este periodo.

“Desde la Escuela de Bellas Artes se parametrizó un sistema a partir del cual se establecieron las
normas y criterios relacionados con la enseñanza, la difusión y las recompensas. Este modelo tuvo
aliados no menores: la elite ilustrada, que operaba en la demanda de obras e imponía sus criterios
en los encargos; parte importante del aparato oficial que se hacía representar en las distintas
comisiones que se crearon como entidades supervisoras tanto en la enseñanza del arte como en
su difusión; y, la recepción y difusión escritural en los medios. Las voces teóricas, vinculadas
ideológica y socialmente con esta elite, adherían y promovían el modelo.

Estas elites ilustradas que, a decir de Bernardo Subercaseaux (2004: 20), se auto percibían como
europeas, tuvieron opinión no solo en la definición ideológica del modelo estético que se adoptó
con motivo de la fundación de la Academia de Pintura en 1849 sino que, además, en la
conformación de las distintas entidades tutelares (consejos y comisiones) que orientaron los
procesos relacionados con la enseñanza, la difusión y el coleccionismo” (Zamorano, Cortes,
Madrid; 2016)

Durante el gobierno de Manuel Bulnes se realizan una serie de acciones orientadas a la


modernización de la sociedad chilena, consolidación de la identidad nacional y las mejoras en la
educación, en ese contexto se enmarca la fundación de la Academia de Pintura, que
posteriormente se transforma en la Escuela de Bellas Artes.

“La fundación de la Academia de Pintura se enmarcaba así en la nueva etapa de consolidación


institucional, política y cultural del decenio del presidente Manuel Bulnes, período caracterizado
por una conciencia nacional impregnada de visiones triunfalistas que habían surgido tras la victoria
bélica contra la confederación Perú-boliviana y por proyectos de gran envergadura, apoyados por
la bonanza económica proveniente, en lo sustantivo, de la actividad minera” (De Amenabar;2004)

La fundación de la Academia de Pintura es parte de este proyecto mayor de consolidación del


Estado, labor que se enmarca en la idea de civilización-barbarie propio de la ilustración.

“La creación de la Academia de Pintura estaba en el libreto del presidente Manuel Bulnes (1841-
1851), en la denominada República Conservadora, y formó parte de un amplio plan de desarrollo
educativo que se había materializado también con la creación de distintos establecimientos
educacionales, entre ellos la Universidad de Chile, fundada por Andrés Bello en 1842. En el ámbito
del arte, además de la Academia, se creó la Escuela de Artes y Oficios (1849), la Clase de
Arquitectura, ese mismo año, a cargo del arquitecto francés François Brunet Debaines, el
Conservatorio de Música (1850) y la Clase de Escultura (1854), que fue puesta bajo la dirección del
maestro galo Augusto François. No cabe duda que los ideales de la Ilustración, en lo que respecta a
su intención pedagógica de difundir la ciencia y la cultura, están detrás de la fundación de estas
instituciones” (Zamorano;2013)”

El mundo europeo especialmente Francia serán los referentes civilizadores y el mundo colonial
americano correspondería a la barbarie y que es la manera en la que el fundador de la Escuela de
Pintura entiende su labor y la de la recién creada institución.
“La nueva realización histórica de la belleza ideal griega, que intentaba Cicarelli, se haría posible en
el país del Sur, en una tarea civilizadora y colonizadora similar a la que habían producido los
griegos en la Italia primitiva, provocando un renacer de la cultura griega que prolongaba así sus
grandezas en el tiempo y en el espacio” (Amenabar;2004)

El discurso de Alejandro Cicarelli primer director de Academia de Pintura resume en cierta forma
la postura iluminista junto al ideal de progreso de la época, ideas que se reflejan en esta primera
etapa del arte en Chile, donde el Arte tendría una función didáctica y civilizadora.

“Las ideas que expone Cicarelli en su discurso de inauguración de la Academia encuentran la


autorrealización del proyecto artístico y didáctico, en el contexto de la naturaleza chilena virgen, a
partir de ese momento, historiada y culturizada” (Amenabar;2004)

El discurso de progreso plantea una visión evolucionista de diversos fenómenos lo que genera la
metáfora del desarrollo por etapas similar a la vida humana, de esa forma lo Estados o la misma
Escuela de Bellas Artes tendrían una infancia, juventud, madurez y su respectivo otoño.

Cicarelli, profesor de Cosme San Martin y director de la Escuela de Pintura en el periodo en que
San Martin se forma, según el análisis de su discurso inaugural, una idea ilustrada evolucionista del
Arte donde esta se desarrolla, alcanza su respectiva madurez y posteriormente decae. Desde la
idea que el arte puede madurar es que se plantea la misión educadora de la Escuela de Pintura la
cual sería una ayuda al crecimiento del Arte en Chile, y se relaciona con la misión mayor
autoimpuesta por la elite ilustrada de lograr la maduración del Estado Nación decimonónico.

“En general el desarrollo del relato se basa en la idea hegeliana de entender los procesos
históricos en etapas orgánicas, nacimiento, desarrollo, decadencia y desaparición. En este sentido,
Cicarelli señala un origen antropológico del arte en los tiempos primitivos, precisando que el
nacimiento del arte está dado por una necesidad de abrigo y reparo, de “cobijarse de la
intemperie de las estaciones y de los ataques de las bestias feroces”20. La madre del arte fue, de
tal suerte, la arquitectura. Sin embargo, cuando el arte supera ese afán utilitario, en ese momento
comienza su verdadero progreso. Aquí aparece el templo, que no satisface necesidades de uso,
sino que puede interpelar al corazón e imaginación del hombre” (Zamorano;2013)

La idea del desarrollo de procesos históricos de manera orgánica genera esta metáfora que es
recurrente en el periodo, en las memorias de la Escuela de Bellas Artes escrita por Virgino Arias en
1909, podemos ver el uso de dicha metáfora, lo que es interesante porque de cierta manera el
periodo que estamos analizando comienza con la fundación de la Escuela de Pintura en 1849 y
finaliza con las actividades del centenario de Chile en 1910, contexto en que el Arias realiza esta
retrospectiva de las primeras décadas de la Escuela de Pintura y posteriormente la Academia de
Bellas Artes.

“El 04 de enero de 1909 nuestra escuela de Bellas Artes contara con sesenta años de existencia; i
al revés de los seres humanos que a esa edad comienza a declinar, esta institución alcanzara una
hermosa juventud, la cual le deseamos sea imperecedera i de benéfica labor en la educación
estética de nuestra raza.” (Arias; 1909)

El origen de esta relación infancia ilustración se encontraría en la explicación dada por I. Kant
donde ser refiere al tiempo histórico anterior a la era de la razón como minoría de edad o infancia
de la humanidad, los autores ilustrados suelen hablar de barbarie en contraposición a la edad de la
razón, “Por otro lado, cuando Kant publicó el texto breve “Respuesta a la pregunta qué es la
Ilustración” en 1784, no ocupó el término barbarie para referirse a aquello que la Ilustración debía
superar, sino a la “minoría del edad”. Alcanzar la Ilustración significaba alcanzar al fin la mayoría
de edad, la adultez:

La Ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. El mismo es culpable de ella. La


minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de
otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un
defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de
él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propio entendimiento! He
aquí la divisa de la ilustración” (Zamorano;2013)

La niña en “La lectura” de Cosme San Martin.

Dentro del universo de obras que nos dejó Cosme San Martin en tres de ellas aparecen niños, la
representación de niños en este periodo si bien no era poco usual tampoco fue de los temas
iconográficos más recurrentes, por los mismo llama la atención que exista más de una obra donde
Cosme San Martin toma la infancia como tema para sus cuadros.

“Un pintor de extracción más popular, como era el profesor Cosme San Martín (1850-1906),
realizó varias pinturas donde aparecen niños, a veces como figura central. Los ambientes que
retrata son de clase alta en La lectura (1874), El niño de las láminas (s/f) y El cerro Santa Lucía (o
Bajada del cerro Santa Lucía) (s/f). En el primero se muestra a los miembros de una familia
acomodada atendiendo la lectura de un texto, sentados alrededor de un comedor; en el suelo,
rompiendo la formalidad de la escena, una niña juega con una muñeca. En el segundo cuadro se
aprecia a un muchacho que observa láminas, en un ambiente que refleja la extracción social. En el
tercero, una mujer acompaña a su hijo, vestido de marinero, en las escaleras del cerro. Escenas
más íntimas se aprecian en Amor maternal (1877) y Mujer y niño (s/f). En El niño de la chaqueta
blanca (s/f), no queda claro el origen social de éste. De semblante más bien enigmático, sin ser
pobre, su vestimenta y la pose descuidada de su figura delatan que no se trata del hijo de una
familia acomodada” (Rojas; 2016)

Una de las interpretaciones que podemos encontrar sobre la presencia de niños en la obra de
Cosme San Martin, incluida la niña presente en “La Lectura” de 1874 es que estos suponen una
metáfora del naciente estado nación en desarrollo. “se puede pensar que en las ex colonias
americanas la representación de la infancia cobró un cariz simbólico diferente: los niños aparecen
más bien como metáfora de la nueva vida, la vida utópicamente independiente y libre de las
repúblicas en formación. En Chile, la construcción de la República como en el resto de las naciones
americanas, estuvo animada por el ideal del progreso y de acuerdo a ello la tarea crucial a
emprender era desterrar a la barbarie. Ésta estaba asociada con los largos tres siglos del dominio
español: ese oscuro pasado colonial que remitía —según los aires civilizatorios que recorrían toda
América Latina en ese entonces— más al legado ibérico que a la herencia indígena. Efectivamente,
después de alcanzada la Independencia, lo español aparecía ligado a un tradicionalismo
anacrónico e improductivo, distinguible de lo europeo que aparecía encarnando los ideales
modernos y progresistas. Lo europeo en cambio se identificaba principalmente con Francia y sus
procesos de emancipación política, intelectual y social” (Muñoz;2016)

La noción de infancia en el siglo XIX.

La forma de entender la infancia varía según los diferentes tiempos históricos, la relación de los
adultos con sus hijos va depender de diferentes circunstancias culturales que van a determinar la
mencionada relación.

Sobre la historia de la infancia existe dos referentes clásicos, Phillip Aries y Lloyd de Mouse, si bien
las tesis de ambos son diferentes, los dos coinciden en que las sociedades al final del Antiguo
Régimen tuvieron un cambio de visión y relación con la infancia, en donde la relación con los niños
paso desde la indiferencia o directamente los malos tratos hacia reconocer la necesidad de
cuidados y especialmente de educación.

Para Phillipe Aries existe un primer y extenso periodo de indiferencia o incapacidad de reconocer
la infancia, se produce a fines de la Edad Media un proceso de transformación de la percepción de
la infancia, primero en las clases dominante y de manera tardía en clases populares donde se
reconocen las particularidades de la infancia y comienzan a ser tratados de manera distinta a los
adultos, situación que según Aries no se da la primera etapa donde niños y adultos eran tratados
de manera indistinta, a excepción del breve periodo de la primera infancia donde se podrían
apreciar ciertos cuidados más específicos.

“Este proceso de transformación está asociado a lo que Ariès denomina “sentimientos” sobre la
infancia, un primer “sentimiento” considera que, en la Edad Media, y durante mucho más tiempo
en las clases populares, los niños vivían mezclados con los adultos, desde que se les consideraba
capaces de desenvolverse sin ayuda de las madres o nodrizas, pocos años después de un tardío
destete, aproximadamente a partir de los siete años. Desde ese momento, los niños entraban de
golpe en la gran comunidad de los hombres y compartían con sus amigos, jóvenes o viejos, los
trabajos y los juegos cotidianos” (Alzate; 2003)

El cambio en la noción medieval de la infancia viene de la mano con la llegada de la modernidad, la


instrucción formal separa a los niños de los adultos y comienza a otorgarles un trato diferenciado
al del mundo de los adultos.

“El segundo “sentimiento” se ubica a principios de la era moderna. El gran acontecimiento fue la
reaparición del interés por la educación, interés que inspiraba a algunos eclesiásticos, legistas,
investigadores, escasos aún en el siglo XV, pero cada vez más numerosos e influyentes en los siglos
XVI y XVII, cuando se mezclaron con los partidarios de la reforma religiosa (…) Las órdenes
religiosas fundadas en esa época, tales como los jesuitas o los oratorianos, se convierten en
órdenes docentes, y su enseñanza no se dirige ya a los adultos, como las de los predicadores y
mendicantes de la Edad Media, sino que se reserva esencialmente a los niños y a los jóvenes. Esta
literatura, esta propaganda, enseñaron a los padres que ellos eran los encargados, los
responsables ante Dios del alma e incluso, después de todo, del cuerpo de sus hijos. En lo sucesivo
se reconoce que el niño no está preparado para afrontar la vida, que es preciso someterlo a un
régimen especial, a una cuarentena, antes de dejarle ir a vivir con los adultos.” (Alzate;2003)
Existe un cambio de mentalidad frente a la infancia, y como tal supone un cambio estructural, una
de las formas como se manifiesta este cambio es la necesidad de educar a los niños, la relación
entre pedagogía e infancia comienza a ser cada vez más estrecha una vez que se cruza el umbral
de la modernidad.

Otro autor clásico para el análisis de la infancia es Lloyd de Mouse quien plantea desde un análisis
psicohistórico donde se han sucedido una serie de etapas en la historia occidental donde se ha
logrado una mayor empatía entre padres e hijos, los primeros podrían regresar a la edad psíquica
de sus hijos y afrontar juntos de mejor manera la ansiedad de la infancia, en los sucesivo las
generaciones tendrían un acercamiento cada vez mayor lo que iría modificando los modelos de
crianza que el autor divide en seis desde la antigüedad clásica hasta hoy, infanticidio- abandono-
ambivalencia- intrusión- socialización- ayuda.

El cuarto periodo del esquema de De Mouse es la etapa final del Antiguo régimen y el siglo
ilustrado donde se describe un acercamiento entre padres e hijos.

“Una radical reducción de la proyección y la casi desaparición de la inversión fueron los resultados
de la gran transición que en las relaciones paterno-filiales se operó en el siglo XVIII. El niño ya no
estaba tan lleno de proyecciones peligrosas (…) Como el niño resultaba mucho menos peligroso,
era posible la verdadera empatía, y nació la pediatría que, junto con la mejora general de los
cuidados por parte de los padres, redujo la mortalidad infantil y proporcionó la base para la
transición demográfica del siglo XVIII.” (Alzate; 2003)

Coincide la lectura de De Mouse con Aries en que la llegada de la modernidad y posteriormente la


caída del antiguo régimen significan un cambio estructural en la noción de la infancia, aparece la
preocupación por los niños y su instrucción. El discurso del siglo XVIII en torno a la educación
como lo podemos observar en el tratado pedagógico de Rousseau nos muestran una infancia que
representa la sin razón que debe ser guiada a la razón ilustrada por vía de la educación.

“Nacemos débiles y necesitamos fuerzas; desprovistos nacemos de todo y necesitamos asistencia;


nacemos sin luces y necesitamos inteligencia. Todo cuanto nos falta al nacer y cuanto necesitamos
siendo adultos nos lo da la educación” (Rousseau; 2000)

Para el discurso ilustrado la infancia debe ser instruida, la educación es una vía para alcanzar la
razón, por otro lado, existe una visión orgánica de la historia lo que hace coherente la metáfora de
la república y su infancia, lo mismo ocurre con la Escuela de Pintura que posteriormente se
convierte en la escuela de Bellas Artes que también estaría en su juventud.

No tenemos fuentes más fuentes para conocer el pensamiento de Cosme San Martin que sus
obras, y el discurso de su maestro Cicarelli.

La presencia de la niña junto a la lectura, la mayor difusión cultural en el siglo XIX, dentro de una
elite marcada por el discurso iluminista ilustrado hace razonable pensar que el tema del cuadro es
la educación.

La visión orgánica y la recurrente presencia de niños nos permiten establecer la metáfora de la


naciente republica con los niños que deben ser educados como los establecía la visión que existe
sobre la infancia en el discurso ilustrado.
Consideraciones finales:

La etapa inicial del Arte republicano post independencia puede ser abordada con una mirada
orgánica, el periodo que va desde la inauguración de la Escuela de Pintura hasta la celebración del
Centenario y la apertura del palacio de Bellas Artes, correspondería a la infancia del arte en Chile.

Las fuentes que mejor pueden hablar sobre el Arte son precisamente las obras, el trabajo de
Cosme San Martin, formado en la Escuela de Pintura y alumno de Alejandro Cicarelli presenta de
manera recurrente el tema de la infancia, en particular la obra “La Lectura” 1874 plantea la
relación educación e infancia

Para la segunda mitad del siglo XIX la elite chilena se ve fuertemente influida por el discurso del
progreso y las ideas ilustradas que la aristocracia chilena llevaba asimilando desde el periodo de la
independencia y la construcción del Estado. El discurso ilustrado plantea la dicotomía civilización
barbarie siendo el mundo colonial pre independencia la barbarie en contraposición a la cultura
europea en especial Francia la civilización, así lo entiende Alejandro Cicarrelli primer director de la
Escuela de Pintura.

En un contexto mayor la infancia en la modernidad es atendida desde la necesidad de la


educación, al igual que los salvajes, los niños deben ser civilizados y la principal herramienta de
civilización es la educación. La Escuela de Pintura en el discurso de su primer director posee un rol
pedagógico y civilizador, asumimos que Cosme San Martin recoge ese discurso y lo expresa en su
obra “La Lectura”.

Cabe la pregunta si las etapas posteriores a la celebración del centenario corresponden a la


madurez e independencia de los referentes europeos o si el arte en Chile vive una adolescencia
extendida donde sigue tutelado por diferentes actores, como es Estado, las clases dominantes o
los referentes extranjeros.
Referencias:

Alzate Piedrahita, M. V. (2003). La infancia: concepciones y perspectivas. Pereira, Ed Papiro.

Arias, V. (1909). Memoria Historica de la Escuela de Bellas Artes. Santiago: Cervantes

Cosme San Martín - Artistas Visuales Chilenos, AVCh, MNBA. (s/f). Artistasvisualeschilenos.cl.
Recuperado el 6 de diciembre de 2022, de http://www.artistasvisualeschilenos.cl/658/w3-article-
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de Amenábar, I. C. (2004). " La Atenas del Pacifico". Alejandro Cicarelli y el proyecto civilizador de
las Bellas Artes en Chile republicano. Tiempos de América: revista de historia, cultura y territorio,
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La Lectura, 1874 - Memoria Chilena. (s/f). Memoria Chilena: Portal. Recuperado el 6 de diciembre
de 2022, de http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-76734.html

Muñoz, M. E. (2017). La imagen del niño en el umbral de la modernidad: tres figuras infantiles en
la pintura de Cosme San Martín.

Rojas, J. (2016). Historia de la infancia en el Chile Republicano (1810-2010). Santiago: Junta


Nacional de Auxilio escolar y becas (JUNJI)

Rousseau, J. (2000). Emilio o La Educacion. Buenos Aires: El Aleph

Zamorano. P, Cortes. C & Madrid. A (2016). Institucionalidad y canon estético: las Bellas Artes en
Chile desde la fundación de la Academia de Pintura hasta el Centenario. Cuadernos de Arte de la
Universidad de Granada, 47, 39-56.

Zamorano.P (2013). El discurso de Alejandro Cicarelli en la fundación de la Academia de Pintura de


Chile (1849). Quiroga. Revista de patrimonio iberoamericano, 76-86.

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