Está en la página 1de 3

Las mujeres indígenas de origen quechua y aymara son de temperamento introvertido, pero

expresan su alegría a través de vestimentas de colores llamativos. El otro aspecto de la región


Altoandina, en los alrededores de la península de Copacabana junto al Lago Titicaca, el 72% de
la población vive por debajo del umbral de pobreza. El 46% son mujeres (*). La zona, además,
preocupa por el creciente nivel de contaminación medioambiental. En este contexto nació
Kurmi.

Gracias a los talleres de técnicas textiles, estas mujeres han alcanzado en su producción
estándares de calidad para la comercialización nacional e internacional. De hecho, ya han
accedido a esas oportunidades de trabajo que tanto demandan para avanzar. Así, no se verán
obligadas a trasladarse a las ciudades, donde sufrirían marginación y les sería más difícil
integrarse dentro del circuito laboral. Ya han sido creadas 65 fuentes de empleo para ellas.

Unos certificados acreditan su capacitación

Pero sobre todo son ellas mismas las que demuestran su “empoderamiento”: que son
independientes y responsables en la toma de sus decisiones; que tienen objetivos de
crecimiento personal y profesional. Percibir un salario les permite continuar con un estilo de
vida auténtico, sin estar sometidas a decisiones ajenas.

Rosa Canllagua, una de las artesanas, contaba su experiencia al poco de terminar la formación:
“Dese pequeña mi mamá me enseñó a tejer. Con CODESPA me animé porque hemos
confeccionado y vendido varios artículos gracias a la formación. Tenemos que seguir
trabajando para que lleguen más pedidos”. Del mismo modo, Susana Ramos decía: “Con 12
años ya tejía y por eso me animé a entrar en el proyecto. Estoy aprendiendo mucho y vamos a
seguir haciéndolo porque CODESPA nos ayuda. De la artesanía vivimos”.

Todas ellas han creado y diseñado una marca bajo el nombre “Kurmi”, que en idioma aymara
significa “arcoíris”. La denominación de origen del Lago Titicaca es uno de los aspectos que
impulsan la comercialización. El proyecto ha abierto mercados porque ha conseguido, entre
otras cosas, alianzas con las tiendas de Copacabana. Entre otras, a través de la conexión con la
empresa social AYNI DESIGN, esencial para establecer los primeros contactos con el sector
privado. Más recientemente, la marca española Lacambra añadió a sus diseños artesanías de
Kurmi.

Una tienda online para llegar más lejos

Estas mujeres han empezado a ofrecer sus artesanías y tejidos a los amantes de las culturas
milenarias a través de la tienda virtual www.artewarmi.com. Se trata de emprendimiento
conjunto con mujeres un grupo cultural diferente, que asocia a mujeres tejedoras de los
municipios de Charazani, Curva y residentes de la ciudad de El Alto. Así, junto con KURMI, se ha
desarrollado otra marca: Kallawaya Artesanía de Curva y Charazani.

Una gran oportunidad

El turismo en la zona del Lago Titicaca es una oportunidad. Es ahí donde, a través de la ropa
local hecha a mano, con un alto grado de interés por parte de los visitantes, pueden demostrar
sus habilidades. Existía un nicho idóneo para ellas, y nuestros equipos en Bolivia y España
siguen buscando posibles compradores dentro del sector privado. De esta forma, se promueve
su estabilidad actual y futura.
Hace 13 años, en las montañas del Rif, al noroeste de Marruecos, nació una cooperativa textil
de mujeres. Se llamó Douar Tanafelt. CODESPA quería mejorar las condiciones económicas de
la zona, y acompañó su constitución en alianza con una asociación local (ADL). Ahora, la
cooperativa está formada por 34 mujeres, que desarrollan una actividad económica rentable
con la que realizarse profesionalmente y sacar adelante a su familia. Por eso fue elegida por
Fundación Banco Santander para su primer programa de desarrollo.

Santander Best Africa está dirigido a mujeres emprendedoras, que en medio de la inestabilidad
y la vulnerabilidad, trabajan por sacar adelante un pequeño negocio con el que mantenerse y
contribuir al bien de su comunidad de forma sostenible e inclusiva.

La presidenta de la cooperativa Douar Tanafelt se llama Saida Chouli. Su historia empezó como
la de muchas marroquíes. Tenía 11 años cuando dejó la escuela. Era un estudiante brillante,
pero tenía que ayudar a su madre: recoger agua del pozo, recoger leña… Para ella no era algo
extraordinario. Los niños del douar (en árabe beduino, poblado de viviendas pobres) realizan
esas tareas desde pequeños. Pero sus talentos iban a llegar lejos, aunque ella se quedara en su
aldea:

Financiación y asistencia técnica

Un equipo local, como el de CODESPA, cuyas soluciones parten de un conocimiento profundo


de la cultura y el contexto social, garantiza un impacto real y duradero en la vida de las
personas. Sana Ait Yahia, responsable de CODESPA en Marruecos, narra los avances de la
cooperativa textil:

La inversión también ha permitido arreglar la maquinaria, que ha conllevado una producción


más abundante y de mejor calidad. Los productos están teniendo una buena salida en el
mercado. Ahora cuentan con tarjetas de visita y un catálogo. Además, están aprendido a
gestionar Facebook e Instagram con ayuda de un experto. Pero eso no es todo. Uno de sus
productos ha sido reconocido por el Ministerio de turismo y transporte aéreo de la artesanía y
de la economía social, que les otorga el derecho de utilizar una marca de certificación colectiva:
“Mendil del Norte”.

Un café- restaurante en Tetuán

Algunas mujeres de la Asociación El Amal, en Tétuan, son viudas o se han alejado de sus
maridos, huyendo de la violencia de que eran víctimas. Hanae El Aoud o Rhimo El Haik trabajan
ahora juntas para mejorar su nivel de vida. Gracias a la capacitación y el asesoramiento, ellas y
sus compañeras se han hecho expertas en pastelería y cuentan con un título profesional. Sin
embargo, a pesar de la calidad de la formación, pasaban los meses y no encontraban trabajo.
Siguieron trabajando desde el taller de El Amal, recibiendo encargos, pero estaba en una planta
muy alta y dificultaba el servicio. Decidieron ahorrar para poder alquilar un local a pie de calle.
Con esto, y los préstamos que lograron de personas cercanas, lograron situarse en una zona
muy frecuentada por los turistas. Amueblaron el local y lo llamaron Multaka Rayahin. Esta
iniciativa ha atraído el interés de la Fundación María Teresa Rodó y la Fundación Maite Iglesias,
que están haciendo posible su permanencia.
El agua es esencial para vivir, para evitar enfermedades, para producir los alimentos que
comemos y para la generación de oportunidades de trabajo en las comunidades en la que
trabajamos.

Cada día trabajamos junto a aquellos para los que el agua es cuestión de supervivencia.

El acceso al agua contribuye al desarrollo económico y social de las comunidades más


vulnerables.

Hoy compartimos el poder de transformación que desencadena el acceso a agua en las


comunidades en las que trabajamos en Angola.

Ante la gravedad de la sequía que asola al país hemos desarrollado sistemas de riego que
pueden mantenerse localmente y permiten a las familias producir alimentos incluso en años de
sequía.

Esta solución permite que estén en condiciones de tomar mejores decisiones. Por ejemplo,
evitando que tengan que cambiar sus animales por cereales para comer un día y no tener que
comer al día siguiente o que se vean obligados a recoger frutos silvestres para asegurar su
alimentación.

Así, por ejemplo, las mujeres que participan en el proyecto de la comunidad de Ngando Ilaula,
municipio de Cuvelai (Cunene), gracias al riego, han podido producir y comercializar buena
parte de las cebollas de alta calidad cosechadas este último mes de noviembre de 2021.
Disponer de esta producción les permitió intercambiarla con productores de sorgo de otras
zonas, su principal cultivo alimenticio y fuente de hidratos de carbono, que, debido a la sequía,
fue imposible producir en Cuvelai.

Las mujeres de la comunidad se han convertido en emprendedoras líderes valoradas en sus


familias. Están felices por haber aprendido a producir hortalizas y por haber descubierto una
nueva actividad productiva importante, no sólo para la diversificación de la dieta de sus
familias, sino también para aumentar las reservas de alimentos en el periodo del año en que
más escasean.

También podría gustarte