Como cada año, al acercarse el 20 de junio, nos reunimos para rendir homenaje a la memoria de un grande de nuestra Patria: Manuel Belgrano y, con él, enaltecer el mayor legado de amor que sólo un verdadero patriota pudo haber hecho a su nación que recién nacía: nuestra Bandera. El acto del 20 de junio nos ofrece cada año una nueva oportunidad para recordar con admiración a uno de los hombres más significativos del movimiento emancipador. Fue un gran precursor de la ilustración de la mujer, la idea de un desarrollo económico nacional, la defensa de lo que hoy llamamos medio ambiente, la educación, la promoción de las ciencias y las artes. Humanista brillante, uno de los hombres más cultos de su tiempo, fue también, como militar, un jefe humanitario y sensible, justo con sus tropas, generoso con los enemigos, magnánimo y modesto en el triunfo, firme "como la roca del mar" incluso en las peores derrotas. Belgrano tuvo una concepción predominantemente nacional, en la que lo nacional equivalía a lo americano, y siempre antepuso los intereses de la Patria a los de los partidos, sectores o individuos. Su vida fue el mejor ejemplo de ello. Podríamos en este discurso seguir exponiendo las múltiples facetas del General Belgrano, hombre que supo estar presente en todos los cargos para los que fue convocado. Sin embargo, consideramos más relevante hablar del hombre y no del político, del militar, del diplomático. Belgrano fue un hombre común, como podría serlo cualquiera de nosotros. De hecho, padeció enfermedades que lo llevaron a la muerte siendo aún joven y murió en la más rotunda pobreza y en el olvido de los hombres de su tiempo. Pero aquel hombre, supo distinguirse entre sus pares por el gran amor a su país, el cual demostró en cada una de sus acciones, siempre priorizando los intereses de la Patria a los propios, resignando, incluso, su merecida recompensa económica, al donarla para la creación de escuelas. Este es un homenaje a un gran héroe, fundamental y clave en la lucha por la independencia y la organización del país, a la vez que sirvió a la empresa de la emancipación latinoamericana. Fue un hombre que dio su vida por los valores que consideró loables: libertad, justicia, paz, tolerancia, educación y que dejó testimonio de honor, amor a la patria, coraje, intelectualidad, sabiduría, valentía y humildad. Valores que hoy siguen siendo fundamentales para que la Argentina pueda ser el país por el que Belgrano luchó y soñó para todos nosotros.