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Manes, mansitos y manazos:

Una metodología de trabajo sobre


violencia intrafamiliar y sexual
Colección CES
Serie Conflicto, violencia y sociedad

Manes, mansitos y manazos:


Una metodología de trabajo sobre
violencia intrafamiliar y sexual
Editores
Myriam Jimeno, Andrés Góngora, Marco Martínez, Carlos José Suárez

Autores
Myriam Jimeno, Andrés Góngora, Marco Martínez, Carlos José Suárez
Manuel Alejandro Rodríguez, Camilo Ernesto Rodríguez, Luis Manuel Castro,
Mauricio Caviedes, Fredy Armando Rincón, Claudia Rivera

Asesores
María Elena Ronderos, Luis Eduardo Jaramillo, Carlos Mantilla

Dirección y coordinación de los Conversatorios entre hombres


Amanda Muñoz Moreno
María Eugenia Montoya Montoya
Gerencia de Atención Integral a la Familia, DABS

Asistente
Marlin Romero

Grupo de Investigación Conflicto Social y Violencia


Centro de Estudios Sociales - CES
Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de Colombia

Bogotá, 2007
Catalogación en la publicación Universidad Nacional de Colombia

Manes, mansitos y manazos : una metodología de trabajo sobre violencia intrafamiliar


y sexual / eds. Myriam Jimeno … [et al.] ; Andrés Góngora. … [et al.]. – Bogotá :
Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas. Centro de
Estudios Sociales (CES), 2007
xxx p. : ils., maps.

ISBN : 978-958-8063-48-5

1. Conflicto de roles 2. Violencia intrafamiliar 3. Violencia y patrones culturales


I. Jimeno Santoyo, Myriam, 1948- - ed. II. Góngora Sierra, Andrés Leonardo

CDD-21 302.15 / 2007

Manes, mansitos y manazos: Universidad Nacional de Colombia


Una metodología de trabajo sobre Facultad de Ciencias Humanas
violencia intrafamiliar y sexual Centro de Estudios Sociales
© Myriam Jimeno, Andrés Góngora, Francisco Ortega
Marco Martínez, Carlos José Suárez DIRECTOR
© Universidad Nacional de Colombia, Miguel Ángel Contreras
Facultad de Ciencias Humanas, COORDINADOR EDITORIAL
Centro de Estudios Sociales - CES
© Departamento Administrativo
de Bienestar Social Alcaldía Mayor de Bogotá
Luis Eduardo Garzón
ISBN: 978-958-8063-48-5 ALCALDE MAYOR DE BOGOTÁ

DIAGRAMACIÓN Departamento Administrativo de


Julián Ricardo Hernández R. Bienestar Social
gothsimagenes@yahoo.es Consuelo Corredor Martínez
CORRECCIÓN DE ESTILO DIRECTORA
Ricardo Rodríguez Olga Isabel Isaza de Francisco
IMPRESIÓN SUBDIRECTORA DE POLÍTICAS
XPRESS, Estudio Gráfico digital POBLACIONALES
Amanda Muñoz Moreno
2007 Bogotá D.C., Colombia GERENTA DE ATENCIÓN INTEGRAL
A LA FAMILIA
Contenidos
Presentación 9
Introducción 13

Capítulo I
Los conversatorios, el enfoque teórico, la
metodología y el diseño técnico del trabajo 17
El punto de partida: en busca de la democracia en la familia 17
La estrategia de método: partir de la experiencia 19
El diseño conceptual 20
El diseño técnico de los conversatorios 26

Capítulo II
Violencia, conflicto y vida social 43
Autoridad, violencia y patrones de crianza 46
¿Cómo me enseñaron a ser hombre? 57
Conflictos familiares y democracia en familia 60
Recapitulación 76

Capítulo III
Género y sexualidad 79
Dos mitades de una misma guayaba 79
Manes responsables 85
AMANtes de las mujeres y de la libertad 93
Tipos de manes 97
Los maricas no parecen manes 106
Recapitulación 110
Capítulo IV
Corresponsabilidad y derechos 115
Los derechos y el Estado 115
Sexo, libertad e intimidad 116
Derechos y sexualidad 120
El juego: la construcción de reglas comunes y el ejercicio
de la autoridad 124
Masculinidades y derechos humanos: 126
el derecho a la vida 126
Democracia familiar 127

Capítulo V
Conclusiones: la metodología de la experiencia
y su incidencia 129
Sobre la metodología de la experiencia 129
Los conversatorios 130
Violencia, conflicto y vida social 132
El MANdaMÁS: género y resignificación de la masculinidad 133
Corresponsabilidad, derechos sexuales y reproductivos y salud sexual 135
Recapitulación: aMANecerá y veremos 136

Bibliografía 148
Anexos 153
Índice analítico 197
Figuras
Figura 1. Volante de convocatoria 39
Figura 2. Tomatazos 45
Figura 3. El alcohol, peligro 47
Figura 4. Atraco en la calle 48
Figura 5. Maltrato familiar ¿Por qué se pelean? 49
Figura 6. La violencia familiar 50
Figura 7. Limpieza 50
Figura 8. Limpieza (detalle). Atraco a una señora y enfrentamiento
de un joven con un policía 51
Figura 9. Limpieza (detalle). Un hombre abalea un punk 51
Figura 10. Violencia entre barrios y parches 52
Figura 11. Violencia en la casa 53
Figura 12. ¡Por fin! ¿Un buen soldado? 58
Figura 13. Hecho en casa 59
Figura 14. Robo del hijo al padre (detalle) 64
Figura 15. Abuso del padrastro (detalle) 69
Figura 16. Abuso de un familiar a la hija (detalle) 70
Figura 17. ¡Qué bonito! 75
Figura 18. La princesa encarcelada 79
Figura 19. El hombre en la actualidad 87
Figura 20. Mr. Increíble 88
Figura 21. Lavores [sic] cotidianas del hombre 89
Figura 22. El hombre de hoy 92
Figura 23. Millonario, una gran guerra 93
Figura 24. Padre e hijo, publicidad 98
Figura 25. Cotero, revista Acento 99
Figura 26. “El Pibe” Valderrama, Internet 99
Figura 27. Indígena Sierra Nevada de Santa Marta, Internet 100
Figura 28. Director de orquesta, Internet101
Figura 29. Modelo Ives Saint Laurent, Internet 102
Figura 30. The Punisher, Internet103
Figura 31. Joven sentado, Internet 104
Figura 32. Boy George, Internet 104
Figura 33. Gay parade, Internet 105
Figura 34. Berdache, Internet 105
Figura 35. Fuerza, club para hombres 107
Figura 36. Si no eres así… ni lo toques 108
Figura 37. Después de la hierba me voy a trabajar 112
Figura 38. Sexo 117
Figura 39. “No me pegue, ¡abusivo!” 118
Figura 40. “Por violarla la mató” 120
Figura 41. El Papa dirige la tropa 122
Figura 42. Se lo llevó la policía 125

Gráfico 1. Distribución de población por edad 27


Gráfico 2. Cuadro de parentesco de una familia actual, Los Mártires 91
Presentación
Conversar para entender que sobre violencia no
es posible construir paz
Construir una Bogotá sin Indiferencia pasa también por soñar y trabajar en
una transformación cultural que sea capaz de nuevos seres humanos que ejer-
zan desde la convicción y promuevan los valores éticos de la modernidad, la
solidaridad, la igualdad, la libertad y la justicia.
Desde la Alcaldía Mayor hemos estado comprometidos con una Bogotá mo-
derna y humana, sabiendo que los énfasis en desarrollo han estado puestos en
adelantos en infraestructura, comunicaciones y competitividad, relevantes tam-
bién, pero no suficientes ni centrales para el logro de la democracia y la paz.
Bogotá moderna y humana es la apuesta política por construir una ciudad
en donde los seres humanos sean el centro de las políticas públicas y del queha-
cer del Estado reconociéndoles en su integralidad, diversidad étnica, cultural,
sexual, de género y de generaciones, pero sobre todo, en su condición de digni-
dad y como sujetos de un Estado social y democrático de derecho.
Esa es la razón para que Bogotá sin Indiferencia, mantuviera en sus progra-
mas, un proceso que se viene dando hace cinco años y cuya meta es la de preve-
nir la violencia intrafamiliar y sexual a través de una estrategia de formación
con una metodología de conversatorios entre hombres, conversatorios entre
mujeres y capacitación a servidores públicos; nuestro objetivo ha sido promo-
ver un cambio cultural mediante la reflexión sobre los referentes e imaginarios
sociales que imponen y legitiman el uso de la violencia en los distintos escena-
rios en donde transcurre la vida de la ciudad, pero sobre todo, en las relaciones
más íntimas y personales como lo son las familiares.
La metodología de conversatorios ha posibilitado un proceso participativo
ciudadano en donde hombres y mujeres exploran diversas temáticas,1 con una
1
Las temáticas que se desarrollan en los diferentes procesos de formación incluyen identidad
masculina y femenina, patrones de crianza y socialización, formas de autoridad, relaciones
intrafamiliares, resolución de conflictos, derechos sexuales y reproductivos, salud sexual y
pedagogía lúdica y a veces terapéutica; aunque no es la pretensión, parece in-
evitable que ellos y ellas conversen de cómo han sido socializados, reconocer
que algunos/as han aprendido que la manera de resolver los conflictos es a tra-
vés de la violencia; para que a partir de esto se identifiquen y construyan colec-
tivamente prácticas que transformen las relaciones, fomenten la comunicación,
y asuman que la crianza y el cuidado de los miembros de la familia debe estar
mediado por el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la convivencia y la paz.
Los conversatorios han sido el pretexto para revisar e intervenir la proble-
mática de violencia intrafamiliar, considerada como una violación a los dere-
chos humanos fundamentales, allí en donde los miembros de las familias debe-
rían disfrutar de mayor protección.
Tenemos y mantenemos en el hogar y la sociedad patrones culturales pro-
fundamente arraigados que se sustentan en un sistema de relaciones
jerarquizadas y desiguales en donde predomina el poder masculino autorita-
rio y violento, y en donde las principales víctimas son los miembros en mayor
situación de vulnerabilidad de las familias como los niños, las niñas, los jóve-
nes, las mujeres y los viejos.
Las violencias al interior de las familias2 muestran cifras dramáticas: 20% de
las mujeres en Bogotá ha sufrido algún tipo de violencia física y 35% violencia
verbal. También son comunes las amenazas por parte de sus cónyuges como
quitarle los hijos (22%), abandonarlas (22%) y retirarle el apoyo económico
(18%). La violencia sexual ejercida en privado pone de relieve el ejercicio de
relaciones de propiedad en la pareja: la violación es realizada por el cónyuge en
un 11%, por el exmarido en un 12,0% o por el novio en un 13%.3 Durante el
2004 se registraron 52.714 casos de violencia intrafamiliar, maltrato infantil y
violencia sexual; dos de cada tres corresponden a mujeres. En 2005, en las Co-
misarías de Familia se reportaron 55.513 denuncias de violencia intrafamiliar,
mostrando un incremento del 35% con respecto al 2003.4
No obstante las cifras, el drama humano que acompaña la violencia
intrafamiliar está inédito, se queda perdido en la intimidad del hogar, en la
indefensión de niños y viejos, en la tristeza y la dependencia afectiva y econó-
mica de muchas mujeres, en el desconocimiento y el miedo de las víctimas de
esos delitos.
reproductiva, democracia, autonomía, diversidad e igualdad, protección integral contra las vio-
lencias intrafamiliar y sexual y mecanismos de protección de los derechos humanos, entre otras.
2
Política Pública de Familias en Bogotá por el reconocimiento de la diversidad, la garantía
de los derechos y la democracia. Departamento Administrativo de Bienestar Social. Bogotá,
mayo de 2006
3
Encuesta de Demografía y Salud, PROFAMILIA, 2004.
4
Consolidados información Comisarías de Familia, 2003 - 2005, Departamento Adminis-
trativo de Bienestar Social.
Por esta estrategia de conversatorios entre hombres han pasado 3.744 varo-
nes y 5.798 mujeres de todas las localidades de Bogotá para reflexionar sobre su
ser hombres y mujeres y la manera como se relacionan entre sí en la vida coti-
diana, en sus relaciones familiares, en la toma de decisiones y en la manera de
enfrentar y resolver los conflictos que se presentan.
Se trata de empoderar a ciudadanas y ciudadanos en la demanda de sus de-
rechos y frente a la responsabilidad de hacer de la violencia, cualquiera que ella
sea, una conducta intolerable que nos atañe a todos. En el marco de esta estra-
tegia se han formado 1.045 profesionales y técnicos-as del Departamento en
una metodología integral de trabajo.
Manes, mansitos y manazos: una metodología de trabajo sobre violencia intrafamiliar
y sexual es la recopilación de la experiencia de los conversatorios entre hombres
realizada el año pasado con la Universidad Nacional de Colombia, a través del
Grupo Conflicto Social y Violencia del Centro de Estudios Sociales de la Facultad
de Ciencias Humanas, y que responde a la expectativa de la Alcaldía Mayor de
Bogotá de que procesos como este generen el interés de la academia y los científi-
cos sociales para enriquecer políticas de cambio cultural a largo plazo.
Esta experiencia pone de relieve la construcción de la masculinidad como
una construcción cultural fundamentada en el ejercicio de la autoridad y el uso
de la fuerza física, que puede ser modificada, no sólo mediante el reconocimien-
to de múltiples y diversas formas de ser hombre, sino mediante un trabajo de
cambio cultural que pueda, además de flexibilizar los roles, afianzar una manera
de relación más democrática en el sentido radical del término.
A través de estos conversatorios, hombres de todas las edades visualizaron
su manera de ser desde la masculinidad, de relacionarse con otros hombres, de
afrontar y reaccionar frente al conflicto y las múltiples problemáticas de pobre-
za, exclusión, violencia familiar, sexual, social y política a la que se ven enfren-
tados a diario. La experiencia es una etnografía masculina de Bogotá y las múl-
tiples violencias que vive la ciudad.
Es importante resaltar que detrás de la violencia intrafamiliar existen causas
generadoras de la misma que en ocasiones son de carácter estructural como la
pobreza, la exclusión y la falta de oportunidades, asimismo, son detonantes del
uso de la violencia el consumo de sustancias psicoactivas y el alcohol. Se insiste
en el castigo físico como pauta de crianza ineludible y en los más jóvenes aún
persiste la idea de que la construcción de lo masculino se realiza mediante la
contraposición a lo femenino, que es de menor valía.
La experiencia releva el desarrollo de procesos de formación con varones
que les permita replantear sus roles como generadores de violencia intrafamiliar
y las estrategias para enfrentarla y también como aliados en la reconstrucción y
fortalecimiento del tejido social, la ciudadanía, la democracia y la paz, recono-
ciéndose como actores relevantes en una Bogotá sin Indiferencia abierta al re-
conocimiento y respeto de la diversidad étnica, cultural y sexual y las diferen-
cias de género y entre generaciones.

Consuelo Corredor Martínez


Directora
Departamento Administrativo de Bienestar Social
Introducción
La metodología de la experiencia
Este trabajo surgió del interés del Departamento Administrativo de Bienes-
tar Social del Distrito por llevar a cabo el proyecto Acceso a la justicia familiar e
intervención integral de las violencias intrafamiliar y sexual. Su objetivo fue un pro-
ceso de formación con varones de los sectores populares de Bogotá sobre la
violencia intrafamiliar y sexual por medio de los Conversatorios entre hombres.
Los Conversatorios, a su vez, hacen parte del programa Reestablecimiento de dere-
chos e inclusión social que se propone alcanzar el ejercicio pleno de la ciudadanía
y la equidad social, como parte de la política social del Plan de Desarrollo Bogo-
tá sin indiferencia. Un Compromiso Social contra la Pobreza y la Exclusión 2004-
2008.
El proyecto fue adelantado por el grupo de investigación Conflicto social y
violencia del Centro de Estudios Sociales – CES, de la Facultad de Ciencias Hu-
manas de la Universidad Nacional de Colombia. El equipo de trabajo fue coor-
dinado por la antropóloga Myriam Jimeno y estuvo integrado por ocho profe-
sionales jóvenes formados en antropología, derecho y psicología. Contó con la
asesoría de tres expertos, quienes orientaron el diseño de los talleres y su enfo-
que pedagógico: los médicos psiquiatras Luis Eduardo Jaramillo y Carlos Man-
tilla y la pedagoga del arte María Elena Ronderos.
El propósito del trabajo fue auspiciar cambios culturales en la familia a par-
tir de la reflexión y la crítica sobre las prácticas, los referentes y los imaginarios
socioculturales que legitiman el uso de la violencia. La meta final fue la de afianzar
la construcción de la democracia en la familia.
Desde el inicio surgieron varias preguntas alrededor de la intervención: ¿cómo
reunir a un grupo de hombres, adolescentes y mayores de edad, que viven en
Bogotá, para pedirles que transformen su masculinidad argumentando que la
noción tradicional de masculinidad aparece ligada a la violencia? Y si ellos es-
tuviesen dispuestos a hacerlo, ¿qué tipo de masculinidad tendrían que adquirir?
Si son nocivas las formas ya conocidas de ser hombre que se desarrollan y repro-
ducen en los barrios marginales, puesto que se presentan como asociadas al uso
de la fuerza y a la condición de proveedores, ¿deben asumir entonces las formas
de masculinidad de las clases medias? ¿Tenemos los científicos sociales, los pro-
fesionales de la intervención social y los funcionarios públicos, la autoridad para
entrar en una localidad que nos es desconocida y hablar sobre el tipo de hom-
bres que ellos deben ser mientras luchan por su sustento diario?
Se trata de un reto mayúsculo y de una apuesta en la cual la ética del inves-
tigador y su orientación conceptual necesitan confluir en aras de afrontar un
problema social: la reproducción de formas de violencia doméstica. Así, asumi-
mos el reto de incidir sobre las formas de masculinidad desde la conciencia de
los límites de nuestra acción como agentes externos a la comunidad. Para esto
debimos resolver disyuntivas sobre el mejor abordaje y las mejores herramientas
para interpelarlos y superarlos.
Este texto es el recuento de ése trabajo. Consideramos que los instrumentos
de las ciencias sociales adquieren sentido en la perspectiva de apoyar una inter-
vención respetuosa con los sujetos. Para ser consecuentes con este principio,
concebimos un método que consistió en partir de las experiencias sociales de
los participantes y trabajar de manera deliberada y sistemática alrededor de és-
tas. El trabajo alrededor de la experiencia de cada uno nos permitió partir de los
recuerdos para luego pasar a la reflexión crítica de éstos, y finalmente, servir
para que cada uno proyecte su futuro. Pero se trataba de hacerlo en grupo, no
de manera individualizada, de compartir con otros el proceso a partir de la inci-
tación intencionada del investigador. Al hacerlo debimos reconstruir las redes
sociales y de sentido en las cuales transcurrió la experiencia social de dichos
sujetos. Es por ello que esta metodología de la experiencia permite apuntar de
manera simultánea a conocer los sujetos de intervención en su orientación y
práctica cultural cotidiana, como también provocar en ellos procesos
autorreflexivos que les permiten valorar nuevos patrones de comportamiento y
pensamiento. Así, los cambios culturales se fundamentan en la reflexión y críti-
ca de los referentes y los imaginarios sociales personales que legitiman el uso de
la violencia, para alcanzar la meta final de afianzar la construcción de la demo-
cracia en las familias.
El concepto central que articula el método es el de que es posible remover
núcleos culturales cognitivos y emocionales mediante la rememoración de un
conjunto específico de temas. La evocación suscitada gracias a un programa
dinámico y flexible de talleres de diálogo, debate, juego y puesta en común,
interpela a los sujetos de manera profunda. Esta metodología exige que cada
interventor sea al mismo tiempo un investigador: atento a lo que dicen las per-
sonas y capaz de recrear el diseño técnico de los talleres para ajustarlo a las

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características y al estado anímico de cada grupo de trabajo. Esto significó, en
unos casos, cambiar el género musical o la película con la cual se abrió una
sesión; aunque en otros, implicó rediseñar la dinámica completa del taller: el
plan previo podía suponer el trabajo con tiras cómicas; pero si el grupo estaba
conformado por personas mayores, fue necesario poner en marcha un medio
que les fuera más conocido, como por ejemplo, presentar y discutir una película
en español. Es decir, las herramientas deben ser como la experiencia social mis-
ma, dúctiles y maleables en las manos del investigador.
Al entrar en un aula para realizar un taller, el científico social o el funciona-
rio público usualmente planean la sesión; pero en la práctica sucede algo muy
diferente. Esta es la ventaja de usar una herramienta que parte de reconocer las
limitaciones de quien busca incidir en otros y rescata la flexibilidad inherente a
la interacción entre quienes intervienen y los sujetos de intervención. Al reco-
nocer la naturaleza de esta relación se afirma el respeto por las personas con las
cuales se trabaja, por sus opiniones y por sus experiencias, y se los invita a par-
ticipar de manera genuina. En el debate sobre lo que significa o no significa ser
hombre, y en las razones por las que un hombre debe o no comportarse de cierta
manera, puede mantenerse una relativa autoridad del investigador. Mas lo que
realmente sucede es que surge una tensión, una cierta disputa, en la que el in-
terventor hace apuestas en un sentido, mientras los asistentes hacen las pro-
pias. Del encuentro de unos y otros emerge la novedad del cambio.
En esta relación muchos prejuicios se derrumban. Los asistentes explican
sus razones: de repente, la autoridad del tallerista desaparece y él mismo se en-
cuentra descubriendo y entendiendo su masculinidad al exponerla ante el pú-
blico. En la práctica, no es el científico social ni el funcionario quien revela y
entiende las formas de ser hombre de los participantes. Son ellos, quienes cons-
tantemente, al ver su propia masculinidad cuestionada, retan al investigador
para que él, entre otras cosas, demuestre que no es tan "marica" como parece.
Al mismo tiempo se descubren las razones de la virilidad de los asistentes cuan-
do ellos argumentan sobre lo que sienten por sus madres, sus hermanas o sus
compañeras. Ellos discuten y construyen ciertas formas de masculinidad, repre-
sentándose a sí mismos y debatiendo entre ellos. Ahora acusan al otro de no ser
lo suficientemente hombre, para luego explicar y justificar que cocinar no es
una señal de feminidad ni una debilidad en su condición de varones. En un
momento plantean que la mejor solución a los problemas familiares es el diálo-
go, para luego confesar que, si nada más funciona, utilizarían la violencia para
evitar la homosexualidad de alguno de sus hijos.
De esta manera, no se trabaja con un taller prefijado de manera rígida, sino
que se establece una controversia permanente con los procesos de transforma-
ción social, no sólo durante la sesión, sino también en el hogar de los partici-

Introducción | 15 |
pantes, con sus familias. Cuando algunos de ellos revelan que no han sido otros
hombres (ni los padres ni los hermanos) quienes les han enseñado a ser hom-
bres, sino sus propias madres, los modelos imperantes parecen tambalear. Ellos
cuestionan su propia masculinidad, así como la de sus padres y la del propio
tallerista. De ese debate surgen nuevas opciones sobre la masculinidad.
El resultado de esta metodología de la experiencia no es, entonces, una
observación y objetivación científicas. No son descubrimientos de las ciencias
sociales, ni los "índices de reducción del machismo en Bogotá" lo que se presen-
ta aquí como resultado. Son las imágenes y vivencias de lo masculino y el aná-
lisis del papel que desempañan 436 adolescentes y adultos dentro de sus fami-
lias, residentes en las 20 localidades de la ciudad de Bogotá. Además, las diferentes
formas de ser hombre que han descubierto los asistentes a los conversatorios.
Sobre todo, es el relato de cómo se realizó este trabajo, de la exploración con-
junta –de talleristas y participantes– en torno a una metodología que trabaja
sobre la experiencia social. Los científicos sociales y los funcionarios públicos
nos debemos a las definiciones conceptuales y a los indicadores de resultados.
Sin embargo, nosotros mismos hemos aprendido también diferentes formas de
ser hombre, que escapaban a nuestros prejuicios, dictados por la academia o por
un modelo acartonado sobre los derechos humanos. Porque, al fin y al cabo, el
ejercicio de éstos no es simplemente el resultado de la intervención social, sino
de la apropiación de los principios filosóficos que inspiran el respeto a tales
derechos. Allí dejan de ser un dictamen para volverse un ejercicio humano.
El texto está organizado en cinco capítulos: el primero recoge el enfoque, los
conceptos, la metodología y el diseño técnico de los conversatorios. Los tres
siguientes relatan la forma de aplicación de la metodología y los resultados que
se obtuvieron, organizados alrededor de tres ejes: conflicto y violencia, género y
derechos. El último capítulo presenta las principales conclusiones y condensa
las especificidades de las distintas localidades de trabajo.
Capítulo I
Los conversatorios, el enfoque teórico, la
metodología y el diseño técnico del trabajo
El punto de partida: en busca de la democracia en la
familia
Como ya quedó dicho atrás, el proyecto Acceso a la justicia familiar e interven-
ción integral de las violencias intrafamiliar y sexual del Departamento Administrati-
vo de Bienestar Social del Distrito busca intervenir sobre la violencia intrafamiliar
y sexual. El Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito parte
de la idea de que las violencias intrafamiliar y sexual quebrantan los derechos
primordiales de niños, niñas y mujeres, y reflejan la desigualdad en la distribución
del poder, en las familias en particular, y en la sociedad en general.
El enfoque con el cual se realizó el trabajo está sustentado en los resultados
de las investigaciones acumuladas desde 1993 por el Grupo Conflicto social y
violencia del Centro de Estudios Sociales - CES. Según estos trabajos (véase Jimeno
et al., 1996 y 1998a; y Jimeno, 2004), la posibilidad de lograr transformaciones
sociales en el uso de la violencia pasa por identificar y profundizar en las rela-
ciones sociales y en los esquemas de sentido vigentes en torno al uso de la vio-
lencia. Se considera el fenómeno de la violencia como una acción social especí-
fica, enmarcada en referentes socio y psico-culturales susceptibles de
modificación. Esta perspectiva desmedicaliza el abordaje, desnaturaliza el gé-
nero y la sexualidad y permite integrar los derechos humanos. Tiene presente
que las interacciones personales que desembocan en el uso de la violencia están
ancladas en esquemas de sentido que provienen de la vida sociocultural, y que
en éstos se entrelazan cognición y emoción.
Según este enfoque, es preciso superar la aparente dicotomía entre lo indivi-
dual psicológico y los referentes socioculturales. Esto significa que la llamada
“psicología” del individuo se conforma en determinados ambientes, circunstan-
cias e interacciones socioculturales que se apropian como subjetivos, según la
experiencia de cada cual. En breve, la subjetividad y la individualidad se confor-
man en y por la vida en sociedad. Así, la orientación general del trabajo integró
en una perspectiva interdisciplinaria (antropología y psicología), una forma
unificada de comprender los sujetos sociales a la cual contribuyeron conceptos
de la salud y el derecho. Para ponerla en práctica, los principales conceptos
utilizados fueron los de experiencia social; masculinidad y violencia; conflicto;
género y corresponsabilidad; conceptos que desarrollaremos más adelante.
Para el abordaje pedagógico se le otorgó importancia a la lúdica, a las repre-
sentaciones artísticas y al afecto en el proceso de aprendizaje. Así, se buscó tra-
bajar sobre el papel de las emociones en las relaciones interpersonales y en la
resolución de conflictos, induciendo su expresión mediante dinámicas de tra-
bajo basadas en el juego y la creación artística. Este método sirvió tanto para
remitir a los conceptos, como para distender las relaciones entre los participan-
tes, creando así un ambiente propicio y relajado para conversar y evocar expe-
riencias. Pero las actividades lúdicas no son sólo instrumentos de ambientación,
sino una apuesta sobre el cómo se pueden interpelar los sujetos para una mejor
aprehensión de nuevas perspectivas y conceptos. Así, se parte de la idea de que
lo estético y lo emocional están estrechamente conectados con lo cognitivo.
Pensamos que la mejor manera de incidir en los aspectos cognitivos tales como
las creencias, los imaginarios y los valores, es mediante la evocación de la expe-
riencia suscitada por actos lúdicos o estéticos, puesto que pone de presente las
asociaciones emocionales de las categorías cognitivas.
El apoyo médico psiquiátrico también permitió prever el manejo de situa-
ciones de tensión y de catarsis dentro de los talleres, pues la metodología exige
rememorar experiencias dolorosas y poner en palabras situaciones violentas que
quizá nunca antes habían sido compartidas. El interés no fue adentrarse en pro-
cesos terapéuticos, que no fueron de nuestra competencia, sino tan sólo tener
herramientas básicas para enfrentar situaciones especiales. Este apoyo sirvió
también para aclarar conceptos relativos a la salud sexual y reproductiva y para
identificar y divulgar entre los asistentes los puntos de atención médica y psico-
lógica en el Distrito.
La contribución del derecho a esta propuesta de intervención consistió en
interpretar los derechos humanos como bienes tutelados por el Estado. Tam-
bién permitió abandonar la idea de una progresión evolutiva de los derechos y
cambiarla por una visión no jerarquizada de los mismos. Pero lo más importante
fue acercar el discurso de los derechos a la cotidianidad de las personas, mos-
trándolos como una construcción social inserta en la vida diaria, y dando a
conocer los mecanismos de protección y sanción que ejerce el Estado.
La mirada holística de la antropología supuso abordar las problemáticas so-
ciales desde el sujeto por medio de una metodología inductiva que parte de las
experiencias sociales para hacer explícitos significados culturales y representa-

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ciones sociales acerca de la violencia, las pautas de crianza, el ejercicio de la
masculinidad, los roles sexuales y lo derechos humanos. Con esto se buscó que
los participantes reflexionaran sobre su papel como hombres en la sociedad y la
forma como ejercen la autoridad en sus hogares. La metodología permitió la
comparación de las pautas de crianza en las diferentes regiones del país y el
contraste intergeneracional. Así, se pretendió poner en evidencia los cambios y
diferencias históricas y sociales en las relaciones de género. Por otro lado, se
utilizó la etnografía como herramienta de recolección y análisis de la informa-
ción. Vale la pena destacar que las experiencias personales de violencia permi-
ten resultados de tipo cualitativo que se alejan de marcos epidemiológicos y
estadísticos, y ofrecen nuevas miradas sobre los distintos tipos de violencia.

La estrategia de método: partir de la experiencia


Para la estrategia metodológica no sólo se incorporó la perspectiva
interdisciplinaria, sino también la convergencia entre investigación básica y apli-
cada. El eje articulador fue un trabajo participativo en torno a las experiencias de
los participantes en los conversatorios sobre violencia doméstica e intrafamiliar.
Los conversatorios fueron el vehículo de esta metodología que llamamos de la
experiencia. Para llevarlos a cabo se diseñaron talleres de diálogo organizados en
torno a tres ejes conceptuales: identidad de género y factores socioculturales que
la determinan; derechos humanos, corresponsabilidad y cotidianidad familiar y
social; y diferencia entre violencia, autoridad y poder. Como estrategia pedagógi-
ca se buscó apelar a la afectividad y sensibilidad de los participantes, poniendo
énfasis en actividades estéticas y lúdicas. Como se dijo atrás, las actividades lúdicas
no son sólo instrumentos de ambientación, sino una apuesta sobre el cómo se
pueden interpelar los sujetos para una mejor aprehensión de nuevas perspectivas
y conceptos. La idea central es la de que lo estético y lo emocional están estrecha-
mente conectados con lo cognitivo, y que la evocación de la experiencia suscita-
da por actos lúdicos o estéticos pone de presente las asociaciones emocionales de
las categorías cognitivas y así permite un distanciamiento crítico.
Esta perspectiva de método se plasmó en una secuencia sustentada en tres
fases del proceso pedagógico: la remembranza o evocación de la experiencia;
la crítica reflexiva y la fase analítica o de transformación social, así:
Evocación de la experiencia, fase vivencial y de comunicación expresiva. En esta
primera fase se provocó el relato de las experiencias personales de crianza y en
particular de conflictos, violencia, uso de la fuerza y ejercicio de la autoridad en
la familia. Se emplearon medios expresivos que abarcaron desde la palabra has-
ta los pictóricos, entre otros, para hacer explícito el sentido de masculinidad, y
para permitir que afloraran las cargas afectivas que impregnan los sistemas
cognitivos de referencia.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 19 |


Crítica reflexiva y de encuentro. Esta fase permitió poner de presente las expe-
riencias personales, discutirlas en los talleres, deducir puntos en común y ela-
borar significados y sentimientos compartidos frente a lo que fue expresado con
anterioridad.
Analítica o de transformación social. Esta fase se enfocó en la construcción de
una visión crítica sobre el uso de la violencia para imponer autoridad y respeto
en el hogar y su relación con las formas de masculinidad; se profundizó en las
nuevas formas de asumir la identidad de género y los derechos sexuales y
reproductivos. Se impartió información para identificar nuevos valores en cada
uno de los participantes frente al tema de la violencia intrafamiliar y sexual,
teniendo en cuenta las problemáticas de cada localidad.
Para llevar a cabo esta metodología se diseñó una secuencia interactiva de
ocho conversatorios organizados en módulos, con los siguientes temas:
1. Pautas de crianza y de socialización e identidad masculina.
2. Masculinidades, violencia intrafamiliar y sexual.
3. Nuevas formas de masculinidad.
4. Resolución de conflictos.
5. Opciones nuevas de relación intrafamiliar.
6. Masculinidades y derechos humanos.
7. Derechos sexuales y reproductivos, salud sexual y reproductiva.
8. Encuentro entre hombres y mujeres, nuevos saberes y actitudes afirmativas.

El diseño conceptual
Experiencia, construcción del conocimiento y cambio en los
referentes culturales
Se ha enfatizado en este texto en que el enfoque conceptual considera la
experiencia de los participantes en los talleres como elemento privilegiado para
acceder al conocimiento y el sentimiento en torno a la violencia doméstica y
sexual y es el punto de partida sobre el cual se trabaja para un cambio cultural.
La experiencia vital también es el anclaje de la propuesta pedagógica en la me-
dida en que ésta es una manera eficaz de interpelar a los sujetos a partir de su
propia perspectiva. Gracias a esto es posible acceder a la experiencia de ser hom-
bre. Hagamos explícita la manera en que concebimos la relación entre la recu-
peración de la experiencia y la construcción de conocimiento y de nuevos refe-
rentes socioculturales.
Definimos la experiencia como la conciencia subjetiva de algo vivido. La
experiencia se carga de significación en el momento en que se narra, pues para
hablar de ella es necesario remitirse tanto a esquemas sociales de sentido, como
a dimensiones emocionales, y ambos se articulan en un relato. Como lo señala
Vincent Crapanzano, todo discurso revela tanto un plano emotivo y afectivo,

| 20 | Manes, mansitos y manazos


como uno cognitivo (Crapanzano, 1994). Esta articulación de lo afectivo y lo
cognitivo puede abordarse analíticamente a través del concepto de configura-
ción emotiva, empleado como un esquema social “en el cual interactúan pensa-
mientos y sentimientos que si bien están asentados en la conciencia individual,
son socialmente compartidos y culturalmente construidos” (Jimeno, 2004: 40).
Esta categoría fue útil para integrar la perspectiva propia de los participantes
teniendo en cuenta sus elementos subjetivos, así como la valoración cultural de
las relaciones de género y sus implicaciones sociales.
Por ello los conversatorios integraron metodologías lúdicas y participativas,
en donde las personas se sintieran cómodas y en confianza para relatar sus expe-
riencias personales en público. Las actividades fueron pensadas para que los parti-
cipantes produjeran relatos sucesivos sobre sus experiencias a través de narracio-
nes orales y otras formas expresivas tales como la puesta en escena, la construcción
de personajes, la elaboración y selección de imágenes y las historietas.

Masculinidades y violencia doméstica


Los modelos de masculinidad vigentes se construyen sobre una estrecha aso-
ciación entre el ejercicio de la autoridad y el uso de la fuerza física. Pese a que las
acciones violentas en el hogar no son monopolio masculino, es cierto que en el
proceso de conformación de la identidad masculina el uso de la violencia conti-
núa teniendo un lugar preponderante.
La masculinidad está definida por un sistema que delimita y organiza las
diferencias entre hombres y mujeres en un plano simbólico, en donde se demar-
can y contrastan los lugares masculino y femenino (Viveros, 2002). Por tal mo-
tivo aquello que denominamos masculinidad no es, en primer lugar, una esen-
cia natural a los hombres sino un producto histórico y cultural incorporado a
través de la educación, la socialización y la formación como sujetos en una so-
ciedad y época específicas. Al plantear que la masculinidad depende de la cul-
tura, la sociedad y la época, en otras palabras, del contexto, se hace necesario
hablar de ‘masculinidades’ en plural; no de ‘identidad masculina’ en singular,
puesto que las construcciones sobre el ser hombre son, como señala la
antropóloga Mara Viveros, “diversas y plurales” (ibíd.). Por otro lado, Bonnie
Shepard plantea que el término en plural “reconoce la diversidad de las expe-
riencias de los hombres, y los riesgos de las perspectivas esencialistas que amal-
gaman a todos los hombres en una sola identidad” (Shepard, 2001: 12).
Por las razones anteriormente expuestas y porque la evidencia etnográfica
ha mostrado que en distintos lugares y momentos han existido formas variadas
de ser hombre, adoptamos una visión constructivista de las masculinidades y
preferimos referirnos en plural a dichas experiencias, puesto que se puede ser
hombre en múltiples vías y de distintas formas.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 21 |


En cuanto a la relación entre masculinidad y uso de la violencia en el hogar,
las investigaciones de Jimeno (Jimeno et al., 1996 y 1998b) en sectores urbanos
y rurales muestran que tanto padres como madres que usan formas violentas
para “castigar” a los pequeños tienen la creencia de que por este medio “corri-
gen” comportamientos indeseables en sus hijos. Hombres y mujeres comparten
un mismo referente cultural que se anuda por la noción de “corrección”, o de
intención correctiva, que justificaría, según ellos, el uso de formas variadas de
violencia física y simbólica. Asimismo, estos padres y madres consideran que
este tipo de castigo violento es necesario para asegurarse el “respeto” y la obe-
diencia por parte de sus hijos, y los hombres de sus esposas. Entonces, el uso de
golpes, insultos y malos tratos hace parte de un conjunto de creencias, es decir,
de un esquema cultural de referencia, en el que las figuras de autoridad se pien-
san y se sienten constantemente cuestionadas e incluso amenazadas en el inte-
rior de la familia. Esto los lleva a reafirmarse por medio de la violencia, entendi-
da como un mecanismo para asegurar el “orden” en el hogar. De este mismo
esquema cultural también hacen parte asociaciones emocionales: rabia de los
padres y madres por los desacatos a su autoridad; rabia del hijo agredido; miedo
de los padres a perder el respeto de sus hijos o a que éstos o la esposa se “salgan
de control”; miedo del varón a recibir nuevas agresiones de ellos o de los repre-
sentantes de la autoridad en la sociedad (Jimeno, 2003).
Las huellas emocionales que deja el maltrato infantil o el presenciar el
maltrato del padre hacia la madre, pueden observarse incluso cuando las per-
sonas son adultas: “nerviosismo” frente al entorno, marcada desconfianza en
los otros y frecuente tristeza. Esta configuración emotiva –sus pensamientos,
creencias y sentimientos– trae consigo repercusiones sociales, pues se consi-
dera que la autoridad social no es confiable y puede ser cruel, excesiva e im-
predecible (Jimeno, 2003). Es decir, el acto violento deja huellas emocionales
y cognitivas que inciden en las relaciones de confianza o desconfianza con las
otras personas y de esta forma, en la calidad de vida del grupo social (Jimeno,
1996; 1998a; 1999b).
Justamente debido a estas huellas cognitivo-emocionales, los recuerdos de
las experiencias violentas pueden ser de gran utilidad para la modificación de la
orientación cultural asociada al uso de la violencia intrafamiliar y sexual. De
esta forma, la evocación puede servir como una herramienta para comprometer
al individuo en su propia transformación. La evocación mediante relatos perso-
nales permite, por un lado, incitar a la autorreflexión y asumir la crítica de las
propias creencias al compartirlas con otros; por otro lado, pone en evidencia
los significados emocionales ligados a las experiencias y la asociación afectiva
sobre determinados patrones de relación.

| 22 | Manes, mansitos y manazos


El género, las jerarquías y la resignificación de la masculinidad
La identidad de género ha sido definida como el modo de sentirse y vivir
siendo hombre o mujer, lo que se consolida en la experiencia cotidiana. La iden-
tidad de género masculina implica en este caso tanto los modelos culturales de
ser hombre del pasado como las apropiaciones actuales.
Bajo la misma línea argumentativa anterior, entendemos el género como
“un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias
que distinguen los sexos” y como una forma primaria de relaciones de poder. Por
ello el género está fuertemente imbricado en las jerarquías sociales y constituye
una forma a través de la cual se estructuran las relaciones de poder entre las
personas (Scott, 1999: 61; véase también Dobash, Dobash, Wilson y Daly, 1992).
Es común referirse al género como un concepto homologable a mujer. Sin
embargo, los estudios feministas recientes han considerado al género como un
sistema, como una estructura social particular, como una categoría relacional
que implica mujeres y hombres, feminidades y masculinidades, empoderamiento
y relaciones de subordinación. Desde esta óptica, los estudios sobre el género
han comenzado a pensar en los hombres (Viveros, 2001 y 2002; Gutmann, 2003;
Moore, 1991; Montesinos, 2005).
En el transcurso de los conversatorios, el género fue abordado como un ele-
mento inserto en las relaciones de poder en la familia y se analizó la distribución
simbólica y real de los roles y las representaciones de género como constitutivas
de la violencia intrafamiliar y sexual. Como ya se dijo, las relaciones y los atribu-
tos de género son construcciones sociales contextuales y por tanto la masculini-
dad no es un rasgo consubstancial a los hombres. Partiendo de esta perspectiva se
puede apuntar a transformar las concepciones culturales de la masculinidad y
desligar el uso de la fuerza y la violencia del hecho de ser hombre.
Algunos autores han simplificado el papel del género en ciertas formas de vio-
lencia señalando a los hombres como los perpetradores de los actos violentos y a las
mujeres como sus víctimas. Con esto resuelven el problema de la violencia a través
de la dicotomía denominada por Mary Anglin (1998) “víctimas versus
perpetradores”. Esto conlleva a la identificación de los hombres como responsables
de la violencia y su posterior señalamiento como inherentemente violentos, lo que
ha invisibilizado otras formas de maltrato tales como el castigo físico y simbólico de
las madres hacia los hijos, puesto que se conoce que muchas de ellas despliegan este
tipo de violencia con mayor frecuencia que los padres (Jimeno, 1998b).
Por otra parte, se sabe que los cambios de roles en la sociedad contemporá-
nea traen aparejados nuevos significados y tensiones en las relaciones entre los
géneros. De este modo, la inclusión de las masculinidades como parte impor-
tante de una perspectiva de género es fundamental para la realización plena de
esta propuesta pedagógica. Generalmente, se ha considerado a los hombres como

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 23 |


agentes externos, obstaculizadores, agresores y generadores de violencia. Poco
se ha tenido en cuenta su presencia como usuarios directos, participantes y re-
ceptores de las acciones estatales en educación, salud y bienestar, que se con-
vierten en aliados de las estrategias de cambio social (Lundgren, 2000). Es ne-
cesario superar el prejuicio según el cual la participación de los hombres en los
programas con perspectiva de género está exclusivamente orientado a facilitar
el acceso de las “verdaderas usuarias” de estos servicios, las mujeres. En este
caso, la perspectiva de género apuntó a la reelaboración de las identidades mas-
culinas mediante la reflexión y la discusión.

Conflicto y vida social


Comúnmente se asocia el conflicto con la anomia o la desintegración de la
sociedad, como algo que debe ser evitado; sin embargo, en los talleres se asumió
el conflicto como parte del disenso y la diferencia de posiciones u opiniones que
conllevan al cambio cultural. A lo largo del siglo XX la antropología ha relacio-
nado el conflicto con la fragilidad del orden social; de acuerdo con Jimeno y
Ocampo (1993), la comprensión de los procesos relacionados con el conflicto
ha estado marcada por dos perspectivas: la primera enfatiza la función de ajus-
te, adaptación y mantenimiento de las relaciones y las estructuras sociales. Esto
se interpreta como un factor de equilibrio o como ritual que “repara” la cohe-
sión perdida. La segunda postura aborda el conflicto como productor de dis-
continuidades y rupturas, y por tanto, como agente de cambio.
A partir de esta última perspectiva, en los talleres intentamos alejarnos de la
concepción del conflicto como algo negativo, que sólo se resuelve mediante el
uso de la violencia. Propusimos que éste fuera reconocido y comprendido por
las partes y en lo posible que fuera zanjado sin acudir a formas coercitivas. Se
señaló que el conflicto es algo a lo que uno se enfrenta en la cotidianidad y
antes que anunciar un problema, evidencia las diversas posturas que tienen las
personas ante la vida. En consecuencia, el conflicto fue definido como la situa-
ción en la que se presentan perspectivas, puntos de vista, actitudes y acciones
divergentes entre sus protagonistas. Se planteó claramente que el conflicto hace
parte de la vida diaria y puede ser uno de sus componentes más productivos. Por
ello no debe ser evitado sino solucionado, haciendo uso de estrategias pacíficas
que respondan a las particularidades de las situaciones y de las personas
involucradas en él.

Corresponsabilidad y derechos humanos


Un concepto clave para la incorporación de la perspectiva de género y de las
nociones de violencia ya tratadas es el de corresponsabilidad. De acuerdo con
Antanas Mockus (2003), la corresponsabilidad es el compromiso compartido

| 24 | Manes, mansitos y manazos


entre el ciudadano y el Estado que armoniza ley, moral y cultura. Así, la socie-
dad está fundada en un proceso de autoformación personal y colectiva en el que
se transforma tanto lo culturalmente aceptado como lo legalmente establecido
(Mockus, 2003). Por otro lado, en el Plan de Desarrollo de Bogotá 2004-2008
se acuña el concepto de responsabilidad social entendido como “la asunción
del Compromiso Ciudadano para la construcción de lo público, que trasciende
lo meramente estatal, y se orienta en función de las prioridades colectivas defi-
nidas participativamente”.1
Así, tanto la corresponsabilidad como la responsabilidad social, apuntan a
una estrategia de reconstrucción y fortalecimiento del tejido social para plan-
tear los compromisos entre el Estado colombiano y los ciudadanos, con el fin de
restablecer la confianza de la ciudadanía en sí misma y en las instituciones.
La posibilidad de acción coordinada de la sociedad, en donde los esfuerzos
individuales deriven en propósitos comunes, ayudará a que ésta supere el hori-
zonte de fragmentación social. Así, cooperación y coordinación son atributos
requeridos de todos los ciudadanos y la participación comunitaria es la base
para la recuperación de la vida municipal y para promover la igualdad de los
derechos y del buen trato entre hombres y mujeres (Martínez, 2003).
La corresponsabilidad guió las reflexiones de las jornadas sobre la relación
entre el Estado y los sujetos sociales. Se discutió acerca de las posibilidades y
estrategias cotidianas para resolver los conflictos y así afirmar el empleo de ins-
trumentos propios, que permitan el reconocimiento de los hombres como suje-
tos de derechos y sobre todo como ciudadanos con responsabilidades. Ello con-
duce a reconsiderar las instancias jurídicas para la resolución de conflictos,
cambiando la imagen del Estado y la relación con éste en procura de mejorar la
convivencia ciudadana.
Los derechos fueron entendidos como bienes formulados en sociedad que son
el fundamento de la convivencia en el hogar y la familia además los derechos son
un capital valioso en la implementación de una democracia familiar. Los dere-
chos se trabajaron en los conversatorios como el conjunto de reglas presentes en
cada una de las instancias de la vida con posibilidades de negociación.
Los derechos humanos en general, y los sexuales y reproductivos en particu-
lar, constituyen valores que representan aspiraciones éticas del gobierno actual
del Distrito y de la sociedad bogotana: señalan rumbos morales para la convi-
vencia sexual y el respeto a las diferencias (Martínez, 2005). La defensa de los
derechos sexuales y reproductivos en su plenitud y el logro de la equidad de
género en materia de salud y reproducción están encaminados a superar las
desigualdades entre mujeres y hombres manifiestas en los indicadores de salud y

1
Plan de Desarrollo de Bogotá 2004-2008, en En http://www.bogota.gov.co

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 25 |


de calidad de vida. También apuesta hacia la paridad en las prácticas
reproductivas y contraconceptivas, lo que demanda un fuerte compromiso en
el desarrollo de tecnologías anticonceptivas para hombres (Viveros, 2002).
En este campo el trabajo pedagógico se concentró en los valores para la de-
mocracia, el conocimiento y la asimilación del marco legal sobre violencia
intrafamiliar y sexual y los derechos humanos. El propósito fue lograr que las
personas se reconocieran como sujetos de derechos y deberes y como integran-
tes de una sociedad abierta a las diferencias de género, sexuales y entre genera-
ciones, aspecto necesario para el ejercicio de la plena ciudadanía.

El diseño técnico de los conversatorios


Como se dijo en los apartes anteriores sobre el enfoque y la metodología de
trabajo, el diseño de los ocho conversatorios apuntó a generar o consolidar cam-
bios culturales desde las perspectivas de género, del derecho y de la
corresponsabilidad, que favorezcan la construcción de democracia en las fami-
lias. Pueden lograrlo en la medida en que contribuyan a la transformación de
los imaginarios sociales que perpetúan y legitiman las violencias intrafamiliar y
sexual. Los conversatorios también impulsan procesos individuales y colectivos
de apropiación de derechos que cambian el sentido de ser hombres en la socie-
dad actual y promueven relaciones equitativas y democráticas entre géneros y
generaciones. En el aparte anterior se definieron la metodología, los conceptos
y la aproximación teórica que sustentó el diseño técnico. En este aparte se
pormenoriza el diseño y la secuencia que seguimos para poner los conversatorios
en marcha. El trabajo siguió las siguientes pautas:
a. De común acuerdo con los responsables de los Centros Operativos Loca-
les del DABS se adelantó una convocatoria amplia para garantizar la participa-
ción y permanencia de grupos de varones en los 8 talleres.
b. Se puso en marcha el ciclo de conversatorios con la modalidad de talleres
de trabajo en grupo que siguieron las tres fases pedagógicas ya descritas, a saber:
la remembranza o evocación de la experiencia; la crítica reflexiva y la analíti-
ca o de transformación social.
c. Los conversatorios también brindaron a los participantes acceso a nuevos
saberes en cuanto a servicios y derechos en salud sexual y reproductiva a través
de la presentación de materiales e información específica en esta materia (véase
Anexo n.° 4)
d. Los conversatorios en sí mismos fueron una experiencia para los partici-
pantes que sirvió para estimularlos y comprometerlos de manera activa en la
detección, prevención, control social y sanción de las violencias intrafamiliar y
sexual. Al evocar las experiencias de los participantes en cuanto a violencia
doméstica y sexual se generaron procesos de reflexión sobre el rol de cada uno

| 26 | Manes, mansitos y manazos


como promotor de la democracia familiar en su vida cotidiana familiar y en las
comunidades de las que hacen parte.
El trabajo fue monitoreado mediante el registro de todas las sesiones en una
bitácora, lo que permitió la sistematización de los materiales de cada taller. Al
comienzo y al final de los conversatorios se aplicaron preguntas que sirvieron
como punto de referencia y de evaluación y contraste entre el inicio y el térmi-
no del proceso.
Los participantes fueron seleccionados a partir de convocatorias adelanta-
das por los talleristas en los Centros Operativos Locales de Suba, Los Mártires,
Bosa, Kennedy, Candelaria/Santa Fe, Usme/Sumapaz, San Cristóbal, Ciudad
Bolívar, Usaquén, Chapinero, Barrios Unidos/Teusaquillo, Rafael Uribe Uribe,
Tunjuelito, Fontibón, Engativá y Puente Aranda/Antonio Nariño.
El grupo en su totalidad estuvo conformado por 641 hombres de los cuales
436 terminaron satisfactoriamente el proceso; la mayoría pertenecientes a los
estratos 1, 2 y 3 de estas localidades, con preponderancia de quienes provenían
de los dos últimos estratos socio-económicos. Dentro del conjunto de partici-
pantes se distinguen cuatro grandes subgrupos sociales: a) los jóvenes de cole-
gios distritales y del IDIPRON,2 quienes tenían entre 13 y 18 años; b) los estudian-
tes de la jornada nocturna con edades que oscilaron entre los 21 y los 54 años;
c) los adultos trabajadores con edades entre los 18 y los 56 años; d) los adultos

Gráfico 1. Distribución de población por edad.

2
Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud. Atiende a los niños y
jóvenes que habitan en las calles en condiciones de abandono e indigencia, los rescata de la
calle y los motiva a ingresar a un programa que promueve su formación integral, es decir su
desarrollo físico, social y espiritual, en http://www.idipron.gov.co/poblobjetivo.htm

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 27 |


mayores con más de 60 años. Varios de los grupos eran mixtos, hecho valioso
que incentivó el debate y el contraste de experiencias entre generaciones. En el
Gráfico 1, Distribución de población por edad, se puede apreciar una mayor con-
centración de los participantes jóvenes, con edades entre los 15 y los 18 años.

Los conversatorios en módulos


Para llevar a cabo la secuencia pedagógica, se dividió el trabajo en ocho
módulos, cada uno con una duración de cuatro horas, distribuidas así:
• Trabajo en grupo en las instalaciones facilitadas por los Centros Operativos
Locales (COL): 3 horas.
• Trabajo individual en casa acorde con los contenidos desarrollados en el
trabajo en grupo: 1 hora.
La secuencia trabajada fue la siguiente:

Primer módulo
Nació varón: patrones de crianza e identidad masculina
Con el primer taller se pretendió identificar experiencias de violencia de los
participantes asociadas a la construcción de la masculinidad. Se hizo énfasis en
algunos de los elementos constitutivos de la identidad masculina dentro de las
formas de crianza y educación. Así se puso de presente cómo las representaciones
de género son construcciones culturales y cómo algunas de ellas pueden motivar
conflictos, mientras otras están asociadas al uso de la violencia en el hogar y en la
sociedad. Adicionalmente, se buscó contar con un punto de partida para el cono-
cimiento de los hombres acerca de la violencia intrafamiliar y sexual que sirviera
como elemento de comparación con el resultado del proceso formativo.

Elementos conceptuales Metas


a) Patrones de crianza. a) Identificar roles y atributos de los
b) Corrección y castigo. patrones de crianza de los participantes.
c) Autoridad, poder y respeto. b) Contrastar formas de ejercer la
autoridad en la crianza.
c) Reflexionar acerca de la eficacia de la
violencia en la educación de los hijos.
Actividades
a) Exposición breve del contenido general de las actividades utilizando los nombres
de cada uno de los módulos. Se les pide a los asistentes que mencionen sus expectati-
vas frente a la pertinencia de los talleres y las ideas que les evocan los temas.
Presentación de los talleristas.
Duración: 40’

| 28 | Manes, mansitos y manazos


b) Proyección de una película (o audición de una composición musical) rela-
cionada con el contenido del módulo. El material utilizado contiene escenas
de violencia intrafamiliar para buscar un primer acercamiento al tema. La pelí-
cula Pistolas y muñecas, producida por la Casa de la mujer, se seleccionó por el
contexto urbano donde se desarrolla y por mostrar las conductas violentas de
los hombres y el menosprecio hacia los roles femeninos. En algunas ocasiones
se usaron vallenatos, rancheras, canciones norteñas y reggaeton en las que se
hace explícito el modelo machista latinoamericano.
Duración: 40’
c) Puesta en común para discutir el material audiovisual presentado. Esto se
realiza a partir de las preguntas: ¿Qué sintió al observar o escuchar los materia-
les audiovisuales? ¿Qué impresiones le produjo?
Duración: 20’
d) Trabajo en grupo: los participantes se reúnen en grupos para discutir y selec-
cionar un relato acerca de sus experiencias de crianza y educación, partiendo
de las preguntas: ¿Qué le recuerda el material presentado sobre su infancia?
¿Cuál es su lugar de origen y el de su familia? ¿Cuáles eran sus juegos? ¿Cómo lo
criaron? Esta actividad se realiza en grupos de cinco hombres; para preservar la
confidencialidad de las historias cada grupo elige un relator, quien presenta
brevemente la experiencia escogida.
Duración: 30’
e) Receso. Se distribuye un refrigerio.
Duración: 20’
f) Reflexión sobre las experiencias comentadas, haciendo hincapié en las diferencias
de género en los juegos, en las responsabilidades, en los lugares de origen y en las
formas de crianza. Al final de esta actividad se les entrega la evaluación de la sesión.
Duración: 30’
g) Trabajo individual: se les pide compartir en familia las reflexiones que tuvie-
ron lugar durante la jornada, indagar por las experiencias de infancia y de edu-
cación de una mujer cercana y contrastarlas con las propias.
Duración: 60’

Segundo módulo
Golpe con golpe yo pago…: masculinidad y violencia
En este taller buscamos explorar la relación entre género y violencia con el
castigo, la corrección y la autoridad durante la vida de cada cual. Se pretendió
resaltar el vínculo entre ser hombre y ser violento, activo y proveedor. Se trató
de exponer el género como una categoría donde la identidad masculina se cons-
truye en relación con la femenina, y con otras variables tales como posición
social, raza, etnia y procedencia.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 29 |


Elementos conceptuales Metas
a) Autoridad, poder y respeto. a) Construir el concepto de violencia
b) Violencia. desde la experiencia personal.
c) Género desde un punto de vista b) Desligar el poder, la autoridad y el ser
relacional. hombre del uso de la violencia.
c) Explorar nuevas formas para el
ejercicio de la autoridad.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la jornada prece-
dente.
Duración: 15’
b) Trabajo en grupo: distribuidos en grupos de cinco personas, los participantes
relatan y escogen una de las experiencias del trabajo hecho en casa. Ésta es
expuesta por un relator designado.
Duración: 25’
c) Los grupos reconstruyen luego una escena violenta que hayan experimentado
(o que recuerden claramente) por medio de un colaje que elaboran con recortes
de revistas de opinión. Luego, un relator de cada grupo explica la composición.
Duración: 40’
d) Receso. Se distribuye un refrigerio.
Duración: 20’
e) Se diligencia la evaluación de impacto.
Duración: 20’
f) Plenaria: con la participación de todos se reflexiona acerca de las similitudes y
las diferencias encontradas entre lo descrito en el colaje y lo recogido en el traba-
jo individual de la sesión anterior, para llegar a una definición conjunta de violen-
cia. El tallerista dirige la reflexión hacia la intencionalidad en la escena del colaje.
Duración: 30’
g) Partiendo de una discusión, el tallerista muestra las diferencias entre los ac-
tos violentos sucedidos en los ámbitos público y privado, haciendo evidentes
los roles de los hombres y las mujeres. Utilizamos como material de apoyo esta-
dísticas e índices sobre la violencia en Bogotá expedidos por el Instituto Co-
lombiano de Medicina Legal y Ciencias Forenses y el DABS. Luego, se realiza la
evaluación de la sesión y se propone el trabajo individual.
Duración: 30’
h) Trabajo individual: los participantes harán una observación en su hogar y en
su comportamiento cotidiano para responder a las preguntas: ¿Cómo están dis-
tribuidas las tareas en su hogar? ¿Qué papel cumple cada uno de los habitantes
de su casa?
Duración: 60’

| 30 | Manes, mansitos y manazos


Tercer módulo
…beso con beso devuelvo: nuevas formas de masculinidad
¿Se puede seguir siendo hombre y resolver los problemas sin recurrir a la
violencia? El objetivo de este módulo era familiarizar a los participantes con
otras posibilidades de ejercer la masculinidad, con los contextos en donde tiene
lugar y con el ejercicio de otras sexualidades. También se buscó mostrarles cómo
ser hombre es una construcción social más que un hecho a priori. Al debatir con
el auditorio las masculinidades se quiso señalar que éstas son resultado de un
proceso histórico, dinámico y sujeto a transformaciones sociales.

Elementos conceptuales Metas


a) Identidad de género e identidad a) Identificar los cambios percibidos por
sexual. los hombres en el papel masculino des-
de) Roles tradicionales de género. de su propia experiencia.
c) Cambios de los roles masculinos b) Reconocer los espacios de
en el tiempo y en el espacio. homosocialidad para la conversación y
el disfrute.
c) Distinguir entre identidad de género
e identidad sexual y promover el
respeto por las sexualidades no
hegemónicas.
d) Mostrar que los cambios en el
ejercicio del poder no implican una
falta de virilidad.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la jornada precedente.
Duración: 15’
b) Trabajo grupal: en grupos de 5 o 6 hombres se recogen los resultados del
trabajo individual propuesto en la jornada anterior, para comentarlos entre ellos.
A continuación, cada grupo, según lo hallado en sus trabajos, responde a las
preguntas: ¿Cuáles son las actividades que realiza en su hogar? ¿Por qué?
Duración: 45’
c) Enseguida, el tallerista entrega a cada grupo un conjunto de tarjetas con
imágenes de hombres de diferentes culturas, edades, clases sociales e identida-
des sexuales. Los participantes dividen las tarjetas en dos conjuntos según se
identifiquen o no con los personajes. Cada grupo toma nota de sus respuestas
en tarjetas de dos colores y selecciona un expositor.
Duración: 40’
d) Receso. Se distribuye un refrigerio.
Duración: 20’

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 31 |


e) Puesta en común: cada uno de los expositores presenta en pocos minutos sus
tarjetas según su grado de identificación, y las imágenes escogidas son exhibi-
das. El tallerista recoge los comentarios y propone una discusión centrada en
los diferentes roles masculinos, sus relaciones con los femeninos y sus cambios
en el tiempo y en el espacio, apoyado en las experiencias de los participantes.
Finalmente, se realiza la evaluación de la sesión.
Duración: 60’
Trabajo individual: los participantes responderán a la pregunta: ¿Qué conflictos
se han presentado entre usted y otros hombres (familiares, amigos, vecinos)?
Duración: 60’

Cuarto módulo
En una mano el rejo…: resolución de conflictos
La idea central de este taller era reconocer situaciones de conflicto. Usando
un juego de pelota se pudo identificar la importancia de las normas y de las leyes
relacionándolas con la infracción y la sanción social. Así, se construyó con los
participantes una noción de conflicto, debatiendo sus causas y consecuencias.
Al hablar de conflicto fue inevitable hablar del Estado y del monopolio de la
violencia, de la injusticia y de la ciudadanía. También sobre la construcción de
reglas sociales, como necesarias e inherentes a la convivencia.

Elementos conceptuales Metas


a) Conflicto. a) Identificar situaciones de conflicto.
b) Resolución de conflictos. b) Detectar conflictos resueltos por
c) Reglas, normas y leyes. medio de la violencia.
c) Mostrar conflictos resueltos
partiendo del respeto al otro.
d) Reflexionar acerca de la importancia
de las normas en las relaciones
familiares.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la sesión anterior.
Duración: 15’
b) Juego en grupo: los participantes se dividen en dos equipos que se forman en
hilera, una frente a otra, con un balón en el centro, y se numeran según su
posición. En cada uno de los extremos del campo habrá una meta para cada
equipo. El tallerista propone una regla de juego: cuando él mencione un núme-
ro, los convocados deben acercarse al balón para tratar de introducirlo en la
meta del equipo contrario empleando únicamente la mano. Ante la ausencia
de reglas específicas, tendrán lugar conflictos que llevarán a la formulación de

| 32 | Manes, mansitos y manazos


nuevas reglas (v.g. ¿Puede levantarse el balón del suelo? ¿Podrán usarse las dos
manos? ¿Cómo serán penalizadas las faltas?). El tallerista actúa como árbitro en
esta fase y se encarga de decir en voz alta y clara los nuevos acuerdos, con el fin
de que todos lo escuchen mientras el relator los registra.
Duración: 60’
c) Descanso y refrigerio.
Duración: 20’
d) Puesta en común: el tallerista propone una reflexión a partir de las siguien-
tes preguntas: ¿Cómo transcurrió el juego en los primeros minutos? ¿Qué suce-
dió al final? ¿Qué hubiese sucedido sin reglas? ¿Les pareció que las reglas pro-
puestas fueron justas?
Duración: 30’
e) Trabajo en grupo: los participantes se distribuyen en grupos de 5 o 6 perso-
nas. Luego identifican los conflictos descritos en el trabajo individual y las re-
glas que utilizaron para resolverlo. Eligen un expositor para la socialización.
Duración: 30’
f) Puesta en común: en plenaria, se presentan y discuten las reglas halladas por
cada grupo. Valiéndose de los elementos que surjan en la discusión el tallerista
menciona la importancia de la justicia y la necesidad de pactos para la convi-
vencia en la casa y en el barrio, con el fin de introducir el tema de los derechos.
Al final, se evalúa la sesión.
Duración: 30’
g) Trabajo individual: cada participante investigará, a partir de la observación,
las reglas de juego y las normas de convivencia de su casa.
Duración: 60’

Quinto módulo
… y en la otra el pan: opciones de relación intrafamiliar
Este encuentro sirvió para incentivar a los hombres a que consideraran nue-
vas formas de relaciones familiares basadas en el principio de la democracia.
Para esto exploramos las posibilidades de ejercer la autoridad sin coacción o
violencia, y cómo las tensiones pueden enfocarse hacia la resolución no violen-
ta de los conflictos. Se puso énfasis en el respeto y en la consideración de los
puntos de vista opuestos en el momento de tomar decisiones.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 33 |


Elementos conceptuales Metas
a) Conflictos familiares. a) Reflexionar sobre los elementos
b) Resolución de conflictos familiares. alternativos para el ejercicio de la
c) Autoridad y uso de la fuerza. autoridad en la familia según el papel
b) Reconocer la importancia del de cada uno de sus miembros.
afecto para el ejercicio de la autoridad. c) Desligar autoridad de agresión.
d) Mostrar herramientas alternativas
para la resolución de conflictos familiares.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la sesión ante-
rior, e introducción de la actividad preparada para la jornada presente.
Duración: 5’
b) Trabajo grupal: los participantes se dividen en grupos de ocho personas. Te-
niendo en mente la actividad individual propuesta en la sesión anterior, los
grupos discutirán acerca de un conflicto reciente acontecido con personas cer-
canas a cada uno. Se escoge uno de éstos y preparan con él un sociodrama. Al
mismo tiempo los grupos escriben en tarjetas los motivos del conflicto, el lugar
donde ocurre y las sensaciones y emociones asociadas a él.
Duración: 30’
c) Descanso y refrigerio.
Duración: 20’
d) Dramatización: cada grupo representará en un tiempo apropiado, determi-
nado por el tallerista, el sociodrama preparado en la primera parte de la sesión.
Duración: 30’
e) Puesta en común: en plenaria se discuten los elementos presentes en las inter-
pretaciones con respecto a los caminos tomados para la resolución del conflicto y
sus posibles opciones. Se concentra la discusión en las formas democráticas efec-
tivas de resolución de conflictos en la familia y no en las respuestas esperadas o
deseables. El tallerista cerrará la sesión recalcando la posibilidad de resolver de-
mocráticamente los conflictos cotidianos. Al final, se evaluará la sesión.
Duración: 20’
e) Trabajo individual: cada participante preguntará a la persona con la cual
tuvo lugar su conflicto, con el compromiso de escuchar la otra versión sin inte-
rrupciones, y preguntará por los motivos y las sensaciones de la otra persona.
Duración: 60’

Sexto módulo
La ley del monte: masculinidades y derechos humanos
Se puso en escena un juicio tomado de un caso de la vida real registrado en
un periódico, para que los hombres defendieran posiciones a favor o en contra

| 34 | Manes, mansitos y manazos


de la implementación de cierto castigo frente a un crimen llamado “pasional”.
Buscamos relativizar la aplicación de la ley resaltando las desigualdades de gé-
nero y conversamos con los participantes sobre la historia de los derechos hu-
manos, viéndolos como bienes jurídicos tutelados.

Elementos conceptuales Metas


a) Autonomía y corresponsabilidad. a) Incentivar la apropiación cotidiana
b) Ley y derechos humanos. de los DD.HH. como un bien.
c) Bienes jurídicos tutelados: vida, b) Considerar la autonomía y la
salud, dignidad, diferencia. corresponsabilidad en relación con las
d) Sujeto de derecho. reglas en la familia y en la sociedad.
c) Presentar mecanismos jurídicos que
garanticen los DD.HH. y el bienestar social.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la sesión anterior.
Duración: 5’
b) El tallerista hace un breve recuento histórico de los DD.HH. y de los derechos
sexuales y reproductivos (DSR).
Duración: 20’
c) Puesta en común: en plenaria y con base en la actividad anterior, los partici-
pantes discuten acerca de la necesidad de reglas y de sanciones sociales para
garantizar su cumplimiento.
Duración: 20’
d) Posteriormente se trabaja la pregunta: ¿Qué sucede si el conflicto no puede
ser resuelto por quienes se ven involucrados en él? El tallerista presenta un caso
de crimen pasional seleccionado con anterioridad de una noticia de prensa, en
el que una mujer mata a cuchillo a su padrastro ebrio, alegando acoso sexual.
Luego los participantes se dividen en dos grupos: uno de los equipos hace el
papel de fiscal del caso anterior, el otro actúa como defensor de la mujer. El
tallerista recoge en el tablero elementos de la discusión, relacionándolos direc-
tamente con el derecho a la vida, la dignidad, el respeto y la equidad.
Duración: 45’
e) El tallerista cierra mostrando, con base en los elementos recogidos, que los
derechos son bienes que deben ser protegidos y respetados tanto por el Estado
como por la ciudadanía, bajo el principio de la corresponsabilidad. Al final, se
evaluará la sesión.
Duración: 20’
f) Trabajo individual: cada participante investigará sobre los derechos huma-
nos y reflexionará acerca de cómo se viven en su casa.
Duración: 60’

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 35 |


Séptimo módulo
Muy delicioso: derechos y salud sexual y reproductiva
Este módulo promovió la ética del cuidado de sí en los participantes frente al
ejercicio de su sexualidad, su salud y la de su pareja. Se emplearon canciones
que hablan de amor y sexo, que dieron lugar a la discusión. Luego preguntamos
por las concepciones de los hombres acerca del ejercicio de los derechos sexua-
les y reproductivos, la violencia sexual, el aborto y la homosexualidad.

Elementos conceptuales Metas


a) Género y sexualidad. a) Incentivar la apropiación cotidiana
b) Violencia sexual. de los DSR.
c) Derechos sexuales y reproductivos. b) Reflexionar sobre la responsabilidad
d) Salud sexual y reproductiva. de los hombres en la reproducción y la
planificación familiar.
c) Cuestionar las creencias y valores
sexistas y machistas asociados a la
procreación y la contracepción.
d) Identificar servicios en salud sexual
y reproductiva en el Distrito Capital.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de la sesión anterior.
Duración: 5’
b) Ejercicio 1: se escucha una canción romántica. Cuando termina, se les pide a los
participantes que respondan a la pregunta: ¿Qué se siente cuando uno se enamora?
Ejercicio 2: el tallerista pone luego una canción sexualmente explícita. Luego, los
participantes discuten con base en la pregunta: ¿Qué es el sexo? Los dos temas son
comparados, centrándose en las diferencias de género y en los rituales de seducción.
Duración: 30’
c) Descanso y refrigerio
Duración: 20’
d) Los participantes se dividirán en tres grupos. El tallerista posibilita una re-
flexión grupal a partir de una serie de preguntas: ¿Qué haría si se enterara de
que su hijo o hija (o su mejor amigo) es homosexual? ¿A quién corresponde la
preocupación por la planificación familiar? ¿Quién debe cuidar a los hijos? ¿La
pareja debería tener relaciones sexuales siempre que el otro quiera? ¿Qué es la
violencia sexual? El tallerista pide a los participantes su opinión acerca de las
preguntas planteadas. Al final, se pone énfasis en los aspectos socioculturales
presentes en las respuestas. Luego se evalúa la sesión.
Duración: mínimo 40’
e) Trabajo individual: cada participante invitará a la siguiente sesión a una mujer
cercana (pareja, madre, hermana, hija) con quien dialogará acerca de los dere-
chos y responsabilidades implicados en la salud sexual y reproductiva.

| 36 | Manes, mansitos y manazos


Octavo módulo
Juntos... caminemos juntos: encuentro
En el último módulo se buscó la articulación entre las tres perspectivas que
atraviesan el trabajo para motivar la reflexión entre los hombres y sus parejas
con el fin de crear compromisos de convivencia democrática al interior del nú-
cleo familiar. Además, recordamos los contenidos vistos durante la capacita-
ción; compartimos los temas tratados con las mujeres enfatizando las alternati-
vas para resolver conflictos familiares y en la importancia de replantear los roles
de género, reconociendo que dentro del hogar se debe realizar un ejercicio
vivencial de los derechos humanos.

Elementos conceptuales Metas


a) Identidad de género. a) Evaluar los talleres.
b) Violencia intrafamiliar y sexual. b) Repasar con las parejas los
c) Derechos humanos. conceptos básicos desarrollados en los
conversatorios.
c) Seleccionar líderes para las redes de
democracia familiar.
d) Proponer acuerdos de convivencia en
el barrio y en el hogar para disminuir las
distintas formas de violencia.
Actividades
a) Breve resumen de los principales eventos y conclusiones de toda la experien-
cia en los talleres, hecho en conjunto por los participantes y sus acompañantes.
Se pondrá énfasis en lo aprendido acerca de la identidad de género (masculina
y femenina), la democracia, los derechos, la violencia y el conflicto.
Duración: 45’
b) Descanso y refrigerio.
Duración: 15’
c) Se les pide a los participantes que formulen propuestas y estrategias dirigidas
a la resolución de conflictos en el hogar y el barrio, de acuerdo con los proble-
mas locales.
Duración: 60’
d) Se entregarán los certificados de asistencia para quienes hayan participado
activamente en el 80% de los conversatorios. Despedida.
Duración: 20’

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 37 |


Proceso de la intervención
El grupo se reunió de manera sistemática cada semana para acordar, desde la
definición de la orientación conceptual y de método, hasta el diseño de cada
uno de los módulos y los instrumentos de registro y evaluación y las actividades
de los conversatorios. Se discutió la definición de los conceptos a usar, se cons-
truyeron los indicadores de impacto y se plantearon las estrategias de convoca-
toria. Una vez definidos los instrumentos, las reuniones semanales se encami-
naron a realizar el seguimiento del trabajo y en su etapa final, a la puesta en
común de sus resultados. Vale la pena destacar que estas reuniones son impres-
cindibles, pues en ellas no sólo se discuten y resuelven las dudas existentes en
común, sino que se produce la apropiación de la metodología por cada tallerista,
de manera que pueda trasformarla según el entorno y las circunstancias, sin
desviarse del objetivo.

Convocatoria
Para llevar a cabo los Conversatorios acudimos a los Centros Operativos
Locales (COL) del Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distri-
to como las unidades mínimas de trabajo. Los talleristas - investigadores se
dividieron por parejas y cada una tuvo a su cargo cuatro de estos Centros y las
localidades que les corresponde cubrir. Cada tallerista se definió como un in-
vestigador con responsabilidades alternadas en cada taller para realizar obser-
vación y consignarla en una relatoría, mientras el otro dirigía el taller. En este
sentido, los talleristas no fueron meros replicadores de un patrón de una diná-
mica preestablecida, sino observadores del entorno, activos dentro del proceso
pedagógico y atentos a los conocimientos sobre el grupo que arroja el trabajo en
los talleres.
Identificadas las localidades para cada pareja de investigadores, comenza-
mos el proceso de convocatoria de manera conjunta con los responsables de
cada uno de los COL. Se trató de reunir a 650 hombres de las distintas localida-
des. Para convocarlos se diseñaron afiches y volantes que consideramos suges-
tivos y alejados de terminologías académicas. Pareció conveniente que los vo-
lantes estuvieran personalizados para involucrar directamente a los participantes
en los conversatorios. Además, en la invitación se expresó que se les entrega-
rían certificados de asistencia y contarían con refrigerio.
Para la convocatoria se buscó el apoyo de diferentes entidades, además de
los responsables de proyectos del DABS: la gerencia de algunos Centros Admi-
nistrativos de Educación Local (CADEL); el Instituto Distrital para la Protección
de la Niñez y la Juventud (IDIPRON); las Juntas Administradoras Locales; las
Comisarías de Familia y algunas de las Instituciones Educativas Distritales. Este
proceso tuvo una duración aproximada de dos meses dependiendo de las condi-

| 38 | Manes, mansitos y manazos


Figura 1. Volante de convocatoria.

ciones propias de cada localidad. Como resultado, la convocatoria cobijó a es-


tudiantes, trabajadores de las localidades y algunas personas remitidas por las
Comisarías de Familia, con una preponderancia en los primeros.

Técnicas de registro y análisis


Tal como se ha dicho, los instrumentos principales de trabajo fueron los
conversatorios, cuyo diseño específico se consignó antes. Dado que se llevó a
cabo un proceso simultáneo de capacitación y obtención de información, esto
implicó la necesidad de monitorear el proceso a través del registro técnico de
cada sesión en una relatoría o bitácora. Las relatorías fueron diarios construi-
dos a partir de notas de campo, donde se recogió desde el proceso de convocato-
ria, hasta una descripción detallada de los acontecimientos de cada sesión. Se
narraron las discusiones, se registraron y organizaron los productos por sesión,
las puestas en escena y las actividades lúdicas. Se sistematizaron los relatos per-
sonales sobre las temáticas sugeridas y las formas expresivas tales como las puestas
en escena, la construcción de personajes y la elaboración de imágenes, etc. Toda
experiencia relatada fue también sucintamente escrita, así como las percepcio-
nes y observaciones de los talleristas. También fue necesaria la sistematización
de los resultados de la aplicación de las preguntas de control al comienzo y al
final de cada reunión. En cada sesión se distribuyó un corto material escrito
complementario y divulgativo de acuerdo con el tema.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 39 |


Tras la realización de los módulos, se pasó al proceso de análisis de la infor-
mación tomando como fuentes las relatorías, los instrumentos de evaluación y
control y los diferentes productos de cada una de las sesiones. Con el cúmulo de
datos se pasó a la siguiente fase de la etnografía: el análisis de la codificación de
los diarios o bitácoras y del resto de los productos. Para esto se emplearon las
siguientes categorías de codificación y análisis: conflicto y violencia; género;
derechos humanos, sexuales y reproductivos. Con estos ejes se analizaron los
materiales, para así detectar los significados culturales que organizan y orien-
tan la experiencia de los participantes. Las relatorías y los materiales de evalua-
ción dan cuenta de los cambios operados en las concepciones de las personas y
de la persistencia de ciertos valores y actitudes que justifican el uso de la violen-
cia y las relaciones desiguales entre los géneros.
Finalmente, algunos de los participantes se involucraron como líderes co-
munitarios para conformar las Redes para la Democracia Familiar.

Instrumentos de evaluación y control


Como instrumento para evaluar las sesiones empleamos uno cualitativo que
se entregó a los participantes al final de cada una de las sesiones y que contiene
preguntas relacionadas con el seguimiento de las actividades; los logros alcan-
zados en ese taller; las emociones suscitadas en los participantes y sus sugeren-
cias. La información se recogió con este formato:

Conversatorios sobre violencia intrafamiliar y sexual


Evaluación

Taller: __________________________________

Fecha: ___________________________________ Lugar: __________________

Talleristas:____________________________________________________________

¿Qué hicimos hoy? ¿Qué aprendimos? ¿Cómo nos sentimos? Sugerencias

Los resultados de este instrumento evaluativo se consignan en el anexo 1.

| 40 | Manes, mansitos y manazos


Con las preguntas abiertas se generó un primer indicador cualitativo y de
evaluación de los conversatorios. En el primer taller cada persona consignó sus
datos en la ficha del Sistema Único de Registro de Beneficiarios (SIRBE) que se
emplea para los usuarios del Departamento Administrativo de Bienestar Social
del Distrito. El control de asistencia se ejecutó mediante planillas con la firma
del asistente en cada taller. Gracias a estos datos se pudo certificar a los hom-
bres que asistieron y participaron activamente en los conversatorios, a quienes
se les entregó un certificado de asistencia.

Los conversatorios, el enfoque teórico, la metodología y el diseño técnico del trabajo | 41 |


Capítulo II
Violencia, conflicto y vida social
Se suele afirmar que Colombia es un país violento y muchos incluso sostienen
que posee una cultura que lo predispone a la violencia, o aseveran una supuesta
indiferencia de los colombianos frente a ella. En este trabajo nos alejamos de este
lugar común y adoptamos la perspectiva de que no existe lo que suele llamarse la
cultura de la violencia. Más bien, lo que se encuentra son marcos de referencia de
origen histórico cultural que legitiman o auspician ciertas formas de violencia
(Busby, 1999; Jimeno, 1998a y 2004). Por ello nos distanciamos de la forma de ver
los fenómenos de violencia como si fueran una patología, como una infección
(Villamil, 2005). Desde esa posición le damos relieve a los aspectos culturales y
sociales que modelan los fenómenos de violencia, pues es un peligro que se deje

de lado la comprensión de los mecanismos propios de cada expresión de


violencia y [así] se confunda la explicación de los sucesos violentos que ofre-
cen los actores de la violencia y los mecanismos culturales de superación del
sufrimiento, con indiferencia y hábito (Jimeno et al., 1998b).

También destacamos las implicaciones del ser víctima de violencia en el ho-


gar sobre la vida social. Los trabajos de Jimeno et al. (1996 y 1998) se han dete-
nido en las consecuencias perturbadoras de las experiencias de violencia sobre
la confianza y participación ciudadanas. En estos trabajos se ha argumentado
que, además de las consecuencias de “nerviosismo” e inseguridad personal, el
uso de la violencia en la familia también tiene consecuencias sobre la seguridad
de las personas en el entorno social. Esto significa que la violencia deja huellas
emocionales y cognitivas en quienes la han sufrido, de manera que las personas
aprenden a desconfiar de los otros y en particular de quienes representan la
autoridad, a quienes ven como temibles e impredecibles (Jimeno, 2003). Es de-
cir, desde nuestra perspectiva, no sólo se puede decir que “el haber estado ex-
puesto a la violencia intrafamiliar durante la infancia aumenta la probabilidad
de ser más violento más tarde en la vida tanto en el caso de hombres jóvenes en
Bogotá que han cometido infracciones graves, como en el de hombres jóvenes
provenientes de diversas zonas rurales del país y que se vincularon al conflicto
armado” (DNP, BID, Universidad de los Andes, s.f.: 102). Diversos estudios han
mostrado evidencias en este mismo sentido, tal como lo plantea el citado estu-
dio de DNP et al. Aunque nuestro argumento es que las implicaciones cognitivas
y emocionales de la violencia van mucho más allá de la replicación de la violen-
cia por algunas personas y cobijan incluso a quienes no la reproducen, pues
quien la vive se ve afectado en su manera de concebir las relaciones con los
otros y en su percepción sobre la autoridad en la sociedad. Este es el filón
psicocultural que es necesario incorporar a los estudios para no restringirse a
las evidencias empíricas de los efectos de la violencia en la familia, y que ayuda-
rá a formular mejores políticas públicas en este campo.
Entendemos la noción de violencia como una acción intencional de causar-
le daño a otros o a sí mismo (Jimeno,1998a). En los conversatorios nos acerca-
mos a la experiencia de los integrantes sobre la violencia en ámbitos domésti-
cos, para identificar y delimitar los significados culturales y las relaciones sociales
en que ocurre el uso de la violencia. Fue así como se puso en evidencia que la
violencia está ligada a ciertos roles y relaciones entre los miembros del grupo
familiar; a determinados esquemas de ejercicio de la autoridad y a la delimita-
ción social de espacios en los cuales se justifica su uso. Encontramos, tal como
ha sido hallado en otros estudios (Jimeno et al., 1996 y 1998a y b), que la prin-
cipal creencia cultural es la de que es válido que quien ejerza la autoridad en la
familia use la violencia para “corregir” lo que se considera como indeseable en
sus miembros subordinados. En los conversatorios encontramos que es explíci-
ta la justificación para acudir a modalidades de violencia, pues éstas estarían
cargadas de buenas intenciones, deseando “lo mejor para los hijos”.
En algunos relatos, composiciones escritas y pictóricas elaboradas en los ta-
lleres, identificamos que tanto la violencia como el amor, están asociados al
castigo en la relación entre padres, madres e hijos.
Los dos primeros talleres tuvieron como eje temático las experiencias tempra-
nas de violencia doméstica. En el primero, “Nació varón: patrones de crianza e iden-
tidad masculina”, acudimos a reconocer la formas de violencia experimentadas
durante la crianza. En el segundo taller, “Golpe con golpe yo pago… masculinidad y
violencia”, incitamos la evocación de experiencias de violencia por fuera del hogar.
En ambos talleres tales vivencias fueron comentadas en grupos de tres a seis per-
sonas, y luego, una de éstas fue seleccionada por los participantes para represen-
tarla por medio de una cartelera, colaje o composición pictórica. Posteriormente,
la representación fue discutida en público. De esta forma se debatió la violencia

| 44 | Manes, mansitos y manazos


Figura 2. Tomatazos.

asociada a la condición de ser hombre y trabajamos para desligar la violencia de la


masculinidad. Finalmente, apuntamos a provocar reflexiones sobre la importan-
cia de la autoridad persuasiva como concepto alterno.
Estos dos primeros talleres permitieron el reconocimiento explícito del gru-
po sobre la violencia ejercida en el interior de las familias: observamos las creen-
cias y las nociones asociadas y encontramos una tipología de su uso. En primer
lugar, la violencia en la familia fue claramente relacionada por los participantes
con estrategias de “corrección” porque provoca sufrimiento, e incluso afirma-
ron que puede ser valorada positivamente por quien la recibe. Fue asumida como
una táctica para imponer la voluntad y la autoridad sobre los demás. Finalmen-
te, dijeron que la violencia es una categoría que designa una gama muy amplia
de comportamientos y acciones de la vida cotidiana.
Las grandes diferencias de énfasis entre los participantes se relacionaron con
su variado perfil. Así, mientras la mayoría de los grupos estuvieron conforma-
dos por jóvenes estudiantes de Instituciones Educativas Distritales provenien-
tes de sectores populares de Bogotá, en otro grupo estuvieron los jóvenes margi-
nados vinculados a distintos programas del Instituto Distrital para la Protección
de la Niñez y la Juventud. En algunas localidades (Barrios Unidos, Los Márti-
res, Candelaria, Rafael Uribe Uribe) hubo mayor presencia de adultos de diver-
sas partes del país y con variadas condiciones sociales y económicas. Estas dife-
rencias se expresaron en una variedad de dinámicas de trabajo en cada localidad

Violencia, conflicto y vida social | 45 |


y condujo a la discusión de tópicos específicos marcados por la trayectoria de
vida de los participantes. Así, en ciertas localidades se habló más de la propia
crianza y de la que proporcionarían a sus hijos; en otras, el concepto de violen-
cia fue debatido para ampliar su comprensión, y en otras más, la violencia fue
relacionada con el género, la sexualidad y los derechos, como se verá más ade-
lante; incluso en alguna localidad salió el recuento de la violencia política de
los años cincuenta.

Autoridad, violencia y patrones de crianza


Estudiantes
Los jóvenes del colegio Andrés Bello, ubicado en el barrio Muzú de la loca-
lidad de Puente Aranda, pueden considerarse como representantes del modo
de pensar y actuar del grupo amplio de estudiantes jóvenes. Durante el primer
taller “Nació varón: patrones de crianza e identidad masculina”, la pareja de talleristas
propuso conversar sobre los juegos, las actividades que practicaban en su infan-
cia y los castigos empleados por sus padres.
Una vez repartidos en grupos de cuatro a seis integrantes, los jóvenes de este
colegio hablaron de su crianza, enumerando las formas de castigo más frecuen-
tes empleadas por sus padres y madres. Mencionaron la prohibición de ver tele-
visión, salir a la calle o gastar dinero para reunirse con los amigos. Pero también
surgió el uso de “correazos”, insultos y comparaciones con otros jóvenes con
buen rendimiento académico para “demostrarles” lo “inútiles” que eran.
Algunos de ellos encontraron “normal” ver actuar a sus padres de este modo.
Pero la mayoría consideró que estos castigos hacían daño, aunque los encontra-
ban “merecidos” porque fueron motivados por faltas de “respeto” a los “mayo-
res”. Un sector reducido del grupo creyó que tales acciones eran violentas y las
rechazaron con vehemencia. De manera generalizada concluyeron que la vio-
lencia era una herramienta útil para ejercer la autoridad.
En el segundo conversatorio, “Golpe con golpe yo pago… masculinidad y vio-
lencia”, se retomó la conclusión anterior sobre ejercer la autoridad acudiendo a
la violencia. A través de la elaboración de colajes, los jóvenes expusieron que la
infidelidad, la falta de dinero y el irrespeto a las demás personas, eran causantes
de la violencia en el hogar. Pero también mostraron otras acciones de violencia
fuera de casa. En estas creaciones, los hombres fueron representados siempre
como perpetradores de las agresiones: aparecieron armados, discutiendo, dis-
parando, participando en una guerra, castigando con correa a niños y golpean-
do a las mujeres. En contraste, las mujeres fueron consideradas como víctimas:
las representaron golpeadas, llorando, con temor y miedo.
Finalmente, resaltaron que las acciones violentas pueden ser desencadena-
das por sustancias consumidas por las personas, que afectan la conciencia y el

| 46 | Manes, mansitos y manazos


control sobre sí mismas: el alcohol y las drogas. La marcada asociación entre
consumo de alcohol y agresividad también se expresó en el grupo conformado
en la localidad de Chapinero. Estos muchachos eran estudiantes del colegio
Simón Rodríguez y en su mayoría son hijos de profesionales y profesoras. Du-
rante el segundo taller mencionaron que el trago se toma principalmente para
desestresarse, para salir de un agobiante y aburrido diario vivir, pero si uno toma
mucho la termina cagando. En este mismo encuentro, y tras la organización en
pequeños grupos, estos estudiantes también plasmaron en los colajes la acción
abusiva de la policía cuando los encontraba consumiendo alcohol.
Uno de los colajes (Figura 3) mostró botellas de licor apuntando hacia un
aviso que decía “peligro”; bajo éste un policía de tránsito multaba a un conduc-
tor y alrededor de estas imágenes colocaron dos letreros: “El alcohol es la causa
principal de los problemas intrafamiliares” y “El alcohol ocasiona el sufrimien-
to de muchas personas y la separación de familias y por producto del alcohol
muchas personas han muerto en accidentes automovilísticos”. Uno de los gru-
pos asoció el consumo de alcohol con violencia sexual, aduciendo que los hom-
bres borrachos recurrían a conductas sexuales violentas. Observaron que la vio-
lación era perpetrada por personas adultas, generalmente hombres, hacia mujeres
y menores de edad, y agregaron que los abusadores eran personas aparentemen-
te buenas y conocidas por la familia.

Figura 3. El alcohol, peligro.

Violencia, conflicto y vida social | 47 |


La violencia política y la ocurrida en la nación también fueron percibidas como
parte de las experiencias violentas de los jóvenes de Chapinero. Ellos considera-
ron que “las marchas campesinas y las guerrillas izquierdistas” eran los principa-
les agentes de la violencia experimentada por los colombianos. En contraste, con-
templaron a las Fuerzas Armadas de Colombia y al presidente Álvaro Uribe como
artífices del bienestar de la nación y fueron calificados como héroes.
Para estos jóvenes otros tipos de violencia fueron localizados en la calle y la
protagonizan “pintas” y “raponeros”. Mencionaron que esta violencia se debía
a la falta de dinero y argumentaron que los impuestos no permiten que esas
familias “tengan una vida buena”.
En Engativá un colaje acude a un recorte de Juan Pablo Montoya para colo-
carlo como agente de un atraco, en una forma de asimilación simbólica y de
ostensible provocación para la discusión (Figura 4).

Figura 4. Atraco en la calle.

Recapitulando, puede decirse que los estudiantes identificaron formas de


maltrato y violencia asociadas a sus vivencias de crianza y que un número im-
portante de los participantes las encuentra comprensibles y aun justificadas por
su intención “correctiva”.

| 48 | Manes, mansitos y manazos


Jóvenes en condiciones extremas
Tener una buena vida es sinónimo de “armonía familiar” para el grupo de jóve-
nes del IDIPRON, habitantes de los sectores más deprimidos de la localidad de Usaquén.
Ellos se autodefinieron como “ñeros” o “colinos” – “pintas” para los jóvenes de
Chapinero– pobres y rechazados por la sociedad. Consideran que viven en un mun-
do hostil y ven en el trabajo o empleo remunerado una salida a “los problemas”.
Expresaron repetidamente la necesidad que tiene el “varón” de usar la fuer-
za y así legitimar su figura. Estos jóvenes viven en barrios de invasión ubicados
en la ladera de las montañas nororientales de la ciudad. Allí la agresión es fre-
cuente, pues están sometidos a múltiples actores armados que los hostigan per-
manentemente: pandillas, paramilitares, guerrillas y ejército. La policía y los
miembros de las juntas de acción comunal los señalan de perezosos, irresponsa-
bles e indeseables para los barrios donde habitan. A su vez, grupos de “limpieza
social” y pandillas de barrios aledaños hacen de ellos el objetivo de sus ataques.
En la elaboración de escenas de violencia para el segundo módulo “Golpe con
golpe yo pago… masculinidad y violencia”, la pareja de talleristas propuso conformar
grupos de dos a cinco jóvenes. Ellos prefirieron hacer carteleras y dibujos para
representar sus experiencias personales: conflictos en el interior de los hogares,
violaciones, robos y abusos de la autoridad policíaca. Reproducir su experiencia
por este medio se les facilitaba, puesto que no manejan adecuadamente la escritu-
ra y se avergüenzan de mostrar su ignorancia ante sus compañeros y profesores.

Figura 5. Maltrato familiar ¿Por qué se pelean?

Violencia, conflicto y vida social | 49 |


Figura 6. La violencia familiar.

Figura 7. Limpieza.

| 50 | Manes, mansitos y manazos


También fue recurrente la representación de los “problemas de la casa”, en
su mayoría por el robo de dinero entre familiares.
Unas cuantas carteleras remitían a otras formas de violencia en la sociedad;
en éstas culparon a fuerzas oficiales del Estado, sobre todo a los policías, como
perpetradores de actos de violencia. Uno de los grupos de IDIPRON dibujó un
paisaje urbano (Figura 7). Al fondo se divisan los cerros repletos de casas de
invasión, nubes grises y lluvias en un sector. El dibujo detalla a un hombre que
dice “la limpieza” cuando abalea a un punk. Lo anterior ocurre detrás de una
estación de policía, donde los oficiales ignoran lo ocurrido. La escena incluye el
asalto de un muchacho a una señora: él le dice “cucha la plata”; cerca está otro
punk fumando marihuana y diciéndole a un policía “no sea sapo, tombo
hijueputa”, éste responde, “loco hp deje de fumar vicio”.

Figura 8. Limpieza (detalle). Atraco a una señora y enfrentamiento de un joven con un policía.

Figura 9. Limpieza (detalle). Un hombre abalea un punk

Violencia, conflicto y vida social | 51 |


Otro grupo de IDIPRON tituló su pintura “Violencia entre barrios y parches”.
Allí representaron una pelea entre pandillas de los barrios Cerro Norte y Mira-
dor. Una línea divide los territorios y los dos bandos, quienes se enfrentan con
pistolas. Del lado izquierdo están los jóvenes del Mirador; letreros dicen
“masacres”, “rencor”, “parches”, “odio” y “mafiosos”. Frente a ellos están los de
Cerro Norte, también hay personas disparando y los letreros: “violencia”,
“benganza [sic]” “bandolismo [sic]”, “broncas” y “ley del respeto”.

Figura 10. Violencia entre barrios y parches.

Es interesante que un grupo tituló su trabajo “Violencia en la casa” (Figura


11), aunque bajo ese título ilustraron y enumeraron tres tipos de maltrato: “el
maltrato de los padres en la casa”, en el que dibujaron a un hombre con un palo
en la mano y una mujer con un ojo morado. En el segundo colocaron el “maltra-
to físico y verbal en nuestro barrio” y dibujaron a un hombre gritando “gono-
rrea” y a otro disparándole a alguien contra el muro de una casa. Finalmente,
incluyeron el “maltrato de las autoridades en nuestro hogar” e ilustraron la de-
tención de alguien por dos policías: uno de ellos en una moto, mientras el otro
golpea con el bolillo a un hombre en el suelo, quien sangra y dice “¡no me pe-
guen más!” y “¿por qué me sacan de mi casa?”.

| 52 | Manes, mansitos y manazos


Figura 11. Violencia en la casa.

Otro de los grupos de IDIPRON dibujó una cancha de fútbol rodeada de grafito
que decían “violencia”, “droga”, “ira”, “coscorvias”,3 “desasosiego”, “rencor”,
“rabia”, “odio”, “inconciencia”, “dolor”, “hijueputas”. Cerca había una casa de
donde salía una persona vendiendo “vicio” a un joven. Al lado de la cancha
había un hombre barbado liando un cigarrillo mientras exclamaba “aaaah!..”.
Como ésta, otras imágenes fueron de jóvenes fumando marihuana. Los mucha-
chos señalaron que fumarse un “porro” los conduce a una sensación agradable
y los aleja de la “brusquedad” del diario vivir; fue evidente una aceptación y

3
Término peyorativo que se usa para aludir a personas o situaciones desagradables. Ser
considerado coscorvia es un insulto entre estos jóvenes.

Violencia, conflicto y vida social | 53 |


valoración de su consumo. Ellos contaron que generalmente fuman marihuana
en parques, entre vecinos o amigos, y a escondidas de sus padres y otras figuras
de autoridad, tales como los policías.
La mayoría de estos jóvenes comparte la idea de que los problemas emergen
por la “mala educación” transmitida en las familias. Consideran que si los pa-
dres ofrecieran una “buena educación” a los hijos, éstos no tendrían que seguir
“el mal camino”. Mencionaron que la inexistencia de “diálogo” o comunica-
ción entre los familiares provoca peleas y discusiones con el padre, el padrastro
o la madre. Todos ellos reconocieron que parte de los problemas familiares se
deben a la “intransigencia” e “inflexibilidad” de sus miembros. Los muchachos
propusieron que para llegar a la armonía familiar y la buena convivencia debe
evitarse el uso de la violencia para imponer la razón propia.

Violencia y corrección en casa: grupos mixtos


El reconocimiento de la violencia en el interior de las familias fue amplia-
mente tratado por el grupo de la localidad de Usme. Éste fue conformado de
manera muy heterogénea por jóvenes estudiantes del grado décimo, vinculados
a un proyecto de comunicación del Colegio Brazuelos, acudientes de niños del
Jardín de Tejares y beneficiarios de los servicios del Departamento Administra-
tivo de Bienestar Social del Distrito. Así, las edades de los asistentes oscilaron
entre los dieciséis y los sesenta y tres años.
Durante el primer conversatorio “Nació varón: patrones de crianza e identidad
masculina”, tras ver la película Pistolas y muñecas, algunos de los padres señalaron
que con los hijos “se recoge lo que se sembró”. Adujeron que ellos reproducen lo
que vieron de sus padres, incluso la violencia. Durante la discusión de la película
y ante esta afirmación, uno de los jóvenes manifestó que [él] a veces se molesta y se
sale de los chiros y hace lo que hacían los padres. Otro comentó que se acuerda de los
gestos del papá y dice que en la actualidad los repite; no obstante, señaló que si
uno es bien consciente entonces cambia para que no afecte a los hijos.
Durante el encuentro en Usme, “Beso con beso devuelvo: nuevas formas de
masculinidad”, los asistentes definieron la violencia como “la búsqueda de poder
o el intento de ser superior a los demás a través de la fuerza física o el vocabula-
rio intimidante”. Desde allí definieron la “autoviolencia” o suicidio, la “violen-
cia contra los niños” y la “violencia contra la mujer”, esta última la ligaron al
consumo de licor.
El tema de la relación violencia-corrección de los hijos fue relevante para
este grupo; un asistente narró:

Uno ve que a veces se excede, pero es necesario. Yo soy padre de cinco hijos [...]
Yo tenía un lote; aprovechando un puente les pedí que me ayudaran con la cocina

| 54 | Manes, mansitos y manazos


cada día. Mi hijo no me quiso colaborar. Yo le pedí que me ayudara a construir el
rancho, pero él se fue con la novia y no colaboró con el rancho. Yo le dije: “carajo,
¡no me joda!”, porque estaba ardido y cansado y él me dio la espalda. Entonces yo lo
voltié y le reventé la nariz. Mi esposa se levantó y yo la mandé a acostar. El mucha-
cho se puso de gallito fino y me dijo que no le pegara como a las mujeres sino como
a los machos. Lo que pasa es que yo le había pegado un bofetón. Después nos aga-
rramos; él se metió al ejército y yo sólo le di dieciocho mil pesos para que se fuera. Se
lo llevaron para Leticia y desde allá él me escribió agradeciendo el golpe que yo le
había dado, porque se dio cuenta de que tenía una familia sana y bien formada. Por
eso yo digo que la mano dura a veces sirve. A mí me sirvió.

Después, en el transcurso de la discusión, otros adultos ofrecieron ejemplos


de su crianza donde la violencia fue efectiva y les “funcionó bien”. Entonces, la
pareja de talleristas preguntó por el objetivo del castigo. La mayoría manifestó
estar de acuerdo con el castigo físico, señalando que servía para evitar que los
hijos se les “salieran de las manos” o fueran “viciosos”.
Algunos hablaron de cuando eran niños y sus padres los castigaban. Algu-
nas personas mencionaron que el castigo era merecido, pues tenía la función de
corregir “malos comportamientos” y algunos agradecieron de paso a sus padres
o tutores. Entre los castigos mencionados por los adultos sobresalieron los
“correazos” y ser sumergidos en la alberca de agua fría, para luego recibir golpes
con correa, palo o varas de guadua. Uno de los asistentes señaló que se cansó de
ese trato y entonces se “voló” de la casa a los ocho años de edad. Desde aquel
momento, él mismo se mantiene y “consigue lo de la sopa”. Otros lo secunda-
ron, comentando que también se “volaron” de la casa a causa de los golpes.
En aquella ocasión los asistentes reconocieron que la violencia en el interior
de sus hogares marca a las personas para toda la vida y que no necesariamente
es buena. Uno de los asistentes agregó:

Recuerdo que un día mi papá llegó tomado a la casa, le iba a pegar a mi


mamá y yo me interpuse entre los dos. Ese día me dieron una muenda por me-
terme. Sólo ocurrió una vez, pero lo recuerdo para toda la vida. La violencia
genera muchos problemas.

Adultos mayores: la violencia y la maldad


En la localidad de San Cristóbal la mayoría de los asistentes superaba los
setenta años y eran beneficiarios del proyecto de Adultos Mayores. Los meno-
res de cincuenta, provenientes de distintos sectores de la comunidad, escucha-
ron con atención los relatos de la violencia bipartidista vivida el 9 de abril de
1948 y durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla.

Violencia, conflicto y vida social | 55 |


En una conversación previa a la actividad del colaje, uno de los señores dijo
que la violencia la causaba el “mismísimo diablo”, quien corrompe y nubla el
parecer de las personas. Luego, uno de los asistentes narró una experiencia en-
tre hermanos que se aniquilaron por culpa de sus mujeres y otro habló de fami-
liares que se mataron por la herencia del padre. Los relatos no se detuvieron:
uno de ellos contó una oscura historia acerca de una señora, quien bajo los
efectos de las drogas, y celosa, decapitó a su marido con un bisturí.
La violencia se debe a la “maldad” de las personas; ésta se relacionó con el
uso de la magia, la hechicería o por la seducción del demonio. La maldad es la
irracionalidad de ir en contra de la “naturaleza humana”. El origen de la violen-
cia en Colombia fue ubicado en el Bogotazo, el 9 de abril de 1948, fecha que
coincide para los mayores con la “degeneración de los valores” y el derrumbe de
la sociedad colombiana. Dijeron que la violencia “contaminó la sangre de los
jóvenes” y se convirtió en una plaga, una enfermedad, un organismo que se
reprodujo en la cabeza de las personas obnubilando su mente.
Uno de los ancianos relató precisamente su vivencia ése 9 de abril, cuando
era joven y se encontraba en Bogotá, cerca a la carrera décima con calle octava.
Comentó cómo la gente tenía que distinguirse enarbolando un trapo rojo para
salvar la vida. También relató cómo una señora ondeaba en alto sus calzones
carmesí para evitar ser atacada por la turba y que los camiones, llenos de muer-
tos, eran descargados en las fosas comunes del Cementerio Central. Según este
grupo de ancianos y algunos jóvenes participantes, la violencia política actual
es reacción, venganza y consecuencia del derramamiento de sangre provocado
por la pugna bipartidista de ese entonces.
Dada la discusión anterior, se conformaron grupos en donde se trajeron a
cuento los enfrentamientos entre la población civil y la policía, las tomas gue-
rrilleras, las masacres paramilitares, los atentados terroristas, el desplazamiento
forzado de civiles y hasta las corridas de toros. Unos de los grupos elaboró un
sangriento colaje donde se mostraba un bus atropellando gente a su paso: una
buseta salía desde el barrio Juan Rey y tras pasar un semáforo en rojo, atropella-
ba a dos personas. El vehículo continuaba a toda prisa por entre los barrios y
mataba a dos más en el barrio Columnas. Como el bus no paraba, la gente era
desmembrada por las llantas y el espectáculo se volvía brutal.
Un señor narró su experiencia con un nieto, niño rebelde que habían puesto
siete veces en la “correccional de gamines” por numerosas infracciones. El caso
del niño fue llevado a una psicóloga, quien resolvió todo diciendo que la irreve-
rencia del infante era culpa del abuelo. Éste, para evitar problemas, simplemen-
te encerró al nieto bajo llave; lo anterior para la psicóloga era muestra de “odio”.
El señor manifestó que no sabía qué hacer porque el Estado lo desautorizaba
para reprender al joven por su cuenta. Los participantes recordaron que antes

| 56 | Manes, mansitos y manazos


había más “propiedad” sobre los hijos y la mujer; evocaron cómo de niños los
levantaban a las malas y cómo en la escuela los profesores, avalados por los
padres, tenían el poder para castigarlos. Aseguraron que cada vez más el Estado
se entrometía y los desplazaba como figuras de autoridad en la familia.

¿Cómo me enseñaron a ser hombre?


Estudiantes heterogéneos
El grupo de Barrios Unidos estuvo conformado por estudiantes de la jornada
nocturna de la IED Bernal Jiménez, con características muy heterogéneas. Sus
edades oscilaban entre los dieciséis y los cincuenta años, bogotanos los más jó-
venes y de distintos puntos del país los más viejos: Tolima, Costa Atlántica,
Antioquia, Llanos Orientales. Algunos llegaron a Bogotá para mejorar sus con-
diciones económicas y otros fueron obligados por amenazas o enfrentamientos
entre el Ejército Nacional, los grupos paramilitares y los guerrilleros. En su
mayoría estaban finalizando el bachillerato con la esperanza de acceder a una
mejor remuneración salarial y un futuro para sus familias.
En la primera sesión, los talleristas propusieron recordar la forma como los
criaron y la manera como les enseñaron a ser hombres. Los asistentes hablaron
de la “hombría”, forma idealizada de masculinidad enseñada principalmente
por el padre y los hombres mayores. Dijeron que se define por la capacidad de
defender el honor y asegurar el sostenimiento económico propio y de las muje-
res e infantes. Además de la discusión, algunos grupos elaboraron un escrito
respondiendo a la pregunta “¿Cómo me enseñaron a ser hombre?”.
Para los más viejos, el padre era el modelo a imitar para ser un hombre ideal pese
a que en una buena cantidad de historias narraron que sus padres los educaron de
manera violenta. Mencionaron el uso frecuente de los castigos y la exigencia del uso
de la fuerza como un elemento importante para ser “hombres de verdad”. El castigo
siempre tuvo justificación, pero de igual modo manifestaron que hoy por hoy ellos
procuran un modo pacífico de crianza para sus hijos. El relator de uno de los grupos
expresó: “La figura paterna dio con límites; el hombre se impone por la fuerza”; aunque
otros justificaron la “mano dura” que tuvieron sus padres pues a ellos les tocó aún
más duro, fueron tratados con más violencia. Posteriormente agregaron:

Se castigó con razón; se identifican varias raíces rurales más cercanas o leja-
nas en los patrones de crianza; pero se superan poco a poco estos patrones rura-
les; se buscó educar.

Un relator comentó que el castigo fue parte integral de la crianza y que esta
forma de trato la ven en la actualidad sin rencor alguno. Otros manifestaron
que durante la infancia se les inculcaba la agresividad para que pudieran defen-

Violencia, conflicto y vida social | 57 |


Figura 12. ¡Por fin! ¿Un buen soldado?

derse, pues de lo contrario serían considerados afeminados. Algunos dijeron


que ser hombres está ligado a ser fuertes, a respetar a los mayores y a las muje-
res, a no llorar y a aprender el oficio del padre. Comentaron, además, que en la
corrección de los niños les pegaban más duro que a las niñas.
Este acento en la relación entre masculinidad, autoridad y uso de la fuerza
tanto como las ambigüedades que provoca, la ejemplificó bien un colaje realizado
en el grupo de Engativá (Figura 12). La resume la imagen del “soldado”; pero son
“buenos soldados” desde Bolívar hasta Chávez, el “Mono Jojoy” y Álvaro Uribe.
El uso de la violencia por los adultos con la intención de corregir a los hijos
fue aceptado por la mayoría, aunque también dijeron que hubieran deseado
tener otro tipo de crianza, para lo cual proponen:

[...] saber y conocer mucho más del dialogo para evitar la violencia; dar un buen
ejemplo a la familia, apoyar a las familias para ser mejor; dar buena educación a las
familias, tener un buen vocabulario; poder vivir mejor evitando la violencia, para
dar ejemplo a la familia; del hombre de hoy se espera que sean mejores que antes.

Esta percepción del uso y justificación de la violencia también fue comparti-


da por el grupo conformado en las localidades de Santa Fe y Candelaria. Éste
estaba conformado predominantemente por mayores de edad, aunque también

| 58 | Manes, mansitos y manazos


se contó con la presencia de padres jóvenes. Durante el primer encuentro, algu-
nos participantes, sobre todo los más viejos, comentaron que el uso de los gol-
pes y de la fuerza era usual en la antigua crianza de los hijos. La mayoría de los
participantes concordaron en que el rejo era el método más usado por padres y
madres para castigarlos cuando cometían alguna falta grave. El padre, poseedor
del poder familiar, tenía la autoridad para disponer de estos castigos.
El castigo siempre estaba ligado al uso de la violencia y era asumido por los
adultos como un medio pedagógico. No obstante, advirtieron que las conduc-
tas excesivamente violentas podían ser imitadas por los hijos; entonces, ellos
debían controlarse al momento de castigar a la prole. Para dar solución a la
reproducción de la violencia a través de las generaciones, hablaron de que era
importante la “armonía” en el hogar y agregaron que si ésta existe, el uso de los
castigos físicos se vuelve innecesario. La armonía fue idealizada como constitu-
tiva de las buenas relaciones en la casa y siempre asumida como un estado por
alcanzar.
Aun así, los castigos o los correctivos, como prefirieron llamarlos algunos
asistentes, no tenían una valoración general negativa, sino tan sólo cuando se
proporcionan en exceso, cuando dejan marcas o lesiones. El castigo excesivo
fue descrito como el abuso del adulto frente al niño, el aprovechamiento del
tamaño y la fuerza del padre ante la debilidad del pequeño, quien carece total-
mente de capacidad de respuesta.

Figura 13. Hecho en casa.

Violencia, conflicto y vida social | 59 |


Para el segundo conversatorio, “Golpe con golpe yo pago: masculinidad y vio-
lencia”, los participantes de Santa Fe y Candelaria se reunieron en grupos de
cinco personas y recrearon en un colaje la experiencia violenta que más les
llamó la atención. Los resultados fueron colocados en las paredes del salón para
poder ser apreciados por el auditorio. Como en las otras localidades, las repre-
sentaciones de conflictos armados y violencia pública fueron las más frecuen-
tes. Por ejemplo, uno de los grupos mencionó la masacre ocurrida en el barrio
La Chinita del municipio de Apartadó, en Antioquia, durante 1994 y se expuso
la desolación que siguió a este evento.
Tras las exposiciones, los talleristas dirigieron la discusión para definir con-
juntamente el concepto de violencia. El grupo argumentó que la violencia es
alimentada por el consumo de alcohol y drogas, los celos y los trastornos men-
tales. La discusión terminó definiendo la violencia como “una agresión que atenta
contra la integridad de otro”. A partir de ella uno de los asistentes resumió que
la violencia contra la pareja está ligada a los celos, al engaño o a la infidelidad
de la mujer a su marido o novio, puntualizando que cuando a los celos se les
mezcla alcohol, “se perturba la imaginación”.
Es claro que varios de los grupos conformados tanto por jóvenes como por
adultos, relacionan el uso de la violencia y la agresión física con el consumo de
alcohol, lo que sirve para excusar los actos de los perpetradores. Así, uno de los
participantes comentó que su padre llegaba borracho, armaba escándalo y al
día siguiente actuaba como si nada hubiera sucedido. La mayoría de los señores
consideró que el alcohol justificaba cualquier acción considerada intolerable
en estado de sobriedad: “uno hace cualquier cosa borracho, inclusive pegarles a los
miembros de su familia”.

Conflictos familiares y democracia en familia


Luego del reconocimiento de las violencias presentes en las relaciones fami-
liares, en los conversatorios cuarto “En una mano el rejo…: resolución de conflic-
tos” y quinto “Y en la otra el pan: opciones de relación intrafamiliar”, procedimos a
trabajar sobre la identificación de conflictos y las distintas formas de resolución
que tuvieron según su experiencia. Luego recabamos sobre formas pacíficas y
democráticas de resolución del conflicto.
Como se dijo al inicio del texto, la perspectiva adoptada por el equipo de
investigación fue la de que la sociedad está integrada por elementos disonantes,
contradictorios y confrontados que ayudan al cambio social puesto que la so-
ciedad se encuentra en constante transformación. Consideramos, también, que
el conflicto es importante como integrador de la sociedad y es necesario para la
identidad, la cohesión y la delimitación de los grupos (Coser, 1961). Así, afir-
mamos que el conflicto es un elemento básico de la vida social y su permanente

| 60 | Manes, mansitos y manazos


transformación, necesario para resolver diferencias entre subjetividades y co-
lectividades, lo que hace posible alcanzar un nuevo modelo de integración.
Para trabajar el tema, propusimos rememorar los conflictos recientes en la
casa de cada quien; luego planteamos recordar los motivos del disenso y des-
pués comentar la forma de resolución del mismo. Con posterioridad, comparti-
mos las experiencias personales en pequeños grupos, e invitamos a los asisten-
tes a escenificar uno de los conflictos. Cada actuación debía incluir los motivos
del conflicto, el desarrollo de los acontecimientos y las decisiones adoptadas
para poner fin al mismo.
Durante la cuarta sesión, “En una mano el rejo…: resolución de conflictos”,
realizamos una actividad que consistió en crear reglas a partir de un juego de
balón sin normas iniciales, en el que competían dos equipos. Una vez puesta en
evidencia la necesidad de construir de manera conjunta reglas de interacción y
convivencia para el juego, el análisis de los conflictos se refirió a las relaciones,
jerarquías y tácticas de negociación que son movilizadas en los conflictos fami-
liares cotidianos. El relato pormenorizado de esta dinámica se retoma en el ca-
pítulo IV sobre derechos y corresponsabilidad; por ahora nos permite compren-
der mejor el tema. Para este juego se dividió al auditorio en dos grupos, y luego
se enfrentaron parejas o pequeños equipos rivales. Cada grupo intentaba hacer
una anotación en la cancha contraria. Las únicas reglas básicas eran movilizar
el balón sólo con la mano y no levantarlo del piso. En la medida en que apare-
cieron ambigüedades o cuando no se sabía qué hacer, los equipos propusieron
reglas para poder continuar fluidamente el juego.
Así, los asistentes fueron creando normas para evitar las agresiones. De esta
forma buscamos que el conflicto no fuera aprehendido como algo que debe ser
evitado o suprimido a toda costa, sino que es una situación que puede resultar
beneficiosa cuando se usan estrategias pacíficas, acordes con el tipo de confron-
tación. Destacamos la importancia de las reglas en la casa y la presencia de las
subjetividades que resultan involucradas en cada conflicto.

La violencia en los conflictos


En la localidad Usme, durante la quinta sesión “... y en la otra el pan: opciones
de relación intrafamiliar”, los talleristas propusieron recordar el último conflicto
que los asistentes hubieran tenido con otro hombre o en el hogar. El análisis se
centró en algunos relatos de los más jóvenes. Uno de ellos comentó que otro
joven lo llamó, “niña” por lo que se sintió ofendido y quiso pelear para defender
su hombría. Otro de los muchachos relató cómo una vez su papá iba a golpear a
su mamá y él se interpuso entre ambos, recibiendo el golpe. Luego, él sacó a su
papá de la casa y lo amenazó con llamar a la policía, mientras el padre seguía
intimidando a la esposa. El padre regresó al día siguiente y les ofreció disculpas.

Violencia, conflicto y vida social | 61 |


El grupo discutió sobre este caso y señaló que lo correcto es siempre proteger a
la madre y que los hijos están en la obligación de hacerlo.
En la plenaria se recogieron algunos elementos comunes a todos los conflictos
familiares expuestos y se vio cómo en la mayoría de ellos se acudió al uso de la
violencia. También que uno de los motivos más frecuentes de conflicto con la
pareja son los celos o el temor a la infidelidad. Uno de los hombres relató su caso:

Un día salí y llegué a mi casa al día siguiente porque se me olvidó que tenía
hogar. Cuando llegué mi mujer no me dijo nada, yo pensé que todo estaba bien,
pero cuando entré al cuarto me di cuenta de que ella estaba empacando sus
cosas y luego se fue de la casa. Pasó una semana por fuera y yo la empecé a
extrañar. Así que fui a buscarla; ella estaba en casa de mi suegra, pero cuando la
encontré no fui capaz de decirle que quería que volviera. Ella se entró a la casa
y yo me fui a un parque, me emborraché y me devolví para la casa donde estaba
ella. ¡Eso le armé un escándalo! Y le empecé a pegar patadas a la puerta hasta
que los inquilinos me abrieron. Yo perdí la noción de todo, subí las escaleras y
no sabía si buscaba a mi mujer para pegarle o qué. Ella ya había llamado a la
policía y cuando yo entré al cuarto donde estaba vi a las niñas llorando y me salí
voluntariamente. Luego llegó la policía, me arrestó y me mandaron para la Co-
misaría de Familia. Es que la mayoría de nuestros problemas se dan porque ella
me cela mucho.

Los talleristas le preguntaron al narrador qué haría si la situación fuera al con-


trario, que ella llegara tarde en la noche. Él comentó que una vez le había pasado.
Su esposa se enfureció porque él estaba hablando con una amiga al frente de la
casa, salió y volvió a las dos de la mañana. Cuando entró a la casa él pensó que
había estado con otro y le pegó sin preguntarle nada. Luego, ella le comentó que
al salir se perdió, cogió un bus equivocado y terminó lejos de allí. Además, como
no tenía dinero para volver, caminó hasta la casa y por eso llegó tarde.
Otro participante comentó que su esposa conoció a un hombre en el trabajo
y tuvo un romance. El marido se dio cuenta de todo y le preguntó, ella lo admi-
tió. Él se puso furioso y tuvo ganas de golpearla. La esposa le dijo que se iba a
vivir con su amante y él replicó que si quería, que lo hiciera, pero que él se
quedaba con el hijo. En la actualidad ella vive con su nuevo compañero y él
vive con su hijo. Agregó que aunque hubo infidelidad y a él le dolió mucho, en
ningún momento ejerció la violencia para “arreglar” la situación.
A un joven de dieciséis años su padre le encargó la atención del negocio de
juegos de video que tenía, pero él se fue, dejando abandonado el local. Al regre-
sar horas más tarde a la casa, el padre se abalanzó sobre él y le propinó severos
golpes. El muchacho respondió de la misma forma y decidió abandonar la casa.

| 62 | Manes, mansitos y manazos


Ante este relato, un adulto le endilgó que él no quería al papá porque, sin im-
portar lo que le había hecho, el hijo no debía contestarle y menos de esa forma.
La discusión se volcó a examinar los vínculos entre autoridad y violencia: la
violencia no es el mejor camino para ejercerla. Ante esta idea algunos hombres
se mostraron escépticos, pues creen que una forma distinta de corregir “equiva-
le a la alcahuetería” y a “no tener pantalones”. Un participante tomó la palabra
y dijo que para hacerse obedecer no eran necesarios los golpes, que él educaba a
su hijo sin éstos y le hacían caso.
En el grupo de Barrios Unidos, los “problemas” entre generaciones también
fueron representados frecuentemente cuando los talleristas solicitaron plasmar
en una cartelera los conflictos en el hogar y la solución que se les dio. Uno de los
grupos presentó una historieta en dos cuadros donde se describe una pelea en-
tre padre e hijo. En el primer cuadro el padre dice a su hijo, mientras apunta a su
reloj: “lo espero a las 10:30 ¿no? ¡Yo veré!”; el muchacho le responde “fresco
cucho”. En un ejemplo el padre está muy bravo pues ve a su hijo con una botella
de alcohol en una mano y un cigarrillo en la otra. El papá blande su cinturón en
el aire le y dice al muchacho: “Le voy a enseñar a hacerme caso”, el joven le
responde: “ya me va a cascar otra vez”. El conflicto finaliza cuando el joven
recibe una muenda.
Los asistentes compartieron con mucha propiedad sus experiencias; plantea-
ron que hay “problemas” en la familia que “no tienen solución”. Por ejemplo,
aquél que no quiso ser ebanista a pesar de que su papá le insistió siempre que lo
fuera: él ahora es panadero. Para no convertir esto en un “problema”, tuvieron
que aceptar seguir viviendo cada uno en lo suyo, aunque a veces el padre le insiste
en que cambie su camino. Otro asistente evitó el “problema” saliendo de casa: el
muchacho era del campo pero quería vivir su vida en la ciudad. Su padre le insis-
tía en que cultivara, pero él no quería; ahora vive en Bogotá y se siente solo.
Otra historieta mostró las peleas de convivencia entre hermanos o por las
labores asignadas por los mayores en la casa, tales como mantener el orden, man-
dar al otro o compartir el mismo espacio. Los jóvenes dibujaron una habitación
desordenada, con comida, ropa sucia y un condón esparcidos por el suelo. Allí el
hermano mayor le reclama al menor mire a ver hermano, a ver si arregla este desor-
den, el otro responde a ver si lo arregla usted pirobo. Luego un letrero dice: de pronto
por estas situaciones podemos tener conflictos con nuestros familiares. En este caso por
que [sic] hay desorden o por que no hay convivencia entre ellos.
Algunos adultos del grupo de Barrios Unidos comentaron que los conflictos
que desembocan en la violencia más marcada son los que ocurren en la calle. Uno
de ellos trabaja como conductor de un camión de verduras y habló de lo difícil que
es el trato con los compañeros de su gremio. Comentó que con ellos no faltan
altercados a diario. En ese escenario él veía, al igual que otros participantes, que a

Violencia, conflicto y vida social | 63 |


Figura 14. Robo del hijo al padre (detalle).

veces no tenía cabida el diálogo como solución al conflicto: los conductores son
intransigentes y tercos. Se concluyó, gracias a este caso, que las personas siempre
piensan que en las peleas tienen el control de la situación. Sin embargo, cuando
estallan, todo se sale de las manos y el conflicto deviene algo inmanejable.
La noción de conflicto fue ampliamente debatida en el grupo de jóvenes de
Chapinero. Algunos de los asistentes comentaron que el conflicto ocurre por
choque de ideas, discordia y desacuerdo. Como cuando madre e hijo discuten
porque él llega ebrio a la casa o cuando entre hermanos discuten por quién debe
lavar los platos. Lo anterior, agregan algunos asistentes, conlleva “peleas” y “mal
ambiente” en la casa, sobre todo entre padres e hijos. Otros consideraron que
los conflictos aparecen cuando se quebrantan las normas. Por eso llegar tarde a
la casa, consumir drogas, ser descubiertos “tirando” con la novia en la casa,
rendir mal académicamente en el colegio y no ayudar en los oficios domésticos,
fueron los motivos más frecuentes de “problemas” con sus padres.
Uno de los estudiantes argumentó que en muchos casos la gente recurre a la
violencia porque así le enseñaron a reaccionar en su casa. Además, porque en
el momento en el que se presenta un conflicto, cada quien pretende tener la
razón, llegando a una “sin salida”. Entonces los inunda la inconformidad y una
sensación de “rabia” e “impotencia”; por eso caer en la ira es muy frecuente.

| 64 | Manes, mansitos y manazos


Los estudiantes dijeron que aprenden las acciones violentas de la televisión,
la calle y los amigos. También lo hace de los padres y recordaron la frase de
amenaza que utilizan regularmente: “!Hace las cosas a la buenas o a las malas!”.
Para el grupo de jóvenes estudiantes del colegio Globerth del barrio El Rin-
cón, de la localidad de Suba, quienes tenían entre quince y dieciocho años, el
uso de la violencia está ligado a la resolución de conflictos. Al preguntar a los
estudiantes quiénes de ellos habían tenido peleas físicas con otros compañeros
durante su estancia en el colegio, casi la mitad levantó la mano rápida y resuel-
tamente. Mientras que a la pregunta opuesta, ¿quiénes no habían tenido pe-
leas?, sólo algunos levantaron la mano aunque de manera titubeante. Uno de
ellos justificó su pelea comentando que uno de hombre lo hace para que no se la
monten, para no parecer el bobo, que no lo molesten.
Los muchachos señalaron que, de manera ideal, la violencia desplegada en
esos conflictos había sido innecesaria. Sólo les pareció justificable su uso cuan-
do ocurre un atraco o cuando un hombre defiende el honor de su madre, esposa
o hijos. Entonces uno de los talleristas preguntó: ¿Por qué creen que hay tanta
violencia si ustedes mismos la cuestionan? Algunos contestaron que por andar de
“mal genio”; porque las cosas no salían como lo esperaban o cuando alguien les
“caía mal”. Los talleristas replicaron: ¿ustedes creen que todos los conflictos se re-
suelven con violencia? Uno de los jóvenes contestó que eso dependía de la situa-
ción, porque había gente con la que no se podía hablar. Ante esto uno de los
talleristas respondió que:

en algunos casos ustedes validaron el uso de la violencia. Uno de éstos fue


cuando un hermano de ustedes le alzó la voz a la mamá. ¿Ustedes creen que allí
la violencia está justificada? Uno de los jóvenes contestó: Claro, porque uno no
se debe meter con la mamá.

Alternativas de solución
Finalmente, los talleristas interrogaron al auditorio sobre las maneras pacífi-
cas de resolver lo que ellos denominaron como “problemas”. Uno de los jóvenes
dijo que “dialogando”, aunque a veces, como otros ya lo dijeron, no era posible.
Cuando el tallerista le replicó: ¿en qué situaciones se puede emplear el diálogo?, el
estudiante respondió: No sé, es que a veces los adultos son los más violentos; muchas
veces son los papás los que le dan a uno. Ante esto, otro muchacho dijo que cuando
le “daban a uno” los papás, uno debía aguantar y quedarse callado.
La búsqueda de soluciones a los conflictos también fue debatida entre los mu-
chachos de IDIPRON de Usaquén. Allí, luego de que se organizaron en grupos de tres
a cinco personas para hablar sobre los conflictos más frecuentes experimentados en
sus casas, uno de los asistentes explicó la causa de las peleas en la familia:

Violencia, conflicto y vida social | 65 |


La pelea o el problema son frecuentemente con los hermanos ¿Por qué?
Porque pelean por diferencias: por ser mayor de edad, por consumir drogas, por
preferencias en la familia. Porque no hay colaboración económicamente, hay
problemas por consumir drogas frecuentemente y por farras de fin de semana.
Por personalidades diferentes, por el orden y los oficios de la casa, por impru-
dencias en las cosas personales.

El tema de “fumar vicio” es frecuente como generador de conflictos en casa


y lo relacionaron con el reproche de los adultos por una actitud irresponsable:

Yo, Jorge Luis, tengo muchas peleas con mi papá y mi mamá porque yo aho-
ra me la paso con mis amigos jugando, fumando y tomando. Esto le molesta a
mis padres e incluso a mis hermanas Viviana y Gloria, pero yo la paso muy bien
con mis amigos en la calle, jodiendo medio día y llego a mi casa a las seis de la
tarde a dormir.

Sin embargo, los jóvenes propusieron soluciones. Opinaron que sus familia-
res deberían confiar más en ellos, escucharlos, comprenderlos y no criticar la
vida que llevan, pues si se entiende a los miembros de la familia es mucho más fácil la
convivencia.
El auditorio en su totalidad manifestó que “teniendo un trabajo” las cosas
mejoran, pues así cesarían las angustias de la familia para la manutención dia-
ria. Uno de los grupos escribió en una cartelera:

Un conflicto común en nuestros hogares es por falta de dinero y comunica-


ción. También hay conflictos entre los padres porque no se entienden con los
jóvenes al ver que están tomando malos pasos y hurtando los objetos de nues-
tros hogares. También tenemos problemas por las amistades y los vicios que
algunos tomamos como la droga y robos los cuales nos llevan a conflictos con la
justicia. Nosotros pensamos que en vez de estar peleando con nuestros familia-
res lo mejor es entenderse unos a otros, así nos evitemos 105 problemas que no
nos llevan a nada bueno.

Estos jóvenes desean el entendimiento entre las personas y consideran que


la comprensión y la escucha del otro son claves para la buena convivencia. De
este modo, consideran que el diálogo es una herramienta útil para transformar
su dolorosa realidad. Sin embargo, la mayoría de los asistentes cree que la solu-
ción verdadera a sus conflictos obedece a algo más profundo, que está más allá
de ellos, sus familiares y sus vecinos. Lo verdaderamente importante es tener
ingresos a partir del trabajo, pero ellos piensan que se necesita un cambio en la

| 66 | Manes, mansitos y manazos


sociedad que dé más y mejores oportunidades a los pobres, cosa que consideran
poco probable, si no imposible.
Este tema de la estructura de la sociedad fue discutido entre los jóvenes del
IED Rodrigo de Triana, de la localidad de Kennedy, quienes cursan el décimo
grado. Allí los talleristas acudieron a la proyección de la película Pistolas y mu-
ñecas, que no había sido presentada en el primer encuentro por inconvenientes
técnicos. Se trata de una historia breve sobre una mujer que, por las presiones
de ejercer al mismo tiempo la condición de trabajadora y ama de casa, se ve
obligada por su marido a abandonar su actividad remunerada para dedicarse
exclusivamente al hogar, con una condición cada vez más marginal en la fami-
lia. En el momento crítico del drama, el marido llega tarde a la casa y le exige a
su compañera que le sirva la cena. Ella se niega, razón por la cual el marido
responde gritándole y zarandeándola ante los hijos, quienes, días más tarde,
repiten el comportamiento de sus padres: el hijo insulta y le ordena a su herma-
na que le sirva la comida durante un juego donde él usa pistolas y ella muñecas.
Los participantes de esta localidad aún están bajo la autoridad paterna y
materna en sus hogares. Los talleristas comenzaron el debate preguntando a los
asistentes si eran o no receptores y reproductores de las formas de violencia,
como el círculo vicioso de la violencia mostrado en la producción. Desde un
primer momento los participantes manifestaron que la respuesta adecuada era
acudir al diálogo como sugería el video. Sin embargo, al indagar más insistente-
mente por la posibilidad de una situación similar en sus casas, uno de ellos dijo
por fin: ¿qué le costaba a la mujer calentarle la comida y servirle?.
Fue esta respuesta la que desató la polémica. Ninguno de ellos estuvo de
acuerdo con que esa situación tuviera lugar en sus hogares. Si así fuera, tendría
que resolverse pacíficamente, por medio del diálogo. Pero ¿las circunstancias y
roles presupuestos en la disputa eran rechazados por los participantes? La inter-
vención indica que no era así. El uso de la violencia era rechazado de manera
explícita, pero no así la condición de sumisión de la mujer. Rechazar la violen-
cia ejercida por el hombre no implicaba rechazar los roles de género representa-
dos en el video. Es decir, aún se supone que la mujer debe estar presta a servir al
hombre, a cualquier hora y en cualquier situación. La discusión nos permitió
ver que los jóvenes decían estar bien dispuestos a no emplear la violencia. Pero,
¿estaban dispuestos a respetar relaciones igualitarias entre los diferentes miem-
bros de sus hogares independientemente de su condición de género? La mayo-
ría de los participantes aún creía en la autoridad del hombre sobre la mujer.
Aunque no todos los participantes aceptaron tal opinión y se trató de un plan-
teamiento muy polémico, descubrimos que estos jóvenes saben que las relacio-
nes de subordinación existen en la cotidianidad y reconocen la permanencia de
la autoridad masculina en las decisiones de la familia.

Violencia, conflicto y vida social | 67 |


En la secuencia pedagógica prevista, luego del reconocimiento de los con-
flictos en los hogares de cada uno de los participantes, estaba programada la
puesta en escena de uno de los conflictos seleccionados por el grupo. Esto ocu-
rrió en el quinto taller ... y en la otra el pan: opciones de relación intrafamiliar. La
mayoría tomó como modelo la escena de la película ya mencionada Pistolas y
muñecas y representó situaciones de su hogar. En éstas sus padres les reprendían
por llegar tarde o por tener “malas amistades”, como compañeros de barrio que
venden droga, o que viven en lugares peligrosos. En los sociodramas la violen-
cia tanto callejera como política estaba ligada a la del interior del hogar: llegar
tarde era arriesgarse a ser atracado, a verse envuelto en el consumo de droga o
a ser víctima de la “limpieza social”.
Por lo general, se dramatizaron los conflictos más extremos o las situaciones
más peligrosas para los involucrados, como fue el caso de los jóvenes del IDIPRON
de Usaquén. En esta localidad un grupo representó un robo donde el infractor
era atrapado y procesado en un juzgado. Las funcionarias del Centro Operativo
Local - COL ya nos habían mencionado que estos jóvenes han sido procesados y
en aquel taller advertimos que los actores representaban muy bien sus papeles
de juez, acusado, fiscal y abogado defensor: sabían la jerga de los juzgados, códi-
gos, leyes, plazos, penas... El caso terminó resuelto gracias a los procedimientos
del nuevo sistema penal acusatorio, declarando culpable al ladrón cuando ad-
mitió el delito.
La segunda representación refirió al enfrentamiento de dos muchachos por
una diferencia de “parche”. Después de discutir, insultarse y amenazarse con
“chuzos” (en su momento un lápiz y una regla), terminaron reconciliándose
“pegando” un “cacho” de marihuana y olvidando el asunto.
El último sociodrama narró el asalto a una tienda de barrio por una pandilla.
En el hecho uno de los ladrones mató al dueño de la tienda y robó el dinero de
la venta del día. Luego, el hijo del tendero acudió a unos hombres para que
eliminen a los muchachos por ser un producto “degenerado” de la sociedad.
Estos agentes de “limpieza social” localizaron a los pandilleros y mataron a dos
de ellos. Sólo uno sobrevivió, éste volvió a la tienda y asesinó al hijo del tende-
ro; luego el joven pandillero salió de escena y finalizó la trama. Ellos argumen-
taron que los conflictos derivados del robo a la tienda tuvieron fin cuando aca-
bó la cadena de venganzas. El acto se desarrolló simultáneamente en tres escenas:
la primera representó el parche, la segunda, la tienda y la tercera al grupo de
“limpieza”.
Cada sociodrama ofreció una solución distinta: uno a través del sistema ju-
dicial; el otro por medio de la reconciliación a través de compartir un “porro” y
el último terminó con la eliminación de casi todos los involucrados en la ven-
detta. Los talleristas mencionamos que en los sociodramas no hubo representa-

| 68 | Manes, mansitos y manazos


ciones de los conflictos en la casa. Uno de los jóvenes respondió que les apena-
ba actuar como mujeres, protagonistas principales de las peleas en sus hogares,
y que por eso era más fácil representar los conflictos de la calle, donde
mayoritariamente se relacionan con otros hombres. Ante esto, los talleristas les
proporcionamos pliegos de papel periódico y marcadores a los grupos para re-
presentar las escenas de la casa a manera de historieta.
Una de ellas fue la descripción de un abuso sexual en seis cuadros. En el
primer cuadro la madre sale del hogar hacia el trabajo; se detalla a su hija a
través de la ventana echada en su cama; hay un bocadillo que dice “la mamá se
va a trabajar y la hija y el padrastro se quedan”. En el segundo cuadro “el padras-
tro aprobecha [sic] que la mamá seba [sic] y se le entra al cuarto de la hija para
abusar de ella”. La niña está en su cama con lágrimas y el padrastro asomándose
por la puerta del cuarto dice “está dormida y me voy a entrar”. Después, en el
tercer cuadro, el padrastro está sobre la hija, ella llora y exclama “aucilio [sic]”.
Luego, “la mamá se devuelve porque se le quedó el celular y abre la puerta en
silencio para ver qué esta haciendo la hija”. Posteriormente, la niña se encuen-
tra llorando con un ojo morado, el torso desnudo, gritando “aucilio” y con el
padrastro sobre ella. La madre está en la puerta del cuarto con un teléfono en la
mano y “entra al cuarto y ve lo qué está pasando y llama a la policía”. Fuera de
la casa, un policía lleva esposado al padrastro. Finalmente, el grupo concluye:
“llega la policía y se lleva al padrastro y esta es una forma de arreglar un proble-
ma como este”.
Otra de las carteleras cuenta una historia en cinco cuadros que describe un
abuso sexual. Se observa a una niña acostada en una cama con un corazón
pintado sobre el cubrelecho y el torso asomado de un hombre adulto que suspi-

Figura 15. Abuso del padrastro (detalle).

Violencia, conflicto y vida social | 69 |


Figura 16. Abuso de un familiar a la hija (detalle).

ra “oh que niña tan bonita”. Otro cuadro presenta a una mujer cocinando, por
detrás, un hombre le coge el trasero mientras dice “oh que rico, de quién es todo
eso”, ella replica “no me moleste, señor abusivo”. Luego, se encuentra la mujer
desnuda echada en el piso de una sala con las piernas abiertas y asustada dice “lo
voy a acusar con mi mamá”. Por su parte, el hombre también está desnudo frente
a ella, con el pene erecto y un cuchillo en su mano derecha. Finalmente, una
mujer, la madre, va a la comisaría de familia para efectuar la denuncia respectiva.
Se observa la importancia que le otorgaron a conflictos por abuso sexual que
involucran a un hombre adulto, generalmente el padrastro o un tío. Ellos saben
que la mejor manera de resolver estas situaciones es acudiendo a las autorida-
des judiciales o a una Comisaría de Familia.
En la localidad de Fontibón el grupo estuvo conformado por estudiantes del
Colegio Integrado de Fontibón y por otros miembros de la comunidad. Allí hubo
un soliloquio cuyo desenlace también contó con los servicios de la comisaría de
familia local. El actor del drama fue su protagonista real y por tal hecho la Co-
misaría lo remitió a los conversatorios.
La historia empezó un fin de semana cuando él, su esposa e hijo salieron a
almorzar a un restaurante. Todo había transcurrido muy bien hasta que llega-

| 70 | Manes, mansitos y manazos


ron a la casa. Allí, el hombre encontró en la sala el bolso de su mujer y sintió
curiosidad por saber qué contenía. Lo abrió y lo examinó detalladamente, sa-
cando cada uno de los objetos que allí se encontraban. En ese momento su es-
posa lo vio y se disgustó con él, lo regañó, intentó quitarle el bolso y lo insultó.
El hombre no soportó los ultrajes de la mujer y la golpeó; ante esto intervino su
hijo, quien debía tener ocho o nueve años, y también fue golpeado. El hombre
insistió en que no hirió a su esposa ni a su hijo. Dijo que sólo la empujó un poco,
que ella se cayó y se golpeó la cabeza y que a su hijo “sólo” lo retiró de la escena.
El hombre finalizó señalando que su esposa lo demandó por recomendación de
su suegra y admitió, contradiciendo su relato, que en Medicina Legal encontra-
ron evidencias de los golpes a la mujer y el menor. Luego, un hombre mayor, de
aproximadamente sesenta y cinco años de edad, dijo que la suegra había hecho
mal aconsejando a su hija, puesto que el matrimonio es un asunto privado, que
sólo le compete a la pareja y que esa señora no debía intervenir en él. Pero uno
de los asistentes, de unos cuarenta y cinco años, señaló que eso no era cierto,
que estuvo bien que ella aconsejara a su hija, puesto que era víctima de violen-
cia intrafamiliar y eso debía ser denunciado.
Algunos jóvenes estuvieron de acuerdo con el anciano y argumentaron que,
si bien era cierto que la mujer y el hijo habían sido agredidos por el padre, tam-
bién lo era que una familia se debía mantener por encima de todo y que la de-
nuncia podía contribuir a su disolución. Los muchachos arguyeron que la des-
integración de la familia tiene consecuencias nefastas para los hijos y que es
preferible que un niño se críe observando cómo su padre golpea su madre, a que
crezca sin la figura materna o paterna.
Por otro lado, en algunas localidades fue común hablar de relaciones tensas
o conflictivas entre el padre, la madre, el padrastro y los hijos de ella. En Bosa,
donde contamos con la colaboración del Centro de Enseñanza Santa Lara y sus
estudiantes de grados noveno y décimo, la mayoría de los sociodramas explora-
ron tales desasosiegos. Los sociodramas revelaron una solución propuesta por
los participantes ante una situación en la que la madre ejercía violencia directa
contra ellos. Era permanecer pasivos: no responder, ni con palabras ni con fuer-
za física, permitir a la madre desfogar su furia. Los jóvenes se mostraron como
actores capaces de mitigar (si bien no de impedir) el ejercicio de la fuerza, pues
sabían que al no reaccionar, la violencia de la madre sobre ellos sería menor.
Aunque confesaron ser incapaces de impedir la violencia en el interior de la
familia podían al menos intentar reducirla mediante el sometimiento.
Sin embargo, frente a conflictos con el padre, el padrastro o el hermano
mayor, para ellos no era ni pensable el evitar responder a la violencia. El pa-
drastro siempre fue representado como una amenaza para las relaciones en el
hogar. Todas las veces se lo mostró como un ser violento, verbal o físicamente,

Violencia, conflicto y vida social | 71 |


contra todos en el hogar, incluso contra la misma madre. La figura del padras-
tro fue la del indeseable, un impostor, un miembro ilegítimo del hogar, con
quien los jóvenes deben disputarse la autoridad, la capacidad de decisión, la
posesión del dinero y el prestigio ante los demás familiares, especialmente los
otros hombres.
Tras la escenificación, los jóvenes concluyeron que las principales razones
de los conflictos se dan porque sus padres quieren mantenerlos alejados de la
droga, sea de su venta o su consumo; porque sus madres quieren saber dónde se
encuentran; y por quién detenta el poder familiar, disputado por el padrastro y
los hijos varones.
En el grupo de Santa Fe-Candelaria, los talleristas solicitaron conformar dos
grupos para realizar un sociodrama sobre algún conflicto familiar. Unos repre-
sentaron un conflicto en que el padre llega borracho a la casa, comienza a hacer
escándalo y a pegarle a su esposa. El hijo interviene así como la hermana. El
padre se enfada aún más, hasta que un vecino entra en escena y amenaza al
borracho con llamar a la policía. Esto calma al señor, quien decide acostarse a
dormir. Al día siguiente el padre pide disculpas como si la cosa no hubiera suce-
dido, para indignación de todos en el hogar.
Así comenzó la discusión acerca de cómo debería resolverse un conflicto.
Uno de los participantes recordó al ejército, donde existe un conducto regular
según la línea de mando, de donde concluyó que en la familia debe existir una
autoridad mayor para evitar el caos. Otro mencionó que la autoridad debe ser
otorgada por la confianza, que se obtiene mediante la escucha, cosa que no
siempre ocurre en las familias. Añadió que si los padres no son capaces de escu-
char a sus hijos, éstos no los ayudarán en el futuro; si, en cambio, se trata bien a
los hijos, ellos les darán luego la mano. Así, el respeto debe generarse, pues no
es algo intrínseco a los hombres, adujo. Otro comentó que conoce casos de pa-
dres que abandonan a sus familias y por eso no pueden ser dignos de respeto;
también afirmaron que los padres deshonran a sus hijos con las actitudes propi-
ciadas por el alcohol.
En la localidad de Barrios Unidos, la pareja de talleristas solicitó hacer pe-
queños grupos para comentar experiencias de conflictos en el interior de la fa-
milia para luego representarlos en un sociodrama. La mayoría manifestó sentir
vergüenza de hacer una representación teatral, por lo que la actividad sugerida
fue hacer una cartelera o un dibujo para representar los conflictos y su resolu-
ción. Lo común fue registrar peleas familiares asociadas al consumo de alcohol.
Cuando el padre estaba borracho, no hubo resolución satisfactoria; sólo se dio
solución pacífica cuando él se mostró arrepentido por lo hecho y pidió perdón a
su esposa. Por ejemplo, un grupo describió un conflicto de pareja. Mostraron a
un hombre y a una mujer discutiendo; él le dice a ella mientras le propina un

| 72 | Manes, mansitos y manazos


golpe: ¿quién manda aquí el gallo o la gallina?, ella responde su madre. Luego, el
hombre está tomando cerveza Águila y aguardiente Néctar mientras escucha
en el radio la canción Me tiré el matrimonio; él exclama ah estos maricas celos, si
estaba en mi casa, pa’ qué se mete con mi cucha. En la siguiente escena encontra-
mos al hombre regalándole flores a la mujer, esta última llorando, con un ojo
morado y las maletas listas para irse de la casa. Él le promete: No volverá a ocu-
rrir, me di garra, perdona mi vida, yo te amo, ella responde “si HP cuando me dio en
la mula no me amaba pirobo”. Rápidamente, la mujer le propina a su marido un
golpe en la cara y dice yo también te amo, perro. Al siguiente día el hombre se
encuentra convaleciente en la cama y su mujer le trae el desayuno mientras que
le dice toma papi, perdóname, debemos aprender a solucionar los problemas sin pe-
lear; él le responde huy[sic] ya entendí tu mensaje amor, la próxima me matas. Fi-
nalmente la pareja se encuentra contenta, él le dice a ella “te amo”; ella le res-
ponde y yo a ti, pero pilas. Aparece el perdón y el arrepentimiento de los actos en
favor de la unidad y la armonía familiar. El perdón era la solución de los conflic-
tos de pareja.
En Chapinero, luego de explicarles en qué consistía el sociodrama, ellos no
se entusiasmaron y dijeron que preferían hacerlo de otra manera. Entonces se
les planteó la alternativa de hacer carteleras en grupo en la cuales documenta-
ran los conflictos que ocurrían en el interior de sus familias y cómo los resol-
vían. Luego se presentó una exposición de estas carteleras construidas a mane-
ra de historietas y se comentó su contenido en plenaria.
En las historietas fueron recurrentes las representaciones de peleas y dis-
cusiones en la familia por causa de la bebida del hombre. En éstas, las esposas
hacían reclamos por el estado de ebriedad y a continuación eran golpeadas o
acalladas por el hombre. Se evidencia también una sanción social, bien sea
por el reproche de los hijos o por la intervención de un agente externo, como
un policía. Una de las historietas muestra a un hombre con cara de borracho
y con una botella en la mano. Al lado, la mujer, con el ceño fruncido y las
manos entre la chaqueta, le dice al tipo qué bonito, llegando borracho como to-
das las noches. Él replica desde la mesa del comedor qué va, sirva la comida más
bien. Ella responde, sírvasela usted pero en la calle porque aquí no va a vivir más y
el marido dice, pues me voy porque en la calle me atienden mejor. Luego, ... días
después...” el hombre con lágrimas en los ojos, bota la botella al piso y dice
Dios mío, qué he hecho, perdí por completo a mi familia. Por estar metido en el
alcohol no volveré a tomar en mi vida. En el siguiente cuadro el hombre le dice a
la mujer: amorcito, quiero que me disculpes, prometo que no volveré a tomar, ella
replica está bien, te voy a perdonar, pero espero que esta vez cumplas. El último
cuadro es un abrazo y un letrero contextual dice fin.

Violencia, conflicto y vida social | 73 |


1. Qué bonito. Llegando borracho 2. Esa comida está fría.
como todas las noches.

3. Sírvaselo usted, pero en la calle 4. Pues me voy, en la calle me atienden mejor.


porque aquí no va a vivir más.

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5. Dios mío, qué he hecho. Perdí 6. Amorcito, quiero que me disculpes, prome-
por completo a mi familia. Por es- to que no volveré a tomar.
tar metido en el alcohol. No volve-
ré a tomar en mi vida.

7. Está bien, te voy a perdonar pero


espero que esta vez cumplas.

Figura 17. ¡Qué bonito!

Violencia, conflicto y vida social | 75 |


En otra de las historietas se muestra una pelea de pareja por causa del alco-
hol. En primer lugar, se observa a un hombre tomando en el bar “moe’s”, que
pide al cantinero “otra...”. Luego, el hombre, con cara de borracho, fumando y
con una botella en la mano, llega a la puerta de la casa, entra y le dice a la esposa
“mija, ¿se toma uno?”. Ella contesta con el ceño fruncido, rulos, bata de noche,
pantuflas de garras de oso y un mazo en la mano: Vicente, qué son las horas de
llegar y es más, está todo jincho. El hombre, iracundo, le lanza la botella a la cara
y le dice “no me alce la voz, perra”. Ella se protege y le dice “noooo...”. Pronta-
mente viene una pelea y en el dibujo se vislumbran pies, manos, puños, mazos y
televisores volando y en medio de este alboroto se dicen, “pirobo”, “zorra”. Pos-
teriormente entra en escena un policía que dice “queda arrestado [al hombre]”.
El tipo, despelucado y con una cortada en la cara, le dice “no, por favor”; la
mujer, también despelucada, con un ojo morado y un seno al aire, agrega “eso,
llévese a ese hp”. Finalmente el tipo tras las rejas dice “¡ou!”.

Recapitulación
Como quedó dicho al inicio de este capítulo, para trabajar el tema del con-
flicto y la violencia en las relaciones familiares acudimos a las experiencias co-
tidianas de violencia de los participantes en los talleres. A través de la evoca-
ción, hicieron explícitos sus marcos culturales de referencia y su empleo en la
vida diaria. El “hacer conciencia” hizo posible la reflexión y la crítica de los
roles “tradicionales” de los hombres en las familias y la sociedad, así como acu-
ñar nuevos conceptos y abrir la posibilidad de construir formas democráticas de
relación familiar.
De los conversatorios se concluye que persisten valoraciones sobre el papel
de la mujer como “servidora” sumisa frente al hombre que, junto con el control
de la sexualidad (celos), se convierten en elementos de disputa presentes en el
uso de la violencia en la familia. Una fuente de tensiones es el cambio en el
papel tradicional del hombre como proveedor, que se ve subvertido cuando no
encuentra trabajo o cuando las mujeres salen del hogar para ayudar en la eco-
nomía familiar. El consumo de alcohol aparece de manera reiterada como deto-
nante de discusiones y comportamientos violentos en la familia.
De otro lado, frente a la crianza, fue evidente la reiteración de que el castigo
violento sirve para “corregir” lo indeseable y educa y forma para el futuro. To-
davía existen dudas sobre la eficacia de formas alternativas de ejercicio de la
autoridad frente a los conflictos en los que entran en juego las jerarquías do-
mésticas. Los participantes en los talleres consideraron que el castigo violento
es una forma de imponer límites para que los hijos no se salgan de control. Ha-
blar del “diálogo” como alternativa al uso de la violencia, es la principal pro-
puesta para superar conflictos. ¿Cómo ejercer otra forma de autoridad? fue la

| 76 | Manes, mansitos y manazos


gran pregunta de los talleres sobre violencia. ¿Cómo hacer que los hijos “hagan
caso” sin castigo? El reto aún no tiene respuestas claras para estos hombres. Sin
embargo, es también clara la necesidad de criar a la prole de manera distinta,
donde no se haga uso de golpes e insultos. Pero aún es una expresión de lo que
es deseable, que precisa convertirse en acciones concretas para asentar la idea
de una autoridad persuasiva.
Finalmente, queremos destacar la utilidad del uso del lenguaje cotidiano, el
propio de los participantes, para hablar de violencia y conflicto. El acudir a este
lenguaje permite, de manera simultánea, acceder a los significados y conceptos
locales y que las personas expresen sus experiencias en sus propios términos.
Con esto se logra interpelar de manera directa a los asistentes a los talleres y
apuntar de mejor forma a motivar cambios en sus sistemas de referencia y com-
portamiento.

Violencia, conflicto y vida social | 77 |


Capítulo III
Género y sexualidad
Dos mitades de una misma guayaba
El tema del género y la sexualidad lo trabajamos a partir de los módulos
“Nació varón: patrones de crianza e identidad masculina”; “Golpe con golpe yo pago…:
masculinidad y violencia” y “Beso con beso devuelvo: nuevas formas de masculini-
dad”. Partimos de sus propias reflexiones acerca de la forma en que se criaron y
les enseñaron a ser hombres, y buscando explorar las relaciones entre violencia
y masculinidad.

Figura 18. La princesa encarcelada.


Para evocar las experiencias de los hombres en relación con la construcción
cultural y social de género y sexualidad, utilizamos las siguientes herramientas
pedagógicas: en el primer taller funcionaron muy bien la audición de canciones
y la proyección de películas que tocaban directamente el tema de la violencia
doméstica. Entre estas, tenemos el dramatizado Pistolas y muñecas (producida
por la Casa de la Mujer) y el filme Somos guerreros (del director Lee Tamahori).
En el segundo módulo usamos la técnica del colaje para que los participantes
pudieran exponer en grupos las principales razones y experiencias que vinculan
masculinidad y violencia. Por último, en el tercer taller, realizamos un trabajo
iconográfico para analizar el grado de identificación o distanciamiento de los
hombres con masculinidades no hegemónicas. Para esto era necesario indagar
primero por una pregunta fundamental: ¿qué es ser hombre?
“El hombre es un ‘animal’”; “el hombre es trabajo”; “el hombre tiene distin-
tos colores”; “el hombre tiene alma y espíritu”; “el hombre manda sobre la natu-
raleza”; “el hombre es razón”; el hombre es XY; “el hombre es pipí”; “el hombre es
brusco”; “el hombre es campo cuando trabaja y ciudad cuando se aleja de lo
salvaje”; “el hombre responde por la familia”; “al hombre le gusta jugar con
carros y emborracharse con los amigos viendo fútbol”; “al hombre le gustan los
lugares de ‘tentación’”, por tanto, es la mujer quien seduce; “el hombre pierde la
razón por culpa del alcohol y las mujeres”, “el hombre es un borracho celoso”.
Las anteriores son algunas de las características que los participantes de los ta-
lleres creen que son “inherentes” al hombre y a las diferencias entre los géneros.
Algunos son rasgos comunes a todos los grupos con que trabajamos, por ejem-
plo, las ideas sobre la rudeza en los juegos y la responsabilidad de mantener la
familia. No obstante, las actitudes más sexistas las encontramos entre los jóve-
nes estudiantes de secundaria de localidades como Engativá o Barrios Unidos,
que parecen más conservadores que los mayores de San Cristóbal.
En todos los grupos se hizo evidente que entienden el género como una cate-
goría relacional: el hombre no puede definirse sin su contrario, sin su “media
naranja” o “guayaba”, como le dicen. La mujer también tiene colores, es un ani-
mal, tiene alma, es ciudadana, es naturaleza, es emoción e histeria, es la virgen María
o María Magdalena, es XX y tiene “cuca”. La mujer es dulzura, belleza, delicadeza,
obediencia pero, ante todo, aparece al servicio del hombre, como se muestra en
este relato de uno de los participantes de la localidad de Los Mártires:

Mi mujer: tiene 8 meses de embarazo, ella hace la comida, lava la ropa,


plancha, me consiente, etc. Mi hija: muy pronto va a nacer, y la tarea de ella es
traer felicidad a nuestro hogar. Yo: lavo la loza de la comida y arreglo la sala los
fines de semana.

| 80 | Manes, mansitos y manazos


Los juegos son también herramientas por medio de los cuales se construye la
identidad de género. En el primer taller se dijeron que la mujer juega con muñe-
cas y a ser reina de belleza, salta el lazo, dibuja golosas en las calles; la mujer se
la pasa arreglándose y chismorreando; la mujer satisface sexualmente al hom-
bre, la mujer pare, la mujer cría, la mujer también es machista, la mujer castiga
a los hijos. La mujer también es celosa (pero no se emborracha), la dama no
conoce los lugares de “tentación”, y si los conoce ha dejado de ser tentación.
De tal ejercicio surgieron dos tipos de mujeres claramente marcados por los
valores judeocristianos, que recuerdan la noción de género propuesta por Joan
Scott al inicio de este texto. Según esta autora, el género contempla cuatro
elementos interrelacionados: los símbolos e imágenes que circulan en una so-
ciedad; éstos evocan tipos de hombres y de mujeres tales como Eva y la virgen
María y se sostienen en nociones como pureza, contaminación, inocencia y co-
rrupción, entre otros. Por otro lado, el género moviliza “conceptos normati-
vos”, que indican en qué vía deben ser interpretados estos símbolos e imágenes
y contempla, además –como se verá más adelante– nociones políticas. Por últi-
mo, el género conlleva la identidad subjetiva o identidad genérica (Scott, 1999).
Para los hombres que participaron en los conversatorios, las mujeres se divi-
den en virtuosas y pecadoras. Observamos cómo el cruce de los elementos pro-
puestos por Scott constituye un modelo de género que continúa basado en la
dualidad la madre, y su contrario, la puta. Tal como se aprecia en el colaje que
encabeza este capítulo (Figura 18), Lady D es la princesa enjaulada y totalmen-
te cubierta que se contrapone a Eva desnuda y libre, o mejor, libertina. La pri-
mera es admirada por su tenacidad para manejar el hogar y cuidar de sus miem-
bros, desplegando a la vez influencia sobre todos ellos. La segunda no se refiere
solamente a las mujeres que los hombres buscan en los “lugares de tentación”,
sino también a las mujeres que hacen uso “inadecuado” de su sexualidad.
En el módulo tres de los conversatorios, que llamamos Beso con beso devuel-
vo, los hombres debieron hablar con sus esposas y preguntarles cómo se distri-
buyen las tareas de la casa. Uno de los señores de Santafé y Candelaria hizo que
cada miembro de su hogar respondiera la cuestión. Al respecto su esposa escri-
bió lo siguiente:

Un hogar se maneja de la manera más sencilla. Primero que todo cumpliendo


con nuestras obligaciones tanto el hombre como la mujer. Dándoles una buena
educación a nuestros hijos, buen ejemplo, buena alimentación, reprendiéndolos
cuando hacen algo malo, dialogando con ellos. Otra manera es teniendo todo
organizado y limpio… camas tendidas, ropa lavada y planchada y un buen aseo a
toda nuestra casa. Los conflictos que nunca faltan se arreglan con el diálogo.

Género y sexualidad | 81 |
Este tipo de mujeres son las preferidas, no sólo porque están subordinadas,
sino también porque cumplen funciones complementarias a las del hombre. Se
observa una concepción de la familia que podría traducirse en ecuación mate-
mática, donde cada uno de los elementos de un conjunto necesita del otro para
mantener el balance:

Mi esposa se encarga del oficio de la casa en su totalidad, también de cuidar la


niña y de llevarla y traerla del jardín. Eventualmente cuando puedo o tengo el tiem-
po soy quien la lleva al jardín y quien la recoge. También ocasionalmente colaboro
con algún oficio de la casa [y] ayudo a cuidar a mi hija cuando mi esposa está muy
ocupada con algunos de los quehaceres de la casa, ya que tengo poco tiempo por-
que soy yo quien se encarga de todo lo económico en cuanto a ello se refiere.

En el mismo ejercicio encontramos varios matices. En uno, el hombre es el


encargado de la casa y del cuidado de los hijos, pero su mujer sigue cumpliendo
con la preparación de los alimentos, labor totalmente desconocida para el señor:

De domingo a domingo trabaja mi señora. Yo colaboro en la casa en: lunes a


viernes, me hago cargo de mis hijos, en cuanto [a] alistar los desayunos y su
presentación para el colegio. Como la comida mi señora la deja preparada, lo
único que hago es calentar y servir. Como me queda tiempo suficiente me dedi-
co a mi rutina diaria por la calle hasta la 1 p.m. que es cuando llegan de estudiar
mis hijos y se sabe cuál es su dedicación como: almorzar, hacer tareas, duermen
un rato su siesta y después se distraen en sus trabajos escolares.

El modelo de la madre ha cambiado en el tiempo como consecuencia de las


transformaciones sociales y de la crisis económica, pues se ha hecho necesario
que las mujeres trabajen. Sin embargo, la concepción ideal de familia es aquella
en que el hombre puede proveer todo lo necesario para que la mujer se dedique
a procrear, criar hijos y administrar el hogar. El trabajo de la mujer es visto más
como una necesidad que como un derecho. En general, se espera que la madre
sea quien se ocupe de la limpieza y la pulcritud, del “orden” del hogar. El “orden”
significa también reprender a los hijos y a la pareja cuando éstos no colaboran
con el oficio o con sus responsabilidades maritales.
Como se dijo, en contraposición a la figura de la madre se erige la de la puta,
la mujer de “dudosa reputación”, la que transgrede el papel pasivo que debería
tener la mujer y rompe con alguna norma cultural. Pero no se trata solamente
de un asunto de prostitución: una hija, por ejemplo, puede perder el honor y ser
sometida al escarnio o a la sanción social. En una de las experiencias narradas
en Santafé y Candelaria, en la plenaria del taller número dos, una joven es obli-

| 82 | Manes, mansitos y manazos


gada estar encerrada en casa y ser la sirvienta de su familia por haber “metido
las patas” y tener un hijo sin padre. De igual modo, una muchacha de colegio
que tiene muchos novios o que se presta para que hablen de ella, es censurada
con todo el rigor del chisme y la burla.
En Suba trabajamos también con jóvenes de una Institución Educativa
Distrital que describieron brutalmente a este tipo de mujeres, al pedirles su opi-
nión acerca de la canción Amores de colegio, de Héctor y Tito. El tema de la
canción reza así:

Hey,
Mañana avísame si acaso te demoras
Yo estaré esperándote a la misma hora
En el colegio donde por la tarde a solas
Voy a tenerte mía, voy a besuquiarte to’a
Mañana dime si algún hombre te incomoda
Pa' reventarlo y que sepa que no estas sola
Yo voy a to’a por ti
Yo moriría por ti
Yo mataría por ti
A cualquier hora
Loca con que llegue el fin de semana
Pa' meterle las cabras a tu hermana
De que vas pal' cine con tus panas
Un placer tenerte en mi cama
Hay rumores de que te enamoraste
Y a tus amigas de mi les contaste
Que aunque muchos dice que soy gangster
Nadie podrá con este romance
Habla con el viejo pa' ver si te escucha
Aunque te pichée yo sigo en la lucha
Cuéntale que cantas mis canciones en la ducha
Y que tus emociones son muchas
Que mi único pecado fue amarte
Y ser dueño de todas tus partes
Suegro, no pichée, usted lo vivió antes
La nena se va conmigo después de graduarse

Al preguntarles si el autor del tema estaba enamorado, uno de ellos respon-


dió: “no, ¡está arrecho!”. Es decir, estos jóvenes creen que el que se acerca a estas
chicas lo hace sólo para conseguir satisfacción sexual. Ratificando la respuesta

Género y sexualidad | 83 |
anterior, un joven señaló: “Es que hay dos tipos de mujeres. Las que se toman en
serio, las decentes, y las que son de tirar y ya, las sucias”.
Se evidencia nuevamente la oposición entre lo turbio y lo puro y su conno-
tación sexual y de género encarnada en las imágenes de la madre y la puta. Una
de las pocas ocasiones en que los jóvenes de Engativá, también estudiantes,
vincularon el deseo con la mujer, fue al mencionar la situación de una de sus
compañeras a quien califican de “ninfómana”. Esta chica hablaba abiertamente
de sus relaciones sexuales con otros hombres y admitía que se masturbaba. Los
muchachos hablaron de ella con repulsión e hicieron una mueca de horror, que
desaprobaba totalmente su comportamiento. Cuando se les cuestionó acerca
del por qué de su rechazo, ellos contestaron que “eso estaba mal, que se veía mal
en una mujer”. Por lo tanto, además de referirse a ella con desdén, la trataban
como a una enferma e insistiendo en su rechazo, planteaban que nunca estable-
cerían una relación duradera con alguien así. Al fin de cuentas, era bastante
natural que los hombres se excitaran y fueran obnubilados por el deseo, mien-
tras que era totalmente anormal que una mujer actuara de la misma forma.
Los ejemplos, aunque aparentemente obvios, evidencian la manera en que
actúa la norma de género en nuestra cultura: por medio de la repetición e incor-
poración de atributos esenciales ligados a lo biológico y pensados
dicotómicamente: lo femenino es lo opuesto a los atributos del hombre, pero al
mismo tiempo, constituye su objeto de deseo.
Así, el hombre necesita de un contrario para definirse y ese contrario es la
esencia femenina. En las experiencias narradas en estos espacios de conversa-
ción pudimos ver cómo la construcción de la masculinidad se erige en oposi-
ción a lo femenino y se puede simplificar en la fórmula: ser hombre es no ser
mujer, o no ser como una mujer. Para la muestra un botón: en el primer módulo,
durante el trabajo grupal, hablamos con los muchachos de Engativá sobre cómo
les enseñaron a ser hombres y se hizo evidente esta oposición fundamental:

[Nos decían] Que si nos regañaban y llorábamos, nos pegaban; que si jugá-
bamos al papá y a la mamá ya nos estábamos volviendo maricas. [Nuestros pa-
dres] nos enseñaron a ser hombres llevándonos a jugar al parque fútbol o a
montar bicicletas; si uno cogía la muñeca d’ la hermana decían que se estaba
volviendo ‘roscón’; nos enseñan a ser violentos con la mujer o las homosexua-
les; prácticamente obligándonos a mantener el cabello corto, por q’ decían q’
así son las mujeres y [los] homosexuales.

Debido a que ‘hombre’ y ‘mujer’, ‘masculino’ y ‘femenino’ son características


opuestas que se definen a través de la diferencia con respecto a su ‘contrario’; y a
que muchos hombres sienten la necesidad de reafirmar su masculinidad, feminizada

| 84 | Manes, mansitos y manazos


y puesta en duda por las transformaciones sociales, recurren a distintas estrategias
que les permitan volver a ocupar el papel dominante en las relaciones de género y
reafirmar su hombría. En este panorama aparecen, según Bonnie Shepard (2001),
la ridiculización y la violencia contra el considerado ‘otro’ del hombre, léase muje-
res y hombres homosexuales, como estrategias de afirmación de la masculinidad.
En el trabajo con los jóvenes estudiantes de Puente Aranda pudo notarse que en-
tre ellos intercambiaban frecuentes insultos y bromas por medio de palabras como
“marica” y “niña”, destinadas a desafiar o a poner en entredicho la hombría. Si bien
algunos muchachos no parecían molestarse seriamente, puesto que tomaban la
ofensa como un chiste, en el taller sobre masculinidades pudo reflexionarse acerca
de sus burlas y del poder del lenguaje. Se señaló, por ejemplo, que si el término
“niña” se constituía en un insulto, o era usado como una “chanza”, lo era por el tipo
de connotaciones que se planteaban en la cotidianidad, pues la niña es considera-
da débil, tierna, pasiva, y un hombre, si actúa así, es un cobarde.
Los participantes en los talleres consideraron que los machos son fuertes, in-
teligentes, poderosos y dueños de la razón y que la mujer es su añadidura. Es fun-
damental conseguir la “media naranja” para lograr la unidad del sujeto, es necesa-
rio hallar a alguien a quien proteger y mantener. Para ser un verdadero hombre,
señaló un joven de Puente Aranda, es preciso tener una mujer: El hombre solo no
es perfecto, sino es quien se une con una mujer y crían juntos hombres perfectos.
En conclusión, la feminidad es algo que el hombre no tiene, que debe buscar
encarnada en otro ser, en otro cuerpo, pues es signo de perversidad encontrar
en un macho algún rasgo femenino. De esta manera, observamos cómo la idea
de la complementariedad se convierte en el primer elemento clave para cons-
truir masculinidad. Es un deber ser, una norma que se encarna por medio de la
crianza y la educación. Pero al mismo tiempo es evidente, tanto en los grupos de
adultos como en los de jóvenes, que existen diferencias generacionales y socia-
les que determinan estas formas de incorporación a lo masculino, como lo vere-
mos a continuación.

Manes responsables
El contraste intergeneracional surgió como una variable importante entre
los distintos grupos poblacionales seleccionados para los conversatorios. El
material obtenido en las distintas dinámicas facilita también la comparación
entre cursos vitales. Constatamos que los significados asociados al género cam-
bian según la edad y la posición dentro del campo social de quien lo enuncia.
Las diferencias en la crianza entre mayores y jóvenes fueron evidentes en los
grupos mixtos, pues revelan contrastes entre el campo y la ciudad, diferencias
sobre la posición de la mujer en la familia, sobre los ingresos y la educación. El
emplear los talleres en los colegios como un espacio de conversación entre jóve-

Género y sexualidad | 85 |
nes –los talleristas y los participantes– permitió que las charlas ocurrieran sin
mayores inhibiciones. Esto es importante en términos metodológicos, pues ratifi-
ca que la empatía es posible porque los mismos talleristas acompañan todo el
proceso y éste se constituye así, en un espacio de homosocialidad y de relaciones
menos verticales que las generadas habitualmente entre maestro y estudiante.
A través de las experiencias de los muchachos de Engativá pudimos rastrear
significados compartidos con los grupos de mayores, como también transforma-
ciones socioculturales que inciden en modificar los roles de género. Cuando en
el segundo módulo, Golpe con golpe yo pago… masculinidad y violencia se pregun-
tó ¿qué es ser hombre?, ellos contestaron:

Comportarce [sic] como tal, deacuerdo [sic] a su rudez [sic]; ser hombre no
es maltratar a una mujer ni tener una o más mujeres a la vez; ser hombre no es
tener problemas y solucionarlos a los puños y también solucionamos dialogan-
do. Nos enseñaron hacer [sic] hombre no dejándosela montar de nadie y te-
niendo otras novias y siendo perros; pero sinceramente no creo bueno [sic]
esos consejos.

Vemos, que si bien aparece en primer lugar la “rudez”, también surgen dudas
sobre su valor. En muchos relatos se pone de presente que, todavía, quien no
demuestre su fuerza es asociado inmediatamente con lo femenino y será consi-
derado menos hombre. Pero es interesante que un joven plantee que los “conse-
jos” que le han dado son desatinados.
Las experiencias de los varones mayores en San Cristóbal nos dan bastantes
pistas sobre los cambios que han ocurrido en el ambiente formativo. Ellos fue-
ron criados en el campo, donde los hijos son “fuerza de trabajo”. Al relatar la
forma en que se les enseñó a ser hombres dijeron que lo aprendieron en las
labores agrícolas, montando a caballo, usando el azadón y el machete; este últi-
mo, dijeron, era no sólo herramienta de desyerbe, sino también arma de defen-
sa. Muchos contaron que de pequeños estuvieron dedicados al trabajo agrícola
y los juegos eran cosa esporádica. Ciertamente les hubiese gustado tener más
educación, por lo menos la primaria, pero a sus padres sólo les importaba el hijo
varón como mano de obra. Un señor criado en Buenaventura habló de su expe-
riencia para ir al colegio, a veces sin nada para comer y caminando arduamente,
sin zapatos. Otros contaron que abandonaron el hogar por el maltrato de sus
padres y se fueron a probar suerte en la ciudad. Pero no todo fue negativo, ellos
piensan que antes se enseñaban valores que le faltan a la sociedad actual, tales
como la responsabilidad, la laboriosidad y el cumplimiento del deber. Al mismo
tiempo, reiteran que para ser hombre hay que tener varias mujeres, pero acla-
ran que hay una oficial: la mamá de sus hijos.

| 86 | Manes, mansitos y manazos


Existe una profunda diferencia entre las concepciones de fuerza que mane-
jan jóvenes y adultos. En los últimos se trata de la fuerza convertida en un ele-
mento necesario para trabajar y para formarse como varones; a pesar de que se
quejan del maltrato de los padres, piensan, en general, que tuvieron una buena
crianza gracias a los “correctivos” de sus padres. En los más jóvenes no se en-
cuentra esta manera de ver el uso de la fuerza, pues se la asocia de manera direc-
ta a acciones de violencia, lo que representa un cambio generacional. Sin em-
bargo, frente a la idea de la infidelidad no encontramos un contraste tan evidente
con los mayores, pues ésta sigue siendo una manera de reafirmar la virilidad.
Entre los mismos jóvenes encontramos contrastes de capital cultural y eco-
nómico, es decir, de clase. Cuando platicamos sobre los elementos que definen
al hombre, el grupo de Engativá planteó dos tipos: uno, el varón pobre, igno-
rante, machista e irrespetuoso. En este prototipo el hombre es violento, es me-
nos civilizado y tiene menos autocontrol; parece estar estático en el tiempo y
sigue presente en la sociedad, pero con una valoración negativa. El otro tipo de
hombre sería el individuo responsable, que usa la fuerza para defenderse. No
obstante, se trata de imágenes ambiguas, ya que muchos de los atributos con los
cuales los jóvenes se definen a sí mismos como varones responsables son tam-
bién cualidades del “macho”: así, rechazan el empleo de la violencia, pero per-
siste el desprecio, incluso muy arraigado, por los “manes que parecen viejas”. Se
valora considerablemente el ejercicio de la responsabilidad, pero también el “ser

Figura 19. El hombre en la actualidad.

Género y sexualidad | 87 |
imponente”, alejarse de lo femenino, y algo que llaman “tener una actitud varo-
nil”, que parece sinónimo de postura dominate: para ser hombre se necesitan los
siguientes aspectos: tener una actitud varonil, no inclinarse a lo femenino, no usar pren-
das femeninas, asumir los actos con responsabilidad, ser imponente.
La idea de la responsabilidad aparece como un deber asociado a la hombría.
En todos los grupos, tanto en los de estudiantes como en los de usuarios de
servicios del Departamento Administrativo de Bienestar Social del Distrito, y
entre las distintas edades y formaciones escolares, le otorgan un lugar central al
trabajo y, consecuentemente, a la capacidad de responder por la familia. Así lo
muestra muy bien la cartelera “El hombre en la actualidad”, producida en
Usaquén (Figura 19). Nuestro Atlas lleva sobre sus hombros a mujer e hijos;
suda, pues recorre un largo camino que parte de un lugar llamado “pobreza”,
pasa por un basurero con botellas de alcohol y moscas revoloteando, y se dirige,
con mucho trabajo, hacia el “futuro”, representado por una línea de meta.
Este ejemplo es sólo uno de los significados atribuidos a la palabra “respon-
sabilidad”. Los jóvenes del IDIPRON, muchos de cuales vivieron en la calle y aho-
ra se emplean como obreros en construcciones públicas, representaron a un
tipo de hombre que oscila entre la realidad y la ficción, mezcla de lo épico y lo
cotidiano. Uno de sus dibujos se titula “el trabajo del hombre”: aquí aparece Mr.
Increíble (protagonista de una película de Walt Disney) con una pica en la mano
izquierda y una pala en la derecha. El super albañil simboliza el trabajo que

Figura 20. Mr. Increíble.

| 88 | Manes, mansitos y manazos


estos “manes” tienen, pero también, la fuerza que le permite defenderse a sí
mismo y a los más débiles.
Vemos cómo la defensa del prójimo, del débil, es también “responsabilidad”.
Pero no se trata sólo de una cuestión económica, del rol de proveedor; esta vez
hablamos de “revirar”, de respaldar, de defender a los frágiles. Fue recurrente en
varias localidades el papel del hermano como defensor de la honra de la herma-
na y del hombre como el héroe que protege a su familia. Aquí encontramos una
asociación directa con la violencia, pues es necesario usarla para demostrar que
se puede responder o defender a la prole.
Existe otra variante, también recurrente pero en menor proporción, en donde
ser responsable incluye ayudar en el hogar. El hombre que cuida a sus hijos y que
cumple con labores domésticas aparece bien valorado tanto en los adultos de Santafé
y Candelaria, como en los grupos de jóvenes de distintos colegios. Este “nuevo hom-
bre” que se dedica por entero al hogar no es visto necesariamente como femenino.
En el grupo de Usaquén encontramos dos ejemplos de lo que hacen estos hombres
responsables, plasmados en carteleras logradas en el conversatorio sobre violencia y
masculinidad. En primer lugar, tenemos el que cuida a sus críos: aparece el dibujo de
un hombre con barba y medio calvo, portando un biberón con el que pretende ali-
mentar a su hijo de brazos que lo espera hambriento.
Al segundo ejemplo, los participantes de Usaquén (IDIPRON) lo llamaron
Lavores [sic] cotidianas del hombre. Trabajo. Representaron, nuevamente, a un
obrero de la construcción vestido con overol, cachucha y portando una pala,
una pica y una carretilla en la que recoge escombros (Figura 21).

Figura 21. Lavores [sic] cotidianas del hombre.

Género y sexualidad | 89 |
Los dos tipos de hombre representados giraron alrededor de la idea de res-
ponsabilidad y del trabajo o labor que desempeñan, pues El hombre de hoy tiene
muchas obligaciones para su propio bienestar en su hogar, el hombre tiene que traba-
jar para poder sobrevivir y alimentarse y alimentar. La responsabilidad es funda-
mental e incuestionable –rasgo común con los mayores– pues no ejercerla es
síntoma de “desorden”.
Con todo, el cuidar del hogar y la prole no son todavía una obligación varo-
nil aceptada por todos. En uno de los ejercicios del conversatorio sobre mascu-
linidad y violencia, los hombres de Los Mártires dejaron ver que, aunque las
mujeres trabajen, la principal responsabilidad del cuidado del hogar sigue sien-
do de ellas. En la totalidad de los escritos que elaboraron en sus casas como
tarea, después de este conversatorio, el trabajo doméstico fue visto como una
“colaboración” de ellos, menos un deber y más un favor:

Las tareas domésticas las distribuimos de la siguiente manera: ella pendiente


de las niñas, su aseo personal, su ropa, su alimentación, su estudio, el cumpli-
miento de sus tareas, su presentación. Yo, por mi parte, también le colaboraba en
estos aspectos, también en la cocina, en el arreglo de la casa, en llevar y traer a la
niña de sus estudios, asistiendo a las reuniones y talleres cuando ella no podía.

Al respecto, las opiniones de los estudiantes de un colegio de Chapinero


resultan esclarecedoras, pues el cambio en los roles de género ha significado
para ellos un cierto malestar, pues estarían confundidos los papeles de hombre y
mujer. Veamos: el hombre tiene que ser un ser RESPONSABLE [sic], tiene que ser
un ser “bueno”. Hombre es tener la capacidad de sostener a las demás personas […]
ahora los hombres son los mantenidos por las mujeres, lo cual indica que los valores del
hombre se han ido perdiendo.
En la localidad de Los Mártires, en el tercer conversatorio: beso con beso
devuelvo…”, este cambio se trabajó comparando modificaciones en las estruc-
turas familiares y en los roles hogareños. Apoyados en cuadros de parentesco,
método clásico de la antropología, trazamos las genealogías de los participantes
y por este medio mostramos algunos de los distintos tipos de familia de los par-
ticipantes. Éstos fueron expuestos gráficamente, de manera que todos pudieran
compararlos y caer en la cuenta de que en muchos casos la conformación no
correspondía al modelo nuclear, o que varios de sus compañeros no sostenían
económicamente a la familia. El Gráfico 2 muestra la familia de un señor divor-
ciado en dos oportunidades, quien vive actualmente con su madre y tiene hijas
en ambos matrimonios. Este hombre aporta económicamente a tres hogares
distintos, pero no vive con ninguna de sus hijas.

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Gráfico 2. Cuadro de paren-
tesco de una familia actual,
Los Mártires.

Después de conocer esta situación, un participante dijo que él vivía con sus
hijos pero que estaba incapacitado para trabajar y se sentía un poco frustrado por
no poder sostener la casa. Por esto decidió dedicarse a la política, al trabajo comu-
nitario, y ocuparse durante el día de sus hijos. Otro señor comentó que por cues-
tiones laborales y de distancia, tenía que dejar a sus hijos con la abuela: no perma-
necen con nosotros, únicamente los fines de semana, pero yo estoy muy pendiente de los
dos menores que están donde mi mamá [...], ella tiene una niña de 11 años que está con
una tía por lo del colegio. De esta forma, los participantes pudieron hablar abierta-
mente de las inquietudes que les genera el no cumplir con el ideal de “responder”
por la familia. También discutimos cómo esta situación es recurrente en muchos
hogares bogotanos, lo que no denota amaneramiento ni debilidad.
El uso de los cuadros de parentesco en la localidad de Suba dejó ver matices
de la imagen anterior y relaciones familiares más tradicionales en esa localidad:
cuando se indagó por las actividades que realizaban los miembros de la familia,
ellos dijeron que sus padres “hacen lo de uno”; es decir, los jóvenes colaboran a
su voluntad con los oficios y se dedican principalmente a sus asuntos persona-
les. También señalaron que traían dinero para la familia y que los domingos se
dedicaban a “echar pola”. De acuerdo con los asistentes, las mujeres se encar-
gan del oficio de la casa, de cocinar y de lavar la ropa, y las hijas deben ayudar a
sus madres en estas labores. Los asistentes reconocieron que había una distribu-
ción de labores para quienes habitan la casa según el sexo.
La concepción sobre las responsabilidades masculinas está imbricada en el
gran conjunto de valores que los hombres manejan para pensarse a sí mismos.
La siguiente enumeración, hecha por los jóvenes del IDIPRON en una cartelera
que fue el producto del tercer módulo, evidencia los avatares de su masculini-
dad, las implicaciones éticas y políticas de ser hombre y recuerda la oposición
entre virtudes teologales y pecados capitales del Catecismo del padre Astete:

Género y sexualidad | 91 |
Figura 22. El hombre de hoy.

se trata de una cartelera compuesta a dos columnas, la una de palabras y la


otra de dibujos en relación antagónica: se lista una concatenación de adjetivos
que, según ellos, definen al hombre ideal: honesto, fiel, amoroso, pacífico, ale-
gre, trabajador, ganador, pero ante todo, que puede vivir. En contraposición,
encontramos deshonra, traición, odio, vagancia, violencia, dolor, morir, todos
indeseables pero reales, ya que pueden ocasionar desasosiego y en el peor de los
casos, la muerte. Los dibujos, también contrapuestos, representan condiciones
y situaciones consideradas como virtuosas, tales como la solidaridad y el uso del
condón frente a factores asociados a la violencia como drogas y armas.
Hasta aquí, se ha visto que la palabra responsabilidad denota varios signifi-
cados compartidos por los hombres; en primer lugar, toma el sentido de protec-
ción, en cuanto es el varón quien debe defender a la familia; en segundo térmi-
no, la palabra recuerda el rol proveedor del padre y del hermano. También pudo
observarse que existe un conjunto de valores que constituyen el deber ser de
estos hombres. Pero aún no se menciona la última acepción del término respon-
sabilidad, su connotación sexual.

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AMANtes de las mujeres y de la libertad
Los “manes” están en este mundo para dar amor y complacer sexualmente a
las “féminas”, así, ellos son libres para dar amor libremente. De allí lo expresivo
de la Figura 23, con el subtítulo de “Una gran guerra”.
Demostrarle el amor a la mujer, responder en las labores de la casa tanto el hombre
como la mujer; complacer a la mujer en la parte sexual; responder por los hijos siempre
y cuando sean de uno; estar seguro de su masculinidad. El anterior comentario fue
hecho por uno de los muchachos de Engativá. En él podemos ver que “respon-
der” también significa comportarse “a la altura” en la cama, porque un verdade-
ro macho debe ser ante todo viril.
Durante la discusión sostenida en el segundo módulo, los jóvenes de la Insti-
tución educativa de Puente Aranda se presentaron a sí mismos como vulnerables
ante las mujeres, ya que el deseo sexual es algo que se manifiesta fuertemente en
ellos, de forma “incontrolable”. Afirmaron que el hombre es “más fácil” que la
mujer, es decir, que se deja tentar sin oponer mayor resistencia y por ello debe
satisfacer sus necesidades sexuales. Aquí es importante aclarar que se trata de
adolescentes, muchos de los cuales aún no han tenido relaciones sexuales.

Figura 23. Millonario, una gran guerra.

Género y sexualidad | 93 |
En contraste, el grupo de Santafé y Candelaria, dio varios rodeos antes de
hablar de sexo. En el séptimo módulo sobre salud y derechos sexuales y
reproductivos, distinguieron entre amor, romance, sexo y pasión. El amor, dije-
ron, es ese sentimiento que nubla la mente y atonta los sentidos, es estar con el
ser amado y sentirse “muy delicioso”. Es un momento de ceguera celestial don-
de el papel del hombre es seducir, atraer al sexo opuesto y complementar este
perfecto romance con buenas dosis de sexo. Pareciera que las emociones
obnubilan a los hombres: ora la ira y los celos que justifican la violencia, ora el
amor, opio que altera la razón y pone a la gente a “caminar por las nubes”.
El rol que la mujer debe cumplir no es exclusivamente pasivo. Ella debe en-
trar el un juego del disimulo: se trata de no develar sus verdaderas intenciones
frente al macho, quien debe sentirse seguro en medio del cortejo. Estos señores
piensan que el hombre es seductor y la mujer seducida y afirman que son capa-
ces de “racionalizar” su deseo, es decir, que pueden evitar acometer a una mujer,
tal como ellas lo hacen con los hombres.
En este mismo módulo, los adultos del grupo de Rafael Uribe Uribe dije-
ron unánimemente que el hombre sí es capaz de aguantar su deseo al igual
que la mujer. Para ellos, las relaciones se tienen por mutuo acuerdo cuando
hay amor, por tanto debe respetarse la decisión de cada cual. Con todo, uno
de los hombres de este grupo comentó que también son las mujeres las que
acosan, pues si se llega cansado del trabajo y lo único que se quiere es descansar,
uno no siempre está dispuesto a complacer sexualmente a la esposa. A este hom-
bre sus compañeros le aconsejaron un coctel de “polvo mañanero” y diálogo
para limar asperezas.
Pese a todos estos matices, se percibió una característica común en todos los
grupos, sin importar clase, nivel educativo o edad. Un verdadero varón le res-
ponde sexualmente a su mujer. En este terreno no existe ambigüedad ni lugar a
dudas. El hombre debe ser fuente inagotable de placer, pues nada peor para su
reputación que un chisme que afecte su virilidad o que propague dudas acerca
de sus preferencias sexuales. Así como el hombre puede acabar con el buen
nombre de una mujer al tildarla de “puta”, ella tiene este mismo poder
endilgándole el calificativo de “impotente” o de “marica”. Surge una nueva re-
lación, esta vez entre impotencia y responsabilidad, puesto que responder
sexualmente significa cumplirle a la mujer, ya no en el ámbito económico, ni
por medio de la fuerza para defenderla.
Así las cosas, las mujeres que desempeñen roles asignados a los hombres,
como llevar la iniciativa en el cortejo y el sexo, son vistas como libertinas y
vulgares, tal como lo escuchamos en una canción utilizada en el módulo “Muy
delicioso”. En ésta, la “fémina” protagonista del famoso tema Pa’ la cama voy,
interpretado por la diva del reggaeton Ivy Queen, dice:

| 94 | Manes, mansitos y manazos


Yo quiero bailar, tú quieres sudar y pegarte a mi, el cuerpo rozar.
Yo te digo sí, tú me puedes provocar… eso no quiere decir que
pa’ la cama voy!

Porque yo quiero besarte, papi te lo juro te me acercas y late mi


corazón, si lo q’ quieres es pegarte yo no tengo problema en acercarme
y bailarte este reggaeton.

Que los dos tengamos q’ sudar, q’ bailemos al ritmo del tra, q’ me haga fuerte
suspirar... pero pa la cama digo mira na na na!!
porque yo soy la q’ mando, yo soy la q’ decide cuando vamos al mambo...
(y tu lo sabes) el ritmo me esta llevando, mientras más te pegas más te voy
azotando y eso está bien.

Te quiero explicar, que en la discoteca nos vamos a colocar.


y los dos bonito nos vamos a acariciar.
Es porque yo quiero y no me puedes aguantar.
No te creas, yo me voy acostando esta así...
bailo reggaeton pero no soy chica fácil.
Si quieres ganarte mis besos y mi party
no es de esa forma papi, ¡cógelo easy easy cógelo baby!

Mujeres... pa’ la disco a bailar. (ven demuéstrale a tu man que es la q’ ahhh).


Mujeres... pa’ la disco a perrear, ¡pero que él no se crea puede jugar!!

La protagonista de la canción quiere “rumbear” con un hombre en una


discoteca, le propone que se acaricien, se toquen, se acerquen –descripción
de la manera en que se baila el reggaeton–. Pero su objetivo no es tener sexo:
ella quiere disfrutarlo pero no llevarlo a la cama: “Mujeres… a perrear, pero
que él no se crea puede jugar”; “no te creas, yo me voy acostando […] así.”.
Para los grupos de adultos el comportamiento de esta mujer es ante todo in-
moral. Los jóvenes de Usme, por su parte, comparten esta apreciación pero su
animadversión radica en la actitud de la mujer: en el hecho de mirar y no
tocar, de incitar y no seguir el juego, de ser –en palabras de los chicos– una
“calienta huevos”. Nos gustaba la canción pero no cuando las mujeres lo hacen
suspirar a uno y después ¡nada!. Uno de los jóvenes dijo que le molestó la ex-
presión “perrear”, empleada por la cantante, debido a que a una mujer le queda
mal ser así. Todo indica que la reacción frente a la canción se debe a que plan-
tea una mujer con poder para decidir sobre su sexualidad, que ejerce la auto-
nomía para hacer lo que le plazca con su cuerpo. También, que ella adopta un

Género y sexualidad | 95 |
papel que antes era fundamentalmente masculino, el de mostrar de manera
abierta la intención de seducir.
El uso de canciones en los talleres resultó una estrategia valiosa para invocar
las experiencias y las representaciones sociales con que los hombres interpretan
su masculinidad. Fue así como empezaron a emerger una serie de valores asocia-
dos al género tales como la libertad. Retomando el ejemplo del reggaeton podemos
preguntarnos ¿por qué uno de los muchachos cree que ése comportamiento le
queda mal a una mujer? ¿Qué es lo que le queda mal? Parece ser que lo que juzga
como inadecuado es el uso de un preciado valor masculino, la libertad.
Aparece así una conexión fuerte entre libertad, género y sexualidad. Para
los jóvenes de Ciudad Bolívar, ser hombre implica tener más libertad para salir
y estar en diferentes sitios. Por el contrario, la mujer no debe estar en ciertos
lugares, so pena de ponerse en entredicho. En el conversatorio sobre masculini-
dad en esta localidad el tema principal fue precisamente la libertad: el hombre
debe buscar a la mujer, bien sea para la relación sexual directa o, en el caso de
los adolescentes, para experimentar el acercamiento. Según ellos, ésta es su con-
dición natural.
Ser activo sexualmente es un elemento fundamental que revela la condición
masculina, que es puesta en duda si el hombre no ejerce su libertad sexual “na-
tural”. Pero, al mismo tiempo, los participantes reconocen que es irresponsable
ejercer tal condición sin poner límites. El límite de esta libertad masculina no es
claro para los participantes, pero los ejemplos con que lo expresan nos pueden
dar luces al respecto. El ejemplo usado por los muchachos es el billar: ir al local
es parte del derecho que tiene el hombre de estar en espacios donde se demues-
tra la masculinidad y la madurez. Los niños no juegan billar, y si están allí, es
sólo para ver, tomar gaseosa y comer papas fritas. En contraste, jóvenes y adul-
tos frecuentan este sitio para jugar. El billar es lugar de encuentro de los mucha-
chos al salir de la escuela y es espacio de socialización por excelencia, donde
construyen su subjetividad como hombres hablando de sexo y de mujeres. Por
otra parte, es habitual que los hombres lleguen y permanezcan en el sitio de-
mostrando su habilidad en el juego y, sobre todo, su valor al apostar.
El billar es también un espacio asociado a la prostitución, pues así funciona
la relación entre el mercado del alcohol y la prostitución en el barrio de los
muchachos de Ciudad Bolívar. Por ello, la presencia de mujeres jóvenes es vista
como negativa, pues causa sospecha sobre sus razones de estar allí, en medio de
hombres borrachos y, sobre todo, “arrechos”. Al aparecer en espacios cultural-
mente definidos para la homosocialidad, la mujer se convierte a sí misma en
objeto sexual.
En conclusión, en Ciudad Bolívar se llegó a que la mujer tiene "menos liber-
tad". Los padres y las madres se preocupan por su paradero y por la forma en que

| 96 | Manes, mansitos y manazos


vive su vida sexual, mientras que sobre el hombre no hay un control equipara-
ble en la familia ni en la sociedad en general. Por ello es deseable que el hombre
desarrolle un mayor control sexual y se dice también que no es correcto que el
hombre abuse de su libertad sexual. Aunque contra esto se erige la idea de la
libertad sexual como inherente a la masculinidad, como algo deseable y necesa-
rio, si se desea obtener respeto y reconocimiento.
En Suba se empleó el trabajo grupal para la exposición de las ideas de los
participantes preguntándoles directamente sobre sus relaciones sexuales. En el
módulo sobre derechos y sexualidad se indagó acerca de la preparación para el
sexo. Sobre este punto los jóvenes del colegio comentaron: No, la idea es que no
se den [las relaciones sexuales], porque si no la novia va a pensar que uno sólo la
quiere para eso. Otro dijo: No estoy de acuerdo. Uno debe hablar sobre sexo con la
otra persona. Si tiene enfermedades, etcétera. Sí se puede planear la primera relación.
Sin embargo, hay veces en que el sexo simplemente se da sin estrategias previas:
depende del momento, porque que tal que uno se emborrache y se coma a una niña
bien fea, uno no se da cuenta.
A lo largo de los talleres encontramos diferentes posiciones de los hombres
en lo que tiene que ver con el libre ejercicio de la sexualidad, dependiendo del
lugar de enunciación de los sujetos, el nivel educativo, el curso de vida. Esto
devela matices en la configuración de la masculinidad. Para hacer explícita esta
diversidad, quisimos motivar a los hombres mostrándoles referentes cercanos;
también presentamos contrastes con otras culturas donde la experiencia de ser
hombre puede resultar algo totalmente insospechado para nosotros. El método
usado para evocar las vivencias de los hombres a través del contraste fue un
trabajo iconográfico que describimos en el siguiente apartado de este capítulo.

Tipos de manes
Para el tercer módulo de los conversatorios, …beso con beso devuelvo: nuevas
formas de masculinidad, usamos láminas plastificadas con fotografías de distintos
tipos de hombres. El fin era evaluar el grado de cercanía de los participantes con
estas imágenes. Las opiniones quedaron plasmadas en tarjetas de colores en las
que los hombres escribieron con quién se identificaban y con quién no. Un ejem-
plo de Barrios Unidos, aunque escueto, es ilustrativo al respecto: a la pregunta
¿Con cuál de ellos se identifica y por qué? Varios de ellos respondieron:

Melo: con el hombre de color [véase Figura 25] por su esfuerzo laboral.
Vergara: por lo mismo. Ávila: Por el compromiso con el trabajo. Llanos: por la
fuerza. Arévalo: con ninguno porque cada uno tiene su forma de ser. Cortés:
por el compromiso con su familia.

Género y sexualidad | 97 |
Figura 24. Padre e hijo, publicidad.

En el colegio de Chapinero trabajamos con estudiantes hijos de educadores.


Allí pudimos encontrar divergencias respecto al modelo del macho protector. Una
de las láminas muestra a un padre joven, blanco y bien parecido jugando a las
palmas con su hijo. Esperábamos encontrar identificación con la fotografía pero
en la plenaria surgieron opiniones como esta: La foto que me tocó es la de un hombre
con un niño y aparentemente se puede decir que son padre e hijo y no me identifico
porque no quiero ser padre tan joven (Figura 24). Los jóvenes de Chapinero no tie-
nen hijos y esto marca una diferencia fundamental con otras localidades como
Usaquén y Candelaria. La experiencia de la paternidad determina el grado de
identificación con esta imagen, pues apunta más a un modelo de familia y de feliz
convivencia: así, algunos se identificaron con el Hombre joven jugando con un bebé:
porque representa una familia armoniosa que es lo que todos anhelamos.
En contraste, los estudiantes de Usme (pese a que se trató de un grupo mix-
to, los asistentes más constantes fueron los jóvenes) leyeron en la lámina un
cambio en el modelo de género masculino, pues se trata de un hombre que le
demuestra cariño a su hijo. Dijeron que ahora se les permitía a algunos hombres
expresar ternura y afecto mientras que antes no era así. Según ellos, “hace veinte
años eso no se veía, porque el papá debía ser rudo y no tierno, ni mostrar sus senti-
mientos”. En este grupo, la mayoría de los muchachos señaló que les hubiese
gustado más cercanía y cariño por parte de sus padres.

| 98 | Manes, mansitos y manazos


En Barrios Unidos se puso en discusión la noción de masculinidad, comparan-
do los modelos que cada uno de los asistentes traía a colación. Por medio de la
iconografía pedimos a los jóvenes que nos describieran qué hacía hombres a los
fotografiados, y, en segundo lugar, con cuál de ellos se identificaban. De esta ma-
nera nos acercamos más a los ideales de masculinidad de los asistentes y realiza-
mos un ejercicio de reflexión respecto a la construcción de la identidad de género
y a las múltiples formas y matices que puede tomar. Las láminas que evocaban
cuadros de familia suscitaron pensamientos más allá de la descripción. El ideal de
la mayoría era el de tener familia, pues se manifestaron como personas compro-
metidas con el matrimonio y con la capacidad de sostener una familia.
Otro prototipo con el que hubo identificación en todos los grupos fue el
hombre fuerte encarnado en el macho. Las imágenes con mayor acogida ilus-
tran hombres arando la tierra y levantando cargas pesadas. Se apreciaron las
láminas que resaltaban el físico y el trabajo, que despertaron en los asistentes
ideas relacionadas con el uso positivo de la fuerza y el vigor.
En este mismo sentido, los jóvenes de Usme dijeron sentirse identificados
con la fortaleza expresada de distintas formas, bien sea cargando un bulto, tra-
bajando en las labores agrícolas o practicando algún deporte (Figuras 25 y 26).
Al respecto, en un trabajo de grupo los señores de Los Mártires afirmaron:
Todos nos identificamos con el hombre (negro) que lleva una carga en sus hombros.
Demuestra fortaleza, trabajo y cumplimento de su deber. Además, cabe resaltar la

Figura 25. Cotero, revista Acento. Figura 26. “El Pibe” Valderrama, Internet.

Género y sexualidad | 99 |
expresión de un estudiante en Barrios Unidos, que admira al hombre de la foto
apreciando sobre todo la fuerza, el trabajo que realiza, que no es de una mujer.
Algunas imágenes vinculadas con la identidad nacional causaron también
admiración e identificación. En Puente Aranda, los estudiantes de una institu-
ción educativa de los grados décimo y once se sintieron cercanos a las imágenes
que resaltan la nacionalidad: Juan Valdés, que muestra la “berraquera colombiana;
los hombres que “defendían la patria” [soldado] y el deportista y sobre todo un futbo-
lista [Pibe Valderrama]”. Ciertos íconos patrios fueron también causa de admira-
ción, con variaciones según la edad y la procedencia. Cuando se preguntó a los
asistentes de Barrios Unidos ¿Con cuál de las fotos se identifica y por qué? Las
respuestas fueron de este tipo: Me identifico en una pequeña parte con el Pibe por la
parte deportiva, y los otros tres en nada porque no me brindan características por la
cual identificarme.
En otras localidades selecionarón las imágenes de un soldado, porque se iden-
tifican con la vida militar, porque tuvierón la experiencia durante tres años, o
les gusta el manejo de armas. La de Juan Valdez, porque algunos vivieron en el
campo y otros porque son paisas, y porque tiene que ver con el manejo del café.
Finalmente, ciertos hombres se identificaron con Carlos Vives porque les gusta
la música y también porque interpretan la guitarra.

Figura 27. Indígena Sierra Nevada de Santa Marta, Internet.

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Figura 28. Director de orquesta, Internet

Un grupo de señores de Los Mártires, lo que se repitió en otras localidades,


relacionó la imagen de un indígena (Figura 27) con la sabiduría. Dijeron: Nos
identificamos [con ellos] por ser nuestro origen, los ancestros [...] por ser ejemplo,
tienen conocimiento en estudios, trabajos modernos, pero guardan su cultura, tradi-
ciones, lengua y religión, a pesar de ser civilizados. Un joven de Engativá escribió en
las tarjetas de su grupo: “Me identifico con el indígena, trabajador y con sus propios
creencias, su forma de vestir sin que nadie le diga nada, por que es uno y nadie deve
[sic] decirme lo que debo hacer o que me critiquen.”
El director de orquesta fue caracterizado como un intelectual sinónimo de
sabiduría y admiración. Encontramos un importante reconocimiento de la edu-
cación como factor de ascenso social, como se vio en el conversatorio de Los
Mártires: sí [me identifico] porque significa persona estudiosa y preocupada por la
cultura. Por otra parte, los jóvenes del colegio de Tunjuelito consideraron la
imagen de los intelectuales como legítima expresión de la masculinidad, pero
criticaron que, en cierta medida, les faltaba fuerza física. Por el contrario, exal-
taron la foto de “un levantador de pesas” por su tesón, sacrificio y vigor. Fue
interesante que nunca se cuestionara esta imagen hasta que supieron que no se
trataba de un hombre sino de una mujer muy masculina; esto facilitó relativizar
el uso de la fuerza en lo varonil.

Género y sexualidad | 101 |


Los mayores de San Cristóbal aplaudieron la elegancia de un modelo de Ives
Saint Laurent (Figura 29), impecablemente vestido y emperifollado, pues lo
encontraron “cumplidor”. Su pulcritud y muestra de caballerosidad lo convier-
ten en ideal. En Los Mártires ocurrió algo parecido, pues admiraron a este per-
sonaje por tratarse de alguien moderno, actual, a la moda [...] trabajador y respon-
sable. En contraposición, los jóvenes de Engativá lo vieron con inquietud: “nos
identificamos, aunque parece gay. Tal vez por su elegancia y porte”.
Un último ejemplo de las imágenes con las cuales los asistentes a los
conversatorios se identificaron es la del guerrero (Figura 30). Un joven de
Engativá nos entregó el escrito que muestra con la mayor radicalidad bélica la
identificación con el modelo en cuestión:

Yo me identifico con Rambo, porque soy ágil, tengo habilidad y destresa


[sic], además soy rígido, me gustan las calaveras y signos q’ llamen la atención y
soy cuidadoso en las cosas y deberes y además de ser responsable, me gustaría
tener un arma y sobre todo soy inteligente.

Figura 29. Modelo Ives Saint Laurent, Internet.

| 102 | Manes, mansitos y manazos


Figura 30. The Punisher, Internet

Asimismo, en Engativá hubo identificación con la foto de un uniformado


colombiano: es un soldado y me identifico como un geriador [un guerriador] un lu-
chador y un varón. Además: es un soldado, parese [sic] rudo muy responsable con su
trabajo, listo para dar la vida por su país.
La identificación con los hombres en armas ocurrió en algunos jóvenes, pero
en general, la violencia que ejercen es motivo de rechazo. En este punto pudi-
mos apreciar rechazo a lo que representan algunas imágenes; un joven de
Engativá se refirió a una de ellas de la siguiente manera: En la última foto hay un
guerrillero con un arma, atrás hay un avión. Yo no me identifico con él porque yo no
soy violento. En la misma dirección los señores de Santafé y Candelaria se apar-
tan del modelo guerrero:

No [me identifico con la imagen] por las armas […] me lo imagino de ca-
rácter fuerte. El soldado: individuo impuesto por la sociedad, no voluntario.
Rompen con esquema de vida. Con licencia para matar transitoriamente 2 años,
sin ningún ideal concreto y transformado por un componente de la sociedad
(ejército) […] no estoy de acuerdo por sus armas, sin saber qué piensa cada
persona por dentro.

Los muchachos del colegio de Kennedy, sitio en donde tuvieron lugar estos
encuentros, vieron con desconfianza la imagen del militar como símbolo de
masculinidad. Plantearon que, la masculinidad está en lograr la superación de

Género y sexualidad | 103 |


condiciones adversas por medio de la disciplina, lo que no está necesariamente
representado en la actividad militar.
Algunos símbolos fueron rechazados en todas las localidades: las fotografías
que evidenciaban diferencias de orientación sexual, asi como las imágenes en
donde aparecen sujetos maquillados y hombres gay. Así mismo, ratificaron el
rechazo a los sujetos considerados por ellos como “delicados” o “desocupados”.
Les irritó, sobre todo, la apariencia de los personajes que usan accesorios consi-
derados como característicos de personas drogadictas y la de aquellos que en-
carnan cualquier característica que pueda ser atributo de homosexualidad o
afeminamiento. Estamos hablando principalmente de una lámina que repre-
senta a un joven sentado en un andén (Figura 31) y otra que muestra al cantan-
te gay Boy George (Figura 32).
El retrato del joven causó animadversión por ejemplo en los señores de Los
Mártires. Escribieron lo siguiente: Hombre joven sentado en un andén: no [me
identifico] porque es la generación sin presentación, [es] drogadicto y pandillero. El
grupo, también de adultos, de Santafé y Candelaria opinó: Nos imaginamos que
no trabaja, y que se la pasa en la calle, comiendo y vagando sin hacer nada. Cabe

Figura 31. Joven sentado, Internet. Figura 32. Boy George, Internet.

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Figura 33. Gay parade, Internet. Figura 34. Berdache, Internet.

señalar que la desocupación es motivo de gran preocupación moral, pues, tal


como lo hemos venido señalando, quien no trabaja ni produce dinero nunca
podrá ser un verdadero hombre. Además, las perforaciones que tiene en el ros-
tro y su actitud son interpretadas como las de un consumidor de drogas, y allí
aparece una conexión causal: la vagancia lleva a la gente a buscar lo que no se le
ha perdido y a caer, en consecuencia, en las drogas.
Esta idea es compartida por los participantes de Los Mártires: hay varios
hombres por los que declararon no tener ninguna simpatía, entre ellos, el joven
sentado, el rockero, el homosexual (Figura 33) y el berdache4 (Figura 34). La
imagen de la Figura 31, como ya se dijo, lleva piercing y pendientes, mientras la
del rockero lo muestra con el pelo teñido, aretes, tatuajes y toda una serie de
signos interpretados como degeneración: es degenerado, drogadicto, jíbaro, mal
ejemplo. Estos personajes fueron definidos en los conversatorios por medio de
los estereotipos usuales para juzgar a los jóvenes excéntricos, es decir, como
drogadictos, maleantes, pandilleros, focos de infección para la sociedad.

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Este era un personaje de algunas culturas indígenas norteamericanas quien al no apro-
bar el rito necesario para convertirse en hombre, debía asumir roles femeninos.

Género y sexualidad | 105 |


Sin embargo, parece que los señores de Los Mártires se distanciaban más del
homosexual y del indio travestido. Del hombre que encabeza el desfile, vestido
de cuero de pies a cabeza en una demostración en Nueva York, dijeron lo si-
guiente: no nos identificamos con su estilo de modelo o costumbre moderno, ni con la
forma de vestir de este personaje [...] y porque su presentación da muestra de liberti-
naje y rebeldía e inmoralidad.
Según los comentarios de la mayoría de los grupos, tal parece que es preferi-
ble tener un hijo drogadicto que uno homosexual, aunque en el taller sobre
derechos sexuales todos dijeron respetar esa orientación sexual. En cuanto al
berdache, el problema radica en que es una persona extraña, que no compren-
dieron completamente, pero que es reprochable porque resulta imposible dife-
renciar su sexo.
El contraste generacional permite ver que entre el rockero o el joven senta-
do en la calle hay una distancia valorativa significativa. Estas dos imágenes,
escandalosas para los grupos de mayores, no son un problema entre los jóvenes,
pues no ponen mayores reparos ni emiten juicios morales sobre estos persona-
jes. En contraste, los homosexuales fueron rechazados en todos los grupos, aun-
que con distintos matices. Es comprensible que nadie haya dicho que se identi-
fica con ellos pues la sanción social, especialmente en los colegios, sería inmensa,
pues el joven sería inmediatamente rechazado por sus pares. Los mayores, apa-
rentemente más tolerantes, también repudian categóricamente esta conducta.
Por tanto, y debido a la importancia que tiene en la construcción de la masculi-
nidad la constitución de su opuesto, de su contraste, de lo que no se es, es me-
nester detenerse en este punto y analizar con más detalle creencias, opiniones y
experiencias relacionadas con la homosexualidad.

Los maricas no parecen manes


En los conversatorios hicimos uso de imágenes de hombres excéntricos y de
preguntas que cuestionaran la actitud de los hombres frente a la homosexuali-
dad con el fin de que rebasaran las respuestas “políticamente correctas”. Pudi-
mos apreciar algunas ideas centrales sobre la homosexualidad, como veremos.
En Fontibón, los muchachos y padres de familia que asistieron a los
conversatorios hicieron una clara distinción entre los hombres normales, aque-
llos que dicen groserías, tienen amigos hombres, desean a las mujeres, son agresivos,
coquetean y tienen movimientos fuertes, y los anormales. Es decir, los que no pare-
cen manes sino viejas. Señalaron así a los homosexuales como expresión de la
feminidad. En repetidas oportunidades opusieron “gays” a “hombres hombres”;
señalando a los primeros como sujetos exageradamente amanerados y débiles,
que hablan y se comportan como mujeres, que se maquillan, y que buscan a los
hombres. Fue interesante ver que los jóvenes de Engativá tomaron para realizar

| 106 | Manes, mansitos y manazos


un colaje una fotografía de Jean Paul Gautier (Figura 35), de tema abiertamen-
te homosexual; lo que provocó su inclusión fue la exhibición de la fuerza, aso-
ciada de inmediato con lo que deben tener los hombres. Esto muestra cómo el
contexto condicionó la interpretación de la imagen y deja ver también hasta
dónde las supuestas “marcas” evidentes del homosexual pueden llegar a ser re-
lativas.
Volviendo al grupo de Fontibón, en ocasiones se habló de tolerancia hacia la
homosexualidad, pero siempre fue definida como enfermedad, aberración o
desviación. Contrario a lo que podría pensarse, quienes rechazaron con mayor
vehemencia la homosexualidad se encontraban entre los más jóvenes. Los pa-
dres de familia expresaron su disgusto hacia estas personas, pero señalaron que
era algo que en general tenía que tolerarse.
Empero, la mayoría de los jóvenes que participarón en éste este conversatorio
señaló que al primer indicio de “mariconada” por parte de un hombre cercano
terminarían con la amistad, porque se sentirían traicionados. Además, la gente
podría pensar que uno también es así al verlo caminar con alguien homosexual. Los
jóvenes temen ser estigmatizados como “maricas” por las demás personas y ex-
presaron miedo a ser tocados o seducidos por sus compañeros homosexuales. A
este comportamiento los teóricos de la sexualidad lo han llamado homofobia,

Figura 35. Fuerza, club para hombres.

Género y sexualidad | 107 |


pues ciertos hombres y mujeres ven a las personas homosexuales como un peli-
gro que los acecha, como una agresión sexual constante, como un germen que
de alguna manera se propaga e infecta a la parte “sana” de la sociedad.
En oposición a lo anterior, un padre de familia contó cómo hace unos años
un hombre con el que él trabajaba le coqueteó y le propuso que tuvieran rela-
ciones sexuales. Éste le dijo que no le interesaba y señaló que pudo decírselo
tranquilamente, que siempre se respetaron y que no tuvo que recurrir a la fuer-
za. Otro padre dijo que uno no debía terminar la amistad, puesto que uno se
había relacionado con esa persona, no por su orientación sexual, sino por la
forma de ser y que en ese sentido, la persona seguía siendo la misma, indepen-
dientemente de su orientación sexual.
En Suba, los estudiantes también tuvieron expresiones de homofobia: a la
pregunta sobre su actitud a propósito de la “salida del clóset” de un amigo, plan-
teada por los talleristas en el conversatorio sobre sexualidad y derechos, surgió
espontáneamente la frase: ¡Uy, Sagrado Rostro!. Otro muchacho añadió: Yo le
digo, pues abra esa boca, ¡a ver mijo!, señalando con ello que lo obligaría a practi-
car sexo oral. Ante esto surgió un murmullo de desaprobación dentro del grupo
por lo grotesco de la intervención. Pero los comentarios no se moderaron y más
bien apuntaron hacia una marcada ambivalencia, pues “yo sí le daría un mue-
co”, “yo me lo rumbearía”; mientras otros sostuvieron, “yo le diría que cada
quien en su cuento. Si usted es marica pues en lo suyo, pero yo no le hago”.

Figura 36. Si no eres así… ni lo toques.

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Surgió entonces la pregunta: ¿Por qué le pegaría? Este joven afirmó: “Porque si
uno habla con él van a pensar que uno es marica y es mejor, antes de que hablen
de uno, demostrar que uno no lo es”. Un estudiante añadió: “usted le pega para
defender la masculinidad”. Otro dijo: “Nosotros consideramos que cortaríamos
la amistad. Es mala influencia, qué tal que nos quiera manosear”. Finalmente
otro estudiante planteó que si sus compañeros tenían miedo eran porque duda-
ban de sí mismos, que la “mariconada” no se contagia y que es perfectamente
normal “tener una amistad con alguien gay”.
Nuevamente los adultos parecieron ser más tolerantes. No obstante, la atrac-
ción por personas del mismo sexo es siempre vista como un problema de salud
mental. Algunos padres del taller de Fontibón afirmaron que buscarían ayuda
psicológica para comprender el origen de dicha alteración y que luego decidi-
rían si aceptaban al hijo o no. Otro comentó que hace unos años él no lo hubie-
ra aceptado, pero que ahora sabía que quien debía buscar ayuda profesional era
él y no su hijo, puesto que el problema era su actitud de rechazo ante sus prefe-
rencias sexuales. Por último, un tercer grupo de padres dijo que les dolería el
hecho de que se hubiera desviado, pero que finalmente lo aceptarían.
Los señores del grupo de Usme piensan algo parecido a sus pares de Fontibón:
dijeron que, como padres de familia, el descubrir que su hijo es homosexual
sería un golpe bajo. Sentirían tristeza, desilusión y guayabo, porque esperan a
un hombrecito que perpetúe el apellido de la familia. Uno no espera que se
desvíen –señalaron– pero es mejor apoyarlos. También se escuchó una expre-
sión de tolerancia obligada: un muchacho comentó cómo un primo tuvo un hijo
homosexual y tuvo que aceptarlo y apoyarlo porque no podía matarlo. Algunos seño-
res reiteraron lo dicho en otros grupos, es decir, que en el caso de descubrir que
un amigo es “marica”, lo ignorarían y le retirarían la amistad, dejando en claro
que no compartían su gusto. Además, algunos jóvenes afirmaron que lo recha-
zarían porque les daría miedo volverse así, equiparando, al igual que en el taller
de iconografía, la homosexualidad con la drogadicción.
Una constante en todos los grupos fue reconocer que la masculinidad está
profundamente ligada a la expresión y el uso del cuerpo: este mensaje es trans-
mitido por la posición de las manos, el modo de caminar y la inflexión de la voz.
En relación con la forma en que un hombre se mueve, un señor de Usme se
levantó, caminó pisando fuerte y con las piernas abiertas y dijo que así lo hacían
los varones, mientras que los gays caminaban “más finito”. Los hombres, según
este mismo participante, hablan “más durito” mientras que los gays tutean y
emiten una suave entonación. Adicionalmente, los participantes adviertieron
que el hombre no se pone pantalones descaderados, ni brassier, ni ropa íntima
femenina, ni mucho menos tacones. La equiparación de la homosexualidad y la
feminidad es evidente. Sin embargo, para éstos señores “existen dos tipos de

Género y sexualidad | 109 |


gays: los que se dejan ver naturalmente como son, es decir como mujeres; y los
que lo esconden”.
En resumen, del uso de imágenes de hombres excéntricos y de preguntas que
cuestionaran la actitud de los hombres frente a la homosexualidad, pudimos
deducir tres ideas centrales sobre la misma. En primer lugar, que se trata de una
enfermedad del comportamiento, con un origen desconocido. Por lo tanto la
mejor forma de tratar este “problema” es por medio de una intervención clínica
que pueda, hasta cierto punto, corregir esta conducta. En segunda instancia,
surgió la idea de la contaminación asociada a la homofobia: al ser una enferme-
dad, la homosexualidad puede ser contagiosa y por lo tanto hay que desecharla,
mantenerla al margen, ignorarla y, en el peor de los casos, combatirla por medio
de la violencia. La tercera y última conclusión sobre el tema tiene que ver con lo
que algunos autores han llamado el modelo expresivo: la “mariconada” se nota,
emerge del cuerpo en forma de atributos femeninos como la expresión de las
emociones, la delicadeza y el lenguaje corporal. En el caso de no encontrar nin-
guno de estos signos es porque se ocultan o reprimen.
Para finalizar, vale la pena recalcar que la aparición de comportamientos
femeninos en un hombre es síntoma inequívoco de descomposición social, de la
pérdida de valores tradicionales y del quebrantamiento de la estructura fami-
liar. En otras palabras, la homosexualidad, así como otros cambios en las rela-
ciones entre géneros, serían señales de degeneración.

Recapitulación
En los módulos sobre masculinidad e identidad, que nombramos al inicio de
este capítulo, trabajamos sobre los atributos que los participantes reconocieron
como característicos de la masculinidad, sobre los roles de género y sus cam-
bios. Aparecen como especialmente relevantes dos grandes ideas
interrelacionadas: los cambios en los roles de hombre y mujer y la degeneración
de la masculinidad.
En el primer taller, “nació varón”, se preguntó ¿qué es ser hombre? En la res-
puesta de los estudiantes de Chapinero se condensan muchas de las creencias
compartidas ampliamente. Para comenzar, estos estudiantes esbozaron la no-
ción del varón, perpetrador de violencia, macho y más aún, guache, mujeriego
y morboso: Según la sociedad: el macho [es] el malo, el que más golpee y maltrate, el
que mande. Carente de urbanidad y civismo, instruirse le interesa menos que el
deporte y las mujeres. Este prototipo de hombre es machista por naturaleza, le
gusta el fútbol, la cerveza y las reinas, mira a las viejas con morboseo [sic], le gustan
los carros, es mujeriego, no se deja de nadie, le gusta pelear; hay que tener en cuenta
que la sociedad está degenerada. Al fin de cuentas, estos jóvenes consideran que
este tipo de machos son signo de la degeneración de nuestra sociedad.

| 110 | Manes, mansitos y manazos


Para los grupos de Santafé, Candelaria y San Cristóbal (este último confor-
mado en su mayoría por adultos mayores) este tipo de hombre es calificado de
otra forma: su aspecto positivo es la fuerza ejercida en el trabajo, aquí el hombre
crea, produce y responde. En oposición, encontramos también un aspecto ne-
gativo: la violencia destructora que no es desconocida pero tampoco es un ras-
go determinante de la masculinidad. Para ellos el problema radica en la degene-
ración que es fruto del paso del campo a la ciudad. En ese tránsito el hombre ha
perdido dominio sobre la mujer y la prole, y se ha “propagado” la homosexuali-
dad. De la mujer, en cambio, hablaron de una degeneración causada por el aban-
dono del hogar y el hecho de no querer tener hijos. Es decir, continúa vigente la
imagen de la mujer procreadora y vigilante de la estructura del hogar, mientras
la mujer actual es vista como egoísta, individualista y desprendida de la función
reproductiva.
En general, vimos cómo la ciudad también contamina el ideal de la madre,
pues por un lado, la costosa vida hace que la mujer salga de la casa para aportar
económicamente al hogar, en detrimento de la crianza de los hijos. Al mismo
tiempo, esto amenaza el poder del hombre pues ella asume su rol de género. Así,
la sociedad se descompone cuando la mujer se libera de la carga de la prole y
comienza a competir con el hombre. No obstante, el fenómeno es interpretado
de manera positiva por uno de los hombres de Fontibón:

Las mujeres nos igualan cada vez más a los hombres. En los trabajos de ofici-
na nos están superando porque ellas son más responsables que nosotros. No se
dejan llevar por los amigos ni se ponen a tomar cerveza. Nos están superando
porque el hombre ha dado para eso. El gerente de una empresa a veces llega a
pasar el guayabo, una mujer no. La mujer estudia más que el hombre y pretende
superarse más que él.

En esta misma localidad se vio cómo en la generación de los padres de los


asistentes era impensable que un hombre colaborara con el oficio doméstico o
se metiera en la cocina. Los hombres señalaron que así como la mujer tuvo que
adaptarse a la nueva situación y asumir nuevos roles, también se espera que el
hombre asuma otros, tales como la crianza y educación de los hijos. No obstan-
te, estos cambios traen consigo la “pérdida del calor de hogar”, pues los hom-
bres no están hechos para criar y los hijos necesitan de los cuidados y del amor
de su madre. En una actitud contradictoria, valoran la posibilidad que tiene
ahora la mujer para acceder a ciertos ámbitos que antes le habían sido negados,
como el trabajo remunerado, sobre todo en actividades en las que se considera-
ba indispensable la presencia del varón puesto que requerían de fuerza física y
de cierta destreza. Pero, al mismo tiempo, ven con preocupación que la familia

Género y sexualidad | 111 |


nuclear se ha venido “desintegrando”, como lo manifestó uno de los jóvenes de
Barrios Unidos: el hombre se impone por la fuerza pero la fuerza ha venido perdiendo
el imperio. Se espera del hombre que se identifique sin temor al cambio y se adapte a él.
El anterior comentario parece apropiado para analizar una de las implica-
ciones de las transformaciones culturales en los roles y relaciones de género. Es
el miedo a la pérdida de poder: hoy en día se cede terreno frente a la mujer […] el
grupo social se disuelve, la familia ya no tiene el mismo grado de influencia, lo ocupan
los grupos sociales.
Así, el cambio parece traer descomposición social. Y no es el único significado
que adquiere la palabra degeneración: los jóvenes de Usaquén, muchos de los
cuales son consumidores de marihuana, destacan el “vicio” como una de las prin-
cipales causas de “degeneración”. Las drogas, al igual que los cambios en los roles
de género, entorpecen la capacidad del hombre para responder por su familia. El
hombre es el responsable de la alimentación de la familia. Lo anterior se garantiza
evitando consumir “vicio”, marihuana o bazuco, pues esta práctica lleva a las
personas a la perdición: se puede decir que hoy en día los vicios son causa de que uno
no responda en los gastos de la casa. Es decir, que el hombre no tiene que dejarse llevar
por los vicios. En el taller sobre nuevas formas de masculinidad algunos mucha-
chos de IDIPRON plasmaron en sus dibujos las circunstancias sociales que obstacu-
lizan su realización como hombres, siendo el consumo de “vicio” una de las más
citadas, tal como se aprecia en el dibujo de la Figura 37. Después de la hierba me
voy a trabajar. Allí se representa la vida de un hombre en tres escenas: 1. El sujeto
aparece fuera de su casa fumando un cigarrillo de marihuana y dice después de la

Figura 37. Después de la hierba me voy a trabajar.

| 112 | Manes, mansitos y manazos


hierba me voy a trabajar, 2. El hombre está trabajando en un cultivo, fumando un
cigarrillo de marihuana y dice “después de la hierba me voy a almorzar”, 3. Final-
mente, el protagonista aparece en la antigua Calle del Cartucho fumando solita-
rio un cigarrillo de marihuana.
Hasta aquí hemos visto que los participantes destacan dos causas de la dege-
neración de los varones. La primera, el cambio en las relaciones de género y la
segunda, el vicio y la vagancia, ambas asociadas a la pérdida del poder masculi-
no y a dejar de cumplir la función proveedora. Aparece, además, una tercera
causa de degeneración, como lo vimos en este capítulo, y es la feminización del
macho, la pérdida de valores esenciales que distinguen a hombres de mujeres, lo
que acaba con la célula fundamental de la sociedad, la familia.
En conclusión, la feminidad es algo que el hombre no tiene, que debe buscar
encarnada en otro ser, en otro cuerpo, pues es signo de perversidad encontrar
en el macho algún rasgo femenino. De esta manera, observamos cómo la idea
de la complementariedad se convierte en el primer elemento clave para cons-
truir masculinidad. Es un deber ser, un imperativo que se plasma en la crianza y
la educación. Pero al mismo tiempo es evidente, tanto en los grupos de adultos
como en los de jóvenes, que existen diferencias generacionales y sociales que
determinan cambios en los modelos de género.
Finalmente, vale la pena resaltar que al emplear los talleres como un espacio
de conversación, especialmente entre jóvenes –los talleristas y los participan-
tes–, las charlas pudieron darse sin mayores inhibiciones. Esto es importante en
términos metodológicos, pues ratifica que la empatía es posible porque los mis-
mos talleristas acompañan todo el proceso y éste se constituye así en un espacio
de homosocialidad y de relaciones menos verticales que las generadas entre
maestro y alumno.

Género y sexualidad | 113 |


Capítulo IV
Corresponsabilidad y derechos
Los derechos y el Estado
En este trabajo partimos de la noción de que los derechos son creaciones
humanas para el buen trato. Los códigos de convivencia se pueden equiparar
actualmente a normas de civilidad. Adoptamos la perspectiva de que los de-
rechos son bienes amparados por el Estado, cuya apropiación los define inme-
diatamente como una propiedad intrínseca de cada ciudadano. Esto significa
que cada cual tiene la responsabilidad de cuidarlos y hacerlos respetar y se
afianzan en la noción de autonomía. Así, gracias a la idea de que los derechos
son bienes tutelados por el Estado, éstos son susceptibles de ser entendidos,
afianzados y aprehendidos por la ciudadanía. Por consiguiente, los talleres se
forjaron sobre la idea de que el contenido normativo no es propiedad exclusi-
va de los operadores jurídicos. En vez de esto, mostramos cómo es posible
incidir en la construcción social por medio de la motivación para así generar
cambios en la sociedad.
Los talleres realizados se encaminaron a mostrar a los participantes el senti-
do de la autonomía y cómo la libertad implica no abusar del otro y que debe
existir un respeto mutuo en la pareja. Cada taller estuvo acompañado también
de información básica pertinente sobre derechos humanos y derechos sexuales
y reproductivos y sobre los sitios de la ciudad donde se ofrece orientación y
apoyo en este tema (véase Anexo 4). Los talleres en los cuales se trabajó esta
temática fueron el cuarto, En una mano el rejo…: resolución de conflictos, cuya
actividad principal fue la elaboración de las reglas para un juego de pelota. El
sexto, La ley del monte: masculinidades y derechos humanos.”, que tuvo como eje la
puesta en escena y posterior discusión del juicio sobre un crimen pasional. El
séptimo taller, Muy delicioso: derechos sexuales y reproductivos y salud sexual y
reproductiva, cuestionó a los participantes sobre el control de la sexualidad y la
planificación familiar y la salud. En el último, Juntos, caminemos juntos: encuen-
tro entre hombres y mujeres, ellos compartieron las experiencias de los talleres
anteriores con sus compañeras o con quienes escogieron para acompañarlos.
A lo largo de estos talleres se procuró que los hombres realizaran un ejerci-
cio primordial de autonomía y de conocimiento de sí mismos a través del re-
cuento de su experiencia vital. El punto crucial fue el de liberarse de la idea de
que la ley es como un agente externo que pone constante freno a lo que se dice
o hace. Trabajamos para que las personas se afianzaran como individuos que
tienen claros sus límites. En palabras de los asistentes de la localidad de Cande-
laria, se trata de trabajar con autonomía, que es “ser dueño de sí”, “tener domi-
nio propio”.
Los talleres también buscaron desligar el contrato matrimonial de un dere-
cho implícito de posesión, puesto que la libertad sexual se entendía a menudo,
no sólo como el albedrío en la consecución de la pareja, sino como la obligación
de la mujer de satisfacer el placer masculino, como lo veremos más adelante.

Sexo, libertad e intimidad


En el séptimo taller “Muy delicioso: derechos sexuales y reproductivos y salud
sexual y reproductiva”, ligamos los derechos sexuales y reproductivos a las nocio-
nes de derecho que tenían los hombres. Para lograrlo se hicieron las siguientes
preguntas para responderlas en grupo: ¿El hombre no puede controlar su deseo
sexual y la mujer sí? ¿Mi pareja debería aceptar tener relaciones sexuales siem-
pre que yo desee? ¿A quién corresponde la responsabilidad por la planificación
familiar, al hombre o a la mujer? ¿A quién le corresponde el cuidado de los
hijos? ¿Qué haría si se enterara de que su hijo o hija tiene prácticas homosexua-
les? ¿Qué es la violencia sexual para usted?
El derecho más evidente para muchos es el derecho a la libertad, que es en-
tendido como el derecho para escoger una pareja y no dejarse dominar por ella.
La mayoría de los jóvenes participantes, tal como lo manifestaron en la locali-
dad de Usaquén, aduce que

[Es importante el] derecho a la libertad de pensamiento en el sexo. ¿Cómo?


Un ejemplo, un hombre le propone tener relaciones sexuales a su mujer pero se
lo propone con exigencias sin saber qué piensa su mujer de tener sexo o no con
él, se ven casos en los que ella dice lo que piensa a su esposo pero hay otros
casos en los que lo que piensa la mujer no tiene importancia y ella no hace valer
sus derechos ¿cómo hacer valer ese derecho? Hablando con el esposo clara-
mente de lo que piensa.

No obstante, la manifestación sobre el derecho de la mujer sobre su sexualidad


se entiende en muchísimos casos, tanto por jóvenes como por adultos, como que

| 116 | Manes, mansitos y manazos


el deseo sexual masculino es irrefrenable, a veces sin importar las consecuencias
de un embarazo o de una enfermedad. Además, varios de los jóvenes tienen claro
que pueden evadir sus responsabilidades paternas, pero saben que eso es “mal
visto”. Para los jóvenes entre 14 y 18 años, muchos sin experiencia sexual, era una
obligación por parte de la muchacha no dejarlos “iniciados”, que fue la expresión
empleada por el grupo de Kennedy. Esto se argumentaba a partir del pensamiento
común según el cual los hombres no pueden controlar su deseo sexual, pues se
considera que éste es un instinto básico, necesario e irreprimible:

el hombre no se puede controlar y casi siempre es la mujer la q’ controla su


instinto sexual; pero con el licor se pierde el control y...; en muchas ocasiones
las mujeres sí saben controlar su deseo sexual o sea son mas reservadas, el hom-
bre entre más personas se enteren es más hombre.

Nosotros esperábamos que los participantes mayores respondieran que los


impulsos masculinos pueden ser controlados a través de la razón, tal como se
expresó en la localidad de Los Mártires: sí, el hombre se puede controlar al igual
que la mujer haciendo uso de la racionalidad y de las normas pactadas, y como se
argumentó en San Cristóbal: sí, [los hombres pueden controlarse] porque es una
cuestión muy de la mente, no creemos que llegue a un instinto. Creemos que la
mujer es posible se abstenga un poco más que el hombre. Sin embargo, a lo largo
de los conversatorios se evidenció que cada vez que se hablaba de las relacio-
nes sexuales, se mencionaba el instinto y la “arrechera”: ante un cuerpo feme-
nino no hay forma de resistirse. Los jóvenes de Chapinero expresaron esta idea

Figura 38. Sexo.

Corresponsabilidad y derechos | 117 |


por medio del colaje de una pareja donde la mujer representa el sexo y el hom-
bre la fuerza de la ley.
El tema del autocontrol no se vincula solamente con esa sensación casi “ins-
tintiva” de satisfacer el deseo sexual. Se trata también del uso de la violencia,
que la conciben como inherente a la virilidad e igualmente instintiva. Así, tan-
to sobre el deseo sexual como sobre la violencia, ellos saben que debe ejercerse
un autocontrol, pese a que los conciben como rasgos consustanciales al macho
humano. Aunque también existe la creencia de que hay circunstancias en las
cuales estas “represiones” salen a flote; la mencionada con más frecuencia es la
del consumo de alcohol. Si bien el “trago” cumple una función social en cuanto
es el medio predilecto para acompañar las conversaciones y las tertulias entre
los varones, también se constituye en una excusa para el “descontrol”. El alco-
hol hace perder la razón, tener sexo sin responsabilidad, y disculpa de cometer
actos violentos. Esto es apreciable en una historieta elaborada por los jóvenes
de Chapinero. En la historieta la primera viñeta muestra una familia feliz, to-
mados todos de la mano; en la siguiente, el reloj señala las tres de la mañana,
cuando el señor llega borracho a agredir a su esposa.
Cuando en el octavo módulo se abordó el tema de la libertad, se discutió con
los asistentes que la libertad sexual es una libertad responsable, donde el cuida-
do propio es de suma importancia, sobre todo en la prevención de enfermeda-
des venéreas y el VIH. Los jóvenes dijeron que no es [cosa] de controlar sino de
responsabilidad pues sino [sic] tiene protección es mejor prevenir que curar. Los adul-
tos piensan de forma parecida con respecto al cuidado de sí, pero de inmediato
aclaran que por la desinformación y la falta de educación adecuada las personas

Figura 39. “No me pegue, ¡abusivo!”.

| 118 | Manes, mansitos y manazos


se enferman: por falta de información y educación es que vemos niñas menores de
edad con varios hijos y jóvenes con enfermedades de transmisión sexual.
De manera consistente con lo anterior, en los talleres encontramos que los
participantes conocen de toda una serie de estrategias para no infectarse, como
lo describieron en un ejercicio realizado en Barrios Unidos: es mejor dialogar y
protegerse, utilizar el condón y practicar el examen de VIH, no frecuentar lugares
lujuriosos y evitar la ninfomanía, aunque el que quiere vivir mucho más tiempo sin
hijos regados, practica el derecho a la libertad y seguridad. Además, se anotó que:
toda persona debe tener al alcance la más amplia información y servicios adecuados
para regular la fecundidad, incluida la anticoncepción de emergencia.
Los jóvenes de Usaquén hablaron acerca del derecho a la información y a la
educación como obligaciones del Estado:

todo ser humano tiene derecho a ser informado de cualquier acontecimien-


to sucedido para hazi [sic] estar prevenido de las enfermedades y acontecimien-
tos en todo lugar. También tenemos derechos a tener educación haci [sic] no
tengamos plata o dinero para haci [sic] no estar aprendiendo mañas las cuales
sean contra la sociedad. Estos derechos se pueden violar cuando la educación
se privatiza y la información se oculta.

En el sexto módulo, al conversar sobre derechos sexuales y reproductivos,


emergió lo que muchos de los participantes consideraron como un derecho esen-
cial, el de cada uno a la intimidad. Es la necesidad del individuo de tener secre-
tos, de desnudarse a solas:

la pribacidad [sic] la necesitamos para nuestro propio bienestar para nuestra salud
y nuestra personalidad porque o sino todo el mundo conocería nuestro cuerpo y nuestra
forma de actuar en nuestro cuerpo. Si no hubiera privacidad todo el mundo andaría
desnudo y se enterarían como uno es y las cosas no son así.

Tal opinión surgió con los participantes de IDIPRON, en Usaquén, donde los
muchachos están constantemente controlados por sus padres y otros adultos, pero
parece bastante más extendida y contrasta con una sensación de pérdida de inti-
midad durante el matrimonio. Hasta dónde llega ese derecho, es un tema de deba-
te para estos jóvenes; por ejemplo, discutieron un caso ya mencionado en el Capí-
tulo 2, en el cual el esposo esculca la cartera de su pareja, lo que fue motivo de
gran discusión en la familia. Todos los jóvenes consideraron que se había cometi-
do un abuso; sin embargo el marido se justificó diciendo que estaban casados.
En resumen, puede decirse que existe un relativo conocimiento de los parti-
cipantes en torno a los derechos sexuales y que los talleres afianzaron su apre-

Corresponsabilidad y derechos | 119 |


hensión y manejo. Pero el tema está fuertemente atravesado por la apreciación
cultural sobre las diferencias de género. Aún se concibe al varón con menor
autocontrol que la mujer y proclive por naturaleza a tener sexo; esto se poten-
ciaría en condiciones tales como el consumo de alcohol, puesto que produciría
tal entorpecimiento que cesarían las responsabilidades. Esta apreciación dife-
rencial de derechos y deberes frente a la sexualidad, a su vez, se sostiene sobre la
vieja dicotomía entre la seductora y la madre.

Derechos y sexualidad
El discurso de la mayoría de los participantes concuerda en que las relaciones
sexuales sólo se pueden dar con consentimiento mutuo. El último taller Juntos...
caminemos juntos: encuentro contó con la presencia de varias mujeres en casi todas
las localidades. Los participantes se reunieron en grupos mixtos de cinco o seis
personas para responder a las preguntas que fueron formuladas desde el séptimo
taller; respuestas que fueron compartidas luego en plenaria. Cuando les pregun-
tamos si la pareja debería tener relaciones siempre que el hombre lo deseara, las
expresiones más comunes en todas las localidades fueron, como la del Rafael Uribe
Uribe: para tener relaciones debemos estar de acuerdo, juntos, para sentirse bien; todo
depende de las dos partes, y si ella no quiere no se le va a forzar o se tomaría como una
violación. Casi todos los grupos están de acuerdo con no usar la fuerza y saben que
esta acción está penalizada por la sociedad como estupro. Las carteleras elabora-
das en la localidad de Usaquén por los jóvenes de IDIPRON, ilustran un caso de
violación (Figura 16) y cómo la atacada procede a la denuncia en la comisaría de
familia. El recuadro siguiente narra la violencia sexual llevada al extremo: el ase-
sinato de la víctima por parte de los abusadores.
En general, la planificación del embarazo es vista también como una respon-
sabilidad mutua. Algunos de los participantes, sobre todo los jóvenes, admitie-
ron que esta responsabilidad es de fácil evasión pues la certeza de la paternidad

Figura 40. “Por violarla la mató”.

| 120 | Manes, mansitos y manazos


del hijo puede ser difícil de determinar, pero en todo caso la mayoría respondió
que se harían cargo de un vástago. Sin embargo, aun creyendo en la mutua
responsabilidad, fue claro que piensan que la mayor responsabilidad es de la
mujer, pues es ella quien lleva el embarazo y asume la crianza: la responsabilidad
de una buena planificación familiar es de la mujer porque es la que lleva el cuidado.
En la localidad de Los Mártires dijeron, por ejemplo, que [la responsable es]
principalmente la mujer porque la mujer es la que utiliza su cuerpo, su integridad física
para concebir el embarazo durante nueve meses. La mujer se ve como el recipiente
de gestación, quien debe ser cuidada por su hombre, siendo éste su rol ideal.
Así, aunque se dice que la planificación es un problema de ambos, en las pocas
localidades donde se indagó por los métodos anticonceptivos que ellos usaban,
el silencio fue lo preponderante. Nos queda, entonces, la duda sobre el uso real
de métodos de planificación, e incluso sobre sus conocimientos de éstos.
Uno de los temas más polémicos durante los conversatorios fue el del abor-
to, que fue discutido en el sexto taller La ley del monte: masculinidades y derechos
humanos. Para ellos esto es, básicamente, un pecado:

el aborto impide que se cumpla el derecho a la vida porque hay parejas que no se
ponen de acuerdo para que haci [sic] se cumpla este derecho. La vida es lo único que
tenemos y por lo cual tenemos que luchar para darle vida a la vida.

La idea de que el hijo encarna un sacrificio y la imposibilidad moral de co-


meter aborto están fuertemente enraizados en estos hombres: el aborto es un
homicidio. Todos concuerdan en que el niño no tiene la culpa de que la mamá haya
estado de patiabierta y el papá de lámpara [exitado], para usar la expresión de los
jóvenes de Engativá. La vida que viene hay que respetarla a como dé lugar. Sa-
bemos que la connotación pecaminosa del aborto sigue la tradición católica
afianzada en las declaraciones papales y ratificada en los discursos de los nue-
vos cultos cristianos.
La iglesia católica, además, se piensa como parte del elenco del poder, y es
asociada con el poder militar, como lo dejaron ver los jóvenes de esta misma
localidad.
Para varios hombres, como se apreció en el Rafael Uribe Uribe, la idea de la
planificación perfecta lleva a la familia perfecta, pues hay estabilidad económi-
ca y buen orden social; los hijos planeados son hijos felices y bien educados, y
serán buenas personas dentro de la sociedad. Como dijeron en Los Mártires, los
derechos sexuales y reproductivos son otorgados por la naturaleza y practicados
razonablemente y con madurez, nos representan armonía conyugal […] el derecho a
reproducirnos se da al dialogar y deliberar con la pareja, dejando que en últimas tome
la decisión irrevocable la mujer.

Corresponsabilidad y derechos | 121 |


Figura 41. El Papa dirige la tropa.

Estos imaginarios se mueven entre, por un lado, plantear la sexualidad como


una función puramente reproductiva y los hijos como un regalo divino, y el
sexo por placer. Pero implican la idea de que el sexo por mero placer es “lujuria”
y que se debe evitar el “asesinato” de un “hijo de la lujuria”. Esto sin duda deja
entrever que todavía tiene fuerza la asociación entre sexo, placer, pecado y cas-
tigo. Y el hijo del pecado es su castigo. Esto significa que si bien los participantes
están familiarizados con los discursos sobre planificación, derechos reproductivos
y su relación con los derechos individuales, su apropiación en la vida cotidiana
se encuentra mediada y es tamizada a través de una concepción moral sobre el
sexo, que es asociado a lo deseable pero también a lo pecaminoso y punible.

Homosexualidad
La homosexualidad fue otro de los temas controversiales durante las sesio-
nes en que se abordó. Aquí constatamos que, como en otros temas sobre la
sexualidad, existe una tensión entre el derecho como un patrón ideal, reconoci-
do, pero que entra en oposición con convicciones de orden cultural sobre la
identidad de género y sus marcadores.

| 122 | Manes, mansitos y manazos


Como se dijo en el capítulo anterior, en primer lugar existe un rechazo genera-
lizado frente a las personas homosexuales, además, se los identifica el “marica” y
con el afeminado. La población más homófoba es la juvenil, quien es la más re-
nuente a interpretar papeles femeninos en las puestas en escena sugeridas en al-
gunos talleres y, sobre todo, se rehusaron a usar atuendos de mujer, como sucedió
durante la quinta sesión ... y en la otra el pan: opciones de relación intrafamiliar en
Kennedy. Cualquier amistad homosexual es intolerable dentro de su cultura po-
pular: los “maricas” son siempre inferiores, carecen de algo, su condición es pato-
lógica y hasta infecciosa, como se declaró en Tunjuelito. Y aunque se esperaba
una tolerancia mayor entre la población adulta, no fue así. Esto se refuerza en la
imagen que dan los medios del homosexual, asumido como la “loca” o el travesti,
hombre cuyo deseo último en la vida es transformarse en mujer y que lleva una
mujer en su interior. El grupo de los asistentes más jóvenes de Barrios Unidos
escribieron que [cuando] los estilistas […] son observados como hombres dialogando
en una forma muy amistosa, observando que alguno de esos personajes es estilista, lleva-
mos nuestro pensamientos discriminatorios a creer que son homosexuales. Es bien inte-
resante que tal afirmación se diera en el sexto taller, luego de que ellos escogieran
como derecho fundamental la no discriminación. Así, el homosexual es objeto de
burla y de desprecio por parte de los machos, aunque ellos son conocedores de
que esto atenta contra el derecho a la no discriminación.
A pesar del rechazo general, al preguntarles acerca de cuál sería su reacción
al descubrir que su hijo era homosexual, en la séptima sesión, la gran mayoría,
tanto jóvenes como adultos, afirmó que lo apoyaría, respetaría y admitiría. Se
trataría, dijeron, de un fenómeno de la naturaleza, una deformación congénita
inevitable, que de alguna forma escapa al albedrío de quien lo padece. Entre los
adultos del Rafael Uribe Uribe, algunos dijeron que [se debe] buscar ayuda pro-
fesional para poder orientarlos y apoyarlos; otros, como fue expresado en San Cris-
tóbal, que le pagarían al hijo la operación de cambio de sexo. Sin embargo,
muchos manifestaron que se sentirían incómodos ante cualquier demostración
de homosexualidad, y que ésta debería conservarse como una cuestión privada,
que no afecte a los demás. Respecto al caso del hijo hipotético, en Engativá se
dijo que lo seguiría tratando igual pero con cierto grado de desconfianza ya que puede
tener secretos ocultos.
Varios de los participantes se sorprendieron al saber que la homosexualidad
no estaba penalizada, aunque en sus escritos señalaron,

no discriminar a una persona de color sexo, estrato social, manera de pensar


o sentir, expresarse de cada persona sin imponerse, encontra [sic] de sus dere-
chos humanos tratandose [sic] de respetar los derechos civiles, politicos [sic]
actuando de una manera igual existiendo el orden en una sociedad nación.

Corresponsabilidad y derechos | 123 |


En las localidades donde se contó con la presencia de mujeres en el último
taller, ellas dijeron que no rechazaban a los homosexuales, siendo bastante más
liberales en comparación con los jóvenes.
En conclusión, sobre la homosexualidad se ve, una vez más, la tensión que
existe entre derechos que son reconocidos cuya retórica puede ser reproducida
por ellos, y creencias arraigadas con las cuales entran en conflicto.

El juego: la construcción de reglas comunes y el


ejercicio de la autoridad
Durante la cuarta sesión se realizó un juego de pelota. Para esto se dividió el
auditorio en dos grupos, y luego, por parejas enfrentadas o por pequeños equipos
rivales, cada uno intentaba hacer una anotación en la cancha contraria. Las úni-
cas reglas eran las de sólo mover el balón con la mano y no levantarlo del piso. El
juego implicaba mucho contacto físico y la utilización controlada de la fuerza. En
la medida en que fueron apareciendo vacíos, disparidades, ambigüedades, cuan-
do no se sabía qué hacer, los equipos fueron proponiendo reglas para poder conti-
nuar el juego fluidamente. Los talleristas esperaron a que los propios participan-
tes crearan reglas para evitar las agresiones del equipo contrario y se canalizara la
fuerza de manera no violenta. De esta forma, buscamos que el conflicto no fuera
interpretado como algo que debe ser evitado o suprimido a toda costa, sino más
bien como una situación que puede resultar beneficiosa haciendo uso de estrate-
gias pacíficas, acordes con el tipo de confrontación, de reglas locales y según las
subjetividades que resulten involucradas en él.
En Barrios Unidos no se dieron reglas nuevas pues desde un principio el
grupo adoptó normas del microfútbol y jugaron sin interrupciones. El grupo
discutió sobre la formulación de reglas y su necesidad para la convivencia. Ana-
lizaron la lógica de cada regla, su eficacia y las razones de algunos que las que-
brantaban aun cuando habían apoyado su formulación. Se concluyó que las
reglas sólo son útiles de manera específica y que no es posible establecer normas
de muy largo alcance porque la realidad cambia y en la posteridad ellas ya no
serían funcionales. Alguno de los señores habló sobre la corrupción política y
económica que quebranta las leyes en función del lucro o la satisfacción perso-
nal, anteponiendo los intereses propios a los colectivos.
En Chapinero, por el contrario, el juego fue interrumpido en función de la
creación de nuevas reglas: establecer penalti cuando haya una falta; nombrar
un capitán por equipo, quien negociaría las reglas con el capitán del equipo
contrario; la falta se cobraría lanzando el balón hacia arriba hasta que se queda-
ra quieto; líneas de salida de los jugadores en los extremos de la cancha; el balón
no se podía levantar; sólo jugarían dos personas por equipo; el saque de esquina
sería como en fútbol; si ambos tocaban el balón con el pie, el juego se iniciaría

| 124 | Manes, mansitos y manazos


de nuevo en el centro de la cancha; pase obligatorio en el tiro libre; penalti
cuando hubiera falta en la “bomba”; el jugador que tocara el balón con el pie
debía ser cambiado; no retener el balón con la mano; el balón no se podía le-
vantar más arriba de la cintura, saque lateral, en fin, fue el ejercicio de construir
un número amplio y minucioso de reglas.
Al terminar el juego, se preguntó en todas las localidades: ¿cómo transcu-
rrió el juego en los primeros minutos? ¿Qué sucedió al final? ¿Qué hubiera suce-
dido si no existiesen reglas? ¿Les pareció que las reglas propuestas fueron justas?
En general, el debate giró alrededor de las experiencias del juego y se lamenta-
ron de que al inicio tuvieron demasiadas pausas hasta ponerse de acuerdo en las
reglas. Sin embargo, al mismo tiempo, vieron la ventaja de definir las reglas
pues así el juego fluyó de corrido. Destacaron que, aunque se crearon reglas, en
algunos momentos hubo espacios de ambigüedad para aplicar sanciones, mo-
mentos en los cuales una falta no era muy clara.
Se comentó que no todos los jugadores establecían las reglas, sólo algunos
las formulaban: por ejemplo, entre los estudiantes de Chapinero fueron los ca-
pitanes quienes intercedian por el equipo. De este modo, anotaron que de igual
forma ocurre en la vida real, puesto que algunas personas crean las leyes y otras
las hacen cumplir y no siempre lo hacen para proteger a la gente. Expresaron
que el Estado, al tener el monopolio de la fuerza, está en capacidad de reprimir

Figura 42. Se lo llevó la policía.

Corresponsabilidad y derechos | 125 |


y encauzar el uso indebido de la fuerza. La policía tiene así la función de resol-
ver o interceder en los conflictos mediante la coerción. Esto fue representado
en una de las caricaturas de Chapinero.
No obstante, los estudiantes comenzaron a narrar experiencias y apreciaciones
de lo que es para ellos la ley, la justicia y quienes las aplican. Principalmente se
mostraron inconformes frente al abuso de poder de figuras de autoridad como la
policía y “los chúcaros” (auxiliares de policía). También mencionaron a algunos
profesores cuando les quitan derechos (al descanso o al uso de un espacio) a los
alumnos. Otras figuras de autoridad que se representaron con una acentuada ironía
y ambivalencia fueron los dirigentes militares y políticos, tal como en la Figura 12
del capítulo II. Allí aparecen Simón Bolívar, Álvaro Uribe, Hugo Chavez y el “Mono
Jojoy” cobijados por un “¡Por fin!” e interrogados con “¿Un buen soldado?”.

Masculinidades y derechos humanos:


el derecho a la vida
En el sexto taller, “La ley del monte: masculinidades y derechos humanos.”, se
utilizó la escenificación de un juicio para mostrar cómo opera la ley frente a los
principios del derecho a la vida, la dignidad, el respeto y la equidad. El caso
seleccionado nos permitió mostrar cómo entran en juego las categorías de gé-
nero en la aplicación de la ley y también poner de presente dilemas en su aplica-
ción.
Para el trabajo del taller se utilizó el artículo “Lo maté porque quería abusar
de mí”, publicado en El Tiempo el 30 de enero de 2005. En el juicio que debía ser
escenificado, se contó el caso de Edilsa Margarita, acusada de dar muerte a su
padrastro asestándole ocho puñaladas. Ella dijo que lo hizo porque se defendía
de su acoso sexual; su hijo de brazos había presenciado el crimen desde la cuna.
Para la puesta en escena se dividió el grupo en dos bandos, quienes actuaron
como defensores y aquellos acusadores o fiscales. En algunos casos los partici-
pantes fueron jueces, y en otros los talleristas desempeñaron esta labor. La gran
mayoría de los asistentes a los conversatorios, tanto jóvenes como mayores, di-
jeron que la vida es un derecho de cada persona y por lo tanto nunca hay una
razón válida para matar a otro. Pero este juicio mostró cómo, para defender la
dignidad o la vida propia, a veces se llega hasta el homicidio; también, cómo
influyen el ser hombre o mujer en la manera en que se argumenta la aplicación
de la ley. En algunas localidades como Ciudad Bolívar y Tunjuelito, todos los
participantes se mostraron a favor de la acusada, lo que complicó el desarrollo
de estos talleres, pues nadie estaba dispuesto a culparla, y toda la responsabili-
dad recaía sobre el padrastro. En estas localidades, incluso, los muchachos que
escenificaron a los fiscales buscaron argumentos para defenderla y brindarle
libertad. Por lo contrario, en otras localidades como en Usme, la acusada tenía

| 126 | Manes, mansitos y manazos


que ser castigada sin apelación. Los participantes argumentaron que ella misma
debía declararse culpable. Fue común escuchar la expresión fue en medio de la
ira que la cegó, descargó su ira y las emociones son subjetivas y no se pueden medir.
Caracterizaron a la mujer como más emocional que el hombre y vieron que la
emoción es un atenuante del ataque violento.
En Los Mártires dijeron que en este país es menos grave el delito de homicidio si
se comete en estado de ira e intenso dolor. Para ellos, estos estados de debilidad
intelectual y espiritual son equiparables a la ebriedad. Todos los adultos estu-
vieron de acuerdo con que el homicidio se debe castigar, el muerto se paga con
cárcel, no importa el motivo.

Democracia familiar
Durante el último taller, Juntos, caminemos juntos: encuentro, se les pidió a los
jóvenes de Engativá que elaboraran una propuesta escrita sobre democracia
familiar, tomando en cuenta las necesidades de sus barrios. Anotaron que:

el jefe de la familia propone la decisión y los otros miembros de la familia


apoyan o niegan la decicion [sic]; tambien [sic] observamos que el jefe de la
familia propone y se tiene que cumplir por que el [sic] dice: observamos tambien
[sic] que el jefe de la familia propone una decicion [sic] y por votacion [sic] se
decidio haci [sic] no les guste a se niege.

También dijeron que,

hoy en dia [sic] las relaciones interpersonales entre los miembros de la familia
se siembra una gran problemática puesto que en la gran mayoria [sic] de hogares
se ve el maltrato fisico, situaciones económicas decadentes y esto conlleva [sic] a
una desencadenacion [sic] de problemas por no haber suficiente dinero para sub-
sistir. Tematica [sic] general: ya vemos que en algunos problemas interpersonales
sobresale mucho el no tener dinero por lo cual no tienen sustento estable esto
conlleva a situaciones embarazosas en las familias y muchas veces los hijos o las
esposas son los que tienen que pagar los platos rotos osea [sic] maltratos fisicos
[sic], vervales [sic] que en un niño pequeño conlleva a un maltrato psicológico y
este problema puede ser que nunca se olvide y cuando ese niño cresca [sic] y
tenga un problema parecido va a reaccionar igual como reacciono [sic] su padre
en un pasado que para el [sic] es difísil [sic] de olvidar.

La solución por la vía del diálogo es la ideal y es para muchos, la mejor forma de
resolver las diferencias. Por ejemplo, otro grupo de muchachos escribió que la mejor
solución de un problema doméstico, debe lograrse:

Corresponsabilidad y derechos | 127 |


[...] pensando en lo que uno cometió y encontrarle una solución; dialogan-
do con palabras decentes y de forma discreta; en primer lugar no se debe uno
dejar llevar por el calor de la situación por la cual se está pasando, se debe tener
serenidad, calma y pensar antes de actuar para saber qué opciones son más via-
bles y más adecuadas para así solucionar toda adbercidad [sic] o problema; los
primeros en estar interesados en solucionar los problemas son los hijos menores
con sus papás ya que dependen de ellos y además se sienten ofendidos con la
familia... fin.

En conclusión, el trabajo sobre derechos humanos, sexuales y reproductivos


permitió refrescar un conocimiento previo y complementarlo con información
sobre cómo y dónde acceder a servicios de atención en salud y justicia (véase
Anexo 4). Lo más importante fue llevar la conformación de reglas y normas a
los terrenos de la vida cotidiana por medio de un conjunto de dinámicas de
grupo. Allí relucieron las visiones ambivalentes y los conflictos con la autori-
dad en el hogar o fuera de él, así como la distancia entre la norma como ideal y
la norma como práctica; entre el discurso de los derechos y su puesta en acción.
También se vio la influencia del sistema cultural de referencia para debilitar o
contradecir principios como el de la equidad de género o las preferencias en la
identidad sexual. Un balance general permite afirmar que relacionar la expre-
sión directa de vivencias e interpretaciones con el sistema normativo, hace po-
sible que la norma sea aprendida mejor, como una propiedad intrínseca de cada
ciudadano, como lo planteamos al comienzo de este capítulo. Esto significa que
mediante la estrategia empleada, nos acercamos a que cada cual sienta la res-
ponsabilidad de cuidar y hacer respetar los derechos y se asienta la idea de que
el contenido normativo no es propiedad exclusiva de los operadores jurídicos.

| 128 | Manes, mansitos y manazos


Capítulo V
Conclusiones: la metodología de la experiencia
y su incidencia
Sobre la metodología de la experiencia
El propósito de este trabajo fue auspiciar cambios culturales en la familia a
partir de una metodología basada en la evocación de las experiencias sociales
de 436 hombres de veinte localidades de Bogotá, que participaron durante cua-
tro meses en un ciclo de ocho talleres.
Se trató de cuestionar y remover los sustentos socioculturales que hacen
posible el uso de la violencia en la familia a través de la evocación sistemática
de recuerdos, percepciones y juicios sobre lo correcto y lo incorrecto en las rela-
ciones entre hombres y mujeres. La reminiscencia de las experiencias de crianza
y de la conformación de la masculinidad, y el papel de la violencia en este pro-
ceso, fueron de gran utilidad para posibilitar la modificación de las orientacio-
nes culturales asociadas al uso de la violencia intrafamiliar. El resultado princi-
pal fue constatar que esta metodología sirve como una herramienta para
comprometer al individuo en su propia transformación y para que reflexione
antes de “levantarle la mano a la mujer”.
La secuencia pedagógica de los talleres involucró tres fases: evocación de la
experiencia o fase vivencial y de comunicación expresiva; crítica reflexiva y en-
cuentro y, finalmente, la analítica o de transformación social, que promovió la
capacidad de los participantes para expresar, argumentar y exponer sus ideas en el
debate conjunto. Se superó así la mera formulación de abstracciones para discutir
sobre los casos específicos de los participantes y encontrar en estos lo común y
particular de sus experiencias. La discusión sobre lo que sucede en sus hogares, con
sus madres y hermanas, creó un espacio de comunicación donde los hombres pu-
dieron contrastar opciones, moldear ciertas ideas, e incluso controvertir los mode-
los de masculinidad y feminidad planteados por los talleristas.
La metodología de la experiencia facilitó la expresión de las creencias, los
conocimientos, las prácticas y los significados emocionales de la construcción
de la identidad masculina. Al mismo tiempo hizo brotar las formas de vivirla y
su problemática ligazón con el uso de la violencia. A partir de la remembranza,
se controvirtieron ideas maniqueas del ser hombre, modelos tradicionales y al-
ternativos encarnados en la experiencia subjetiva. Los mismos participantes cons-
truyeron puntos de vista críticos sobre su realidad, sin que esto significara negar
sus comportamientos y valores.
Las herramientas de trabajo fueron tan flexibles como la misma experiencia
social de los participantes. El plan del taller, la bitácora que lo orientó, tuvo que
adaptarse a la ruta de cada conversatorio y a las particularidades de los partici-
pantes según su edad y escolaridad, entre otros.
Los conversatorios integraron metodologías lúdicas y participativas, posibi-
litando que las personas se sintieran cómodas y en confianza para relatar sus
experiencias íntimas en público. El juego de pelota facilitó la integración de
desconocidos de distintas edades y orígenes, pues allí encontraron un referente
común. La composición de colajes y carteleras y el dibujo de historietas, prove-
yó a los jóvenes de herramientas de expresión que permitieron plasmar jergas y
elaborar conceptos de alta complejidad. Las canciones, películas y láminas, sir-
vieron para contrastar estereotipos y modelos de género acudiendo a la sensibi-
lidad estética de “manes y mancitos”.
Consideramos pertinente advertir a quienes trabajen tanto en la prevención
como en la atención de la violencia en las relaciones familiares que tengan en
cuenta el lenguaje vernáculo; así se asegura interpelar rápidamente a los asis-
tentes, hacer los conceptos más comprensibles y dar mayor dinámica a las con-
versaciones.

Los conversatorios
Como se dijo, los conversatorios tuvieron como meta incidir en el proceso
de formación y cambio cultural de hombres de los sectores populares de Bogotá
sobre violencia intrafamiliar y sexual. No es posible comprobar en el corto pla-
zo, y sin observación de la vida cotidiana futura, la magnitud o la profundidad
de los cambios resultantes de los conversatorios. No obstante, la manera cómo
se involucraron los participantes en los debates y en las dinámicas individuales
y de grupo, indica el fuerte impacto cognitivo y emocional que se logra con la
metodología empleada.
El trabajo sobre masculinidad y violencia intrafamiliar implicó adoptar un punto
de vista por parte de los talleristas. El emplear las experiencias de los participantes
para la reflexión y la autocrítica, los hizo ver su propia masculinidad cuestionada
y retada. Así, pese a que se trabajó para armonizar las relaciones entre los talleristas
y los participantes y para promover la empatía, no pueden ignorarse las relaciones
de poder que se presentan en dicha relación. Es el investigador quien a fin de

| 130 | Manes, mansitos y manazos


cuentas permite y dirige la conversación y la orienta según sus presupuestos y
expectativas. Por supuesto, la intención de los talleres fue nunca acallar las voces
de los hombres, por el contrario, fue estimular la introspección y la escucha para
promover el debate argumentativo. Pero quien realice la intervención debe tener
bien presente que habla desde una posición particular en la que no sólo toma
opciones intelectuales y morales frente al fenómeno que se trabaja, sino que, ade-
más, lo hace desde la jerarquía del conocimiento y las relaciones sociales. Es por
todo esto que se hace necesaria una revisión continua –semanal, en este caso– de
los presupuestos con los que se trabaja y de las relaciones que se establecen dentro
de los talleres. Se trató de evitar el paternalismo, tanto como la falsa igualdad
entre talleristas y participantes. Y en este reto, el instrumento principal fue el
mismo que orientó la pedagogía: la autorreflexión colectiva y periodica de la ex-
periencia de trabajo del equipo.
Los conversatorios tuvieron como participantes principales a jóvenes de
colegios distritales, pero también a hombres de edades y origenes dispares. Esto
nos obligó a adaptar los contenidos, actividades y técnicas empleadas en los
talleres para poder acercarnos a las distintas poblaciones. Puesto que la meto-
dología pone énfasis en la experiencia de los participantes, los conceptos de
género que buscábamos construir se basaron en sus vidas diarias, así, el contex-
to determinó en buena medida las respuestas.
Un aspecto que relativiza y en cierta medida dificultó encontrar algunas de
las prácticas cotidianas efectivas, fue que se enfatizó en que el objetivo del taller
era incentivar el respeto entre hombres y mujeres y reducir la violencia en el
interior de la familia. Por lo tanto, en muchos casos, los participantes fueron
cautelosos al proferir afirmaciones que pudiesen ir en contra de nuestras inten-
ciones. Pese a lo anterior, vimos que la forma en que los hombres ejercen su
masculinidad no se funda solamente en el machismo, la promiscuidad y la su-
misión femenina. Más bien encontramos un sistema complejo de referencia en
el que compiten y se contradicen modelos ideales, patrones normativos y prác-
ticas de orientación dispares. Por un lado, sorprende la continuidad de antiguos
referentes sobre feminidad y masculinidad, el uso de la violencia y el ejercicio
de la autoridad. Pero por el otro, también se encuentra un sentido y conoci-
miento significativos de los derechos y las responsabilidades individuales.
Por ejemplo, los participantes entienden un modelo de género basado en la
noción de responsabilidad. Tienen como ideales el respeto al trabajo de la mu-
jer, la responsabilidad en la procreación y el diálogo en la familia. Reconocen
también que las mujeres deben ser protegidas de la agresión sexual.
La discusión en los talleres llevó a que los hombres hicieran explícitos sus
valores, creencias y percepciones, los que muchas veces resultaron contradic-
torios: por ejemplo, hablaron del diálogo para solucionar los conflictos, pero

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 131 |


cuando recordaron la forma en que fueron criados, valoran los “correctivos”
mediante el uso de la fuerza. Así mismo, proclamaron los derechos de las muje-
res, pero dijerón que las mujeres con poder son peligrosas; entre ellos, aún sub-
siste la dicotomía de la madre recatada frente a la mujer fácil, desechable. En las
labores domésticas y en el cuidado de los hijos, ellas aún llevan el mayor peso,
aunque trabajen fuera de casa. En contraposición, el hombre verdadero es quien
sostiene la casa sobre sus hombros (Figura 29); y por supuesto, esto le da una
autoridad mayor en la familia.
En breve, los conversatorios cumplieron un doble cometido: el primero per-
mitió dejar aflorar, a través de sus propias vivencias, el sistema cultural de refe-
rencia propio de las personas en la vida doméstica. El segundo, fue provocar la
autorreflexión y la proposición de modelos alternativos de relaciones y concep-
ciones, encaminados a fortalecer la democracia en la familia. Sus resultados
podrán apreciarse en la acción futura; algunos indicadores nos permiten con-
fiar en dichos cambios.

Violencia, conflicto y vida social


La tensión que genera la falta de dinero es uno de los principales factores
que los participantes identifican como detonante del uso de la fuerza en la fami-
lia. Los cambios en los roles de género tradicionales producen un malestar aún
no resuelto. El desempleo masculino y la necesidad de que la mujer aporte a la
economía doméstica, socavan la imagen del hombre como proveedor de recur-
sos y de la madre como su administradora. Los participantes creen, por su expe-
riencia, que el consumo de alcohol y drogas potencia la violencia entre hom-
bres y contra la pareja y los hijos. Estas son consideradas sustancias que obnubilan
la mente hasta tal punto, que la persona no sabe lo que hace.
Para los hombres es inquietante desvincular autoridad de violencia. Desde
la crianza se les enseña a hacerse respetar por medio de los puños, a competir
con sus congéneres y a no perder, pues el que pierde es débil. Así, el hombre no
puede mostrar fragilidad ante sus hijos y su mujer: la ventaja del varón es obvia-
mente la fuerza física y no la palabra. Por lo tanto al hablarles de democracia
familiar surge un contrasentido: ¿cómo desplegar la autoridad sin pegar o dar
órdenes? ¿Si el hombre consulta todas sus decisiones, dónde queda su poder?
¿Cómo administrar un hogar sin jerarquías? En los talleres optamos por propo-
ner que no se trataba de acabar con la autoridad sino de buscar alternativas
pacíficas para resolver los problemas en el hogar.
En general, el conflicto fué visto como algo negativo que hay que evitar y
erradicar. La influencia de los talleristas llevó a muchos participantes a adoptar
la respuesta mecánica del diálogo como la herramienta infalible para la supera-
ción del conflicto. Sin embargo, antes de llegar a esta conclusión, los partici-

| 132 | Manes, mansitos y manazos


pantes admitieron que el castigo físico y violento sigue siendo un instrumento
tradicional para la educación en el interior de la familia. Es decir, aún se supone
que la formación de los jóvenes, para llegar a ser mejores hombres, más justos y
responsables, requiere del uso de la violencia.
La violencia sexual en el interior de la familia es rechazada. Esta animadver-
sión es menos frecuente en la relación de pareja, siempre y cuando no afecte a
los menores de edad o a los demás miembros de la familia. El abuso de las hijas,
las hermanas, las madres y, en general, de las mujeres del hogar, es intolerable
para los hombres.
Por todo esto, se concluye que es necesario fortalecer mucho más este núcleo
cultural alternativo sobre el uso de la persuasión en el ejercicio de la autoridad, a
través de una pedagogía que la reitere como un medio factible y deseable.

El MANdaMÁS: género y resignificación


de la masculinidad
Buena parte de la definición de la masculinidad se establece a partir de su
contrario, es decir, de lo que no es. También se define por la carencia de algo, de
modo que la masculinidad debe estar reafirmándose constantemente, y al mis-
mo tiempo necesita siempre de su complemento. En otras palabras, precisa de
lo que le falta y que tiene, la mujer. Se percibe en viejos y jóvenes la importancia
de la familia nuclear: el padre y la madre con sus hijos. También la necesidad
imperiosa de encontrar pareja y reproducirse, lo que no excluye la búsqueda de
placer, que la mujer debe satisfacer.
Se perciben diferencias generacionales en el cuidado de los hijos y las res-
ponsabilidades del hogar. Los mayores piensan que no se puede perder la auto-
ridad sobre los hijos, que con la salida de la mujer de la casa se degenera la
familia y que el trabajo femenino es más por necesidad económica que por un
interés de ellas. Sin embargo, tanto jóvenes como viejos concuerdan en que los
sitios más adecuados para la mujer son la cama y la cocina.
Se distinguen dos tipos de mujeres asociados a valores católicos y
judeocristianos, que incorporan antagonismos relacionados con el deber ser
de la mujer todavía hoy. La madre y la puta se contraponen y satisfacen dife-
rentes carencias del hombre, lo que las hace igualmente necesarias. Dentro
de la moral cristiana el deseo sexual tienen una carga negativa, por lo cual el
hombre necesita de espacios diferentes del hogar para su disfrute y expansión.
El hogar es sagrado, así que el sitio de placer debe estar por fuera de él, por lo
pecaminoso.
De acuerdo con la concepción anterior, existe una relación entre el género y
los grados de libertad: si bien la libertad se considera como derecho fundamental,
el uso de la libertad es selectivo. Al hombre se le estimula para que salga a trabajar

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 133 |


fuera de casa, sus juegos son en la calle, y al cumplir cierta edad recurre a espacios
de diversión como los billares, bares e incluso prostíbulos. En contraposición, es-
tos sitios son vetados para las mujeres so pena de ser vinculadas con la prostitu-
ción y la “mala vida”. El hombre tiene más libertad que las mujeres en cuanto
puede acceder a diferentes espacios públicos sin que su honra y buen nombre se
pongan en duda. Esto está estrechamente asociado con la libertad sexual, que se
mantiene como un bien del hombre, todavía es censurada duramente la mujer
“libertina”, como lo vimos en la reacción frente a la canción del capítulo III. Sería
interesante estudiar la relación entre esta forma de pensar y el ejercicio de la sexua-
lidad femenina, desde el punto de vista de ellas.
Uno de los límites de la libertad en el hombre es la vagancia y el vicio; mal
vistos por la comunidad como síntoma de degeneración. La libertad degenerada
también se puede relacionar con la homosexualidad y con la pérdida de los valo-
res y los roles tradicionales del hombre. Las tres causas de la degeneración de la
sociedad son la vagancia, la homosexualidad y el trabajo de las mujeres.
La responsabilidad se opone a la degeneración. La responsabilidad es el
atributo más importante del hombre, y tiene que ver con el poder, expresado
en diferentes ámbitos: el uso de la fuerza y de los golpes, tanto para medirse
con otros hombres como para proteger el honor de la mujer; la manutención
del hogar y la familia, según la división sexual del trabajo; y la virilidad y
potencia sexual, dado que el hombre ideal debe estar siempre listo para com-
placer a la mujer.
Sin embargo, cuando las familias han tenido que migrar del campo a la ciudad
y la condición económica de la urbe lo obliga, los hogares requieren el uso de la
mano de obra de todos sus integrantes. De modo que la principal responsabili-
dad, la función proveedora del hombre, se trastoca. Esta pérdida de poder tiene
dos consecuencias: inseguridad del hombre en su casa y, según ellos, malcrianza
de los hijos debido a la ausencia de la madre, que debe ser quien encamina y difun-
de los valores de la sociedad.
Una causa de degeneración es la vagancia y el vicio. Si el hombre está natu-
ralmente dotado para el trabajo, no laborar es un desperdicio de sus cualidades
innatas. Igualmente la vagancia es el empleo indebido de la libertad, y se consi-
dera que quien no trabaja es un irresponsable, que malgasta su tiempo con el
vicio. Las representaciones que tienen los adultos de los jóvenes los vinculan
con la excentricidad, los tatuajes y la droga. Por su parte, los jóvenes consumi-
dores aceptan la droga como algo cotidiano, y dijerón que el exceso de consumo
es un obstáculo para su desarrollo personal. Otro “vicio” es el trago y creen que
justifica las acciones violentas en la casa, pero también lo ven como un marca-
dor de masculinidad.

| 134 | Manes, mansitos y manazos


Otra causa de degeneración es la homosexualidad, es decir, ser lo que no se
es. Se produce igualmente por la excesiva libertad y, según ellos, por la falta de
rudeza en la crianza o por el excesivo cuidado de las mujeres. Es vista como una
enfermedad y como un comportamiento anormal que debe ser tratado
clínicamente o a golpes. A pesar de que se habló de tolerar estas conductas, son
vistas como altamente reprochables por su inmoralidad. No obstante, estas re-
presentaciones fueron trabajadas en los talleres de tal modo que las experien-
cias comparadas provocaran una reflexión que permitió una cierta crítica de
estas imágenes y puso en evidencia que hay varias masculinidades que perviven
simultáneamente. Asimismo, que los cambios en los roles como proveedores no
han hecho al hombre menos hombre y que la mujer que trabaja y provee no es
menos mujer.

Corresponsabilidad, derechos sexuales y


reproductivos y salud sexual
El derecho sexual que los participantes identificaron como el más fundamen-
tal es la libertad, entendida como la posibilidad de encontrar pareja sexual. Pode-
mos decir que es un derecho relacionado con el género, puesto que no es aplicable
de igual manera a las mujeres: las mujeres libres en su sexualidad son vistas como
libertinas, como ya se dijo. Asimismo, la libertad sexual permite al hombre tener
relaciones sexuales con cualquier mujer, ya que ella debe estar siempre accesible a
la penetración, como fue la opinión de la mayoría de los jóvenes. Los mayores
hablan más bien de un diálogo adulto antes de la relación; sin embargo, varios
concuerdan en que el alcohol es un catalizador de los instintos sexuales.
Otro de los derechos más mencionados, sobre todo por los jóvenes, es el dere-
cho a la intimidad y a gozar de su sexualidad sin recriminación por parte de los
adultos. Es decir, el derecho a tener una vida privada y libertad para disfrutarla.
La planificación familiar es vista como un asunto de discusión con la pareja
acerca de cuántos hijos pueden mantener y cuándo tenerlos. Los adultos ha-
blan más bien de la responsabilidad de la mujer por ser ella quien “padece” el
embarazo. Además, los hombres en general no utilizan métodos de planifica-
ción más allá de la abstinencia, aunque tienen conocimiento del condón y la
vasectomía. Se sigue, además, que los hijos que tiene la pareja son bendiciones
de Dios, y por tanto la opción del aborto como método de planificación familiar
es impensable, puesto que todos los hombres asumieron esto como un asesina-
to. Podemos concluir que existe un débil conocimiento sobre planificación y
cuidados sobre la salud reproductiva, por ejemplo, sobre riesgos y medidas para
prevenir enfermedades.
La homosexualidad, al igual que el aborto, fue un tema bastante polémico
en todas las localidades, y fue objeto de profundo rechazo, a veces incluso de

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 135 |


indignación. Paradójicamente, los muchachos y los adultos hablan constante-
mente de la tolerancia y de no discriminar a otros por sus diferencias de pensa-
miento o condición.
Esta ambigüedad fue además patente en el momento de juzgar a las perso-
nas, lo que hace pensar cómo el derecho está lejos de ser puesto en práctica. En
el caso del ejercicio en el cual se realizó la representación de un juicio sobre un
crimen pasional cometido por una mujer, fue evidente la disparidad entre cada
uno de los grupos y que la manera de valorar la sentencia estaba bastante me-
diada por las experiencias previas en sus hogares. Así, los jóvenes que tenían
padrastro se identificaban con la asesina y culpaban al hombre de acosador. Sin
embargo, la aseveración general fue buscar una condena ya que un muerto de-
bía ser castigado.
En el ejercicio del juego de pelota la construcción de reglas y sanciones fue
clara. Vimos además, diferencias entre las dinámicas de distintos grupos, en cuyos
extremos se encuentra Usaquén, donde la presencia de reglas fue mínima y donde
el juego fue fluidísimo cuando adoptaron un modelo ya conocido, el del microfútbol.
En contraste, en Chapinero la cantidad de reglas fue tan exagerada que entorpe-
cía y tornaba aburrida la actividad por las continuas suspenciones que debían
hacerse. En resumen, el juego fue un medio útil para que las personas apreciaran
la importancia de tener reglas comunes y las consecuencias de carecer de ellas o,
al contrario, de su proliferación.
La democracia familiar para la mayoría de los participantes se asimila a la
armonía en el hogar, es decir, a la ausencia de discusiones y de disensos. También
al arreglo de los problemas por la vía del diálogo. Algunos comentaron que el
diálogo podría derivar en falta de autoridad en la casa, puesto que todas las órde-
nes del hombre podían ser puestas en tela de juicio por sus hijos y que esto no era
tolerable. Piensan que la autoridad puede ser menoscabada por exceso de diálogo,
lo que a veces es asimilado como “alcahuetería”. Es decir, no perciben con clari-
dad la diferencia entre el ejercicio de la autoridad que por medio de la persuasión
define límites claros y educa, pues la asumen como ausencia de normas. Esto su-
giere la necesidad de trabajar con mayor detenimiento en las formas prácticas de
ejercicio de la autoridad y establecer la diferencia entre autoridad y coacción.
También muestra que aún no es clara la relación entre el ejercicio de derechos
individuales y de grupo y el de formas de autoridad en la familia y en la sociedad.

Recapitulación: aMANecerá y veremos


El análisis de cada localidad ofrece pistas específicas que sirven para cons-
truir instrumentos de intervención más efectivos que ayuden a reducir la vio-
lencia intrafamiliar.

| 136 | Manes, mansitos y manazos


Usaquén
La población de Usaquén era en su totalidad juvenil. Ellos se sienten repri-
midos por la autoridad en el hogar, que muchas veces es detentada por la madre
u otro familiar. La noción de conflicto familiar se relaciona con el vicio y la falta
de dinero que garantice una buena vida. Hombres y mujeres se ven obligados a
aportar económicamente al sostenimiento doméstico, de modo que el hombre
deja de ser el único proveedor de la casa.
Sus conflictos familiares se deben sobre todo al consumo de marihuana, que
utilizan para “escapar de la realidad”, pero por eso mismo son señalados como
personas indeseables para la sociedad. En su contexto social las experiencias de
violencia son frecuentes y sienten la necesidad de usar la fuerza para legitimar
su posición, defender su honor y demostrar su hombría. Por otra parte, muchos
jóvenes dijeron que los problemas en la casa son causados por el padrastro, usual-
mente violento con la madre y los hermanos.
La imagen del hombre ideal más recurrente entre estos jóvenes fue la de una
persona que trabaja duro para sostener la economía familiar, controla las deci-
siones en el hogar, da buen ejemplo a su pareja, hijos y otros familiares y, por
último, defiende el honor de la familia. Ellos desean un futuro mejor para sus
hijos para que no tengan que vivir lo que ellos “sufrieron”.
Por último, el uso de la fuerza en el interior de la familia fue justificado por
los muchachos de esta localidad para la buena crianza, pues consideran que así
les inculcaron valores y virtudes. Esta idea se resume en una de sus frases: “se
castiga con amor”.

Barrios Unidos – Teusaquillo


En general, la hombría se les inculcó a estos jóvenes a través de los padres.
Ellos fueron quienes dieron la pauta de lo que debía ser un hombre ideal. En algu-
nos casos, encontramos que los padres los educaron de un modo violento, con el
castigo y exigiéndoles que fueran fuertes. Justificaron el castigo violento en su
propia crianza, aunque en la actualidad ellos mismos desean que con sus hijos sea
diferente.
En el tema de aprender a ser hombres, en especial respecto al atributo de la
fuerza, los hermanos varones jugaron un papel importante. Entre ellos se daba
una competencia por quien era el más fuerte o tenía más dinero. Las hermanas,
por el contrario, eran reprendidas cuando manifestaban signos de fuerza o vio-
lencia, pues es un atributo que sus padres juzgaban como propio de los hombres.
Aportar económicamente a la familia es uno de los signos que se manifestó
como atributo masculino entre los asistentes. Devengar un salario muestra res-
ponsabilidad, lo que es señalado con insistencia por lo padres como necesario
para cuando el joven decida establecer una familia en un futuro. Para ellos es

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 137 |


reprobable el hombre que es incapaz de mantener a su pareja e hijos. Uno de los
elementos que aparece como generador de violencia intrafamiliar son los celos
de pareja. Los provocan los reclamos por parte de las mujeres hacia sus cónyu-
ges por llegar tarde, con la sospecha de que estuvieron con otra mujer. En el
caso de los hombres, se señalaron celos hacia compañeros de trabajo de sus
esposas y por miradas de otros hombres hacia ellas.
Para ellos, otro elemento causante de violencia intrafamiliar es el traer los
problemas de afuera y mezclarlos con los de la casa.
La principal reflexión realizada por los asistentes a este respecto fue el im-
pacto de los cambios socioculturales. Hablaron de que la sociedad de hoy busca
igualdad de derechos, la disminución del machismo, la igualdad de condiciones
laborales y sentimentales. Este cambio, anotan ellos, los hombres lo han venido
aceptando, pero traen consigo dificultades de ajuste para ellos.

Engativá
Los jóvenes de Engativá, en general, comentaron que lo que los define como
verdaderos hombres es el respeto a la familia, algo que les inculcaron en sus
casas. Consideran igualmente que ser hombre está asociado a la violencia, al
trato fuerte que debe tenerse con sus pares para lograr respeto, y al ejercicio de
la sexualidad para demostrarles que son verdaderos hombres.
Confundieron autoridad con uso de la violencia y muchos de ellos comenta-
ron que el mismo padre les inculcaba la violencia como rasgo principal de la
masculinidad. Unánimemente respondieron que cuando tienen problemas en
el colegio ellos mismos son quienes deben solucionarlos: “mi papá me dice que
uno debe arreglar las cosas a golpes, si no se hace así a uno le preguntan que por
qué se dejó”. De la misma forma, les enseñan que han de tratarse a los “madrazos”
y esta idea la refuerzan en la relación con sus demás compañeros. Algo que es
imperdonable entre ellos, y que se convierte en un elemento de desprestigio
para la masculinidad, es el llorar.
Estos jóvenes dijeron que la forma como resuelven los conflictos en cada
una de sus casas es con la violencia y que sus padres la usan para imponer su
voluntad sobre el resto de la familia. Es común encontrar entre estos mucha-
chos que obedecen a sus padres principalmente por el temor de ser castigados y
golpeados. Los jóvenes de Engativá viven la violencia intrafamiliar a diario y
hablaron de las estrategias que adoptan para afrontarla: se refugian en sí mis-
mos y evitan el contacto y el diálogo con los mayores, desconfían de ellos. Cuando
preguntan por qué se los castiga, aparece otro castigo como respuesta, por cues-
tionar la autoridad. Este fenómeno se repite en el interior de la comunidad edu-
cativa. En este grupo nos encontramos con hombres que son víctimas de la

| 138 | Manes, mansitos y manazos


violencia y se sienten despojados de autoridad ante los demás; pero creen que
con el uso y abuso de la autoridad y la violencia pueden alcanzar sus objetivos.

Chapinero
Los muchachos definieron qué es ser hombre de tres formas distintas, pues no
hubo consenso: la primera, un modelo atemporal que caracteriza al hombre como
un ejemplo moral; aquella persona responsable porque es un ser bueno, que ofre-
ce ayuda a los desvalidos (mujeres, ancianos y niños), que es importante en el
núcleo familiar por su papel de proveedor. En segundo lugar, está el macho, carac-
terizado como una forma indeseable de ser hombre, pero que es actual; éste es
agresivo, dominante, "guache", problemático e ignorante. Le gusta mirar a las
mujeres y consume licor; es una persona lasciva y muchas veces es visto como un
ser "degenerado" y rebelde. Finalmente, encontramos al hombre que puede ex-
presar sus sentimientos, trabaja para colaborar en la manutención de la familia,
ayuda en las actividades domésticas y en la crianza de los hijos, valora el trabajo
de las mujeres en la sociedad y se inserta en la lógica de los deberes y los derechos
como una manera de relacionarse con las demás personas. Esta última descrip-
ción es idealizada por ellos como el modelo para ser hombre.
Para estos muchachos ser hombres conlleva tensiones, a veces inmanejables,
tales como: llegar a ser el modelo moral que tiene una valoración positiva en los
niveles social y personal, pero que implica abandonar ciertos comportamientos
que podrían clasificarse como machistas. Por ejemplo, el uso de la fuerza para
imponerse en contextos predominantemente masculinos y el ocultar sus senti-
mientos por temor a la sanción social que se manifiesta a través del rechazo, la
risa y la denominación de "maricas".
Cuando se describen los conflictos intrafamiliares, el hombre que emerge es el
macho. Las representaciones de las peleas y discusiones de la familia las asocian al
consumo de alcohol de los padres y hombres adultos; las mujeres hacen reclamos
por el estado de ebriedad, por la cual terminan siendo golpeadas o acalladas por el
marido; los hijos por lo general son espectadores en estas escenas.

Fontibón
Los participantes definieron la masculinidad y los atributos masculinos acu-
diendo a la norma de género pero, a diferencia de lo que comúnmente se afirma,
la persona que encarna lo contrario al hombre y a partir de quien él se diferencia
y constituye su identidad masculina no es la mujer, sino el hombre homosexual.
De acuerdo con el material recogido en los conversatorios, los asistentes repre-
sentan al hombre homosexual como más femenino que las mismas mujeres.
Si bien aún persisten relaciones de inequidad entre hombres y mujeres, en
los conversatorios se observó que los participantes tienden a considerar que

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 139 |


existe equidad en las relaciones entre ambos géneros. La mayoría de los hom-
bres consideró que la posición subordinada de las mujeres es algo del pasado. Al
respecto, citan la incursión de la mujer en el ámbito laboral, sobre todo en la
ejecución de labores consideradas típicamente masculinas, como por ejemplo
la conducción de un vehículo de transporte público.
Los participantes de Fontibón representaron la violencia como una forma
de lastimar a otras personas, ejercida exclusivamente por los hombres y cuyas
víctimas principales son las mujeres y los niños. Consideraron la calle y lo pú-
blico como los principales escenarios en los que ocurrían los actos violentos.
Además, la violencia es vista como una herramienta con un gran valor pe-
dagógico que permite enseñar y disciplinar a los hijos, así como una forma de
ejercer la autoridad y el poder en la familia. Los asistentes establecieron un es-
trecho lazo entre conflicto y violencia, señalando que esta última es producto
de los conflictos y a la vez la solución más frecuente de los mismos.
Parte de la violencia intrafamiliar, específicamente la que se da entre las pare-
jas, está relacionada con la percepción de que a través del vínculo matrimonial,
civil o de la unión libre entre dos personas, se da automáticamente una pérdida de
derechos por parte de los individuos que debe redundar en la estabilidad de la
unión y de la familia. Como cada uno se entiende como una propiedad del otro, se
puede disponer de esa persona e incluso, abusar de ella. No obstante, el hombre
conserva espacios de libertad personal prohibidos para la mujer, que se asume, en
mucha mayor medida, bajo el dominio del otro. Los derechos individuales como
el de la intimidad y el control del propio cuerpo se pierden para que no existan
secretos en la pareja y para tener acceso al cuerpo del otro cuando se desee, espe-
cialmente si se quiere poseer el cuerpo de la mujer.

Puente Aranda – Antonio Nariño


Para los participantes de Puente Aranda, pese a que los ideales de hombre y
de mujer han cambiado, y a que la mujer ha accedido a ámbitos que hasta hace
poco se encontraban indisolublemente asociados al hombre, como el laboral,
existen ciertos elementos sexistas que aún marcan las relaciones entre hombres
y mujeres. Esto se hace evidente en los comentarios hechos por algunos mucha-
chos durante los talleres, según los cuales la calle sigue siendo el espacio de los
hombres y la casa el de las mujeres. Por otro lado, la mujer y lo femenino conti-
núan manteniendo una relación de subordinación respecto al hombre y lo mas-
culino. Si bien es cierto que la mayoría de los muchachos sostienen estas ideas
respecto a lo masculino y lo femenino, es necesario señalar que un número re-
ducido de asistentes sostenían posiciones distintas a las del grueso de sus com-
pañeros y criticaban las afirmaciones que estos hacían señalando el carácter
sexista de tales sentencias.

| 140 | Manes, mansitos y manazos


La violencia es vista como una forma de resolver conflictos a la vez que es
percibida como la consecuencia natural de los mismos. Es, junto a la agresivi-
dad, un elemento constitutivo de lo masculino. Para algunos participantes, su
uso es legítimo cuando los padres la emplean con un fin correctivo.
Se puede afirmar que la violencia sexual es percibida por los participantes
en un sentido amplio. No se reduce sólo a la penetración por parte de un agre-
sor masculino, sino que es un acto no consensuado que puede ser ejercido de
distintas formas tanto por hombres como por mujeres y que lastima a otra per-
sona en relación con su sexo y su sexualidad.
Respecto a las personas que encarnan figuras de autoridad, cabe señalar que
suelen ser percibidas en forma negativa por parte de los muchachos, puesto que,
según ellos, se encargan de reprimir y de coartar las libertades de las personas. Pese
a lo anterior, tienen un valor positivo en la medida en que se las considera necesa-
rias para mantener el orden en una institución o entre un grupo de personas.
Ellos consideran que el respeto se logra en la cotidianidad porque un agente
exterior a ellos –entiéndase una figura de autoridad–, quien lo impone median-
te la vigilancia y el castigo continuo a los infractores. El cumplimiento de cier-
tas reglas y normas no es, pues, un ejercicio autónomo, en el que se interioricen
y apropien las normas individualmente, sino que ellos creen que es necesaria
una coerción externa para asegurarlas.

Suba
En Suba, los hombres que participaron en los talleres –tanto los más jóvenes
como los mayores– contaron que participaban en los oficios del hogar. Al mis-
mo tiempo se encontró que en muchos casos los jóvenes sólo intervienen en las
actividades del hogar que los benefician directamente (por ejemplo, arreglar su
cuarto) y en menor medida en actividades que redunden en beneficio colectivo.
Sobre el tema del género podemos decir que los jóvenes estudiantes de Suba
viven unos roles menos estrictos que los observados en otros grupos de hombres
adultos. Ellos plantearon diferencias entre hombres y mujeres menos naturali-
zadas y reconocieron la importancia de la crianza y la sociedad en la construc-
ción de tales diferencias. Por otro lado, también manifestaron niveles impor-
tantes de rechazo hacia la homosexualidad.
El tratar la noción de violencia permitió conocer que las imágenes que tie-
nen los asistentes sobre el tema refieren a situaciones del ambiente externo,
alejadas de su cotidianidad o de su familia. El evento que se señaló como cau-
sante de la violencia fue el consumo de alcohol por parte de los hombres.
Una conclusión sobre el trabajo realizado en torno a la promoción de los dere-
chos es que, al parecer, los jóvenes consideran de poca utilidad el conocer los
derechos ya que en su familia las cosas se resuelven, frecuentemente, acudiendo a

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 141 |


la violencia, y en el colegio, los conflictos tienden a resolverse sin la mediación de
figuras de autoridad como los maestros o directivas de la institución.

Usme
Al inicio de las sesiones se recogieron las impresiones generales sobre el
tema de la masculinidad, que mostraron formas hegemónicas de ser hombre
vinculadas al poder físico, la protección del otro género y la rivalidad entre
congéneres. Un aspecto en el cual se observó rechazo categórico fue frente a
los hombres con orientación homosexual, quienes no son considerados por
ellos como hombres.
En las ideas de los hombres pueden rastrearse todavía nociones de lo mascu-
lino concebido necesariamente como lo opuesto a lo femenino; éstas están fuer-
temente influidas por condicionamientos culturales tradicionales.
La violencia está presente en la vida de estos hombres en formas que a veces
pasa desapercibida, como la violencia presente en los enfrentamientos a golpes
de hombres jóvenes que se caen mal, hasta el castigo físico que se emplea para
corregir y conseguir “que los hijos no se desvíen”. Los conflictos entre hombres
se resuelven con frecuencia a golpes, sobre todo, si tienen que ver con la “defen-
sa del honor” de sus mujeres: madres, novias y esposas agredidas física o verbal-
mente por otros hombres amigos de ellas o por desconocidos.

Ciudad Bolívar
La homosexualidad, ligada a lo femenino, es rechazada por los participantes
con el argumento de que lo femenino es visto como vulnerable y como objeto de
deseo sexual, mientras que lo masculino es visto a la vez como agresivo y
sexualmente indeseable. A partir de estos elementos constitutivos de la mascu-
linidad, la mujer es representada en dos sentidos. Por una parte, es representa-
ción de la maternidad, ligada a la autoridad y el respeto sin violencia. Por otro
lado, también hablan de la mujer como objeto sexual, vulnerable y sin autori-
dad. La autoridad y el aporte de ingresos a la familia se ligan al concepto que los
asistentes tienen de la masculinidad.
Para los jóvenes que participaron en el taller, la violencia es un ejercicio
ligado a la fuerza de la masculinidad, pero al mismo tiempo, un impulso que el
hombre puede controlar y que, en la medida en que lo logre, llegará ser un "me-
jor hombre".
Las relaciones violentas en la familia se manifiestan de diferente manera,
según la persona con la que se teja el conflicto:
La relación con el padre o el padrastro es siempre de carácter competitivo,
ambos compiten por el respeto de la madre, por la autoridad dentro de la fami-
lia, por el derecho a tomar decisiones siempre ligado a la calidad de proveedor

| 142 | Manes, mansitos y manazos


(más autoridad en la medida en que se aporte dinero a la casa). Una aclaración
en este caso es necesaria: muchos jóvenes consideraban a sus padres como au-
toridades legítimas, pero en ningún caso apareció una relación armónica o res-
petuosa hacia el padrastro. Siempre que algún joven hacía referencia al padras-
tro, existía una relación violenta, verbal o física.
Un segundo tipo es con el hermano mayor: éste es siempre un oponente en
diferentes aspectos. Cualquier evento ligado a los deberes en el hogar se presenta-
ba como causa de una disputa, casi siempre física. Con la hermana mayor las
causas de las disputas suelen estar asociadas a los intentos de los hermanos meno-
res de ejercer autoridad sobre las hermanas mayores, tales como advertirles que
no hagan cosas reprobables. En otros casos suelen darse peleas cuando los herma-
nos menores intervienen en defensa de la madre cuando hay una disputa entre la
madre y la hermana mayor. Con mucha frecuencia estas peleas, según las descrip-
ciones de los participantes, llevan a agresiones entre la madre y la hija.
En muy contadas ocasiones se presentaban casos de agresión de la madre
hacia el hijo (casi siempre verbal), debido a su desobediencia. Aquí, en los casos
que se presentaron, la madre había ejercido una violencia considerada por los
participantes del taller como legítima, pues tenía un efecto ejemplarizante.
Por otro lado, los muchachos expresaron tolerancia frente al derecho de la
mujer a decidir sobre las relaciones sexuales. Además, expresaron su respeto y
responsabilidad respecto al tema con sus parejas. Se mostraron igualmente cons-
cientes de la responsabilidad frente a la paternidad. Sin embargo, se trata de un
discurso del deber ser, pues al ejemplificar con sus propias experiencias, no les
era tan fácil admitir la libertad o autonomía de la mujer frente a las relaciones
sexuales. Tampoco admitieron su disposición o conocimiento claro sobre la
contraconcepción.
Tal vez con mayor énfasis que en otros casos, los participantes se mostraron
radicalmente opuestos a toda expresión de homosexualidad, al contrario de las
mujeres quienes la defendieron.

Bosa
Para los participantes parecía ser claro que una cosa es ser hombre (física-
mente) y otra ejercer la condición de hombre (culturalmente). Es decir, parecía
reinar la convicción de que, los hombres eligen ser de una forma u otra pudien-
do decidir comportarse de una manera no masculina.
Aquí, como en otras localidades, la fuerza, tanto física como metafórica,
juega un papel fundamental en la concepción de la masculinidad. Hay una in-
clinación a concebir al hombre como un modelo de fuerza.
Si bien el estereotipo masculino implica tener muchas mujeres, ser irrespon-
sable, irrespetuoso, como un cazador que constantemente busca su presa o como

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 143 |


un burlador-Don Juan, existe al mismo tiempo una forma de ser hombre, pero
en el plano de lo cotidiano, que no necesariamente implica seguir la norma
impuesta, sino que implica otro tipo de posición, sobre todo, implica cierta res-
ponsabilidad.
Los hombres, por su condición natural, por no poder quedar en condición
de embarazo, pueden experimentar su sexualidad y vivir su vida más libre-
mente. No obstante, lo deseable es un ejercicio responsable y moderado de la
sexualidad masculina, aunque la falta de ésta no es reprendida. Los partici-
pantes estuvieron dispuestos a aceptar que la mujer es sujeto de derechos en
la relación sexual.
Por otro lado, aceptaban que el hombre comparte las responsabilidades de la
vida en pareja, en especial en lo que se refiere a la paternidad, aunque manifes-
taron que esto era lo que el hombre debía hacer, pero usualmente no lo hacía
pues la paternidad no era tan obvia como la maternidad.
Las razones por las que este grupo planteó su visión de la violencia desde el
punto de vista de la víctima, tiene que ver con el hecho de que la mayoría perte-
nece a familias con dificultades económicas y algunos de ellos debían trabajar,
pero la mayoría no aportaba a sus familias económicamente por lo cual no eran
detentores de la autoridad en sus hogares.
Para los participantes en esta localidad, los problemas de violencia
intrafamiliar estaban ligados a la imagen general de la violencia pública. Los
participantes afirmaron que el problema de la violencia estaba en que algunas
personas con poder ejercían la violencia contra personas indefensas en la calle.
Explicaron que esto sucedía en los hogares también pues muchas veces la fuerza
física ejercida por el hermano mayor, el padre o la madre, era una característica
(o una forma de poder) de la que carecía el hijo o la persona que era golpeada.

Kennedy
Al parecer, para estos participantes la masculinidad está profundamente li-
gada con la corporalidad. Con el manejo y la expresión del cuerpo. La masculi-
nidad es un lenguaje que se transmite por la posición y forma del cuerpo mascu-
lino. El ejercicio de la fuerza, sin embargo, no es entendido sólo en su significado
físico. Se trata también del ejercicio de la fuerza moral, de la fuerza intelectual,
de la fuerza en sentido metafórico. Por ejemplo, el traer dinero a casa es una
señal de fortaleza.
En este grupo se concibió la masculinidad a través de la imagen del hombre
que disfruta de libertad sexual, que rechaza la homosexualidad y que aporta
económicamente al hogar.
En general, ante la discusión sobre cómo se manifestaba la violencia dentro
del hogar, los participantes trataron de relacionar ambas situaciones: la violen-

| 144 | Manes, mansitos y manazos


cia política con la violencia familiar. Aunque finalmente establecieron relacio-
nes artificiales, como por ejemplo, decir que al ver tanta violencia en la televi-
sión, ésta se reproducía en el hogar. Sin embargo, tras una discusión, llegaron a
la conclusión de que se trataba de dos formas muy diferentes de violencia.

Tunjuelito
Como en otras localidades, se resaltó que los hombres pueden ejercer la sexua-
lidad más libremente y relacionarse socialmente en cualquier espacio sin que
ello cuestione su vida sexual y su capacidad de ejercerla a su antojo. Las muje-
res, por su parte, según explicaron los participantes, tienen ciertos límites, pues
son vulnerables en espacios puramente masculinos, como puede ser un billar,
por ejemplo.
Al hablar de masculinidad, se aludió a la homosexualidad como una incapa-
cidad de lograr la masculinidad, o una incapacidad de ejercerla. En este sentido
es indeseable, pero los participantes de Tunjuelito consideraron que no había
duda de que los homosexuales eran hombres. Esto indica que, para ellos, la
masculinidad es un proceso cultural y social de construcción del sujeto sobre sí
mismo y no una condición natural. Otros plantearon que la homosexualidad
estaba en contra de la religión y contra la creencia de cierto orden divino.
Muchos de los participantes explicaron que ser hombre y ejercer la masculi-
nidad estaba ligado al uso de la fuerza, o al menos a poseer la capacidad de
ejercerla, pero aclararon que el ejercicio de la fuerza no debía realizarse contra
la propia familia. En general, se planteó que el castigo físico tenía cierta justifi-
cación si la falta había sido grave. Pero, por lo general, se consideraba que el
castigo físico no era la manera adecuada de resolver los conflictos familiares.
A la vez que se reconocía el derecho de la mujer a decidir sobre su vida sexual
y su cuerpo, se reconocía igualmente la responsabilidad del padre en una rela-
ción sexual que desembocase en el embarazo, así como la importancia de que
las relaciones sexuales y de otro tipo entre parejas fueran el resultado del con-
senso mutuo.

San Cristóbal
Para los adultos mayores que asistieron a estos talleres, la violencia hacía parte
del pasado lejano, como si no quisieran dejarse contaminar ya de ésta; los de la
siguiente generación, más liberales en algunos aspectos, pero igualmente machis-
tas, narran los eventos del conflicto armado actual atravesado por el narcotráfico.
Los más jóvenes se sintieron apabullados por el detalle y el número de experien-
cias de los mayores y no intervinieron en las primeras sesiones. Pese a estas dife-
rencias, todos consideran que el hombre es violento por naturaleza y que la vio-

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 145 |


lencia es efectiva como instrumento pedagógico: “se le da una tunda por robar
cinco centavos y santo remedio”. La autoridad del padre es incontestable.
Las raíces campesinas de la mayoría de los asistentes revelan pautas de crianza
muy diferentes, basadas en el trabajo: la mano fuerte en la enseñanza. Cuando
la mujer entra en lo público se le pierde el respeto. La infidelidad del hombre es
aceptada y bien vista, tienen “mozas” para satisfacer su libido y esposa para
compartir un proyecto de vida. No obstante, el machismo excesivo y violento se
rechaza. Consideran que el acto sexual depende de un mutuo acuerdo, sin em-
bargo, es una obligación marital. Reconocen asimismo los derechos para todos,
incluyendo homosexuales, pero hay intolerancia hacia éstos en la familia: se-
rían capaces de “pagarle al hijo la operación”.
El hombre ideal no llora, tampoco puede manifestar sus sentimientos y sus
atributos son la responsabilidad y la honestidad. Los participantes llegaron a
entender la relatividad del género: “Ser hombre está dado según la época y la
región de donde venimos y el medio en que se desarrolla”.
Ellos ven inequidad y comparten una identificación como pobres; reclaman
del Estado el cumplimiento del derecho a la igualdad, a la vida, al trabajo y a la
libertad de expresión.

Santa Fe – Candelaria
Para los hombres de esta localidad que participaron en los talleres, el lugar
predominante de la mujer es la casa, de la que se tiene que encargar casi por
completo: ellos ayudan con el oficio pero ésta no es su responsabilidad. Ellos
también ven distinciones fundamentales entre mujeres y hombres y además entre
ser hombre y ser no hombre. Resaltan los atributos de la fortaleza, el trabajo y el
cumplimiento del deber. También la animadversión hacia la vagancia y la ho-
mosexualidad, epítomes de lo que un hombre no puede ser. Además hay una
fuerte admiración por los viejos y por todo lo que represente sabiduría.
En el tema de la sexualidad ellos suponen que el cortejo es responsabilidad
del macho, mientras que el exceso de sexualidad en la mujer la convierte en
puta: la sexualidad de la mujer debe ser reprimida, y si esto no ocurre se dice de
ella que es una libertina.
Los conflictos los solucionan “como los varones”, es decir, a las patadas, pero
a la vez ellos muestran una preocupación por cambiar, son conscientes de su
agresión. Después que se llegó a una noción de conflicto, éste continuó valo-
rándose desde un punto de vista moral, como algo malo y destructivo.
Varios de ellos hablan de la reivindicación de los derechos humanos, y de
violencias simbólicas tales como el silencio y la indiferencia. No sabemos el
origen de estas nociones, pensamos que pueden ser: el colegio, el Centro Ope-
rativo Local, el trabajo comunitario o los estudios superiores. Concluyen que

| 146 | Manes, mansitos y manazos


hay una incesante violación de los derechos de los pobres por parte del Estado y
la fuerza policial.

Rafael Uribe Uribe


Es una de las localidades donde más se habló de violencia. Para ellos sus
causas principales son la intolerancia y los intereses encontrados; viene acom-
pañada de malos sentimientos: rencor, ira y odio. Otra causa es el estrés laboral,
conjugado con el mal genio de sus esposas. La solución del conflicto los sobre-
pasa: aunque saben que es malo, a veces la única alternativa es usar la fuerza
cuando está en juego la hombría o en la defensa del honor familiar.
La mayoría de estos hombres creen que la mujer es propiedad privada y ellas
reafirman que sus hombres les pertenecen, justificando el celo y la constante
vigilancia. Es tácito el derecho a tener sexo –ejercer el deber marital– aunque
siempre hablan de llegar a un acuerdo.
La autoridad familiar recae en el padre, quien le enseña al hijo a trabajar y a
gustar de las mujeres, mientras que la crianza y la educación sexual de las hijas
es responsabilidad de la madre. El padre actúa como custodio de la virginidad y
el honor de las hijas. Observamos en la crianza la perpetuación de las diferen-
cias radicales en los juegos, y los colores para distinguir a sus retoños: niños de
azul, niñas de rosado.
Desde el principio diferencian las nociones de ser ciudadano y de ser hom-
bre, como una cuestión de edad. Ser hombre también es aprender a respetarse
uno mismo y a los otros, y reconocer la importancia de la mujer en la sociedad.

Los Mártires
En este grupo se asoció frecuentemente la violencia con la política: la vio-
lencia no es consecuencia lógica del conflicto y el acuerdo no necesariamente
es pacífico. Frente a su uso doméstico se llegó a decir que no se debe pegar a la
mujer frente a los hijos, aunque no fue la opinión general. También se opone a
la razón, y aunque es eficaz en algunas oportunidades, se corrompe con su uso
desmedido. Para ellos, los medios de comunicación transmiten violencia que
luego se reproduce socialmente, pero el trago y los celos son sus catalizadores
reales.
La autoridad, como es lógico y natural según ellos, es detentada por la figura
del padre. Algunos admitieron que el trabajo del hombre es más importante y
que la mujer que “sale de la casa” es de dudosa reputación. Otros piensan que
tanto hombres como mujeres deben trabajar para mantener la casa. Dijeron
que sus señoras a veces son conflictivas, posesivas y emocionales, pero casi no
hablaron de sus defectos como hombres; les parece importante demostrar ter-
nura y afecto sin perder la hombría. La belleza es propia de las mujeres, si el

Conclusiones: la metodología de la experiencia y su incidencia | 147 |


hombre la tiene se interpreta como amaneramiento. No se identifican con los
homosexuales, los cuales son vistos como inmorales y libertinos; también a los
drogadictos y pandilleros.
La idea subyacente de la corresponsabilidad es que “los hijos deben sostener
la sociedad y la sociedad a ellos”, y agregan que la crianza es responsabilidad de
ambos padres. De los derechos humanos se destaca el derecho a la vida. Ha-
blando de los derechos sexuales y reproductivos, dijeron que la responsabilidad
era compartida pero “principalmente de la mujer porque la mujer es la que uti-
liza su cuerpo, su integridad física para concebir el embarazo durante los nueve
meses”. Todos dicen que el sexo no se exige, se gana.

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bres e identidades de género: investigaciones desde América Latina, Mara Vive-
ros, José Olavarría y Norma Fuller, Bogotá, Universidad Nacional de Co-
lombia - CES.
Villamil, Catalina. 2005. “La comisión investigadora de causas de la violencia
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Departamento de Antropología, Universidad Nacional de Colombia.
Viveros, Mara et al. 2001. “Masculinidades, homosexualidad, VIH-SIDA e identi-
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de Estudios en Género, Mujer y Desarrollo, Ministerio de Salud.
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des y relaciones de género en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Co-
lombia - CES, Fundación Ford, Profamilia.

En internet
http://www.bienestarbogota.gov.co
http://www.idipron.gov.co/poblobjetivo.htm
http://www.bogotá.gov.co

Bibliografía | 151 |
Anexos
Anexo 1. Evaluaciones de cada sesión
Loc. Qué hicimos hoy Qué aprendimos Cómo nos sentimos
Vimos el conflicto familiar. No todo puede ser violencia, tenemos que pensar Mejor, porque podemos opinar sobre las cosas
antes de actuar. buenas y malas
Hicimos unas carteleras sobre la violecia en la calle y A ser tolerantes y evitar la mayoría de los pro- Bien
en la casa. blemas.
Ver distintos conflictos, en la casa y en la calle. Formas de solución sin violencia. Seguros de si mismos
Hablar sobre los problemas que ocurren a diario en di- Antes de tener conflictos también podemos hablar. A gusto en el taller
ferentes casas y barrios.
Hablar sobre conflictos familiares, sobre la sexualidad A ser responsables, a no maltratar a las mujeres, a Yo me siento bien porque con esto puedo apren-
y sobre como llegar a un futuro. no ser infieles, y a ver que los hombres y las mujeres der algo
sienten igual el sexo.
Hablamos de los talleres anteriores. Que no se debe llegar borracho a casa, ni pegarle a A veces nos sentimos muy mal, por eso debemos
la mujer. dejarlo de hacer

USAQUEN
Hoy hablamos de la mujer y el hombre, y como enten- Aprendí que si quiero vivir bien tengo que tener Relajado
dernos para vivir mejor. confianza a mi pareja.
La respuesta a los talleres que hemos venido haciendo. Que para un problema siempre hay que ver una Como personas agradables
solución.
Hoy charlamos sobre el respeto que debe haber hacia Yo aprendí a vivir mejor con mi familia a corregir Me siento bien, relajado y tranquilo porque a
la pareja, como tratarla y amarla. conceptos en los cuales actuaba mal. través de estos talleres aprendí mucho
Debatimos sobre lo que las mujeres y los hombres pen- Que uno no debe explotar a las mujeres por más Bien al sentirnos escuchados y comprendidos.
samos de cada uno. buena gente que sean.
Chalar de lo que debe y no debe hacer un hombre con Que hay mucho más que valorar de ellas que el sexo y Bien, como cuando se habla de lo que no se ha-
respecto a las mujeres. goce que nos proporcionan a nosotros los hombres. bla habitualmente.
Hablamos sobre que es ser hombre. Respetar a las mujeres. Muy bien porque son solo hombres.
Hablamos sobre que es ser hombre, el maltrato y como Prevenir los problemas y a resolver los problemas. Bien porque me tuvieron en cuenta.
nos enseñaron a ser hombres.
Hablamos sobre que es ser hombre. Respetar a las mujeres. Bien.
Vimos una película y debatimos. Sobre el concepto verdadero de ser hombres. Bien.

CHAPINERO
Hablamos sobre la violencia intrafamiliar y sobre la Respetar a las mujeres y sobre las actitudes de los Bien.
mujer. hombres.
Loc. Hablamos sobre la violencia intrafamiliar. Respetar a las mujeres y no ser machistas. Bien.
Nos cuestionamos sobre el ser hombres. A que la mujer es más que un objeto y tiene auto- Un poco machista despues de ver los temas de

| 158 |
nomía. hoy.
Hablar sobre el hombre. A valorar a todos y sobre todo a nosotros mismos. Bien porque me pude expresar.
Hablar sobre el hombre. Respetar más a las mujeres. Bien y aprendí mucho.
Hablar sobre la violencia intrafamiliar. Hay que tratar a las mujeres de otra forma. Bien.
Hablar sobre los tipos de familia y el hombre. Las diferentes apariencias del hombre. Bien.
Hablamos sobre los papeles que desempeñan los inte- A no juzgar a las personas por su apariencia y a ver La primera parte buena, pero la segunda algo
grantes de nuestras familias y vimos una fotos. qué tan útiles somos para nuestras familias. confusa.
Hablamos sobre las familias, cómo ser hombre e identi- A cómo respetar a la familia y a cómo ser hombre. Nos sentimos bien y de acuerdo con lo que hi-
ficación de algunas fotos. cimos.
Análisis, comparaciones, exposiciones, diálogos e in- Que las apariencias engañan, las diferentes com- Súper bien.
tercambio de ideas sobre cómo ser hombre y sobre la posiciones familiares.
familia.
Analizamos como son nuestras familias y que papel Que todas las familias están compuestas de formas Nos sentimos bien porque dimos nuestros con-
desempeñamos en ellas, identificamos fotografías de diferentes, también que no todo lo que pensamos ceptos.
hombres con sus características. sobre los hombres debe ser así. Aprendimos a pen-

CHAPINERO
sar antes de hablar.
Escribimos sobre los roces que tenemos cada uno en A respetar y saber observar a las demás personas. Sorprendidos porque nos pudimos observar de-
nuestras familias. talladamente.
Hablamos sobre la forma de ser de un hombre y sobre Que las apariencias engañan. Bien.
el papel que cumple en la casa.
Cómo solucionar conflictos. Como solucionar conflictos. Muy bien.
Aprendimos el porqué de los conflictos y cómo resol- El significado del conflicto y las formas de resol- La lúdica nos ayuda a relajarnos.
verlos. verlo.
Un juego para definir unas reglas. Seguir las reglas como son para una buena convi- Bien porque además de que aprendí, hice de-
vencia. porte.
Jugamos. Cumplir normas. Bien y contentos.
Aprendimos cómo son las salidas para resolver con- Que está en nuestras manos elegir la violencia o el Feliz, me divertí en la parte del niño.
flictos. diálogo.

Manes, mansitos y manazos


Loc. Se habló sobre la resolución de problemas. Tolerancia y convivencia. Bien al aprender a convivir.
Se habló sobre la resolución de conflictos y se hizo una Es muy difícil cambiarle la actitud a muchas perso- Bien.

Anexos
actividad relacionada con el tema. nas, a veces es necesario un castigo.
Hablamos sobre la violencia, los conflictos y las formas Aprendimos cuáles son las consecuencias de ser Muy bien porque además de aprender a no ser
de solucionarlos; también hicimos un juego donde las violentos, y cómo tratar el tema de la violencia. violentos nos recreamos.
reglas eran creadas.
Practicamos unas reglas que se hicieron para jugar. Que siempre hay factores que no se acogen a las Bien.
reglas. Nos entendimos y aprendimos a respetar la
reglas.
Organizar la actividad del juego. Tolerar las diferencias y cuadrar los equipos. Bien porque se aprende algo nuevo.
Hablar sobre las reglas de un juego. Elaborar normas. Bien.
Planteamos parámetros para que hubiera un buen de- A no violar las reglas y respetar las normas esta- Bien porque estamos en un espacio abierto
sarrollo del juego. blecidas
Reglas de juego. Solución de conflictos. Bien.
Reglas de juego. Solución de conflictos. Bien.

CHAPINERO
Charlamos con las mujeres y aclaramos discusión sobre Hombres y mujeres deben ser iguales y valorarnos. Excenlente.
igualdades.
Discusión de lo que hemos visto en todos los talleres. No ser machistas y aprender a valorar y respetar a Excelente porque apreprendí valores para el
las mujeres como se lo merecen. buen futuro mio hacia las mujeres.
Hicimos grupos y debatimos con mujeres y hombres. Que deba haber igualdad entre mujeres. Excelente ya que tomamos todas las ideas y sa-
camos una conclusión.
Compartimos con las mujeres la experiencia que hasta Nuestro compromiso como entes de cambio para la Como hombres nuevos y menos machistas.
ahora habíamos aprendido. equisación de los géneros.
Hablamos de todos los talleres de manera resuminda Aprendimos que hay que darle su lugar a las mujeres A gusto porque tuvimos la posibilidad de hablar
junto a las mujeres invitadas. y que hay que cambiar la sociedad teniendo encuenta con las mujeres.
que es un proceso que comienza por cada uno.
Hablar sobre los generadores de violencia. Saber identificar los tipos de problemas. Bien, fue interesante.
Hablar sobre la violencia. A no usar la violencia sin reflexionar. Nos sentimos bien.
Analizar un trabajo. Que no hay que ser violentos. Feliz de exponer lo que pensamos.

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Hablamos sobre la igualdad de hombres y mujeres. Que todos somos iguales. Muy bien.
Hablar. Reconfirmé que la naturaleza del hombre siempre Normal.

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tiende a cambiar y por eso su comportamiento en
la sociedad.
Charla sobre los cambios de la sociedad, cambios en la Aceptar a la mujer como es y comprender que es Seguros de poder respetar los valores de los que
mujer como persona, ocupando un lugar más impor- igual que el hombre en todos los sentidos. nos rodean.
tante.
Hablamos sobre cómo ha cambiado la sociedad, sobre Aceptar a la mujer en los cambios que nos plantea Me sentí regular en cuanto al cambio del papel
cómo debemos asumir esos cambios, y el cambio de la sociedad, como profesional y como ama de casa. de la mujer en el hogar.
actividad entre las mujeres.
Se charló sobre la igualdad entre hombres y mujeres, y Que hombres y mujeres deberíamos tener las mis- Cómodos.
de cómo podemos cambiar con las mujeres. mas igualdades.
Sobre el papel de los hombres en la ciudad. Sobre la igualdad en la sociedad. Estuvo bien elaborado el taller.
Hablamos sobre la igualdad de hombres y mujeres. Que todos somos iguales. Muy bien porque muchas cosas no las sabía.
Hablamos sobre cómo los hombres debemos ayudar en Que todo hombre debe y puede ayudar en los de- Personalmente me siento bien porque a mí me
los oficios a las mujeres. beres de la casa. toca hacer todo en mi casa porque vivo solo.
Tratamos la diferencia en el papel de hombres y muje- Cómo la mujer sí es capaz de hacer el papel del Bien.
res en la sociedad. hombre.
Formas de masculinidad. Que la mujer está cambiando y la mujer ha adquirido Bien.
un lugar importante en la sociedad y comprenderlo.
Practicamos sobre la igualdad de derechos, cambios en Aprendimos que tenemos que ser comprensivos y Fue muy agradable y divertida la charla.
la sociedad y que debemos cambiar todos. tolerarnos con todos los hombres y mujeres.

BARRIOS UNIDOS - TEUSAQUILLO


Hablamos mucho sobre los problemas entre hombres y Los cambios sobre la igualdad entre parejas. Muy explotados y menos machistas.
mujeres.
Dialogar con las mujeres sobre toda clase de conflictos. Que debemos comprometernos a cambiar, y debe- Fue muy bueno por que dialogamos cosas im-
mos tener respeto y tolerancia. portantes con las mujeres.
Sacamos las conclusiones de este taller. Aprendí a estabilizar algo de mis visiones, en cuan- Nos sentimos con algo más de aprendizaje
to a la edad contemporanea. intrafamiliar y sexual.
Consultar con las mujeres sobre que hacer con un pro- A comprometernos seriamente en un compromizo Más tranquilos, calmados, concientes.
blema que nos compete a los dos. que beneficie tanto a mi pareja como a mi.

Manes, mansitos y manazos


Charlamos sobre muchos temas que habíamos visto con Llegamos a la conclusión de los problemas más co- Bien porque en medio de las charlas nos dimos
las mujeres y vimos la forma de pensar de ellas. munes que influyen en la sociedad. cuenta de nuestros errores.

Anexos
Vimos unas fotografías y ellos nos dijeron que las viéra- Que el ser hombre no es necesariamente ser rudo o Yo me siento mejor pues era uno de los que pen-
mos y escribiéramos con cuál nos identificabamos más, vulgar o mandar. Eso está en nuestra personalidad saba que el ser rudo con los «gueis» [sic] me hacía
y por qué. y mentalidad, y nadie tiene derecho a discutirlo o sentir más hombre.
ponerlo en tela de juicio.
Hoy hicimos una diferencias de qué es masculinidad, y Aprendimos que ser hombre no es solamente tener Me sentí muy bien porque nos ayuda a despejar
qué es ser hombre. pene sino saber pensar y respetar. dudas y a veces problemas.
Hoy hicimos una diferenciación de masculinidad de Hoy hicimos una diferenciación de masculinidad Yo me sentí bien y no puedo hablar por los de-
cada hombre y aprendí que todos los hombres no son de cada hombre y aprendí que todos los hombres más.
iguales porque tenemos una forma diferente de pensar. no son iguales porque tenemos una forma diferente
de pensar.
Hablamos sobre tipos de hombre y de discriminación, Yo aprendí el porqué soy hombre, que no me debe Me sentí muy bien ya que nadie me trata mal.
de por qué tratamos mal a los otros. importar cómo sean los otros, sino cómo soy yo.
Aprendí los diferentes tipos de hombre.
Hoy hicimos un trabajo de identificar fotos donde hay Aprendimos a identificar a personas para saber cuá- Nos sentimos bien porque aprendemmos a iden-
unas personas y demostrar su masculinidad e identifi- les son sus cualidades y cuáles son sus defectos. Y tificar a las demás personas.
carse con él. demostrar nuestra masculinidad.
Comentar, divertirnos, analizar el tema de hoy; el cual Aprendimos a respetar las distintas formas de ser Muy bien, cómodos y se trabaja con claridad.

ENGATIVÁ
era cómo ser hombre y qué es ser hombre. hombres cómo distinguirse de los demás.
Hablar sobre qué es ser hombre. Que hay gran variedad de tipos de hombres y que Bien porque se habla de una realidad.
hay que respetar su opinión.
Un taller sobre sexualidad y respetar a todas las perso- A respetar nuestros órganos y cuidarnos de las en- Bien, porque respetamos a las demás personas.
nas. fermedades y de un embarazo no deseado.
Hablamos sobre las distintas etapas de la sexualidad. Aprendimos a entender a las mujeres y que la relación Me sentí bien ya que los tallerístas explican bien.
y los hijos no son de una sola persona, sino de dos.
Hablar sobre la sexualidad y métodos de planificación Que las cosas de planificación familiar son de dos. Muy bien, aprendiendo que las parejas necesi-
familiar. tan comprención entre ellos.
Hablamos de sexualidad, aborto, quién es responsable No discriminar a los homosexuales y a ser respon- Bien.
del cuidado del bebé. sables de nuestros actos.

| 161 |
Dialogamos sobre los derechos y responsabilidad sexual. Aprendí clases de protección sexual y sus conse- Me siento normal porque este tema es normal y
cuencias. se debe respetar.

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Aprender sobre muchos temas que nos sirven para no A tener una vida en mi futuro y que la sexualidad Me siento orgulloso de aprender mucho de
cometer actos de los que arrepentirnos depués. no es tan importante y prevenirse para no tirarse la sexualidad y no tirarse la vida por una enferme-
vida en la transmisión de enfermedades. dad de transmisión sexual.
Integración, amigos, aprender. Normas, a conocernos y a dialogar. Bien porque son talleres que ninguno en nues-
tras vidas lo tendríamos.
Hablamos sobre el tema, hicimos un taller. Aprendimos que hay diferencias regionales para ser Nos agradó mucho ya que toca la realidad que
hombres. estamos viviendo.
Se trataron las cuestiones qué es ser hombre, proce- A dialogar y ver diferentes puntos de vista y a dis- Ha sido muy agradable y constructivo para co-
dencia, juego y crianza. tinguir unos grupos de otros, en forma de pensar y nocernos un poco más a nosotros mismos.
de sentir.
Conversar sobre problemáticas de la vida cotidiana. Reflexionar en el vínculo familiar sobre ese tema. Satisfechos por lo aprendido.
Una cartelera de varios tipos de violencia. Sobre la violencia intrafamiliar. Muy a gusto con el tema.
Un taller sobre las diferentes clases de violencia. Aprendimos que la violencia genera más violencia Muy bien, con mucha satisfacción.
y que la violencia siempre causa daño a otro.
Narramos un conflicto personal y lo analizamos. Formas de solucionarlo. Muy bien, muy dinámico de acuerdo con la
realidad.
Hablamos sobre conflictos entre personas. Que antes del conflicto debe darse el diálogo. Normal.
Hablar del conflicto. Cómo solucionar mejor los conflictos. Nos sentimos amenos y bien integrados con el
tema.

SAN CRISTOBAL
Los derechos humanos. A respetar los DD.HH. de cada uno. Excelente.
Hablamos sobre los DD.HH. Los derechos tanto del hombre como de la mujer. Muy bien.
Dialogar sobre los DDHH y la violencia sexual. Que los DD.HH. evolucionaron para que se le re- Muy bien.
conocieran a las mujeres y los niños.
Definimos: qué es ser hombre, qué es violencia, qué es Que los derechos son conjuntos de normas para la Nos sentimos muy dinámicos y con gran satis-
conflicto, qué son los derechos. convivencia. Ser hombre es una construcción social. facción.
Qué es ser hombre, qué es violencia, qué son derechos, Todo lo que es comportamiento en la familia y la Muy bien.
qué son conflictos. pareja.

Manes, mansitos y manazos


Recordatorio sobre el taller general. A tratar de convivir mejor con nosotros mismos. Súper bien.
Repasamos los diferentes temas que vimos durante to- Los mejores puntos para evitar la violencia y obte- En plena armonía.

Anexos
das las charlas. ner una convivencia mejor
Recordamos charlas pasadas. Los valores de la pareja Muy bien.
Cómo nos criaron. Lugar de origen. Cómo nos corre- Que debemos hablar primero antes de castigar o Bien porque estábamos equivocados con lo que
gían. Cómo corregimos. usar la violencia. era la violencia.
Cómo eran los juegos. Lugar de origen. Cómo nos co- Distintas problemáticas y discusiones. Diálogos sa- Muy bien pues hay muy buena participación.
rregían. Cómo corregimos. nos para llevar a cabo una convivencia.
Conocer el proyecto. Escuchar otras vivencias. Traba- Buscar otras alternativas distintas de la violencia para Bien. A gusto con el tema y muy metido ya que
jamos el primer tema del taller sobre “nació varón” y crear familia y sociedad. Que hay diferentes opinio- nos acoge a todos.
escuchamos diferentes opiniones de diferentes edades. nes dependiendo de la época donde nos criaron.
Taller sobre la crianza y el tipo de niñez que tuvimos Nos adelantamos. Nos conformamos en equipo. Es para mi bien y un buen futuro.
cada uno de los compañeros.
A reflexionar tratar de una mejor convivencia so- Muy bien.
bre los derechos humanos.
Talleres sobre las diferentes epocas y culturas. Que todo acto que atente contra los derechos del Muy bien.
otro es violento. El taller muy chévere.
Tocamos un tema que es muy chévere de tratar con la Aprendi a tener respeto con las demas personas, Gracias porque Andrés y Carlos son como nues-
familia. no tocar armas, no tocar herramientas de guerra. tros profesores.

SAN CRISTOBAL
Las labores de la casa se distribuyen y quiénes las pue- Que hay muchas formas de corregir a nuestros hi- Bien porque nos ayuda a conocer nuestra iden-
den hacer. jos. Distintas clases de violencia. tidad. Los talleristas son muy hábiles con sus diá-
logos.
Que la violencia es un acto intencional de causar daño No sentimos muy bien.
con nuestra acción. Que la labor desempeñada en el
hogar por la mujer es tan buena o igual a la que desem-
peña el hombre en su labor.
Actividad deportiva para darnos a conocer. Formas de leyes, disciplina con nuestros familiares Muy bien. Alegres por las actividades que reali-
y amigos. Cómo solucionar conflictos establecien- zamos.
do normas y aplicando leyes.

| 163 |
Jugamos, nos divertimos, corrimos. Reglas básicas para resolver conflictos. Aprendimos Muy bien y contentos porque estaban todos los
a jugar en grupos de dos. Leyes cotidianas, leyes grupos.

| 164 |
judiciales. Aprendimos por medio del juego.
Integrarnos. Divertirnos. Establecer reglas. Jugar con las manos. Nos sentimos chéveres. Nos sentimos ganado-
res, perdedores.
Obra de teatro. Contornos históricos. Discutir varios A solucionar conflictos por vía del diálogo. Ver va- Bien por presentar nuestras formas de ver las
puntos de vista acerca de cómo solucionar conflictos. rios puntos de vista para escoger el más convenien- cosas.
te para las partes.
Contar conflictos de la casa. Como solucionarlo con diálogo. Nos sentimos bien. Nos desahogamos.

Derechos humanos. Solución de conflictos (familia – terceros). Nos sentimos contentos por la experiencia
aprendida.
Narración de experiencias de conflicto. Teatro por cada El conflicto en familia. El respeto mutuo. Bien porque analizamos los conflictos de cada
uno de nosotros. uno.
Hicimos el análisis de un crimen ocurrido en una fami- Que el derecho fundamental es la vida. Que mi Bien.
lia colombiana por intento de abuso sexual. Repartidos autonomía acaba cuando están de por medio los
el grupo en dos: defensores y acusadores, dando opi- derechos de otro. Que la ley en algunos casos tiene
niones diversas. tendencias sexistas.
Debatimos un caso de violencia (muerte) intrafamiliar. Sobre un caso. Bien.

SAN CRISTOBAL
Algo de derechos humanos.
Aprendimos de abogados. Aprendimos mucho sobre las leyes. Nos sentimos muy bien porque nos enseñan muy
bien los profesores. Son buenos.
Estábamos defendiendo a la acusada ya que ella lo mató A dialogar con nuestros compañeros de derechos Nos sentimos muy bien porque aprendimos
porque él la acosaba siempre y después la señora no humanos. mucho.
recordaba nada.
Resumen de todos los talleres, clausuramos. A convivir mejor y tratar de resolver los conflictos. Nos sentimos muy bien, sobre todo por la exce-
lencia de los talleristas.
Resumen de todos los talleres. Meditación. Sacar con- La conclusión y la idea principal de cada tema. A Muy bien porque los talleristas tienen muy bue-
clusiones de que la violencia no lleva a nada nuevo. Y autorrelajarnos para un mayor control de nuestra na forma de llevar el conversatorio.
cómo podemos dar solución a problemas en el hogar. vida.

Manes, mansitos y manazos


Un repaso de lo visto anteriormente. Cómo resolver un conflicto sin la necesidad de la Bien.
violencia.

Anexos
Resumimos lo aprendido en el curso. Vinimos con nues- Comportamientos. Derechos humanos. Técnicas de Muy bien. Contentos con y agradables, agradeci-
tras parejas. relajación. dos por su excelente conducción y compromiso.
Hablar sobre el hombre y la mujer. No ser machistas. Bien porque nos pudimos expresar.
Hablar de la familia. Ser hombre se aprende. Bien porque conocimos la opinión de otros.
Hablar sobre la violencia. Hombre no es igual a violencia. Muy bien porque nos permitió reflexionar.
Hablar sobre la violencia. Alternativas al castigo físico. Satisfechos y resolvimos dudas.
Hablar sobre la violencia. Educación de los hijos. Identificados con el problema.
Hablar sobre la violencia. La violencia no sólo es física. Bien, aprendimos algo nuevo.
Hablar del «ser hombre». Hay diferentes formas de ser hombres. Muy bien.
Hablar del «ser hombre». Hay diferentes formas de ser hombres. Ninguna.
Hablar del «ser hombre». Hay diferentes formas de ser hombres. Muy contentos, interesados, felices, amañados.
Hablar del «ser hombre». Hay diferentes formas de ser hombres. Bien porque nos pudimos expresar.
Hablar sobre conflicto familiar. Importancia de las reglas. Muy bien porque nos permitió reflexionar.
Hablar sobre conflicto familiar. Estrategias de solución de conflictos. Bien, aprendimos algo nuevo.

SAN CRISTOBAL
Hablar sobre conflicto familiar. Importancia de hacerse respetar. Muy contentos, interesados, felices, amañados.
Hablar sobre conflicto familiar. Sobre los derechos humanos. Ninguna.
Caricaturas. Sobre los derechos humanos. Muy bien.
Hablar sobre sexualidad. Sobre métodos anticonceptivos. Muy bien.
Hablar sobre sexualidad. Sobre diversidad sexual. Bien porque nos pudimos expresar.
Repaso. Educación de los hijos. Bien, aprendimos algo nuevo.
Encuentro. Diferencias hombre-mujer. Bien porque conocimos la opinión de otros.
Repaso. Diferencias entre hombre y homosexual. Muy bien.
Repaso. Qué podemos cambiar. Bien, aprendimos algo nuevo.
Hablar de juegos de la infancia. No ser machistas. Demasiado bien.
Hablar de juegos de la infancia. No ser machistas. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-
niones.

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Hablar sobre la violencia. Evitar la violencia. Cansados pero animados.
Hablar de juegos de la infancia. Hombre no es igual a violencia. Ninguna.

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Reflexionar sobre masculinidad y violencia. Hombre no es igual a violencia. Bien, aprendimos algo nuevo.
Hablar sobre la relación padres-hijos. El diálogo para solucionar los conflictos. Muy bien.
Influencia de la sociedad en ser hombres. A tener menos prejuicios. Regular por no saber.
Ver imágenes. Diferencias hombre-mujer. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-
niones.
Dinámica sobre la violencia. A ser menos violentos. Muy bien.

Dinámica sobre la violencia. A ser menos violentos. Bacano, bien, chévere.


Dinámica sobre la violencia. Importancia de las reglas. Muy bien.
Distribución de oficios en el hogar. A evitar la violencia. Ninguna.
Hablar solución de conflictos. A evitar la violencia. Bien, aprendimos algo nuevo.
Hablar solución de conflictos. A evitar la violencia. Bien, aprendimos algo nuevo.
Hablar derechos humanos A respetar a los demás. Mejor capacitados para enfrentar los problemas.
Hablar solución de conflictos. El diálogo para solucionar los conflictos. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-

SUBA
niones.
Hablar sobre sexualidad. Sobre el anticonceptivo. Mejor capacitados para enfrentar los problemas.

Hablar sobre derechos sexuales. Sobre métodos anticonceptivos. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-
niones.
Hablar sobre derechos sexuales y humanos. Sobre derechos sexuales. Muy bien.
Hablar sobre sexualidad. Sobre métodos anticonceptivos. Bacano, bien, chévere.
Hablar sobre sexualidad. Sobre métodos anticonceptivos. Bacano, bien, chévere.
Repaso A ser menos prejuiciosos. Bien, aprendimos algo nuevo.
Encuentro Importancia del diálogo para el sexo. Bacano, bien, chévere.
Trabajar en grupos. Hombres y mujeres son iguales. Muy bien.
Hablar sobre sexualidad. Hombres y mujeres tienen igual responsabilidad. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-
niones.

Manes, mansitos y manazos


Encuentro. Hombres y mujeres son iguales. Ninguna.
Hablar de prevención de violencia intrafamiliar. A valorar las cosas. Bien, pudimos compartir con otros nuestras opi-

Anexos
niones.
Aprender sexualidad. A ser sexualmente responsables. Mejor capacitados para enfrentar los problemas.
Hablar sobre las actividades que realizan hombres y A escuchar y respetar las opiniones de los demás. Bien.
mujeres en su formación.
Hablamos sobre lo masculino y lo femenino en el juego Que el hombre y la mujer son diferentes en los as- Un poco más informados sobre el tema.
y los castigos. pectos de su vida.
Hablar sobre lo que es considerado normal y anormal Cómo la crianza y la tradición afectan el ser hom- Bien porque sabemos los diferentes puntos de
por la sociedad. bre y ser mujer. vista y reflexionamos para nosotros.
Hablar sobre las capacidades de hombres y mujeres. Sobre el rechazo social y prohibiciones respecto a Mejor orientados.
este tema.
Relacionar comportamientos entre hombres y mujeres. A valorar a las mujeres. Con otra forma de pensar sobre mujeres y hom-
bres.
Diálogo sobre la sociedad y sobre cómo nos han ense- A respetar y valorar las diferentes actitudes que Muy bien, con hambre y con sueño.
ñado a ser hombres y mujeres pueden tomar hombres y mujeres.
Se trató el tema de la violencia en casa y en las demás A valorizar más los bienes ajenos y a respetar más a Bien porque nosotros no hacemos nada de eso.
partes. los demás.
Hablar y reflexionar sobre las diferentes formas de vio- Tenemos que brindar respeto para que, así mismo, Es un taller bastante interesante y vale la pena
lencia. Hicimos carteleras. nos respeten. saber más sobre el tema.
Hablamos sobre los géneros y las orientaciones sexua- Que la violencia debe apartarse de ser algo común Bien y bien aprendidos.
les. en hombres.
Conceptualización de la violencia y sus perspectivas. Aceptar a las demás personas como son y respetar. Excelente.
Respeto y tolerancia entre los miembros de la familia. Gratos y a gusto con los temas.
Hay varias clases de violencia. Bien porque aprendimos diversas cosas.

PUENTE ARANDA - ANTONIO NARIÑO


Vimos cómo se distribuyen los oficios en la casa. A identificar a ciertas personas y comportamientos. Muy bien, el ambiente estuvo bien.
Observamos unas imágenes y cada uno de nosotros se El hombre ha tenido un proceso de evolución. Cada vez más confianza para hablar.
identificó con ellas.
Hablamos sobre nuestra familia. Que hay distintos tipos de familias y de hombres. Bien ya que en cada conferencia aprendemos
cosas nuevas.

| 167 |
Hablar sobre los diferentes problemas intrafamiliares A neutralizar los problemas y sobre todo a resol- Bien. Trabajamos en equipo con nuestros com-
que agobian a los jóvenes. verlos. pañeros.

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Carteleras e historietas sobre conflictos intrafamiliares. Muchas cosas como la responsabilidad y la aplica- El ambiente y los comentarios son muy intere-
ción de reglas. santes.
Expusimos nuestros problemas familiares para la so- Aprendimos a solucionar conflictos.
lución.
Actividad sobre un juicio. Que hay diferentes formas de violencia y agresión. Bien orientados.
Hablar sobre el respeto y los DDHH. Cómo hacer un debate. Bien.
Hablamos sobre un caso [de homicidio y acoso sexual] A neutralizar y entender las diferentes formas de Bien. Aprendimos un resto.
que fue publicado en el periódico y hubo dinámica. violencia y sus consecuencias.
Hablamos sobre los Derechos Humanos y sobre sexua- Que hay varios métodos de planificación. Bien porque aprendimos cosas nuevas.
lidad.
Talleres de violencia y Derechos Sexuales. A razonar y entender que la violencia sexual es un Entendimos y actuamos según lo aprendido.
mal ámbito de la sociedad.
Hicimos una mesa redonda y hablamos sobre las ven- Cómo hay que respetar a la mujer y cómo nos sen- Bien porque en cada sesión aprendemos algo.
tajas y desventajas de la sexualidad. timos sobre la violencia familiar.
Que todos tenemos los mismos derechos. Bien, bastante amañador el ambiente.

Que cada persona es libre de escoger a su pareja y Más informado sobre temas nuevos.
pensamiento.
Discutir con las mujeres sobre distintos temas que se Analizamos lo que piensan las mujeres y analiza- Bien porque hablamos y expresamos lo que sen-

PUENTE ARANDA - ANTONIO NARIÑO


relacionaron a lo largo del curso. mos la cultura. timos.
Discusión de diferentes puntos de vista. Diferentes formas de pensamiento. Llenos de nuevos puntos de vista.

Hablar y socializar sobre el tipo de mujeres y hombres Que hombres y mujeres son diferentes en todos los Contentos por haber aprendido a dialogar con
que se pueden observar en una sociedad. aspectos. las mujeres.
Reflexión sobre qué es hombre y qué es mujer. Diferencias y similitudes entre hombres y mujeres Bien.
en lo laboral y lo económico.
Similitudes y diferencias en la crianza de hombres y Diferencias entre juegos y actividades de acuerdo a La charla muy interesante. Buena explicación
mujeres. grupos de edad y época. del tema y buenas ideas.

Manes, mansitos y manazos


Mirar cambios que han ocurrido respecto a ser hombre Que las mujeres no son inferiores a nosotros. En la Tranquilos, en confianza y compañerismo.
y ser mujer. actualidad pueden hacer las mismas labores que

Anexos
nosotros.
Adaptarnos a la época. Cómo comportarnos. Cómo Nos relacionamos entre todos.
manejar situaciones en el hogar.
Colaje sobre tipos de violencia El hombre y la violencia no van de la mano. Bien por el aprendizaje y las demás experiencias.
Tratamos el tema de la violencia. Para resolver conflictos no es necesaria la violen- Bien por la integración entre jóvenes y adultos.
cia.
Se habló sobre todos los aspectos de la violencia. Hay que saber ejercer la autoridad.
Se abordó el significado de la violencia. Definición de violencia y sus lazos con la autoridad.
Hablar sobre orientaciones sexuales. Que no hay que discriminar a nadie por lo que es ni Bien, muy Bien.
por lo que piensa.
Ver la distribución de los oficios en la casa. Diferenciar los comportamientos [de hombres y Bien porque pudimos discutir sobre el tema del
mujeres] a través del tiempo. homosexualismo.
A diferenciar las personalidades. Que hay distintas formas de ser hombre. Bien porque la dinámica que hicieron estuvo
buena.
Hablar sobre relaciones de hombres y mujeres. A respetar la sexualidad de las personas. Nos sentimos a gusto con la conferencia.

FONTIBÓN
Aprendimos sobre el género, entre un hombre y una A respetar al semejante. Bien.
mujer.
Una dinámica de juego. La necesidad de tener reglas claras. Motivados.
Que no siempre el diálogo es la mejor opción de resol- Todos [nuestros] conflictos pasan por la agresión. Cómodos sin importar las instalaciones [En esa
ver un conflicto. Después nos disculpamos. ocasión llovió y se inundaron los salones].
Se habló sobre los conflictos entre hombres, sus moti- Que en la mayoría de casos las peleas e insultos son Bien porque la clase estuvo muy dinámica.
vos y soluciones. la salida más rápida.
Charla acerca de formas de solucionar conflictos sin Que cuando tengamos un conflicto hay que dialo-
violencia. gar.
Aprendimos a diferenciar los conflictos. A solucionar conflictos y ponernos en el lugar del Bien.
otro.
Se habló sobre los conflictos familiares. La autoridad y el sexo no están ligados al sexo ni a Bien al expresar lo que sentimos.
la edad, ni al papá.

| 169 |
Sociodrama familiar. Que la demanda sí sirve. Bien al compartir nuestras experiencias.
Trabajo didáctico en papel. Normas de convivencia. Sentimos que debemos aprender y practicar más.

| 170 |
Una solución diferente al conflicto propuesto. Corresponsabilidad en los DD.HH. Bien.
Se debatió la violencia intrafamiliar. La violencia no es viable a la hora de dar solución a Bien porque estuvo muy dinámica.
un problema.
Hablamos sobre el homicidio de un individuo. Que todos los seres humanos sin importar su sexo Muy bien.
ni su condición tienen los mismos DD.HH.
Discutimos sobre violencia sexual y el abuso. Sobre los Derechos Sexuales y Reproductivos En un ambiente de diálogo respetando las dife-
rentes opiniones.
Hablamos sobre la sexualidad y cada punto de vista. Aprendimos a comparar estas situaciones. Bien.
Charla acerca de los derechos humanos. Que todos tenemos que respetar los Derechos Muy bien porque aprendimos a valorar a los de-
Reproductivos y Sexuales. más.
Hablar sobre la sexualidad de cada persona. Que tanto el hombre como la mujer tienen los mis- Un poco mal por juzgar a los demás por su con-
mos derechos en igualdad de condiciones. dición sexual.

FONTIBÓN
El taller de la hoja [evaluación de impacto] y recuento A tener muchos conocimientos sobre la violencia Bien, muy bien.
de todos los cursos [conversatorios] anteriores. intrafamiliar.
Se discutieron puntos de vista anteriormente plantea- Que hombre y mujer se van formando a través de En disposición de compartir lo que aprendimos.
dos. la vida cotidiana
Dialogamos, charlamos, compartimos. La igualdad de géneros.
Analizar diferentes opiniones acerca del hombre y la Los oficios que se desempeñan en el hogar.
mujer.
Socialización de las frases expuestas por los integran- Escuchar y respetar las opiniones de los demás.
tes.
Dialogar, reflexionar y escuchar. A compartir y a escuchar ideas. Agradables y motivados.
Integrarnos con personas que no conocíamos y com- Que la violencia genera más violencia. Aprendimos muchos conceptos positivos.
partir conceptos.
Compartimos diferentes puntos de vista. Qué es un verdadero hombre y qué es violencia. Tranquilos y seguros de lo que hicimos y somos.
Dialogar. Que debemos comunicarnos más. Bien.
Dialogamos y compartimos las ideas de los demás. A definir los conceptos. Relajados en la conferencia.

Manes, mansitos y manazos


Reflexionar. A tner más respeto hacia la pareja. Bien.
Aprender a ser hombres. Hacer [sic] hombres. Bien.

Anexos
Intercambiamos ideas, clarificamos conceptos y ga- La diferencia entre ser hombre y la afinidad sexual; Tiempo muy valioso en el que aprendimos mu-
namos amigos. los diferentes tipos de violencia y su efecto en las chos conceptos para nuestra vida diaria.
personas.
Juego de integración, charla en grupo sobre la vio- Respetar reglas, resolver conflictos, leyes. Bien, a gusto.
lencia, refrigerio.
Compartir, jugar, dialogar, reflexionar, conversar so- Diferentes violencias, solucionar los conflictos, com- Relajados, unidos, bien.
bre los conflictos. partir.
Hablar sobre el conflicto y como solucionarlo, jugar. Diferentes formas para solucionar un conflicto. Motivados porque aprendimos.
Después de la dinámica de balón-mano discutimos Cómo evitar conflictos dentro y fuera del hogar. Motivados y espontáneos a la hora de discutir
qué era, cómo surgía y cómo se evitaba un conflic- los problemas y soluciones.
to. Buen refrigerio.
Cine-foro. Reconocer los DD.HH. como identidad para hom- Interesados.
bres, mujeres, ancianos, niños, niñas, etc., además
de grupos étnicos y de identidad sexual.
Vimos una película. Sobre la identidad de género y los DD.HH. Bien.
Una charla sobre educación sexual. Una charla sobre las enfermedades sexuales. Bien, chalado [bueno].
Vimos una película: Todo sobre mi madre. Las enfermedades de transmisión sexual no son ex- Con un poco de reflexión sobre la responsabili-
clusivas de los homosexuales. dad sexual.

RAFAEL URIBE URIBE


Hablar sobre los DD.HH. de los hombres, mujeres y Los derechos de las personas y las enfermedades Motivados con las charlas.
niños. sexuales.
Hablar sobre los DD.HH. y ver una película. Vimos cómo se relaciona el homosexualismo entre Quedamos impactados e intrigados.
pareja, hombres y mujeres.
Hoy hablamos sobre sexualidad y violencia. Que no debemos usar la violencia física ni psicoló- Bien porque aprendimos sobre la violencia
gica en nuestras familias. sexual.
Hablamos de la sexualidad en pareja, la violencia Responsabilidad, derechos y deberes de hombres y Muy bien porque el tema fue bueno.
sexual y los derechos. mujeres. Acuerdo en la sexualidad.
Repasar los DD.HH. y hablar sobre violencia Ser más concientes, respetar y dialogar con la pa- Bien porque la capacitación nos sirve para orien-
intrafamiliar. reja. tar a nuestros hijos y mujeres.

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Aprender sobre los derechos, dialogar, compartir. A respetar a las personas que tienen diferente for- Bien ya que aprendimos a respetar y a compar-
ma de mostrar su sexualidad. tir.

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Derechos sobre la sexualidad. Tener un buen conocimiento más avanzado sobre Bien.
la sexualidad.
Actividad de reflexión en grupo sobre la violencia Cosas que no habíamos puesto en práctica. Nos sentimos muy bien porque la discusión se
intrafamiliar. llevó en un ambiente de respeto.
Reflexión: violencia, machismo, maltrato. Valores, derechos, mujer, compartir, dialogar, nego- Mejor, bien, tranquilos, conscientes, igualdad,
ciar. derechos.
Un conversatorio entre hombres sobre violencia Formas de convivencia familiar, educación sexual. Fortalecimiento moral y psicológico.
intrafamiliar y sexual.
Conocimos temas sobre el maltrato intrafamiliar, Nos sencivilizamos [sic] a entender los diferentes Por lo general bien, durante el transcurso de la
compartimos opiniones y vimos un video. roles que la mujer ejerce dentro del hogar. actividad pudimos interactuar con todos.
Diálogo, se vio un video. A dialogar, convivir y recapacitar de los errores co- Nos sentimos bien en el conversatorio.
metidos.
Introducción sobre el objetivo del taller donde se A mejorar nuestro comportamiento en nuestras fa- Bien de estar aprendiendo a ser más razonables
definieron las cauas y consecuencias de la violen- milias. y tolerantes con los que convivimos.
cia intrafamiliar.
Un diálogo acerca de la violencia y el machismo. Que no es necesario aplicar la violencia sino el diá- Bien, disfrutamos y compartimos en grupo.
logo.
Un taller sobre las clases de violencia. Que la violencia es un acto intencional de hacer- Nos sentimos más familiarizados con ese tema y

MÁRTIRES
nos daño. fue muy importante.
Violencia. Aprendimos que la violencia hace daño y no hace Bien.
bien a la comunidad.
Trabajamos para funcionar mejor. Que los problemas se resuelven con diálogo y com- Contentos por haber aprendido cosas que nos
prensión. hacen vivir mejor.
Construcción colectiva del concepto de violencia. Que no hay una única forma de violencia. El aporte individual de los integrantes del grupo.
Taller sobre machismo y violencia. Causas, roles fa- Difinir violencia, entender causas. Debemos apli- Mejor.
milia, clases, violencia, colaje y exposición. car la no violencia, establecer normas no violentas.
Aprender sobre nuestra identificación como hom- Que tenemos que adquirir conocimientos para en- Satisfechos por haber compartido.
bres. riquecer nuestros conceptos.

Manes, mansitos y manazos


Identificación del hombre por medio de fotos y di- A reconocer la realidad de muchos de los factores Más identificados y han mejorado las relaciones
ferentes culturas. que engañan a primera vista. dentro del grupo con la charla del día de hoy

Anexos
«beso con beso». Muchas gracias.
Género, identidad, núcleos familiares. Apariencias, diferencias, clases. Fortalecidos, bien, mejor.
Identificación de las familias. Distinguir diferentes clases de hombres. Bien porque pudimos aprender algo más para
nuestra vida diaria.
Juego para interpretar: norma, conflicto, castigo, re- Conceptos sobre «conflicto» y con la interiorización Bien. Hubo un mejor ambiente para la discución
solución de conflictos y conceptos inherentes. del mismo. Crecimiento personal y grupal. en grupo por la puesta en práctica gráfica del
ejercicio.
Un juego que requería ejercicio físico. A aceptar las diferencias y a disfrutar de la camara- Muy contentos.
dería.
Clases de conflictos, disciplinas, normas, jugamos. A estar más con las clases de conflictos y cómo se Bien.
generan.
Recreación y discución acerca del juego. Resolución de conflictos y convivir. Divertidos y desestrezados.
Resumen taller anterior. Juego lúdico, normas, con- Convivencia, interactuar, resolver conflictos. Bien, bien, bien…
flictos, falta, castigo.
Teatro. Dramatizamos un conflicto. Cómo resolver conflictos. Que cuando el herrero Bien.
no da en el clavo es un errero.

MÁRTIRES
Conflictos y libertades A saber sobrellevar ciertos conflictos y resolverlos. Más fortalecidos para un mejor vivir en el me-
dio social.
Conflicto, honor, amenaza. Otras formas de resolver conflictos. Tener concien- Bien.
cia de los principios y de las normas.
Hablamos sobre diferentes formas de conflicto. A cómo resolverlos. Bien sea con la forma del diá- Bien ya que nos comunicamos entre todos.
logo.
Ejercicio, prensa, tema derechos. Bien justicia y valores. Bien, inquietos.
Resolución de conflictos, fiscalía. A valorar los DD.HH. Satisfechos por participar.
Hablamos de los DD.HH. Diferentes formas de defender a una persona. Como involucrados en el mismo tema.
Conocimos las diferentes etapas de la historia de Los derechos deben ser aplicados por igual a hom- Se presentan aún conflictos de tipo conceptual en
los DD.HH. Se puso enfasis en los D.S.R. bres, mujeres, niños, ancianos y, en general, a toda cuando a los derechos, pero, en general, nos entimos
persona sujeta de derecho. bien y llegamos a conclusiones consensuadas.

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Conocemos a diferentes etapas de la historia del Aprendimos a conocer sobre los DD.HH. y cómo Aprendimos a ser más tolerantes, a respetar los
derecho humano y se estudiaron los D.S.R. aplicarlos en nuestra vida. derechos de las demas personas, en general.

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Escuchar dos clases de melodías para diferenciar los Hablamos sobre los D.S.R, la libre escogencia de la Muy animados con los conocimientos que ad-
que es el sexo hablado y el otro el amor. definición del nucleo familiar ¿Cuántos hijos?, y quirimos de estas charlas de los antropólogos de
mejorar la convivencia dentro del hogar. la U.N.
Escuchamos dos canciones de mujeres sobre amor Sobre los D.S.R. Nos sentimos muy bien.
y sexo y hablamos sobre los derechos.
Hoy resumimos lo aprendido en los talleres ante- A compartir la necesidad de asistir, aprender y asi- Muy satisfechos por la labor realizada.
riores y asistimos con nuestras parejas. milar todo lo enseñado por los talleristas.
Recordar y repasar los temas principales de los siete A valorar el espacio del otro y los límites. ¡Muy bien!
conversatorios.
Recuento y compartimos las experiencias y conoci- Fortalecer los conocimientos adquiridos y fortale- Con la necesidad de ponerlos en práctica en los
mientos de los talleres que tomamos con las cer los lazos de pareja. diferentes círculos donde nos desempeñamos.

MÁRTIRES
compàñeras de cada uno de nosotros.
Resumen total de los talleres anteriores. Con las pa- Compartir ciertos ideales con relación a los proble- Bien por compartir esto en el día de hoy con la
rejas en el día final de las capacitaciones. mas. Problemáticas y conflictos existentes en las familia.
sociedades.
Hablamos sobre problemas intrafamiliares y discu- A poder dar soluciones para prevenir las discusio- Las personas que contaron sus casos o los recor-
siones verbales, físicas y psicológicas. nes y maltratos. daron se se sintieron mal. Lo mismo nosotros.
Hicimos una mesa redonda y hablamos del abuso A tratar de controlarnos y pensar antes de respon- Bien.
de los niños. der.
Dialogamos sobre el ser hombre. Todo lo que tiene que ver con el hombre. Bien pues en las charlas uno se siente en confianza.
Nos explicaron algunas diferencias entre un hom- Aprendimos y reflexionamos sobre algunas cosas Nos sentimos muy bien ya que pudimos hablar
bre y una mujer. que pasan en la vida cotidiana y con ayuda de tes- en confianza sobre algunos problemas persona-
timonios los analizamos y los practicamos. les.
Aprendimos y conocimos sobre la fuerza que tie- Cómo controlarnos frente a una mujer. Cómo re- Bien, porque uno no tiene relación muchas ve-
nen los hombres sobre las mujeres, maltrato infan- solver conflictos con los padres. ces con esos temas.
til y físico.
Hablamos sobre los tipos de violencia, física y mo- Que el machismo muchas veces es creado por las Bien porque nos desahogamos.
ral. mujeres.

Manes, mansitos y manazos


Se creó polémica sobre el machismo y la violencia Ver la realidad que afrontan muchos hogares con Súper bien porque pudimos reflexionar sin bur-
de los hombres. respecto a estos casos. larnos los unos de los otros.

Anexos
Dialogamos sobre casos de violencia y soluciones Que con las peleas no se soluciona nada, es mejor Bien ya que hubo buena comunicación con los
posibles. siempre dialogar. talleristas.
Hablamos sobre diferentes casos de violencia Aprendimos que se puede dialogar más con las fa- Contentos.
intrafamiliar. milias.
Dialogamos y socializamos todas nuestros conflic- Aprendimos a valorar más a nuestras familias y a Nos sentimos bien porque dialogamos y sociali-
tos personales y familiares. ser más comprensibles. zamos nuestros conflictos y nos desahogamos.
Hablamos sobre los diferentes formas de ser hom- Aprendimos a distinguir y respetar a los homosexua- Me dio igual.
bre. les sin discriminarlos.
Hablamos sobre gays y transformistas. A ser mas tolerantes con otras alternativas de vida Bien y muy buena información.
de otros hombres.
La explicación de lo masculino con unas fotos. El prototipo de hombre no es el mismo siempre. Bien gracias.
Aprendimos a diferenciarnos entre los hombres y Que se puede respetar y que ser gay no es para bur- Bien porque la charla estuvo diferente a las otras
los homosexuales. larse. que hemos estado.
Hablamos de la discriminación a las personas ho- A distinguir a los homosexuales de las demás per- Bien, estas actividades son muy divertidas y bre-
mosexuales. sonas, aprender a respetarlos. ves.
Cada uno teníamos que decir las reglas que tene- Que todos los conflictos no se arreglan siempre a Me ha gustado esta clase de talleres porque he-
mos en nuestra casa, jugamos fútbol para saber qué los golpes. mos prendido a enfrentar la violencia.

CIUDAD BOLIVAR
clase de conflictos presentaban.
Jugamos una especie de partido en una cancha de En mi opinión aprendí que para hacer las cosas bien, Excelente, yo creo que es una experiencia muy
micro aunque sin normas y también hablamos de necesitamos de alguien que nos esté diciendo bacana porque nos desestrezamos y nos hizo
qué normas teníamos en la casa y cómo nos repar- hágalo así eso esté mal, etc. Y aprendí a integrarme cambiar de parecer cuando jugamos algo y siem-
timos los oficios. sin tantas discusiones. pre discutimos.
Jugamos en la cancha una especie de micro, con Aprendimos sobre los casos por los cuales se pre- En mi caso me sentí muy chévere por que la cla-
determinadas reglas que a medida que ibamos avan- sentan conflictos además de aprender a solucionar- se fue muy dinámica y me gustó muchísimo.
zando en el juego se iban implementando. los.
Qué oficios teníamos en nuestra casa y cómo con- Aprendimos a trabajar en equipo y a expresarnos. Me sentí muy bien porque tienen una forma muy
vivimos entre padres e hijos. bacana de enseñar.

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Tratamos un tema importante, las leyes que cada En este taller tuvimos un aprendizaje que cualquier Nos sentimos agradable, se ríe en esta actividad.
uno ejercía en la casa, oficios reglas y otros aspec- persona, ya sea hombre o mujer, tiene una obliga-

| 176 |
tos muy importantes. ción de hacer sus actividades por sí mismo.
Discutimos acerca de los derechos sexuales y Aprendimos el respeto sexual por el otro y no po- Nos sentimos a gusto pues el tema nos muestra
reproductivos y su repercusión en la vida cotidia- demos obligar a una mujer al acto sexual si ella no la magnitud de los actos adultos.
na. quiere.
Hablamos de las diferentes dificultades que se vi- Que todas las personas tenemos que anunciar a las En mi concepto aprendí por qué se ocasiona esto
ven en la violencia sexual. autoridades así tengamos mucho miedo. y hay que estar prevenido.
Hicimo una breve charla acerca de los derechos Aprendimos sobre el control de nuestros deseos Me divertí muchísimo.
sexuales y como llevar una vida sexual basada en la sexuales y como llevar una vida sexual basada en la
responsabilidad. responsabilidad.
Tratamos el tema de diferentes tipos de violencia Que debemos comprender y respetar a las personas Este tema nos hizo recapacitar, no debemos ser
sexual y tipos de sexo. según su sexo y comprenderlos según su situación. semejantes a los demás.
Hablamos sobre la sexualidad de los jóvenes A conocer las distintos medios de protección para Bien, porque ya nadie le da pena hablar sobre la
solucionar problemas como el embarazo y otros. sexualidad. Hoy fue buena la charla.
Dialogar sobre qué es ser hombre. Que el machismo está arraigado en nuestra cultura. Bien porque el tema que tratamos es interesante.
Un diálogo sobre nuestra condición de hombre, Que los hombres y las mujeres tenemos cualidades Muy bien pues todos participábamos y opinába-
nuestro recorrido por la vida. Analizar distintas si- muy especiales. mos.
tuaciones.

CIUDAD BOLIVAR
Hablamos sobre las diferencias entre el hombre y la Lo que es ser hombre en realidad y no practicar el Bien porque esto me ensenó cosas que todavía
mujer y cómo se comportaba cada uno. machismo. no sabía.
Se dialogó sobre cómo fue criado el hombre desde Que en la sociedad en que vivimos se puede in- Me sentí bien por la participación que hubo en
los tiempos de nuestros abuelos, actitudes machistas fluenciar para uno en un futuro. el grupo.
Socializar el tema, cómo aprender a ser hombres y Las diferencias de pensamientos de cada uno y que Mejor que antes, aprendimos cosas nuevas.
sobre el machismo. cada uno es machista, así no lo quiera.
Hablamos de violencia intrafamiliar y algunos com- Para tener una buena relación con la familia hay Bien porque tenemos espacio de compartir ideas
pañeros omentaron casos. que tener diálogo e igualdad. y de aprender.
Un diálogo sobre las diferentes formas de violencia Que la violencia no es sólo física sino también ver- Bien, porque aprendimos más sobre este tema,
intrafamiliar y exposición de algunos casos. bal o moral. además que algunos compañeros se pudieron
desahogar en este taller.

Manes, mansitos y manazos


Hablamos sobre la violencia intrafamiliar, contamos Para tratar bien y llevarnos bien con la familia te- Bien porque se nos da espacio de particpar y
casos. nemos que tener en cuenta el diálogo. expresar nuestras ideas.

Anexos
Hablamos de casos que se presentan en nuestros Que debemos arreglar nuestros problemas dialogan- Bien poque aprendimos cosas para mejorar.
hogares de violencia intrafamiliar. do o evitando el conflicto.
Hablamos de problemas, discutimos sobre las ideas A que para la violencia no se debe usar la fuerza, Bien ya que gracias a estos talleres estoy apren-
de nuestras compañeras y también nos enteramos las palabras son la mejor solución para estos proble- diendo a como afrontar los problemas.
de cosas que suceden en la actualidad. mas que suceden en la actualidad.
Identificamos a personas homosexuales y Aprendimos a no juzgar a una persona por su condi- Es importante aprender sobre estas temáticas.
heterosexuales. ción física ni por su pensamiento y gusto por el sexo.
Diferenciamos las distintas clases de hombres. A no humillar a los homosexuales y aceptarlos como Algunos no aceptaron que los gays sean de su
son. comunidad.
Tocamos el tema de los homosexuales y lo tratamos Yo aprendí a no discriminar a las personas sean como Me sentí bien por la participación que hubo en el
con respeto y seriedad. sean. grupo aunque no estuvimos de acuerdo en todo.
Hablamos sobre los homosexuales y las tendencias Hemos venido aprendiendo acerca de la homose- Regular pues la gente de este salón es muy irres-
a grandes rasgos. xualidad. petuosa.
Trabajamos con unas fotos la masculinidad. A respetar a hombres que tienen tendencias ho- Bien.
mosexuales.
Salimos al patio a jugar algo nuevo, en donde poco Aprendimos que los conflictos no siempre se arre- Nos sentimos en otro ambiente de reflexión so-
a poco las reglas iban siendo parte del juego. En glan de la mejor manera. bre los conflictos.

CIUDAD BOLIVAR
realidad el objetivo fue quizá observar qué actitud
teníamos en el juego y ver cómo podría formarse un
conflicto, pero afortunadamente no lo hubo.
Nos dio una explicación sobre las reglas y salimos a Que las reglas son importantes para nosotros. Bien porque hicimos lo que quisimos y nadie nos
jugar microfútbol. Nos hicieron preguntas y jugá- decía qué hacer para hacerlo civilizadamente.
bamos sin reglas.
Las formas de convivencia con las demás personas El trabajar en equipo para realizar algo y saber como Relajado.
por medio de un ejemplo. relacionarce con los demás.
Actividad deportiva, debate sobre las reglas que Aprendimos las diferentes reglas que se tiene para Muy bien, expresamos nuestros pensamientos de
existen en cada familia. una buena convivencia en el hogar con la familia. lo que creemos que son las reglas para una bue-
na convivencia.

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Nosotros salimos a jugar pelota entre todos para ver Aprendimos que el llegar a agredirnos no nos lleva Nos sentimos muy bien porque nos integramos
cómo era el comportamiento de nosotros. a nada bueno. en este juego.

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Analizamos una situación que se vive diariamente, que Aprender a cuidarnos cuando tengamos relaciones Nos sentimos bien en el taller y hablamos libre-
es cómo y qué haríamos si tuvieramos un hijo gay. y responder por nuestros actos. mente.
Hablamos sobre la sexualidad en los jóvenes. A que todo en esta vida hay que saber tomar una Super bien. Nunca habíamos tratado este tema
buena decisión. y es bueno conocer la opinión de los demás.
Hablamos de las responsabilidades de la pareja en Aprendimos a que no sólo la mujer tiene a cargo el Bien aunque este tema era nuevo para nosotros.
cuanto al cuidado de los hijos y el sexo. cuidado de los hijos y de la planificación.
Unas preguntas acerca de la familia, una de ella fue Aprendimos a respetarnos unos a otros sin ser juz- Seguros de los que estamos haciendo sin se juz-
que haríamos si tuvieramos un hijo gay y nos cues- gados por tener ideas diferentes u opiniones. gados y sabiendo que es malo o bueno.
tionamos dando soluciones.
Dialogamos acerca de los conflictos presentados, en Que se considera abuso sexual cuando se comete Muy bien, aprendimos cosas nuevas.
su mayor parte, por abuso sexual. con una menor de 14 años.
Escuchamos una canción y la analizamos, habla- Que la violencia física no es el único tipo de vio- Bien porque se habló sin pelos en la lengua, co-
mos sobre una especie de machismo y conversamos lencia, que debemos autocontrolarnos y denunciar mimos y aprendimos demasiado.
sobre la violencia intrafamiliar. aquellos hechos de violencia.
Conocernos, dialogamos y relacionamos los aspec- Cómo solucionar los problemas familiares. Bien, aprendimos y nos divertimos con nuestra
tos de la violencia. opinión.
Hablamos con nuestros compañeros sobre el mal- Aprendimos a expresar los problemas que tenemos Muy chévere, nos podemos expresar sin cohi-
trato y otros temas importantes en nuestra vida y y a saber solucionar y confrontar los problemas. birnos y trabajamos bien.
entorno social.
Se dialogó acerca de la formación de una persona Problemas de violencia en la sociedad, dos tipos de Nos sentimos bien con la explicación.
en la familia. violencia y el hombre y la mujer y su formación.

KENEDDY
Tuve la sinceridad casi por primera vez de contar Que no todo se lleva a los golpes, que dialogando se Realmente, súper bien, bacano, excelente.
varios secretos de mi vida de hace tiempo. llega a muchos métodos.
Hablamos sobre el maltrato familiar Que como seres humanos merecemos respeto y ser Bien porque reflexioné sobre el maltrato en mi
tratados del mismo modo y no debemos discriminar hogar.
ni maltratar a nadie.
Hablamos de cómo el machismo nuestro aumenta Aprender a vivir más en familia. Bien ya que cada uno toma una reflexión de lo
los casos de violencia intrafamiliar. que pasa hoy en día.

Manes, mansitos y manazos


Dialogamos y discutimos sobre violencia Que podemos resolver los problemas dialoganod y Estuvo divertido aunque eso no significa que nos
intrafamiliar y machismo. asi podemos evitar llegara casos de violencia. burlamos de los casos de los compañeros.

Anexos
Relacionamos lo que vimos la anterior sesión sobre Que el dialogo es la solución a muchos problemas Muy en confianza, parecíamos amigos de mu-
violencia intrafamiliar y expusimos casos. pero no la única, también está el silencio. cho tiempo.
Hablamos sobre violencia intrafamiliar. Que la falta de dialogo es quizá la causa de mu- Me sentí bien ya que pude hablar sin tomar y
chas peleas y la confianza es algo qe debe sobresa- expresar lo que sentía y opinaba.
lir en la familia.
A saber diferenciar a un homosexual y a conocer el A reconocer que también son personas normales Bien.
mundo de ellos. pero que tienen un pensamiento diferente.
Opinamos sobre los homosexuales luego de haber Que realmente existe mucha discriminación sexual. Normal.
mirado unas fotos.
Vimos unas fotos de distintos hombres y gays. Que hay que respetar a los gays y no debemos bur- Muy bien, este taller estuvo muy bacano.
larnos de ellos.
Hablamos mucho de la homosexualidad. Que debemos respetar a los homosexuales así no Bien, las actividades fueron chéveres.
nos gusten.
Analizamos casos de homosexualidad. Que hay que tolerar a los homosexuales así no nos Bien, estuvo divertido el cuento.
gusten.

KENEDDY
Salimos a jugar en el patio fútbol para integrarnos y A que no importa lo que hagamos siempre nuestra Muy bien porque compartimos un rato agrada-
mirar nuestro comportamiento ante los demás. actitud ante los demás debe ser buena. ble entre amigos.
Los problemas que hay en la casa. Las normas que Como resolver los problemas que tenemos en la vida Nos sentimos muy bien porque aprendimos a
hay en la casa. y que todo en esta vida es de normas y deberes. conocer a los demás.
Hicimos una actividad donde aprendimos a com- Aprendimos a compartir y a reconocer las diferen- Bien porque todos participamos en la actividad.
partir y evaluamos los diferentes formas de violen- tes formas de violencia que se presentan por un mal
cia que se presentan. entendido.
Hablamos de las reglas que debemos cumplir en cual- Que las reglas son muy importantes y debemos cum- Bien porque para que hallan conflictos en el
quier ocasión y salimos al patio a hacer una didáctica. plirlas. hogar debemos cumplir las reglas.
Jugamos pero sin reglas y luego las ibamos ponien- Que no necesariamente tiene que haber conflictos Bien, ya que además jugamos.
do a medida que pasaba el juego para ver que tan en un grupo ya que se pueden evitar.
peleones eramos.

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Hablamos sobre la importancia del sexo y qué tenía Aprendimos que es necesario estar concientes cuanto Bien.
de riesgos y como debería uno actuar en estos casos. tomemos decisiones sobre nuestra sexualidad.

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Hablamos sobre las relaciones sexuales, la violación Que los problemas de violencia sexual son más co- Bien, pero estuvo muy corto.
y el acoso sexual. munes de lo que uno cree.
Hablamos sobre el sexo, sobre las decisiones y cui- Que es importante ser responsable a la hora de de- Interesados en el tema.
dados de este acoso sexual. cidir tener relaciones sexuales ya que existen mu-
chos riesgos.
Hablamos sobre derechos sexuales, como debemos Aprendimos que no es difícil ir a Profamilia, en caso Nos sentimos a gusto con lo que se discutió, real-

KENEDDY
acudir contra las violaciones y qué debemos hacer. de algún imprevisto para asesoría. mente aprendimos varias cosas
Hablamos de los derechos sexuales y reproductivos Que la mayoría de casos de violencia sexual se pre- Lo mejor de todo es que tuvimos datos que nos
en los jóvenes de nuestra comunidad y en los niños. senta con miembros de la familia o conocidos y van a servir un resto de acá en adelante.
tambien sobre derechos sexuales y reproductivos.
Escuchamos rancheras y vallenatos, diferenciamos Aprendimos a valorarnos como hombres y a respe- Nos sentimos bien y nos valoramos.
al hombre de la mujer. tar a las mujeres.
Hicimos un taller divertido donde hablamos sobre Aprendimos las diferencias de los hombres con las Bien.
cómo aprendimos a ser hombres y sobre el machismo. mujeres y distintas formas de violencia intrafamiliar.
Preguntarnos a nosotros mismos qué es ser hom- A querer a las mujeres, a valorarlas y a respetarlas. Muy bien de lo que hablamos y expresamos.
bre, cómo nos hicimos hombres.
Socializar el tema de cómo se llega a ser hombre. El machismo es una cultura que debemos superar Bien, porque el tema es muy bueno para apren-
para que las mujeres vivan libremente. der a ver mejor nuestra cultura.
Identificarnos como hombres. A valorarnos a nosotros mismos y a las mujeres. Bien, ya que estos talleres no se hacen muy se-
guidos.
Hablamos sobre violencia intrafamiliar y que hay Que todo se puede solucionar con el dialogo sin Me sentí muy bien ya que hablamos de la reali-
varios tipos. acudir a los golpes necesariamente. dad afrontándola con nuestro vivir diario.

TUNJUELITO
Diálogo sobre casos de la vida diaria que enfrenta- Que todo lo podemos solucionar y que debemos ser Estuvo bien escucharnos entre todos.
mos algunas personas. pasivos con los demás.
Hablamos sobre los diferentes casos de violencia que Que la mejor forma para solucionar los problemas Me siento bien ya que son temas que estamos
puede haber en una familiar ya sea en pareja o en- es por medio del diálogo y el respeto a nuestros de- viviendo en nuestra vida diaria.
tre padres e hijos. rechos.

Manes, mansitos y manazos


Dialogamos sobre la violencia que hay en nuestros A saber porqué comienzan las peleas y violencia Bien, es algo nuevo para nuestra vidas.
hogares. entre hermanos y padres.

Anexos
Compartimos experiencias acerca de violencia A ahcernos respetar, pero también dando de nues- Pudimos expresar cosas que quizá nunca
intrafamiliar. tra parte para que no existan conflictos internos en hubieramos contado.
las familias.
Miramos unas fotos de los cuales debiamos identifi- Que hay que respetar a los homosexuales y ellos Bien.
car los distintos tipos de hombres. también tienen que respetarnos.
Analizamos que hay varias clases de hombres y que Hay que respetar a los que se cambian de sexo. Muy bien en este taller.
no todos los que parecen ser lo son.
Actividad con fichas sobre las diferencias entre Que el más hombre no es el más acuerpado o por su Bien.
hombres y gays. pinta sino por lo que de verdad es para una sociedad.
Hicimos unas reflexiones con unas hojas con fotos Que la verdad es que no aceptamos a los maricas. Nos sentimos bien.
de maricas y otros.
Identificar a los hombres. Aprendi a conocer al verdadero hombe y a respe- Ben, aprendimos a identificar a un hombre.
tar por sus decisiones.
Estuvimos en un partido sin reglas para ver que tan- Que no siempre se necesita tener alguien indican- Excelente, los talleres están muy bacanos.
to peleabamos. do qué se puede y qué no se puede hacer; y a inte-
grarme sin necesidad de pelear.

TUNJUELITO
Con la actividad del partido miramos el porqué se Que hay formas de solucionar los conflictos pero Me senti chévere, la dinámica ayuda bastante.
presentan los confilctos. ninguna de cómo evitarlos.
Con base en un juego de pelota mirar lo del respeto A la necesidad de reglas para evitar conflictos aun Jugamos bien y lo utilizamos para el taller.
a las reglas. si no existen.
En la cancha jugamos pero la idea era ir poniendo A no discutir, y a jugar sin necesidad de reglas. Súper bacano, ya que jugamos y al mismo tiem-
reglas a medidad que avanzaba el juego. po aprendimos.
Nos hicieron preguntas sobre reglas luego de un Sobre la importancia de respetar lo que se pacta. Bien, ya que salimos del salón.
juego sin ellas.
Hablamos que existen derechos sexuales y Que el sexo tiene que ser muy responsable. Muy bien.
reproductivos.
Se estaba tratando un tema sexual en el cual viven Que los hombres podemos controlar nuestros deseos Bien.
otros temas como el abuso sexual en si el maltrato. sexuales, también a prevenir las violaciones y el acoso.

| 181 |
Hoy hablamos acerca de la sexualidad y del abuso La prevención del abuso sexual o violación entre la Frescos y tranquilos porque no habíamos trata-
sexual. comunidad y nosotros. do nunca este tema.

| 182 |
Hablamos sobre la sexualidad en los jóvenes. Cómo realizarme sexualmente y cómo actuar en Me sentí agradable porque pude participar va-
situaciones críticas, cómo aplicar estos derechos al rias veces y este tema nos sirve mucho en la vida
ser violados. diaria.
Hablamos de distintos tipos de abusos sexuales. Aprendimos sobre cómo prevenirnos de los abusos Yo por lo menos me sentí bien informado ya que
sexuales que puedan ocasionarnos personas con los talleristas saben explicar bien.
intenciones malas y a quién informarle en caso de
tal abuso.

TUNJUELITO

Manes, mansitos y manazos


Anexo 2. Afiche

Anexos | 183 |
| 184 | Manes, mansitos y manazos
Anexos | 185 |
| 186 | Manes, mansitos y manazos
Anexo 3. Conversatorios entre hombres

Anexos | 187 |
| 188 | Manes, mansitos y manazos
Conversatorios entre hombres sobre violencia intrafamiliar y
sexual

1. Nació Varón.
En este primer encuentro se reflexionará en torno a la manera en que nos
criaron y nos enseñaron a ser hombres. También hablaremos de las formas de
corrección y castigo con las que nos educaron y educamos a nuestros hijos e
hijas, contrastando experiencias y reflexionando acerca de la eficacia o inefica-
cia del uso de la violencia.

2. Golpe con golpe yo pago...


En este taller se tocará el tema de la violencia desde la experiencia personal
y veremos que para ser hombre no hace falta ser violento o agresivo. Para esto
buscaremos herramientas que permitan ejercer la autoridad y conseguir el res-
peto sin el uso de la fuerza.

5. ...Y en la otra el pan


En esta ocasión contemplaremos formas de solucionar conflictos, resaltan-
do que éstos se dan cuando dos o más personas tienen opiniones o intereses
encontrados. Para esto, es necesario ponerse en los zapatos del otro, llámese
padre, madre, hija, hijo, vecino o vecina, y así procurar una mejor convivencia
al interior de nuestros hogares y una relación más amable con nuestro entorno.

6. La ley del Monte


Las siguientes preguntas guiarán nuestra conversación sobres Derechos
Humanos: ¿Qué son los derechos y qué son los deberes? ¿Para qué nos sirven?
¿Podemos aplicar estas reglas en nuestra vida diaria y propiciar el respeto por

Anexos | 189 |
las ideas de los otros? ¿Qué ganamos al hacerlo? ¿Podemos agruparnos para
exigir nuestros derechos y charlar sobre nuestros problemas como hombres?
¿Podemos construir proyectos que fortalezcan las redes para la democracia en
nuestras localidades?

3. Beso con beso devuelvo


¿Qué cosas se le exigían a nuestros padres y abuelos para llegar a ser verda-
deros hombres? ¿Qué cambios hemos percibido en el papel que juegan los hom-
bres en la sociedad y al interior de sus familias? ¿Cómo podemos seguir siendo
hombres y resolver nuestros problemas familiares sin recurrir a la violencia? En
este conversatorio charlaremos en torno a estas preguntas y buscaremos formas
distintas de gozarnos la vida, discutir nuestros problemas y compartir nuestras
responsabilidades sin dejar de ser hombres.

4. En una mano el rejo...


Nos sentaremos a hablar acerca de los conflictos: ¿Cómo comienza un con-
flicto? ¿Cuáles son sus causas? ¿Cómo enfrentarlo? Para empezar, tomaremos
nuestra propia experiencia e identificaremos las situaciones que consideramos
conflictivas y la manera en que las hemos afrontado, es decir, si creemos que el
respeto a las reglas de convivencia es o no necesario.

7. Muy delicioso
Nos reuniremos para hablar acerca de la sexualidad y veremos como ésta va
más allá del hecho de engendrar un hijo o una hija o del contacto genital entre
dos personas. La sexualidad implica goce, placer, pero también cuidado, respeto
y reconocimiento. Cada persona experimenta su vida sexual de diferentes ma-
neras y las relaciones sexuales deben responder a un acto voluntario. Por medio
de este encuentro reconoceremos los deberes y derechos relacionados con la
sexualidad y la salud sexual y reproductiva para encontrar formas de acogerlos
en nuestra cotidianidad.

8. Juntos, caminemos juntos


Se retomarán las discusiones anteriores: El ser hombre, el ejercicio de los
deberes y los derechos, la participación, la violencia y el conflicto, compartién-
dolo con nuestras familias. De nosotros depende conservar este espacio para
seguir hablando entre hombres, proponiendo proyectos y soluciones para resol-
ver nuestros conflictos de manera pacífica. Nos comprometeremos a difundir
los conocimientos adquiridos y dar continuidad a este proceso para que en el
futuro contemplemos otras posibilidades de ser hombres.

| 190 | Manes, mansitos y manazos


Anexo 4. Líneas de atención

Anexos | 191 |
| 192 | Manes, mansitos y manazos
Líneas de atención del distrito capital y puntos de
servicios de la localidad 19 - ciudad bolívar

Servicios sociales
Maltrato, conflictos familiares y problemas sociales
Departamento Administrativo de Bienestar Social, Centro de Orientación
y referenciación. Línea 195

Maltrato a menores
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar - ICBF: 018000918080 (aten-
ción 24 horas)
Policía: 112

Violencia intrafamiliar
Policía: 112

Atención y orientación
• Menores de 18 años en condiciones de alta vulnerabiliadad. DABS, Ge-
rencia de Protección. 3446400, extensiones 1221 y 1222. Línea 195.
• Niñas y niños víctimas de delitos sexuales y diversas formas de explota-
ción. DABS, Gerencia de Protección. 3446400, extensiones 1211 y 1212.
Línea 195.
• Niños y niñas en maltrato, abandono y desaparecidos. ICBF.
018000918080
• Adultos y adultas víctimas de delitos sexuales. DABS, OIR Unidad de
Atención Integral a víctimas de delitos sexuales. 2851279. Línea 195.
Anexos | 193 |
• Adultos y adultas mayores en pobreza. DABS, Gerencia de Protección.
3446400, extensión 1213. Línea 195.
• Adultos y adultas mayores con limitación física o mental. 3446400, ex-
tensión 1213. Línea 195.
• Población en abandono y extrema pobreza. DABS, Centro de orientación
y referenciación de servicios sociales. 3444630.

Conflictos familiares
Comisarías de familia: se reciben casos relacionados con la problemática
familiar y prestan orientación y asesoría legal, social, sicológica y médica. Allí
se prestan servicios de:
• Conciliación: custodia, alimentos, visitas, residencia separada, separación
de cuerpos y bienes, liquidación de sociedad conyugal, derechos sucesoriales.
• Preventivos: talleres, charlas, conferencias, brigadas, seminarios y visitas
a establecimientos públicos.
• Policivos: imposición de multas, recepción de denuncios y rescates.
• Protección: adopción de medidas de protección a favor de víctimas de
violencia intrafamiliar.

En las comisarías de familia también funciona el Proyecto Unidad de Media-


ción y Conciliación, Dirección de Derechos Humanos y Apoyo a la Justicia, de la
Secretaría de Gobierno. Estas unidades están encaminadas a promover la cultura
de la convivencia pacífica a través del diálogo y la concertación sin recurrir a la
violencia. Estas dependencias son los ejes de la convivencia en la localidad y atien-
den casos relacionados con problemas entre vecinos e intrafamiliares, conflictos
laborales, contratos de prestación de servicios, préstamos de dinero, conflictos
por arrendamientos y problemas de convivencia en la localidad.

Información recreativa y cultural – Línea 195


Programación de eventos recreativos. Instituto Distrital para la Recreación
y el Deporte – IDCT. 6605400

Líneas de atención a emergencias sicológicas


Línea 125
Asesoría sicológica

Línea 106
Para menores de edad.

| 194 | Manes, mansitos y manazos


Líneas de salud y prevención
Secretaría de Salud - Línea 125:
Urgencias en salud, asesorías médicas, intoxicaciones, mordeduras, reporte
de accidentes, droguerías de turno.

Línea 132
Cruz Roja Colombiana, teléfono: 4280111

Línea 195
SISBEN, Departamento Administrativo de Planeación Distrital; teléfono:
3680705.
Información de jornadas de vacunación para humanos y animales.

En los hospitales distritales de I, II y III nivel de atención se puede solicitar


asesoría, consejería y atención en: métodos de planificación familiar, control
durante el embarazo, atención del parto, controles después del parto.

Directorio localidad 19 - ciudad bolívar


PUNTO DE SERVICIO DIRECCIÓN TELÉFONO
Alcaldía Local Carrera 73 No. 59 – 12 Sur 7190087/90/92/89/85

Junta Administradora Local Carrera 73 No. 59 – 12 Sur 7190083


CADEL Calle 59 Sur No. 38 - 05 7184545 – 7172294
Centro Operativo Local Calle 70 Sur No. 34 – 05 7172743
Centro Satélite Vista Hermosa Calle 69 K No. 18H – 19 7651256
Hospital Meissen Calle 60 Sur No. 18 K – 13 7656873
Hospital Vista Hermosa Calle 64 C No. 27 – 32 7180488 – 7315796
Comisaría de Familia Transversal 73 No. 70 A – 04
Sur vía Sierra Morena La Casona 7175099 – 7182352
Unidades de Mediación y Conciliación Transversal 73 No. 70 A – 04
Sur vía Sierra Morena La Casona 7175211
Inspección de Policía Carrera 73 No. 59 – 12 7190090/26/92
Arborizadora Alta Calle 70 Sur No. 34 – 05 7175864 – 7180841
Estación Candelaria Diagonal 62 Sur No. 22 B – 07 7151464

Anexos | 195 |
Mapa de la localidad de Ciudad Bolívar

| 196 | Manes, mansitos y manazos


Índice analítico
A Cambio cultural, 9, 11, 13, 14, 20, 24,
Aborto, 36, 121, 135 130, 138
Abuso sexual, 69, 70 Cambio social, 24, 60, 138
Acoso sexual, 35, 126 Canción/es, 29, 36, 80, 83, 94-96, 130,
Adolescentes, 13, 16, 93, 96 134
Adulto, 16, 45, 55, 58, 59, 63, 65, 66, Candelaria, 27, 45, 58, 60, 72, 81, 82,
69, 85, 87, 89, 95, 96, 109, 111, 116, 89, 94, 98, 103, 104, 111, 115
118, 123, 127, 134-136, 139, 141, Cartelera/s, 44, 49, 51, 63, 66, 69, 72,
145 73, 88, 91, 92, 120, 130
Agresión, 22, 34, 49, 60, 108, 131, 143, Castigo, 11, 22, 23, 28, 29, 35, 44, 46,
146 55, 57, 59, 76, 77, 133, 137, 138,
Agresiones, 46, 61, 124 141, 142, 145
Alcohol, 47, 60, 63, 72, 73, 76, 80, 88, Celos, 60, 62, 73, 76, 138, 147
96, 118, 120, 132, 135, 139, 141 CES: (Centro de Estudios Sociales),
Amor, 36, 44, 93, 94, 111, 137 13, 17
Anglin, 23 Chapinero, 27, 47, 48, 64, 73, 90, 98,
Anticoncepción, 119 110, 116, 118, 124-126, 136, 139
Anticonceptivos, 26, 120 Ciudad Bolívar, 27, 96, 126, 142
Antonio Nariño, 27, 140 Ciudadanía, 11, 13, 25, 26, 32, 35, 115
Arrecho/era, 83, 96, 117 Clase social, 31
Autonomía, 35, 95, 115, 116 Cognición, 17
Autoridad, 11, 14, 15, 19-22, 28-30, 33, Cognitivo, 14, 18, 19, 21, 130
34, 43, 44, 46, 49, 54, 57-59, 63, 67, COL: (Centro Operativo Local), 26-
72, 76, 77, 126, 128, 131-133, 136- 28, 38, 68
144, 146, 147 Colaje, 44, 46-48, 56, 60, 80, 81, 107,
118, 130
Colegio/s, 27, 46, 47, 54, 64, 65, 70, 82,
B 83, 85, 86, 89, 90, 97, 98, 101, 103,
Barrio, 14, 33, 37, 49, 52, 56, 68, 96, 106, 131, 138, 142, 146
127 Comisaría de Familia, 38, 39, 62, 70
Barrios Unidos, 27, 45, 57, 63, 72, 80, Complemento, 133
97, 99, 100, 112, 119, 123, 124, 137 Condón, 63, 92, 119, 135
Bazuco, 112 Conflicto, 10, 11, 18, 19, 24, 32-34, 37,
Bienestar, 24, 35, 48, 90, 119 40, 49, 60-66, 68-72, 76, 77, 81,
Bosa, 27, 71, 143 115, 124, 126, 128, 131, 132, 137,
139, 140-142, 145-147
Constructivista, 21
C Contraceptivos, 26
Cadel: (Centro Administrativo de Contraconcepción, 36, 143
Educación Local), 38 Control, 22, 26, 40, 47, 64, 76, 97, 117
Conversatorios, 9-11, 16, 19, 20, 23, Discriminación, 123
25-27, 37-39, 41, 44, 54, 60, 70, 76, Diversidad, 9, 12, 21
80, 81, 85, 89, 90, 96, 97, 101, 102, Dobash, 23
105-108, 117, 120, 126, 130-132, Doméstico, 90, 111, 127, 132, 137,
136, 139 139, 147
Conyugal, 121 Drogas, 47, 53, 56, 60, 64, 66, 68 ,72,
Cónyuge, 10, 138 92, 105, 112, 132, 134
Corrección, 22, 28, 29, 45, 58
Corresponsabilidad, 18, 19, 24-26, 35,
61, 115, 148 E
Cotidiano/nidad, 18, 19, 23-25, 27, 30, Economía, 76, 132, 137
34, 35, 45, 61, 67, 77, 85, 88, 89, Económica/o, 57, 82, 89, 121, 124, 127,
128, 130, 131, 134, 141, 144 133, 134
Crapanzano, 20, 21 Educación, 21, 24, 54, 58, 81, 85, 86,
Crianza, 10, 11, 19, 28, 29, 44, 45, 48, 101, 111, 113, 118, 119, 133, 147
55, 57-59, 76, 79, 85, 87, 111, 121, Ejército, 49, 55, 57, 72, 103
130, 132, 135, 137, 139, 141, 145, Emoción/es, 17, 18, 34, 40, 80, 83, 110,
147, 148 127
Culpa, 56, 80 ,121 Engativá, 27, 48, 58, 80 ,84, 86, 87, 93,
101-103, 106, 121, 123, 127, 138
Equidad, 13, 35, 126, 128, 140
D Estado, 9, 18, 25, 32, 35, 51, 56, 115,
DABS: (Departamento Administrati- 119, 125, 146, 147
vo de Binestar Social), 10, 13, 17, Ética, 14, 36, 91
30, 38, 40, 54, 88 Etnografía, 11, 19, 40
Degeneración, 56, 105, 110-113, 134, Experiencia social, 14-16, 18, 129, 130
135
Democracia familiar, 13, 14, 25-27, 37,
40, 76, 127, 132, 136 F
Derechos Humanos, DDHH, 10 ,16- Familia, 13, 16, 17, 22, 23, 25, 29, 35,
19, 25, 34, 35, 37, 40, 115, 121, 126, 47, 48, 54, 55, 57, 58, 65-67, 71-73,
128, 146, 148 76, 80, 82, 83, 85, 88-92, 97-99,
Derechos Sexuales y Reproductivos, 106, 109, 111-113, 118, 119, 127-
DSR, 9, 20, 25, 35, 36, 40, 94, 106, 129, 132, 134, 137-142, 144-146
115, 116, 118, 119, 121, 122, 128, Fecundidad, 119
135, 144, 148 Feminidad/es, 15, 23, 85, 106, 109, 113,
Desorden, 63, 90 129, 131
Diálogo/s, 14, 15, 54, 58, 64, 66, 67, Fontibón, 27, 70, 106, 107, 109, 111,
76, 81, 94, 127, 131, 132, 135, 136, 139, 140
138

| 200 | Manes, mansitos y manazos


Fuerza, 11, 14, 19, 21, 23, 34, 49, 54, I
57-59, 71, 86, 87, 89-101, 107, 111, Icmlcf: (Instituto Colombiano de Me-
112, 118, 120, 122, 124-126, 131, dicina Legal y Ciencias Forenses),
132, 134, 137, 142-145, 147 30
Identidad, 19, 23, 28, 29, 31, 37, 60,
79, 81, 110, 122, 128, 130, 139
G Idipron: (Instituto Distrital para la
Gay/s, 102, 104, 106, 109, 110 Protección de la Niñez y la Juven-
Generación/es, 9, 12, 26, 59, 104, 111, tud), 27, 38, 45, 49, 51-53, 65, 68,
145 88, 91, 112, 119, 120
Género, 12, 17-21, 23, 24, 26, 28-31, IED: (Insitución Educativa Distrital),
35, 37, 40, 46, 64, 79-81, 84-86, 90, 38, 45, 57, 67, 83, 93
96, 98, 110, 112, 113, 120, 126, 128, Iglesia, 121
131, 133, 135, 139-142, 146 Ignorancia, 49
Golpe/s, 55, 59, 61-63, 71, 73, 109, 134, Infecciones de transmisión sexual, ITS,
135, 138, 142 119
Grupo Conflicto Social Y Violencia, Infidelidad, 46, 60, 62, 87, 146
11, 13, 17 Intimidad, 119, 135, 140
Guerrilla/eros, 48, 49, 56, 57, 103 Ira, 53, 65, 127, 147
Gutmann, 23

J
H JAC: (Juntas de Acción Comunal), 49
Hermano/a, 15, 36, 56, 63-67, 71, 72, Jerarquía, 23, 61, 76, 131, 132
83, 84, 89, 92, 129, 133, 137, 143 Jimeno, 13, 17, 21-24, 43, 44
Hijo/a, 10, 22, 36, 44, 46, 55, 62, 64, Juego, 14, 18, 29, 32, 61, 62, 67, 80,
65 ,69, 71, 76, 77, 80-83, 86, 88-91, 81, 86, 94-96, 115, 124, 126, 130,
93, 98, 106, 109, 111, 116, 119, 134, 147
121-123, 126-128, 132, 133, 135- Justicia, 9, 13, 17, 33, 66, 126
140, 142-144, 147, 148 Juventud, 9
Hogar, 10, 15, 20, 22, 25, 28, 37, 44,
46, 59, 61-63, 66-69, 71, 72, 129,
132-134, 137, 141, 143-145 K
Hombría, 57, 61, 85, 88, 137, 147 Kennedy, 27, 67, 103, 116, 132, 144
Homofobia, 107, 108, 110, 123
Homosexual/idad, 15, 36, 84, 85, 104,
106, 107, 109-112, 116, 122-124, L
134, 135, 139, 141-146, 148 Latinoamericano, 29
Honor, 57, 65, 82, 134, 137, 142, 147 Leyes, 32, 68, 116

Íindice Analítico | 201 |


Libertad, 96, 97, 115, 116, 118, 119, N
126, 133-135, 140, 141, 143, 146 Nieto/a, 56
Libertina/je, 81, 94, 106, 134, 135, 146 Niños /as, 10, 17, 56, 59, 61, 62, 71,
Limpieza, 49-51, 68, 82 85, 90, 91, 97, 98, 121, 127, 139,
Los Mártires, 27, 45, 80, 90, 99, 101, 140, 147
102, 104-106, 116, 121, 127, 147 Normas, 32, 33, 61, 64, 82, 115, 117,
Lúdica, 18, 19, 21, 39, 130 124, 128, 136, 141, 144
Lundgren, 24

O
M Odio, 52, 53, 56, 92, 147
Machismo, 16, 131, 138, 146 Orden, 22, 24, 63, 66, 82, 121, 122, 145
Machista, 29, 36, 87, 110 Orientación sexual, 104, 106, 108
Madre, 15, 36, 54, 59, 62, 64, 65, 69-
71, 81, 82, 84, 90, 96, 111, 120, 129,
132-134, 137, 142, 143, 147 P
Maldad, 56 Padrastro, 54, 69, 70-72, 126, 136, 137,
Maltrato, 10, 22, 23, 48, 49, 52, 86, 87, 142, 143
127 Padre, 54, 56-59, 61, 62, 64, 66, 68, 71,
Marica, 15, 84, 85, 94, 107, 109, 123, 72, 83, 86, 87, 91, 92, 96, 98, 106-
139 109, 119, 133, 137, 138, 141-143,
Marihuana, 51, 53, 54, 68, 112, 113 145-148
Martínez, 25, 26 Pandillas/eros, 49, 52, 68, 104, 105, 148
Masculinidad/es, 11, 13-17, 19-23, 28, Paramilitar/es, 49, 56, 57
31, 34, 57, 58, 79, 80, 84, 85, 89- Pareja, 36, 37, 46, 62, 71-73, 72, 115,
91, 93, 96, 97, 101, 103, 106, 109- 116-121, 124, 132, 133, 135, 137,
113, 121, 129-131, 133-135, 138, 138, 140, 143-145
139, 142-145 Patrones de crianza, 9, 28, 54, 57
Matrimonio, 90, 119 Pelea/s, 63-65, 69, 73, 139, 143
Mayores, 13, 58, 63, 80, 86, 87, 90, 102, Película, 14, 29, 67, 68, 80, 130
106, 111, 117, 126, 135, 138, 143, Poder, 10, 17, 19, 23, 28, 30, 54, 57,
145 59, 61, 72, 85, 91, 112, 121, 123,
Mockus, 24, 25 132, 134, 140, 142
Montesinos, 23 Policía/s, 47, 49, 51, 54, 56, 61, 62, 69,
Moore, 23 73, 126
Moral, 25, 105, 106, 121, 122, 131, Prejuicio, 15, 16, 24
133, 139, 144, 146 Profamilia: (Asociación Pro bienestar
Muerte, 92, 126 de la Familia Colombiana), 10
Música, 100 Prohibición, 46
Prostitución, 82, 96, 134

| 202 | Manes, mansitos y manazos


Proveedor, 89, 92, 134, 135, 137, 139, Sentimiento/s, 94, 98, 139, 146, 147
142 Sexo, 36, 91, 94-97, 106, 108, 117, 118,
Puente Aranda, 27, 85, 93, 100, 140 120, 122, 141, 147, 148
Puta, 81, 82, 84, 94, 133 Sexual, 12, 93, 96, 97, 116-118, 128,
134, 142, 145, 147
Sexualidad, 17, 31, 36, 46, 76, 79-81,
R 95-97, 108, 116, 122, 134, 135, 138,
Rafael Uribe Uribe, 27, 45, 94, 120, 139, 141, 144, 146
121, 123, 147 Shepard, 21, 85
Ranchera, 29 Sirbe: (Sistema de Registro de Benefi-
Redes, 40 ciarios para los Programas Sociales
Reggeaton, 29, 94-96 del Distrito), 41
Región, 19 Sistematización, 27, 39
Registro, 27, 38, 39 Sociedad, 10, 17-19, 21-25, 28, 35, 44,
Reglas, 32, 33, 35, 61, 115, 124, 125, 49, 56, 60, 67, 68, 76, 81, 86, 87,
128, 136, 141 97, 103, 105, 108, 110, 111, 113,
Religión, 101, 145 115, 119-121, 123, 134, 136, 137,
Resignificación, 23, 133 139, 141, 147
Respeto, 12, 15, 16, 20, 22, 25, 28, 30, Sociodrama, 34, 68, 71-73
31, 33, 46, 52, 72, 115, 126, 138, Suba, 27, 65, 83, 91, 97, 108, 141
141, 142, 143, 146 Sumapaz, 27
Responsabilidad, 11, 25, 36, 82, 86, 87-
92, 94, 115, 116, 118, 120, 121, 126,
128, 131, 132, 134, 137, 143, 144, T
146, 148 Teusaquillo, 27, 137
Revistas, 30 Trabajo, 38, 43, 49, 62, 69, 80, 82, 84-
86, 88-91, 94, 97, 99-101, 103, 111,
126, 129-131, 133, 134, 141, 145-
S 147
Saber/eres, 26 Trago, 47, 118, 134, 147
Salud Sexual y Reproductiva, SSR, 18, Trastornos mentales, 60
26, 36, 115, 116 Tunjuelito, 27, 101, 123, 126, 145
San Cristóbal, 27, 55, 80, 86, 102, 111,
116, 123, 145
Sanción, 26, 32, 73, 82, 106, 125, 136, U
139 Usaquén, 27, 49, 65, 68, 88, 89, 98,
Santa Fe, 27, 58, 60, 72, 81, 82, 89, 94, 112, 116, 119, 120, 136, 137
103, 104, 111 Usme, 27, 54, 61, 95, 98, 99, 109, 126,
Scott, 23, 81 142

Íindice Analítico | 203 |


V
Vallenato, 29
Venérea/s, 118
Vergüenza, 72
Vicio, 51, 53, 66, 112, 113, 134, 137
Vida social, 17, 43, 60
Video, 62, 67
VIH/SIDA, 118, 119
Villamil, 43
Violencia doméstica, 14, 19-21, 26, 44,
80
Violencia Intrafamiliar, 9-11, 13, 17,
19, 20, 22, 23, 26, 28, 29, 43-45, 50,
54, 71, 76, 129-132, 136, 138, 140,
144
Violencia política, 11, 46, 48, 56, 68,
145, 147
Violencia sexual, 9-11, 13, 17, 20, 22,
23, 26, 28, 36, 47, 116, 129, 130,
132, 141
Viveros, 21, 23, 26

| 204 | Manes, mansitos y manazos

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