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Es importante tener en cuenta que a medida que envejecemos, nuestros requerimientos

nutricionales pueden cambiar y es fundamental adaptar nuestra dieta a estas necesidades para
garantizar una buena salud y calidad de vida.

La disminución en la actividad física y la pérdida de masa muscular pueden disminuir las


necesidades energéticas y proteicas en los adultos mayores. Es importante asegurarse de obtener
suficiente proteína en la dieta, ya que ayuda a mantener la masa muscular y la fuerza. Además, es
fundamental incluir hidratos de carbono complejos y evitar los simples para evitar la resistencia
periférica a la insulina.

También es importante tener en cuenta que la ingesta de grasas debe estar limitada,
especialmente las saturadas y se recomienda consumir grasas mono-insaturadas y poli-
insaturadas. El consumo de colesterol también debe ser limitado. Las grasas saturadas en exceso
pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

En los adultos mayores debe asegurarse de obtener suficiente fibra en la dieta para una buena
salud gastrointestinal. La ingesta adecuada de vitaminas es esencial para prevenir estados
subcarenciales y mantener una buena función cognitiva y del sistema inmunológico. Además, se
deben considerar las necesidades hídricas y aumentar la ingesta de líquidos en situaciones que
aumenten las necesidades hídricas, como la fiebre, la sudoración o la diarrea.

En general, la evaluación del estado nutricional es una herramienta importante para identificar
posibles deficiencias nutricionales en la población de adultos mayores y para tomar medidas
preventivas o correctivas.

Es necesario tener en cuenta que la evaluación del estado nutricional debe ser integral y
contemplar no solo la ingesta de energía y nutrientes, sino también otros aspectos como la
independencia funcional, la actividad física y los parámetros bioquímicos relevantes.

En cuanto a los métodos antropométricos, el peso y la talla son indicadores útiles para la
evaluación del estado nutricional, especialmente la pérdida de peso reciente, que puede indicar
un problema nutricional. Sin embargo, es importante considerar que el IMC no es un indicador
perfecto, ya que no tiene en cuenta la composición corporal y puede subestimar la obesidad en
los adultos mayores.
Es imprescindible identificar los problemas nutricionales que afectan a los adultos mayores y
diseñar intervenciones específicas para combatirlos y mejorar su estado nutricional. Esto
mediante dieta adecuada para la salud y la habilidad funcional. Hay situaciones que dificultan la
ingesta adecuada de alimentos, como la pérdida de autonomía y dificultades para masticar y
tragar, y para ello se debe aplicar soluciones prácticas, como la suplementación nutricional y la
nutrición enteral.

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