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1. Biblia

1.1 Denominación
No tenían los hebreos ningún vocablo especial que designara
precisa y oficialmente el conjunto de libros que contenían sus tradi-
ciones, comúnmente llamados Libros Sagrados. Les llamaban
simplemente T.N.K. (Torah, Nebiim, Ketubiim),1 abreviación forma-
da por las letras iniciales de las palabras que distinguen la división
tripartita que establecían para el Antiguo Testamento, según el or-
den cronológico en que aparecieron los libros.
Los griegos, ateniéndose más que nada a la forma externa (versión
de los Setenta), los llamáronlos libros: ta biblia (neutro plural),
expresión que al ser traducida por los cristianos latinos (siglo XIII) se
transformó en un femenino singular: bibliae, de donde derivó el tér-
mino Biblia que ahora es usado en las lenguas modernas.
En esta forma nos encontramos hoy ante una palabra en singular
que designa un conjunto de libros, escritos por distintos autores en
diferentes épocas y lugares. Esto tiene su explicación en la conve-
niencia religiosa de considerar esa serie de libros como un todo
unitario y armónico, de hacer venerable el conjunto y de evitar el es-
tudio parcial, particular o desligado de cada uno de, los libros que lo
componen.

1.2 Características
La Biblia comprende el Antiguo y el Nuevo Testamento.2
El Antiguo Testamento es la parte de la Biblia que trata de la An-
tigua Alianza celebrada entre Abraham, el primer patriarca hebreo,
y Yahvé —Dios, entre los hebreos—, pacto que ha servido de funda-
mento a la constitución política y religiosa del pueblo judío.
El Nuevo Testamento está constituido por el conjunto de libros re-
lativos a la Nueva Alianza celebrada entre Dios y los hombres, en
virtud del mensaje de Jesús.
La Biblia se compone, pues, de libros diversos por su origen y na-
turaleza; pero en todos ellos se desenvuelve una idea central que

1 Torah significa Ley, cuyos libros son los pertenecientes al Pentateuco, o sea los cin-
co primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Levttico, Números y Deuteronomio,
Nebiim quiere decir Projetas, y Ketubiim, Otros escritos.
• Testamento significa, etimológicamente, alianza.
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constituye la unidad de la Biblia. En el Antiguo Testamento se habla


del primer hombre y de su caída, desarrollándose en seguida la idea -
mesiánica.3 Los libros del Nuevo Testamento presentan a Jesús como
el Mesías4 anunciado en los libros sagrados de los hebreos.
Aunque la Biblia pertenece a la literatura hebrea, no deben con-
fundirse ambos conceptos: el de literatura hebrea es mucho más
amplio, pues comprende todas las manifestaciones literarias del
pueblo hebreo durante las diferentes etapas de su historia, mientras-
que la Biblia es sólo una parte de esa literatura, seguramente la más
importante: la literatura sagrada.
Resumiendo:

La Biblia es la colección de los libros sagrados de la literatura hebrea


compuestos en diferentes épocas, por diversos autores y en lenguas dis-
tintas, cuya unidad la da el carácter sagrado de los mismos.

1.3 Importancia cultural


La Biblia es el libro sagrado de hebreos y cristianos. Dentro de la
literatura universal se distingue por su influencia en el mundo du-
rante milenios y por una serie de características internas que hacen
de ella una obra singular, importante y sumamente valiosa.
a) Desde el punto de vista cultural, porque no podríamos llegar a
comprender nuestra civilización occidental —y muchos aspectos
de la oriental— si no tuviéramos conocimiento de la Biblia, pues-
to que ha marcado con su sello toda la evolución cultural huma-
na: religión, moral, filosofía, historia, artes plásticas, literatura,
música, etc., que llevan, de una manera u otra, con mayor o me-
nor profundidad, la huella de su influencia. Más aún: gran parte
de nuestra civilización no habría existido sin ella; pensemos, por
ejemplo, en toda la literatura, pintura y música de tema o carác-
ter religioso.
b) Desde el punto de vista profundamente humano, porque a través
de la historia y las creencias de un pueblo, se plantean los grandes
problemas que acucian al hombre sobre su origen, el sentido de la
vida y su propio destino.
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3 Es decir, relativa a un Mesías (del hebreo, ungido), futuro redentor y libertador de
Israel.
4 Recordemos que, si bien para los cristianos Jesús es el Mesías anunciado, los hebreos
no lo aceptan como tal y aún están a la espera de él. •
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Aun cuando mucha gente no acepte como valederas sus res-


puestas, es interesante conocer las soluciones que tan hondamente
han influido en la humanidad.

1.4 Sentido religioso de la literatura hebrea


Al decir gn» 1* RihUn. ex ftl libro £ggr#<fo para hebreos y cristianos
(como pueden serlo los Vedas para los hindúes o el Corán para los
mahometanos), queremos significar que la unidad interna de los
libros qneJa componen, la constituye.mLyalor. religioso especial: la
inspiración.
religiosa eg toda aquella que habla de Dios o con Dios.
Literaj-ura inspirada sería aquella por la cual, y a través de la obra
de un hombrea. Dios habla al hombre o se comunica con éU_
* .Cuando el texto trasmite, además, alguna enseñanza que el autor
no hubiera podido conocer por medios puramente humanos,
es revelado.
De acuerdo con estas consideraciones, por tanto:
La Biblia es literatura religiosa, y hebreos y cristianos la consideran
su libro sagrado, inspirado por Dios y vehículo de su revelación.

Las características eje esta inspiración y su alcance, varían según


las diversas religiones. Pero, de cualquier modo que sean, el autor
inspirado es el instrumento mediante el cual se expresa Dios; y el
autor, en ocasiones, es consciente de esa asistencia divina y lo deja de
manifiesto en su obra.
No obstante, la mayoría de las veces es la autoridad religiosa
quien define cuáles libros son inspirados y cuáles no, basada en la
tradición y mediante criterios propios. (Según esa misma autoridad,
la inspiración supone la infalibilidad o inerrancia, es decir, la impo-
sibilidad, para el escritor, de errar o equivocarse en la trasmisión del
mensaje.)
No hay que pensar, sin embargo, en una serie de condiciones es-
tablecidas a priorí y a las cuales debe ceñirse un autor para que su
obra se considere inspirada. El proceso es a la inversa: la tradición
religiosa, que distingue un libro como sagrado, y el uso del mismo
desde antiguo en la predicación y en la liturgia, afirman su calidad
de inspirado. Luego, tardíamente, en época de dudas y controver-
sias, la autoridad religiosa, tras un serio examen de acuerdo con sus
propios y especiales criterios, dictamina su fallo basándose en el
doble testimonio tradicional y litúrgico. Tal lo sucedido, por
ejemplo, en el Sínodo de Jamnia (90-100 d.C.), en el que los judíos
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fijaron la lista de libros sagrados de Israel, y en el Concilio de Trento


(siglo XVI d.C.), en el cual la Iglesia católica fijó la suya, usando pa-
ra el Antiguo Testamento la lista de libros aceptados por los judíos
de Alejandría.
Los hebreos han volcado en la Biblia toda su historia y reflejan en
ella las diversas manifestaciones de su vida religiosa, política, social
y cultural.
Se trata de una literatura de carácter sagrado que se eleva hasta lo
sublime al cantar las glorias del Dios único. Este monoteísmo esen- •'•
cial de la religión hebrea se refleja en su literatura y le confiere uni-
dad y grandeza.
Para todo israelita Yahvé era no solamente su Dios, sino su rey y su
soberano legislador; era al mismo tiempo el defensor omnipotente de'.'
la nación y el supremo creador de cielos y tierra. Y así se comprende • • i
que, en sus cuitas y en sus entusiasmos, en sus alegrías y en sus triste-' ' "

zas, en sus abatimientos y en sus momentos felices, en sus fiestas na-


cionales y en sus magníficas ceremonias litúrgicas, bajo la tienda del;
desierto y en el recinto del grandioso templo, Yahvé era siempre ha*;'
cia quien se dirigía naturalmente su pensamiento, el centro de atraes-'
ción de su espíritu, la vida de su alma.
Los poetas sagrados nos presentan la naturaleza divina en forma :
humana, debido a que las limitaciones humanas así lo exigen; pero!;
lo hacen de tal modo que lo que ellos toman del hombre para apli-
carlo a la divinidad no puede ser jamás entendido en sentido propio,;
sino figurado. ív

1.5 Lenguas
Tres lenguas han sido usadas en la composición de la Biblia;
hebrea, aramea y griega. 1
El hebreo, de origen semita, que fue durante siglos un idioma vivo
remplazado después en el habla corriente por el arameo, se conservó
como lengua sagrada. Hoy, el moderno estado de Israel le devolvió
su condición primitiva al hacerlo su idioma oficial.
A través de los siglos la lengua hebrea sufrió profundas modifica- i
ciones; sin embargo, desde los primeros tiempos hasta el destierro de*:
Babilonia (siglo VI a.C.), conservó su pureza y una relativa estabili-£
dad. Tal es el hebreo clásico.5 La mayoría de los libros del Antiguo

5 Cuando esta lengua se fijó por escrito (se escribe de derecha a izquierda) sólo se
escribieron las consonantes; las vocales correspondientes a cada caso se conservaron en
la tradición oral y fueron fijadas tardíamente por los masoTetas (especialistas hebreos
en asuntos bíblicos, tanto en lo referente al texto como a su interpretación).
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Testamento fueron compuestos en hebreo clásico y se conservan en
ese idioma.
Posteriormente, junto a la lengua sagrada surgió el habla vulgar,
el arameo, que se fue desarrollando con individualidad propia y
logró penetrar en la lengua sagrada hasta llegar —como antes
indicamos— a sustituir al hebreo en el habla corriente. El arameo es
la lengua que se hablaba en Palestina en la época de Jesús, y en ella
fueron compuestos algunos fragmentos del Antiguo Testamento y,
casi seguramente, el primitivo texto de El Evangelio según San Mateo.
El griego popular o koiné, hablado en todas las religiones
influidas por el helenismo, era la lengua internacional del Medi-
terráneo. En ella se compusieron los demás libros del Nuevo Testa-
mento y los llamados "deuterocanónicos"6 del Antiguo Testamento.
Probablemente algunos de estos últimos fueron escritos en hebreo o
en arameo, pero sólo nos llegó la versión griega.
El griego bíblico difiere del de otras obras contemporáneas por la
presencia de múltiples hebraísmos y por su adaptación a una manera
de pensar y de decir más hebrea que helenística. Por esto y por su
contenido, los libros que lo usan, íntimamente relacionados con los
demás de la Biblia, en forma, pensamiento y estilo, son considerados
literatura hebrea y no manifiestaciones literarias griegas.

1.5.1 La lengua hebrea
Estudiaremos ahora en forma particular, aunque igualmente bre-
ve, los caracteres peculiares de la lengua hebrea.
Mientras que la lengua griega y en menor grado la latina se caracteri-
zan por su riqueza y flexibilidad, la hebrea es pobre y extremada-
mente simple; sus raíces son semejantes y las flexiones muy reducidas.
Como consecuencia de esta pobreza y simplicidad, la lengua hebrea
presenta características singulares. Esa falta de riqueza se compensa
con ciertas cualidades correlativas y se' supera con innumerables
recursos estilíticos, los cuales hacen olvidar su sencillez gramatical y
le permiten alcanzar lo sublime y hasta convertirla en una lengua
esencialmente apta para la poesía.
6 Desde el punto de vista de su autenticidad en el sentido de "obras inspiradas por
Dios", los libros bíblicos se clasifican en apócrifos \ éstos, a su vez, en proto-
canónicos y deuterocanónicos.
Libros apócrifos son aquellos que no forman parte del canon por no estar confirma-
da por la Iglesia su autenticidad. Libros canónicos son los que forman parte del canon,
pues la tglesia los ha reconocido como auténticos o inspirados por Dios. Estos se divi-
den en protocanónicos, es decir, aquellos cuya autenticidad nunca fue discutida; y
deuterocanónicos, aquellos que fueron objeto de discusiones y controversias relativas a
su autenticidad, pero que luego entraron a formar parte del canon.

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