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Programa de Becas CLACSO-ASDI de promoción de la investigación social 2006-


2008. Concurso “Cultura, Poder y Contra-hegemonía”.
Proyecto: “Transformación del Estado en Bolivia. Estado Plurinacional y poder
gubernamental en la búsqueda de una nueva hegemonía política”.

El Proceso Constituyente en Bolivia (2006-2009): Entre el Acuerdo


Moderado y la Ruptura Revolucionaria.
Salvador Schavelzon * .

Resumen:

El objetivo de este artículo es aportar elementos para entender el proceso de


aprobación de la nueva Constitución boliviana. Para eso revisaré algunos
acontecimientos que marcaron el proceso de elaboración del nuevo texto -que no se
limitan a la realización de la Asamblea Constituyente- y expondré las estrategias y
tensiones políticas que recorrieron el periodo. A partir de este material analizaré en este
artículo los principios que guiaron la elaboración del texto y algunas transformaciones
que el proyecto sufrió en ese proceso. Sostendré la hipótesis de que la dinámica de
gobierno incentivó un cierto tipo de proyecto político en desmedro de otro. Para pensar
estos proyectos me detendré en la idea de sujeto indígena que prevalece, y de las
reivindicaciones políticas que de ahí derivan. El objetivo de este trabajo es también
pensar como se articulan los distintos proyectos que expresaba la bancada del partido de
gobierno en la Constituyente, a la hora de redactar la base de lo que sería el nuevo texto
constitucional.

Cerrando un ciclo.

El 9 de febrero de 2009, en la ciudad de El Alto, Evo Morales promulgó la


nueva Constitución Política del Estado. El 25 de enero, había triunfa do el “sí” en el
referéndum constitucional, por el margen de 62% de los votos. Fue una votación que
durante el 2008 parecía que nunca llegaría. La misma se volvió realidad el 21 de octubre
de 2008 cuando se aprobó en el Congreso la ley de convocatoria al referéndum de
ratificación luego de que la oposición introdujera cambios en la versión aprobada por la
bancada del partido de gobierno y sus aliados en diciembre de 2007. Hasta que se
alcanzó el acuerdo, a partir de una negociación que hasta el último momento parecía
que podía fracasar, no se sabía si el gobierno conseguiría los 21 votos necesarios de la
oposición y si después se convocaría a los constituyentes para que avalen los cambios
realizados en el texto definitivo por el Congreso. Tampoco se sabía si se recurriría a un
cerco de las organización sobre el congreso como desenlace de la marcha que días antes
había salido desde Caracollo -a 80 kilómetros de La Paz-; o si la convocatoria al
referéndum se aprobaría por mayoría simple como había anunciado el ministro San
Miguel una semanas antes, basándose en una ley de febrero aprobada esa vez sí con un
cerco de las organizaciones, pero después desautorizada por la Corte Nacional Electoral.

* Antropólogo, Candidato a Doctor por la Universidad Federal de Río de Janeiro. schavelzon@gmail.com.


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Finalmente el gobierno pudo aprovechar las divisiones internas de la oposición y


conseguir la anhelada ley de convocatoria. El proyecto aprobado por el gobierno en
Oruro debió sufrir numerosas modificaciones que en algunos casos pueden evaluarse
como mejoras técnicas y en otros como concesiones para alcanzar el acuerdo.
“Retroceder para avanzar” era lo que se evaluaba en el campo del MAS y las
organizaciones sociales e indígenas, que avalaron los acuerdos del gobierno en una
vigilia en Plaza Murillo de la que también participó el presidente y que cerró la marcha
extendiéndose en la madrugada hasta que se confirmó el acuerdo y el presidente lo
promulgó en forma de ley de convocatoria a la votación. Con la aprobación del nuevo
texto se selló un triunfo político del gobierno, que lograba concluir la labor de una
Asamblea que era una de las demandas sociales de los años anteriores a la llegada al
gobierno por parte del MAS.
Más que el encuentro de dos visiones de país, la Asamblea Constituyente mostró
esfuerzos desesperados en dos objetivos políticos opuestos, de corto plazo: mientras el
gobierno buscaba de cualquier modo que la misma avance y concluya su trabajo; la
oposición buscaba su fracaso y que el foro terminase sin entregar un nuevo texto. En
esas dos direcciones, el gobierno alternaba entre posiciones más duras (como cuando
defendía el modo de aprobación final por mayoría absoluta contra el mecanismo que
finalmente se impuso, de dos tercios) y la voluntad de ceder todo lo que sea preciso para
avanzar con la aprobación; y la oposición osciló entre estrategias más radicalizadas
(como bloqueos o huelgas de hambre), y otra estrategia más enmarañada e inasible
consistente en dilatar para ganar tiempo, negando instancias de diálogo o aceptándolas
sin disposición para que terminen con resultados. Esta marcada polarización entre
gobierno y oposición, que llegó a enfrentamientos violentos en las calles, dio lugar a
dos caracterizaciones sobre la aprobación del texto también opuestas. Por un lado el
gobierno imagina que luego de la reelección de Evo Morales y la elección de un nuevo
parlamento en diciembre de 2009, se abrirá un periodo de pax romana que permitirá
consolidar la revolución descolonizadora. Por otro lado, la oposición sigue buscando el
fin de lo que llaman dictadura. Si bien después de la aprobación de la Constitución con
mayoría hay poco lugar para mantener la posición de desconocimiento de la
Constitución por haber sido aprobada de forma ilegal, la oposición afirma que la misma
sólo durará el tiempo que dure Evo Morales en la presidencia y están dispuestos a hacer
todo lo posible para obstaculizar el avance de la hegemonía política del MAS.
Buscando entender el éxito del MAS en conseguir la convocatoria al referéndum
ratificatorio de la Constitución, cuando ese horizonte no se veía posible, encontramos
que lo que parece haber abierto el desenlace del proceso fue el referéndum revocatorio
al que se sometió Evo Morales, el 10 de agosto de 2008. Y lo irónico es que se debió
más a un error de la oposición que a una buena jugada del gobierno. Si bien la propuesta
de llamar a la población para que decida sobre la continuidad de presidente, vice y
prefectos fue una iniciativa del gobierno, que incluía además esta forma de control en el
texto de la nueva Constitución, fue la oposición la que sorpresivamente decidió
aprobarla. No quedó muy claro el cálculo político de PODEMOS que entró en crisis
interna y perdió diputados. Su líder Tuto Quiroga (ex vicepresidente de Banzer) explicó
que fue la forma de ganar tiempo para evitar que el MAS convoque a aprobar la
Constitución aprobada por el MAS y sus aliados en Oruro, debido a que en la
Constitución anterior sólo puede convocarse un referéndum por año. Quizás la
oposición calculaba que Evo podría ser derrotado. Pero lo cierto es que fue ratificado
con el 67,4% de los votos.
Si bien muchos presentaron el resultado del referéndum revocatorio como un
empate porque 4 prefectos opositores fueron también ratificados con amplio margen, el
3

resultado demostró que la nueva Constitución sería ratificada en un referéndum.


Mientras pasaba la elección esa era la sensación que se iba imponiendo. Además el
gobierno logró que los prefectos de Cochabamba y La Paz sean revocados, y que el de
Pando fuera detenido por su presunta participación en la matanza de campesinos en ese
departamento, y la violación del Estado de Sitio cambiando la correlación de prefectos
opositores de seis (de nueve) a tres. La violencia desatada luego del triunfo de Evo
Morales en el revocatorio, que incluyó tomas de instituciones nacionales en la Media
Luna, es otro de los factores mencionado como clave para entender el repliegue de la
oposición y el inicio del diálogo en septiembre que derivó en el acuerdo del Congreso
en octubre. Lo cierto es que los intentos de diálogo del gobierno en enero, mayo y
agosto habían fracasado sin resultados, pero después de 25 días de bloqueo en el chaco
y otros tantos en el resto de la Media Luna el gobierno consiguió sentarse en una mesa
con los prefectos de la oposición sin ceder en el pedido de reposición del porcentaje del
Impuesto a los Hidrocarburos (IDH) que en diciembre de 2007 el gobierno destinó al
pago de la renta dignidad, pero aceptando modificar el proyecto de Constitución
aprobado en Oruro en diciembre de 2007.
Fue así como en la segunda mitad del 2008 el gobierno pudo imponer
institucionalmente la fuerza que ya había demostrado con los votos y encaminar el
referéndum de aprobación de la Constitución. Si la oposición había mostrado un poder
de veto para controlar la hegemonía del MAS a partir del control del senado, de un
número considerable de constituyentes que alejaban al MAS de los dos tercios y con
varios prefectos opositores, en octubre el gobierno pudo traspasar esa barrera y concluir
el proceso constituyente que había iniciado a comienzos del 2006 cuando Evo Morales
mandó al congreso el proyecto de ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente.
Este artículo trata del periodo anterior a ese horizonte de aprobación, que estuvo
marcado por una sucesión de conflictos de los que el gobierno salía mejor o peor
parado, con incertidumbre continua de cómo sería el desenlace. El objetivo aquí es el de
entender ese proceso de aprobación de la nueva Constitución, revisando los eventos y
tenciones que atravesaron la política boliviana en esta fase. La Asamblea Constituyente
fue sólo un momento de un proceso que podemos delimitar a partir de dos eventos que
hacia adelante y hacia atrás funcionan como marcadores del periodo. El primero es el de
la llegada de Evo a la presidencia en enero de 2006. El segundo es el de ese tiempo
futuro que la aprobación de la Constitución inaugura, que puede situarse políticamente
con el acuerdo de octubre de 2008, aunque la promulgación se en febrero de 2009 y
también puede pensarse recién consolidada en diciembre 2009 con la elección del
primer parlamento plurinacional y la reelección de Evo Morales. Será en este momento
cuando en el imaginario político del gobierno se abriría una etapa sin impedimentos
para “refundar el Estado”. El proceso constituyente viene de antes y seguirá después,
como dan cuenta la marcha de los pueblos indígenas de las tierras bajas en 1990
pidiendo Asamblea Constituyente, o la discusión actual sobre el modo con que se
reformará la nueva Constitución hacia adelante. Pero para este artículo me limito al
periodo que va desde el proyecto de ley de convocatoria a la Asamblea que Evo manda
al Congreso ni bien asume; hasta la convocatoria definitiva al referéndum para su
aprobación 1 .

1
La investigación en que se basa este artículo consistió en seguir en el lugar el desarrollo de la Asamblea
Constituyente desde antes del periodo cubierto por la beca de CLACSO (mayo) hasta diciembre de 2007
a lo que se suma la lectura de medios de comunicación desde entonces y hasta ahora, y una nueva visita
de campo en el momento de la aprobación del texto.
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Un camino difícil

Antes de definirse una mayoría clara para el gobierno, en el referéndum, la tarea


de aprobar un nuevo texto constitucional venía siendo difícil. Desde el inicio de la
Asamblea en agosto 2006, la imposibilidad del MAS de conseguir dos tercios en la
elección para Constituyentes, o de aprobar un reglamento que autorizase la aprobación
de un texto por mayoría simple frenó la Asamblea por meses. Después de resuelto a
favor de los dos tercios que la oposición había levantado como bandera de movilización
en Oriente, la oposición se negó a cerrar acuerdos con el MAS que permitieran aprobar
un texto y apoyó los reclamos de Sucre por la vuelta a esa ciudad de los poderes de
gobierno que impidieron con movilizaciones que las plenarias de la Asamblea se
realizaran. Eso llevó a que el texto escrito por el MAS a partir de los informes de
mayoría de las comisiones no fuera tratado en el plenario de todos los asambleístas. La
oposición, se negó a participar en la elaboración de un texto en que el MAS tuviera
mayoría y apostó a desconocer ese texto denunciándolo como ilegal luego de intentar
boicotear su aprobación.
Mientras concluía el trabajo de las comisiones en Sucre los asambleístas
chuquisaqueños intentaban filtrar en los informes de todas las comisiones posibles el
tema de la sede de los poderes de gobierno. De ese modo, calculaban que el tema
debería ser obligatoriamente tratado en las plenarias y en caso de no resuelto, ir a
referéndum. Mientras pasaban las semanas el conflicto crecía y los habitantes de Sucre
comenzaban a movilizarse. En Agosto la situación era crítica y el plazo inicial de la
Asamblea terminaba sin ningún resultado. Fue necesario un acuerdo en el Congreso
para ampliarla por seis meses más, hasta diciembre 2 . Frente al aumento exponencial de
las protestas, el 15 de agosto la bancada del MAS, por mayoría simple en la Asamblea,
vota una resolución por la cual decide impedir el tratamiento del tema por el que los
sucrenses demandaban. Esto despertó ira en Sucre, pero fue la forma que el gobierno
entendió como crucial para detener el tratamiento de un tema cuyo tratamiento podría
derivar en enfrentamientos violentos entre regiones.
En julio La Paz había demostrado con una manifestación que los organizadores
midieron en dos millones de personas que “la sede no se mueve”. Se hacían varios
cálculos sobre quien ganaría un eventual referéndum por el tema de la sede de los
poderes, pero lo cierto es que el gobierno quiso evitar esa posibilidad porque aún
ganando a nivel nacional, podría perder en varias regiones generando inestabilidad y el
crecimiento de un conflicto que hasta hace poco no existía.
Quitar el tema por resolución, sin embargo, no resultó una solución. Las
protestas y vigilias aumentaron y las sesiones debieron suspenderse. Los sucrenses
(especialmente estudiantes y empleados de la alcaldía) rodeaban diariamente el teatro
Gran Mariscal impidiendo la realización de las plenarias. Las marchas eran masivas y
representaban una novedad para la vida de Sucre, ciudad conservadora de tranquilidad
colonial. Uno de los días de movilización se agredió a constituyentes: al me nos ocho
del MAS fueron golpeados. Otro día hubo agresiones contra campesinos, y varios
heridos. Esto recordaba enero de 2007 en Cochabamba en que los campesinos fueron
enfrentados por opositores del gobierno de la ciudad repitiendo una estructura que
remite a los tiempos coloniales en que los indígenas debían permanecer fuera de los
límites citadinos.

2
La ampliación fue otorgada por la oposición como concesión al gobierno a cambio del agregado de
algunas clausulas en la reformada ley de convocatoria a la Asamblea que perjudicarían al MAS al
momento de aprobar el texto.
5

En septiembre los movimientos sociales convocaron una Cumbre Social con


miles de campesinos en el estadio Patria de Sucre. La intención sería realizar un cerco
que permitiese a la Asamblea sesionar. Pero del gobierno bajó una orden que desdibujó
la cumbre. Mientras se esperaba la llegada de miles de campesinos la presidenta de la
Asamblea suspende el foro por un mes para buscar acuerdos. Esto marcaría claramente
la línea del gobierno en que se frenaría la movilización social para priorizar escenarios
de diálogo y búsqueda de acuerdos. La Cumbre se realizó con menos gente movilizada
que la anunciada en un principio y el escenario de la Asamblea se trasladó a La Paz. En
esta ciudad el vicepresidente convocó una reunión multipartidaria que buscaría
acuerdos. Los 16 partidos con representación en la Asamblea participarían con
constituyentes y representantes partidarios de fuera de la Asamblea. Hubo reuniones por
más de un mes y al final no hubo acuerdos significativos a pesar de la flexibilidad del
gobierno que presentaba un proyecto republicano con elementos innovadores,
eliminando todo lo que podría ser inaceptable para la oposición.
El escenario de diálogo se repitió de modo muy similar un año después, después
del brote de violencia con muertes en Pando y del apoyo del 67,4% para Evo Morales.
Luego de cerrar un diálogo con los prefectos dónde sólo se discutía la parte de
autonomías de la nueva Constitución se abrió un diálogo en el Congreso donde la
oposición exige para aprobar el referéndum ratificador de la Constitución una lista de
once modificaciones, luego ampliadas. Como en octubre de 2007, mientras el grueso de
la oposición se muestran cerrados, otro legisladores (especialmente no de las regiones
de Oriente) aparecen como actores clave que posibilitarían los dos tercios para el MAS
a cambio de visibilizarse como mediadores con la llave para la solución del conflicto 3 .
Pero si el diálogo en octubre de 2008 fue exitoso permitiendo la convocatoria al
referéndum ratificador, cuando las protestas por la vuelta de los poderes de gobierno a
Sucre impedían el funcionamiento de la Asamblea, parecía que sería imposible concluir
el proceso. Las protestas habían frustrado incluso una sesión convocada en la Glorieta,
escuela militar defendida por el ejército en que los constituyentes trabajarían dos
semanas hasta concluir la aprobación del texto pero sólo consiguieron votar el texto “en
grande” sin entrar en la votación necesaria de “en detalle”. Sin embargo, a pesar de las
dificultades (oposición negándose a participar e imposibilidad de sesionar en Sucre) el
gobierno consiguió convocar una última sesión en la ciudad de Oruro. Para eso el
gobierno debió recurrir a un “cerco” de las organizaciones sociales al Congreso en que
se impidió la entrada de los legisladores opositores para garantizar los dos tercios
necesarios para reformar la Ley de Convocatoria a la Asamblea en el punto que prohíba
sesionar fuera de Sucre 4 . El 9 de diciembre del 2007 el MAS y aliados aprobaron el
texto y pudieron respirar tranquilos. La mayor parte de la oposición no asistió a esa
última sesión y se inició un debate sobre la legalidad de la aprobación de la
Constitución y si podía ser aprobada por dos tercios de los presentes y no del total de
constituyentes 5 .

3
Los puntos que se observan del proyecto del MAS son la forma de Estado, política de tierra,
conformación de poderes, sistema electoral, autonomías, manejo de recursos naturales, propiedad privada,
reelección presidencial, sistema judicial, control social, libertad de expresión, derecho a la educación y
derecho a la vida desde la concepción.
4
En la misma sesión el gobierno aprobó la renta Dignidad, para ancianos, redistribuyendo recursos de los
hidrocarburos destinados inicialmente a las prefecturas.
5
Comenzaría una complicada discusión acerca de la legalidad de esta medida. Fue la ley que amplió la
Asamblea de agosto a diciembre del 2007 la que estableció el modo de votación con el que debería
aprobarse el texto constitucional (no quedaba establecido en la Ley de convocatoria del 6 de marzo de
2006). Esta dice que "en caso de que todos los artículos sean aprobados en detalle por el voto de los dos
tercios de los miembros presentes, el texto final de la Nueva Constitución Política del Estado será
6

Debido a la ausencia de la oposición la resolución de la Asamblea fue


inesperada. Según el MAS, si no había consenso entre los constituyentes los temas en
disenso irían a un referéndum dirimidor y el resto podría aprobarse por dos tercios de
los presentes. Se esperaba que en caso de no haber acuerdo entre el gobierno y la
oposición muchos temas y quizás la Constitución entera fuera a ese referéndum. Por la
ausencia de la oposición, no obstante, la bancada del MAS dejó sólo un tema para el
dirimir en votación general. Antes de la última sesión en que se aprobó el texto en
veinte horas de reunión, se discutió en el MAS cuál tema sería conveniente mandar a
referéndum: reelección, voto a los 16 años, etc. Al final se decidió que la población
decidiera si el latifundio se reconocerá a partir de las 5 mil o de los 10 mil hectáreas.
Una vez terminada la Asamblea, la prioridad número uno del gobierno fue
convocar estos dos referéndum (dirimidor y ratificatorio) y la de la oposición impedirlo.
La oposición y los movimientos sociales actuaban políticamente a favor y contra la
Constitución como si ahí se jugase el apoyo o el rechazo a Evo Morales. En cuanto al
gobierno, si bien este buscaba un nuevo texto constitucional que sea la base de un nuevo
momento político en el país, tal como Chávez había hecho en Venezuela y Correa haría
en Ecuador, quedó claro que la Asamblea no sería el espacio principal para impulsar
transformaciones. La Asamblea, era importante como hecho político en sí, y como
“candado” a las reformas impulsadas desde el poder ejecutivo como en el tema
nacionalizaciones y rentas para niños escolarizados y ancianos. Pese a su importancia, la
Asamblea Constituyente fue vivida por el gobierno como un problema político del que
sería bueno deshacerse lo antes posible y durante la Asamblea el propio Evo Morales
expresó que podría cerrarla si no avanzaba 6 . Antes que su contenido, importaba
especialmente su aprobación. La batalla central en la disputa política con la oposición
fue entonces la lucha por su aprobación, que sería la principal victoria del gobierno,
mientras que la mayor derrota si esta era rechazada.
Hasta Octubre de 2008 el conflicto de la Constituyente se mantiene abierto
debido a la dificultad del MAS de convocar a su aprobación, que se suma antes del
67,4% a la duda de si la misma sería aprobada. Intentos de convocarlo en febrero y
agosto del 2007 fueron frenados. El ciclo de dos años parece cerrarse recién después de
los dos tercios de Evo en el revocatorio, que parecen significar que el MAS finalmente
supera la barrera de mayoría absoluta que la oposición consiguió imponerle al MAS en
la Asamblea y en el Congreso.

La opción por el diálogo.

Uno más de tantos intentos de diálogo fue instalado con veedores internacionales
y de las iglesias después de la masacre de campesinos con la intención de “pacificar”, y
terminó después de 24 días sin acuerdo firmado. El gobierno declaró que aunque la
oposición no avaló los acuerdos y pedía más, incluiría las modificaciones que los

aprobado mediante voto de dos tercios del total de los miembros de la Asamblea Constituyente". Este
mecanismo no podía ser implementado por el MAS porque contaba con dos tercios de los presentes para
la primera aprobación pero no del total para luego aprobar el texto. El MAS modificó por tanto el
reglamento de Debates de la Asamblea estableciendo qué hacer en caso de que no se consigan los dos
tercios de los presentes en la aprobación de los artículos. El MAS interpretó que si hay temas sin
consenso estos irán a referendo y el texto se aprobará por dos tercios de los presentes. En la Ley de
Convocatoria se dice que el congreso convocará al referéndum y el MAS estableció en el Reglamento que
también el Ejecutivo puede hacer esta convocatoria.
6
En la Asamblea los salarios de los constituyentes eran un tema de descontento generalizado de la
población. La Asamblea parecía un nido de problemas sin solución, en los que los constituyentes
contribuían rebelándose, no yendo a trabajar o con disputas internas.
7

prefectos reclamaban sobre autonomías departamentales. Con ese documento buscaría


aprobar la convocatoria en el Congreso, a donde se trasladó el escenario de diálogo.
No son los constituyentes sino e gobierno el que lleva adelante las discusiones y
modificaciones en el texto. En agosto el ministro de gobierno declaró que podrían
mandarse a referéndum varios temas del proyecto de Constitución del MAS. En
septiembre con los prefectos el gobierno se dispuso a incluir únicamente el capítulo de
autonomías. En el Congreso se llevó adelante una negociación que en varios momentos
pareció que iría a suspenderse. La posición del gobierno era ambigua, por un lado se
aceptaba discutir todos los temas, por otro el presidente declaró que sólo se corregirán
las contradicciones porque los únicos que pueden hacer modificaciones eran los
constituyentes. Otros dirigentes comienzan a anunciar que los constituyentes podrían
reunirse nuevamente. Al mismo tiempo avanza sobre La Paz un marcha de
organizaciones sociales que amenaza volverse un cerco al congreso en caso de que no se
apruebe la convocatoria al referéndum. Gracias a una mesa de diálogo calificada como
“clandestina”, reunida de forma paralela a la que conformaban los congresistas, se selló
un acuerdo y PODEMOS aprobó la convocatoria, después de modificaciones en 200
artículos según la oposición, 100 según el gobierno.
Antes del diálogo de octubre de 2008, la oposición había iniciado una búsqueda
unilateral de autonomía, sin diálogo y en directa confrontación. Cuando alguien
preguntó en el diálogo de Cochabamba al Prefecto de Santa Cruz, que permanecía
callado, sobre los insultos que había proferido a Evo Morales, este contestó que lo
considera un tirano. Esta era la posición política desde el fin de la Constituyente en que
Oriente inició la estrategia de buscar autonomía por su cuenta, con la elaboración de
“Estatutos autonómicos” que fueron ratificados en referéndums no reconocidos por el
gobierno central ni por la Corte Electoral. En Santa Cruz el Estatuto fue elaborada por
una Asamblea de representantes no electos para esa función, el mismo día que en La
Paz la presidenta de la Asamblea Constituyente entregaba al presidente el texto que
había aprobado en Oruro. El 4 de Mayo el Estatuto de Santa Cruz fue ratificado en
referéndum que el gobierno consideró una mera encuesta y llamó a no votar. Después
siguieron referéndums en Tarija, Pando y Beni.
La oposición parecía dispuesta a buscar la autonomía sin diálogo, desconociendo
la Constitución aprobada en Oruro, que calificaban de “masista” y de haber sido
aprobada con sangre y muertos. Después de bloqueos de ruta, cierre de oleoductos y
tomas de instituciones, el gobierno denunció un intento de golpe civil de Estado. La
Asamblea del Departamento de Santa Cruz (que funciona en el marco del Estatuto
autonómico) aprobó dos leyes para regular el traspaso de instituciones nacionales y
nombrar nuevas autoridades. Eso activó la reacción de los presidentes de la región, que
se reunieron en Chile y apoyaron al gobierno de Evo. Hugo Chávez se enfrentó
públicamente al ejército boliviano diciendo que estaban haciendo una huelga de brazos
caídos y amenazó intervenir militarmente en Bolivia, en caso de que el golpe tuviera
suceso.
En cuanto a los movimientos, al margen de la lealtad al presidente hubo
descontento en aceptar que un proceso de diálogo parlamentario modifique el texto
constitucional. Los dos tercios en el referéndum revocatorio entusiasmaban a los
movimientos a aprobar el texto sin modificaciones. Durante el diálogo con los prefectos
se inició un cerco a Santa Cruz con manifestantes que declaraban en la prensa seguir a
pesar de lo que diga el presidente. El cerco fue pensado para recuperar las instituciones
del gobierno que continuaban tomadas una vez iniciado el diálogo. De uno y otro lado
se encontraban los sectores más radicalizados que no creían en el diálogo. El gobierno
se presentó en distintas oportunidades como alternativa moderada para evitar una guerra
8

civil y como capaz de contener a los movimientos sociales más radicalizados7 . Frente a
la oferta de las organizaciones de avanzar con todo, como en septiembre del 2007
cuando cambió el sentido de la cumbre Social, el gobierno frenó a sus bases y se sentó
negociar.
Una idea establecida en el ámbito de los movimientos sociales es que en el 2003,
cuando “Goni” deja la presidencia, era posible que una revolución tomara el poder pero
se optó por el camino institucional de esperar a ganar las elecciones. El MAS apostó a
un “proceso de cambio” en democracia que fue bautizado desde el gobierno como
“Revolución Democrático Cultural”. Desde el MAS y las organizaciones sociales se
perciben voces que sienten que el camino institucional tiene costos que se traducen en el
atraso o lentitud de los cambios revolucionarios esperados. La mención a la posible
revolución de 2003 apunta a señalar que en ese momento se podrían haber impuesto
reformas de fondo que por el camino democrático no son posibles. El comentario
muestra resignación y tiene que ver con la comprobación de que tener que adecuarse a
las normas de la democracia republicana –y así, al poder institucional de la oposición
para vetar reformas– implicaría ceder. Desde que el MAS no garantizó dos tercios en la
Asamblea Constituyente, las transformaciones en democracia debieron en parte
postergarse o flexibilizarse y abrirse a la negociación. A continuación consideraré cómo
esta realidad se vivió en la elaboración de algunos temas del nuevo texto constitucional.
Algunos atribuían el carácter moderado del proyecto no al juego democrático
que obligaba a lidiar con la oposición en el Congreso y la Constituyente, sino a algunos
miembros del gabinete de Evo. Los movimientos del MAS periódicamente exigían la
renuncia de Quintana, Rivero, Rada y Arce, los ministros considerados “neoliberales”
de Evo, por su participación en gobiernos anteriores y a veces sólo por su procedencia
social de la clase media. El Mallku Felipe Quispe diría que su gobierno “progresista” es
parte de la estrategia global de las elites dominantes (Quispe, 2006). Otros dirían que no
excede el marco establecido por el nacionalismo revolucionario de Paz Estenssoro. Las
opiniones de los que desearían más cambios suena extraña desde el punto de vista de la
oposición, que no considera para nada moderada la propuesta del gobierno. Y debe
agregarse también que hay partidarios del gobierno, especialmente dentro del mismo,
que consideran que se están realizando reformas profundas y que así es que se hace una
revolución.
Lo que es seguro es que en la Asamblea el MAS debió ceder respecto de sus
propuestas originales. Dando lugar a un texto hecho para la negociación, que si no se
lograría con PODEMOS, quizás podría acercar a partidos como Unidad Nacional del
empresario Doria Medina, y el MNR que juntos permitían al MAS orillar los dos
tercios. Estas dificultades hicieron a Hans Dieterich decir que Evo no tendría que haber
convocado la Asamblea al inició de su gestión 8 . Hicieron también que en varios
momentos se dudase si la misma iría a concluir con un texto. Pero el MAS aceptó el
reto y generó un proyecto que presentaba algunos avances y buscaba el acuerdo. Por eso
el proyecto del MAS es considerado por ellos como de transición, no rupturista como se
hubiera deseado y contemplativo de la oposición. Se priorizaba la gobernabilidad, y se
aceptaba que los cambios se implementarían en el Estado de hoy día. La
descolonización salía del horizonte para dar lugar a un “proceso de cambio” de

7
En entrevista al periódico El Deber, Linera expuso esta teoría luego del fracaso del diálogo de octubre
de 2007. Criticó a los conservadores de Sucre, y dijo que lo que conseguirían con posiciones
intransigentes era que haya reacciones populares en las que se avance contra la propiedad privada.
8
En la Cumbre Sudamericana de 2005, vaticinó que la Asamblea Constituyente traería problemas al
gobierno de Evo Morales, que debería antes consolidar su programa y sus obras. Convocando la
constituyente al final de su mandato, con consenso ganado.
9

izquierda considerado por muchos como reformista y no revolucionario como hubiera


sido si en el 2003 en el caso de haberse tomado el poder.
La Constitución de transición aparece como primer paso hacia la refundación del
Estado que en el actual texto se posterga a la fase de implementación de leyes o de un
nuevo proceso constituyente que pueda hacerse con más fortaleza política, una vez
consolidadas las reformas que impulsa el gobierno actualmente. El vicepresidente
García Linera consideró en entrevista que “podrá no cambiarse nada pero lo importante
es que los indígenas y campesinos estampen su firma en la Constitución” (García
Linera, 2007). Lo más importante del actual momento político, según el vicepresidente,
es la inclusión en este Estado, lo que de por sí implica una revolución o la
transformación del Estado. Según esta concepción el Estado colonial es primero que
nada uno gobernado por la elite y el mero hecho de que sean campesinos los
constituyentes y nuevos ocupantes de ministerios y palacio de gobierno, es una
revolución.
La idea de “Constitución de transición” da lugar a que en el texto inicial del
MAS el trámite necesario para reformarla sea dinámico. En el texto de Oruro y que en
octubre de 2008 se modificaría, sería necesario sólo mayoría simple y después
ratificación de la población en referéndum. La oposición se lanzó con furia contra este
punto que en su opinión es dar un cheque en blanco para que el gobierno inicie un
gobierno totalitario sin garantías democráticas. La oposición no menciona la necesidad
de referéndum y se limita a retomar la reivindicación de dos tercios contra la mayoría
simple como modo de votación. Pero despierta todos los fantasmas chavistas y castristas
que la oposición acostumbra denunciar.
La Constitución es de transición porque se esperaba más. Y es de transición,
también, como resultado de la alianza entre los campesinos y los sectores medios
urbanos que en el MAS se traduce en la necesidad de acuerdos con los partidos de la
oposición, representantes de los sectores económicos más pudientes. En el documental
“Bolivia para todos” (Cartoy Días, 2008), Linera habla de esta transición en lo que
pareciera un doble discurso: para las bases se dice que todavía no es posible un estado
indígena, para la prensa y lo electores de clase media se dice que el proyecto del MAS
es un proyecto inclusivo, para todos los sectores. Lo moderado del proyecto del MAS,
oscila entre aparecer como primer paso de un proyecto indígena más amplio, y como
fruto de un proyecto que busca contentar a todos.

La negociación del MAS en la elaboración de su proyecto.

Si por un lado la moderación del MAS trae descontento entre los partidarios de
otro tipo de proceso de cambios, por otro facilita las cosas en la Asamblea
Constituyente, o al menos parecería que eso iría a suceder. El MAS se presenta como
partido político, como grupo de poder, y ya no como portador de una lógica contraria al
Estado republicano. Eso podría haber posibilitado una Asamblea Constituyente. Pero la
oposición se puso dura y evitó el encuentro con la fase moderada del MAS. Ni siquiera
con proyecto de transición hubo acercamiento. Y los intentos no serían pocos. En cada
comisión, de inicio a fin y desesperadamente sobre el final del plazo de la Asamblea, se
buscaron los dos tercios, cediendo para eso en elementos importantes para los aliados
del gobierno. En las comisiones hubo avances en ese sentido, pero la línea política de la
oposición desde la dirección partidaria fue la de que se evite el acuerdo.
En la dinámica de la Asamblea la oposición no firmaba acuerdos a pesar de
avanzar en el diálogo y conseguir consensos. Podía identificarse un mecanismo perverso
de sentarse a dialogar para conseguir antes de retirarse que el MAS puliera al máximo
10

su proyecto. Era así que las reivindicaciones indígenas o sociales iban cayendo. Debido
a las concesiones, llegó a imaginarse que el MAS conseguiría acuerdos para conseguir
dos tercios con la oposición pero serían los constituyentes cercanos a las organizaciones
indígenas los que lo impidieran. Parte de las organizaciones indígenas rompieron por un
tiempo con el gobierno porque este cedió en la defensa de sus proyectos como el de la
representación directa en un parlamento unicameral. Ese clima da cuenta que el proceso
de ceder en el proyecto original, o ideal, no fue fácil. Lealtades de los constituyentes a
veces debían ser quebradas en función de la continuidad del proceso que necesitaba un
texto constitucional aprobado. El proyecto del MAS tuvo sucesivas elaboraciones. Ante
el inicio de cada intento de acuerdo el MAS se moderaba. Cuando el diálogo se rompía
el MAS recuperaba algo del territorio perdido, pero muchas veces no tanto. Así, como
veremos, el centro del proyecto iría tomando un formato más compatible con la realidad
republicana del Estado liberal.
Y a las concesiones para buscar acuerdos se debieron sumar, también, cambios
exigidos por protestas de diversos sectores, en la búsqueda continua de apagar los
continuos conflictos que rodearon la Asamblea. Mientras avanzaban las discusiones se
hicieron presentes entre otros las universidades (cuando se habló de control social a las
universidades), los mineros (cooperativistas), los colegios de profesionales (cuando se
quiso hacer gratuita la asociación), las iglesias (con un largo temario de reclamos), la
policía (contra un informe que veían beneficiar a costa suya al ejército), los productores
de quinua (pidiendo un tratamiento semejante al de la hoja de coca), la federación de
municipios (cuando veían recortadas sus competencias), el magisterio (por la
centralización de planes de estudio). Algunos de estos sectores con dinamita o antorchas
en la calle, otros con saco y corbata en salas de reuniones, los reclamos muchas veces
eran representados por los mismos constituyentes muchas veces en contra de la
propuesta de la propia bancada. Este fue el caso de constituyentes religiosos del MAS
que votaron junto a PODEMOS un proyecto opuesto al oficialista en el tema de derecho
a la vida desde el nacimiento o la concepción. Debe mencionarse también aquí el
reclamo que influiría de forma más determinante en el curso de la Asamblea: el intento
de constituyentes chuquisaqueños de todas las bancadas por la vuelta del poder
ejecutivo y legislativo a Sucre. Los constituyentes también libraron batallas
regionalistas por demandas de sus lugares como la lucha de los departamentos chicos
contra los grandes (por diversos temas como el criterio territorial de representación), los
que defendían que partes de sus departamentos se incluyeran en lo que se considera
amazonia, el reclamo de formación del décimo departamento. También hubo los que se
solidarizaban con las madres solteras, con los derechos de los animales, y un largo
etcétera.
Un caso paradigmático de presión frente a la que el MAS cede por motivos de
gobernabilidad fue el de la Comisión de Seguridad y Defensa. En el curso de la
elaboración del proyecto políticas y militares se enfrentaron quebrando
transversalmente las bancadas de PODEMOS y del MAS. La Comisión tuvo que ser
intervenida por el Poder Ejecutivo que mandó a no modificar nada respecto a la
Constitución en vigencia. De todos modos después de esta medida siempre volvía la
acusación de que a pesar de la intervención del presidente “se estaban cambiando
cosas”. En el medio hubo cambios de discursos, reuniones con autoridades
gubernamentales y de las fuerzas de seguridad, protestas de la policía, presiones del
ejército. Todo comenzó cuando se quiso rever las competencias de cada fuerza,
quitando la potestad de los militares de ocuparse también de seguridad interior. La
respuesta fue fragmentar (“descuartizar”) a la policía federal a partir de un proyecto
presentado con los constituyentes del “ala militar”, quitándole varias de sus funciones y
11

distribuyéndolas entre distintos órganos y el ejército. El conflicto se enmarca en una


relación ya de por si problemática que incluyó en los últimos años varios episodios de
enfrentamiento entre estas fuerzas, incluso armados. En la Asamblea tanto
representantes del ejercito como de la policía se hicieron presentes y generaron una
crisis de dimensión nacional. Cuando la fecha para entrega de informes se vencía una
constituyente de otra comisión, mujer de militar, rompió un cerco de policías para
entregar un informe por mesa de entradas. Cuando la policía controlaba las
manifestaciones en Sucre, un Jefe de la policía insinuó al gobierno que la policía estaría
más motivada en caso de que se apruebe el proyecto que los policías defendían.
La disputa la ganaron los militares, y policías retirados entraron en huelga de
hambre. La solución fue consecuente con la política del gobierno de alianza con el
mando militar. En una reunión de los constituyentes del MAS el vicepresidente explicó
que los defensores del gobierno son tres: la opinión pública, los movimientos sociales y
las Fuerzas Armadas. Pero aclaró que actualmente es el ejercito quien realmente
garantiza las medidas del gobierno. La posición del gobierno es no fomentar la
movilización social y utilizar al ejército para controlar diversas situaciones como
control de gasoductos y pozos petroleros, control de inundaciones y ayuda humanitaria
por encima de las autoridades departamentales (como ocurrió en Beni), o para repartir la
Renta Dignidad.
La alianza del gobierno del MAS con los militares es clave también en la disputa
política con los autonomistas de Oriente. El gobierno tendría a su favor el sentimiento
del ejército de unidad de la patria que es también su principal discurso contra el avance
de la autonomía y las expresiones separatistas. Por otra parte el gobierno usa esta
alianza con los militares para entrar en Oriente, donde tiene menos presencia social. En
Pando fue nombrado un militar como prefecto interino cuando el prefecto fue detenido
y la prensa anunció que el gobierno intentaría crear un comando militar en Oriente,
luego del Estado de sitio, para aumentar la presencia estatal en esa región.
De ese modo quedaron atrás reformas que el MAS impulsaba como la abolición
del servicio militar obligatorio -o incluir la figura de objeción de conciencia-, abolición
de la justicia militar y una reforma general de las fuerzas armadas. A pesar de un pasado
de mucho enfrentamiento entre los cocaleros y el ejército, o en octubre de 2003, pudo
establecerse una alianza hasta ahora fuerte, no sin críticas desde algunos sectores. Era
raro ver por ejemplo en Sucre estudiantes universitarios protestando contra el gobierno
de izquierda, insultando a Evo, y a la policía o los militares reprimiendo a sectores
catalogados como conservadores. “Antes cantábamos que queríamos un mundo sin
militares y ahora son nuestros aliados” me dijo un viceministro cercano a Evo. A fin de
año, un “bono de lealtad” de 40 mil dólares de dinero Venezolano premió
económicamente a los generales por esta posición en el proceso.

¿Nacionalismo continuista o indigenismo de cambios profundos?.

Estando la resolución de la Asamblea Constituyente en suspenso por más de dos


años, el proyecto del gobierno de Evo Morales pasó a ser analizado exclusivamente a
partir de las acciones impulsadas desde el Poder Ejecutivo. Muchas de sus principales
medidas pueden enmarcarse en lo que el gobierno llama de “desmontaje del
neoliberalismo”. Así, aparecen en primer plano las políticas de nacionalización de
hidrocarburos, con un decreto que aumentó del 50 al 82% el valor de impuestos que las
empresas privadas deben aportar al Estado, obligándolas también a canalizar la
producción vía YPFB. El decreto fue firmado el primero de mayo del 2006 en un acto
12

con el ejército en el mayor campo petrolero del país 9 . A esto se suma la nacionalización
de empresas, como Entel (de teléfonos) Vinto (metalúrgica) y refinerías de petróleo; las
dos rentas universales que Evo instituyó para ancianos y niños escolarizados; y la
todavía tímida política de reversión de tierras. Las medidas habrían aumentado la
participación estatal en la economía del 9% al 20% 10 .
Este tipo de medidas hicieron a algunos ver la identidad del gobierno como una
transformación del nacionalismo revolucionario que llegando al gobierno en 1952 se
constituyó el fenómeno político más importante del siglo en la política Boliviana (véase
Molina, 2006 y Stefanoni, 2006). La alianza con los militares y la idea de que el
gobierno de Evo tiene ante todo un proyecto modernizador, fortalece esa idea. El MNR
de Paz Estenssoro nacionalizó las minas, estableció el voto universal, la educación
pública gratuita y realizó una reforma agraria que otorgó propiedad individual de la
tierra. Para muchos el MAS de Evo estaría recuperando esa tradición política de la que
el MNR ya no es heredero desde que en la década del ´80 cerró las minas y en la del ´90
implementó políticas neoliberales.
Pero el gobierno se opone tajantemente a ser comparado con esa revolución.
Este debate liderado por el vicepresidente enfatiza los puntos en que la revolución
democrático cultural se separaría de la del MNR. Y lo que sería determinante para
diferenciar los dos procesos de transformaciones es la cuestión indígena. El proyecto
político del gobierno de Morales quebraría el modelo cultural homogéneo que la
revolución del ´52 se habría dispuesto a fortalecer. El actual proceso de cambio es
pensado como descolonizador. El actual gobierno se considera externo al Estado
Republicano liberal y considera a este excluyente de las mayorías indígenas. En el
discurso del gobierno el Estado anterior al 2006 se trata de un Estado de elites blancas,
continuidad de la República de los tiempos de los españoles. La revolución en marcha
se enfrenta al Estado católico y monocultural y monolingüe y es en este plano que la
Asamblea Constituyente cobra importancia. Evo siempre dice “vamos a acabar con el
Estado colonial”.
Por otra parte, Evo se declaró socialista, anti-imperialista y anti-capitalista
estableciendo una alianza con Cuba y Venezuela. Otros identifican al gobierno con las
experiencias de la izquierda boliviana de Torres en 1970 y la Unión Democrático
Popular de Hernán Siles en 1983. Desde el comienzo de la estrategia electoral de los
campesinos en el chapare hubo alianzas y asimilación de la izquierda. A pesar de esto,
en la identidad del gobierno que prevalece Evo Morales aparece especialmente como
primer presidente indígena, y su llegada al poder es incluida en el ciclo de rebeliones
indígenas que remiten a Katari. Como parte de esta idea, se separa la actual experiencia
de gobierno de la del 52, que en el marco de este imaginario político se piensa como
excluyente de los indígenas.
La figura clave en la discusión del proyecto a largo plazo del gobierno es Álvaro
García Linera, importante en la mesa chica de las decisiones tanto como voz pública del
gobierno en momentos especiales, más allá de los anuncios cotidianos. El día de los

9
El porcentaje de impuesto habría vuelto a 50% con la renegociación de contratos de octubre del 2006,
según denunció el primer ministro de hidrocarburos de Evo, luego separado de su cargo.
10
Podemos agregar la intervención en el mercado alimentario (control y prohibición exportaciones,
arancel a importaciones, control de precios, distribución directa de carne); la creación de empresas
estatales, protección de la industria (arancel a importaciones). El desarme del andamiaje legal del
neoliberalismo se anunció para el 2008 y tuvo algunos avances con decreto que combate el empleo
precario aboliendo la “libre contratación”, también del primero de mayo del 2006. Otra medidas
importantes del gobierno, son la campaña de alfabetización, a elevación del IDH, la iniciación de las
obras de la carretera Cochabamba-Beni, la construcción del gasoducto a Valle Hermoso, la explotación
del Mutún, llegada de maquinaria de perforación para YPFB en busca de yacimientos.
13

referéndums por los estatutos en Oriente, o antes del referéndum revocatorio de Evo, y
antes y después de los intentos de diálogo con la oposición el vicepresidente expone su
análisis. Por eso es importante escucharlo acerca de la importancia del componente
indígena en el actual gobierno. Años atrás escribió que el blanco debe aprender del
indio, que es “lo más verdadero de la nación” (Molina, 2006). Y en un texto de abril del
2006 presenta lo que se podría pensar como base del proyecto que la Asamblea
Constituyente debería luego desarrollar (García Linera, 2005). En este texto, se hablaba
de un Estado racista y monocultural que excluye la diversidad de lenguas y culturas que
conforman Bolivia. García Linera propone un Estado multinacional y multicivilizatorio
que no simule “lo que nunca seremos ni podremos ser” y en cambio adopte un modelo
acorde a la realidad multiétnica de Bolivia. La base de la propuesta era un sistema de
autonomías regionales e indígenas con autodeterminación, policía, impuestos e
independencia administrativa, educacional, etc. El nuevo Estado debería incluir distintas
economías, distintas cosmologías, distintas lenguas. El proyecto es el del indigenismo
aymara y se funda en la crítica a un Estado Colonial católico, monolingüe y excluyente
de las mayorías indígenas. En el texto de García Linera la crítica a ese Estado se funda
en un análisis sociológico inspirado en Pierre Bourdieu por el cual un poder simbólico
incentivado por el Estado, excluye lo indígena en un sistema cultural que beneficia a las
clases dominantes y desvaloriza la cultura que ve como atrasada y no pertinente para
cuestiones públicas. La propuesta de un Estado multicivilizatorio para un sistema
multisocietal busca revertir esta tendencia.
Este programa político da un papel importante al Estado como
instrumentalizador de un régimen político diferente que acoja las formas culturales
alternativas. Este proyecto también fue presentado por el vicepresidente como base de
lo que llamó “Capitalismo Andino”, ya presente en la campaña de Evo en el 2005. En
esta propuesta de sistema económico, los excedentes de la economía de mercado serían
aplicados al desarrollo de la pequeña economía urbana mercantil, la economía
domestica campesina y también las formas económicas de los pueblos amazónicos. Se
trata de la implementación en el nivel económico de lo que también se postula para el
nivel lingüístico, de la justicia, de las formas políticas, etc.
Es por este lado que se fundamenta el Estado Unitario Plurinacional
Comunitario que el MAS propondría en la Asamblea Constituyente. Pero es justamente
contra estos temas que conspira la necesidad del MAS de llegar a acuerdos con la
oposición para aprobar el nuevo texto. Frente a la necesidad de acuerdos era la
transformación del Estado lo que se terminaba postergado. Y esto era así aún sin
acercamientos con la oposición; el MAS generó un texto que dejaba de lado la tarea de
desarrollar el Estado Plurinacional preparándose así para conseguir consenso. Aun
aprobando un Constitución sin la oposición, el MAS quitó del proyecto los elementos
que fueran intolerables para los otros partidos. Esta “depuración” se realizó a veces de
modo imperceptiblemente y otras generando conflictos, por parte de sectores del MAS y
técnicos sin vínculos con las organizaciones, que pensaban en la necesidad de garantizar
el triunfo electoral del MAS en las ciudades y en la clase media.
Esa moderación surgía del propio MAS y bajaba del gobierno. Y sería impreciso
atribuir exclusivamente a la necesidad de acuerdos la falta de contenidos
“descolonizadores” de está “línea” para la redacción del texto. En todo caso, podría
decirse que la necesidad de dos tercios se articuló con contradicciones internas al MAS
que perfilaban la nueva Constitución para otro tipo de reformas, o limitaban las
propuestas de las organizaciones indígenas e intelectuales comprometidos con llevar
adelante la agenda de la descolonización. Por otra parte, puede pensarse también que la
14

agenda de la descolonización tiene otros tiempos y no podría haberse impuesto desde


arriba con un nuevo texto.
Un caso paradigmático de cómo un proyecto de la agenda indígena va siendo
adaptado al orden constitucional republicano es el de la Justicia Comunitaria. Realidad
de hecho en las comunidades este tipo de justicia tradicional, en la que la autoridad
comunitaria castiga en base a principios consuetudinario no escritos, pasaría a integrar
el sistema judicial boliviano. Si el MAS en su conjunto defiende este punto contra la
oposición de derecha, que se oponía a la mera mención del pluralismo jurídico, en la
Comisión de Justicia se observaba como constituyentes del MAS profesionales del
derecho limitaban la idea de Justicia Comunitaria de los representantes indígenas del
MAS. Jimena Leonardo, de El Alto, con estudios terciarios en Justicia Comunitaria,
presentó la versión más dura en que los dos modos de justicia eran paralelos y la
comunitaria no se limitaba al área rural. Internamente, en la bancada del MAS otros
miembros de la comisión fortalecidos desde afuera por los asesores del poder ejecutivo
la convirtieron en una pieza autónoma pero subordinada y con jurisdicción restringida,
sería el Tribunal Constitucional quien definiría sus alcances.
Los constituyentes se encontraron con la dificultad de definir e institucionalizar
una justicia que se define por ser no institucionalizada ni escrita y haber subsistido en
los lugares donde el Estado no llegaba con sus sistema de justicia ordinaria, aunque a
veces es ejercida como modo de resolución de conflictos también en la ciudad. El
proceso ponía al MAS frente a la complejidad de al mismo tiempo reconocer la justicia
indígena, y de hacer llegar el Estado y su sistema judicial a todas partes, como cabeza
del Estado 11 . De todos modos, en el MAS había consenso de la importancia de
reconocerla como parte de la revalorización de sus modos no liberales ni republicanos
de desarrollarse. A pesar de la moderación que este y otros proyectos del MAS sufrieron
en la Asamblea, para la oposición sigue siendo inaceptable que pueda haber fallos no
revisados por la justicia ordinaria, y esto fue otro de los reclamos introducidos por el
MAS en octubre de 2008. Ese parece ser un punto de choque importante entre el mero
reconocimiento cultural del multiculturalismo y una verdadera autonomía otorgada a
lógicas culturales diferentes y sin duda seguirá mostrando tensiones cuando la justicia
comunitaria sea materia de legislación en el nuevo Estado.

El Estado Plurinacional, corazón de la propuesta del MAS.

El nuevo Estado, donde los indígenas tengan su lugar se establecería con la


definición del estado como Plurinacional y Comunitario. Raúl Prada, constituyente
paceño del MAS, e integrante del grupo Comuna, explica que el Estado Plurinacional se
vincula a un “eje descolonizador que deconstruye el Estado republicano, colonial y
liberal”. Si bien afirma que la nueva Constitución no deja de ser liberal, esta también
“incorpora la institucionalidad propia de las naciones y pueblos indígenas originarios,
así como sus estructuras y prácticas autóctonas” (Prada, 2008: 25).
El Estado Plurinacional es para muchos la pieza más importante del nuevo texto,
a pesar de que todos reconocen que el mismo no está claramente definido. Los 12
asesores de la bancada del MAS (3 del gobierno, 3 de la presidenta de la Asamblea, 3 de
las organizaciones y 3 del MAS) lo explicaban en la comisión Estructura del Estado,
que quizás por error de coordinación terminó disputando con la de Visión de País el
tratamiento de los mismos temas. El Estado Plurinacional Comunitario sería un aporte
11
De modo análogo a como los sectores urbanas del MAS limitan la idea de justicia comunitaria, en el
tema del cultivo de coca, es el gobierno de Evo morales el que ahora está a cargo de su racionalización.
15

de esta Asamblea Constituyente al constitucionalismo a nivel mundial, no existe en otro


país y significa la combinación de lo social, de lo liberal y de lo comunitario. Combina
lo mejor de los constitucionalismos francés de 1789, mexicano de 1917, soviético de
1935. El Estado que el MAS buscaría imponer superaría el Democrático Social de
Derecho surgido en Bolivia como Estado de Bienestar que no se consolidó en la
revolución del 52. Los asesores hablaban desde el punto de vista de un sector social que
ahora gobierna para todos, explicaban que “si decimos sólo Comunitario nos van a decir
que el MAS quiere un Estado sólo para indígenas. No hay que aislarse de la ciudad y se
reconoce la propiedad privada, por eso se va más allá de lo comunitario que como
concepto principal no sería viable. Si hiciéramos eso, razonaban, en 5 años tendríamos
una Constituyente de derecha. La idea es iniciar una transición para aplastar a lo liberal
en 20 años”. Queda la impresión de un grupo que cede por necesidad política dejando su
convicción para más adelante: el proyecto del MAS sería un proyecto indígena, y sólo la
necesidad política lo convierte en algo más general. Acorde con esta visión, en la
bancada del MAS se notaba una distinción entre los constituyentes que venían de las
organizaciones campesinas y los urbanos que marcando la diferencia eran considerados
meros “invitados”.
Lo plurinacional deriva del reclamo de los pueblos indígenas. Son los aymaras
los que utilizan el término Nación para llamar sus subunidades de gobierno, aunque por
su origen europeo el término es criticado desde el indigenismo más radical que rechaza
inclusive el nombre Bolivia (por ejemplo: Vacaflor, 2008). En la nueva Constitución la
idea de naciones implica una generalización -para las 36 etnias de Bolivia- del modelo
de autonomía que el indigenismo aymara elaboró como proyecto político propio. Un
elemento clave en el reclamo del movimiento indígena que se incluye en la nueva
Constitución, es el de un derecho al territorio y a la autonomía basados en la
preexistencia de los pueblos y naciones indígenas. En el nuevo Estado se incluyen esos
reclamos. La idea inicial era que a partir de ahí se estructurara un sistema de
representación directa a partir de los distintos territorios autónomos que conformaría un
nuevo tipo de parlamento que aseguraría la participación de todas las etnias. Si bien el
proyecto fue modificado, algo de esto se mantuvo en el texto finalmente aprobado.
La idea de Plurinacional, sería una superación pluralista al reconocimiento de lo
“intercultural”, ya incluido en la reforma constitucional del 94 y que intelectuales
asocian al “multiculturalismo”, entendido este como reconocimiento limitado de la
diferencia, que no da poder político y mantiene la diversidad reducida o subordinada. El
Estado Plurinacional no subordina ni simplemente reconoce: se forma por la
articulación de naciones diferentes. Una variación del Estado Plurinacional, con el
mismo principio es el Estado Multinacional que propone una confederación de naciones
y que fue una propuesta pre-constituyente del actual vicepresidente.
Las críticas al Estado Plurinacional apuntan al despropósito de transpolar una
situación pensada para los aymara a las distintas etnias del país. Algunas de esas etnias
estarían conformadas por 15 personas, varias con menos de quinientas según señalan
varios críticos entre los que se encuentra el primer ministro de hidrocarburos de Evo
Morales (Soliz Rada, 2008). La oposición se refiere al Estado Plurinacional como
“proyecto de crear 36 republiquetas”. Si los aymara y quizás los Guaranís -más
homogéneos en sus territorios- podrían adaptarse a este esquema, resulta más difícil
pensarlo para pueblos chicos o para quechuas, aymaras que no viven en comunidades.
La crítica de la oposición de derecha suele agregar que los mestizos o blancos quedarían
sin nación. Filemón Escobar, ex dirigente minero y mentor de Evo Morales (2008) y
otros comparan el proyecto de Estado plurinacional con el de la Unión Soviética. El
Estado Plurinacional habría sido el andamiaje con el cual la URSS organizaba sus
16

naciones autónomas componentes, dejando atrás la política de rusificación que le había


antecedido.
En Octubre de 2008, cuando se abrió un diálogo crucial en el Congreso con
vistas a convocar el referéndum ratificatorio, la oposición pidió quitar el término
Plurinacional y restablecer la idea de República, término que había sido quitado en el
proyecto aprobado en Diciembre de 2007 por el MAS. Antes que una superación de esta
forma de gobierno, no obstante, la desaparición del término señala una intención
sublimada terminar con él. Lo mismo ocurría con la definición de “Estado de Derecho”
que el MAS quitó pero en una de las mesas en que el gobierno buscó concertación, fue
después fácilmente incluido. Considerando que no hay en la nueva Constitución
elementos que realmente contradigan ese sistema gubernamental, incluir o quitar el
términos república era más bien una cuestión simbólica.
Según el proyecto que no pudo ser fuertemente incluido en la nueva
Constitución, el Estado Plurinacional es la macro estructura que cobrará forma a partir
de la articulación de las autonomías indígenas. Es verdad que en el medio hay
departamentos y provincias del actual Estado. Pero el modelo ideal es que los pueblos
indígenas vayan mancomunándose en regiones que puedan redibujar un mapa de
Bolivia. Este mapa se consideraba en varias discusiones que atravesaron la asamblea
como nacido de la colonia y de sus grandes señores que se distribuían los cantones. La
realidad y fuerza de esas formas republicanas y de los límites territoriales actuales, sin
embargo, dejan ese proyecto en un limbo teórico del pasado o del futuro que pese a su
importancia en el nuevo texto, no aparece como un proyecto viable que el ejecutivo esté
dispuesto a implementar en el corto plazo. En realidad, nadie del gobierno desarrollaba
las consecuencias que traería este Estado. En la Constitución permanecería como una
incógnita. Por eso se decía que el carácter plurinacional del texto era declarativo o
simbólico. Y los intentos de algunos constituyentes de iniciar una “transversalización”
del Estado Plurinacional, quedaron en la nada. De todos modos, los que defienden el
Estado Plurinacional y la Constitución del gobierno ven las autonomías como un buen
primer paso hacia la consolidación política de los pueblos indígenas. Por otra parte, en
el proyecto de ley electoral transitoria para las elecciones de diciembre, aprobado por
los diputados, se incluyen 14 circunscripciones especiales indígenas que formaran parte
de los 130 diputados en el nuevo parlamento plurinacional 12 .
Como fruto de la negociación, o la búsqueda de acuerdos, las autonomías
indígenas -base del estado Plurinacional- quedaron limitadas. Si bien se aspiraba a que
redibujen el mapa de Bolivia, las autonomías fueron limitándose a los municipios o a las
actuales Tierras Comunitarias de Origen (TCO) creadas en el gobierno de Sánchez de
Lozada que dan a las comunidades o pueblos indígenas la propiedad de la tierra pero no
ejercicio de gobierno, ni tampoco permite adaptarse a la idea más amplia de territorio.
Después del diálogo de Septiembre-Octubre de 2008 se limitó cualquier idea de que
puedan ultrapasar limites departamentales existentes. Suena poco para el indigenismo
andino que apunta a la reconstitución del tawantinsuyu, incluso más allá de los límites
nacionales.
Pero las autonomías indígenas, en el transcurso de la Asamblea Constituyente,
ocuparon un lugar importante articulado con las prioridades del gobierno en la disputa
con la oposición. Las autonomías indígenas eran la base de las “naciones” de un Estado

12
La oposición asociaba la representación directa al corporativismo. Esta crítica también atacó en el
proyecto del MAS la idea de establecer un nuevo poder del Estado, social. Pero si el control social al
principio sería el cuarto poder de gobierno, después fue adaptado al actual sistema estatal como parte de
los organismos de control, aún considerado excesivo por la oposición. También quedó archivada la idea
de deshacerse del Senado estableciendo una única cámara.
17

Plurinacional pero también resonaban como caso particular de las autonomías


municipales y en la disputa con los prefectos y su reclamo de autonomía
departamental 13 . La autonomía indígena desarrollaría las ya existentes autonomías
municipales creadas en el primer gobierno de Goni y consideradas progresistas porque
aumentaron los ingresos locales y la descentralización. Serían una versión de ese tipo de
autonomía. Esto fue aprovechado en años anteriores por los pueblos indígenas del
altiplano donde los indígenas son mayoría en sus distritos y eligieron alcaldes, a veces
sometiéndolos a normas tradicionales de gobierno. La autonomía indígena afianzaría
estas experiencias y le daría legalidad institucional.
A parte de la construcción el Estado Plurinacional, la segunda discusión en la
que la autonomía indígena se inserta es en la de la autonomía departamental, principal
reclamo de la oposición. En la Asamblea el MAS estaba dispuesto a implementar las
autonomías departamentales y la discusión se desplazó entonces a qué se entiende por
aquello. La estrategia del MAS, para corroer el poder de los prefectos era afianzar su
proyecto de autonomías indígenas y regionales. Incluso provinciales. En el proyecto del
gobierno, las autonomías indígenas aparecen como modo de recortar y moderar el poder
que se transferiría a los departamentos. El fundamento del gobierno en esta medida es
una crítica al centralismo departamental, de capitales de departamentos. Desde este
momento, el destino y fuerza de las autonomías departamentales estaría atado a la
disputa entre gobierno y oposición de Oriente por la definición en el texto del régimen
de autonomías.
Si las autonomías indígenas pasaban a primer plano por la voluntad del gobierno
de recortar poder a los departamentos, al mismo tiempo las mismas eran perjudicadas
cuando en su disputa con Oriente el gobierno interpretaba que la autonomía no
implicaba poder para legislar. Si desde un punto de vista las discusiones en que las
autonomías indígenas se integraban las transforman en algo diferente de lo que las
organizaciones buscaban; era la coyuntura política lo que las hacía posible. En ese
proceso, las autonomías indígenas se instalaron como punto fuerte de la nueva
Constitución y en bandera innegociable de la agenda de las organizaciones. Cuando Evo
Morales se refirió al aval que las organizaciones le dieron para negociar con la
oposición, dijo: “yo me reuní con el Pacto de Unidad, el sector que luchó por las
autonomías y si ellos me dijeron si es por mantener la unidad nacional y si no afecta a la
autonomía indígena es posible avanzar con los prefectos y mejorar las autonomías.
Entonces, fueron analizadas en el diálogo” 14 .
Pero si por un lado se transformaba en bandera y durante la Asamblea las
organizaciones tenían la posición que la autonomía indígena no debería llegar a
referéndum “sabiendo el poder de Oriente para movilizar”, por el riesgo de perder el
elemento que quizás es la base del proyecto de un nuevo Estado; por otro, en la
negociación con la oposición la autonomía indígena tendía a perder su sentido original,
asimilándose a la autonomía municipal y perdiendo poder político en la lógica de
mantener el centralismo político de La Paz. La justificación interna retomaba el
concepto de “Constitución de Transición” según el cual lo importante era que el Estado

13
El tema de las autonomías departamentales creció en los últimos años y en el gobierno de Evo se
transformó en el principal aglutinador de la oposición política. Cumpliendo con acuerdos que venían de la
época de Mesa, en la elección de julio 2006 en que se eligieron constituyentes, también se votó en todos
los departamentos a favor de establecer un régimen autonómico. A último momento Evo ordenó que se
iniciara una campaña en contra de las autonomías, a pesar de que algunos candidatos a constituyentes
habían estado a favor. En Beni, pando, Tarija y Santa Cruz ganó el sí. El país comenzó a dar la imagen de
partición en dos mitades opuestas más que complementarias.
14
Entrevista de radio Patria Nueva, registrado por agencia de noticias ABI, 12 de octubre 2008.
18

Plurinacional aparezca mencionado y haya posibilidad de formar autonomías indígenas


que con el tiempo se desarrollarían.
En el transcurso de los meses, el MAS se acercaría más al proyecto de Oriente,
cedería competencias al nivel departamental, daría poder de legislar a las autonomías y
establecería las autonomías indígenas a partir de las TCO y los municipios y no como
estructuras de nivel no subordinado a los departamentos. A su favor, al final del camino
de negociaciones, establecía todavía que el nivel central prevalecería jurídicamente
sobre niveles de autonomías que tendrían igual jerarquía. La oposición de Oriente
rechazaría que un decreto presidencial pudiera modificar una norma departamental,
situación que contradiría la autonomía. Para el gobierno, sin embargo, dar ese poder
legislativo significaría convertir a Bolivia en un régimen federal. El nivel regional de
autonomía, que el gobierno defendía en su proyecto de Constitución, quedaría como
“espacios de planificación y gestión” en la negociación de septiembre-octubre del 2008.
Era una forma de quitarlas que sin embargo las dejaba de algún modo presentes, como
las relaciones políticas internas y el propio subconsciente del MAS lo requería 15 .

Un rechazo a la lógica acuerdista.

El carácter Plurinacional del Estado quedó establecido en el primer artículo de la


Constitución, elaborado en la comisión de Visión País. La idea de que esta comisión
terminaría su trabajo antes que las otras y a partir del mismo todas trabajarían no
funcionó. Tampoco funcionó la Comisión de Estructura del Estado, que podría haber
sido la que desarrollara la forma del Estado Plurinacional. Y con el correr del tiempo
fue quedando claro que las transformaciones revolucionarias que el gobierno había
delegado a la Asamblea, quedaban así solamente enunciadas. La necesidad de que el
texto consiguiera dos tercios impedía más.
A no ser que se decidiera una estrategia alternativa. La misma consistía en hacer
un proyecto duro, que confrontase en las calles con el de la oposición y fuera refrendado
por la población movilizada. Este camino se ensayó en la comisión Visión País, donde
por un tiempo se sintió una posición rebelde hacia el interior del MAS respecto de la
lógica de buscar ante todo acuerdos con la oposición.
Entre los integrantes de esta comisión se encontraban representantes que
respondían a Conamaq y el ya citado Raúl Prada, a quien recurría todo aquel que
quisiera saber de qué se trataba el Estado Plurinacional en Bolivia, por esa época. La
comisión era presidida por Félix Cárdenas, de Alianza Social-Patria Insurgente,
indigenista aymara y quizás el constituyente más radical en la Asamblea. En la comisión
hubo un intento de dejar afuera el informe de PODEMOS, que se mostraba lejos de
buscar acordar un informe por dos tercios, y el MAS sospechaba que estaría buscando
conformar una Constitución paralela para confrontar con la del MAS en referéndum.
Esto era peligroso porque aunque el MAS se impusiera a nivel nacional, con resultados
adversos en varias regiones, se incrementarían los impulsos separatistas que podrían

15
Como si fuera poco con la disputa entre los prefectos opositores, la Comisión de Autonomías en la
Asamblea vio aflorar diferencias entre sectores internos del MAS de las distintas regiones y proveniencias
políticas. Uno de estos temas fue la consideración de las provincias, que para sectores indígenas y del
partido del alcalde de la Paz (que fueron electos en las listas del MAS) eran divisiones vinculadas al
poder tradicional que venía de la colonial y que debían ser superadas, pero para constituyentes del MAS
de regiones donde la identidad provincial era importante (Valle Grande, Chaco, norte de Potosí) las
mismas debían ser mantenidas y también posibilitadas de transformar en autónomas. Por otra parte, el
oficialismo casi no consigue aprobar por mayoría su informe porque el tema de la sede de los poderes
para Sucre había hecho que un constituyente aliado del MAS pasara a la oposición.
19

desconocer al gobierno de Evo Morales y “su” Constitución. Se calculaba que el


proyecto de la oposición al MAS incluiría la sede de los poderes en Sucre, como nueva
capital de la Media Luna. Dejando afuera su informe, el MAS buscaría en la comisión
Visión País “dejar sin cabeza” al proyecto de la oposición, obligándolos a discutir sobre
la base del proyecto del MAS. Más allá de los cálculos, la exclusión de PODEMOS
aparecía como posición política confrontativa que derivaba de la voluntad de defender
el Estado Plurinacional y otros principios sin dar concesiones. Puede verse también, por
último, como modo de reaccionar frente a una oposición que optaba por un camino duro
de no diálogo, a pesar de la voluntad en ceder que demostraba el gobierno.
Los números permitían hacer esto que políticamente se justificaría como “dejar
afuera a los que son la minoría de la minoría y no la mitad del país”. Con votos de los
aliados del MAS del Movimiento Sin Miedo (del alcalde de la Paz), el proyecto de
informe de comisión de AS (que en lugar de un Estado Plurinacional se caracterizaba al
Estado como Multinacional) quedó empatado con el del propio MAS excluyendo a la
tercera posición el proyecto de PODEMOS, dejándolo así excluido en el trámite de los
informes que pasarían a las plenarias. El MAS pensaba que de esta forma podría excluir
de tratamiento el informe de la oposición en reuniones plenarias. Otros decían que
cualquier tema podría reaparecer en esa instancia.
La oposición utilizó el escándalo de Visión de País para decir que no
consensuaría ni dialogaría más con el MAS hasta que este corrigiera la medida.
Constituyentes del MAS de esta comisión criticaban un conservadurismo por detrás de
la insistencia en la búsqueda de consensos. Los constituyentes más descontentos con la
línea que bajaba del Poder Ejecutivo para cada comisión, opinaban que en algunos casos
el MAS terminaba introduciendo en su proyecto las posiciones de la oposición. La
caracterización era que la oposición hace llevar el proyecto del MAS hasta el límite de
lo consensuable, o incluso más, para después negarse a avalar el informe acordado y
presentar uno propio luego de haber hecho modificar al máximo el del MAS. Algunos
atribuían esto a las mañas de la vieja política que se imponía retóricamente sobre
campesinos no acostumbrados a las discusiones constitucionales.
“Se trata de hacer una Constitución para los que fueron excluidos durante toda la
historia de Bolivia, los otros ya están incluidos en la Constitución y el Estado” decían
los que defendían la “autonomía de la comisión” por sobre lo que decidiera la directiva
y las autoridades del gobierno (o del MAS). La directiva rechazaría el informe y el
vicepresidente llamó a revertirlo 16 . Los constituyentes de PODEMOS entraron con
pancartas y gritos a protestar contra los que había sucedido. Golpeaban en la mesa y
rompieron una computadora portátil. Hablaban frente a la prensa de ética contra el
totalitarismo del MAS. Constituyentes del MAS de otras comisiones criticaron la
medida y pensaban que no era necesario darle la posibilidad a la oposición de hablar de
ética porque ellos eran la mayoría. Era la crítica a las maniobras que el MAS había
siempre criticado antes de llegar al gobierno. Pero para los críticos, era especialmente
algo que no era necesario. García Linera pidió a los constituyentes que se deje expresar
a la oposición. Dijo que “todos los sectores con base social deben ser tenidos en cuenta,
porque el MAS tiene el 50 por ciento de los votos y tiene que conquistar un 30 por
ciento más, dejando a la oposición sólo con el 10, que es lo que realmente representa”.
El vicepresidente buscaba apagar posibles conflictos, y la votación de Visión País se

16
El vicepresidente se reunía con cada una de las comisiones para definir temas problemáticos. Estos
temas a veces eran dejados sin resolver por constituyentes que reclamaban alguien con poder político en
el MAS para resolver. En otros casos el gobierno llamaba a cambiar algún tema contra la voluntad de los
redactores.
20

había convertido en eso, en un conflicto de los que la oposición era rápida para
capitalizar.
El caso de Visión País es sólo un ejemplo extremo de algo que se vivió en todas
las comisiones como la alternativa entre la redacción de un proyecto propio y otro para
buscar consenso. En este caso se articuló un proyecto de cambio más profundo que
coincidió con una estrategia política más radical que en las otras comisiones. Por unos
días, el MAS buscó en Visión País ser lo que realmente quería ser, sin concesiones; y al
mismo tiempo fue lo que la oposición dice que es, un gobierno que no deja expresar a la
oposición. El desenlace de la Asamblea y la suspensión de plenarias que llevó a que el
MAS elaboré su proyecto a puertas cerradas, harían irrelevante los sucesos de la
Comisión Visión País.

Qué es el pueblo boliviano

En el tercer artículo del informe de Visión País, se definía quien compone al


pueblo boliviano. La definición cobró relevancia en el proceso constituyente cuando se
estableció como categoría central para la definición de quién sería el detentor de la
soberanía y el dominio sobre los recursos naturales. Como corolario de la crítica al
neoliberalismo sería el pueblo y no el Estado el propietario de los recursos naturales no
renovables. De este modo, se podría evitar privatizaciones o medidas antipopulares
contra la voluntad de los bolivianos y bolivianas. El Estado sería solamente el
administrador. Pero entonces era necesario definir Pueblo Boliviano, no podría quedar
como concepto abierto porque estaba en juego la propiedad de los recursos.
No fue cosa sencilla definir la idea de pueblo. Hubo largas discusiones en las
que siempre alguien reclamaba no sentirse incluido. A quién incluir, y como nombrarlo,
hizo modificar muchas veces el proyecto de artículo constitucional. La discusión fue
especialmente una tarea de interpretación aunque dada la función constituyente de estas
discusiones, los participantes hablaban a veces con la conciencia de que además de
interpretar estaban creando.
Las mujeres reclamaron que se explicite “bolivianas”, además de “bolivianos”.
Los afro-bolivianos recorrieron todas las comisiones y lograron que en todos los
artículos en que se mencionaba a campesinos e indígenas, se los incluyera como sujetos
aparte, ya que las otras categorías no los satisfacía. Algunos reclamaban que era injusto
darles ese lugar destacado a los afro-bolivianos. Si se los nombra a ellos habría que
nombrar a todas las etnias, por extensión “Estamos creando un macropueblo cuando
sólo son 500 personas”, “o se nombran todos o a ninguno” decían unos, “Que los
hermanos afro vayan en otro párrafo con los campesinos”, decía otra. Y “que sean afro-
bolivianos y no afro-descendientes porque si no se está dando derechos a los
brasileros”, alguien más aportó. Los militantes por la causa homosexual estaban
también en Sucre pero a diferencia de los afro-bolivianos no reclaman ser incluidos en
el texto. Querían solamente que se aprueben “todas las formas” de familia sin nombrar
explícitamente el casamiento gay por que los constituyentes no estarían preparados para
eso, siguiente paso en la lucha, decían.
El sujeto clave, presente en todo el cuerpo de la nueva Constitución es el de
“naciones y pueblos indígenas originarios, campesinos, y los afrobolivianos”, luego
modificado para “naciones y pueblos indígenas originarios campesinos, afrobolivianos”
quitando una coma entre originarios y campesinos, por reclamo de campesinos que no
querían ser considerados como no originarios. La idea de “campesinos”, explicaban, fue
impuesta en la revolución del 52 por el MNR que obligó a las comunidades a construir
21

sindicatos para conseguir la propiedad de la tierra. Pero “las bases siguieron hablando
lenguas originarias y ahora están recuperando su identidad indígena”.
Pero hay otros que antes de indígenas se reconocen como campesinos y como
clase social. Esta parece ser una distinción importante en la vida política de las
comunidades, a partir de distintas tradiciones algunos piensan la política a partir de lo
étnico y de la cultura, otros a partir de la clase. En defensa del término clase no sólo
jugaba la herencia de la reforma agraria del MNR sino especialmente la tradición
política de izquierda marxista, fuerte especialmente en las minas y las ciudades, además
de la conocida influencia de los sindicalistas mineros en la formación de sindicatos y de
cuadros políticos en el trópico de Cochabamba, donde comenzó su carrera política Evo
Morales.
Pero si los campesinos estaban más ocupados en no ser separados de los
originarios, fueron los constituyentes urbanos con identidad de izquierda los que
especialmente insistían en incluir la palabra clase. Otros constituyentes se quejaron
porque clase social sería redundante con las otras categorías, no por ser indígenas los
campesinos dejarían de ser parte de la lucha de clases, decían. Lo cierto era, sin
embargo, que en la definición del sujeto principal los constituyentes de la ciudad no se
sentían incluidos. Una trabajadora social que había trabajado con encuestas dijo que en
estas la gente se reconoce como clase baja, media-baja. Los colonizadores tampoco se
sentían incluidos ni como campesinos ni como indígenas, y también rechazaban el
termino que tradicionalmente los agrupa. En lugar de colonizadores propusieron
entonces ser incluidos como comunidades interculturales del campo, y también hicieron
ese cambio en el propio nombre de la organización.
“Nuestro aliado Cuba no tiene clases” desafió un constituyente a otro que había
militado en el Partido Comunista y quería incluir el término. Otro consideró que en
Bolivia había un régimen feudal y que todavía no había llegado el capitalismo. Por este
motivo no sería adecuado hablar de clases sociales. “Si ponemos las dos cosas en un
artículo hacemos que se opongan, desde el 70 el katarismo combina clase con etnia. Lo
primero es lo indígena campesino en este proceso, a no dudarlo, pero no hay que
olvidarse de los sectores urbanos e incluso de los empresarios que están con el cambio”.
Proponían que los urbanos estuvieran incluidos como “población culturalmente diversa
de la ciudad” pero una constituyente dijo que así ella quedaría sin identidad. Proponían
que las clases se incluyeran en la enumeración de sectores, y no modificando a todos.
Pero otros se oponían a que el término clase social se incluyera: “si se incluye ´clases
sociales´ se las estaría creando cuando se busca que desaparezcan. “En los próximos
cincuenta años existirían, no hay que ser ilusos” otro contestó. Si no existían, sería
bueno crearlas para evitar guerras étnicas como las de Yugoslavia, terció un
constituyente potosino. El término “mestizos” fue rechazado por ser colonial y un
intelectual pedía creatividad: “inventemos otra definición, pensemos una sociología
nueva”. Integrando antes que buscando defender su procedencia, un asesor de los
pueblos indígenas de las tierras bajas me decía mientras ocurría la discusión que “esta
es una revolución regional, indígena y de clase”.
“Mueves un ladrillo y se te mueve toda la pared” constataba uno, “mandémoslo
al preámbulo para no discutir más ahora” otro intentaba resolver. Además de las
injusticia contra naciones y pueblos una constituyente pedía que se acuerden de la mujer
joven. Pero un asesor critica que el artículo se convierta en una larga enumeración
cuando lo importante es incluir la idea de sujeto colectivo. Finalmente, la última versión
de este artículo fue la siguiente: “El pueblo boliviano está conformado por la totalidad
de las bolivianas y los bolivianos pertenecientes a las áreas urbanas de diferentes clases
sociales, a las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y a las comunidades
22

interculturales y afrobolivianas”. La discusión tenía que ver con el momento de


definición del proyecto político de Evo. Nacionalismo, indigenismo, marxismo. Había
constituyentes ahí para reclamar cada uno de estas identidades. La discusión deriva a
una tarea más concreta que la definición de la categoría pueblo, es la de la consideración
de los sujetos concretos que llegaron con Evo Morales al gobierno.
En el diálogo entre gobierno y oposición de octubre de 2008 el tema volvió a
discutirse. La oposición criticaba que con esta idea de pueblo se perdía la idea de nación
boliviana, quedaba diluida. También criticaba que habría ciudadanos con más derechos
que otros ya que los mestizos no estarían incluidos en este y otros artículos con los
mismos derechos que los indígenas. Finalmente, en el texto que se definió para ir al
referéndum de enero del 2009 el artículo tres quedó definido así: “La nación boliviana
está conformada por la totalidad de las bolivianas y los bolivianos, las naciones y
pueblos indígena originario campesinos, y las comunidades interculturales y
afrobolivianas que en conjunto constituyen el pueblo boliviano”.

Los dos proyectos políticos en el interior del MAS

El MAS no se identifica a sí mismo como partido sino como Instrumento


Político de las organizaciones sociales. El gobierno consulta estas con carácter
frecuente, articula políticas con ellas y las escucha a la hora de nombrar autoridades. Al
mismo tiempo el gobierno “no” hace esas cosas: no consulta a las organizaciones, no
escucha sus reclamos de separar funcionarios y no las incluye en la política de Estado.
Acercándonos a ellas permite entender la realidad ideológica que está en juego en la
elaboración de la Constitución.
El Pacto de Unidad nuclea las organizaciones sociales e indígenas que apoyan al
gobierno. Desde ahí y la CONALCAM (Coordinadora Nacional para el Cambio, que
integran al Pacto con otras organizaciones como la Central Obrera Boliviana) coordina
movilizaciones y otras medidas. Desde el Pacto de Unidad fue elaborado el primer
proyecto de Constitución sobre el que se basó el MAS para construir su texto. “El
Pacto” se divide en dos mitades, que pueden leerse también a partir de la oposición
clase y etnia. La primer mitad la componen la Confederación Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB) “los Colonizadores” y “las Bartolinas”
(Confederación de mujeres campesinas). Las tres se identifican dentro del Pacto como
“las trillizas” y son las de vínculo más directo con el gobierno y su proyecto. Estas
organizaciones son “orgánicas”, forman parte del MAS, son su base. Evo Morales
formó parte de su estructura, desde la dirección de las federaciones de productores de
coca del trópico de Cochabamba.
La otra parte del Pacto de Unidad está compuesta especialmente por las dos
grandes organizaciones indígenas: de tierras altas el Consejo Nacional de Ayllus y
Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) y de tierras bajas la Cidob (Confederación de
Pueblos Indígenas de Bolivia). Estas organizaciones apoyan el “proceso de cambio”,
movilizan a favor del gobierno y también se reúnen con el presidente en momentos
clave. Pero no forman parte del MAS y también demostraron durante la Asamblea
criterios particulares y algunas diferencias con la línea del gobierno. Había diferencias
en la política de recursos naturales, de distribución de tierras y se resistían a que el
gobierno quite del proyecto de Constitución del MAS la representación directa de los
23

pueblos indígenas en un nuevo congreso unicameral. Esta sería una base del Estado
Plurinacional, y había quedado de lado. Las “trillizas” no cuestionaban esos puntos 17 .
Los que conocen la realidad de las comunidades en Bolivia afirman que en las
tierras altas este conflicto entre clase y etnia, se expresa en forma de sindicato y ayllu,
como disputa de autoridades originarias y sindicales. Si la CSUTCB deriva de la
política clasista de hace décadas (la CSUTCB, fundada en 1979, tiene la palabra
trabajadores en su nombre y forma parte de la COB, Central Obrera Boliviana)
CONAMAQ es más reciente (fue fundada en 1997) y contó con el apoyo de
cooperación y organizaciones no gubernamentales extranjeras.
Las dos tendencias dentro del pacto de Unidad importan acá porque de ahí
derivan los dos grandes proyectos políticos que el MAS acoge y que se expresaron en la
redacción de la nueva Constitución. Los dos proyectos se distinguen de manera difusa y
con muchos cruces y articulaciones. Es más bien un esquema general que aquí propongo
para pensar qué está en juego en los proyectos políticos que expresa el MAS. Si por un
lado la Oposición entre Oriente y Occidente es central para pensar las disputas del MAS
con la oposición, una diferencia más subterránea que parece entre las organizaciones de
base es central para entender las reformas que hoy aparecen como posibles. Uno de los
proyectos es el de mayorías excluidas que ahora ingresan al Estado. Esto se traduce en
funcionarios que vienen de los movimientos campesinos y en un Estado que distribuye
la renta del gas y entrega tierras. Por otro lado, la otra tendencia consistiría en modificar
las estructuras del Estado y no solamente controlarlo. Si las organizaciones más fieles a
Evo Morales tienen expectativas en la entrega de tierras, especialmente a partir de la
reversión de latifundios en Oriente. Para las organizaciones indígenas, y en especial
para las organizaciones de tierras bajas que no son mayoría en sus regiones, la clave
estaría en el proyecto de las autonomías indígenas y el Estado Plurinacional, que no es
incompatible con las otras reformas pero pone el énfasis en otros elementos.
Como vimos, el proyecto político de las organizaciones del Pacto de Unidad que
no son orgánicas al MAS, quedaron destinadas a la Asamblea Constituyente y ahí no
fueron desarrolladas. Pero más allá de la posibilidad de distinguir dos proyectos, no es
esta una alternativa real en el gobierno. Este ya demostró la prioridad a partir de las
acciones que impulsó desde el Poder Ejecutivo. El otro proyecto, sin embargo, sigue
presente como objetivo de más largo alcance por ahora postergado. Mi hipótesis es que
la realidad gubernamental con que el MAS se encontró al llegar al Estado y la necesidad
adaptarse a la búsqueda de negociación con la oposición en la Asamblea fue lo que alejó
el proyecto de transformación más estructural a un plano más indefinido, o lo que hizo
que los sectores políticos internos que propiciaban este tipo de cambios, quedaran
desplazados.
En cuanto a la posición del gobierno frente a las demandas de las tierras bajas
Jaramillo (2008) encuentra “un cierto tufillo retórico, cuando en las declaraciones y
alocuciones oficiales se alude a las necesarias demandas territoriales y, ante todo
autonómicas de estos pueblos” y un “peligro que existe de que el gobierno del MAS, en
aras de superar las revueltas y sofocar la conflagración autonomista vía negociación y
concertación con el movimiento autonomista liderado por los prefectos, pueda ´dejar
17
A pesar de estar del mismo lado en el Pacto de Unidad, no es posible asimilar CONAMAQ y CIDOB.
Unos trazan continuidad con los incas, y otros con los pueblos no estatales y nómades que estos
dominaban. En tiempos más recientes los pueblos andinos comienzan a controlar tierras en regiones
indígenas de oriente (fuertemente con ayuda del Estado después del 52). Esta es una realidad de las tierras
indígenas de Oriente, con distintos tipos de relación con los migrantes del altiplano que se reconocen, en
rigor, más como campesinos que como comunidades indígenas. Pero lo cierto es que en la política actual
ambas organizaciones se encontraron del mismo lado en la búsqueda de la autonomía y el apoyo del
“proceso de cambio” liderado por Evo Morales.
24

colgados de la brocha´ a los indígenas de tierras bajas”. Jaramillo menciona que


federaciones de campesinos y colonizadores (las trillizas) no consideran que deba haber
territorios indígenas empoderando indígenas de las tierras bajas y menosprecian su
proyecto de autonomías. Si bien este juicio puede considerarse exagerando desde que
organizaciones campesinas e indígenas continúan aliadas, Jaramillo expresa ideas
presentes en el imaginario ideológico de las organizaciones sociales e indígenas.
Expresando esta tensión en la base del gobierno, un importante asesor de
CONAMAQ me dijo que si Evo Morales continuaba incumpliendo las promesas que
había hecho al movimiento indígena, lo denunciarían internacionalmente como no-
indígena perjudicándolo de ese modo en su objetivo de conseguir el Premio Nobel De
La Paz como “primer presidente indígena”. Evo no habla lenguas originarias, y fue
recientemente que comenzó a reconocerse como indígena, por eso no sería desde esa
perspectiva político-ideológica un verdadero indígena. Esta misma posición es repetida
por conservadores. Evo sería uno más entre los que se valen de los procesos que
algunos investigadores llaman de “invención de la tradición” para conseguir privilegios
ya que, como se dice, en el postmodernismo ser indígena está de moda. Uno de estos
críticos es Mario Vargas Llosa (2008) que consideró a Evo Morales como “un criollo
típico, un mestizo hispanohablante que está acabando con Bolivia, creando problemas
monstruosos con la cuestión racial que antes no existían a nivel de ahora”. De vuelta
nos encontraríamos con la discusión que asocia el “proceso de cambio” de Evo con la
revolución del MNR (1952-1964). Pero la mención que Vargas Llosa hace al aumento
del racismo, también argumento de la oposición de Oriente, quizás tenga que ver con la
expresión de un cambio a nivel cultural en que al mismo tiempo que lo indígena y
campesino es discriminado y considerado atrasado en Bolivia, se siente otra matriz por
la cual lo indígena se valoriza. El gobierno sin duda es fruto de este proceso al mismo
tiempo de incentivarlo. Por eso un elemento que no puede quedar afuera en la
evaluación de la Asamblea Constituyente es que la extracción social de los
constituyentes del MAS era la misma de las mayorías del país, tal como uno puedo
observar en mercados, calles y plazas públicas.
Pero si el gobierno se reconoce a sí mismo como gobierno de los indígenas, este
también critica un indigenismo duro asociado a lo que considera fundamentalismo
aymara con Felipe Quispe como mayor exponente. Ya lejos de su pasado katarista, el
vicepresidente comparó al indigenismo con el izquierdismo, parafraseando a Lenin
(Sivak, 2008). Y hay desde la izquierda que apoya al MAS posiciones que critican un
indigenismo presente en el gobierno que sin desarrollarse, tampoco permite llevar
adelante reformas socialistas. Desde el gobierno y los movimientos campesinos
tampoco hay total armonía con Conamaq y Cidob, a las que se critican sus vínculos con
ONG extranjeras. De cualquier forma todos coinciden en el apoyo al gobierno, varios
ministros y miembros del gobierno provienen de ONG o del katarismo, el gobierno le
compró a CONAMAQ una casa para que construya su sede y el discurso del Ministro
de relaciones exteriores está repleto de alusiones cosmológicas y del folclore andino.
Lo que interesa aquí es analizar porqué las reformas más profundas que vienen
de la crítica al Estado colonial quedaron postergadas primero a la Asamblea, segundo a
la Comisión Visión País, y por último a sólo algunos principios considerados
“declarativos”. A pesar de que el gobierno de Evo sigue representando a las mayorías
del país, consideradas indígenas, la reivindicación de un Estado Plurinacional parece ir
transformándose en un tema testimonial limitado a intelectuales y organizaciones
indígenas. La lógica gubernamental de intentar evitar conflictos y la disputa con la
Media Luna hacen que estos puntos que al principio del mandato de Evo asustaban a la
25

oposición, hayan salido del primer plano de la agenda y que el gobierno de Evo pase a
ser comparado con el del MNR de los ´50.
En esta dinámica las reivindicaciones del ala más indígena del Pacto de Unidad
son las que caen en las negociaciones y son postergadas desde el gobierno que prioriza
en la nueva Constitución elementos que refuercen la hegemonía de Evo como la
reelección (que sin embargo en el acuerdo fue limitada a sólo un mandato), y las
políticas de mayor impacto económico directo sobre la mayoría de la población. De
todos modos el gobierno no renunció a impulsar las autonomías indígenas y pese a
mostrar que la agenda del gobierno es otra, las sigue apoyando.

Indigenismo genérico y folclórico-cosmovisional; y su posible articulación.

Los modos diferentes de pensar reformas e incluso de pensar la descolonización


del Estado pueden pensarse a partir de dos tipos ideales extremos. Toda política del
MAS incluye en un lugar central a lo indígena. Pero la distinción entre una línea
acuerdista y otra más confrontativa; entre una política que se piensa desde la identidad
de clase o de lo étnico y cultural, y la diferencia entre las organizaciones de base que
apoyan al gobierno permiten distinguir dos proyectos que para presentar sus matices
podemos llamar indigenismo folclórico-cosmovisional e indigenismo genérico. La
distinción es introducida para ser más adelante descartada, pero espero que en ese
movimiento permita sumar elementos para pensar el debate sobre qué está en juego en
Bolivia cuando los indígenas llegan al Estado.
El indigenismo folclórico-cosmovisional tiene, como el otro, varias expresiones
en Bolivia y es el que en rigor se identifica habitualmente con el término indigenismo, a
secas. Es el proyecto de una transformación descolonizadora del Estado que dio lugar a
la idea de Estado Plurinacional 18 . Es también la lógica que prevaleció en la Comisión
Visión País y que puede identificarse con el ala indígena del Pacto de Unidad. En esta
línea Raúl Prada, de Visión País, escribe una fundamentación del Estado Plurinacional
que realza la potencialidad cosmológica de los pueblos indígenas como ya vimos en
García Linera de otra época: “hablamos de poblaciones de matrices histórico culturales
que conllevan posibilidades civilizatorias alternativas a las de la modernidad capitalista.
Hablamos de pautas culturales en equilibrio con el medio ambiente y la diversidad.
Podemos decir que estas pautas culturales forman parte de la ecología, de la dinámica
ecológica y de los círculos y circuitos de los ecosistemas. Pero también podemos decir
que la ecología forma parte de los ámbitos culturales, de la circulación de los saberes,
de las cosmovisiones integrales, que no separan el saber del oikos, del hogar, de la
morada de los habitantes, de todos los seres orgánicos. Pueblos indígenas no sólo como
población y ethnos sino también como saberes y prácticas” (Prada, 2008: 24).
El indigenismo genérico habla antes del indígena (originario campesino) como
sujeto, que de sus cosmologías. E identifica este sujeto con la gente de piel cobriza,
descendiente de las poblaciones autóctonas precoloniales independientemente de que
vivan en comunidad o medio urbano. Popularmente este indigenismo es el que se
identifica como cuestión de sangre. Su reclamo central es el de inclusión política de las
mayorías en el Estado republicano actual. Y si bien incorpora temas andinos o

18
Aunque en el mundo político boliviano el término indigenismo se identifica con la política aymara de la
cual surgen los proyectos políticos autonomistas y que buscan empoderar otras cosmovisiones, me parece
justo considerar a los dos extremos de esta discusión como indigenismos, dado que se distinguen de otras
ideas políticas por privilegiar lo indígena.
26

amazónicos del imaginario indígena, e incluso puede simpatizar con el proyecto del
indigenismo folclórico-cosmovisional, no busca en el corto plazo modificar la estructura
estatal actual, sino más bien gobernarla 19 . El uso o mención a elementos precoloniales
indígenas no aparece en contraposición al Estado liberal moderno, industrial y la
economía de mercado, tampoco con el idioma español ni la religión católica. Este
indigenismo es compatible con todo esto y tiene que ver con el proceso de
reconocimiento de la identidad indígena por parte de los pobres del campo y la ciudad.
El indigenismo genérico nace del desarrollo urbano, las migraciones y la hibridez
cultural. No por eso es menos indígena, pero si más distante de la vida comunitaria o al
menos de la versión política que es inmanente a ella.
Es posible cuestionar esta distinción si pensamos que nunca hubo un grupo
social puro, que no surja del mestizaje entre diversas etnias y que pueda atribuirse
contenidos cosmovisionales menos contaminados por el afuera. Todos los indigenismos
son de igual modo cosmovisionales (tanto como cualquier grupo humano), no hay
personas sin cosmovisión y tampoco sería exclusividad del pensamiento indígena el
rechazo del Estado liberal moderno. Por otra parte, los dos indigenismos son variantes
que aparecen en un sistema político moderno. Todo indigenismo surge como discurso
político en relación con el Estado y no es posible determinar si un indígena es más
auténtico. Los indígenas no contactados no se consideran a sí mismos indígenas, esta es
una construcción identitaria política moderna. Puede hablarse de una distancia con el
Estado Republicano heredero de la colonia, y de un camino más autonomista y
vinculado a tradiciones particulares. Pero la idea de cosmológico y genérico debemos
considerarla aquí como clasificación presente en el mundo político boliviano que
funciona sólo si la tomamos de modo ligero para avanzar en la discusión. Lo que
importa en la distinción de dos proyectos políticos no es la cantidad de materia indígena
o urbana moderna, sino que más bien la diferencia entre los dos modos de considerar la
relación entre el sujeto indígena y el Estado; y las prácticas políticas que de ahí se
derivan. Esto último es lo que intentaré desarrollar en esta parte final de artículo.
El indigenismo genérico, en esta distinción imaginaria, se vincula de forma más
directa a un proyecto de poder estatal. Se basa en que los indígenas entendidos de modo
genérico son mayoría en el país y no en un planteamiento desde las minorías. Es en
esencia un proyecto democratizador dentro del Estado. El Estado deja de ser gobernado
por y para elites y abre sus puertas a nuevos actores. Como proyecto de gobierno, el
indigenismo genérico se mostraba adaptable al Estado republicano. El proyecto del
indigenismo genérico busca justicia social sin necesidad de transformar radicalmente las
instituciones. Se trata de un proceso democratizador del poder, con sectores hasta ahora
excluidos que ingresan al Estado. El saldo inmediato es mejor distribución de la renta y
un Estado que interviene en la economía a favor de las mayorías. Esto se hace sin
transformación del orden institucional vigente. El Estado pasa a considerarse así un
instrumento neutro, que puede direccionarse a favor del bien común, o de causas
populares.
El indigenismo folclórico-cosmovisional no piensa en términos de mayoría
sociología, ni en distribución de la renta nacional, sino más bien en contenidos
culturales específicos. Estos parámetros se presentan políticamente quizás de un modo
un tanto esencializados como cultura ancestral que existe independientemente de que
haya diez o un millón de personas socializados en determinada cultura. Este
indigenismo sí habla desde lo minoritario y reclama derechos especiales y
compensación por injusticias históricas. Si desde esta lógica lo que importa es entonces
19
¿Pueden hacerse las dos cosas al mismo tiempo? Una respuesta positiva a esta pregunta es un elemento
para deshacer el matiz entre las dos variantes que estoy presentando. La respuesta negativa, lo refuerza.
27

garantizar la continuidad de estas formas, y promoverlas internamente, las


organizaciones del indigenismo genérico están en la disputa de la correlación de fuerzas
en el gabinete de Evo. Si bien el indigenismo genérico también puede nacer de
comunidades del campo, y el indigenismo folclorista-cosmológico también puede
reclamar un espacio ministerial, la racionalidad del Estado parece adaptarse mejor al
proyecto de integración de mayorías que a la empoderación de formas culturales
alternativas.
Aunque ambos planes de reforma tienen puntos de articulación, la defensa del
centralismo y el presidencialismo que deriva del apoyo incondicional del indigenismo
genérico a la figura de Evo, tiene en su naturaleza algo que se fortalece a expensas de la
autonomía, del desarrollo del Estado plurinacional, de la lógica del ayllu con los
principios de rotatividad y consenso como formas básicas de la política andina. De ese
modo, en la Asamblea Constituyente se veía una aceptación desde el gobierno a resignar
reformas que fortalecían el poder político de la sociedad contra el Estado, de una forma
impensable antes de la llegada del MAS al gobierno. Así, en la experiencia de la
Asamblea pareció quedar claro que se postergarían unos años más los proyectos de
reforma que dependen menos de la intervención estatal y más del desarrollo de formas
de poder social autónomas, autogestivas, no modernas, y hechas de otra política; como
el control social, o una autonomía indígena estricto sensu.
Pensando la distinción en el plano de los actores políticos en Bolivia, Conamaq
y Cidob son asociadas con el indigenismo folclórico-cosmovisional, que se expresó en
la comisión Visión País y reivindica especialmente la autonomía; y el indigenismo
genérico es identificado con Evo Morales y los sindicatos campesinos. Evo se reconoce
como indígena descendiente de aymaras pero antes que nada como boliviano.
Elementos claves de su gestión como la alianza con las fuerzas Armadas, la defensa de
la unidad del país contra el separatismo autonomista, y un presidencialismo extremo
permiten pensar que el gobierno del MAS tiene más que ver con este indigenismo
genérico y nacionalista que con el que generó la propuesta de Estado Plurinacional. A
pesar de que esta propuesta es defendida en bloque por el MAS, el indigenismo
genérico parece prevalecer cuando en las comisiones no se desarrolla la propuesta, y se
establece como línea la política de evitar cualquier elemento que represente una ruptura
con el orden republicano “para conseguir consenso” (pero que moderó el texto del MAS
aún cuando este fue aprobado sin dos tercios).
El indigenismo folclórico-cosmovisional traza –aunque sea de modo imaginario-
vínculos más fuertes con el pasado étnico pre-moderno. Y el indigenismo genérico hace
política moderna buscando mejorar las condiciones materiales de los indígenas en el
sistema capitalista. Para el indigenismo genérico los indígenas son el pueblo boliviano,
y a pesar de que alguien dude de la identidad indígena de Evo, o piense la sociedad
desde un modelo clasista o socialista, él logra imponer sin dudas esa posición dentro y
fuera de Bolivia.
En este contraste, el indigenismo folclórico-cosmovisional se apoya en la
autonomía indígena y el indigenismo genérico aparece compatible con un modelo
estatal centralista. La política presidencialista y el estatismo que se sustentan desde
varios elementos incluidos en la Asamblea Constituyente 20 , dejan de lado elementos
anti-estatales que caracterizaron a las organizaciones sociales que conforman el MAS en

20
La reelección, la unicameralidad, el voto a los 16 años y desde el extranjero, el recorte de poder a las
autonomías, el tope electoral contra representación de minorías. Varias de estas fueron eliminadas
también por la búsqueda de acuerdos. Estos temas cobran importancia cuando la pierden las reformas que
menos tienen que ver con la lucha política del MAS contra la media luna y con lo que se podría llamar vía
presidencialista y estatista de cambios.
28

los años anteriores a la llegada de Evo a la presidencia. Esta tensión se ve en distintos


escenarios como en el de la tendencia del Instrumento Político de los movimientos
sociales a convertirse en partido político que corre el riesgo de limitar el poder político
autonómico de formas políticas no estatales, “retrocediendo” desde lo Plurinacional
hacia lo multicultural de reconocimiento de culturas sin alterar su carácter subordinado.
Esta tendencia que lleva al gobierno del MAS a ser comparado con el nacionalismo
revolucionario, también lo acerca a la experiencia política venezolana de Chávez, de
soberanía nacional estatista republicana, apuntando al Estado socialista.
Mientras el marco general de la nueva Constitución viene de la variante
folclórica-cosmovisional, y por eso la propuesta es de un Estado que deja de lado la
forma república y pasa a ser Plurinacional Comunitario, la lógica que tomaba decisiones
en la definición del proyecto de Constitución era la del acuerdo y la gobernabilidad que
se adaptaba mejor al indigenismo genérico porque implica reformas menos radicales 21 .
Pero a pesar de esta división de tareas en la Asamblea Constituyente22 es interesante
destacar de qué manera en Bolivia y en el MAS ambos indigenismos aparecen
mezclados. Si bien Evo Morales y su principal sector social de apoyo (la CSUTCB)
puede pensarse en términos de un proyecto indigenista genérico, la inclusión de
símbolos andinos, la elección de un vicepresidente que basó su trabajo intelectual en la
crítica al Estado monocultural y la alianza con las organizaciones indígenas de tierras
bajas y altas, hablan de una articulación más compleja que la simple opción por un tipo
de pensamiento de la cuestión indígena del Estado.
Los extremos ideales permiten entender como las demandas que el propio MAS
movilizó hasta la Asamblea terminaban perjudicadas por la opción de un tipo de
revolución democrática que obligaba al MAS a moderarse para realizar sus objetivos.
Pero en niveles más subterráneos y ajenos a las contradicciones principales de la disputa
cotidiana con la oposición, el MAS no dejaba de contener el componente folclórico-
cosmovisional, así como también otros elementos que no analizo en este artículo y que
fortalecen el lado genérico del proyecto político (cómo el socialismo del siglo XXI) u
otros que pueden tener cierta articulación con el indigenismo cosmovisional como la
tendencia autogestiva anti estatal que mostró el vecinalismo del Alto en el 2003 y las
luchas por el agua en Cochabamba en 2000, también presentes en el código genético del
MAS.
En lugar de una opción consciente por un indigenismo no cosmológico, lo que
quizás lleva al MAS hacia un indigenismo genérico es la propia coyuntura política y la
situación gubernamental en la que los campesinos e indígenas hoy se encuentran. Parece
el caso, también, de una relación de coexistencia o complementariedad entre ambos
imaginarios políticos. En este sentido puede pensarse la incertidumbre que genera la
indefinición del Estado Plurinacional en la Carta Magna. La indefinición es criticada
por el indigenismo folclórico-cosmovisional por no avanzar en el establecimiento de
este tipo de Estado, pero la ambigüedad de un indigenismo genérico que no cierra
totalmente las puertas al cosmovisional tiene un potencial político ante el cual los
cívicos de Oriente se mostraron temerosos 23 . Las autonomías indígenas presentes en el

21
El gobierno de Evo no dejó de mostrar en algunas oportunidades voluntad y decisión política para
avanzar con políticas fuertemente rechazadas por la oposición, pero estas no fueron las que complacerían
a un indigenismo folclórico-cosmovisional sino más bien genérico. Con esto quiero decir que no se trata
solamente de moderación, sino de un tipo especial de moderación (o dureza) marcada por la no
contradicción con el sistema liberal republicano.
22
Más allá de la Asamblea, en la conformación y funcionamiento del gobierno, el indigenismo folclórico-
cosmovisional se limitaba tal vez al discurso un tanto decorativo del canciller choquehuanca en foros
internacionales.
23
Entrevista a Branko Marinkovic, 13 de Octubre 1008, Salvador Schavelzon.
29

proyecto del MAS podrían construirse en cualquier parte del país y no sólo en territorios
minoritarioss donde haya comunidades indígenas folclórico-cosmovisionales vistas
como marginales y pequeñas.
Si el proyecto indigenista no es viable en una coyuntura en que se optó por el
acuerdo con la oposición. La ambigüedad en la Constitución permite que cualquier
sindicato campesino que pasa a reconocerse como indígena y originario a pesar de no
“respetar” el patrón cosmológico que algunos exigirían para considerarlos indígenas
podrá reclamar poder político autónomo impidiendo el control de ese territorio por parte
del departamento. Si vemos bien la situación de las organizaciones indígenas de las
tierras bajas, esta ya es una realidad, ya que la identidad indígena nunca se presenta de
forma pura ni aislada y las comunidades indígenas son producto del contacto continuo y
la hibridez de formas culturales, económicas y políticas. Si en Bolivia ahora se reconoce
como los campesinos son también indígenas, el reclamo indígena en Bolivia podría
aparecer generalizado y aprovechado por el 64% de la población Boliviana, que según
el último censo así se identifica.
En Bolivia el indigenismo genérico gobierna pero apuesta por el estado
plurinacional, y el socialismo. Desde el indigenismo cosmovisional o el socialismo, se
puede ver al gobierno del MAS cediendo demasiado o no avanzando lo suficiente en un
proyecto que aparece de modo difuso, pero donde todos esos elementos están en algún
modo presentes. En Bolivia actual, además de un proceso de modernización que va
dejando atrás las tradiciones y lenguas minoritarias, hay un proceso reverso en que
sindicatos se transforman en ayllus y campesinos en indígenas originarios. A partir de
este segundo vector parecería que es posible una combinación de los dos indigenismos
considerados más arriba: uno para dirigir el proceso y llegar en el corto plazo hasta las
mayorías del país excluidas hasta ahora del poder político; y otro, para pensar desde
Bolivia la superación del capitalismo y del sistema político republicano liberal. Uno se
apoya en el Estado y el otro tiene elementos contra estatales.
Por otra parte, a pesar de la permanencia de sectores urbanos y mestizos entre
los cuadros gubernamentales, la inclusión en el aparato estatal de gente que hasta ahora
protestaba contra el mismo o no participaba de modo algún del sistema político y que se
reconoce como indígena, es un proyecto del indigenismo genérico que trae como
consecuencias inevitables transformaciones en la propia estructura del Estado. Además
de ser crucial que eso ocurra en instituciones donde eso no era posible, en este punto, el
indigenismo genérico se vincula al objetivo de abrir el Estado a otras formas políticas y
culturales. La inclusión de personas con tradiciones diferentes, así, traería desde adentro
de las instituciones, la diferencia que el indigenismo folclórico-cosmovisional busca
introducir por medio de una reforma estructural, desde afuera y en teoría sin rescatar la
actual institucionalidad.
Lo que hace interesante el caso de Bolivia, en este sentido, es cómo mantiene
despiertas las esperanzas indigenistas sin dejar al mismo tiempo de avanzar con una
agenda nacionalista. El Estado que se diagrama en la nueva Constitución no avanza en
concretizar esas esperanzas pero sin duda deja mojones dispuestos en esa dirección. El
proyecto de Evo Morales no necesariamente implica comenzar a hacer reformas que
transformen el Estado dando lugar a las distintas “civilizaciones” que coexisten en
Bolivia, pero puede dar lugar a que esto ocurra. Esa posibilidad es lo que permite que en
Bolivia haya una política revolucionaria viva.
Después de levantar dudas sobre la voluntad del gobierno de defender las
reivindicaciones de las tierras bajas, Jaramillo es optimista cuando opina que “el ataque
de los separatistas por igual a indígenas migrantes del altiplano como a los indígenas
locales, considerados representantes del MAS en la región, crea un ambiente favorable
30

para que funcione la alianza y el MAS defienda con decisión las reivindicaciones
territoriales y autonómicas de los indígenas de Oriente”. Esta alianza remite a 1990
cuando los indígenas de tierras bajas marcharon hasta La Paz y fueron recibidos por los
de las tierras altas con mantas y comida en un encuentro que permitió, según Jaramillo
(2008), “a los de tierras bajas comprender el sentido y la importancia de la movilización
para reclamar derechos. Los de la región andina a entender que los ayllus, markas y
suyus de la región andina y subandina deben reconstituirse con base en la noción de
territorialidad indígena de tierras bajas para reivindicar los territorios ancestrales, dando
lugar a que ayllus, markas y suyus del Qullasuyu de la región andina se organizaran en
la CONAMAQ y presentaran demandas de Tierras Colectivas de Origen”.
Concluyendo, digamos que vemos en Bolivia un cierto conflicto entre dos
formas de pensar la transformación del Estado y que el juego institucional prioriza una
en detrimento de otra. Pero la dinámica política no permite dar un juicio conclusivo
sobre un proceso que está abierto, y como en el debate de constituyentes sobre la mejor
forma de definir los componentes de la categoría pueblo, varios elementos que
provienen de lógicas diversas conforman una identidad política amplia que da lugar a la
convivencia de proyectos políticos urgentes y otros que se irán construyendo en la
continuación del proceso que ahora parece concluir con la demorada promulgación de
una nueva Constitución para Bolivia.

Bibliografía.

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