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PAPAYANNIS

económico del accidente. Esta pregunta es pertinente ya que muchas


veces la decisión del legislador de hacer responsable a una de las
partes, más allá de su diligencia, no está apoyada en información
precisa sobre los costos de precaución en los que deben incurrir las
categorías de personas a las que la regla se aplica. lQué razón podría
haber para establecer en estos casos una responsabilidad objetiva?
la razón podría ser incentivar a los agentes dañadores a que invier-
tan recursos en la obtención de información relevante para prevenir
los accidentes a menor costo en el futuro. 183 Por ejemplo, pese a que
uno piense que los fabricantes de automóviles no son actualmente
los evitadores más económicos de accidentes automovilísticos, sino
VI. CRÍTICA A LA NATURALEZA
/

que los conductores lo son, tiene perfecto sentido hacer solidarla y RECIPROCA DEL PROBLEMA COMO
objetivamente responsables a los primeros, si se cree que en el futu-
ro ellos podrán desarrollar nueva tecnología que reducirá el costo de PARADIGMA DE LA RESPONSABILIDAD
los accidentes a un nivel menor que el presente. La justificación de
esta regla de responsabilidad estaría en el aoál!sis a largo plazo. EXTRACONTRACTUAL

183
CALABRESI, Guido,- y KLEVORICK, Alvin: "Four Tests far Liabtlity in Torts"'
Journal of Legal Studies, vol. 14, nº 3, 1985, pp. 585-627, esp. p. 625.
Con posterioridad, SHAVELL desarrolló un modelo sobre los incentivos que
brindan las distintas reglas de responsabilidad extracontractual para ob-
tener información acerca del riesgo de una actividad. Véase SHAVELL, Steven:
"Liability and- the Incentive to Obtatn Information about Rtsk", Journal of
Legal Studtes, vol. 21. nº 2, 1992, pp. 259-270.
Mi propósito en esta sección es criticar parcialmente la versión
positiva del AED. Como se sabe, hay una ambigüedad en torno de las
tesis que se sostienen. Expliqué en el capítulo I que, a veces, ellas
preienden ser "descriptivas" de un determinado ordenamiento jurídi-
co. lgemplo de esto es la tesis de Posner según la cual las doctrinas del
Common Law buscan promover la eficiencia Alega. como ya se ba
visto, c¡ue todas las reglas del sistema pueden ser entendidas en los
ténninos de la fórmula de Hand. Sin embargo, sus estudios se acer-
can más a intentar comprendér la práctica del derecho de daños antes
que a la identificación y descripción de las reglas que la regulan. Éstos
se caíicentran principalmente en argumentar que las razones subya-
centes del sistema tienen que ver con la maximización de la riqueza.
Por ello, sus tesis en realidad no son d<fScriptivas de un slstemajurí-
dico dado sino de los principios que, según ellos, hacen que la prácti-
ca regulada por ese sistema sea una práctica racional.
En otras ocasiones, los estudios positivos consisten en la apli-
cación del método económico para predecir el impacto de las
mas sobre los incentivos de sus destinatarios y el resultado final en
la asignación de recursos. 184 El análisis realizado en el capítulo V es
una muestra de este tipo de trabajos. Alli se explican, a partlr de
modelos basados en el presupuesto del comportamiento racional de
los agentes, cuáles son los efectos sobre los incentivos de los indivi-
duos cuando están sujetos a las distintasreglas de responsabilidad
extracontractual. Respecto de estos estudios no puedo más que re-
comendar su lectura. Más allá de las críticas que merece el AED
como teoría general para la comprensión y la justificación de la prác-
tica, debe reconocerse que la mayoría de los autores de esta corrieri-
te actualmente realizan esta clase de estudios que, como he adelan-
tado, considero de gran valor.
Finalmente, otros trabajos intentan recaracterlzar conceptual-
mente laresponsabilidad extracontractual. Así, interpretarán la cu!-

184 Para una clasificación de los estudios positivos, véase Oous, Anthony: "What
Legal Scholars Can Learn from Law and Economics", Kent Law Reuiew,
vol. 79, nº 2, Chicago, 2004, pp. 383-401, esp. pp. 384-385.
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pa, Ja responsabilidad objetiva o la causalidad, entre otros concep- brían mejorado la claridad y la lóg1ca de la argumentación cam-
tos, en términos de eficiencia. biando las categorías con las que los juristas piensan Jos proble-
En esta sección me ocnparé de criticar tanto la tesis descriptiva mas. iss
-Ja qne se refiere a la comprensión de la práctica- como el abando- En cuanto a lo primero, si el AED tuviese pretensiones exclusi-
no de la estructura conceptual del derecho de daños. vamente normativas, no sería criticable su incapacidad para com-
En los capítulos lI yIIIhemos visto que una concepción agregativa prender Ja práctica del derecho de daños. Pero, como en el
de la sociedad necesariamente nos conducirá a analizar el fenómeno capítulo r, esta linea de pensamiento presenta dos tipos de una
de los daños como un problema de naturaleza recíproca. Desde este positiva y otra normativa. Por ello, no puede es'."'par ª.la cntica de
punto de vista, las políticas deben estar dilig'idas a minimizar el cos- este modo o, mejor diclio, puede evadir la objeclon convirtiéndose en
to agregado de los accidentes, es decir, el que soportan todos los una teoria exclusivamente normativa .. ., una teoría cuya implausibili-
individuos de la sociedad en su conjunto. Para ello, debe implemen- dad intenté poner de manifiesto en el capítulo II.
tarse un sistema de reglas de responsabilidad extracontractual basa- En cuanto a Ja segunda objeción, referida a que es imposible
do exclusivamente en un análisis costo-beneficio. El principio de efi- que el AED dé cuenta de los conceptos y las categorías n:adicionales
ciencia que expone este razonamiento normativo subyace, según la porque pretende que éstos sean abandonados, la cuestion no es tan
teoría positiva, a todas las reglas del sistema y a todas las doctrinas sencilla. En primer lugar. si bien el AED se presenta como una teo-
creadas por los jueces y jUristas. ría disolvente, permanentemente intenta ganar el apoyo de los ju-
Argumentaré que este paradigma, el de la naturaleza recíproca ristas reinterpretando las doctrinas y los conceptos que ellos em-
del problema, es un paradigma eqllivocado para estudiar la respon- plean en términos económicos, incluso cuando ciertas ?ºclones no
sabilidad extracontractual. El análisis costo-beneficio aplicado a la tienen un sentido claro a la luz del principio de eficiencia. Esto
responsabilidad extracontractual como sucedáneo de la teoria tradi- significa que procura preservar tanto como sea posible las catego-
cional adolece de dos tipos de problemas: problemas descriptivos, rías con las que estamos acostumbrados a anallzar el derecho de
más específicamente de comprensión, y problemas conceptuales. Los daños dándoles un contenido distinto. Así, aunque consideren que
primeros se refieren a la incapacidad de esta teoría de explicar las la es ajena al derecho de daños, los trabajos más impor-
razones subyacentes del sistema de responsabilidad civil. Los segun- tantes, como se verá oportunamente, tncluyen un capítulo sobre la
dos se relacionan con la forma implauslble en que el AED recarac- causación e intentan comprender económicamente esta exigencia.
teriza los conceptos empleados por los juristas. La noción de En otras palabras, intentan traducir el discurso causal a un lengua-
causalidad, que resulta fundamental para comprender el derecho je económico.
de daños, es para el AED innecesaria o vacua. Esta corriente tampo- Por otra parte, Ja propuesta del AED no consiste simplemente
co puede dar cuenta de la distinción entre la actividad riesgosa y la en reemplazar un instrumental teórico por otro distinto. Si una teo-
conducta incorrecta, por lo tanto, tampoco entre la responsabilidad ría es superior a otra es razonable adoptarla dejando de lado las
objetiva y la culpa. No puede explicar por qué los montos indem- ideas de la teoría anterior. Pero el AED requiere mucho más que esto.
nizatorios se corresponden con el valor de los daños, ni refleja la Requiere que nos desprendamos de ciertas categorías profundamente
prohibición de inslrumentalizar o mediatizar a otros, un principio enraizadas en nuestro modo de ver el mundo. Si se nos exige olvidar
hacia el cual los jUristas guardan generalmente deferencia. la distinción entre Ja acción incorrecta y la acción que sin ser inco-
Uno podría cuestionarse si es importante que el AED sea des- rrecta genera riesgos, se nos pide demasiado. Una teoría que nos
criptivo y si es Imprescindible que dé cuenta de las categorías tradi- obliga a desprendernos de estas nociones, y de las
cionales. Es más, un partidario del análisis económico podría sos- nes que están detrás de ellas, pierde mucha de su plauSibilidad.
tener que justamente pretende criticar estas categorías y por esta
razón no puede dar cuenta de ellas. Incluso, para algunos, el aporte 1as Véase, por ejemplo, HANSMANN, Henry: "The Current State of ;aw-and-
verdáderamente importante de esta escuela es haber refinado Ja Economics Scholarship'', Journal of Legal Educatton, vol. 33, n 2, 1983,
terminología de la teoríajuridica. Las herramientas económicas ha- pp. 217-236, esp. pp. 228 y236.
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Entendemos nuestras relaciones sociales sirviéndonos de estos con· es evidente que estas deficiencias conceptuales impactan. también
ceptos y. además, luego de una reflexión moral apropiada, conside- sobre Ja incapacidad de dar cuenta de la práctica. Esto es así porque
ramos valioso entender la realidad de esta manera: distinguiendo lo para comprender Ja práctica es necesario analizar la estructura bila-
correcto de lo incorrecto y pensando que nuestros juicios causales teral de la responsabilidad extracontractual y esta se basa en la rela-
son relevantes a Jos fines de Ja responsabilidad. Creemos que haber ción de causalidad, un factor de atribución (el riesgo introducido, la
causado un daño es una razón primafacie para ser obligado a com- Incorrección de la acción, etc.) y la identidad entre daño e indemniza-
pensarlo; y cuando nos referimos a haber causa.do Jo hacemos de un ción. Por esta razón, si bien a Jos fliles expositivos separaré cada una
modo muy particular. No nos referimos a cualquier omisión, como la de las objeciones, no es posible comprenderlas independientemen-
de haber estado en de evitar de modo más ·económico un te. El análisis crítico, para ser completo, dependerá de la articula-
daño. ción coherente de todas ellas.
Pero con Independencia de esto, cuando el AED implícitamente
exJge que olvidemos la distinción entre la corrección y Ja incorrec-
l. La incapacidad de dar cuenta
ción de las acciones por no ser funcional a la maxim1zación de Ja
de la práctica: el mito de la fórmula de Hand
riqueza, fracasa al comprender la práctica, porque en e!Ja los partici-
pantes se valen de esta distinción para asignar consecuencias dife- Los principales partidarios del AED pertenecen al ámbito del
rentes a cada tipo de acto. La objeción que presento no es puramente derecho anglosajón. Por esta razón, cuando formulan sus tesis posi-
normativa, en tanto el AED ignora dos categorías que son valiosas tivas Jo hacen con relación a ese sistema jurídico. Ya vimos que Posner
para nuestra moralidad, sino también positiva, ya que la misma prác- cree que detrás de todas las doctrinas que lo conforman se esconde
tica captura esta distinción. un análisis costo-beneficio, sintetizado en Ja fórmula de Hand, capaz
187
En lo que signe explicaré cada uno de estos puntos críticos. Lo de explicar las reglas básicas y las decisiones de los trtbunales.
que debe quedar claro hasta aquí es que si el AED pretende ser una Richard w. Wrlght, en un extenso y profundo trabajo, se
teoría positiva y no logra dar cuenta de la racionalidad de Ja práctica, de desenmascarar el mito de la fórmula de Hand. Afirma que la tesis
de las decisiones de Jos trtbunales o del razonamiento de los Juristas, según Ja cual la negligencia está definida en el Commofl Law a partir
entonces, no es una buena teoría. Asimismo, si no logra dar cuenta de un test agregativo, consistente en un balance entre el riesgo y la
de la estructura del derecho de daños, que incorpora ciertos concep- . utilidad social de Ja conducta (o un análisis costo-beneficio), no es
tos básicos como la causalidad y la incorrección de la acción como más que un mito académico. Alega que el test casi nunca es mencioC
algo distinto de Ja acción riesgosa, tampoco puede ser una alternati- nado por Jos tribunales, pero Incluso cuando sí es mencionado en
va satisfactoria respecto de otras teorías rivales. En este último caso, las sentencias rara vez es efectivamente aplicado. Según Wrlght, los-.,
el AED presentaría una deficiencia conceptual que lo hace nnpropio pocos jueces que intentan realmente aplicarlo fracasan o terminan
para analizar la responsabilidad extracontractual. De todos modos decidiendo el caso por razones de justicia independientes del costo-
beneficio. 188 ·
186 Ello no supone admitir sin más la verdad de toda proposición que se De ser esto así, ¿por qué razón, entonces, es tan famosa la fór-
ajuste a nuestro sentido común, pero es razonable sostener una inversión mula de Hand? ¿por qué ha logrado tanta presencia en los textos
de la carga de la prueba para aquellos que pretenden acabar con las jurídicos? La explicación de Wrtght se relaciona con la historia del
etas y los usos del lenguaje asentados eii nuestro modo de aproximarnos derecho norteamericano. Una versión del test riesgo-utilidad irrumpe
al mundo-. Véase, por ejemplo, REtD, Thomas: Essays on the Intellectual
Powers of Man, Philltps, Sampson, and Company, Boston-Nueva York. J. en el discurso jurídico explícitamente con la aparición del Restatement
C. Derby, 1855. La relevancia de_ este tipo de posiciones marcó de manera
crucial el desarrollo de la filosofía analítica a lo largo de la segunda mitad
del siglo xx, especialmente de la mano de autores como George E. Moore 1s7 PosNER: A Theory Qf Negligence, ob. cit. ,,,
o John L. Austin. Sobre esto puede consultarse STROLL, Avrum: Lafiloso- 188 WRiGHT, Richard w.: "Hand. Posner, and the Myth of the 'Hand Formula _,
fia analítica del siglo xx, trad. de José Francisco Álvarez y Eduardo de Theoretical Inqutrtes in Law, vol. 4, 2003. pp. 1-132, esp. p. 132, dispo-
Bustos, Siglo XXI de España, Madrid, 2002. nible en http://ssrn.com/abstract=362800, consultado 3/5/2007 ·
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qf the Law qf Torts del American Law Jnstitute de 1934, que hace Jnstttute. Según se especula, la mención de la fórmula en estos
referencia al riesgo irrazonable como aquel que supera al beneficio estaba ligada a su interés por fomentar el Restatement, que inclwa
social· de la actividad. Esta mención tuvo alguna influencia en Jos una versión poco soll.stlcada del test. 191 Sln embargo, ni siquiera en
que comenzaron a citar el test al tratar el tema de la negli- la primera mención del test, en el caso "Gunnarson vs. Robert Jacob,
gencia Yla conducta razonable. Sin embargo, los tribunales seguían Inc."102 Hand aplicó coherentemente la fórmula. Lo que !tizo fue ex-
ignorándolo, salvo por eljuez Learned Hand, casualmente uno de Jos presar que la negligencia depende de un entre el riesgo y la
fundadores del American Law Institute y activo participante en las utilidad de Ja· conducta, pero luego asunnó que fue exclusivamente
de los varios Restatements. Además de él, casi ningún negligente una de las partes aun cuando existían razones para consi-
JUez terna en cuenta el test en esa época. Incluso, como se verá más derar que Ja otra tenía un mayor conocimiento de los riesgos
adelante, el propio Hand dejó de referirse a la fórmula en las senten- involucrados, lo que en términos de Calabresi implica que era el
cias posteriores a 1949. 189 evitador más económico del daño y por ello debió ser responsabilizado.
Tuda esto evidenciaría que la proyección de la fórmula de Hand Wrtght concluye que el resultado de este caso no puede explicarse
en el derecho anglosajón es engañosa y su relevancia académica pu- por la fórmula de Hand. 193 Asimismo, en otra op?rtunidad Hand
ramente anecdótica. En parte, su fuerza vendría dada por el hecho reconoció que Ja implementación de Ja fórmnla reqlliere Información
de que quienes simpatizan con el análisis económico ostentan im- que es Inaccesible, por lo que la cuestión del cuidado de-
portantes cargos institucionales. Así, observa Owen Fiss que mu- bería ser decidida por el jurado sobre la base de los estándares
chos de los miembrcs del moVlmlento del AED -<0omo Richard comúnmente aceptados". 194
Posner. Frank Easterbrook, Ralph Winter y Robert fueron Las Interpretaciones de Posner que consagran la_fórmula.
desigoados por Ronald Reagan en la justicia federal y, por lo tanto, Hand como el principio fundamental del derecho de danos tamb1en
lograron una influencia mayor que la alcanzada por cualquier miem- son objeto de crítica por parte de Wright. Puntualmente crttica que
bro de la escuela crítica del derecho. 190 Obviamente, el hecho de que Posner tanto en su trabajo '11. Theory of Negligence" como en The
la escuela critica tenga escasos representantes en el poder judicial no Econo:nlc Structure of Turt Law último en colaboración con
es suficiente para afirmar que por esta razón el AED se impone como William Landes-1" no discute seriamente los hechos de runguno de
corriente dominante. Lo único que deseo enfatizar es que el prestigio Jos 1528 casos que afirma haber analtzado. En particular, cuando
del que gozan académicos tan respetados como los recién menciona- trata el caso "Carroli Tuwtng'', que enuncia la fórmula en términos
dos se ve reforzado por el doble rol que cumplen como profesores y matemáticos, Posner desclibe Jncorrectamente los hechos; confun-
miembros del Poder Judicial. Desde esta última posición también diendo varias cuestiones relacionadas con el actor Y el demandado,
impactan sobre la academia, especialmente en un. sistema como el Jos daños que se reclamaban y los hechos por los que se evaluó la
Common. Law. Teniendo esto en cuenta, es plausible afirmar que negligencia, entre otras cosas. Del mismo. modo critica la vaguedad Y
el creclmlento del AED a partir de la década de los ochenta puede Ja parcialidad de las citas jurisprudenciales que Landes Y Posner
haber sido favorecido por estas designaciones. seleccionan para sus análisis y las conclusiones que extraen a partir
Las conclusiones de Wrtght se apoyan en un exhaustivo examen de interpretaciones totalmente sesgadas de las palabras de los jue- ·
de la jurisprudencia y en un detallado análisis de las sentencias más ces. 100 Las criticas de Wright son sumamente elaboradas e Interesan-
renombradas. Un primer dato interesante es que el propio Hand, en tes, aunque en algunas ocasiones parecen excesivas. No obstante,
casi cinco décadas de ejercicio de su función, sólo se refirió a Ja fór-
mula en 1_1 casos de negligencia entre 1938 y 1949, época en Ja que
estaba mas comprometido con su actividad en el American Law 191 WRIGHT: "Hand, Posner... ", cit., PP· 10-14.
1e2 94 F. 2d 170 (2d Ctr. 1938).
1s3 WRIGHT: "Hand, Posner...", cit., PP· 20-21.
189
WRIGHT: "Hand, Posner... ", cit., pp. 4-6. 104 Ídem, p. 22.
111
º F1ss, Owen M.: "The Death of the Law?", Cornell Law Review, vol. 72, 1es Ambos trabajos ya citados. -
nº 1, 1986, pp. 1-16, esp. p. 2. tes WRIGHT: "Hand, Posner... ", cit., pp. en 41-42.
ÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 175
FUNDAMENTOS ECºN
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isa Esto es lógicamente imposible y. por
pese a que su lectura de la obra de Landes y Posner es poco caritati- sucesiva a cada una de ellasagmá.ticamente imposible; las pretensiones
va, el autor logra a mi juicio poner en jaque deflllitivamente las pre- ·lo tanto, también es pr tndefectiblemente al tomar cuenta
tensiones descriptivas del .AED. descriptivas de!AED se desvanecen -
Otra critica que me gusiarla rescatar del trabajo de Wright tiene
que ver con una objeción técnica que realiza a la aplicación de la
de ello.
Por último. un punto
en muchas
1
cálC:
tambl, controvertido es el hecho de que
agregativo de los beneficios y los
curso de acción viola el princi-
fórmula de Hand para deflllir la culpa contributiva. Landes y Posner
afirman que eljuez Hand, al evaluar un caso de este tipo, seguramen- costos asociados con un e nas 199 Nótese que en la aplicación
te aplicaría su fórmula a la conducta de la víctima Pero ¿qué ocurri- pfD de separabilidad de 1as perso es el costo para un inclivi-
ría si el costo de las medidas precautorias para la víctima fuese me- de la fórmula de lo que se daño que sufre otro individuo
nor que el daño multiplicado por la probabilidad de su ocurrencia duo, el agente danador, de e;;,,.tar do se llega a la conclusión de que
pero mayor que el costo de las medidas precautorias para el agente distinto, es decir, la víctima. an 1 víctima debe sufrir un
dañador? lSería la víctima considerada contributlvamente negligen- evitar el daño es ineficiente, un beneficio. Esto en
te? La respuesta de Landes y Posner es que la aplicación marginal de perjuicio para que el agente. ª entalizar a las personas. signifl-
la fórmula conductrá al resultado eficiente siempre que se realice términos kantianos implica mstrull1 fines En definitiva cons-
dios y no como · •
sobre cada una de las partes, bajo el presupuesto de que la otra tomó ca tratarlas como meros me ti categórico Esta idea está profun-
las medidas precautorias óptimas, o sea que se comportó diligente- t1tuye una d"!,:';'!::.U:ento habitua¡. Por ello, no
mente.'" Supongrunos que un daño de 100 puede ser evitado por la ctamente arraigada en 1 b gados nunca presenten su caso ape-
víctima a un costo de 50 o alternativamente por la adopción de medi- debe sorprendemos que os su cliente cuando no adoptó las
das precautorias conjuntas de 25 el agente clafuldor y l O la víctima. !ando a los beneficios que 0 ·tacto el accidente. Esto es plau-
El resultado eficiente es que ambos adopten medidas precautorias. medldas precautorias que hubiesen e".' . ¡de los tribu-
. el di ursa acadennco pero no en e
Esto maximiza el excedente porque implica un ahorro social de 15. slble únicamente en se . , dico norteamericano, cuando se prue-
Sin embargo, si se aplica la fórmula de Hand a la víctima, ella será nales. Es más. en el JUrlallzó un cálculo costo-beneficio para
considerada negligente cuando no toma medidas precautorias de 50, ba que el agente re t no evitarlo y soportar el costo del
cfudo que 50 es menos que 100. Por ello, aclaran Landes y Posner decidir entre evitar el acc! en e o or daños punltlvos.200 La fór-
que para calcular la negligencia de la víctima la fórmula debe aplicar- litigto, los tribunales suelen p a11za el cálculo previa-
mula de H¡md diría que un mdividuo que re .
se marg¡nalmente y asumiendo que el agente dañador adoptó las
medidas precautorias óptimas.
El problema de esto, como bien observa Wright, es que resulta " clt pp 82-84.
ies WRtoHT: "Hand, Posner... • " · ibl violar la personalidad o la auto-
Imposible determinar el nivel óptimo de Il\edidas precautorias de
una parte sin conocer el nivel óptimo de la otra. Para conocer las
199 se ,pregunta Nozick por qué no es Pºt e mayor bienestar_Social, del mis-
nomía de las personas para un dolor, o sufrimiento
medidas eficientes de la víctima debo conocer cuáles son las precau- roo modo que cuando vamos al ft io de evitar daños mas graves en el
ciones óptimas para el agente dañador. Pero las medidas óptimas del que se compensa con el mayor bene c no. extste una entidad social que
dañado.r dependen, según esta regla, de las medidas óptimas de la futuro. La respuesta que ofr_ece Lo único que existe son las persa·
asume un sacrificio por su ales usar a una persona para pro-
víctima, de modo que el razonamiento se toma circular. Entonces. nas individuales;con sus vidas in u0 el hecho de que somos
para determinar cuál es el nivel eficiente de diligencia de las partes mover un mayor beneficio de otros es n a compensación por el sacrificio
obtenemos un
deben conocerse todas las combinaciones posibles de medidas personas separadas que n 0 tanto, "la sociedad" no tiene el derecho de fo:r-
precauforias conjuntas y seleccionar aquella que minimiza el costo que se nos impone. Por lo NozicK, Robert: Anarchy,
zarnos a soportar este tipo des Nueva York 1974. PP· 31-33.
del accidente. Siendo esto así, debe admitirse que la negligencia de State and Utopta., Baste Books,Anal . and' the Learned Hand Formula:
las partes no surge de Ja aplicación de la fórmula de Hand en forma 200 WHITE, Barbara A.:
"Ri k·Utllity
s _ ysis ·
t Htdes?" Ar[zona Law Review. vol.
32
·
A Hand that Helps or a Hand tha ,
197
nº l. 1990, pp. esp. p. 128.
LANDES-POSNER: The Economic ...• cit., p. 88.
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mente Ydecide no adoptar las precauciones porque el análists costo- este autor, se prohíbe la violación simplemente porque existe un
beneficio es negativo no es negligente. Es verdad que a veces los tri- mercado sexual y el violador lo evade. Uno puede contraer matri-
bunales no exigen al agente que adopte medidas más costosas que el monio tener una pareja o recurrir a la prostitución para consegllir
valor del daño, pero ello depende fundamentalmente de los derechos sexo, decir, el sexo es un bien que se ofrece en el "mercado"; sin
afectados. embargo, el violador lo "roba' en lugar de pagar por él; lo que evi-
Una réplica que se ha intentado contra el argumento de la me- dentemente impide la maxlmiZación de la riqueza. Solo por esta
diatización consiste en señalar que al tratar los intereses de otras razón debe· prohibirse la ·conducta.20'
personas del mismo modo en que trataríamos a los propios estamos Esta interpretación del delito de violación es tan absurda que
honrando el principio de equidad. Por supuesto que la aplicación de resulta dificil creer que sea sostenida por un intelectual de la talla de
la fórmula de Hand nos llevaría a no tomar medidas precautorias Richard Posner. Las pretensiones unlversalistas del AED no respe-
para proteger a terceros, cuando ellas son más costosas que benefi- tan ningún límite y la disciplina sufre necesariamente de un defecto
ciosas, del mismo modo que tampoco las tomaríamos para proteger en cuanto a su esfera de incumbencia.204 Que la violación pueda ser
nuestros propios intereses. No obstante, Stephen Ferry explica que entendida en términos económicos como un acto ineficiente, dada la
plantear la cuestión de esta manera es engañoso. El problema está definición de eficiencia, es algo muy distinto de afumar que la viola-
en que cuando un individuo Impone un costo justificado por la fór- ción se prolnbe porque es ineficiente.'05 Los partidarios del AED
mula de Hand a otro, el primero conserva los beneficios de la acción, parecen convertir todos los enunciados del primer tipo en enuncia-
mientras que el segundo asume los costos. Ello parece violar la igual dos del segundo. Por supuesto, al considerar que las sociedades no
consideración y respeto que nos debemos unos a otros. Concluye son clubes de sUicidas, el derecho de daños generalmente se ajusta-
que tal vez la eqllidad exija para proteger a los demás que el agente rá en mayor 0 menor medida a la eficiencia. Es plausible sostener
tome '.11 menos las mismas medidas. que tomaría para sí mtsmo, pero que una sociedad que perdura en el tiempo y pretende continuar su
de alli no se sigue que nunca se reqlliera adoptar un nivel de precau- existencia no cuenta, ni puede contar, con un sistema de responsabi-
ción mayor.201 lidad extracontractual ineficiente, por ejemplo, en el que los daños
Dado lo dicho hasta aquí, lpor. qué insisten algunos partida- no son compensados. Pero de allí no puede extraerse como conclu-
rios del AED en sostener tesis positivas como la de Posner? Creo sión que la sociedad persigue a través del derecho de daños la
. que el Imperialismo de la ciencia económica, 202 que expande sus maxlmlzación de la riqueza.
fronteras, abarcando cada vez más campos de estudio, ha llevado a
los economistas a asUm!r un fuerte compromiso con los fundamen-
203 PosNER: Economtc.:., cit., p. 238.
tos teóricos de su disciplina. Este compromtso, seguramente des- 204 Este problema también es ceñalado por Schwartz, quien sostiene que el
medido, les hace ver el mundo a través del prisma del análisis cos- AED debe ser tomado en serio como teoríajurídlca, aunque es un error no
to-beneficio, lo que les genera una ilusión de inmanencia del principio comprender que su dominio es limitado. Algunas cuestiones revelan un
de eficiencia. Desde esta perspectiva, terminan por analizar todas carácter eminentemente moral y, en estos casos, debe confiarse en juicios
morales apoyados en el sentido común. Véase ScHWARTZ, Gary: "Economtcs,
las cuestiones de la vida, incluso aquellas que nunca pensaríamos Wealth Dlstribution, and Justtce", Wtsconsln Law Review, vol. 1979, nº 3,
desde el sentido común como una cuestión económica. Ejemplo de 1979, pp. 799-813. esp. p. 813.
ello es la interpretación de Posner .del delito de violación. Según 205 Kelman, aunque por razones algo distintas a las que expongo, acusa a la
ortodoxia neoclásica de llevar a los estudiantes de derecho Y a los juris-
201
tas, a través de su elegante simplicidad, a cometer un pecado menor -no
FERRY, Stephen R.: "Cost-Benefit Analysis and the Negligence Standard", comprender el derecho- y otro más grave -no comprender. la vida en
Vanderb!lt Law Review, vol. 54, nº 3, 2001, pp. 893-899, esp. p. 896. sociedad. Véase KELMAN, Mark G.: "Misunderstanding Social L1fe: A Criti-
202
Para un buen panorama de las razones esgrimidas por los economistas que of the Core Premises of 'Law and Economics"'. Journal of Legal
para explicar por qué ellos se han trasladado a otros campos de estudio en Education, vol. 33, nº 2, 1983. pp. 274-284, esp. pp. 274. Éste parece
lugar de que los sociólogos, por ejemplo, se trasladen a la economía, véase er el caso de quienes interpretan que ciertas instituciones, como el ma-
BRENNER, Reuven: "Economics-An Imperialist Sclence?", Journal of Legal 0 el mismo delito de violación, tienen por función maxim1zar la
Studies, vol. 9, nº 1, 1980, pp. 179-188, esp. p. 183. riqueza social. ·
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Para alguien como Posner, que define la economía como el estu- cuando es deseable que la controle. Es decir, de ser eficiente que el
dio de la conducta humana racional, no hay ámbitos excluidos del agente reduzca su nivel de actividad, el modo de conseguir ese resul-
análisis.'°' Es cierto que toda conducta puede ser analizada econó- tado es haciéndolo objetivamente responsable.
micamente desde éste punto de vista, ya que toda acción tmplica un VlllloS, sin embargo, que la reducción del nivel de actividad puede
costo, aúnque sea un costo de oportunidad; de allí no se sigile, como ser considerada una forma más de precaución. Jnduso algunos au-
· parecen suponer algunos autores, que en todos los ámbitos de la vida tores entienden que !llla conducta puede ser descripta como
los individuos se comporten como maximiza.dores de utilidad. Es po- gente 0 como un exceso de actividad. En efecto, toda conducta
sible que algunas de sus conductas sean incidentahnente maximiza. gente es por defmición un exceso: el nivel eficiente actividad
doras, pero ello no demuestra que puedan ser explicadas o compren- negligente es cero, que es lo mismo que decir que debió ser onuti-
didas a la luz del criterio de eficiencia. Para comprender lo que el da.'°' Esta observación es relevante porque SI, como sugtere
individuo hace, una ciencia de la conducta humana racional debe ape- la incapacidad de Jos tribunales de incorporar el nivel de actividad
lar, entre otras cosas, a la Intención. Por ello es relevante lo que ve de las partes en el estándar de negligencia es un defecto de la regla de
realizar el lndividuo de sí mismo cuando actúa. De esta manera, es la culpa,209 esto significa que sustantivamente no hay una diferencia
posible que su conducta maxlmice la riqueza, pese a que sea un error entre esta regla y Ja de responsabilidad objetiva: la regla de la culpa
explicarla a partir del principio de maximización. 207 en condiciones ideales incluye el nivel de actividad de las partes, por
En definitiva, las asptraciones descriptivas del AED se quedan a ¡0 que la única diferencia con la regla de responsabilidad objetiva
mitad de camino al intentar elaborar una teoría comprehensiva que taría dada por quién resulta responsable residualmente. Con la
explique el mundo a la luz del principio de eficiencia. Si sus enuncia- :gla de culpa, el responsable residual será víctima y con la regla
dos fuesen más modestos y se limitasen a corroborar .en qué medida de responsabilidad objetiva será el agente danador. .
ciertas normas son compatibles con la eficiencia y cuáles no lo son Si esto es correcto, de aquí se sigile que para el AED ladistin-
sus. conclusiones serían mucho más acertadas y útiles para com- ción entre la responsabilidad objetiva y la culpa es puramente formal
prender cabalmente el derecho de daños. y no sustancial, pese a que en nuestro uso habitual del lenguaje reco-
nocemos que la culpa es una categoría distin'.'1 de la riesgosa.
La culpa se asocia a una idea de la de con-
2. E.I riesgo y la acción incorrecta ducta prohibida, mientras que Ja responsabilidad objetiva se rela-
Al estudiar las reglas de responsabilidad expliqué que la dife- .ona con conductas que al estar permitidas generan nesgas hacia
rencia entre la regla de negligencia y la de responsabilidad objetiva es La generación de niveles normales de riesgo_?º _puede ser
que la segunda carga al agente dañador con el costo del accidente cons1'derada desde"'""""
J.lll"O"'·.,,· punto de vista como una accion
• mcorrecta.
aun cuando haya adoptado las medidas precautorias "óptimas". La Sólo en algunos casos es incorrecto realizar conductas Ex- .
razón por la que se hace responsable a quien no pudo obrar con plica Jakobs que "puesto que una sociedad sin riesgos no es P°;"ble y
mayor diligencia tiene que ver con que ésta es una manera de brin- nadie se plantea seriamente renunciar a la sociedad. una garantia nor-
darle los incentivos necesarios para que regule su nivel de actividad, mativa que entrañe Ja total ausencia de riesgos no es factible; el
contrario el riesgo inherente a la configuración social ba de ser JITe-
• ºtld"W
mediablemente tolerado, como riesgo permi o ·
206 PoSNER, Richard A.: "Some Uses and Abuses of Economies in Law", The
Pero estas categorias no interesan al AED. Lo único relevante es el
University oj Chtcago Law Revtew, vol. 46, nº 2, 1979, pp. 281-306, cüsto esperado de un accidente. Así, para un partidario de esta escuela
p. 287.
207
La explicación de lo que un individuo hace no se limita al estudio de sus
intenciones. Es posible que un individuo haga algo pese a que no tenía la 2os Véase la opinión de Stephen Gtlles en la nota 169.
intención de hacerfo. No obstante, cuando la descripción externa de sus 209 SHAVELL: Economic An.alysis ... , cit., p. 25.
actos coinciden con sus intenciones, la mejor explicación radica en Jo que 210 JAKOBS, Günther: La imputación objetiva en el derecho penal, trad. de
el propio individuo se ve a sí mismo realizando. Manuel Cancio Meliá, Ad-Hoc. Buenos Aries, 2002, P· 44.
180 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 181

debe disuadirse tanto al taxista que conduce diligentemente 12 horas distinción no se ve reflejada en el modo en que el AED trata a las
por día, es decir, observando las normas de tránsito, como a qUien conductas. Toda conducta ineficiente, correcta o tncorrecta, debe
conduce una vez a la semana negligentemente, si es que el valor espe- ser desincentivada.
rado del daño y el beneficio que obtienen las partes de su actividad un punto similar puede señalarse respecto de la teoría de 10.S
fuese idéntico en ambos casos. Supongamos que un taxista conduce 4 daños punitivos. Estos daños, que son otorgados muy excepcional-
horas más cada día para obtener un beneficio anual extraordinario de mente por Jos tribunales de los Estados Unidos, tienen por finalidad
40. Su actividad implica una probabilidad del 10 % de generar daños castigar ciertas conductas intencionales o temerarias en el agente
por 1.800, por Jo que anualmente el valor esperado de los daños es de dañador. Se entiende que están diseñados para expresar Ja desapro-
180. Imaginemos que puede reducir la probabilidad de causar daños bación de la conducta del demandado.212 No obstante, para el AED
por 1.800 al 7,5 % renunciando al número de horas extraordinarias. deben imponerse daños punitivos cada vez que la probabilidad de
En este caso el valor esperado de Jos daños será de 135. Como el bene- que el agente sea condenado por los daños que causa sea inferior al
ficio marglnal que obtiene es sólo de 40 y Ja reducción de daños espera- 100 %.213 Si un individuo puede causar un daño de 1.000.000, con
dos es de 45, lo óptimo será que limite su actividad. una probabilidad del 1 %, y sólo hay una probabilict:'d del 10 % de
Supongamos, por otra parte, que Jordí conduce una sola vez a la que sea condenado a tndemnlzar cuando causa el dano, el AED reco-
semaua pero a gran veloctdad, superando el límite establecido por las mendaría que el monto indemniZatorto no se corresponda con el
normas de tránsito. El beneficio que obtiene de su actividad también valor de daño sino con un valor diez veces superior. o sea. de
es de 40, es decir, que aceptaría no conducir a alta veloctdad a cambio 10.000.000. Ello es así porque, con estos valores, el agente dañador
de esa cantidad de dinero. Imaginemos que con su nivel de actividad sólo tomará medidas precautorias cuando ellas sean inferiores a
genera una probabilidad del 90 % de causar daños por 200. El valor 1.000, que es el costo esperado que enfrenta. Como dije, el daño es
esperado del daño es 180. Dlgamos que si conduce dentro de los lími- de 1.000.000, y la probabilidad de su ocurrencia_ de 0,01, por l?
tes de velocidad permi!ldos la probabilidad de ocasionar ese volumen tanto el daño esperado es de 10.000. Pero la cuestion no termina allí.
de daños es del 2 %, dado que sólo conduce una vez. a la semana. Lo Como el agente sabe que sólo será condenado el 10 % de las veces, su
eficiente es también en este caso que Jordí se comporte díligentemen- costo esperado en indemn!Zaclones es solamente de 1.000. Con el
te (o reduzca su nivel de actividad negligente a cero). fin de evitar que el agente tome medidas precautorias ineficientes,
Estos dos ejemplos demuestran que dos conductas, una per- esto es, si considera como referencia Jos 1.000 que enfrenta como
mitida pero realizada muy frecuentemente (como la del taxista) y indemnización y no Jos 10.000 de daños esperados que genera, de-
otra negligente pero infrecuente (como la de Jordi), son desde el bería Jmponérsele como daños compensatorios la cantidad de
punto de vista económico idénticas. Ambas son conductas 1.000.000 y como daños punitivos la cantidad de 9.000.000. Pe este
ineficientes; ambas deben ser disuadidas. Ninguna otra considera- modo se logra el efecto deseado: Ja disuasión óptima. Cuando la ln-
ción es relevante para el AED. Sin embargo, la aeción del taxista es demniZación se fija en 10.000.000, el valor esperado de la condena
distinta de Ja acción de Jordi. La del taxista es una acción diligente y, que enfrenta el agente es de 10.000,21• y éste es el límite de las medi-
desde el punto de vista moral, al menos no es incorrecta. En cambio, das precautorias que debe estar incentivado a Esta recomen-
la acción de Jordi es negligente y moralmente incorrecta.2 11 Esta dación tiene por efecto consegUir que el agente danador tome medJ..

211 212 CANE, Peter: Attyah's Acctdents Compensatton and the Law, 7ª ed.,
Es cierto que una conducta es negligente cuando la norma jurídica así lo
Cambridge Universtty Press, Cambridge, 2006, pp. 173-174.
establece y, entonces, muchas conductas podrían ser calificadas como negli-
213 PoLINKSY, Mitchell A., y SHAVELL, Steven: "Punttive Damages: An Economtc
gentes sin ser moralmente incorrectas. Esto podría deberse a un error del
Analysls", Harvard Law Review, vol. 111. 4, 1998, pp. 869-962,
legtslador. Sin embargo. lo relevante para mi argumento es que la regla de la
negligencia intenta capturar la incorrección de la acción. A diferencia de pp. 887·896.
214 Este valor .surge de ponderar los 10.000.000 que fijan como
la responsabilidad objetiva, donde lo primordial es un determinado resulta-
ción por la probabilidad de que ocurra el daño (0,01) y por la probabili-
do indeseable, la regla de la negligencia se basa en una actitud crítica hacia
la conducta del agente, una desaprobación de lo que el indtuiduo hace. dad de que el agente sea condenado en el juicio (0,1}.
FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 183
182 DIEGO M. PAPAYANNIS

das precautorias óptimas, y desde el puuto de vista analítico es ad- sólo cuando hay una conducta tendiente a evadir la condena o cuan-
misible. do se determina que el agente obró tomando en cuenta la baja proba-
Pese a todo, en la Idea de condenar a pagar 10,000.000 a quien bilidad de ser penado y no el valor esperado del daño ocasionado por
genera una probabilidad del 1 % de causar daños por 1.000.000 hay su acción. • '- · dañ
algo que nos incomoda. Además, nos parece problemático que 9/10 Es verdad que los trabajos de análisis econom!co soure. OS
partes de la !ndemnizáción sean a título de castigo cuando el agente punitivos suelen ser normativos; no pretenden las Cll'cuns-
dañador realiza una acción tan poco rtesgosa. Es más, la Idea de tanclas en las que los trtbimales Imponen esta penalidad sino que
daños punitivos, tal como es presentada por el AED, no se restringe definen las c1rcunstanctaS en las que deberían En otr"'.3
a las indemnizaciones por acciones negligentes o acciones prolúbi- palabras, proponen uua fórmula para que se otorguen daños
das. 215 Siempre que no haya certeza de que el agente vaya a ser con- vos con el fin de brindar los incentivos correctos al agente danad?r.
denado cuando causa un daño, aunque la acción realizada esté per- Sin embargo, al ser una tesis normativa puede aun meJor
mitida, los daños punitivos son recomendados por la teoría. que la distinción entre acción correcta e incorrecta es irrelevante para
Nuevamente, se deja absolutamente de lado la distinción entre la el AED. Ello es así porque no importa que la acción sea s1 la
corrección y la incorrección de la acción. Según el AED los indivi- probabilidad de ser condenado que enfrenta el agente dañador no es
duos pueden ser castigados aunque sus acciones no sean incorrec- 1gua:1 al 100 %. En uu caso como el descripto más arriba, el AED
tas, y esto es contraintuitivo.216 NingUna consecuencia tan gravosá · recomienda castigar severamente a quien realiza una acción correcta
para un individuo puede segutrse de una acción que de mngún modo l'°'
y que Impone un mínimo riesgo a terceros. De esta manera. Y
es Incorrecta. consecuencia de no distinguir entre acciones correctas. y accmnes
Otra cuestión relevante que el AED pasa por alto es que debería incorrectas, no existe una proporcionalidad entre el castigo Y la falta
observarse cuál es el motivo de que la probabilidad de ser condena- cometida. una falta levísima puede ser severamente castigada si la
do sea inferior al 100 %. Si se debe a uua ineficiencia del Estado que !'ficlencla lo demanda. La razonabilidad de la propuesta es muy sos-
omite controlar, parece·injusto cargar el costo sobre el agente dañador. pechosa. . d · t
En cambio, si se debe a que el propio agente realizó conductas ten- Más allá de esto, cuando el AED propone este tipo e m
dientes a disimular su conducta para disminuir la probabilidad de taclones de la regla de responsabilidad objetiva. de la negligencra y de
ser detectado, la idea de daños punitivos se toma atractiva. Pero el los daños punitivos está pidiendo a los que abandonen una
AED Ignora esta distinción y recomienda aumentar el monto distinción que es esencial en la comprenSlón de nuestras relaciones
indemnizátorio en todos los casos. Estos daños deberia:n Imponerse .ª
sociales. como vengo sosteniendo, me refiero la distinción entre
acciones correctas e incorrectas. La comprenslon habitual de lamo-
ralidad se basa en esta distinción. en la idea de que ciertas cosas no
:ns Justaniente los partidarios del AED afirman que los daños punitivos no deben realizarse. En palabras de Fried, la distinción entre lo correcto
son un castigo pero, en nuestro lenguaje ordinario, ¿de qué otro modo y lo incorrecto es el fundamento de nuestra personalidad moral. Nada
deno:tninaríamos a la obligación de pagar una suma de dinero que excede
el valor de la compensación?
de lo que hacemos, de las decisiones que tomamos o de las cosas
216 En los Estados Unidos hay estudios que indican que los individuos en que elegimos es más importante que el fuudamento, basado en. la
general, y los jueces y los jurados en particular, muestran una fuerte corrección y la incorrección, de estas acciones, deCISiones o eleccio-
cencia a condenar por daños punitivos cuando la conducta del agente no
es incorrecta. La principal función de los da:fios punitivos consiste en cas- nes que realizamos.211 , ·

tigar por la realización de conductas reprobables". El hecho de que el agen-


una teoría que nos obliga a desprendemos de tan
te esté sujeto a una probabilidad menor al 100 % de ser hallado-responsa- básicas como éstas no puede servir para la comprenSlón del dere-
ble es irrelevante para la concesión de da:fios punitivos.' Véase SuNSTEIN, cho, y mucho menos de la responsabilidad extracontractual. Lo.s
Cass R.; ScHKADE, David A., y KAHNEMAN, Daniel: "Do People Want Optima!
Deterrence?", ·en SUNSTEIN, Cass R.; HASTIE, Reid; PAYNE, .John W.: SCHKADE,
Dayid A., y V1scus1, W. Kip: Punitive Damages. How 'Jurfes Decide, charles: Right and wrong. Harvard Untverstty Press, Cambridge,
211 FRiEo,

Unive_rsity of Press, Chtcago y Londres, 2002, pp. 132-141. Massachusetts, Londres, 1978, PP· 7-8.
184 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 185

lndividuos se ven a sí mismos participando en una práctica de re- que empleamos en nuestras prácticas sociales, sino qui; apela a las
paración de daños que tiene una moralidad lnmanente fuertemente profundas convicciones de sus participantes. Si la practica, y las
marcada por sus características centrales. Las obligaciones que se convicciones que la sustentan, están justificadas o no es una cues-
generan cuando un sujeto daña a otro y el derecho de la víctima a tión que por ahora dejo de lado.
reclamar nna compensación. ambas cosas. pueden ser Por estas razones, entiendo que el AED no reconstruye adecua-
este punto de vista lnterno, más allá de todo sistema damente nuestras Intuiciones morales esenclales. Pero tampoco puede
jundico como una cuestión básica de la moralidad. En nuestras dar cuenta de la práctica del derecho de daños ni de su estructura
prácticas sociales actuales, el deber de reparar y el derecho a ser conceptual. La responsabilidad objetiva y la culpa son categorías dis-
compensado no reqUieren nlnguna justificación moral sofisticada, tintas, porque distinguir lo correcto y lo Incorrecto es relevante para
ya que no se trata de cuestiones controvertidas. Lo que sí exige un nuestra comprensión del mundo; Esto significa que el AED no des-
desarrollo teórico más elaborado es la justificación de l:¡.s formas cribe correctamente el hecho de que los sistemas Jurídicos distin-
de la repara:ión y la extensión de la obligación de compensar. Que guen entre acciones correctas e Incorrectas astgna:ndo consecuen-
agente danador debe compensar los daños que causa y que la cias cliferentes a cada una de ellas. 21• Su Instrumento conceptual no
victima debe ser reparada no parece discutible en nlngtma socie- logra capturar lo relevante de estas categorías. Sólo puede explicar la
dad _moderna. Lo que se discute es si la víctima puede reclamar a cliferencia a partir de un defecto de Información al elaborar el estándar
algUien más que al agente dañador, si el agente dañador debe ln- de cUidado debido. Pero el punto de la práctica es distinto: se distin-
dernn!zar íntegramente a la-víctima o sólo parcialmente, si las con- gue entre lo correcto y lo Incorrecto por una razón básica de la mora-
sideraciones_ de eficiencia son admisibles o no, etc. Mi argumento lidad.
no se basa snnplemente en la gramática superficial del lenguaje"'
3. La irrelevancia de la causalidad
218
Calabresi, al modo en que empleamos nuestro lenguaje, seña-
la que podríamos describir nuestra tarea jurídica valiéndonos exclusiVa-
3.1. Los orígenes: Coase y Calabresi
mente de términos como o "derechos". Por otra parte, podría- Aceptar que el fenómeno de los daños es de naturaleza recípro-
mos asumir que todo asunto involucra un balance entre costos y
beneficios. podríamos utlltzar ambos tipos de términos. La
ca, como hace Coase en 'Tue Problem of Social Cosf', implica negar
cuestión es que lenguaje resalta la similitud entre aquellas cosas que de- lá relevancia de los procesos causales. Decía Coase, para el caso de
seamos normalmente someter a tntercambios, sacrificando una por ob· actividades rivales, que evítar el daño a B supone causar daño a A.
tener otra (p. ej., intereses patrimoniales), y las que rara vez 0 nunca Según esta visión, la idea de un agente dañador que causa un perjUi-
deseamos sacrificar (p. ej., la dignidad). Aclara, no obstante, que no cree
que exista la categoría "nunca", aunque nos guste decir que hay cosas cio a la víctima carece de sentido ya que ambos son condltlo sine qua
sobre las que nunca hacemos un análisis costo·beneficto. Esto es cohe- non del resultado. Lo deterininante a la hora de astgnar el derecho a
rente con su posición según la cual no estamos comprometidos con la ser compensado es conocer el valor de lo que se constgne y el valor
prevención de accidentes a cualquier costo. En definitiva, la utilización de lo que se sacrifica para conseguirlo. 220
del lenguaje es puramente funcional. Deberíamos agrupar. cree Calabresi,
aquellas cuestiones que deseamos someter a intercambio y separar aque-
Esta misma posición adopta Calabresi en "Sorne Thoughts on
llas en las que nuestro deseo de intercambio es infrecuente. Sólo así da Risk Distribution and the Law of Torts" al afirmar que en el mundo
sentido al lenguaje de los derechos. Véase CALABRe:s 1, Guido: "Thoughts de los economistas usualmente no hay cliferencia entre cargar con el
on the Future of Economlcs in Legal Education", Journal of Legal
Education, vol. 33, nº 2, 1983, pp. 359-364, p. 363. El problema de esta
recons:rucctón es que reduce el sentido de la práctica, y su moralidad, a :n9 Por ejemplo, la extensión de la reparación varía según se trate de actos
un conjunto de preferencias sociales. Lo que yo sostengo es que los par- lícitos Oilicitos; el sistema de seguro puede ser impuesto obUgatoriamente
ticipantes de la práctica utilizan el lenguaje de un determinado modo para _los casos de respollsabiltdad objetiva, mientras que suele ser volun-
para reflejar sus profundas convicciones sobre la corrección y la inco- tario en los casos de culpa e inconcebible para los daños causados
rrección de las acciones; y hacen esto, como se verá más adelante por dolosamente, etcétera.
buenas razones. · ' :no CoAsE: "The Problem ... ", cit., p. 2.
FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 187
186 DIEGO M. PAPAYANNIS

costo de un daño al trabajador o a su empleador. Si se lo adjmiíca al lado con Ja víctima porque causó el daño. Este requisito
trabajador, éste podrá tomar un seguro y demaodar un salario más dice Feinberg, no es más de lo que en el discurso práctico o;d!nario .
alto. Si, por el contrario, el empleador es responsabilizado, bajarán · re significarse con frases tales cOillO "el daño de B ocumo debido
los salarios, De cualquier modo, predice la teoría, el costo impactará acción de¡.¡: 0 "como consecuencia de Ja acción de A, B fue daña-
sobre los precios. 221 De aquí se sigue que entre las.consideraciones . - .
para asignar responsabilidad la causalidad no ningún papel. Ahora bien, <.es suficiente para vincular al con la victi-
Posteriormente, y en esta m1sma línea, Calabresi reconoce en ma el hecho de que el primero puede evitar el daño de un modo más
The Costs qfAccidents que su uso de la palabra "causa' es engañoso económico? Usualmente Jos sistemas de responsabilidad civil consi-
Y que no considerará qué sJgniftca -si es que la expresión tiene al- deran irrelevantes Jos costos de evitación para vincular a dos sujetos,
gún sentido- decir que una actividad "causa" un determinado acci- es decir para vincular a la víctima con uno de Jos muchos sujetos
dente.= El desprecio por la causalidad como presupuesto de la res- que podnan ser v1nculados con ella. La vinculación siempre viene
ponsabilidad extracontractual toma su forma más cruda en dada por a1guna forma de causalidad. El AED podría re-
afirmaciones del tipo "si el fabricante de televisores es el evitador nunciar a su pretensión de prescindir de la causalidad e mterpretar
más económico de los accidentes de tránsito, él debe ser responsabi- que el evitador más económico, que omite para la
lizado". Es cierto que normalmente no será el evitador más económi-· . víctima no. sufra el menoscabo, causó el daño. Esta de
co alg'uien que no guarda ntnguna vinculación causal con los hechos dad sería demasiado amplia y contraria a lo que se mterpreta
causali '-'! -
del accidente pero, si por alguna razón lo fuese, el AED no tendría como causación por omisión. Las omisiones son prou ema11cas, como
problemas en hacerlo responsable. lican Hart y Honoré, porque uno puede considerar que es causa
La primera objeción que uno puede plantear a una teoría de la muerte de una planta la omisión del jardinero que no la regó,
responsabilidad extracontractual que no recoge el requisito de pero también Ja de cualquier otra persona que tampoco la
causalidad como relevante es que falla al describir la práctica y las do.'" que Jos costos de regar la planta sean ldenticos
categorías empleadas usualmente en el discurso del derecho de da- para el jardinero y para todo transeúnte. Imaginemos que la planta
ños. En el discurso habitual, prescindir de la idea de causa implica está en un jardín público y que Ja está a la mano de cual-
renunciar a identificar un agente dañador y una víctima. Alguien es quiera. En esas condiciones, lqué razón tenemos para vmcular al
agente dañador cuando causa un daño, No es suficiente que reúna jardinero y no a cualquier otro individuo que haya pasado frente a la
ciertas características, como ser rico, pobre o estar en condiciones planta? El AED o bien haría responsable a cualquiera de los tr"',1-
de evitar el daño de modo más económic0. seúntes, incluyendo al jardinero coi:no uno más. o bien no tendría
Nó obstante, sólo para continuar con el argumento, respuesta. Pero en el discurso ordinario la razón por la que la
que fuese posible Identificar a dos individuos como dañador yvíctlma, sión del jardinero es Ja única causa de la muerte de la planta tiene
independientemente de la causalidad, a partir de algnna característica que ver con que su omisión es anormal en ese Es parte de
especial. Digamos que la víctima es aquella que sufre un menoscabo la rutina -del escenario habitual- que el jardinero se encargue
en sus intereses y que el agente dañador es aquel que está en condicio- de regar la planta. y es perfectamente normal que el resto de los
226
nes de in1pedir ese menoscabo a un costo menor que otros individuos, individuos omitan regarla. •
Incluida la víctima. 223 Aun así, el sentido común nos Indica que debe Además, los juicios causales tienen una pretensión explicativa
haber una razón para vincular a ambas partes entre sí, Esta razón, en que Ja noción de evltado_r más económico no puede satisfacer.
el derecho de daños, es la de causalidad. El agente dañador está vincu-
224 FE!NBERG, Joel: Harm to Others. The Moral Limits qf the Criminal
221
CALABRESI: "Some Thoughts on R.isk ... ", cit., p. 505. Oxford UniversttyPress, 1984, p. 118-119.
222 22s HART, Herbert L. A., y HoNORÉ, Tony: Causatton in the Law. 2ª ed.,,·Oxfoid
CALABRESI: The Costs of Acctdents .. , cit., p. 6. nota 8.
223
Esta idea es defendida en PosNER: The Problems of Jurtsprudence, cit., University Press. Oxford. 1985, PP· 37-38.
p. 328. 22e Ídem, p. 38.
FUNDAMENTOS ·ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 189
188 DIEGO M. PAPAYANNIS

Rosenkrantz expone este punto al afirmar que "el hecho de que A sea diese eludir esta crítica apelando a la causación por omisión de quien
el evitador más barato de costos, dado que puede prever el accidente era el evitador más económico del daño, el argumento no se sostiene
y puede asegurarse contra él del modo más económico, es un asunto por las razones recién explicadas.
absolutamente tangencial desconectado de la cuestión de si el acci-
dente puede ser descripto como algo hech.o por A. Por consiguiente,
3.2. La causalidad al servicio
pensar, como Calabresi, que todos los juicios causales dependen de de los objetivos del derecho de daños
juicios de eficiencia es sencillamente un error de categoría'.''"
Piénsese en el caso de Alvaro que, tomando un café en un bar, Consciente de que el problema de la causalidad no podía ser
observó detenidamente los Siguientes hechos: Sergio al ingresar al ;gnorado eternamente por los estudios de análisis económico, en 1975
establecimiento dejó su paraguas junto a la puerta. Se dirigió al baño Calabresi escribió un trabajo,228 que se convertiría en clásico, en el
y un mozo, para evitar que se mojase la entrada, tomó el paraguas y que intenta encontrar una justificación económica a la exigencia de
lo guardó en un lugar más apropiado. Inmediatamente después en- causalidad. Se pregunta qné papel juega el lenguaje causal para al-
tró Mateo y apoyó su paraguas, que era casi Idéntico al de Sergio. canzar los objetivos del derecho de daños. Su intención es pensar la
también junto a la puerta. Cuando Sergio salió del baño tomó el causalidad a la luz de la disuasión, la distribución y la dispersión del
paraguas de Mateo y se retiró. Alvaro podría haber evitado la confu- daño (estos objetivos fueron explicados en detalle en el capítulo N) .
sión de Sergio a un costo muy bajo, simplemente avisándole que el . En última instancia, cree Calabresi, el requisito de causalidad debe
paraguas que se estaba llevando no era el suyo. Por su parte, Sergio ser justificado en términos funcionales, esto es, por el "servicio" que
no tenía forma de percatarse a un costo razonable de que el para- presta a las necesidades humanas. Desde esta perspectiva, afirma
guas era ajeno, ya que el de Mateo era muy similar y estaba ubicado que muchas discusiones filosóficas aparentemente significativas acer-
en el mismo sitio en el que minutos antes había dejado el propio. ca de la causa son irrelevantes para el uso jurídico del término. Por
Cuando Mateo salió del baño se retiró pensando que le hábían hur- ejemplo, en el ámbito del derecho, la causa de una enfermedad de-
tado el paraguas. Alvaro, tampoco dijo nada en esta oportunidad. pende de cómo, en un determinado momento, puede ser controlada
lS!glllfica esto que Alvaro, por ser el evitador más económico, fue el más fácilmente. 229
causante de la confusión y, en última instancia, del daño? Evidente- Las nociones causales que Calabresi analiza son tres: la vincu-
mente no. El uso .común de nuestros conceptos causales no nos lación causal, la cond!tto sine qua non y la causa próxima. El primer
permite la pérdida del paraguas de Mateo como algo he- concepto es totahnente empírico, Hay vinculación causal entre un
cho por Alvaro. acto 0 actividad y un daño cuando puede concluirse sobre la base de
Lo que quiero discutir aquí es la noción de causalidad basada en la evidencia disponible que la ocurrencia del acto o actividad
la Idea de poder evitar el daño de modo más económico, una idea que incrementa las probabilidades de que ocnrra el accidente. La cond!tto
no resulta convincente en absoluto. Ello sin perjuicio de seguir reco- sine qua non identifica la causa como aquella condición sin la cual el
nociendo que seguramente el causante coincidirá en muchos casos daño sería Imposible que se c0ncrete. Por último, la proximidad cau-
con el evitador más económico, pero no es causante por esa razón. sal tiene como elemento central la previsibilidad del resultado. Hay
En conclusión, si el AED pretende prescindir de la idea de proximidad causal entre un acto X y un resultado Z cuando era pre-
causalidad no podrá dar cuenta de que en el derecho de daños existe visible que la realización de X traerla como consecuencia un estado
una víctima y un agente dañador especiahnente vinculados por el de cosas z. Veamos cómo s!rven estos conceptos causales a cada
hecho de que el segundo causó un daño al primero. Ahora, si preten- uno de los objetivos del sistema.

227 RosENKRANTZ, Carlos F.: "La justicia correctiva y la responsabilidad 22s CALABRESI, Guido: "Concerning Cause and the Law of Torls: An Essay for
0
Harry Kalven Jr.", Unlversity ofChtcago Law.Revtew, vol. 43, n 1, 1975,
extracontractual: donde la filosofía del derecho y la economía se encuen-
tran'', en RosENKRANTZ, Carlos F. (comp.): La responsabilidad extracon- pp. 69-108. .
tractual, ·aedisa, Barcelona, 2005, p. 22. 22 9 Ídem. p. 105.
190 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 191

De acuerdo con el objetivo disuasión general o método de mer- muchas las actividades que incrementan el riesgo de daño, el criterio
cacto -;-'lue consiste en hacer responsable a aquel que está en mejor sine qua non no es convincente para imponer una prohibición. Se-
poslcion para decidir si el costo de evitación es menor que el costo gu,ramente habría un exceso de actividades prohibidas. Esta noción
del daño- la vinculación causal debería ser exigida ya que parece causal no ofrece guia para seleccionar, del universo de acciones
dificil que alguien pueda ser el evitador más económico"" de un daño causalrnente vinculadas con el accidente, cuál debe ser colectivamente
si sus acciones no incrementan las probabilidades de que ocurra el disuadida. La proximidad causal, en cambio, sí es necesaria por:que
accidente. Sin embargo, el mismo Calabresi reconoce que alguien es importante penalizar sólo aquellas acciones cuY'.' propenslon a
puede estar mejor pOsicionado para realizar el análisis costo-benefi- generar daños puede ser conocida por los destinatarios de la norma
cio de la actividad y para lnflllir en la conducta de los individuos sin antes del accidente. De otro modo, la penalizaciqn no podría alterar
estar involucrado directamente en el accidente o, en sus propios tér- los incentivos de los individuos.
minos, sin estar causalrnente vinculado. 231 Éste es el caso de la con- Finalmente, en los objetivos compensatorios, la dispersión y la
fusión de paraguas que relaté en el apartado 3.1. En principlp, en- distribución del daño, los conceptos causales son mucho más clifici-
tonces, no sería necesario a los fines de la responsabilidad les de justificar económicamente. ya sea. para é¡ue el sea asumi-
extracontractual, tal como la concibe elAED, que las conductas de do por la mayor cantidad de gente po&ble como tambien. para que
los individuos incrementen el riesgo de que se produzca el daño, sea soportado por el que se encuentra en mejores condiciones eco-
aunque Calabresi no lo admita claramente. .nómicas de hacerlo (el que más mgreso y riqueza posee) la vincula-
La exigencia de que la acción del individuo sea conditto sine ción causal y la conditlo sine qua non son conceptos totalmente in·
qua non del daño se justifica porque carecería de sentido intentar útiles. Ninguna de estas nociones causales nos ayuda a logr":'
incentivar a quien no impacta de ningún modo en la producción del objetivos.'" En cambio, puede Sl'r importante exlgtr la proxnrudad
resultado ni puede hacer nada para modificar las conductas de los causal con el fin de identificar a aquel que puede dispersar de modo
involucrados. No obstante, tanto la conditto sine qua non y la vincu- más económico. Al hacer responsable a quien puede prever el daño Y
lación causal dependen de la proximidad causal para que el método su magnitud se maximiZan las posibilidades de que este individuo
de mercado sea efectivo. Nótese que sin previsibilidad el individuo pueda contratar un seguro. Contrariamente, quien no puede prever
no podrá comparar los costos de los daños con los de las medidas dificilmente pueda tomar un seguro a costo razonable. No puede de-
precautorias necesarias para evitarlos. En este sentido, la proximi- cirse lo mismo. por supuesto, respecto del objetivo distribución. Aquí
dad causal es funcional· a la consecución de este objetivo. ninguno de los conceptos causales es relevante. Nmguno de .ellos
con los métodos, al considerar la disuasión espe- garantiza que se sindique como a qlllen está en
cial o metodo colectivo debe advertirse que tiene perfecto sentido condiciones económicas de asumir el daño. Como siempre, Calabresi
exigir la vinculación causal pero no así la conditio sine qua non. La apela a la idea de que se debe lograr la mejor combinación de objeti-
disuasión especial consiste en prohibir (penalizar) una determinada vos para mlnlmizar el costo total de los accidentes.
'."'tividad. Por ello, sólo parece razonable prohibir actividades que ¿Es satisfactoria esta reconstrucción económica de los concep-
mcrementen el riesgo de daño y no otras. Sin embargo, como son tos causales? La sensación que produce el trabajo de Calabresi es
que el AED. enfrentado a Ja tarea de explicar el rol de la causalidad,
230 ha deformado los conceptos tradicionales para poder hacerlos en-
Nótese que la definición de evitador más económico ha variado levemente. trar a la fuerza en el contexto de los objetivos de la responsabilidad
En The Costs of Acctdents, Calabresi hacía referencia al mejor sobornador
(W.3.3.1), mientras que en trabajos posteriores identlftca al evitador más
económico como aquel que está en mejores condiciones de realizar el análi-
sis costo-beneficJo determinar si vale la pena evitar el accidente y pue- 232 En rigor aunque Calabresi no lo considera, podría sostenerse que la
de actuar en consecuencia evitando o sobornando. Véase CALABRESt, Guido, conditto qua non sirve a la dispersión del daño porque usualmente
Y HmscHoFF, Jon T.: "Toward a Test for Strict Liability in Torts", The Yale con este criterio podrá conectarse con el daño a una multiplicidad _de per-
Law Journal, vol. 81,'nº 6, 1972, pp. 1055-1085, pp. 1060 y nota 19. sonas. De todos modos, es esperable que los costos admintstrahvos de
231
CALABRESJ: "Concerning Cause ... ", cit., p. 85, nota 21. hacerlo sean prohibitivos. ·
192 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 193
extracontractual enWlciados en The Costs qfAccldents. En realidad, ver. Además, se ignora que la causalidad en el sentido habitual Inclu-
si se sigue estrictamente el análisis económico, la proximidad causal ye mucho más que la previsibilidad. Usualmente también se exige la
no funciona como expone Calabresi. Por ejemplo, respecto de la dis- posibilidad de controlar el curso de los acontecimientos, aWlque esto
persión del daño, señal.a Wright. no existe una conexión necesaria sea todavía insuficiente. El relato de la confusión de paraguas nueva-
entre la parte que causa el daño y quien puede dispersarlo o absor- mente demuestra que poder prever y controlar W1 resultado no con-
berlo una vez que ha ocurrldo.233 La proximidad causal es un límite vierte la acción de c¡Uien se encuentra en esa posición en causa. lQué
a la responsabilidad de quien actú¡t: sólo se responderá por los da- más se reqlliere? Ésta no es una pregunta que pretenda responder
. ños que fuesen previsibles de acuerdo con la acción realizada. Pero a aquí. Sólo diré que aig=os han intentado analizar la cuestión a par-
los fines de la dispersión no es necesario que se responsabilice al tir de casos paradigmáticos. Para Rosenkrantz, por ejemplo, la com-
actor, sino ·stmplemente a quien pudo prever el daño y tomar W1 binación de previsibilidad, control y expectativas sociales de un de-
seguro. Entonces, o bien el rol de la proximidad causal no está co- terminado comportamiento individual hace que alguien pueda ser
rrectamente descripto por Calabresi desde el pW1to de vista econó- considerado causante en los supuestos causales paradigmáticos.
mico, porque debería Incluir a cualquiera en condiciones de asegu- En los casos no paradigmáticos no se reqlliere necesariamente nin-
rarse, o bien tal como es aplicado este concepto por el sistema jurid!co g=o de estOs elementos, sino que el caso cuadre dentro de algón
no sirve a la satisfacción de objetivos económicos. otro paradigma de causación. 234 Pese a lo complejo de estas teorías
Lo mismo puede decirse de la causa próxima en relación con el y las dificultades teóricas a las que nos enfrentan. lo que es Induda-
método de mercado. El que puede tomar las medidas a menor costo ble es que capturan en gran medida nuestras Intuiciones al mo-
necesariamente debe poder prever el daño, pero no necesariamente mento de realizar juicios causales. Todo el mWldo aceptarla que
debe ser el causante en el sentido juridico del término, como de- Álvaro no es el causante de la confusión y la pérdida del paraguas de
muestra el ejemplo de la confusión de paraguas. Corresponde acla- Mateo, pese haber tenido previsibilidad y control sobre la situación.
rar de todos modos que aWlque estuviese bien descripta en términos El caso no es Wla Instancia paradigmática de causación porque no
económicos, la proximidad dejaría de ser la misma idea empleada había nlng=a expectativa social de que Álvaro Interviniese en los
por los tribunales, porque para satisfacer los criterios de eficiencia acontecimientos.
debería desvincular a quien realiza la acción de aquel que puede En conclusión, el AED debe reconocer que no puede dar cuenta
tomar medidas o asegurarse de modo más económico. Esto es rele- de la exigencia de causalidad, porque muchas veces requerirla con-
vante porque Calabresi pretende explicar la noción tradicional en duce a resultados Ineficientes. Calabresl indirectamente admite que
función de los objetivos de la responsabilidad extracontractual ... em- ello es así cuando afirma que ningún concepto causal por sí mismo
presa en la que fracasa antes de comenzar. puede satisfacer todas las metas del sistema de respqnsabilidad ex-
· Con esa misma idea, creo que el problema que subyace a su tracontractual. No obstante, Intenta interpretar los conceptos causales
explicación es que no toma en cuenta las categorías tal como son a la luz de la eficiencia y. para poder hacerlo, abandona las caracteri-
empleadas por los juristas. De haberlo hecbo, advertiría que una zaciones usuales de los juristas, de modo que incumple su objetivo
Interpretación de la causalidad en términos de costos y beneficios es inicial: dar cuenta del requisltq de causalidad.
inviable. Una visión semejante olvida que en materia de causación
las cosas no son tan sencillas. Calabresl piensa que puede analizar la.
causalidad en el derecho de daños a partir de conceptos causales 3.3. Un último intento de explicación económica
muy simpllftcados. Así, al reducir la idea de proximidad causal a la A partir del trabajo de Calabresi, Steven Shavell desarrolló un
previsibilidad del resultado se disocia al actor de quien puede pre-
interesante modelo económico para explicar por qué el derecbo de
daños limita el ámbito de la responsabilidad a las acciones causadas
23a WRtGHT, Richard W.: "Actual Causation vs. Probabilistic Linkage: The Bane
of Economic Analysis", The Journal of Legal Studies, vol. 14, nº 2, 1985,
pp. esp. p. 440. 234
RoSENKRANTZ: Lajustlcia correctiva y la respOnsabilidad ... , cit., pp. 22·23.
194 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 195

por el ag"ellte dañador. En otras palabras, su modelo intenta explicar tiene por función exclutr del ámbito de responsabilidad el estado don-
por qué es eficiente que los individuos sean responsables sólo por de hay poca visibilidad. Dado que la diligencia del ciclista es indiferen-
los daños que causan. 235 te para la producción del daño, no tiene sentido responsabilizarlo. La
Veamos uno de los vanos ejemplos que Shavcll analiza en su responsabilidad haría que el nlvel de actividad del ciclista se reduzca
trabajo:236 si un ciclista entra al parque puede verse iovolucrado en ineficientemente. Si la regla es de negligencia, en cambio, la reducción
un accidente con un corredor. que a su vez podria sufi:Jr un daño del ámbtto de responsabilidad no surte nlngÚil efecto sobre sus Incen-
en toda circunstancia (supongamos que si no es atropellado por el tivos. Como siempre, con.esta regla tendrá incentivos para tomar las
ciclista tropezará con una rama que le ocasionará exactamente la medidas óptimas, de modo que Ja concreción de otros estados del
misma lesión). 237 La situación está !lustrada en Ja tabla que sigue: mundo será indiferente para el ciclista.
Éste es a grandes rasgos el argumento de Shavell. Sio duda
Estados presenta un avance respecto del estado anterior de la cuestión. Es
Poca Visibilidad Buena
un iotento ioteresante por explicar por qué la ausencia de relación
Acciones causal es eximente de responsabilidad. Pese a ello, creo que el mode-
visibilidad moderada visibilidad
Probabilidad 0,01 0,02 0,097
lo sigue siendo deficiente porque confunde la causalidad con la negl.i-
g¡mcia. Obsérvese que económicamente lo que él denomina ausencia
El cicllsta entra al parque
pero no es diligente . Pérdida de 200 Pérdida de 1oo No hay pérdida de causalidad no es más que otro caso en el que las medidas precau-
torias óptimas por parte del agente dañador son O. En este esquema
El cJcnsta entra al parque no es posible identificar una conducta como la causa de un resulta-
Pértllda de 200 No hay pérdida No hay pérdida
yes diligente
do dañoso, sin calificarla como negligente a Ja vez. Para ser causante
El ciclista no entra at el ag"ellte debió poder alterar el resultado dañoso de alguna manera.
Pérdida de 200 No hay pérdida No hay pérdida
parque
Los modos de alterarlo son dos: tomando medidas precautorias o
Nota: el costo de la precaución es de 1 y el beneficio que obtiene el ciclista al entrar al reduciendo el nlvel de actividad. En el cuadro nioguna de estas dos
parque es de 2,5
aiternativas dismiouye el daño de 200 cuando hay poca visibilidad.
El valor esperado de cada una de las acciones es el slglliente: Ello indicaría, según Shavcll, que hay ausencia de causalidad, por lo
a] El ciclista entra al parque y no es diligente: que ese estado debe ser excluido del ámbito de Ja responsabilidad.
2,5 - (0,01).(200) - (0,02).(100) = - 1,5 Sio embargo, si fuese posible reductr el daño tomando medi-
b] El ciclista entra al parque y es diligente: das eficientes el agente no sólo sería considerado causante sino
2.5 - 1 -"{0;01).1200) = - 0,5- además negligente ,238 Asimismo, en.todos los casos en que el agen-
cJ El ciclista no entra al parque: te se comporta diligentemente, es decir, cuando ya agotó las medi-
- (0,01).(200) = - 2 das óptimas que podía tomar, como marglnalmente la diligencia
El resultado eficiente es que el ciclista entre al parque y sea dili-
2ss Queda descartado como criterio para distinguir la cul¡:)a de la causalidad
gente. Sin embargo, si es responsabilizado objetivamente por el acci- la posibilidad de adoptar medidas que, aunque sean ineficientes, reduz-
dente en Jos tres estados del mundo posibles el ciclista se abstendrá can el daño esperado. Así, la causalidad sería la posibilidad de reducir el
de entrar .al parque. Por esta razón. el requisito de la relación causal daño con cualquier tipo de medidas, ya sean eficientes Q ineficientes, Y la
culpa sería la posibilidad de reducir el daño sólo con medidas eficientes.
Este argumento no funciona porque quien adopta: medidas ineficientes para
235 SHAVELL, Steven: "An Analysis of Causation and the Scope of Ltabiltty tn the reducir el daño en realidad empeora la situación dado que incrementa el
Law ofTorts", Journal Qf Legal Studies, vol. 9, nº 3 .. 1980, pp. 463-516. costo total del accidente. Debe recordarse que el costo del accidente inclu-
236 Ídem, pp. 472-473. ye, entre otras cosas, el valor del daño y de las medid_as precautorias. Una
237
Los supuestos poco realistas empleados por Shavell son duramente criti- noción de causalidad como la aquí intentada carecería de sentido econó-
cados en WR1GHT: "Actual Causatton vs. Probabtlistic Linkage: The Bane of mico. ¿Cuál es la ventaja de identificar como causa a quien de ningún modo
Economic Analysts", cit., pp. 444-445. puede reducir el costo del accidente?
196 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 197

debida es O, habrá que afumar que a partir de ese punto no sólo La confusión enire causalidad y negligencia también es explí-
deja de ser negligente sino también que deja de ser causante si el cita en los modelos formales. Así, Robert Cooter, por ejemplo, ex-
daño se produce. Ello es así porque la causalidad se define a partir plica que la causalidad en el derecho de daños es concebida en
de la posibilidad de reducir el daño mediante medidas óptimas (lo términos de relaciones funcionales entre tres variables: la probabi-
que en términos económicos debería incluir el nivel de actividad, lidad de que ocurra el accidente, el daño que causa y las medidas
como se vio en los capítulos V. apartado 3, y VI, apartado 2). precautorias que pueden adoptarse para prevenirlo. 242 Estas tres
En la mtsma línea. es posible que una reducción en el nivel de variables, debe recordarse, son las mismas que Ja famosa fórmula
actividad sea ineficiente y que además no haya medidas precautorias del juez Learned Hand considera relevantes para definir la negli-
óptimas que el agente pueda tomar. En este caso, aun cuando nues- gencia (V.5.1). Una vez más queda claro que, en la interpretación
tro lenguaje ordinario identificase al agente como causante, el análi- económica, el ámbito de la causalidad coincide exactamente con el
sis de Shavell debería afirmar lo contrario. Con la explicación que ámbito de la negligencia. Ello es así porque ambos conceptos cons-
ofrece en su trabajo resulta Imposible distinguir la causa de la negli- tituyen un juicio de eficlencia.243
gencia; y entonces, mal puede dar cuenta del requisito de causalidad En conclusión, ninguna de las explicaciones económicas de la
en el derecho de daños. 239 causa resulta convincente como descripción del modo en que este
De la misma opinión son Landes y Posner. Ellos sostienen que requisito opera en el derecho de daños. Algunos modelos como el de
acudir a conceptos causales _es innecesario para analizar los casos Shavell se acercan más que otros que, como el de Lándes y Posner,
de responsabilidad extracontractual. Explícitamente reconocen que directamente niegan la relevancia de la causalidad en el derecho,
"la violación de un estándar no es negligencia o, si uno desea usar la pero sus razones conceptuales resultan insuficientes para dar
palabra, no es la caúsa de un accidente" cuando los costos espera- ta del uso de estos conceptos por parte de los juristas.
dos no disminuyen con un nivel mayor de medidas precautorias (la
cursiva me pertenece).240 Desde. un punto de vista funcional, debe
considerarse causante al agente que, según el estándar de eficiencia, 4. La obligación de reparar y el derecho de ser compensado
deba ser responsabilizado a fin de brindarle los incentivos para que
En el capítulo llI, apartado 4, expliqué que para el AED la obliga-
adopte las medidas precautorias óptimas que mlnjmizarán el costo
ción de pagar por los daños que causamos encuentra su jusililcación
de los accidentes. Para estos autores, carece de sentido afirmar que
en· los incentivos que el agente dañador tiene para tomar medidas
un individuo causó un daño pero no debe ser responsabilizado."' precautorias. Siempre que deba reparar los daños'· que son conse-
cuencia de sus acciones obrará con la diligencia debida, lo que mini-
239
Es cierto que en la dogmática tradicional tatD:bién se advierten problemas mizará el costo de los accidentes. ·
en: este sentido. Así, la teoría de la causalidad adecuada ha sido acusada Desde el punto de vista de la víctima, son dos las razones por
de servirse de los materiales propios de la culpabilidad. Véase GoLOENBERG,
Isidoro H.: La relact6n de causalldad en la responsabilidad civtl, La Ley, las que debe recibir compensación. Por una parte, el hecho de que
Buenos Aires, 2000, p. 28. De todas maneras, pese a que existan casos de pueda reclamar al agente dañador una reparación hace que Jos in-
solapamiento, debe que laS definiciones de culpa y causalidad centivos de este último sean operativos. La obligación de compensar
son diferentes, lo que posibilita que haya un co_njunto de casos en los que por sí misma es insuficiente para motivar adecuadamente al victim&-
el solapamiento no se verifica. Tomemos el conocido ejemplo del autobús
que circulando a más de la velocidad permitida es interceptado por la caí- rlo. Entonces, el derecho a ser reparado es un incentivo para que la
da de un árbol. Aquí la culpabilidad, dada por la violación de las normas víctima reclame al agente, lo que a su vez funciona como Incentivo
de tránsito, es perfectamente distinguible de la causa del daño. En cam- para que éste adopte medidas precautorias. Paralelamente, el dere-
bio, el AED define ambos términos a partir de una función entre el valor
espel"ado del daño y el costo de prevenirlo.
240
LANDES, William, y PoSNER, Richard A.: "Causatlon in Tort Law: An Economic 242 CooTER, RObert: "Torts as the Union of Liberty and Effictency: An Essay on
Approach", Journal of Legal Studtes, vol. 12, nº l, 1983, pp. 109·134, Causatton", Kent Law Revlew. vol. 63, nº 3, Chtcago; 1987, pp. 523-551,
wsp. p. 113. esp. pp. 523 y 540.
241
LANDES-PcisNER: "Causation in Tort Law: An Economic Approach'', cit., p. 110. 243
Ídem. p. 540.
FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 199
198 DIEGO M. PAPAYANNIS

cho de la víctima a recibir una compensación se justiiica económica- mente que no es necesario que el valor de la indemniZación se co-
246
mente porque es una forma de impedir que ella invierta excesiva- rresponda con valor del daño.
mente en medidas de autoprotección. Si no hubiese un derecho a ser La segunda parte del argumento tiene que ver con los incer:ttvos
reparado la autoprotección superaría Jos niveles eficientes, aunque que afectan a Ja víctima. Weinrib sostiene que la s'!"'a de dinero
nunca el valor del daño. · necesaria para motivarla a que demande al agente dañador no se co-
La obligación de compensar y el derecho a ser reparado, de este rresponde indefectiblemente con el valor de daño sufrido. La compa-
modo, pueden ser justificados a partir del principio de eficiencia. Sin ración entre la situación de la víctima luego del daño y la situación en
embargo, explica Weinrib, el AED no brinda ninguna razón para to- la que se encontraria de no haber tenido lugar el accidente es irre-
mar del agente dañador la misma suma que se /e.otorga a la vícti- levante para determinar el monto indenmlzatorio. Una vez acaecido
ma, ni para.fijar el monto indemnizatorlo en el valor del daño. Por el daño, Ja comparación relevante es Ja que se realiza entre la situa-
lo tanto, no puede dar cuen1a de la característica más sobresaliente ción de la víctima si demanda y su situación si no demanda. Cual-
de la responsabilidad extracontractual. 244 En otras palabras, lo que quier suma de dinero que mejore la situación de la víctima una vez
el AED"no puede explicar es por qué el valor del daño es Ja referencia ocurrido el accidente será suficiente para incentivarla a demandar.
para es1ablecer el monto que debe pagar el agente dañador y que Incluso, desconiados los costos de reclamar judicialmente, una suma
debe recibir la víctima. . fija que sea independiente del valor del daño será suficiente para
La primera parte del argumento de Weinrib consiste en pensar brindar este tipo de incentivos. · ·
qué suma de dinero es suficiente para incentivar correctamente al Un defensor del AED podría argumeniar que, dados los proble-
agente dañador. Supongamos que un daño de 1.000, que tiene una mas de ntlormación en general, será tmposible determinar para cada
probabilidad de ocurreneia del 25 %, puede ser evi1ado a un costo de accidente cuál es el valor de la indemniZaclón necesario para generar
100 en medidas precautorias. Una indemnlzación que, valorada ex incentivos eficientes al agente dañador y a la víctima; entonces, esta-
ante, sea superior a 100 brindará Jos incentivos adecuados al agente blecer como parámetro el valor del daño siempre garant!Za un resul-
para que adopte las medidas. ¿gué suma es ex ante superior a 100 tado óptimo. Esto es cierto. No obstante, el AED deberá reconocer
cuando la probabilidad de ser responsabilizado es del 25 %? La res- que no hay una razón, independiente de los defectos
pues1a es cualquier suma superior a 400. Piénsese que, si hay un para asignar una compensación idéntica al valor del dano. La justifi-
25 % de probabilidades de ser encontrado responsable y el valor de Ja cación de esta solución normativa no está relacionada con el derecho
indenmtzación en ese caso es mayor que 400, esto brindará incenti- de la víctima a ser compensada por el daño injus1amente sufrido. La
vos suficientes para invertir 100 en medidas precautorias. Claro que víctima tiene un derecho a recibir una tndemniZación sólo porque
obligar a compensar por 1.000 1ambién provee Jos incentivos correc- ello es funcional a otros propósitos, como Ja reducción de los costos
tos, porque 1.000 es superior a 400, pero no hay ninguna ventaja primarios de Jos accidentes.
comparativa, en cuanto a los incentivos del agente dañador para to- Si se reconoce esto, entonces, el escenario es aun peor para el
mar medidas precautorias, en obligarle a pagar 1.000 antes que cual- AED. ya que no puede explicar por qué sólo la puede recla-
quier suma inferior a és1a pero mayor que 400. En definitiva, el AED mar al agente dañador y no cualquier otra persona.24 Dado que la
no puede explicar por qué el agente dañador debe ser obligado a indemnización mejora la situación de cualquiera que la reclame, para
pagar el valor del daño y no una suma que sea simplemente suficien-
te para brindarle Jos incentivos correctos en cuanto a Ja adopción de
las medidas precautorias. 245 De hecho, algunos reconocen explícita- 246 Por ejemplo, Cooter sostiene que no es esencial que la sanción sea igual al
daño causádo para inducir al agente racional a tomar precauciones
ctentes. Sólo es esencial que la sanción sea suficientemente alta para que
sus costos privados se minimicen al adoptar el nivel de diligencia
244 ctdo por el estándar jurídico. Véase CooTER, Robert: "Prices and Sanctions. •
W.e:INRIB, ·Ernest: "Understanding Tort Law'', Valparaiso Untverslty Law
vol. 23, nº 3, 1989, pp. 485-526, esp. p. 506.
Columbia Law Reulew. vol. 84, nº 6, 1984, pp. 1523-1560. esp. P· .1527.
245 Idem, p. 507. 241 WE!NRJB: "Understanding... ", cit .. p. 508.
200 DIEGO M. PAPAYANNIS FUNDAMENTOS ECONÓMICOS DE LA RESPONSABILIDAD ... 201

hacer operativos los incentivos del dañador no es necesario Ja responsabilidad exiracontractual. Todos los argumentos esgrtrni-
limitar el número inicial de posibles reclamantes. Sí será necesario dos por los partidarios de esta corriente -el de la generación de
que no pueda demandar más de una persona a la vez porque de lo incentivos para que el agente se comporte diligentemente, el de la
contrario el agente dañador recibiría un incentivo inadecuado para motivación de la víctima para que reclame, lo que en última instancia
reducir su nivel de actividad más de lo que es eficiente. Obviamente, hace operativos los incentivos del victimario, y el argumento de la
si también se desea lograr el objetivo compensación, debería asig- autoprotección- son falaces. La explicación del AED sobre la vincu-
narse una prioridad a quien sufrió el perjuicio. lación del agente dañador y la víctima deja al descubierto que para
En relación con esto, la segunda· razón que esgrime el AED esta teoría Ja única relación que existe se da entre el agente dañador
para conceder una indemnización a la víctima, y no a cualquier otra y la víctima, individualmente, con los objetivos de la responsabilidad
persona, es evitar un exceso de autoprotección. Si no hubiese com- extracontractual. 249 Es decir, no hay una razón económica que expll-
pensación, las potenciales víctimas adoptarían medidas precautorias .que el vínculo entre ellos sino que cada uno está conectado indepen-
aun cuando ello fuese ineficiente (supongamos. porque el agente dientemente con las metas del sistema de reparación de daños. El
dañador, o un tercero, pueden evitar el daño de modo más econó- mayor problema es que el AED prescinde de la visión relacional que
mico). Sln embargo, este argumento funciona siempre que el costo vincula muy especialmente al agente dañador con la víctima. Esta
de las medidas de evitación que la víctima tenga a su disposición estructura bilateral debe ser considerada si se pretende entender la
sean menores que el costo esperado del daño. Cuando el costo de racionalidad subyacente de la responsabilidad exiracontractual. Si
las medidas sea superior, la víctima no tendrá incentivos para adop- se intenta comprender la práctica de la reparación de daños como
tarlas -ya que prefertrá soportar el daño-. por lo que no hay peli- un conjunto inteligtble de reglas, hechos y actitudes de los participan-
gro de que se exceda en la autoprotección. Así, pese a que no es tes que tienen un sentido o propósito, no puede dejarse de lado la
necesario evitar una inversión excesiva en medidas precautorias estructura que la caracteriza. El AED no puede comprenderla por-
por parte de la víctima, el derecho de daños establece una indemni- que parte dtrectamente de objetivos externos y no de la práctica
zación de todos modos. misma. En el próximo apartado se discutirá esta cuestión.
En realidad, la situación es incluso más grave, porque la crítica
puede extenderse a los casos en los que el costo de las medidas
precautorias es inferior al valor del daño. Supongamos que la vícti- 5. El problema subyacente del AED
ma puede evitar un daño de 1.000 a un costo de 200yel dañador Hay dos modos de comprender una práctica. El teórico puede
puede hacerlo a un costo de 100. Otorgar indemnizactón a la víctima tntentar darle sentido a la luz de un principio determinado de ante-
es una forma de evitar que Invierta 200 en precaución, ya que Jo efi- mano; ésta es Ja estrategia del AED. Otra alternativa es estudiar la
ciente es que el agente dañador Invierta 100; justamente, para lograr práctica y elaborar una hipótesis sobre qué principios u objetivos
esto último se lo responsabiliza por daños. No obstante, a fin de evitar hacen que tenga sentido.250 Creo que la comprensión de una prácti-
que la víctima tome medidas en este caso, no es necesario que se le ca no puede apelar nunca a principios externos. Para comprender lo
conceda una ir,demnización igual al valor del daño. En nuestro ejem- que algo es no puede partirse de una preconcepción sobre lo que ello
plo, como la probabilidad de ocurrencia del accidente es del 25 %, debe ser.
otor¡¡rr una indemnización inferior a 800 será un incentivo suficiente Los problemas descriptivos (de comprensión) y conceptuales
para que no Invierta los 200 en medidas precautorias. Esto es así que he imputado a la teoría del AED tienen una causa común: el uso
porque el valor actual de la Indemnización que recibirá será menor exclusivo y externo del análisis costo-beneficio. Todos los conceptos
que esta suma.248
Los argumentos de Weinrib demuestran que la justificación que
249 COLEMAN: "The Structure ... ", cit., p. 1250.
ofrece el AED es Inconsistente y no se corresponde con la realidad de 2so Coleman denomina top-down la primera de estas explicaciones, mientr.as
que con la segunda se obtiene una middle-level theory. Véase CoLEMAN:
248
Ídem, p. 509. Risks and Wrongs, cit.. pp. 8-9.

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