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Las intolerancias alimentarias son afecciones metabólicas que se producen por una
incapacidad total o parcial para la digestión o la absorción de un nutriente específico, con
afectación o no de la flora o la mucosa y que en ocasiones puede alterar la permeabilidad
intestinal. Los alimentos que más comúnmente producen intolerancias son la leche, los huevos, los
cereales y los frutos secos.
La intolerancia alimentaria no debe confundirse con la alergia alimentaria. Aunque las
intolerancias y las alergias tienen un componente inmunológico, la reacción en la intolerancia se
circunscribe al sistema digestivo y la evolución es siempre de carácter crónico, mientras que en la
alergia alimentaria la reacción alérgica es de tipo general, afectando a más sistemas y se presenta
siempre de manera aguda (desde minutos a las primeras horas). Por otro lado, la reacción alérgica
puede producirse, además de por ingestión, por contacto e inhalación.
La celiaquía es una intolerancia alimentaria al gluten, proteína que se encuentra en los
cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la avena, así como en los productos derivados de
los mismos. Provoca una afección digestiva que se manifiesta con una incapacidad de absorber los
nutrientes. La sintomatología puede ser muy diversa, pero normalmente de tipo intestinal (pérdida
de peso, náuseas, vómitos, diarrea, meteorismo, dolor abdominal, etc.), aunque existen
enfermedades asociadas mucho más graves.
El único tratamiento eficaz contra las intolerancias alimentarias, consiste en eliminar el
nutriente que produce la enfermedad de la alimentación del personal afectado. Así en la celiaquía,
consiste en recibir una alimentación libre de gluten, por lo que como manipuladores de alimentos,
deberemos estar vigilantes para que en cada una de las fases de la confección del alimento
aseguremos una dieta sin gluten. Para ello nos basaremos en dos pilares fundamentales:
Serán de uso exclusivo los utensilios de uso común en cocina o maniobras (cuchillos
de cocina, cazos, espumaderas, tablas, etc.), así como freidoras, tostadoras, y todos
aquellos utensilios de difícil limpieza.
No serán de uso exclusivo el horno, los microondas, las sartenes, ollas, marmitas, la
cubertería, batidoras y picadoras. Sin embargo, antes de su uso para personal celiaco estos
utensilios deben ser limpiados, desinfectados, y en caso de ser posible desmontados. Por
ello, podría ser más sencillo que fueran de uso exclusivo, con identificación y
almacenamiento aparte, siempre dependiendo de número de comensales afectados por
celiaquía.