Está en la página 1de 3

Acoso sexual, la violencia simbólica a la mujer.

Anguie Xiomara Villano Mori

La discriminación y la violencia contra la mujer son asuntos de primer interés, que tienen
al acoso sexual como una de sus tantas formas de manifestación. 
En el Perú el acoso laboral y el acoso callejero son situaciones que la mujer peruana padece
en su en su vida diaria. Puesto que todo hostigamiento sexual es un acto de discriminación
en el que el hostigador no ve a la otra persona como “igual” y se atribuye la facultad de
tratarla de manera diferente y abusiva, agravando la inequidad social existente entre
hombres y mujeres, privando del pleno goce y ejercicio de los derechos fundamentales a las
víctimas. (ONU 1993)
En un país machista como lo es el Perú, la mujer es infravalorada y violentada. Según el
estudio de Lima Cómo Vamos, una de cada cuatro mujeres en Lima manifiesta haber
sufrido acoso callejero y un 28 % ha sido acosada cuando estaba en un medio de transporte
público. Y es que la inseguridad para la mujer ocurre a cualquier espacio, las calles, los
buses e incluso centros comerciales, el acoso callejero tampoco discrimina la edad, no hay
diferencia entre una menor y una mujer adulta. Diariamente mujeres en el Perú sienten más
inseguras al salir, no se sienten libres de vestir como quieren y cuando son víctimas de
acoso se llenan con sentimientos de culpa, creen que ellas lo provocaron, porque es así
como se trata el tema, se responsabiliza a la mujer de un acto que nunca provoco.
Por otro lado, nada mejora, el acoso laboral sigue sucediendo en las distintas
organizaciones privadas o públicas. El acosador que ejerce un cargo superior, suele
aprovechar la ventaja del poder que posee sobre la víctima para hostigarla sexualmente. La
Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) informó que en el último año
se reportaron más de 100 denuncias por acoso laboral. El Ministerio de Trabajo reportó 481
denuncias de acoso sexual en el trabajo en 2019.
Las dinámicas de poder en donde el hombre es quien tiene la posición privilegiada dentro
una sociedad machista, opresora, producto del sistema patriarcal en el que se vive, someten
a las mujeres a pasar por situaciones en donde son violentadas, psicológicamente y
físicamente sin contar que también puede llegar a involucrar su situación laboral y su
posición ante la sociedad.
En estos últimos años han existido diversas campañas de concientización y prevención del
acoso sexual callejero y el acoso laboral, hay leyes y las empresas han contemplado todo
dentro de sus reglamentos institucionales. Sin embargo, los casos de acoso siguen
creciendo, la desigualdad entre el hombre y la mujer sigue presente, ahora de manera
simbólica, no hace falta que a una mujer la golpeen o la maten para que sea violencia. Basta
con los piropos no solicitados, las miradas lascivas, los mensajes de texto insistentes, que
perpetuán ese pensamiento machista de degradar a la mujer a ser solo un objeto sexual para
el hombre.
A través de los años el acoso callejero, antes considerado como una forma de “enamorar a
una mujer”, ha sido visibilizado y ha tomado mayor relevancia como una problemática
dentro de nuestra sociedad, las mujeres han manifestado su disgusto ante esta situación y
los hombres han ido cambiando poco a poco y a la fuerza, debido a que ahora es
penalizado, la visión acerca de que “piropear”, lanzar comentarios sexosos, miradas
lascivas o tocamientos indebidos está mal. Sin embargo, no ha habido un cambio de raíz, es
decir, los hombres mayores expresan un disgusto ante la posición de la mujer, puesto que
consideran que no están haciendo nada malo, creen que ahora tienen que callar sus
opiniones cuando ven a una mujer por la calle porque los acusan de acosadores, es decir se
victimizan. Todo esto demuestra que el pensamiento machista sigue presente y se perpetua
de generación en generación, jóvenes adolescentes que actos de picaroneria lanzan
comentarios morbosos a mujeres que transitan.
A pesar que hoy en día el acoso callejero es penado por ley, muchas mujeres se abstienen
de denunciar, incluso el informar el suceso a algún individuo policial puesto que resulta
insatisfactorio, solo es un proceso donde se humilla más a la mujer ya que muchas veces no
existen “pruebas” necesarias o no se les creen, favorecen a su compañero hombre; en las
comisarías muchas denuncias terminan siendo archivadas sin obtener justicia y el agresor
continua libre.
En el trabajo las mujeres tampoco están seguras, muchas veces las relaciones de poder y el
interés personal involucran a las mujeres a sufrir acoso por parte de sus compañeros de
trabajo o de su jefe inmediato, generando un conflicto en el ambiente laboral que hasta
incluso puede llegar a afectar la continuidad dentro de la empresa para la victima
. Actualmente el acoso laboral también está penado y es sancionado en las empresas, pero
al igual que sucede con el acoso callejero las mismas instituciones suelen proteger al
agresor y muchas veces después de hecha la denuncia mantienen al agresor en el mismo
puesto cerca a la víctima, exponiéndola a sufrir represalias.
Es claro que el sistema de justicia en el Perú es ineficiente y las respuestas por parte de la
sociedad suelen ser en culpar a la víctima por exponerse ante la situación e incluso si esta
denuncia después de un tiempo se le cuestiona le porque se demoró en denunciar.
En los medios de comunicación en los últimos años se han hecho notas y reportajes
exponiendo estas situaciones violentas contra la mujer, han sido un “aliado” para poder
visibilizar la problemática, por otro lado, estos también han sido perpetuadores de la
objetivación de la mujer por muchos años y nuestra televisión peruana aún continúa
haciéndolo.
El comunicador de hoy en día enfrenta un contexto social muy caótico, la violencia la
mujer ha incrementado y ahora es mucho más visibilizado que antes, es deber del
comunicador ejercer su profesión con criterio y sensibilidad, el estudio de esta con un
enfoque de género es una ventaja y un apoyo para poder abordar temas tan importantes
como este, escribir una nota periodística, realizar una filmación, trabajar dentro de recursos
humas e incluso un aviso publicitario tienen mucho poder e influencia dentro de nuestra
sociedad y es parte de nuestra responsabilidad reforzar lo positivo y criticar acciones
negativas, pero tampoco basta solo criticarlo, se debe también analizar por qué sucede e
informar a la población, transmitir la información de tal manera que sensibilice y
concientice a la sociedad de que es importante y que es una realidad, una realidad que todas
las mujeres lo sufrimos. En nuestras manos están el prometer una sociedad mucho mejor
para nuestras futuras generaciones.

REFERENCIAS:

 Correo, R. D. (2020, 28 febrero). Sunafil revela cifras de denuncias por acoso


laboral en el último año. Correo. https://diariocorreo.pe/edicion/lima/sunafil-revela-
cifras-de-denuncias-por-acoso-laboral-en-el-ultimo-ano-lima-peru-eeuu-noticia/?
ref=dcr
 Infanzón, J. P. (2019, 27 octubre). El delito de acoso sexual en el Perú: diagnóstico
y análisis, por Jelio Paredes Infanzón. LP. https://lpderecho.pe/delito-acoso-sexual-
peru-diagnostico-analisis/
 R. (2020, 9 marzo). Ciudades pensadas con y para las mujeres. UNDP.
https://www.pe.undp.org/content/peru/es/home/presscenter/articles/2020/ciudades-
pensadas-con-y-para-las-mujeres.html

También podría gustarte