La Arqueología visigoda y la arqueología de Al-Ándalus. Comparativa entre las
dos áreas de investigación. El estudio e interpretación de la cultura visigoda en España ha sido desde el siglo pasado, un tema muy discutido por los investigadores y arqueólogos. La arqueología actual, cuenta con grandes mejoras y numerosos nuevos métodos de investigación que puedan completar de algún modo las numerosas teorías sobre el origen de los visigodos. La arqueología urbana ha tomado gran protagonismo en los últimos años, ya que las investigaciones en los centros urbanos actuales, como en los centros urbanos abandonados, arrojan gran claridad sobre el panorama histórico. Cuando hablamos del panorama visigodo, el principal aspecto para tener en cuenta es la reestructuración de las ciudades, un nuevo tipo de organización que generó un gran éxito y una fuerte influencia bizantina en los centros urbanos. Este proceso de crecimiento inicial se daría en torno a los siglos V y VII, a partir de la segunda mitad del siglo VII, se comienza a desarrollar una gran “crisis visigoda” que debilitará el estado en todos los ámbitos. Para poder conocer toda esta información y sobre todo contextualizarla y interrelacionarla, es muy importante la labor que han hecho los arqueólogos urbanos, que, mediante el estudio de los restos urbanos, han podido crear una especie de línea temporal desde el crecimiento inicial, con grandes centros urbanos y grandes edificios administrativos, hasta un momento de caída y decrecimiento del estado visigodo, con construcciones mucho más homogéneas y realizadas con métodos de mayor simpleza. Los cambios no fueron únicamente producto de los centros urbanos, en el ámbito rural también se llevaron a cabo grandes cambios como la desaparición de la hasta entonces organización imperante, la Villa. Lo que considero más importante en cuanto a las investigaciones acerca de los visigodos no solo es el hecho de que con el paso del tiempo se han ido corrigiendo las teorías planteadas y se han ido aportando muchas más pruebas que respalden las nuevas teorías de los investigadores, algo que la tecnología y la mejora de técnicas científicas ha facilitado sino que además, se ha trasladado la investigación a todos los ámbitos científicos posibles que permiten aportar nuevas fuentes y nuevos contextos, ya que en la arqueología actual, la cultura material no es lo más importante, sino que se le da gran importancia y peso al contexto, al lugar, a la colocación de los objetos, a los edificios, los materiales… se han hecho una gran cantidad de estudios monetarios, metalográficos, estudios de vidrios, orfebrería, arquitectónicos o estudios cerámicos, entre otros, que han aportado muchísima información que se conecta entre sí para crear un rico contexto cultural alrededor de los visigodos que en gran parte, justifica el desarrollo de este Estado. En el estudio cerámico podemos observar esa clara mejora en la información proporcionada por los arqueólogos a lo largo de los tiempos, las nuevas intervenciones afirmaban que el comercio estaba muy presente en la cultura visigoda dada la aparición de cerámicas importadas relacionadas con el transporte de aceite y vino, corrigiendo a algunos de sus predecesores en la materia, que afirmaban que los visigodos habían permanecido aislados al comercio. Bustos Díaz Mónica
En cuanto a la arquitectura, también se ha avanzado mucho en este ámbito. En muchas
ocasiones, la arqueología ha estado atada a la arquitectura y el análisis artístico como su pilar fundamental, y aunque es cierto que es un área importante en el estudio, la arqueología a principios de los 90 hacia girar a la arqueología en el sentido artístico, por lo que los edificios y esculturas aparecían sin contexto, pues extraían simplemente los rasgos artísticos clasificables, sin prestar especial interés al contexto. Actualmente, los arqueólogos actuales van mucho más allá de las piezas de arte visigodas, encuentran de sumo interés los talleres en los que fueron realizadas las obras, la técnica, los materiales, el lugar en el que se encuentran ubicados los talleres y las influencias entre los distintos tipos de artesanos. El estudio arqueológico andalusí tuvo su mayor punto de interés en torno a los años 80 del siglo XX, más o menos coincide con los estudios también del ámbito visigodo, que comenzarían también gracias a que, por fin en España, en el siglo XX se crea un marco metodológico de la arqueología española y es cuando comienzan a haber verdaderos avances. La arqueología española se encontraba en clara desventaja respecto al resto de arqueologías europeas y el siglo XX es un siglo de avances definitivos. El estudio arqueológico de Al-Ándalus propiamente dicho comenzó en la segunda mitad del siglo XX, aunque el interés por Al-Ándalus comenzaría mucho antes como las excavaciones de la Medina Azahara a principios del siglo, aunque como ocurre con los estudios visigodos, son investigaciones que en un principio son únicamente de carácter artístico. Una de las grandes diferencias entre estas dos culturas es que la cultura visigoda será que durante un periodo de tiempo concreto y gracias a la influencia ideológica de Santa Olaya, los estudios sobre los visigodos se intensificarán con el objetivo claro de crear una identidad nacional sustentadora de la nación española durante el Franquismo. En cambio, el estudio de Al-Ándalus estará condicionado por el Franquismo. No se niega por parte de los investigadores la existencia de Al-Ándalus, pero se centran las investigaciones en los elementos hispánicos de la cultura andalusí. No será hasta los años 70 cuando se comience a especializar mucho más la cultura andalusí, en parte gracias a publicaciones francesas acerca de Al-Ándalus, como la revolucionaria obra de Guichard. El surgimiento de la Alta Edad Media no solo arrojó luz a la historia de los visigodos, sino que contribuyó también al estudio de la formación de Al-Ándalus. Uno de los puntos comunes que tienen ambos estudios de estas dos civilizaciones es que al igual que la visigoda, la cultura andalusí también tuvo un gran desarrollo rural que configura el feudalismo. El estudio andalusí también ha pasado a ser objeto de debate entre los investigadores a lo largo del tiempo, que, en parte, han sido resueltos gracias a la ayuda de la Escuela de Estudios Árabes. Los estudios productivos árabes supusieron gracias a la implantación de un mejorado sistema hidráulico de regadío, no solo son una clara muestra de los avances productivos a nivel económico, sino también son el elemento principal para comprender las estructuras sociales, la posible independencia y jerarquización del campesinado. En ambas culturas existieron sistemas rurales fortificados, que, en el caso visigodo, tras el comienzo de la crisis, eran los ámbitos rurales los centros de poder religiosos y Bustos Díaz Mónica
señoriales. El modo productivo visigodo era un modelo principalmente feudal, mientras
que el modo productivo andalusí, era un modo tributario. Uno de los debates que relaciona estas dos culturas es la discusión entre los investigadores que afirman que algunas sociedades de la cultura andalusí aprovecharon estructuras sociales previas visigodas frente a otras comunidades de nueva conformación social. En cuanto al origen de las poblaciones, se tenía más que asumido, e incluso durante la dictadura se afianzó mucho más la teoría de que los visigodos eran los antepasados de los españoles actuales y que los andalusíes eran simplemente unos usurpadores que habían ocupado la península. Gracias a la arqueología se ha podido romper con la teoría de una península dividida en dos culturas completamente diferentes sin otro contacto que la guerra. La arqueología ha mostrado que hubo contacto y que hubo mestizaje, que había guerras, por supuesto, pero también había cohabitación. En cuanto a las diferencias entre las ciudades andalusíes y visigodas, debemos mencionar la ciudad de Recópolis, fundada en el 578, una de las ciudades más unidas al éxito Visigodo del siglo VI. Recópolis muestra, al igual que los restos arqueológicos andalusíes, los intentos de mantener las ciudades como centros fiscales y administrativos. Las ciudades islámicas y visigodas tienen grandes características comunes, como la existencia de la moneda y la circulación de esta, aunque en el caso andalusí, mucho más intensa. Además, en ambas ciudades encontramos la existencia de una gran producción cerámica.