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El Concepto de Hegemonía Neogramasciano-Trabajo T RRII XBF
El Concepto de Hegemonía Neogramasciano-Trabajo T RRII XBF
Enero, 2022
CURSO: 2021/2022
1. Introducción ----------------------------------------------------------------------------------------------------- 2
1.1. Contextualización Teórica dentro de la disciplina de las Relaciones
Internacionales ------------------------------------------------------------------------------------------ 2
1.2. El Concepto de Hegemonía Gramsciano: ------------------------------------------------------- 3
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1. Introducción
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En el ámbito epistemológico, realiza una revisión crítica, de índole reflectivista, de la relación
entre el conocimiento y la vida social y económica; (…) desvelar de manera crítica la forma en la
que los intereses, las prácticas y la naturaleza misma de los actores sociales y económicos
responderían a los condicionantes del orden social, siendo funcionales a su sostenimiento o, por
el contrario, respondiendo a un proyecto emancipador y transformador del mismo. (Sanahuja,
J.A., 2016: 160, Adaptación Propia)
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En el ámbito ontológico., asume el origen y las transformaciones históricas de ese orden
internacional en términos de dominación y subordinación, y de inclusión y exclusión,
reconociendo sus posibilidades inmanentes de cambio y transformación. Propone nuevas
ontologías del poder que trascienden las aproximaciones materiales centradas en su dimensión
relacional y en las capacidades materiales. (Sanahuja, J.A., 2016: 160, Adaptación Propia)
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“En el ámbito especifico de la teoría de las relaciones internacionales, la Teoría Crítica inicia su
andadura aún más tarde, en los años ochenta, con un conjunto de autores que, desde una
epistemología postpositivista y reflectivista se han enfrentado a las corrientes dominantes del
neorrealismo y el Neoinstitucionalismo, adoptando una posición crítica hacia el sistema de
Estados y la globalización neoliberal. (…) Cabe distinguir dos grandes tendencias, una
fuertemente influida por Jürgen Habermas y su teoría de la acción comunicativa (Linklater,
Hutchings, Ashley, etc.) y la otra de carácter neogramsciano, en el ámbito de la economía política
global (Cox, Gill, Robinson, Morton, etc.). (…) Supone un triple desafío: epistemológico,
ontológico y normativo. (…) Enfrentado al racionalismo positivista de las teorías dominantes, pero
también ha tratado de definir su propio espacio frente a otros enfoques postpositivistas y
reflectivistas (…), que no comparten ni la agenda de investigación ni el proyecto de
transformación social de la Teoría Crítica (…), manteniendo cierta continuidad con los enfoques
marxistas del período anterior”. (Sanahuja, J.A., 2016: 158-159, Adaptación Propia)
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si las prácticas de los actores sociales han sido moldeadas por esas teorías (Sanahuja,
J.A., 2016: 162, y, en el ámbito normativo, supone un desafío al vincular esa
epistemología y ontología críticas con un proyecto de emancipación y cambio social a
través de una teorización cómo rasgo diferenciador. (Sanahuja, J.A., 2016: 160,
Adaptación Propia)4.
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Parten del fracaso del pensamiento progresista de los siglos XIX y XX -liberalismo, marxismo,
socialdemocracia (…) de emancipación (…) pretendiendo reconstruir ese proyecto y sus
fundamentos racionales prometidos por la Ilustración (Sanahuja, J.A., 2016: 160, Adaptación
Propia).
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No obstante, esa misma superestructura surge de las relaciones materiales de producción y
reproducción social, pero cuando se constituye de forma autónoma, con la interacción social
humana que “acepta” tal visión parcial como explicación de la “totalidad” de la realidad social se
convierte en parte influyente de esta realidad social y la cuál transforma o trata de determinar de
acuerdo a sus preceptos.
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culturales para un espacio-tiempo o contexto histórico determinado (propiedad, estado,
familia, división generizada del trabajo, etc.); superestructura ideacional e institucional
que reconoce como autónoma y constitutiva del orden social histórico rompiendo con el
determinismo económico y filosófico de la ortodoxia marxista.
De aquí, se desprende como se encamina la lucha política contrahegemónica por parte
de una fuerza social contestaria emergente. Gramsci, no sólo lo extrapola a apropiarse
del estado y de los medios de producción por medio de la “guerra de movimientos” que
supone un proceso revolucionario, sino que se encamina a señalar la vital relevancia -
incluso la prevalencia- de llevar a cabo una “guerra de posiciones o de desgaste” por
una lucha por “el sentido”. Esto es, por trasladar el conflicto social al ámbito de las ideas
para poder cimentar una nueva y duradera hegemonía6, más allá de la toma del poder
productivo, burocrático y coercitivo.
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Evidentemente en la visión del mundo del teórico político italiano esta debe ser una hegemonía
socialista encaminada al comunismo, que legitime (convenza, consensue y lidere)
conscientemente a las “masas de la sociedad civil” del proyecto emancipador y de justicia social
enunciado por el marxismo.
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2. Conceptualización de la Hegemonía Neogramsciana
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Entendido como aparato administrativo o gestor político-coercitivo (burocrático-militar) e ideologico-
normativo (cultural y moral).
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producción capitalista. La actuación estatal, en su conceptualización alargada
neogramsciana, en el plano internacional se ejercería de manera hegemónica para
reproducir y expandir el poder de un bloque histórico de clase concreto, es decir, para
sostener y ampliar unas relaciones sociales de desposesión y subordinación en un
periodo histórico y un contexto geográfico concreto de la realidad-sociedad humana.
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3. Agentes de la Hegemonía Neogramsciana
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Estructura Histórica: Una particular combinación de fuerzas, que se expresan como pautas de
pensamiento (ideas: significados intersubjetivos/imágenes colectivas del orden social),
condiciones materiales (capacidades materiales: productivas o destructivas/dinámicas o
riquezas acumulativas), y, por último, instituciones (Conjunción de ideas y capacidades
materiales que estructuran, legitiman y universalizan unas determinadas relaciones de poder).
(Cox, R., 1981: 136, Adaptación Propia)
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Cox en su análisis aplica el método de las estructuras históricas a los siguientes ámbitos de la
realidad dentro de un determinado contexto histórico, sin que prime una jerarquía entre ellas:
Modos de producción + Complejos Estado-Sociedad Civil + Reinterpretaciones históricas de la
“razón de Estado” + Orden mundial histórico estable/conflictivo/revolucionario. (Cox, R., 1981:
136 Adaptación Propia)
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4. Estructura de la Hegemonía Neogramsciana: Instituciones y Procesos
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Convencen o se apropian de diversas formas como la corrupción, ayudas al desarrollo, etc.
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Cox utiliza el concepto gramsciano de “transformismo”, aludiendo a las prácticas de los grupos
dominantes para la asimilación y cooptación de los intelectuales, líderes y organizaciones de los
grupos subalternos, desactivando la aparición de fuerzas contrahegemónicas sin necesidad de
recurrir a la violencia o a la coerción directa (Sanahuja, J, A., 2015: 172).
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Forma concreta de poder estructural (capacidades materiales, técnicas, y coercitivas) y
conductual a nivel local y transnacional al servicio de los intereses del capital transnacional, que
trata primero, de determinar las expectativas, limitaciones e incentivos de la vida socioeconómica
de la ciudadanía; además de la internalización y la reproducción “autodisciplinaria” de una serie
de normas y valores individualistas o favorables a los mercados, donde la división sociopolítica
y la concentración de capitales beneficia al bloque histórico transnacional de la clase capitalista.
(Sanahuja, J.A., 2016: 176, Adaptación Propia).
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Proceso de institucionalización del neoliberalismo disciplinario a través de la creación de un
corpus o “armazón” institucional y normativo acorde a los preceptos e intereses ideológicos del
neoliberalismo a escala regional o global, amparado en la soft law (normas transicionales o de
dudosa legalidad) y la condicionalidad de las mismas, fuera del control y la rendición de cuentas
(accountability) democrática por la ciudadanía en el marco de la soberanía nacional, y, que trata
de regular cada vez más esferas de la vida socioeconómica despolitizando la adopción de dichas
normas. (Sanahuja, J.A., 2016: 176, Adaptación Propia). Habitualmente, con lenguaje y métodos
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“civilización de mercado”14 (market civilization). En definitiva, las instituciones y procesos
enmarcados en la hegemonía, reflejan orientaciones e influencias favorables a las
fuerzas socioeconómicas (clases) dominantes tanto nacionales como transnacionales.
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supremacía, la concentración económica y el equilibrio de poder orquestado por el
bloque histórico hegemónico del período -Imperio Británico- en favor estrategias de
repliegue (proteccionismo y unilateralismo) en torno a bloques económicos o esferas de
influencia respectivas de cada una de las principales potencias rivales.
El actual modelo posfordista (‘80s-Act.), también amparado en la hegemonía de los
Estados Unidos comporta una vasta reorganización, transformación e integración a
escala global de las finanzas, la producción, el comercio y las relaciones sociales
amparado por el aumento de la productividad gracias al redespliegue global de las
finanzas por medio de la segmentación externalización y deslocalización de la
producción y reproducción social (Sanahuja, J.A., 2016: 174, Adaptación Propia). Donde
la clase capitalista transnacional, gracias a dicho “proceso de transnacionalización
productiva rompe con el corporativismo estatocéntrico del periodo fordista para instituir
un modelo de hegemonía subordinado a las exigencias de flexibilidad y competitividad
de las corporaciones globales, reduciendo las capacidades del estado (regulación y
protección sociedad civil) y del factor trabajo (negociación y presión colectiva)
reduciendo el espacio de discusión política en la toma decisional, en favor de la
universalización de lógicas tecnocráticas favorables al mayor poder estructural e
ideologico de los mercados y las empresas transnacionales (ETNs). Se trata de un
modelo de integración global, aunque contradictorio, por la segmentación, desposesión
y exclusión de las dinámicas productivas de grandes fracciones de la población mundial
y la precarización de otras” (Sanahuja, J.A., 2016: 175, Adaptación Propia).
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estatales -como instituciones hegemónicas y actores del sistema internacional
naturalizados como garantes del ejercicio de la coerción y las intervención en la
producción social-, deja claro para autores como Van Appeldorn et al. (2012) que el
modelo de capitalismo global financiarizado no peligra. Estaría tan solo demostrando su
inviabilidad actual bajo estos parámetros sin límites, en pos de una rearticulación de las
fuerzas del capital retornando al “capitalismo de Estado” a escala transnacional. Sería
pues un proceso de “actualización” de las dinámicas (ideas, instituciones, acciones, etc.)
con las que hasta ahora el bloque transatlántico vehiculaba su hegemonía, al cooptar a
las élites y fracciones civiles repolitizadas o contestarias mediante la cesión de cierta de
cuota poder decisorio y presencia institucional sobre las rentas y agendas políticas e
ideológicas tanto globales como nacionales hacia estas.
El fenómeno del transformismo gramsciano, se reportaría a nivel del sistema
internacional, tal y como señala el propio Cox (1983: 173):
“El transformismo también absorbe las ideas contrahegemónicas potenciales y las hace
congruentes con la doctrina hegemónica16. (...) Hay muy pocas probabilidades de que
se produzca una "guerra de movimientos" a nivel internacional mediante la cual los
radicales se hagan con el control de la superestructura de las instituciones
internacionales. (...) Las superestructuras están inadecuadamente conectadas con
cualquier base política popular. Están conectadas con las clases hegemónicas
nacionales de los países centrales y, a través de la intermediación de estas clases,
tienen una base más amplia en estos países. En las periferias sólo se conectan con la
revolución pasiva”.
En última instancia, se trataría de un esfuerzo por canalizar el descontento hacia las
instituciones burocrático-administrativas nacionales e internacionales de nuevo. El
capital transnacional trataría entonces de reconfigurar su hegemonía en términos más
resilientes para sí misma; como ya lo hizo en el período de la Guerra Fría, con una
redistribución del poder y la riqueza hacia sus bases de apoyo en las masas de la
sociedad civil para legitimarse y convencer de la “universalidad” de su propuesta social.
A nivel global, supondría la inclusión de las fracciones sociedad civil con “sentido común”
de los actuales países emergentes que pasarían a formar parte de las dinámicas
hegemónicas junto a sus homólogos occidentales; en un nuevo bloque histórico
transnacional industrializado frente a una amalgama de países o comunidades políticas
de excluidos y desposeídos por el capital transnacional. A nivel nacional, en particular
en Occidente, podría suponer cierta transigencia con las tesis políticas
renacionalizadoras de elementos de la clase media radicalizados hacia ambos polos del
espectro político tradicional. Tan sólo son hipótesis y suposiciones que aún son difíciles
de vislumbrar, pero que no andan lejos de su posible desenlace.
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La noción de autosuficiencia, por ejemplo, comenzó como un desafío a la economía mundial
al abogar por un desarrollo autónomo endógeno. El término se ha transformado para significar
el apoyo de las agencias de la economía mundial a los programas de bienestar "hazlo tú mismo"
(do it yourself) en los países periféricos. (...) Se convierte en complemento y apoyo de los
objetivos hegemónicos de la economía mundial (Cox, R., 1983:173).
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5. Bibliografía y Fuentes Documentales
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