Está en la página 1de 13

Departamento de Derecho Internacional Público,

Relaciones Internacionales e Historia del Derecho

EL CONCEPTO DE HEGEMONÍA NEOGRAMSCIANO

AUTOR: XABIER BILBAO FILIBI

Enero, 2022

CURSO: 2021/2022

PROFESORA: LEIRE MOURE PEÑIN

MASTER EN ESTUDIOS INTERNACIONALES


Índice

1. Introducción ----------------------------------------------------------------------------------------------------- 2
1.1. Contextualización Teórica dentro de la disciplina de las Relaciones
Internacionales ------------------------------------------------------------------------------------------ 2
1.2. El Concepto de Hegemonía Gramsciano: ------------------------------------------------------- 3

2. Conceptualización de la Hegemonía Neogramsciana --------------------------------------------- 5


2.1. ¿Qué es o qué entendemos por el concepto de hegemonía, en términos
neogramscianos? --------------------------------------------------------------------------------------- 5
2.2. ¿Para qué se ejerce la hegemonía? --------------------------------------------------------------- 5

3. Agentes de la Hegemonía Neogramsciana ------------------------------------------------------------ 7


3.1. ¿Quién ejerce o puede ejercer la hegemonía? ------------------------------------------------ 7

4. Estructura de la Hegemonía Neogramsciana: Instituciones y Procesos ------------------- 8


4.1. ¿Cómo se estructura y se ejerce la hegemonía? --------------------------------------------- 8
4.2. ¿Cuándo y dónde surge la hegemonía? --------------------------------------------------------- 9
4.3. ¿Es posible la transformación sistémica de la hegemonía internacional o el
cambio social del orden mundial? --------------------------------------------------------------- 10

5. Bibliografía y Fuentes Documentales ----------------------------------------------------------------- 12


5.1. Fuentes Secundarias: -------------------------------------------------------------------------------- 12

1
1. Introducción

1.1. Contextualización Teórica dentro de la disciplina de las Relaciones


Internacionales
La escuela o corriente neogramsciana de las Relaciones Internacionales en la que se
inscribe este concepto, se trata de la aplicación de la sociología histórica orientada al
estudio del cambio en el sistema internacional, como epistemología 1, como ontología2 y
como método basado en una dialéctica de la historia (Sanahuja, J.A., 2015: 166). Uno
de sus máximos exponentes, Robert Cox -el cual rechaza que le categoricen como
“neogramsciano” (Sanahuja, J.A., 2016: 166)- señala al respecto que la teoría siempre
está ligada a la historia y a la “problemática” de su tiempo, optando en su caso por la
teoría critica (critical theory) frente a la teoría de resolución de problemas (problem-
solving theory) preguntándose sobre el origen y el proceso de cambio del sistema
internacional (Sanahuja, J.A., 2016: 163). Su visión puede ser resumida en dos frases
de su célebre artículo de 1981, Social Forces, States and World Orders: Beyond
International Relations; “la teoría es siempre para alguien y para algún propósito” y “La
teoría crítica es consciente de su propia relatividad, pero a través de esta consciencia
puede lograr una perspectiva más amplia y volverse menos relativa que la teoría de
solución de problemas” (Cox, R., 1981: 128 y 135).
Es decir, como buena Teoría Crítica de las Relaciones Internacionales3, tiene como
objeto revelar los condicionamientos y analizar sus efectos que ejerce un contexto
determinado de relaciones sociales sobre la realidad social, además que esta teoría
cumple una serie de funciones (Sanahuja, J.A, 2015: 161, Adaptación Propia)
encaminadas a “la construcción de formas más inclusivas y abiertas de comunidad
política y un universalismo post-hegemónico o post-Occidental cargado de posibilidades
de emancipación, mediante la producción de conocimiento significativo y el respaldo a
la acción colectiva” (Sanahuja, J.A., 2016: 188, Adaptación Propia). En otras palabras,
significa que las teorías sobre la realidad social pueden conformar esa misma realidad

1
En el ámbito epistemológico, realiza una revisión crítica, de índole reflectivista, de la relación
entre el conocimiento y la vida social y económica; (…) desvelar de manera crítica la forma en la
que los intereses, las prácticas y la naturaleza misma de los actores sociales y económicos
responderían a los condicionantes del orden social, siendo funcionales a su sostenimiento o, por
el contrario, respondiendo a un proyecto emancipador y transformador del mismo. (Sanahuja,
J.A., 2016: 160, Adaptación Propia)
2
En el ámbito ontológico., asume el origen y las transformaciones históricas de ese orden
internacional en términos de dominación y subordinación, y de inclusión y exclusión,
reconociendo sus posibilidades inmanentes de cambio y transformación. Propone nuevas
ontologías del poder que trascienden las aproximaciones materiales centradas en su dimensión
relacional y en las capacidades materiales. (Sanahuja, J.A., 2016: 160, Adaptación Propia)
3
“En el ámbito especifico de la teoría de las relaciones internacionales, la Teoría Crítica inicia su
andadura aún más tarde, en los años ochenta, con un conjunto de autores que, desde una
epistemología postpositivista y reflectivista se han enfrentado a las corrientes dominantes del
neorrealismo y el Neoinstitucionalismo, adoptando una posición crítica hacia el sistema de
Estados y la globalización neoliberal. (…) Cabe distinguir dos grandes tendencias, una
fuertemente influida por Jürgen Habermas y su teoría de la acción comunicativa (Linklater,
Hutchings, Ashley, etc.) y la otra de carácter neogramsciano, en el ámbito de la economía política
global (Cox, Gill, Robinson, Morton, etc.). (…) Supone un triple desafío: epistemológico,
ontológico y normativo. (…) Enfrentado al racionalismo positivista de las teorías dominantes, pero
también ha tratado de definir su propio espacio frente a otros enfoques postpositivistas y
reflectivistas (…), que no comparten ni la agenda de investigación ni el proyecto de
transformación social de la Teoría Crítica (…), manteniendo cierta continuidad con los enfoques
marxistas del período anterior”. (Sanahuja, J.A., 2016: 158-159, Adaptación Propia)

2
si las prácticas de los actores sociales han sido moldeadas por esas teorías (Sanahuja,
J.A., 2016: 162, y, en el ámbito normativo, supone un desafío al vincular esa
epistemología y ontología críticas con un proyecto de emancipación y cambio social a
través de una teorización cómo rasgo diferenciador. (Sanahuja, J.A., 2016: 160,
Adaptación Propia)4.

1.2. El Concepto de Hegemonía Gramsciano:


El concepto de Hegemonía de Antonio Gramsci parte de su teoría del poder y del
Estado, en el que entiende que este último no se reduce a ser un mero instrumento de
la clase dominante de carácter coercitivo, también esta usa al aparato burocrático y
coercitivo estatal en conjunción con ciertos elementos de la sociedad civil de manera
instrumental para legitimar su dominación. La clase dominante se vale del estado y la
institucionalización que ejerce sobre la sociedad civil para asegurarse el consentimiento
de los dominados, ejercer el liderazgo intelectual y moral, y, tratar de convencer a las
clases oprimidas de la existencia que los intereses particulares de la clase dominante
son intereses transversales y universales de toda la humanidad o la nación (Sanahuja,
J.A., 2015: 167, Adaptación Propia).
Tal y como señala Sanahuja al respecto, en el apartado sobre la teoría crítica
neogramsciana en el capítulo quinto de Teoría de las Relaciones Internacionales
dedicado, a la exposición sobre la Teoría Crítica de las Relaciones Internacionales:
“(…) Puede hablarse de “hegemonía”. Este concepto de Estado va más allá de su
carácter coercitivo y administrativo se refiere a la relación de esté con la esfera privada
de la sociedad civil y las instancias -educación, religión, organizaciones sociales, medios
de comunicación y cultura popular …- que producen y extienden en su seno los
consensos, el “sentido común”, y la visión del mundo, y los valores e intereses
dominantes, “naturalizando” un determinado orden social” (Sanahuja, J.A., 2015: 167).
El agente que para Gramsci es capaz articular y reproducir la hegemonía en período
histórico determinado es el “bloque histórico”, esto es, una constelación de fuerzas -
sociales- capaces de hacerse con el sentido común de una época para dominar a la
sociedad civil en defensa de unos intereses particulares -de clase- (Sanahuja, J.A.,
2015: 167 Adaptación Propia). Estas fuerzas sociales surgirían de las consecuencias
sociales de la infraestructura económica, pero en una compleja interacción con las ideas
e instituciones del contexto histórico en particular que las determinan, mientras, ellas a
su vez se vuelven sus determinantes.
En otras palabras, las relaciones materiales de producción y reproducción social
(propiedad de los medios de producción, recursos naturales, tecnología -civil o militar-,
medioambiente, ubicación geoespacial, división del trabajo, etc.) de carácter desigual
son el germen del conflicto social al crear fuerzas sociales asimétricas y confrontadas,
las clases. Sin embargo, para el marxista italiano esas determinaciones económicas
tienen un origen y prevalencia históricos amparados en la hegemonía vehiculada por las
fuerzas sociales dominantes en base a una superestructura5 de ideas e instituciones

4
Parten del fracaso del pensamiento progresista de los siglos XIX y XX -liberalismo, marxismo,
socialdemocracia (…) de emancipación (…) pretendiendo reconstruir ese proyecto y sus
fundamentos racionales prometidos por la Ilustración (Sanahuja, J.A., 2016: 160, Adaptación
Propia).
5
No obstante, esa misma superestructura surge de las relaciones materiales de producción y
reproducción social, pero cuando se constituye de forma autónoma, con la interacción social
humana que “acepta” tal visión parcial como explicación de la “totalidad” de la realidad social se
convierte en parte influyente de esta realidad social y la cuál transforma o trata de determinar de
acuerdo a sus preceptos.

3
culturales para un espacio-tiempo o contexto histórico determinado (propiedad, estado,
familia, división generizada del trabajo, etc.); superestructura ideacional e institucional
que reconoce como autónoma y constitutiva del orden social histórico rompiendo con el
determinismo económico y filosófico de la ortodoxia marxista.
De aquí, se desprende como se encamina la lucha política contrahegemónica por parte
de una fuerza social contestaria emergente. Gramsci, no sólo lo extrapola a apropiarse
del estado y de los medios de producción por medio de la “guerra de movimientos” que
supone un proceso revolucionario, sino que se encamina a señalar la vital relevancia -
incluso la prevalencia- de llevar a cabo una “guerra de posiciones o de desgaste” por
una lucha por “el sentido”. Esto es, por trasladar el conflicto social al ámbito de las ideas
para poder cimentar una nueva y duradera hegemonía6, más allá de la toma del poder
productivo, burocrático y coercitivo.

6
Evidentemente en la visión del mundo del teórico político italiano esta debe ser una hegemonía
socialista encaminada al comunismo, que legitime (convenza, consensue y lidere)
conscientemente a las “masas de la sociedad civil” del proyecto emancipador y de justicia social
enunciado por el marxismo.

4
2. Conceptualización de la Hegemonía Neogramsciana

2.1. ¿Qué es o qué entendemos por el concepto de hegemonía, en términos


neogramscianos?
El concepto de “hegemonía”, en términos neogramscianos hace referencia al conjunto
de valores y entendimientos sobre la naturaleza del orden que permea al conjunto de
una sociedad, en este caso la sociedad mundial compuesta por Estados y entidades
corporativas no estatales (Cox, R., 1983: 170). En un sistema hegemónico esos valores
y entendimientos, basados en una estructura histórica subyacente, son relativamente
estables y no se cuestionan, y se presentan para la mayor parte de las cosas como el
“orden natural de las cosas” (Cox, R., 1992: 170). La hegemonía es una forma de
“dominación por consentimiento” basada más en el consenso que en la coerción
(Sanahuja, J.A., 2015: 172).

2.2. ¿Para qué se ejerce la hegemonía?


“En el plano internacional la hegemonía no es meramente un orden entre estados. Es
un orden dentro de una economía mundial con un modo de producción dominante que
penetra en todos los países y se vincula con otros modos de producción subordinados.
Es también un complejo de relaciones sociales internacionales que conectan a las
clases de los diferentes países (…)” (Cox, R. 1983,172). El concepto hegemónico
aplicado al sistema internacional en forma de un determinado orden mundial, se funda
no sólo en la regulación del conflicto interestatal, sino también en la de la social civil
concebida a nivel global, que conecta a las clases sociales que abarca dicho orden (Cox,
R., 1983: 171, Adaptación Propia). Regulación que tiene como objetivo expandir,
reproducir, legitimar y cooptar una serie de relaciones de poder asimétricas en favor del
bloque histórico dominante. Cuando el desarrollo socioeconómico nacional (de un
bloque histórico nacional) llega a un punto que desborda sus estrechos límites (spill
over) en torno al estado-nación, se proyecta al exterior de manera expansiva articulando
nuevas relaciones transnacionales de carácter interesado o favorables, gracias a su
capacidad de condicionamiento sobre las estructuras, instituciones e ideas vigentes en
el sistema internacional, mediante diversas formas (desde la coerción hasta generar
cierto consenso o garantía mínima de universalidad).
Para Cox (1983), ese condicionamiento por parte de un bloque histórico nacional al
proyectarse hacia el exterior supone la influencia -cuando no la injerencia- ya sea directa
o indirecta sobre aquellas fuerzas sociales de menor rango -por su menor autonomía
para defender sus intereses nacionales en el sistema internacional-, dando lugar a
relaciones de dependencia favorables hacia el centro del que emana la hegemonía.
Habitualmente, como en el plano nacional, dicha fuerza social hegemónica -ya de
carácter transnacional- utiliza de manera instrumental a su complejo Estado7-Sociedad
Civil particular para cimentar su posición jerárquica clasista y dotarse una base social lo
más amplia posible para hacer frente al conflicto social, ya desbordado en forma de
conflicto internacional. Hay que matizar, que estas relaciones de dependencia no se
instituyen fácilmente, sino están condicionadas al mismo tiempo, por distintos patrones
de relaciones sociales inherentes a regiones cuyas estructuras sociales son muy
diversas y complejas ya de por sí.
Sin duda, lo que pone el autor británico en relevancia, es la matriz estatocéntrica del
conflicto social, por tanto, supone afirmar que el Estado es la entidad básica las
relaciones internacionales y de sus transformaciones en el período histórico del modo

7
Entendido como aparato administrativo o gestor político-coercitivo (burocrático-militar) e ideologico-
normativo (cultural y moral).

5
producción capitalista. La actuación estatal, en su conceptualización alargada
neogramsciana, en el plano internacional se ejercería de manera hegemónica para
reproducir y expandir el poder de un bloque histórico de clase concreto, es decir, para
sostener y ampliar unas relaciones sociales de desposesión y subordinación en un
periodo histórico y un contexto geográfico concreto de la realidad-sociedad humana.

6
3. Agentes de la Hegemonía Neogramsciana

3.1. ¿Quién ejerce o puede ejercer la hegemonía?


Las fuerzas sociales son los agentes que ejercen o pueden ejercer -tienen la
potencialidad de ejercer- la hegemonía en términos neogramscianos. Las fuerzas
sociales, “surgen de los cambios en los modos de producción (…) que se convierten en
el fundamento del poder dentro y a través de los Estados, estableciendo, en su caso un
orden mundial hegemónico” (Sanahuja, J.A., 2015: 170). Además, Robert Cox, aunque
prioriza el origen económico, y, por ende, clasista, de las fuerzas sociales, en su análisis
sobre estas, añade que estas “son conformadas también por las ideas y las instituciones
en cada estructura histórica, ya que existe también producción de conocimiento y de
relaciones sociales (Cox, R., 1992: 136). Esto es las fuerzas sociales son la conjunción
de las relaciones de producción, las instituciones y las ideas de una determinada
estructura histórica8. La relación entre las tres no es unilineal y se asume que las ideas
y significados intersubjetivos pueden conformar la realidad social, y que las estructuras
están socialmente construidas” (Cox, R., 1992: 136)9.
Situar el concepto de hegemonía en la perspectiva neogramsciana supone transcender
la definición estatocéntricas e interestatal de las teorías dominantes, definiendo este
concepto en términos de fuerzas sociales transnacionales vinculadas al proceso de
globalización y a un bloque histórico global emergente dirigido por una clase capitalista
transnacional, y no tanto por un Estado, o un bloque o un grupo regional, que de esta
forma deber ser visto más como vehículo o instrumento que como sujeto (Sanahuja,
J.A., 2015: 172). Aunque el propio Cox, entiende la relevancia del Estado como agente
y a la vez objeto de ese proceso de globalización, como instrumento para reestructurar
y adaptar las sociedades, las instituciones y las economías nacionales a las exigencias
de la economía capitalista global, transformando los conceptos westfalianos de
soberanía, comunidad política o Estado, en su forma neoliberal (Cox, R., 1981: 144-
146).

8
Estructura Histórica: Una particular combinación de fuerzas, que se expresan como pautas de
pensamiento (ideas: significados intersubjetivos/imágenes colectivas del orden social),
condiciones materiales (capacidades materiales: productivas o destructivas/dinámicas o
riquezas acumulativas), y, por último, instituciones (Conjunción de ideas y capacidades
materiales que estructuran, legitiman y universalizan unas determinadas relaciones de poder).
(Cox, R., 1981: 136, Adaptación Propia)
9
Cox en su análisis aplica el método de las estructuras históricas a los siguientes ámbitos de la
realidad dentro de un determinado contexto histórico, sin que prime una jerarquía entre ellas:
Modos de producción + Complejos Estado-Sociedad Civil + Reinterpretaciones históricas de la
“razón de Estado” + Orden mundial histórico estable/conflictivo/revolucionario. (Cox, R., 1981:
136 Adaptación Propia)

7
4. Estructura de la Hegemonía Neogramsciana: Instituciones y Procesos

4.1. ¿Cómo se estructura y se ejerce la hegemonía?


La hegemonía mundial puede ser descrita como una estructura social, una estructura
económica y una estructura política; y no puede ser simplemente una de estas tres
cosas, sino que ha de ser las tres a la vez (Cox, R., 1983: 172). Por lo tanto, está basada
en una conjunción coherente del poder material, las imágenes colectivas prevalecientes
del orden mundial (incluyendo ciertas normas) y un conjunto de instituciones que
administran ese orden con una cierta apariencia de universalidad (Cox, R., 1981: 139).
Las instituciones internacionales juegan un papel clave a la hora de asentar un orden
hegemónico pues encarnan las reglas que facilitan su expansión, son producto de ese
orden vigente, legitiman ideológicamente las normas de este, cooptan 10 a las élites de
los países11 periféricos y absorben ideas contrahegemónicas11 (Cox, R., 1983: 174).
Para Stephan Gill (1989), la hegemonía de una fuerza social ,se ve transformada por la
globalización, porque supone el surgimiento de un “bloque histórico” transnacional en
cuya dominación adquiere especial importancia la dimensión ideológica, cultural y los
procesos de formación de consensos; en su caso, dicho bloque histórico sería la “clase
capitalista transnacional” que se articula y se expande ideológicamente hacia los
organismos burocráticos a cualquier escala y hacia las masas de la sociedad civil.
Previamente para que surjan esas instituciones internacionales se debe dar
transformaciones materiales en las relaciones entre capital, trabajo y Estado fruto de los
cambios tecnológicos, la organización económica, la tendencia acumulativa de la
productividad, la direccionalidad y estructuración de los flujos del capital, y la
reorganización o transformación de las relaciones e instituciones sociales (Sanahuja,
J.A., 2016: 174-175, Adaptación Propia).
La “internacionalización del Estado”, enunciada por Cox, es el marco teórico del que
parten los neogramscianos para explicar el proceso por el cual las instituciones
internacionales -no confundir con Organizaciones Internacional (OI) u otros organismos-
estructuran, en un periodo histórico y contexto geográfico en particular, la hegemonía la
clase capitalista transnacional. En palabras de Gill (1989), el llamado poder estructural
global del capital, constituido por e elementos: el “neoliberalismo disciplinario”12
(disciplinary neo-liberalism), el “nuevo constitucionalismo”13 (new constitutionalism) y la

10
Convencen o se apropian de diversas formas como la corrupción, ayudas al desarrollo, etc.
11
Cox utiliza el concepto gramsciano de “transformismo”, aludiendo a las prácticas de los grupos
dominantes para la asimilación y cooptación de los intelectuales, líderes y organizaciones de los
grupos subalternos, desactivando la aparición de fuerzas contrahegemónicas sin necesidad de
recurrir a la violencia o a la coerción directa (Sanahuja, J, A., 2015: 172).
12
Forma concreta de poder estructural (capacidades materiales, técnicas, y coercitivas) y
conductual a nivel local y transnacional al servicio de los intereses del capital transnacional, que
trata primero, de determinar las expectativas, limitaciones e incentivos de la vida socioeconómica
de la ciudadanía; además de la internalización y la reproducción “autodisciplinaria” de una serie
de normas y valores individualistas o favorables a los mercados, donde la división sociopolítica
y la concentración de capitales beneficia al bloque histórico transnacional de la clase capitalista.
(Sanahuja, J.A., 2016: 176, Adaptación Propia).
13
Proceso de institucionalización del neoliberalismo disciplinario a través de la creación de un
corpus o “armazón” institucional y normativo acorde a los preceptos e intereses ideológicos del
neoliberalismo a escala regional o global, amparado en la soft law (normas transicionales o de
dudosa legalidad) y la condicionalidad de las mismas, fuera del control y la rendición de cuentas
(accountability) democrática por la ciudadanía en el marco de la soberanía nacional, y, que trata
de regular cada vez más esferas de la vida socioeconómica despolitizando la adopción de dichas
normas. (Sanahuja, J.A., 2016: 176, Adaptación Propia). Habitualmente, con lenguaje y métodos

8
“civilización de mercado”14 (market civilization). En definitiva, las instituciones y procesos
enmarcados en la hegemonía, reflejan orientaciones e influencias favorables a las
fuerzas socioeconómicas (clases) dominantes tanto nacionales como transnacionales.

4.2. ¿Cuándo y dónde surge la hegemonía?


La hegemonía, es la expresión de un particular bloque histórico que, enraizado en un
país particular, se proyecta globalmente y se conecta con otras fuerzas sociales y
Estados a través de las fronteras, en el plano global, en la medida que ellos sean
funcionales a determinadas relaciones sociales de producción (Cox, R. 1987: 149). Al
proyectarse un bloque histórico globalmente surge un ciclo hegemónico situado en un
espacio y tiempo determinado, dos elementos que a su vez son determinantes de las
expresiones propias que adquirirán durante ese mismo ciclo las relaciones entre los
diversos actores y las instituciones sociales del sistema internacional. Las hegemonías
surgen con estados poderosos que se han sometido a una revolución socioeconómica
profunda, que modifica sus estructuras económicas y políticas internas, al mismo tiempo
que desencadena fuerzas socioproductivas más allá de las fronteras internas, hacia el
sistema internacional (Cox, R., 1983: 171, Adaptación Propia).
¿Qué supone ese desencadenamiento de fuerzas socioproductivas? En otras palabras,
una “revolución pasiva” en términos gramscianos; tal y como señala Cox, “la expansión
internacional de una hegemonía vehiculada en un Estado concreto hacia la periferia que
articula en torno a su núcleo de base nacional establece por “la fuerza, la razón o el
consenso” patrones de imitación en el extranjero. Esta periferia la conforman Estados-
nación o comunidades políticas de base nacional15, que no han pasado por la revolución
socioeconómica enunciada anteriormente o al mismo nivel de profundización en la
misma, pero que tratan de incorporar elementos del modelo hegemónico sin alterar las
viejas estructuras; dando lugar a diversas formas de regímenes militar-burocráticos que
supervisan la “revolución pasiva” en las periferias de hoy en día. De esta forma, el
modelo hegemónico será más intenso y consistente en el núcleo o centro de la
hegemonía y más tendente a las contradicciones en la periferia” (Cox, R., 1983: 171,
Adaptación Propia).
Si aplicamos el concepto hegemonía al orden mundial, un orden establecido puede
llamarse hegemónico o contrahegemónico dependiendo si existe una concentración o
fragmentación, respectivamente, del poder coercitivo-burocrático, estructural (jerarquía
e influencia en la economía global, la instituciones -políticas, sociales, culturales, etc.-,
las tecnologías, etc.) y de consentimiento (base ideológico-normativa y capacidad de
esta para la legitimación y generar consensos en base al orden mundial establecido).
De esta manera Cox (1983), identifica tres grandes ciclos hegemónicos con base en el
sistema moderno de Estados y los regímenes de acumulación estudiados por la
Economía Política Internacional (EPI): la economía internacional liberal (1789-1873), el
período fordista de hegemonía de Estados Unidos (1945- ‘70s) y el período posfordista
actual ‘(70s-act.). También señala que la era de los imperialismos (1873-1945), es un
ejemplo de orden contrahegemónico, pues otros Estados-nación desafiaron la

tecnocráticos inalcanzables o incomprensibles para el ciudadano de a pie, en un intento por pasar


por “neutro, transversal e incluso universal” la adopción de unas normas, que claramente
muestran grandes condicionantes políticos e ideológicos parciales.
14
Transformaciones de la cultura y del lenguaje, basados en el mito del progreso capitalista,
forma significados intersubjetivos, identidades valores y prácticas cotidianas y conforme a lógicas
individualistas y mercantiles extendidas a áreas cada vez más amplias de la vida social
(Sanahuja, J.A., 2016: 177, Adaptación Propia).
15
Nota del Autor: Concepto añadido en el presente trabajo, para englobar a aquellas naciones
sin Estado que tratan de autodeterminarse de cara un estado y al sistema internacional.

9
supremacía, la concentración económica y el equilibrio de poder orquestado por el
bloque histórico hegemónico del período -Imperio Británico- en favor estrategias de
repliegue (proteccionismo y unilateralismo) en torno a bloques económicos o esferas de
influencia respectivas de cada una de las principales potencias rivales.
El actual modelo posfordista (‘80s-Act.), también amparado en la hegemonía de los
Estados Unidos comporta una vasta reorganización, transformación e integración a
escala global de las finanzas, la producción, el comercio y las relaciones sociales
amparado por el aumento de la productividad gracias al redespliegue global de las
finanzas por medio de la segmentación externalización y deslocalización de la
producción y reproducción social (Sanahuja, J.A., 2016: 174, Adaptación Propia). Donde
la clase capitalista transnacional, gracias a dicho “proceso de transnacionalización
productiva rompe con el corporativismo estatocéntrico del periodo fordista para instituir
un modelo de hegemonía subordinado a las exigencias de flexibilidad y competitividad
de las corporaciones globales, reduciendo las capacidades del estado (regulación y
protección sociedad civil) y del factor trabajo (negociación y presión colectiva)
reduciendo el espacio de discusión política en la toma decisional, en favor de la
universalización de lógicas tecnocráticas favorables al mayor poder estructural e
ideologico de los mercados y las empresas transnacionales (ETNs). Se trata de un
modelo de integración global, aunque contradictorio, por la segmentación, desposesión
y exclusión de las dinámicas productivas de grandes fracciones de la población mundial
y la precarización de otras” (Sanahuja, J.A., 2016: 175, Adaptación Propia).

4.3. ¿Es posible la transformación sistémica de la hegemonía internacional o


el cambio social del orden mundial?
La congruencia de capacidades materiales, instituciones e ideas en una determinada
estructura histórica es el fundamento de un orden hegemónico, y la ruptura de esa
congruencia debido a procesos de cambio en una o varias de esas tres dimensiones
daría paso a un período no-hegemónico de cambio estructural (Sanahuja, J.A., 2015:
171) Para Robert Cox, dicha posibilidad de cambio provendría del desafío al orden
liberal proveniente de coaliciones populistas y neocorporativistas que involucraran a
fracciones de base nacional del capital, a los trabajadores y al Estado, en particular en
el mundo en desarrollo, y que ello pudiera dar lugar a una coalición de Estados del Sur
con capacidad de desarrollarse de manera autónoma (Cox, R., 1981: 151)
Algunos de estos elementos “desclasados” o mejor dicho “excluidos” del proyecto y las
dinámicas del proyecto modernizador de Occidente basado en la “globalización
neoliberal” que podrían germinar en una fuerza social transnacional contrahegemónica
del orden mundial en los próximos años abarcaría, para Sanahuja (2016), el
reaccionarismo de la extrema derecha populista y xenófoba occidental, pasando por los
diversos fundamentalismo religiosos con arraigo en los países en desarrollo, hasta los
nuevos movimientos sociales glocales de corte progresista, solidarista o alter-
globalización-. Junto a estos, añade el mismo autor, se sumaría una serie de Estados y
grupos regionales “autonomistas” o “cuestionadores” de las dinámicas de la
globalización, las instituciones y las reglas del sistema internacional - ¿BRICS? - . Todas
estas colectividades tendrían en común ahondar en la herida de la deslegitimación del
modelo de “modernidad neoliberal” de Occidente de la que surgen, a la par que el bloque
histórico transatlántico sufre una paulatina pérdida de poder y capacidad productiva
autónoma frente a los países emergentes y la extensión de la resistencia social por la
insostenibilidad ecológica del modelo que propone.
Sin embargo, aunque podría haber una reconfiguración de los actores que rigen el orden
mundial, la evidente segmentación y confrontación ideológica de esta “potencial fuerza
social transnacional contrahegemónica”, junto al repliegue proteccionista de las
respectivas élites y sociedades civiles al “bastión seguro” que suponen las fronteras

10
estatales -como instituciones hegemónicas y actores del sistema internacional
naturalizados como garantes del ejercicio de la coerción y las intervención en la
producción social-, deja claro para autores como Van Appeldorn et al. (2012) que el
modelo de capitalismo global financiarizado no peligra. Estaría tan solo demostrando su
inviabilidad actual bajo estos parámetros sin límites, en pos de una rearticulación de las
fuerzas del capital retornando al “capitalismo de Estado” a escala transnacional. Sería
pues un proceso de “actualización” de las dinámicas (ideas, instituciones, acciones, etc.)
con las que hasta ahora el bloque transatlántico vehiculaba su hegemonía, al cooptar a
las élites y fracciones civiles repolitizadas o contestarias mediante la cesión de cierta de
cuota poder decisorio y presencia institucional sobre las rentas y agendas políticas e
ideológicas tanto globales como nacionales hacia estas.
El fenómeno del transformismo gramsciano, se reportaría a nivel del sistema
internacional, tal y como señala el propio Cox (1983: 173):
“El transformismo también absorbe las ideas contrahegemónicas potenciales y las hace
congruentes con la doctrina hegemónica16. (...) Hay muy pocas probabilidades de que
se produzca una "guerra de movimientos" a nivel internacional mediante la cual los
radicales se hagan con el control de la superestructura de las instituciones
internacionales. (...) Las superestructuras están inadecuadamente conectadas con
cualquier base política popular. Están conectadas con las clases hegemónicas
nacionales de los países centrales y, a través de la intermediación de estas clases,
tienen una base más amplia en estos países. En las periferias sólo se conectan con la
revolución pasiva”.
En última instancia, se trataría de un esfuerzo por canalizar el descontento hacia las
instituciones burocrático-administrativas nacionales e internacionales de nuevo. El
capital transnacional trataría entonces de reconfigurar su hegemonía en términos más
resilientes para sí misma; como ya lo hizo en el período de la Guerra Fría, con una
redistribución del poder y la riqueza hacia sus bases de apoyo en las masas de la
sociedad civil para legitimarse y convencer de la “universalidad” de su propuesta social.
A nivel global, supondría la inclusión de las fracciones sociedad civil con “sentido común”
de los actuales países emergentes que pasarían a formar parte de las dinámicas
hegemónicas junto a sus homólogos occidentales; en un nuevo bloque histórico
transnacional industrializado frente a una amalgama de países o comunidades políticas
de excluidos y desposeídos por el capital transnacional. A nivel nacional, en particular
en Occidente, podría suponer cierta transigencia con las tesis políticas
renacionalizadoras de elementos de la clase media radicalizados hacia ambos polos del
espectro político tradicional. Tan sólo son hipótesis y suposiciones que aún son difíciles
de vislumbrar, pero que no andan lejos de su posible desenlace.

16
La noción de autosuficiencia, por ejemplo, comenzó como un desafío a la economía mundial
al abogar por un desarrollo autónomo endógeno. El término se ha transformado para significar
el apoyo de las agencias de la economía mundial a los programas de bienestar "hazlo tú mismo"
(do it yourself) en los países periféricos. (...) Se convierte en complemento y apoyo de los
objetivos hegemónicos de la economía mundial (Cox, R., 1983:173).

11
5. Bibliografía y Fuentes Documentales

5.1. Fuentes Secundarias:


 COX, R. (1981), “Social Forces, States and World Orders: Beyond International
Relations Theory”, Millennium: Journal of International Studies, vol.10, nº 2, pp. 126-
155. https://doi.org/10.1177/03058298810100020501
 COX, R. (1983), “Gramsci, Hegemony and International Relations: An Essay in
Method”. Millennium: Journal of International Studies, vol.12, nº 2, pp. 162–175.
https://doi.org/10.1177/03058298830120020701
 COX, R. (1992), “Multilateralism and World Order”, Review of International Studies,
vol, 18, nº 2, https://doi.org/10.1017/S0260210500118832
 GILL, S. (1989), “Global Hegemony and the Structural Power of Capital” International
Studies Quarterly”, International Studies Quarterly, vol. 33, nº 4, pp. 475-499.
https://doi.org/10.2307/2600523
 SANAHUJA, J.A. (2016), “Capitulo V: Los desafíos de la Teoría Crítica de las
Relaciones Internacionales”, en DEL ARENAL, C. Y SANAHUJA, J.A. (Ed.), Teorías
de las Relaciones Internacionales, Madrid, Tecnos, 2ª ed., pp. 157-188. ISBN: 978-
84-309-6689-9
 VAN APELDOORN, B., DE GRAAFF, N. A., y OVERBEEK, H. W. (2012), “The
reconfiguration of the Global State–Capital Nexus”, Globalizations, vol. 9, nº4, pp.
471-486. https://doi.org/10.1080/14747731.2012.699915

12

También podría gustarte