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Autor: Diana Alejandra Soto Ossa, Trabajadora Social Fundación Universitaria de Popayán, Tesista

Maestría en Ética y Filosofía política Universidad del Cauca


Contacto: dsoto@unicauca.edu.co

APORTES LINEAMIENTOS CURRICULARES DEL TRABAJO SOCIAL EN


COLOMBIA.

Resumén.

El trabajo social exige un amplio análisis del contexto social, político y cultural desde
una propuesta crítica que permita en la construcción de los lineamientos
curriculares, analizar la historia y la filosofía que fundamenta los aportes teóricos y
epistemológicos tomados por el trabajo social para desarrollar sus procesos de
intervención e investigación, apostando al reconocimiento y continuación de la
ontología de la liberación y emancipación latinoamericana.

Summary.

The Social work requires a broad analysis of the social, political and cultural context

from a critical proposal that allows in the construction of curricular guidelines, to

analyze the history and philosophy that underpin the theoretical and epistemological

contributions made by social work to develop its intervention and research

processes, betting on the recognition and continuation of the ontology of Latin

American liberation and emancipation.

Palabras clave: Trabajo Social, Construcción curricular, ética y política,

descolonización, relaciones de poder.


Autor: Diana Alejandra Soto Ossa, Trabajadora Social Fundación Universitaria de Popayán, Tesista
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1.1. La actualidad de las estructuras históricas de opresión

La estructura propuesta en los lineamientos curriculares, empieza con un modelo


de jerarquía atribuyendo al patriarcado una enorme responsabilidad en cuanto a las
desigualdades sociales, de este modo, desvía la atención del problema central
derivado del proceso de colonización de América Latina en el cual no es posible
dejar de lado el análisis de los aportes realizados por autores como (José, Martí,
1891), Manuel Quintin Lame: resistencia y liberación (Vasco Uribe, 2008),(Fals
Borda, 2008); (Dussel, 2015); (De Sousa Santos, 2010); Raul Fornett Betancourt,
(Rivera Cusicanqui, 2010); y demás teóricos que vienen desarrollando el análisis de
la descolonización y la liberación de América Latina; en este corte, la formulación
teórica del trabajo social en Colombia se ve retrasada y obliterada por modelos
asistencialistas, totalizadores de la realidad, dejando de lado el análisis crítico de la
opresión, la diferencia, la cultura y la capacidad de liberación de Latinoamérica.

Observaciones al documento emitido por el CONETS

Ante la afirmación “El referente positivo de la ciencia, de carácter


nomotética, fue preeminente en relación con formas de saber tradicionales,
“no científicas”, como la Teología y Filosofía”. No se soporta con referencias
teóricas, se toma solo a la filosofía positiva que tuvo nacimiento en Comte,
pero que solo hace parte de una corta línea de la disciplina; se debe
reconsiderar tal afirmación, dado que, diversos y muy amplios fundamentos
teóricos y epistemológicos tomados por el trabajo social vienen de la
construcción conceptual tanto de la filosofía como de la teología, desconocer
tales orígenes implica negar el reconocimiento de la injusticia, la
desigualdad, lo social, lo humano, entre otros conceptos, como ejes
principales del nacimiento de la profesión, dentro de ellos el “código de
Hammurabi” (Buchanan, 2016), “El contrato social” (Rousseau, 2017); “la
carta sobre el humanismo”(Heidegger, 2000); “la condición humana” (-
Hannah-Arendt, n.d.) las diferentes teorías de la justicia, el Marxismo y la
lucha de clases, la teoría crítica de la sociedad, la economía política, el
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análisis de lo humano como fenómeno y como noúmeno, la razón humana


como principio de dignidad y el derecho como partes inherentes
apodícticamente al surgimiento de la disciplina del trabajo social y sin las
cuales la profesión perdería su rumbo y sus cimientos, en este sentido, se
recomienda revisar la literatura, y reevaluar el contexto histórico que
trasciende al cristianismo y se remonta a la lucha de clases como el motor
de la historia y por supuesto del nacimiento y desarrollo del trabajo social.

Contexto Latinoamericano del trabajo social.

CAPÍTULO I
TRABAJO SOCIAL: HISTORIA Y CONTEXTO CONTEMPORÁNEO

 El papel del Trabajo Social en la Colombia contemporánea,


caracterizada por: a) Una endémica y polimorfa injusticia social, ligada
a múltiples formas de opresión, enraizadas en las dominantes lógicas
neoliberales, que impactan no sólo a los sujetos sino también a los
colectivos y a la naturaleza misma. b) El conflicto armado y el post-
acuerdo de paz. c) La situación de pandemia ocasionada por el Covid-
19 y los impactos de esta en los ámbitos económicos, sociales y
políticos.

En este caso la no contemplación del narcotráfico y la violencia desde su concepto


y desarrollo dentro de las problemáticas socio-políticas del país, provoca un enorme
vacío de interpretación, nuevamente se relegan responsabilidades y se invisibilizan
problemáticas de fondo indispensables en el análisis de los fenómenos sociales, la
corrupción y pobreza que atraviesa no solo el país sino Latinoamérica en su
totalidad derivan de prácticas del narcotráfico como el gran motor de las economías
nacionales y transnacionales soportando a la vez el gran imperio de la industria
bélica y el complejo industrial-laboral-militar. (Arendt, 2000)
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La no visibilización del análisis a profundidad del triángulo de la violencia en todas


sus representaciones violencia estructural, violencia simbólica, violencia cultural,
violencia directa, solo promueve un ejercicio de intervención social superficial y sin
cimientos epistemológicos que procuren una intervención real sobre las causas de
las problemáticas que conciernen a la profesión.

En consideración de la genealogía de la historia latinoamericana, la vulneración de


cualquier derecho humano como proposición categórica es un símbolo de violencia,
teniendo en cuenta el uso del concepto de violencia, la fuerza y la vulneración se
encuentran en este mismo conjunto.

En Nuestra América, el silogismo de la violencia ha sido representado en una


narrativa lineal de épocas distintas que, aparecen en muchas ocasiones en una
posición disruptiva y con una concatenación de hechos que vistos de manera
aislada aparecen como realidades complejas y abstractas, no obstante, cuando se
iluminan de una forma compacta, y se condensan los focos en un haz de luz,
aparece la simpleza e ilustra una realidad histórica.

En este sentido, y con motivo de la verdadera liberación (Ellacuria, n.d.)propone la


historización y explica, La historización consiste en la verificación práxica de la
verdad-falsedad, justicia-injusticia, ajuste-desajuste del derecho proclamado; en la
constatación de sí el derecho proclamado sirve para la seguridad de unos pocos y
deja de ser efectivo para los más, en el exámen de las condiciones reales, sin las
que no tienen posibilidad de realidad los propositos intencionales; en la
desideologización de los planteamientos idealistas que, en vez de animar a los
cambios sustanciales exigibles para el cumplimiento efectivo del derecho y no solo
para la afirmación de suposibilidad o desiderabilidad, se convierten en obstáculo de
los mismos; en la introducción de la dimensión tiempo para poder cuantificar y
verificar cuando las proclamaciones ideales se pueden convertir en realidades o
alcanzar, al menos, cierto grado aceptable de realización.

De tal modo, y en pro de una investigación y un pensamiento liberadores, al partir


del análisis conceptual, contextual e histórico de la violencia definida en su más
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simple concepto como uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para
dominar a alguien o imponer algo, con el fin de profundizar la razonabilidad de la
violencia la deconstrucción del concepto ya nos abre caminos, En física,
la fuerza se conceptualiza como una magnitud vectorial que mide la razón de
cambio de momento lineal entre dos partículas o sistemas de partículas. Según una
definición clásica, fuerza es todo agente capaz de modificar la cantidad de
movimiento o la forma de los materiales.

En este sentido, y con base en las definiciones anteriores, fuerza y violencia se


encuentran en sincronía, así, dos partículas, sujeto-sujeto; institución-sujeto;
Estado-sujeto; aparecen en una relación lineal, en esta relación, la necesidad de
transformar al otro sin una conciliación previa de las partes, se aplica por la fuerza
(no solo fuerza física, represión sino también fuerza simbólica leyes, decretos,
normas, burocratización, legalización, vulneración…) esta magnitud vectorial como
se indica anteriormente produce un cambio en la linealidad de la relación, así, la
relación entre uno y otro agente se encuentra determinada por el descubrimiento
del otro, el agente de cambio o el agente que descubre recibe la capacidad de
dominio sobre el otro, el modificar al otro establece ya no una relación lineal sino
una de autoridad y dominio sobre el material o movimiento sobre el que se ejerce la
fuerza; por lo tanto, la fuerza no es necesariamente una acción directa, sino toda
acción que produzca una transformación sin tomar en cuenta la posición del otro.
Así, las transformaciones societales ven su reflejo en la vulnerabilidad ya sea
objetiva o subjetiva1 el cambio y el dominio de unos sobre otros se genera en
espacios de violencia pues, al transformarse la linealidad en las relaciones cada
partícula (sujeto, grupo, comunidad) transformada se encuentra en una posición ya
no lineal sino desigual con respecto al agente que produce el cambio.

(Ellacuria, n.d.) propone enfocar el problema particular de los DH, no solo desde la
perspectiva del triunfo de la razón sobre la fuerza sino más en concreto, desde la

1
Veáse: LA CONSTRUCCIÓN IMAGINARIA DEL “OTRO MIGRANTE”; (Bonilla, 2012), vale decir, la
vulnerabilidad subjetiva (dolor y sufrimiento) y la vulnerabilidad objetiva (exclusión de la comunidad
ciudadana de derechos y obligaciones).
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defensa del débil contra el fuerte. Aunque el derecho puede tener en cuenta y debe
tener en cuenta consideraciones universales de un tipo o de otro, que alienten y/o
controlen el discurso lógico, no puede dejar de lado lo que es el hombre en sus
concretas relaciones sociales e históricas. Vistas las cosas así, el hombre no es una
generalidad unívoca y abstracta que se repite multiplicadamente en los hombres
concretos, sino, especialmente en lo que toca a los problemas del derecho, es una
realidad escindida entre el que lo disfruta y el que lo padece, y más pertinente para
nuestro problema, es una realidad dialéctica (Carlos Pedro Lecaros Zavala, 2015)
entre el fuerte y el débil, entre el señor y el esclavo, entre el opresor y el oprimido.

De este modo, un ejemplo claro de fuerza y violencia, de dominación del fuerte


sobre el débil, apareció siglos atrás en el universo simbólico con “el descubrimiento
y conquista de América”, un dolor marcado en la frente de nuestros ancestros y en
nuestra realidad contemporánea como una cruz de hierro incrustada en nuestras
conciencias, con un simbolismo presente en significaciones y representaciones de
dolor y sometimiento en las prácticas sociales pasadas y presentes. Retrotrayendo
“el descubrimiento y conquista de América” explico, Utilizo ambos conceptos
descubrimiento y conquista, con el fin de dar a entender el descubrimiento no como
condición de uno sobre otros, sino como la consciencia de la existencia del otro,
(encontrarlo, conocerlo, entenderlo, representarlo) en un momento lineal entre dos
partes, no obstante en ese descubrimiento del otro, y esa relación lineal que
apareció entre uno y otro, Amerícanos-europeos se dio una transformación a
través de la fuerza, a esa transformación de la relación lineal se le llama “conquista”;
al reconocer al otro, considerarlo menos digno de reinar, menos digno de saber,
menos digno de tener, el lenguaje ad verecundiam2 que apareció cuando el
europeo decidió que América “debía” cambiar, transformo la relación de linealidad
y de igualdad entre unos y otros seres, quien ejerció la fuerza sobre el otro fue

2Ad verecundiam. Un argumento ad verecundiam es el que se funda en la "intimidación" supuestamente ejercida por la autoridad o
autoridades a las cuales se recurre con el fin de convencer al interlocutor o interlocutores; (Ferrater Mora).
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posicionado como dominador, y así entre dominador y dominado apareció una


relación de esclavitud3.

Así, la comprensión de la realidad social actual se estructura en un proceso histórico


marcado por siglos de violencia y despojo, que se ha normalizado y naturalizado en
una relación sincronía-diacronía que permanece al parecer inmutable en el tiempo;
en este sentido establecer la violencia como doctrina parece una construcción
lógica, veamos, una doctrina es un Conjunto de ideas, enseñanzas o principios
básicos defendidos por un movimiento religioso, ideológico, político, en este sentido
como ejemplo tenemos las cruzadas defendidas por la iglesia, la conquista de
América normalizada y celebrada como descubrimiento y la institucionalización de
la violencia silenciosa (violencia estructural y violencia cultural: como ejemplo las
muertes producidas por la no atención, o la atención inadecuada y negligente a un
paciente en un hospital)4.

De este modo, la doctrina5 de la violencia como doctrina errónea, condiciona los


sucesos a ocurrir en el futuro, en este sentido, (Dragonetti & Tola , 2005) p.23,
explican: una de las doctrinas más importantes del budismo: el pratiyasamutpada
o “generación condicionada” que fundamentalmente tiende a explicar el origen y la
cesación del sufrimiento. Posteriormente paso a designar la causalidad que todo lo
gobierna. Implica una visión causalista de la realidad y la concepción de la universal
interdependencia de todos los fenómenos; dado lo anterior, la violencia como

3
En el “descubrimiento” de los demás continentes y de los demás hombres no existe realmente ese sentimiento de extrañeza radical:
los europeos nunca ignoraron por completo la existencia de África, o de la India, o de China: su recuerdo está siempre ya pre sente,
desde los orígenes, cierto es que la luna está más lejos que América, pero sabemos que ese encuentro no es tal, que ese
descubrimiento no implica sorpresas del mismo tipo, para fotografiar a un ser vivo en la Luna, es necesario que un comonauta vaya a
colocarse frente a la cámara y en su casco solo vemos un reflejo, el de otro terrícola. Al comienza del siglo XVI los Indios de América,
por su parte están bien presentes, pero ignoramos todo de ellos, aún si, como es de esperar, proyectamos sobre los seres
recientemente descubiertos imágenes e ideas que se refieren a otras poblaciones lejanas. El encuentro nunca volverá a alcanzar tal
intensidad si ésa es la palabra que se debe emplear: el siglo XVI habrá visto perpetrarse el mayor genocidio de la historia humana. P.p. 6
(Todorov, 1987) La conquista de América, el problema del otro.
4
La violencia puede ser vista como una privación de los derechos humanos fundamentales, en términos más genéricos hacia la vida,
eudaimonia, la búsqueda de la felicidad y prosperidad, pero también lo es una disminución del nivel real de satisfacción de las
necesidades básicas, por debajo de lo que es potencialmente posible. Las amenazas son también violencia. La combinación de la
distinción entre violencia directa y estructural con las diferentes clases de necesidades básicas nos proporciona una tipología reflejada en
el Cuadro 1. Las cuatro clases de necesidades básicas –fruto de exhaustivos diálogos en muchas partes del mundo- son: las necesidades
de supervivencia (negación: la muerte, la mortalidad); necesidades de bienestar (negación: sufrimiento, falta de salud); de
reconocimiento, necesidades identitarias (negación: alienación); y necesidad de libertad (negación: la represión). P.150 (Galtung, 2005)
5
, (Dragonetti & Tola , 2005) traducen del libro Digha Nikaya: las doctrinas erróneas se producen por la inquietud y perturbación que da
origen al deseo, que encadena a los seres a la existencia y los hace incurrir en el error.
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doctrina se convierte en principio causal, en fenómeno universal que determina


futuros iguales.

Bajo esta línea de comprensión, La normalización y naturalización en la vulneración


de los derechos humanos se acrecienta, su abstracción formal visible en la
violencia directa (guerras, conflictos armados, desplazamientos forzados, etc),
intrínsecamente relacionada con su abstracción compleja, direccionada por la
violencia indirecta o invisible (violencia cultural, violencia estructural, violencia de
Estado, violencia económica) legitimada a través del engranaje jurisprudencial tanto
nacional como internacional. En una formación social compuesta por tres factores
(económico, político, ideológico), en los cuales la violencia y la dominación se
encuentran impregnadas y parecen no desprenderse como parásitos y virus que se
repliegan a lo largo del planeta y aparecen inmunes ante las vacunas, la violencia
como acción, como omisión o como argumentación se torna fácil de digerir y difícil
de rechazar.

De este modo, la esclavitud parece anclarnos en un pasado, han cambiado las


formas de esclavitud, han cambiado los castigos, pero la relación oprimida y
opresora permanece inmutable en el tiempo y en el espacio desde hace ya varios
siglos.

Para concluir y en un intento de suscitar el debate sobre como construir espacios


de paz; considero, la reconciliación debe darse en espacios interculturales de
aceptación y no de dominio, de conocimiento y perdón y no de negación y
ocultamiento, de comunicación en lugar de fuerza para transformar realidades,
participación bidireccional de los agentes de cambio, y oportunidad de superación
en lugar de oportunidad de opresión. El hombre liberado deja de pertenecer a otro
y se libera del yugo social, la emancipación está determinada por la capacidad de
liberarse del yugo del opresor(Carmen Dragonetti y Fernando Tola D, 2005) así, el
pensamiento liberador de Nuestra América, partiendo del conocimiento de una
historia de guerra y violencia constantes durante los últimos 500 años,
deconstruyendo los conceptos priorizados desde la conquista, y en su conocimiento
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reflexivo de la historia, puede encaminar su presente en la construcción o


transmigración a una nueva realidad en la que la justicia y la igualdad liberen a
nuestro pueblo de la esclavitud6 a la que hemos sido sometidos.

1.1.La política social frente la permanencia del neoliberalismo

El neoliberalismo caracterizado ampliamente por la mercantilización de los


derechos humanos, de la cultura, de la vida en sí, acompañado de la promoción
folclorista de las razas, aúnado a la acumulación por desposesión reflejada y
justificada objetiva y subjetivamente en la política pública con maniobras de poder
y corrupción que dejan en el olvido a los menos favorecidos, por intereses
netamente imperialistas que obedecen a un modo de producción en el cual las
relaciones de poder se convierten en relaciones de opresión y desigualdad,
legitiman la lucha de clases y vulneran sin ningún tipo de conciencia los derechos
de los ciudadanos; tal concepción nos lleva a preguntarnos, sí, nuestro deber como
seremos humanos es pensar la realidad para transformarla, teniendo en cuenta que
“una función social está siempre en la base de una función política” (Poulantzas,
1969-1970), el trabajo social deberá contemplar en su construcción aportar
elementos que contribuyan a la superación de las problemáticas sociales, partiendo
de una lectura crítica de las realidades evidentes, buscando detrás del telón de
humo, la causa fundamental como principio para transformar la realidad.

En el caso de la función política en el trabajo social, el enfoque crítico-dialéctico


aporta de manera directa en la comprensión de las problemáticas sociales
producida por el actual modelo de Estado Colombiano, comprendiendo este como
una totalidad compleja; abarcando la configuración organizacional en la estructura
de lo general y su influencia institucional en el individuo.

De este modo, el recorrido histórico a través del neoliberalismo y la materialización


ideológica de este a nivel global que inicia con los acuerdos Bretton Woods en la
década de 1940-1950, la creación del BIRF (Banco Internacional de Reparación y

6
Régimen social y económico basado en el uso de esclavos como mano de obra.
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Fomento) luego llamado el Banco Mundial; pasando por la doctrina de los Chicago
Boys en chile, y el Consenso de Washington. (Rangel*, 2012). La ofensiva actual
por la Cobertura Universal en Salud (CUS) – emprendida por la fundación
Rockefeller, Lancet y el Banco Mundial (Alzate Mora, 2014). Los diversos informes
y lineamientos emitidos por el (Banco Mundial, 1993), siguiendo la línea cronológica,
a nivel nacional la implementación de la ley 10 de 1990, la constitución de 1991, la
ley 100 de 1993 y algunos artículos posteriores relevantes en la modificación del
Estado y la privatización de los recursos públicos, permite en el abordaje de la
comprensión de las problemáticas individuales, la amplitud de la visión y la postura
crítica frente a la intervención directa como indirecta con un trasfondo político que
promueva la transformación real de la sociedad o colectivo afectado.

Con una clase política que ya no representa a nadie, un pueblo que ya no se llama
pueblo, una democracia que más se parece al totalitarismo que a la participación,
y, un Estado, que más que eso es un Administrador de corrupción; transfiguraban
un acuerdo espurio de las más altas cúpulas de la sociedad; en él, se le concedió
a la constitución de 1991 la responsabilidad de configurar el Estado Social de
Derecho y las obligaciones que de ello devenían, no obstante, una serie de
incongruentes características de las más elaboradas maniobras de poderes
hegemónicos, reflejaban un panorama ulterior a una consigna vaticinadora de un
espejo devastador. Veáse (Lewkowicz, 2006).

En esta imperceptible mutación de un Estado a otro, la dogmática y el positivismo


constitucionales elaboraban y legitimaban lo que hoy llamamos el pos-
neoliberalismo , una nueva libertad, pero, ¿cual libertad?, resulta seriamente
atractivo analizar de que libertad estamos hablando cuando al derecho
constitucional nos referimos; en este nuevo lenguaje, la “libertad” parece acoplarse
a girar sobre un solo hecho: el libre mercado y lo que a él subyace (Alzate Mora,
2014); el consumismo excesivo, la importación, la exportación y en ese discurso
libertario, lo que mal llamamos a mi modo de ver, la superación de la pobreza y
porque no decirlo, de la Esclavitud; tomando un término de modernos poderes
bajo el conjunto de la “globalización” que enmascara dimensiones ciertamente
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simbólicas de la “libertad” y la esclavitud, una contraposición ampliamente


debatida a través de lascivilizaciones que conforman la historia humana.
En este sentido, dejar de lado un eje vertical tan trascendente como la relación
Globalización y trabajo social, limita el ejercicio de la profesión, a un asistencialismo
y paternalismo excesivo, promoviendo la dependencia y minorización peyorativa de
la sociedad impidiendo la autonomía tanto de individuos como de colectivos sociales
y políticos en ejercicio de sus derechos humanos fundamentales.

En épocas ancestrales la esclavitud fue característica de civilizaciones


predecesoras de nuestra historia actual, Grecía, Roma, Mesopotamía, China, entre
otros, en los siglos IV y V (Historia de Los Derechos Humanos La Esclavitud: Una
Visión de Conjunto, n.d.), lugares donde era aceptada como una posición normal
que no denotaba al parecer ninguna injusticia, sino más bien una condición de una
deuda impagable por el esclavo en lamayor parte de los casos que debería ser
asumida con su cuerpo, su trabajo y sus descendientes, el esclavo ya no era dueño
de sí, tenía un dueño, al que había aceptado sumisamente para poder pagar su
deuda.(Arancibia, 2013).

(Teoria_de_la_justicia, n.d.), aduce, Hay largos períodos en la historia de toda


sociedad durante los cuales determinadas cuestiones básicas conducen a un
profundo y agudo conflicto, y parece difícil, cuando no imposible, encontrar algún
suelo común razonado para el acuerdo político. A modo de ilustración: uno de los
orígenes históricos del liberalismo está en las guerras de religión de los siglos XVI
y xvn que siguieron a la Reforma. (5. John Rawls Ideas Fundamentales La Justicia
Como Equidad Una Reformulación.Pdf, n.d.) explica, estas divisiones dieron lugar
a una prolongada controversia sobre el derecho de resistencia y la libertad de
conciencia, lo que eventualmente desembocó en la formulación y en la aceptación,
a menudo renuente, de alguna versión del principio de tolerancia.(Rawls, 2003)
El pensamiento de José Martí nos abre la mirada a un mundo en el que la
emancipación es un deber social, un mundo en el que la historia que le precede ha
estado manchada con la sangre de todo un pueblo, un pueblo extendido por
riquezas naturales y culturales, en el que el emperador parado en la puerta de los
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pobres los obstruye y les deja sometidos en una clase de despojo no solo de sus
tierras y sus riquezas naturales, sino de su propia humanidad. El humano en tanto
ser humano sin distinción de raza, ideología política o religión, tiene derechos,
derechos con los que nace y crece, derechos irrenunciables otorgados por el hecho
de vivir en esta tierra, en la que el amor hacia otros debe motivar nuestros actos, en
la que el deseo por transformar realidades inoperantes debe primar por encima del
deseo de acumulación; el mecanismo ideológico utilizado desde la conquista de
nuestra América, lleva consigo un menosprecio profundo de la raza, la capacidad
del imperialismo de imponerse como dueño y señor, se fundamenta en la debilidad
mental de un pueblo por revelarse, en una violencia estructural y simbólica como
bien la llama (Galtung, 2003), en la que nuestros americanos parecen hundirse sin
conciencia de que están siendo violentados. La única salida y última opción aparece
en el conocimiento; (Wallerstein, 1979) en este mismo sentido nos invita a utilizar
ese conocimiento, teniendo en cuenta que el conocimiento supone poder, es un
poder que deberá ser utilizado en beneficio de la parte mayor y más oprimida de la
sociedad.

En países subdesarrollados como el nuestro, la produción altamente destacada, la


abundancia de recursos naturales y sociales despierta ampliamente el interés de
países desarrollados(Soto Ossa, 2020). (Sunkel & Paz, 1970) relaciona la situación
así, Para que existan países desarrollados deben existir países subdesarrollados
y de no ser así, ¿Quién podría sostener el Desarrollo? “no alcanza para todos”,
frase ampliamente utilizada por usted quién sea que me lea, por mí y por los que
nos gobiernan a nivel nacional y global, para legitimar una condición de
desigualdad.

El tan anhelado desarrollo que motiva día a día, el trabajo de hombres y mujeres
que no pueden suplir sus necesidades básicas a causa de un salario mínimo que
no alcanza ni para cubrir las necesidades fisiológicas fundamentales (alimentación,
vivienda digna, salud, educación, empleo, vestido, entre otros), situación que salta
a simple vista en un Estado conformado para garantizar el Bienestar de sus
habitantes, se manifiesta súbitamente una amorfa constitución.(Soto Ossa, 2020)
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En esta línea, en la Justicia como equidad, (Rawls, 2003) refiere, El conflicto arraiga
no sólo en las diferencias respecto de intereses sociales y económicos sino también
en las diferencias entre teorías políticas, económicas y sociales generales sobre
cómo funcionan las instituciones, así como en las diferentes visiones sobre las
consecuencias probables de las políticas públicas.
De lo anterior, en contextos actuales como el nuestro en los que la lucha política
se ha convertido en un circo de discursos imperialistas y maniquís jugando por el
poder de dominio, las guerras y sus muertos, el abandono físico social y emocional
sufrido por nuestros combatientes y sus familias, deberá ser el sostén de nuestro
propósito, un propósito que iluminando las oscuridades de nuestra realidad, a su
vez, procure transformarla, devolviendo a nuestro pueblo lo que le pertenece, su
identidad como Nación, su economía como poseedor de recursos, un pueblo en el
que, los más vulnerados sean los favorecidos y los que con sus funestas acciones
los han mantenido allí sean castigados como bien lo exige la ley.

Así, la Ley dispone a nuestro alcance los derechos humanos consagrados para
garantizar que cada ser humano pueda potencializar las capacidades con las que
fue dotado para hacer parte del mundo, en este sentido, la construcción de un tejido
colectivo capaz de abrir nuevos procesos de insurrección, a partir de la toma de una
conciencia comunitaria y colectiva, enarbola nuestra mente en la posibilidad de una
utopía de humanidad, en la que la diferencia nos una y no lo contrario, en la que el
sentido de pertenencia por nuestro territorio acreciente el espíritu de cada uno de
nuestros conciudadanos, y en ese mismo sentido la construcción de una nueva
humanidad se haga posible.

De este modo, la recuperación de la identidad de nuestro pueblo y la recuperación


de nuestros territorios, será la encargada a través de nuestras instituciones y
organizaciones, que, formadas a través del tiempo con el fin de constituir y
estructurar tanto el pensamiento con el que se piensa la sociedad, como la sociedad
para pensar, de construir nuevos imaginarios y nuevas subjetividades, transitando
caminos nuevos, sin dejar atrás los caminos recorridos. Considero así y siguiendo
a Ignacio Lewckowicz, que la responsabilidad de crear una sociedad más justa y
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equitativa debe iniciar con la transformación de nuestras instituciones y


organizaciones, pues, como su nombre lo dice, su función tanto en los tribunales
griegos y las Acrópolis, como en las grandes plazas y palacios romanos, ha sido la
de instituir pensamiento y organizar sociedad y viceversa.

386137630-La-Condicion-Humana-Hannah-Arendt. (n.d.).

5. John Rawls Ideas fundamentales La Justicia como Equidad Una


Reformulación.pdf. (n.d.).

Alzate Mora, D. (2014). Las formas jurídicas (pos) neoliberales desde Colombia: el
sistema de salud en las dinámicas lucro-destructivas del derecho útil al
capital. 1–384.
http://repository.urosario.edu.co/bitstream/handle/10336/10191/80726674-
2015.pdf?sequence=1

Arancibia, r L. F. (2013). Dialnet-El Limite Entre Libertad Y Esclavitud. Revista


Electrónica Historias Del Orbis Terrarum.

Arendt, H. (2000). Sobre la violencia.

Buchanan, M. A. (2016). Anónimo. Spanish Poetry of the Golden Age, 69–69.


https://doi.org/10.3138/9781442632653-032

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