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Los principios universales del Derecho, son el origen o el fundamento de las normas, y
participan de la idea de principalidad, que les otorga primacía frente a las restantes fuentes del
Derecho. Se funda en el respeto de la persona humana o en la naturaleza misma de las cosas y
son los enunciados normativos más universales que a pesar de no haber sido integrados
formalmente en los ordenamientos jurídicos particulares, recogen de manera abstracta el
contenido de un grupo de ellos.
En primer lugar, son “principios”, por cuanto constituyen los soportes primarios
estructurantes del sistema jurídico todo, al que prestan su contenido. El sentido de que a ellas
pueden vincularse, de un modo directo o indirecto, una serie de soluciones expresas del
Derecho positivo a la vez que pueden resolverse, mediante su aplicación, casos no previstos,
que dichas normas regulan implícitamente.
En segundo lugar, “son reglas de carácter general”, porque trascienden un precepto concreto y
no se confunden entonces con apreciaciones singulares o particulares. Dicha cualidad, permite
que tales principios puedan acomodarse mejor a la realidad, que se presenta siempre como
nueva y cambiante.
En tercer lugar, los principios universales “son de Derecho”, ya que se trata de fórmulas
técnicas del mundo jurídico y no de simples criterios morales, buenas intenciones o vagas
directivas
Podemos decir que, los principios universales del Derecho cumplen varias funciones distintas,
pero articuladas entre sí y relativas a su esencia, a su valor preceptivo o a su alcance
cognoscitivo para dilucidar el sentido de una norma o dar la razón de ella y hasta para integrar
nuevas formulaciones jurídicas.
Ciertamente, los principios universales del Derecho se presentan en esencia en tres estadios.
En los dos primeros supuestos se tratará de principios jurídicos; en el tercero serán generales.
En el primero ofreciendo solidez y confirmación a la solución que en la ley o la costumbre se
encuentra. En el segundo, fecundando las reglas aisladas que en la ley se encuentran y
ampliando el círculo de su eficiencia y aplicación, deduciendo de la masa de disposiciones
concretas del Derecho positivo los más generales y elementales principios.
En resumen, los principios generales del Derecho constituyen el basamento en que se asienta
y fundamenta el ordenamiento positivo en general, la fuente perenne de renovación y
reinvento para todo ese ordenamiento, siendo sus funciones esenciales como se dijo, las
siguientes: 1) Constituyen el fundamento del ordenamiento positivo, ellos no son la
consecuencia del ordenamiento positivo, sino que, por el contrario, constituyen su
fundamento; 2) Orientan la labor interpretativa de las normas del Derecho positivo; y 3) Son
fuente en caso de insuficiencia de ley y de costumbre. Son de esta manera la fuente inagotable
del Derecho y el expediente arbitrado para resolver el problema de las lagunas de la ley.
CARACTERÍSTICAS DE LOS PRINCIPIOS UNIVERSALES DEL DERECHO
Los principios universales del derecho son enunciados normativos que expresan
un juicio deontológico acerca de la conducta a seguir en cierta situación o sobre otras normas
del ordenamiento jurídico. Cada uno de estos principios es un criterio que expresa un deber de
conducta para los individuos, el principio o un estándar para el resto de las normas. El hacer
cumplir los deberes del individuo es su prioridad.
Además, se aplica en defecto de la ley o de la costumbre.
Funciones de los principios
Cada principio tiene su propio ámbito de acción y su propia efectividad, lo cual no afecta la
contribución de todos al fin común de un orden interamericano justo, democrático y estable
Y son tres estas son: la función creativa, la función interpretativa, y la función integradora.
Los principios universales del derecho internacional público sirven no solo para guiar el
ordenamiento sino también para situaciones donde no esté regulado, los principios como la
costumbre sirven para guiar a dos países en guerra
El Art 38 del estatuto de la corte internacional de justicia habla sobre cómo aplicar las
convenciones, la costumbre, los principios generales de derecho reconocidos por las naciones
civilizadas y decisiones judiciales para la interpretación de las normas.
Este principio establece que no es posible retractarse de un acto hecho con anterioridad solo
por el beneficio propio. Por ejemplo, una vez que se ha firmado un contrato, no es posible
alegar incumplimiento porque las cláusulas no son favorecedoras. Se da por supuesto que al
firmar el contrato la persona conocía las consecuencias del acuerdo, por lo que ahora no
puede ir en contra de su propio acto.
Por ejemplo, cuando una persona está buscando un departamento en alquiler, ejerce su
autonomía de voluntad cuando decide dónde quiere vivir y está de acuerdo con los términos
del contrato de alquiler (cantidad a pagar, medios de pago, tiempo de arrendamiento,
cláusulas especiales, etc.).
Por ejemplo, una persona compra una silla de madera en una página web, pero lo que recibe
es una silla de plástico pintada de marrón. En este caso, se puede asumir que el comprador
actuó de buena fe porque hizo una transacción pensando que iba a recibir lo esperado.
En cambio, el vendedor actuó de mala fe, porque sabía que eso no era lo que había pedido el
comprador. Este comportamiento puede implicar una sanción en caso de que el comprador
haga una denuncia.
Por ejemplo, una persona no puede convertirse en dueño de una casa si la usurpó, la invadió o
la obtuvo después de haber cometido una estafa a los dueños de la propiedad.
Por ejemplo, en un caso de robo, el acusado será considerado inocente hasta que la fiscalía u
otros órganos sancionatorios logren probar que efectivamente hubo un delito.
Principio de legalidad
(nullum crimen, nulla poena sine praevia lege)
Este principio significa que no se puede sancionar a alguien, a menos que su conducta sea
considerada un delito según las leyes vigentes de ese país.
Por ejemplo, si un vecino genera ruidos molestos los vecinos pueden denunciar, pero si esa
conducta no está catalogada como un delito, las autoridades no podrán hacer nada al respecto.
Principio de tipicidad
Este principio universal del derecho penal significa que para que un acto sea considerado
como un delito, debe reunir los elementos típicos o característicos que hayan sido descritos
previamente en las leyes.
Por ejemplo, si una persona es acusada de robo, los organismos legales deben demostrar que
este hecho cumple con todas las características establecidas en la ley de ese país para que sea
considerado un delito. Si falta alguno de los elementos típicos, no se puede sancionar a la
persona.
Por ejemplo, si hay un problema entre vecinos, se recurrirá primero a un juez de paz u otro
tipo de organismo de naturaleza no penal antes de hacer una denuncia ante las autoridades
competentes.
Principio de acto
Este principio universal significa que solo se puede sancionar a una persona por lo que hace
(sus actos), no por lo que es. Las leyes están hechas para ordenar o sancionar conductas, no la
forma de ser o la personalidad.
Por ejemplo, si una persona agresiva golpea a alguien, será sancionada por el delito que
cometió, no por su forma de ser.
Por ejemplo, la invasión de un terreno pone en peligro un bien jurídico, que es la propiedad
privada de la persona afectada. Si a una mujer embarazada le niegan el acceso a la salud, se
estaría poniendo en peligro su vida y la de su bebé, que están consideradas como bienes
jurídicos.
Principio de moralidad
Este principio general establece que el mundo del derecho debe regirse por un marco moral
que no puede ser evadido. La expresión de este principio requiere el establecimiento de un
conjunto de normas que regulen tanto el funcionamiento del sistema jurídico como el
comportamiento de los funcionarios.
Principios Constitucionales
Los principios constitucionales se refieren a los valores éticos, sociales, legales e ideológicos
consagrados en la constitución de una nación, a partir de los cuales se deriva todo el
ordenamiento jurídico. Pueden ser llamados también como principios fundamentales.
Estos principios funcionan como las directrices esenciales de todo el sistema de orden
sociopolítico de una nación y tienen fuerza vinculante. Por lo tanto, cada una de las leyes,
reglamentos y normas que se redactan en una determinada sociedad, tienen que contener o
respetar estos principios, garantes del pacto social entre los ciudadanos y el Estado.
Entre los más importantes principios constitucionales de un Estado de derecho, se cuentan los
siguientes:
Sujeción a la ley: es el principio que expresa que el orden social está sometido a las
leyes y no a las personas, independientemente de su autoridad, lo cual implica un
principio de igualdad ciudadana.
Limitación del poder: es el principio que pone límites al poder del Estado. El Estado
no puede hacer nada que no esté expresamente indicado en la ley. Solo puede actuar
en aquello en que la ley establece facultades para eso. Así, este principio se
complementa con el anterior.
División de los poderes del Estado: cada constitución, para garantizar el equilibrio y
la justicia social dentro del Estado de derecho, debe definir la separación de los
poderes del Estado. Normalmente, estos se estructura en tres: poder legislativo, judici
ejecutivo.