principalmente en el siglo XIX por parte de inmigrantes
alemanes y austrohúngaros que se establecieron en el país como colonos. GRACIAS A LA LEY DE INMIGRACIÓN SELECTIVA, promulgada en 1845, más de 6.000 familias provenientes de estados pertenecientes a la entonces llamada Confederación Germánica —Alemania empezó a existir como país en 1871 y el Imperio austrohúngaro en 1867— se instalaron en Chile; los provenientes de la Federación Alemana se asentaron en zonas de Valdivia y Osorno, mientras que los austrohúngaros se asentaron en Llanquihue, en el sur del país (totalizando 30.000 colonos entre alemanes y austrohúngaros).
Hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, un grupo
importante de alemanes asentados en la zona de Llanquihue, y sus descendientes, CRUZARON LA CORDILLERA y fundaron lo que hoy es San Carlos de Bariloche, en Argentina, estableciendo una fuerte relación comercial y cultural con Chile. Hacia fines del siglo XIX, el mayor asentamiento se ubicaba en las nacientes del río Limay. EL PRIMER POBLADOR NO ABORIGEN DE LA REGIÓN FUE EL BOHEMIO JOSÉ TAUSCHEK, quien llegó junto a su familia en 1892 proveniente de la zona del Volcán Osorno en Chile, sin embargo, un accidente sobre su balsa mientras navegaba el río le arrebató la vida apenas 8 años después. Posteriormente, se produjo una nueva oleada de inmigrantes alemanes que se estableció a lo largo de todo el país, especialmente en Temuco, Santiago y las principales zonas comerciales, como en el caso de Horst Paulmann, quien, tras fundar un pequeño almacén en la capital de la Región de la Araucanía.
La influencia de la cultura alemana también ha tenido
repercusiones en la cocina chilena. Esta tendencia es especialmente evidente en el campo de los postres y pasteles. El kuchen fue introducido por los colonos a la zona sur y se convirtió en una tradición muy arraigada. En Chile, se llama usualmente «kuchen» al obstkuchen ('kuchen de fruta'), donde destaca el apfelkuchen ('kuchen de manzana'). También los hay de frutillas, murtas y otras frutas. El kuchen es uno de los pasteles favoritos que acompaña «las once», nombre que recibe la merienda chilena, sobre todo en el sur del país. De igual forma, se han incorporado el strudel, el berlín, la torta de Selva Negra (en alemán: Schwarzwälder Kirschtorte) y el pan de Pascua, entre otros. Además de platos como el chucrut, el asado alemán, los crudos y diferentes tipos de embutidos, marcan la influencia alemana en la cocina chilena. Con respecto a las bebidas, la producción de cerveza chilena tiene su origen y fuerte influencia en la cervecería alemana. Francia tuvo un papel importante en el descubrimiento y ocupación del continente americano. Sin embargo, las costas chilenas no fueron un destino frecuente entre los viajeros franceses en la conquista. Según señala Diego de Rosales, el capellán de la expedición de Magallanes (1520) era francés; pero por un intento de rebelión fue abandonado, junto con otros castellanos, cerca del río Santa Cruz.
De manera más secuencial, los franceses llegaron a Chile
comienzos del siglo XVIII, luego que Carlos II, rey de España, designara a Felipe de Anjou como su sucesor. Con el ascenso de los Borbones al trono español, se abrirían los puertos de las Indias a las naves francesas, y ello traería el avecindamiento de franceses en Chile. La mayor parte de los que establecieron familias en Chile provenían del puerto de Saint-Malo en la Bretaña, y entre ellos hay que contar a Francisco Bascur, Diego Biloubrun (Vilugron), Francisco de la Cervelle, Juan Bautista Christy de la Pallière (Cristi), José Droguett, Pedro de la Fermandois, Antonio Gac,. entre otros
La Región de la Araucanía también tiene un número
importante de personas de ascendencia francesa, ya que la zona acogió colonos europeos, quienes llegaron en la segunda mitad del siglo XIX como los agricultores y los comerciantes, aunque éstos algunas veces son confundidos con los colonos suizos llegados masivamente desde la Suiza francesa. De 1840 a 1940, casi 20.000 franceses emigraron a Chile, 80% de ellos procedían de suroeste de Francia, especialmente de los departamentos hoy llamados Pyrénées Atlantiques (Béarn y País Vasco), Gironde, Charente-Maritime y Charente y regiones situadas entre Gers y Dordogne.
LA INMIGRACIÓN SUIZA EN CHILE TUVO lugar a finales del
siglo XIX, entre 1883 y 1900, en particular en el ámbito de la colonización europea de la Araucanía, especialmente en Victoria, Traiguén y Purén. Se estima que más de 8.000 familias recibieron concesiones de tierras. El número de suizos en Chile aparenta ser menor, a pesar de tener un número relativamente grande de miembros. A través. de los informes oficiales del Consulado de Suiza en Valparaíso, destacando las ventajas o desventajas que Chile ofrece a los inmigrantes en Europa. Sólo 28 años después del comienzo de la colonización alemana en el sur de Chile, el Consejo Federal en 1881, autorizó a los organismos especializados para operar en Suiza para reclutar a los emigrantes. El primer grupo estaba compuesto por 1.311 familias que desembarcaron en Valparaíso el 19 de diciembre de 1883. Entre 1883 y 1886 fueron enviados al territorio de la Araucanía 12.602 suizos. ALGUNOS NOMBRES: Enrique Luschinger, los hermanos Devaud, y en particular Sergio Conus, son algunos de los últimos personajes que representan a la emigración histórica. Entre ellos destacó el padre Louis Feuillée matemático y astrónomo, que llegó a Concepción en 1709 y realizó un aporte indiscutido con sus observaciones sobre plantas, animales y objetos de mineralogía. El ingeniero Amadée Francois Frezier, recaló en Concepción en 1712, y luego visitó Valparaíso, Santiago y Coquimbo.