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CURSO
Historia y Tendencia de la Medicina

A CARGO DEL DOCENTE


Dr. Percy Alfonso Delgado Rojas

INTEGRANTES
Ñaña Reyes, Mayumi
Ortega Chavez, Elías Walter
Pantoja Ramos, Diego
Rodriguez Pinao, Melissa Nicol
Tello Colmenares, Jean Pierre
Velez Sanchez, Maria Veronica
Vera Fernandez, Darianna Thais
Villanueva Baca, Edwin Jose
Zegarra Tord, Andres Gustavo

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DEDICATORIA

Dedicamos y agradecemos al Dr. Percy Delgado, Docente de la Universidad Nacional


Federico Villarreal de Facultad de Medicina Humana, por toda la orientación y guía para la
realización de este trabajo, no sin antes expresarle nuestra más sincera admiración hacia su
gran fortaleza para enfrentar los obstáculos en estos momentos difíciles ocasionados por la
pandemia.

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INDICE
I. DESARROLLO............................................................................................................................. 4
CIRUGIA (Villanueva Baca, Edwin Jose) ................................................................................. 4
SABER QUIRURGICO (Pantoja Ramos, Diego) ................................................................ 30
Theodor Billroth ....................................................................................................................... 31
Joseph Lister............................................................................................................................. 35
Jonathan Hutchinson .............................................................................................................. 39
William Steward Halsted ........................................................................................................ 42
CIRUGIA GENERAL (Pantoja Ramos, Diego) ................................................................... 44
MÉTODO ANTISÉPTICO (Rodriguez Pinao, Melissa Nicol) .......................................... 48
TRATAMIENTO DE HERIDAS (Rodriguez Pinao, Melissa Nicol) ................................. 52
HEMOSTASIA QUIRURGICA (Tello Colmenares, Jean Pierre) .................................... 56
TRASFUSIÓN DE SANGRE (Tello Colmenares, Jean Pierre) ....................................... 59
ASEPSIA (Tello Colmenares, Jean Pierre) ........................................................................ 62
ANTISEPSIA (Ñaña Reyes, Mayumi) ................................................................................... 64
ANESTESIA (Ñaña Reyes, Mayumi) .................................................................................... 67
HERIDAS ABIERTAS (Ñaña Reyes, Mayumi).................................................................... 70
CABEZA Y CUELLO (Velez Sanchez, Maria Veronica) ................................................... 71
TÓRAX (Vera Fernandez Darianna Thais) ......................................................................... 85
ABDOMINAL (Zegarra Tord, Andres Gustavo) ............................................................... 105
ORTOPEDÍA (Ortega Chavez, Elías Walter) .................................................................... 111
CIRUGÍA PLÁSTICA (Ortega Chavez, Elías Walter) ...................................................... 113
II. CONCLUSIONES .................................................................................................................... 116
III. BIBLIOGRAFIA ........................................................................................................................ 119

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I. DESARROLLO

CIRUGIA (Villanueva Baca, Edwin Jose)


La cirugía en el siglo XIX

A principios y mediados del siglo XIX, la cirugía era una experiencia espantosa y traumática
que incluso los más valientes evitaban como la peste. Para empezar, no había anestesia -
simplemente no se había inventado todavía-, lo que significaba que los pacientes estaban
totalmente conscientes cuando eran operados. Imagínese que le amputaran una pierna sin
ningún tipo de alivio del dolor. A la gente le aterraba tanto pasar por el quirófano que era
preferible dejar que sus lesiones o enfermedades se agravaran.

Aproximadamente el 25% de los pacientes acababan muriendo por una infección


postquirúrgica (lo que no es de extrañar, ya que los mismos quirófanos y mesas se utilizaban
también para examinar cadáveres).

El auge de la anatomía topográfica, la paulatina invención de operaciones regladas y la


creciente habilidad manual de los cirujanos, en ella tenían su arma principal, impulsaron de
tal modo el desarrollo operatorio de la cirugía en los primeros lustros del siglo 19, que un
técnico tan inteligente como J. N. Marjolin pudo escribir en 1836: «La cirugía ha llegado hasta
el punto de no tener ya nada que adquirir.» La verdad es que, contemplada aquella situación
desde la nuestra, su saber quirúrgico tenía que adquirir casi todo.

Durante el periodo (1830-1840) Periodo en que triunfan Dupuytren en París, Astley Cooper
en Londres, Dieffenbach en Berlín y Syng Physick en Filadelfia— La victoria terapéutica del
cirujano, dependía exclusivamente de su habilidad manual, de su rapidez operatoria y de su
dominio de la anatomía topográfica. Con todo, la mortalidad media en las salas de cirugía de
los hospitales llegaba entonces hasta el 50%. Esto llevaría al desarrollo de nuevas técnicas
para hacer más eficiente una intervención quirúrgica y sobre todo reducir la mortalidad que
venían implicadas al momento del acto quirúrgico, estas serían: anestesia, hemostasia,
transfusión sanguínea, antisepsia, asepsia, perfección reciente del instrumental, las cuales
revolucionar el acto quirúrgico y las perspectivas del mismo. Veamoslas

El descubrimiento del éter como anestésico

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A mediados del siglo XIX, una sustancia química llamada éter se utilizaba como droga
recreativa en Estados Unidos. La aristocracia organizaba regularmente "fiestas con éter", y
fue durante una de ellas, en la ciudad de Jefferson, cuando un médico llamado Crawford Long
descubrió la relación entre la inhalación de éter y la prevención del dolor. Un asistente sufrió
una fuerte caída, pero, debido a la inhalación de éter, no mostró ningún indicio de dolor. Long
nunca publicó sus descubrimientos porque quería asegurarse de que su teoría era correcta.

En 1846, un dentista estadounidense llamado William Morton afirmó ser la primera persona
que utilizó con éxito el éter como anestesia cuando extrajo una muela sin dolor. Sin embargo,
muchos otros también reclamaban el mismo logro, por lo que Morton pasó gran parte de su
vida luchando por este título.

Tras el procedimiento quirúrgico indoloro de Morton, el uso del éter en el quirófano se hizo
enormemente popular. Robert Liston, un famoso cirujano escocés, fue la primera persona en
Gran Bretaña que amputó un miembro con éter.

El éter tenía algunos inconvenientes: provocaba vómitos violentos en los pacientes y también
era explosivo, lo que dificultaba las operaciones cerca de lámparas e incendios.

Anestesia

Alivio del dolor con gas hilarante

El óxido nitroso (o gas de la risa) fue descubierto por sus propiedades anestésicas por un
químico adolescente llamado Humphry Davy. Davy estaba experimentando con nuevos
gases para inhalar y descubrió que el óxido nitroso no sólo provocaba una gran euforia, sino
un importante alivio del dolor. Lamentablemente, los descubrimientos de Davy no se pusieron
en práctica y los guardó en gran medida para sí mismo y sus amigos para su uso recreativo.
No fue hasta treinta años después, más o menos, cuando se introdujo el gas hilarante para
la industria médica.

Cabe destacar aquí a Horace Wells, un dentista estadounidense


que se preocupaba mucho por reducir el dolor de sus pacientes
durante las extracciones dentales. Wells había presenciado
demostraciones de óxido nitroso y quería probar su efecto como
anestésico. Estaba tan entregado a su causa que incluso se
sometió a la extracción de una de sus muelas bajo la influencia del
gas hilarante, sin sentir ninguna molestia. Sin embargo, cuando
expuso sus hallazgos ante una audiencia de estudiantes de

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medicina de Harvard, el estudiante al que estaba realizando la extracción gritó y Wells fue
despedido con gritos de "¡bufón!". Wells cayó en desgracia, pero continuó probando el éter y
el cloroformo lejos de la opinión pública, haciéndose adicto a la inhalación de este último.
Bajo su influencia, Wells arrojó ácido sulfúrico sobre dos personas y fue enviado a prisión.
Una vez sobrio, avergonzado y devastado por sus actos, se suicidó en 1848.

Lamentablemente, sólo doce días antes de su muerte y sin que él lo supiera, Wells fue
honrado por la Sociedad Médica de París como el primero en descubrir y realizar operaciones
sin dolor.

La introducción del cloroformo

La mayoría de la gente conoce el cloroformo como esa droga que se utiliza en muchas
películas para dejar inconsciente a alguien. Sin embargo, el cloroformo no fue reconocido por
esta propiedad hasta que un antiguo colega de Robert Liston, un obstetra escocés llamado
James Simpson, comenzó a experimentar con productos químicos para utilizarlos como un
nuevo anestésico. Simpson era consciente de los inconvenientes del éter y quería introducir
una sustancia con las mismas ventajas anestésicas y menos inconvenientes. Cuando dio con
el cloroformo en 1847, lo inhaló y se quedó inconsciente.

Más tarde, Simpson luego pasó a usar cloroformo en mujeres en trabajo de parto, lo que
causó mucha controversia tanto en el mundo religioso como en el médico. Sin embargo, esta
disputa se cerró cuando la reina Victoria juró por el cloroformo después de que se lo
administraran por el nacimiento del príncipe Leopoldo en 1853 y la princesa Beatriz en 1857.

Sin embargo, el cloroformo tuvo su primera víctima mortal cuando se utilizó en Hannah
Greener, de quince años, que sólo necesitó una intervención quirúrgica para la eliminación
de una uña del pie encarnada en enero de 1848. La muerte de Greener sigue siendo objeto
de debate, pero muchos creen ahora que el cloroformo provoca disritmia cardíaca, lo que
puede haber provocado su muerte.

La búsqueda de un anestésico local

La muerte de Hannah Greener puso de manifiesto un problema con la anestesia: algunos


procedimientos sólo requerían el adormecimiento de una determinada parte del cuerpo, y no
que el paciente estuviera completamente inconsciente. La búsqueda de un anestésico local
se puso en marcha y estos fueron los resultados:

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1860: Albert Niemann, un químico alemán, creó una sustancia que llamó "cocaína" destilando
las hojas de la planta de coca. Algunos médicos lo probaron realizando sus propias
operaciones bajo la influencia de la cocaína. La cocaína demostró tener propiedades
analgésicas, pero era extremadamente adictiva y provocaba un mal funcionamiento del
cerebro. Esto dificultó la publicación de los resultados de la droga (porque rara vez tenían
sentido).

1905: La novocaína (procaína) fue producida 45 años después de la cocaína por Alfred
Einhorn. Inicialmente la desarrolló como anestésico para amputaciones, pero fue adoptada
para aliviar el dolor en odontología.

1938: El explorador Richard Gill viajó para recuperar una droga utilizada por los indios del
Amazonas llamada Curare (pronunciada kyoo-rahr-ee). Gill trajo el fármaco a Estados
Unidos, pero fue ignorado por la profesión médica hasta poco antes de su muerte en 1958.

El curare, un líquido, se alejaba de la práctica tradicional de la inhalación de gases o productos


químicos. Se administraba directamente en el cuerpo y funcionaba bloqueando la transmisión
entre los nervios y los músculos, lo que hacía que éstos se relajaran por completo. Esto era
muy beneficioso para los cirujanos, ya que les permitía realizar cirugías abdominales o la
intubación traqueal.

1964: Se introdujo la ketamina, un derivado de la PCP. Se sabía que causaba espasmos,


arcadas, vómitos, espasmos de garganta y temblores. También provocaba comportamientos
delirantes, violentos y autodestructivos. Las empresas farmacéuticas consideraron que la
ketamina era segura para su uso analgésico en humanos tras los ensayos realizados con
reclusos. El Ketalar (nombre comercial de la ketamina) se vendió con receta en 1966 y se
utilizó ampliamente en niños y soldados durante la guerra de Vietnam. La ketamina se sigue
utilizando en casos de emergencia, pero con sedantes para evitar los efectos secundarios.

Hemostasia

A comienzos del siglo xix, el torniquete y la ligadura eran los dos máximos recursos de la
hemostasia. En la segunda mitad del siglo, la invención de las pinzas compresoras (Pean,
Doyen), el vendaje elástico de Esmarch, el empleo del catgut (Lister) y la transfixión de los
tejidos sangrantes (Halsted) cambiaron radicalmente el modo de cumplir este fundamental
requisito del acto operatorio. Las pinzas y las pinzas hemostáticas fueron uno de los últimos
instrumentos quirúrgicos en evolucionar debido a la complejidad de construir un pivote con
bisagras que articulase, estabilizase y conectase dos extremidades. Con sólo el pulgar y el

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índice opuestos como modelo, la evolución de las pinzas metálicas y las pinzas hemostáticas
tuvo que esperar a los avances en la fundición y la falsificación de metales. A lo largo de los
años se ha desarrollado una variedad de pinzas y hemostatos que proporcionan una
extensión de las manos del cirujano, permitiendo la trituración y la hemostasia, la compresión
y la sujeción, la retención y la extracción.

El predecesor del hemostato moderno, llamado bec de corbin (por su


forma de pico de cuervo), fue desarrollado por Ambroise Pare', famoso
cirujano francés. Los hemostáticos, también conocidos como pinzas
hemostáticas, fórceps arteriales o ''peang'', se utilizaban inicialmente
para controlar las hemorragias sujetando un vaso antes de asegurarlo
con una ligadura. El nombre ''peang'' procede del cirujano francés
Jules-E'mile Pe'an, a quien se atribuye la creación del primero de
los hemostáticos modernos.

Halsted

William Stewart Halsted (1852 a 1922) nació en la ciudad


de Nueva York. Su padre, William Mills Halstead, Jr., era
un exitoso hombre de negocios y socio principal de unos
grandes almacenes, Halsted, Haines & Co., que participaba
en numerosos proyectos filantrópicos, entre ellos la
colaboración con el Colegio de Médicos y Cirujanos de la
Universidad de Columbia. Durante sus primeros años,
Halsted se educó con clases particulares y fue enviado a
un internado a la edad de 10 años. Después de graduarse
en la escuela secundaria (1869), el padre de Halsted
consideró que no estaba preparado para la universidad y dispuso que estudiara durante un
año para prepararse para matricularse en la Universidad de Yale en 1870. Durante su último
año en Yale, se interesó por la anatomía y la disección e, influenciado por su padre, se
matriculó en el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia (1874), donde
destacó y se transformó en un estudiante aplicado con un gran potencial sin explotar. Halsted
tuvo la suerte de estar rodeado de grandes profesores como Henry B. Sands y el gran
fisiólogo John C. Dalton, que aprovecharon su potencial y le motivaron a pasar innumerables
horas en el laboratorio de disección perfeccionando sus habilidades y dominando la
farmacología. Después de dos años en la escuela de medicina y sin un título de médico, un
descarado y seguro de sí mismo Halsted solicitó un puesto de interno como cirujano de la

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casa en el Hospital Bellevue de Nueva York. Para lograr este nombramiento, Halsted
completó un examen altamente competitivo que tradicionalmente no estaba abierto a los que
no tenían títulos de médico. Para facilitar sus estudios, se trasladó a Block Island, Rhode
Island, para evitar el calor de Nueva York, y se aplicó durante las mañanas mientras pasaba
las tardes navegando y pescando. Regresó a Nueva York, obtuvo un resultado superior en el
examen y fue nombrado en el Hospital Bellevue. Finalmente obtuvo su título de médico en
Columbia en 1877 y se situó entre los 10 mejores estudiantes de honor, ganando una beca
de 100 dólares mediante un examen escrito. Aunque ya había realizado un internado en el
Hospital de Nueva York, Halsted no estaba satisfecho con la ausencia de formación quirúrgica
formal y partió rápidamente a Europa para estudiar con muchos de los pioneros de la cirugía
moderna, como el Dr. Theodor Billroth, el Dr. Heinrich Braun, el Dr. Johan von Mikulicz, el Dr.
Ernst von Bergmann, el Dr. Victor von Bruns, el Dr. Wagner, el Dr. Richard von Volkmann, el
Dr. Max Schede, el Dr. Friedrich von Esmarch y el Dr. Karl Thiersch. Sus amplios viajes le
permitieron ampliar sus campos de interés colaborando con notables en otros muchos
campos como la anatomía, la embriología, la ginecología, la histología, la oftalmología, la
otología y la patología.

La audacia de Halsted como cirujano se ejemplifica mejor al señalar que realizó la


primera transfusión de sangre de emergencia en su propia hermana que sufría una
hemorragia posparto y la primera colecistostomía con éxito en su madre al extraerle
pus y siete cálculos biliares (1882). Al descubrir que las tribus indígenas de Sudamérica
masticaban hojas de coca para anestesiar la cavidad bucal, Halsted y sus colegas del Hospital
Roosevelt emprendieron experimentos en ellos mismos para comprobar su efecto sobre los
nervios cutáneos sensoriales. Aunque estas investigaciones condujeron al uso de la cocaína
como anestésico, también dieron lugar a la adicción a la cocaína de Halsted, contra la que
luchó durante toda su vida. En 1889, el Dr. William Welch, amigo de Halsted y fundador de la
cátedra de patología en Johns Hopkins, recomendó que Halsted fuera nombrado profesor
asociado de cirugía. El conocimiento de Welch de la problemática adicción de Halsted le hizo
ser reacio a recomendarlo para el puesto
de Cirujano jefe. Sin embargo, después de
un año de notable trabajo en cirugía,
William Osler recomendó a Halsted al
presidente de la Universidad para el
puesto de Cirujano en Jefe. Fue nombrado
cirujano jefe (1890) y más tarde se
convirtió en el primer profesor de cirugía en

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Johns Hopkins (1892). Su ayudante en el quirófano era la aristocrática Carolina Hampton,
que padecía una dermatitis que se veía acusada por los antisépticos que se utilizaban
entonces. Halsted pidió a la firma Good Year que le fabricara unos guantes de goma.
Este fue el comienzo del uso de los guantes en los quirófanos. De proteger a alguien que
padecía una enfermedad, se pasó después a proteger el campo estéril de las manos del
cirujano y de las de los ayudantes. Se casó con Carolina Hampton en 1890.

En la John Hopkins, Halsted y su equipo realizaban investigación de laboratorio, reglaban con


minuciosidad las intervenciones, aplicaban las mejores técnicas de asepsia y hemostasia
y utilizaban buenos materiales e instrumentos. Consideraba que los tejidos sospechosos
debían ser extirpados en una sola pieza y con una gran exéresis de piel, que obligaba con
frecuencia a realizar injertos; era contrario a una escisión fragmentada.

Precisamente se conoce como operación de Halsted a la amputación amplia de la mama con


ablación de los músculos pectorales y limpieza ganglionar local y axilar en el carcinoma
mamario. El síndrome de Halsted es el edema postoperatorio del miembro superior tras una
amplia amputación de la mama.

La sutura de Halsted es una variedad de sutura intestinal semejante a la de colchonero.


Introdujo también el uso del tejido de gutapercha en el drenaje (1880), los apósitos de
hojas de plata (1896) y la transfixión de los tejidos sangrantes.

Sus años en Baltimore fueron el período en el que hizo sus contribuciones más
significativas en el campo de la cirugía general, incluyendo el desarrollo de las
mastectomías radicales como tratamiento para el cáncer de mama, el trasplante de
paratiroides, el uso de placas y tornillos para grandes fracturas óseas, la introducción
de guantes quirúrgicos y la invención de pinzas finas y rectas para mosquitos que él
mismo diseñó. La confianza de Halsted en esta pinza es legendaria y una vez registró haber
aplicado 250 hemostatos durante el curso de una mastectomía radical. Señala que diseñó
con precisión el dispositivo para una manipulación suave del tejido, una hemostasia
cuidadosa y una aproximación meticulosa del tejido

Aunque el mosquito hemostático lleva el nombre de Halsted, su mayor contribución al


campo de la cirugía general fue el desarrollo de un sistema organizado de formación
quirúrgica, que ha evolucionado hasta convertirse en los modernos programas de
residencia de Graduate Medical Education. Antes de Halsted, los cirujanos de Estados
Unidos se dedicaban a la práctica privada y despreciaban la formación de otros futuros
cirujanos competidores, lo que daba lugar a un sistema de formación desorganizado. En

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Europa, el sistema de formación era muy largo y el avance de un aprendiz dependía de la
jubilación o, más comúnmente, de la muerte de su adjunto, lo que permitía una oportunidad
limitada de promoción. Con su visión de futuro, Halsted ideó un programa de residencia que
permitía oportunidades profesionales inmediatas para sus graduados y un medio organizado
y sistemático para adquirir conocimientos y habilidades quirúrgicas

Crile

George Washington Crile (de 1864 a 1943) nació cerca de


Chili, Ohio, y tenía una asombrosa ética de trabajo, En su
mejor momento, Crile realizaba una media de 20 operaciones
al día. Crile estuvo muy influenciado por su abuelo, que le
inculcó las firmes convicciones de un cirujano, es decir, que
dice lo que piensa y siempre tiene una opinión, correcta o
incorrecta. Crile era conocido como un lector voraz, lo que le
llevó en un principio a ser director de una escuela primaria.
Este trabajo le permitió pagar la matrícula en la Universidad
del Norte de Ohio, en la que ingresó a la edad de 17 años.
Durante este tiempo, siguió a A. E. Walker, un médico local, en sus rondas, quien le inspiró
para matricularse en la Facultad de Medicina de Wooster, en Cleveland. Aunque Crile se dio
cuenta rápidamente de que no era una institución prestigiosa, eligió Wooster por su
asequibilidad y su proximidad a su ciudad natal, donde podía mantener su puesto como
director de la escuela primaria. Se graduó con la máxima distinción y fue nombrado oficial de
la casa en el Hospital Universitario de Cleveland, donde sus extraordinarios esfuerzos y su
entusiasmo, unidos a una brillante mente científica, impresionaron enormemente al director,
el Dr. Frank Weed, que nombró a Crile su socio menor. En esta época tuvo lugar un
acontecimiento que influyó en Crile más que ningún otro en su vida. Fue testigo de su primera
muerte operativa, en la que uno de sus colegas fue atropellado por un tranvía y necesitó
amputaciones bilaterales por encima de la rodilla. Su colega sucumbió al shock, lo que
motivó a Crile a comenzar a realizar experimentos sobre el mecanismo del shock en
modelos de gatos y perros. Sus innovadores estudios le sitúan entre los Padres de la
Fisiología Americana y entre los primeros en reconocer el valor de realizar estudios con
animales. Como apasionado investigador de la fisiología del shock, Crile publicó más de 400
manuscritos y 24 libros. Fue el primero en demostrar que la reanimación rápida con
líquidos era el mejor tratamiento inicial para el shock y que la adrenalina administrada
de forma centralizada podía resucitar a los animales de un paro cardíaco. En 1898, sus

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descubrimientos fueron reconocidos con el Premio
Cartwright de la Universidad de Columbia. Otras
investigaciones sobre el shock condujeron al desarrollo
del ''traje de goma neumático'' para evitar los efectos de
la hipotensión postural y el shock durante las
disecciones radicales del cuello y la neurocirugía, que fueron el precursor del
desarrollo de los pantalones antishock militares. Crile fue un cirujano prolífico, conocido
sobre todo por sus avances en la cirugía de cabeza, cuello y tiroides. Realizó un total de
25.000 tiroidectomías, de las cuales una vez completó 32 en un solo día. Fue el innovador
de muchos dispositivos, como las pinzas vasculares con resorte y con mango de goma
que se utilizan en las disecciones radicales de cuello y la pinza hemostática de Crile,
que se asemeja a las desarrolladas por Halsted pero que varían de tamaño. También se
le atribuye el desarrollo del nudo cuadrado de una mano, también conocido como nudo de
Crile.

Johann Friedrich August Von Esmarch (1823-1908)

Vendaje Esmarch / Torniquete

Esmarch, cirujano general del ejército alemán, conocía bien las


lesiones en el campo de batalla. Ante la pérdida de sangre y los
traumatismos que ponían en peligro las extremidades, diseñó un
dispositivo de dos componentes que consistía en una venda y
una correa adjunta que podía desangrar y hacer un torniquete en
un brazo o una pierna de forma secuencial. En la actualidad, la
venda de goma de Martin se utiliza para este fin porque se puede
meter fácilmente debajo de sí misma para crear un torniquete.
Utilizado de esta manera, el vendaje de Martin a menudo es denominado por los ortopedistas
como un "Esmarch". La ortografía incorrecta, "Esmark", también es común.

Esmarch era conocido como un cirujano conservador que prefería la reconstrucción de las
extremidades a la amputación. Pionero del triaje en
catástrofes, Esmarch dio prioridad a los soldados a los
que podía hacer más bien, en lugar de limitarse a
tratar primero a los oficiales. Para que los soldados
pudieran tratarse a sí mismos, Esmarch diseñó un

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vendaje triangular impreso con instrucciones para su uso, que formaba parte de un prototipo
de botiquín de primeros auxilios.

Para ser un hombre preocupado por el bienestar del soldado común, Esmarch adoptó una
actitud dura con los estudiantes, y es notorio que no concedió ninguna calificación superior a
un notable en su carrera académica. Acusado de esto y de ser un débil orador público, a
Esmarch se le prohibió dar más de una hora de conferencia por semestre y luego se le negó
cualquier tiempo de charla. Su ineptitud como profesor puede haber surgido de su temprana
incomodidad en el aula: un biógrafo describe al joven Esmarch como "sincero y repetitivo
[intento] de provocar su propia expulsión"

Ligaduras de Lister:

Los cirujanos y los historiadores han apreciado y aplaudido


durante mucho tiempo a Joseph Lister y su sistema antiséptico
por haber hecho más seguras las operaciones y haber
ampliado la amplitud de la disciplina. Sin embargo, la atención
de Lister a las ligaduras suele pasar desapercibida a pesar de
su importancia en sus investigaciones y publicaciones, así
como de su influencia en la práctica de la cirugía de su época.
A lo largo de su carrera, Lister consiguió transformar las
prácticas quirúrgicas transatlánticas para que adoptaran las
suturas de tripa de gato para la ligadura arterial, una innovación
que, aunque acabó siendo eclipsada por Halsted, Carrel y otros
que recomendaban la seda, afectó significativamente a la cirugía vascular a finales del siglo
XIX. El material elegido para las ligaduras ha fluctuado a lo largo de los milenios, pero a
mediados del siglo XIX, la profesión médica -incluido Lister- se había decantado en gran
medida por la seda. Sin embargo, Lister reconocía que "la ligadura de esta forma dista mucho
de ser perfecta", ya que con frecuencia causaba supuración y putrefacción que podía pudrir
la arteria y provocar una hemorragia secundaria fatal. "El sistema antiséptico, sin embargo,
sitúa este tipo de cirugía, como la mayoría de las demás, bajo una nueva luz", continuaba
Lister. Creía que los gérmenes incrustados en
las suturas de seda (recuérdese que los
cirujanos y sus ayudantes a menudo sostenían
los hilos en la boca durante la operación para
poder acceder a ellos fácilmente) causaban la
putrefacción, que la esterilización de los hilos en

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ácido carbólico obviaría. De manera típicamente inmodesta, concluyó que "la ligadura de un
tronco arterial se llevaría a la perfección" en el sistema antiséptico. La experiencia clínica, sin
embargo, dictó lo contrario, ya que la autopsia de un paciente después de una ligadura de la
arteria ilíaca externa con una sutura de seda desinfectada reveló tejido irritado e inflamado.
Lister llegó a la conclusión de que no sólo los gérmenes, sino también los "fragmentos afilados
y dentados de la fibra, que perpetuamente trastocan los elementos del tejido vivo que los
rodea", provocaban el fracaso. Buscó un material superior. Lister reintrodujo la ligadura
de catgut en la práctica quirúrgica y demostró científicamente su superioridad. El
catgut resultaba naturalmente inerte dentro del cuerpo, pero requería una preparación
química para crear un material fuerte y flexible que mantuviera el nudo con seguridad
y no se disolviera demasiado rápido. Lister se esforzó mucho a lo largo de su carrera
por crear la solución ideal de remojo y, de hecho, pronunció uno de sus últimos
discursos describiendo su último brebaje. Creía que los cirujanos que fracasaban con el
catgut cometían errores en la preparación del material o en la aplicación de la antisepsia
durante la operación. En animales, Lister demostró que los hilos de catgut se incorporaban
completamente a la pared de la arteria y creaban una banda de tejido de soporte, reforzando
la pared del vaso, a diferencia de la seda, que la debilitaba. Su creencia en la capacidad del
catgut para fortificar la pared arterial le llevó a aplicar la ligadura inmediatamente proximal al
saco aneurismático en un claro alejamiento de la práctica hunteriana. En 1881, informó de
nueve ligaduras exitosas con ligadura de catgut antiséptica. (De las nueve, una fue una
ligadura de carótida que no redujo permanentemente el aneurisma, pero tampoco se convirtió
en una herida infectada con hemorragia secundaria. Las otras ocho cirugías -la de la arteria
temporal (1), la de la arteria poplítea (6) y la de la arteria femoral (1)- se resolvieron con éxito
-. Informó a la Asociación Médica Británica:

"con el aerosol [de ácido carbólico] considero que, en operaciones de este tipo, la seguridad
es una cuestión de certeza. Creo que cualquiera de ustedes que lo desee puede ligar la arteria
femoral sin más peligro que el de hacer un corte en la piel de la mano".

Antisepsia:

Imagine que se somete a una cirugía mayor en un quirófano mugriento y sin ningún tipo de
antisepsia. Esa era la cruda realidad en el siglo XIX, cuando la teoría dominante era que los
daños causados por el "aire viciado" eran los responsables de las infecciones en las heridas
quirúrgicas. Los hospitales se limitaban a ventilar las salas de cirugía a mediodía para evitar
la propagación de infecciones. Esas mismas salas no tenían instalaciones para lavarse las
manos o limpiar las heridas de los pacientes. Los cirujanos se enorgullecían de llevar batas

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sucias y manchadas de sangre como muestra de su experiencia en las trincheras quirúrgicas.
También creían que el pus era una parte natural del proceso de curación y no un signo
siniestro de sepsis. No es de extrañar que la mayoría de las muertes se debieran a infecciones
postoperatorias.

Una idea radical

Aparece un tal Joseph Lister, del cual acabamos de hablar, un cirujano cuáquero que
promovió agresivamente una idea radical: la cirugía antiséptica.

Joseph Lister, cirujano y científico médico británico que fue el fundador de la medicina
antiséptica y un pionero de la medicina preventiva. Aunque su método, basado en el uso de
antisépticos, ya no se emplea, su principio -que las bacterias no deben entrar nunca en la
herida de una operación- sigue siendo la base de la cirugía en la actualidad.

Trabajo en antisepsia

Gran parte de su trabajo publicado anteriormente había tratado sobre el mecanismo de


coagulación de la sangre y el papel de los vasos sanguíneos en las primeras etapas de la
inflamación. Ambas investigaciones dependían del microscopio y estaban directamente
relacionadas con la curación de las heridas. Lister ya había ensayado métodos para favorecer
una curación limpia y había elaborado teorías para explicar la prevalencia de la sepsis.
Descartando el concepto popular de miasma -infección directa por el aire viciado- postuló que
la sepsis podría estar causada por un polvo similar al polen. No hay pruebas de que creyera
que este polvo fuera materia viva, pero se había acercado a la verdad. Por eso es aún más
sorprendente que no conociera los trabajos del bacteriólogo Louis Pasteur hasta 1865.

Pasteur había llegado a su teoría de que los microorganismos causan la fermentación y la


enfermedad mediante experimentos sobre la fermentación y la putrefacción. La educación de
Lister y su familiaridad con el microscopio, el proceso de fermentación y los fenómenos
naturales de inflamación y coagulación de la sangre le impulsaron a aceptar la teoría de
Pasteur como la plena revelación de una verdad a medias. Al principio creía que los gérmenes
eran transportados únicamente por el aire. Esta opinión errónea le resultó útil, ya que le obligó
a adoptar el único método factible de tratamiento quirúrgicamente limpio. En su intento de
interponer una barrera antiséptica entre la herida y el aire, protegió el lugar de la operación
de la infección por las manos y los instrumentos del cirujano. Encontró un antiséptico eficaz
en el ácido carbólico, que ya se había utilizado como medio de limpieza de alcantarillas
malolientes y se había aconsejado empíricamente como apósito para heridas en 1863. Lister

15
utilizó por primera vez con éxito su nuevo método el 12 de agosto de 1865; en marzo de 1867
publicó una serie de casos. Los resultados fueron espectaculares. Entre 1865 y 1869, la
mortalidad quirúrgica descendió del 45 al 15 por ciento en su Sala de Accidentes Masculinos.

El trabajo de Lister había sido malinterpretado en gran medida en Inglaterra y Estados Unidos.
La oposición se dirigía contra su teoría de los gérmenes más que contra su "tratamiento
carbólico". La mayoría de los cirujanos en activo no estaban convencidos; aunque no eran
antagonistas, esperaban una prueba clara de que la antisepsia constituía un gran avance.
Lister no era un cirujano operativo espectacular y se negaba a publicar estadísticas.
Edimburgo, a pesar de la antigua fama de su escuela de medicina, se consideraba un centro
provincial. Lister comprendió que debía convencer a Londres antes de que la utilidad de su
trabajo fuera generalmente aceptada El éxito de la antisepsia fue inmediato y enorme; la
mortalidad quirúrgica descendió gracias a ella hasta un 6%, y su práctica se impuso en el
mundo entero. Poco más tarde, E. von Bergmann convertía la antisepsia en asepsia,
mediante la metódica esterilización por el vapor (1886 y 1891).

Asepsia

Ernst von Bergmann

El 16 de diciembre de 1836 nació el cirujano alemán del


Báltico Ernst von Bergmann. Von Bergmann fue un pionero de
la cirugía aséptica y, sin duda, debe ser atribuido a los más
grandes cirujanos de su tiempo. Sus principales méritos son
la cofundación de la cirugía cerebral y la introducción de la
asepsia en el tratamiento de las heridas.

Primeros años y carrera académica

Ernst von Bergmann procedía de una familia báltica y era hijo


de Richard von Bergmann (1805-1878), párroco de Rūjiena,
en la actual Letonia, y de Bertha Krüger (1816-1877). Tras completar su educación secundaria
en la institución educativa humanista Birkenruh, cerca de Wenden (Livonia), Bergmann
estudió medicina en Dorpat entre 1854 y 1860, se graduó como médico en 1860 y comenzó
a trabajar como asistente en la Clínica Quirúrgica de Dorpats. En 1864 se habilitó bajo la
dirección de su posterior suegro Georg Adelmann, que posteriormente fue ascendido a la
nobleza prusiana, y de Georg von Oettingen.

16
Permaneció en Dorpat hasta 1878, interrumpido por un largo viaje de estudios (Königsberg,
Breslau, Viena, Hannover, Múnich, Heidelberg, Leipzig y Berlín), inicialmente como profesor
particular de cirugía, y a partir de 1871 - siguiendo a su maestro Adelmann - como profesor
de cirugía. En 1878 siguió una llamada a Würzburg y en 1882 se hizo cargo de la cátedra de
Bernhard von Langenbeck en Berlín, así como de la dirección de la Clínica Universitaria
Quirúrgica de la Ziegelstraße, que dirigió hasta 1907.

De la cirugía de guerra a la esterilización por vapor

Bergmann debe ser considerado sin duda uno de los más grandes cirujanos de su tiempo. A
lo largo de su carrera, Ernst von Bergmann adquirió una gran experiencia en cirugía de
guerra, especialmente durante la guerra prusiano-austríaca, la guerra germano-francesa y la
guerra ruso-turca. Von Bergmann fue capaz de tratar las lesiones de la articulación de la
rodilla sin cirugía, lo que fue innovador. Después de vendar al paciente, aplicaba el vendaje
de Lister en una venda de yeso para inmovilizar al paciente. Con este método se pudo reducir
considerablemente la mortalidad de esta lesión. Al principio recurrió al método listeriano de
antisepsia por pulverización con ácido carbólico, que practicaba en el hospital de su pueblo
desde 1875, pronto sustituyó este peligroso método por el uso de gasas secas de sublimado,
y finalmente dejó la antisepsia química por completo en 1886. Junto con su alumno berlinés
Curt Schimmelbusch, se decantó por el uso de materiales de vendaje esterilizados con
vapor.

Instrumentos:

El desarrollo de la técnica industrial hizo posible una amplia y progresiva mejora del
instrumental quirúrgico. Merece recuerdo la invención:

• La jeringa para la inyección hipodérmica (Ch. G. Pravaz, 1853).


• Nuevas pinzas, nuevos dilatadores del campo operatorio, nuevas sondas y drenajes
nuevos (Nélaton, Mikulicz)
• Nuevos vendajes y apositos (desde Verneuil)
• Nuevas mesas de operaciones (Trendelenburg)
• Nuevos recursos para el cuidado postoperatorio (gota a gota de Murphy).
• Fueron introducidos los guantes, primero de algodón (Mikulicz), luego de goma
(Halsted) y la mascarilla bucal (Mikulicz).

17
• Ideada por A. V. Quénu y M. Th. Tuffier en 1896, la cámara neumática a baja presión
para las intervenciones intratorácicas fue realizada y usada en 1903-1904 por
Sauerbruch.

En sólo cincuenta o sesenta años, el mundo del quirófano se había hecho un mundo nuevo

Nuevas técnicas:

El cirujano pudo ampliar de un modo hasta entonces insospechado el campo de sus metas
operatorias; no sólo porque las que tradicionalmente se venía proponiendo —exéresis,
evacuaciones, restauraciones de la integridad anatómica, plastias superficiales— fueron
practicadas con facilidad y con extensión y resultados infinitamente superiores, también
porque su creciente formación científica le condujo a emplear esas técnicas al servicio de una
intención operatoria rigurosamente inédita: crear en el organismo enfermo condiciones
anatómico-funcionales que le hagan posible un mejor cumplimiento de su actividad vital. Esto
último llevo al desarrollo de Innumerables y eficacísimas técnicas nuevas, ampliación de las
metas tradicionales e invención de otras no sospechadas. Estas técnicas serán desarrolladas
a lo largo de esta monografía, sin embargo, vale la pena mencionarlas en este apartado:

• Cirugía abdominal. Th. Billroth


• Cirugía del cuello y del tórax. Iniciada en la era preantiséptica (Nélaton, Langenbeck)
• También en los últimos lustros del siglo xix tuvo nacimiento la gran cirugía vascular
• Neurocirugía
• Debe ser también mencionada la iniciación de la cirugía del sistema endocrino

Baron Guillaume Dupuytren

18
El barón Guillaume Dupuytren está considerado como una figura destacada de la cirugía.
Dominante e implacable con quienes suponían un
obstáculo en su carrera, no tenía rival como profesor
y era respetado como excelente cirujano.
Considerado el mejor cirujano del siglo XIX,
introdujo el método anatomo-clínico en la cirugía.

Carrera profesional

En París, siguió los cursos de Jean-Nicolas


Corvisart (1755-1821), Alexis Boyer (1760-1833),
Philippe Pinel (1745-1826) y Georges Cuvier (1769-
1832). En 1795, fue nombrado prosecretario de la
escuela de medicina de París y también dio clases
particulares de anatomía y fisiología para aumentar sus recursos económicos. A partir de
entonces, ocupó varios cargos más: 1801: jefe del departamento de anatomía; 1803:
Segundo cirujano del hospital Hôtel-Dieu; 1808: Cirujano jefe adjunto del hospital Hôtel-Dieu;
1809: Inspector general de la enseñanza superior de la medicina; 1812: Profesor de cirugía
en el hospital Hôtel-Dieu, en sustitución de Raphaël-Bienvenu Sabatier (1732-1811). Desde
su nombramiento como catedrático, se encuentra en igualdad de condiciones con Philippe
Pelletan (1745-1829) y, como tal, hace todo lo posible para dificultar la vida de Pelletan y
ocupar su puesto de cirujano jefe del hospital Hôtel-Dieu. Demuestra públicamente la ineptitud
de su antiguo maestro y lo desacredita ante sus alumnos, obligando a Pelletan a cederle su
puesto en 1815. Sin embargo, tiene tal necesidad de dominar que ni siquiera puede soportar
la presencia de otros cirujanos con él y obliga a sus dos ayudantes, Jean-Nicolas Marjolin
(1780-1850) y Thevenot de St. Blaise, a retirarse y dejarle vía libre. En 1823, es nombrado
barón por Luis XVIII tras convertirse en su cirujano personal; conserva esta función durante
el reinado de Carlos X (1757-1836). En 1835, es Philibert-Joseph Roux (1780-1854) quien le
sucede en el hospital Hôtel-Dieu

Sus contribuciones a la cirugía y la medicina

Dupuytren se asocia epónimamente con:

1) El absceso de Dupuytren (Syn. flemón ilíaco): Colección flemonosa de pequeña cuenca


situada en el espacio virtual entre las vainas musculares y la serosa peritoneal de la fosa
ilíaca.

19
2) Amputación de Dupuytren (Sin. Amputación de Lisfranc): Amputación del brazo a nivel de
la articulación del hombro.

3) Férula de Dupuytren: a) Férula para la inmovilización de una fractura de peroné de


Dupuytren. b) Férula para la inmovilización de una fractura de muñeca.

4) Cánula de Dupuytren: Cánula metálica recubierta de gasa, unida a un surco circular en una
extremidad; se utiliza para el drenaje de la orina en la cistostomía o la hemostasia.

5) Clasificación de Dupuytren: Clasificación de las quemaduras en seis grados de gravedad


creciente: enrojecimiento de la piel, ampollas, destrucción parcial de la piel, destrucción total
de la piel, carbonización de los músculos; carbonización del hueso. Fue el primero en
clasificar las quemaduras de forma sistemática, utilizando seis grados en lugar de tres como
hacemos actualmente. Su preocupación por las quemaduras también dio lugar a una nueva
cirugía plástica para reparar los defectos de la piel y las cicatrices.

6) La contractura de Dupuytren (enfermedad de Dupuytren) es el término dado a una


condición fibrosa de las palmas de las manos, a menudo encontrada en hombres mayores,
para la cual él ideó una operación.

7) Amputación del cuerpo fibroso de Dupuytren (Syn. ameloblastoma fibroso): Ameloblastoma


sólido simple, de aspecto fibroso.

8) Enterotomo de Dupuytren: consistía en dos cuchillas que podían desarticularse para su


inserción en el intestino y se utilizaba para el tratamiento del ano artificial.

9) Espolón de Dupuytren (Syn. promontorium de Scarpa): tabique que separa los dos orificios
intestinales en un ano artificial, formado por la proyección de la pared profunda del asa
intestinal doblada en ángulo agudo respecto a la piel y anastomosada. Se crea para asegurar
una derivación completa de las heces, pero a veces puede complicarse por la constitución
progresiva de una cavidad.

10) Fascia de Dupuytren (aponeurosis palmar).

11) Fractura de Dupuytren (Syn. Pott's fracture- término anglosajón): Fractura del empeine
por abducción, con rotura de ambos tobillos (posiblemente incluyendo una tercera fractura
del margen posterior de la tibia), que provoca un giro del pie hacia fuera y hacia atrás respecto
al eje de la pierna. Una mejor manera de tratar las fracturas le permitió obtener resultados
sorprendentes: en una ocasión informó de que, tras recibir su tratamiento de extensión, 200
de 207 casos con "fractura de Pott" se recuperaron completamente.

20
12) Hidrocele de Dupuytren: Hidrocele bilocular de la túnica vaginal (peridídimo). Hidrocele
bilocular en el que el saco llena el escroto y se extiende también a la cavidad abdominal por
debajo del peritoneo.

13) Enfermedad de Dupuytren (Sin. contractura de Dupuytren): Enfermedad de etiología


desconocida, caracterizada por una esclerosis retráctil de la fascia palmar, que comienza con
nódulos palmares y suele afectar a ambas manos. Muy frecuente y difícil de tratar, esta
enfermedad puede estar asociada a una artritis cervical (espondilosis cervical).

14) Operación de Dupuytren: a) Técnica quirúrgica para la corrección de la ausencia


congénita de la vagina, con una hendidura amplia y profunda, rectovesical a la bolsa de
Douglas y la introducción de un mandril cilíndrico que se deja allí de forma permanente. b)
Tenotomía subcutánea de la cabeza esternal del músculo esternocleidomastoideo.

15) Pasta de Dupuytren: Pasta a base de trióxido de arsénico, goma y cloruro mercurioso que
se utilizaba antiguamente como agente cáustico.

16) Flemón de Dupuytren: Absceso difuso del cuello, descrito por Dupuytren, en 1833
(término obsoleto).

17) Píldoras de Dupuytren: Píldora que contiene 1 cg de cloruro de mercurio y 2 cg de extracto


de opio, utilizada antiguamente en el tratamiento de la sífilis.

18) Signo de Dupuytren: a) movimiento de la cabeza del fémur al tirar de la pierna, con
acortamiento de la pierna durante su represión de abajo hacia arriba, provocado al niño
acostado de espaldas, y retorno a una longitud normal con la tracción del miembro. Este signo
indica una laxitud anormal de la cápsula articular en la luxación congénita de la cadera. b)
Crujido percibido por la presión sobre un hueso sarcomatoso. (Signo clínico en el que hay un
movimiento libre hacia arriba y hacia abajo de la cabeza del fémur cuando se aplica una
tracción sobre ella en los casos de luxación congénita, y una sensación de crujido al presionar
sobre el hueso en ciertos casos de sarcomas).

19) Torniquete de Dupuytren: Dispositivo metálico utilizado en su día para provocar la


compresión de la aorta abdominal.

Sus trabajos científicos

En 1803, presentó su tesis doctoral que dedicó a su maestro, Alexis Boyer. Se titulaba
"Proposiciones sobre varios aspectos de anatomía, fisiología y anatomía patológica"
(Propositions sur quelques points d'anatomie, de physiologie et d'anatomie pathologique). En

21
1802, publicó la obra "Lectures on Clinical Surgery, delivered at the Hôtel-Dieu of Paris"
("Leçons orales de clinique chirurgicale faites à l'Hôtel-Dieu de Paris"). En 1811, tras la muerte
de Sabatier, participó en un concurso para obtener la cátedra de cirugía con la tesis Litotomía.
En 1816, publicó la "Memoria y plan de organización para la medicina y la cirugía" ("Mémoire
et plan d'organisation pour la médecine et la chirurgie"), seguida en 1819 por la "Memoria
sobre la fractura de la extrémité inférieure du péroné, que provoca luxaciones y lesiones"
("Mémoire sur la fracture de l'extrémité inférieure du péroné, les luxations et les accidents qui
en sont la suite") En 1820, escribió la "Déposition faite le 25 mars 1820 à la Chambre des
pairs sur les événements de la nuit du 13 au 14 février". En 1828, publicó la "Memoria sobre
un nuevo método para tratar los anos accidentales" ("Mémoire sur une nouvelle méthode de
traiter les anus accidentels"). En 1830, también publicó el trabajo "Tratado teórico y práctico
de las lesiones por armas de guerra" ("Traité théorique et pratique des blessures par armes
de guerre") en el que reflejó principalmente su experiencia de los disturbios de 1830. En 1833,
publicó el ensayo "Sobre la estrangulación de las hernias" ("Sur les étranglements des hernies
par le collet du sac")

A la edad de 38 años, iba a crear una escuela según sus criterios: una mano firme y rápida
al servicio de una mente audaz pero no imprudente en la aplicación de un concepto
anatomo-clínico. Con su innovación y presciencia, Dupuytren pudo contribuir al progreso de
la cirugía, analizando los beneficios de la anatomía patológica y la fisiopatología. Se le
atribuye haber solicitado la ayuda de su compañero de estudios Jean Cruveilhier (1791-1874)
en este campo, ya que alivió a su otro ayudante Gilbert Breschet (1783-1845). Así, el arte
quirúrgico se comprometió con la ciencia.

Sonda Nélaton

Esta sonda tiene un nombre y una función específicos. Llamada sonda Nélaton (o sonda de
Nélaton) fue utilizada por los médicos durante la última noche de Lincoln para determinar la
profundidad y la trayectoria de la bala en la cabeza de Lincoln.

En 1862, el general italiano Giuseppe Garibaldi recibió un disparo mientras intentaba tomar
el control de la ciudad de Roma. En ese momento, Italia acababa de completar una
unificación masiva para crear un solo reino. Este reino de Italia se convirtió más tarde en la

22
república de Italia tal y como la conocemos ahora. Sin embargo, a partir de 1862, varias
ciudades de Italia no aceptaron la unificación y Roma fue una de ellas. Cansado de esperar
a que se decidieran, el general Garibaldi decidió reunir una fuerza de voluntarios para tomar
la ciudad de Roma. La batalla de Aspromonte, como se llamó, se libró entre los hombres de
Garibaldi y el Ejército Real de Italia el 29 de agosto de 1862. Ambos bandos dudaban en
dañar al otro, ya que eran compatriotas y Garibaldi era muy querido y apoyado por el pueblo
de Italia. Cuando el Ejército Real "atacó" a las fuerzas de Garibaldi, éste ordenó a sus fuerzas
que no dispararan contra sus hermanos. Sin embargo, una parte de su ejército atacó, y
durante el tiroteo, Garibaldi fue alcanzado tres veces. La batalla duró menos de diez minutos
con sólo 15 bajas combinadas. Garibaldi y el resto de sus voluntarios fueron arrestados y
encarcelados.

Mientras estaba encarcelado, Garibaldi recibió el respeto y el tratamiento médico que


merecía. Dos de los tres disparos que recibió Garibaldi fueron en la cadera y resultaron
fácilmente tratables. El tercer disparo alcanzó el tobillo derecho de Garibaldi, justo por encima
y por delante de lo que consideraríamos el "hueso del tobillo" (científicamente, era su maléolo
interno). Esta herida le dolió mucho. Cuando estaba en el campo de batalla, un cirujano
había hecho una incisión en el lado opuesto de la herida al sentir la hinchazón, pero no
encontró nada en su interior. Unos días después de la batalla, Garibaldi fue examinado de
nuevo por más de media docena de médicos que creyeron, todos menos uno, que la bala ya
no estaba en su tobillo. Mientras tanto, en Inglaterra, los partidarios de Garibaldi en el campo
de la medicina se encargaron de ver si podían ayudar al general. De forma extremadamente
presuntuosa, los médicos ingleses eligieron que el Dr. Richard Partridge, profesor del King's
College, viajara a Inglaterra y comprobara la herida y el tratamiento de Garibaldi. Cuando el
Dr. Partridge llegó el 16 de septiembre, examinó él mismo a Garibaldi, y llegó a la misma
conclusión de los médicos italianos: la bola ya no estaba en su tobillo. Regresó a Inglaterra
y garantizó a sus colegas y a la prensa que, aunque Garibaldi seguía teniendo un dolor
considerable, éste no era causado por una bala alojada en su tobillo. El Dr. Partridge creía
que su estado mejoraría con el tiempo.

23
Sin embargo, después de cinco semanas, no se observó
ninguna mejora y Garibaldi seguía teniendo bastante dolor.
Esta vez, los médicos italianos se pusieron manos a la obra.
Enviaron a Auguste Nélaton, un profesor de cirugía parisino.
Llegó el 28 de octubre y examinó él mismo a Garibaldi. Después
de insertar una sonda normal en la herida, estaba convencido
de que la bala todavía estaba allí. Los médicos italianos no
estuvieron de acuerdo, alegando que el Dr. Partridge estaba de
acuerdo con su evaluación inicial. Entonces, el Dr. Partridge
regresó. Pronto, la habitación de Garibaldi se convirtió en una
conferencia internacional con los médicos italianos, el francés
Nélaton, el inglés Partridge, e incluso un médico ruso, todos pinchando al general Garibaldi.
El Dr. Partridge llegó a cambiar de opinión y empezó a creer que la bala seguía en el tobillo
del general. Nélaton, creyendo que la amputación era innecesaria, ordenó que se
ampliara la entrada de la herida con esponjas para poder extraer la bala a tiempo.
Aunque los médicos italianos siguieron esta idea, seguían sin estar convencidos de
que hubiera una bala en Garibaldi, y se estaban hartando de que todos estos
extranjeros fueran de un lado a otro en el asunto.

Cuando Nélaton regresó a Francia, se puso


a trabajar para demostrar que había una
bala en Garibaldi. El problema era que
para un médico de la época era imposible
identificar la sustancia dura que se
encontraba con una sonda en una herida. Podía ser un hueso normal o una sustancia extraña
como una bala. La mayoría de los médicos italianos creían que sus sondas daban
continuamente con la estructura ósea normal del tobillo, mientras que Nélaton pensaba que
era una bala. Nélaton comenzó a construir una nueva sonda para sus fines. Al final, su
sonda era ingeniosa por su sencillez. En la punta de una sonda médica normal colocó
una punta de porcelana sin esmaltar. Cuando la porcelana tocaba el hueso dentro de
una herida, la sonda no se veía afectada. Sin embargo, cuando rozaba el plomo de una
bala, la punta quedaba marcada identificándola como una sustancia extraña.

Nélaton envió rápidamente su nuevo instrumento a los médicos de Italia. Después de


utilizarlo para confirmar el diagnóstico de Nélaton de que la bala estaba, de hecho, todavía
en el tobillo de Garibaldi, los médicos italianos pudieron extraerla con éxito el 22 de

24
noviembre. Poco después, el General Garibaldi envió una carta a Auguste Nélaton
ofreciéndole su amor, gratitud y agradecimiento.

Las sondas de Nélaton demostraron ser maravillosamente eficaces. Se empezaron a


producir en masa y se enviaron a todo el mundo. Rápidamente se convirtieron en un
instrumento necesario para cualquier cirujano militar y encontraron un mercado en los
cirujanos que luchaban en ambos bandos de la Guerra Civil estadounidense. Siguieron
utilizándose en la década de 1900, antes de ser sustituidos por la llegada de dispositivos
menos intrusivos, como los rayos X.

Jules Pean Pean Nació en Marboué, Francia, y recibió su educación secundaria en el


Colegio de Chartres. Era hijo de Jean-Pierre Péan (que era el
alcalde de Marboué) y de Marie-Christine Rose Foucault. Primero
consiguió un empleo en Chateaudun, Francia, como empleado
del procurador Lumière, pero esto no duró mucho, y en 1851 se
matriculó en la Facultad de Medicina de París. En 1852, se
convirtió en ayudante en el Hospital de Beaujon bajo la dirección
de Jean-Nicolas Marjolin, y más tarde, en su segundo año, bajo
Edouard Chassaignac, quien le enseñó los principios y las
ventajas de la hemostasia. Comenzó su pasantía en 1855 al
servicio de Charles Denonvilliers en el hospital de Saint-Louis.
Después fue interno bajo Auguste Nelaton durante 2 años, de quien recibió la mayor
influencia. Al final de su pasantía, tuvo éxito en el concurso de los diseccionistas y, después
de varios meses, fue aceptado en el hospital de Clamart. En 1865, se convirtió en cirujano a
tiempo completo y fue nombrado sucesivamente en un hospital de niños, más tarde en el
hospital de Broca y en el hospital de Saint-Antoine. En 1873 fue nombrado cirujano jefe del
hospital de Saint-Louis. Sin embargo, nunca llegó a ser profesor de cirugía y nunca fue
aceptado en la Sociedad de Cirugía. Fue aceptado en la Academia de Medicina en 1887, en
contra de las objeciones de sus colegas cirujanos. Se jubiló en 1892. Pean fue famoso por su
labor filantrópica por la construcción de un hospital de 50 camas en 1893 en París, que
atendía a los pobres, y que recibió el nombre de hospital Pean tras su muerte; este
establecimiento ya no está activo. En 1892 fue nombrado comandante de la Legión de Honor
francesa.1,2 Pean se casó en 1870 con Françoise Henriette Girou de Buzareingues, y murió
en 1898 de neumonía. Fue enterrado en el cementerio de Monmarte.

25
La contribución de Pean a la cirugía

Pean tuvo un impacto significativo en la evolución de la cirugía del siglo XIX al aplicar
numerosas innovaciones de su época en las técnicas quirúrgicas. Así, consiguió una
esplenectomía en 1867 y una resección de píloro y antro en 1879. También fue pionero de
los principios quirúrgicos de asepsia y antisépticos, y fue uno de los primeros en
aplicarlos en Francia. También utilizó una mesa de operaciones orientable en el hospital de
Saint Louis, que se ajustaba mediante un gato, e inventó y fue el primero en utilizar varias
herramientas quirúrgicas utilizadas por los cirujanos hasta la actualidad. Basándose en el
trabajo y el instrumental inventado y utilizado por primera vez por Koeberlé, Pean introdujo
sus propias pinzas hemostáticas de múltiples tamaños, que eran más sencillas de
utilizar que las de sus predecesores. También utilizó fórceps largos, fórceps de
trinquete y fórceps de anillo, que eran una innovación para la época modificada para
una aplicación quirúrgica específica.

Pean y su artroplastia de hombro

Pean tuvo un impacto significativo en la historia


de la cirugía ortopédica al introducir y aplicar en
1892 su técnica de reemplazo de hombro con
una prótesis metálica en un paciente que
padecía artritis tuberculosa, que era devastadora
para la articulación del hombro. Aunque el
reemplazo se consideró exitoso al principio, 2
años después la prótesis metálica había fallado
y Pean tuvo que retirarla. En la literatura existe cierta ambigüedad en cuanto a si fue el primero
en aplicar la técnica particular. Algunos autores lo consideran el primero; sin embargo, Pean
en su informe original afirmó que utilizó una prótesis y la técnica quirúrgica inspirada en la
introducida por su contemporáneo Themistocles Gluck unos años antes.6 Sin embargo, es
justo decir que la técnica se popularizó y fue reconocida públicamente a través del trabajo de
Pean, que la introdujo en la comunidad quirúrgica de Francia, así como a nivel internacional
en aquella época. Además, existen varias diferencias entre las prótesis utilizadas por estos
dos cirujanos pioneros. La introducida por Gluck era de marfil, y la prótesis de Pean era de
platino y estaba cementada con yeso y piedra pómez. El hecho más importante es que esos
primeros intentos, a pesar de sus pobres resultados, introdujeron la idea de una sustitución
de la articulación del hombro que no se logró de forma satisfactoria y no se aplicó
ampliamente hasta la segunda mitad del siglo XX

26
Henri Hartmann:

Henri Albert Hartmann nació en París el 16 de junio de 1860.


Era el único hijo del químico Charles Antoine Hartmann y de
Octavie Marie Koenig Hartmann mostraba un interés especial
por la anatomía macroscópica, tal era su conocimiento y
dominio que rápidamente se convirtió en una autoridad entre
sus compañeros de la Universidad de París. El 19 de diciembre
de 1881 terminó sus estudios en la facultad de medicina de la
Universidad de París. Dudando entre el campo de la medicina
y el de la cirugía, pidió consejo a Pierre Merklen, un médico
pastor alemán, que le aconsejó que ingresara en el recién
inaugurado Hospital Bichat, donde se encontraba Félix Terrier,
considerado uno de los cirujanos más autorizados de París y
reconocido por haber realizado allí la primera histerectomía. Al
aprobar el examen de admisión para su pasantía, Hartmann se convirtió en el primer interno
de Terrier, quien sería su mentor durante los siguientes 15 años, tanto era el respeto y la
admiración que sentía por su maestro que escribió: "C'est le maître qui un hecho de moi un
Chirurgien" (Este es el maestro que hizo de mí un cirujano). Hartmann se incorporó en 1882
y para entonces Terrier ya había adoptado los principios de la esterilización en autoclave.
Durante los diez años siguientes, el servicio quirúrgico de Terrier en el Hospital Bichat se
convirtió en un campo de pruebas al que acudían médicos de diversos lugares para observar
y aprender las técnicas asépticas de los procedimientos quirúrgicos. Hartmann se formó con
el carácter exigente de sus padres en casa y maduró plenamente en este entorno de
aprendizaje, que forjó en él características de un buen joven cirujano, como la precisión, la
meticulosidad y la disciplina. Mostró especial interés por la cirugía, lo que le llevó a trabajar
en 1884 como ayudante en el laboratorio de anatomía del Hospital Bichat. Adoptó de su
mentor importantes preceptos para su vida profesional como: el amor al trabajo, la integridad,
el respeto al paciente y la sencillez en la vida. En 1886, al final de su formación quirúrgica, se
interesó por el aparato genitourinario y presentó su tesis a Jean Guyon, su asesor, para su
graduación en 1887, titulada "Des cystites douloureuses, leur traitement (tratamiento de la
cistitis dolorosa)" con la que fue ganador del premio d'Argenteuil. Su asesor Guyon, uno de
los padres de la urología moderna en Francia, le animó a convertirse en el Jefe del Servicio
de Urología del Hospital de Lariboisiere, donde permaneció poco tiempo, mientras era Jefe

27
de Servicio. Ocupó varios puestos sucesivos en hospitales de París hasta que finalmente
regresó al ambiente familiar del Hospital Bichat y la compañía Terrier.

Obras y epónimos

Hartmann mostró interés por varios campos de la medicina, en especial por la cirugía del
tracto digestivo. Realizó con éxito la primera diverticulectomía esofágica y duodenostomía en
Francia, fue el primero en describir la estenosis pilórica hipertrófica en adultos, la tuberculosis
del ciego y el pseudomixoma apendicular. Publicó varias obras sobre el tema, y también fue
coautor con famosos cirujanos: Chirurgie de l'estomac con Terrier, en 1899; Chirurgie du
rectum con Edouard Quénu, cirujano francés, profesor de patología quirúrgica y cirugía
clínica, Les Anastomoses intestinales et gastrointestinales en 1906. Publicó escritos sobre
diversos temas como: cirugía mamaria,
gástrica y biliar, así como libros sobre
ginecología, cáncer y heridas de guerra.
Escribió sobre temas del aparato digestivo
como: la cirugía del tracto biliar, el tratamiento
quirúrgico del cáncer de estómago y el
carcinoma de colon sigmoide. Desarrolló la
cirugía que se convertiría en un epónimo:
"Técnica de Hartmann" , "Procedimiento de
Hartmann" u "Operación de Hartmann",
describió la operación en el 30º Congreso de la Asociación Quirúrgica Francesa en 1921,
para pacientes con enfermedad aguda del colon y recto que requieren una cirugía de
urgencia, que consiste en la extirpación de un segmento de colon que contiene una zona con
inflamación aguda, con o sin perforación o fístula, y realizar una colostomía en un primer
tiempo y unir las porciones en un segundo tiempo quirúrgico, Desarrolló este procedimiento
en respuesta a una tasa de mortalidad del 38% en sus pacientes sometidos a resección
abdominoperineal, que fue descrita por primera vez
por Miles en 1908. Todavía se utiliza en el tratamiento
del carcinoma, así como en el tratamiento de otras
patologías como la perforación, la obstrucción por
tumores, el vólvulo del colon sigmoide, la colitis
isquémica, las perforaciones traumáticas del colon y
las lesiones por radiación. El procedimiento es quizás
el más utilizado en el tratamiento de la enfermedad

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diverticular complicada como alternativa al procedimiento de tres etapas desarrollado por
Mayo y Rankin y Brown, hay varias razones para ello: (1) una colostomía proximal no controla
el proceso inflamatorio en el colon distal; (2) la extirpación del colon distal, incluso después
de varias semanas, puede ser difícil y peligrosa debido a la inflamación; y (3) el cierre de la
colostomía corre el riesgo de múltiples operaciones para ello. Otra razón que probablemente
explique mejor por qué el procedimiento en tres fases fue sustituido por el procedimiento de
Hartmann es la importante diferencia en las tasas de mortalidad. El procedimiento en tres
fases se asocia a una mortalidad de hasta el 44%, mientras que el de Hartmann tiene una
mortalidad global de alrededor del 14%. Posteriormente, escribió sobre esta técnica
quirúrgica en detalle en su libro Chirugie du Rectum, que se publicó en 1931 y constituye el
volumen 8 de Travaux Chirurgie. Además de esta operación, en los textos de cirugía del
primer cuarto de siglo era frecuente encontrar descrito su procedimiento para tratar la
tuberculosis del ciego. Su trabajo sobre las lesiones de la zona valvular ileocecal, que
presentó en la Sociedad Médica de Londres, se considera el más completo. En los primeros
años del siglo pasado realizó siete resecciones con una sola muerte. La operación consistía
en el establecimiento de una nueva disposición anatómica entre el íleon y el ciego que se
asemejaba mucho a la disposición normal. Describió la ampolla distal al cuello de la vesícula
biliar, que es de gran importancia para los cirujanos, ya que es de gran utilidad para identificar
los conductos císticos y de gran importancia para realizar una colecistectomía. Esto se
conoce como bolsa de Hartmann.

El cirujano y profesor

El Dr. Henri A. Hartmann fue un excelente cirujano, en consonancia con su carácter, la


técnica quirúrgica de Hartmann se caracteriza por la atención a los más mínimos detalles,
un rasgo que transmitió a todos sus ayudantes. Aprendió de Terrier a suturar con
meticulosa atención a la hemostasia, ya que su maestro citaba al cirujano polaco Johannes
Von Mikulicz: "Puedo reconocer a un buen cirujano, no por la forma en que hace sus
incisiones, sino por la forma en que sutura". Detestaba a los que pretendían dar un
espectáculo en el quirófano. En contraste con sus
conferencias, Hartmann operaba en silencio y sólo
después de la operación describía cuidadosamente
a sus alumnos lo que había hecho. A lo largo de su
exitosa carrera realizó mil o más cirugías cada año
durante 20 años. Como todo médico ejemplar,
tomaba notas precisas de cada intervención y de la

29
evolución de los pacientes en el postoperatorio. Fue profesor de operaciones de aparatos
en sustitución de Édouard A. Quenu, un cirujano francés. En 1912, fue profesor de cirugía
clínica en sustitución de Paul F. Segond. Finalmente, en 1915, se convirtió en el primer
profesor de cirugía clínica en el centro más tradicional: el "Hôtel Dieu" ("Posada de Dios").
Allí asumió la cátedra de Jean J. Reclus. Pronto se convirtió en profesor titular y luego en
presidente del Departamento de Cirugía. Permaneció en este puesto hasta su jubilación,
que se produjo en 1930 sin abandonar la práctica de la cirugía. Se dice que cuando se
jubiló dejó por escrito registros detallados de más de 30.000 casos que había tratado
personalmente y que se conservan hoy en los archivos del "Hôtel Dieu" de la Asistencia
Pública-Hospitalaria de París. Hartmann formó a varias generaciones de cirujanos, dio
mucha importancia a la enseñanza en sus lecciones clínicas y en las sesiones que impartía
cada martes en ese hospital con gran elocuencia y particular forma de hablar. Sus lecciones
se basaban en hechos, conocimientos generales y sentido común. Enseñaba a sus
discípulos a tomar notas, a hacer especial hincapié en el examen físico metódico y
concienzudo del paciente, sin dejar de ser respetuoso y cortés con él, de lo que publicó un
artículo en La Presse Médicale en 1913. Demostró respeto y humildad antes de precisar los
hechos, como ejemplo de lo cual en 1920 abandonó el uso de la histerectomía para el
tratamiento del cáncer de cuello uterino, a pesar de haber contribuido a la técnica
quirúrgica, cuando se reconoció que la radioterapia era superior.

SABER QUIRURGICO (Pantoja Ramos, Diego)


UNIFICACIÓN DE SABERES
En 1929 publicaron su manifiesto programático, que tenía como título La visión científica del
mundo (Die Wissenschaftliche Weltanffassung). Este proyecto continuaba, en el siglo XX. Su
objetivo primordial era unificar todo el saber siguiendo el método y el lenguaje de la física
(fisicalismo). En la línea del positivismo de Comte, afirmaron que todo conocimiento válido se
reducía al que proporcionan las ciencias experimentales, y que éstas se limitaban a relacionar
los fenómenos observables, sin traspasar el ámbito de lo positivamente dado por la
experiencia. No había cabida para un conocimiento “metafísico” que vaya más allá de la
observación experimental.
La pretensión de validez exclusiva de las ciencias empíricas la fundamentaban, siguiendo a
Mach, en el criterio empirista de significado: una afirmación acerca de los hechos sólo tiene
significado (o sentido) si existe algún procedimiento empírico para comprobarlo. Por tanto, si
un enunciado es empíricamente verificable, entonces tiene sentido; si no lo es, se trata de un
aserto sin sentido, del que ni siquiera puede decirse que sea verdadero o falso, puesto que
es un enunciado mal construido.

30
La idea de la unificación conceptual de las ciencias (con su connotación más de exigencia
éticosocial que de realidad fáctica) resurgiría con el positivismo crítico alemán y llegaría a su
culminación con el formidable intento de la «Enciclopedia de la Ciencia Unificada” de los
años 1930 y 1940.
Mientras que los protopositivistas habían extraído sus ideas metodológicas exclusivamente
de la física matemática, con el cambio de siglo van entrando en la perspectiva positivista
otras ciencias: primero la química (después de los trabajos de Lavoisier y Laplace), luego la
medicina y la fisiología (que en opinión de los «ideólogos»), ya habían alcanzado el status
de ciencias maduras), finalmente también las ciencias sociales.

Theodor Billroth
Theodor Billroth (1829-1894) fue uno de los cirujanos más destacados del siglo XIX,
considerado fundador de la cirugía moderna y pionero también por sus contribuciones a la
metodología de la enseñanza de la medicina, de la cirugía y de la enfermería.
Además de su rol histórico en la medicina, Billroth tuvo también una gran atracción por la
música y desarrolló sus condiciones como intérprete violinista, violista y pianista, compositor
y crítico musical. Así como en cirugía tuvo interacciones y relaciones profesionales con
grandes cirujanos y profesores de la época, en este campo musical Billroth también tuvo
amistad con varios de los músicos famosos de su época, en especial con Johannes Brahms,
entre otros.
Billroth nació el 26 de abril de 1829 en Bergen, en la pequeña isla de Rügen, en el mar Báltico,
hoy Alemania. Su padre, Carl Theodor Billroth, era ministro luterano de ascendencia sueca,
y su madre, Johanna Christine Nagel, alemana, de padre alemán y madre francesa. En 1896,
en las actividades de conmemoración de los 2 años de su muerte, se llamó “Billrothstrasse”
a la calle donde estaba la casa en que nació. Theodor fue el mayor de 5 hermanos.
Antes de cumplir los 6 años a poco tiempo de nacer su hermano menor, su padre murió de
tuberculosis. Por los consiguientes y serios problemas económicos secundarios a ello, su
familia debió trasladarse a Greifswald, Alemania, a casa de su abuelo materno.
Se dice que Billroth fue siempre un estudiante mediocre, bajo el promedio. Sus profesores lo
encontraban lento y torpe para expresarse. Su mayor inclinación era la música, la historia y
la literatura. Por el contrario, mostraba menor interés por las ciencias, idiomas y matemáticas.
Se graduó de la educación secundaria en 1848 y quería seguir una carrera musical. De hecho,
el primer semestre en la universidad estudió solo música.
Llegó a tener habilidad y talento profesional para tocar el piano, y ocupaba la mayoría de su
tiempo en tocar este instrumento, además de estudiar teoría musical y composición. Su madre

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se opuso a esta carrera musical, y, con la ayuda de Wilhelm Baum, profesor de Cirugía, amigo
familiar y de su tío Philipp Seiffert, profesor de Farmacología, lo obligó a estudiar Medicina en
Greifswald, donde entró a los 19 años. Allí cumplió el primer año y luego se trasladó a
Göettingen, en 1849, siguiendo a Wilhelm Baum, quien había sido nombrado profesor de
Cirugía en dicho lugar. Baum fue el primer profesor de Cirugía de Billroth, hacia quien este
siempre mantuvo mucho respeto profesional.
El fuerte deseo de ser músico lo marcó y acompañó toda su vida. Al analizar su desarrollo
profesional e intelectual o artístico, se puede apreciar la potencialidad basal o innata de
Billroth para ambos caminos, hecho que se observa con frecuencia en varias personalidades
médicas y musicales en la historia. No se sabe qué habría sucedido y cuál habría sido su
destino si se le hubiera permitido seguir la música como su desarrollo principal.
En Göettingen, Billroth tomó sus estudios médicos más en serio, impulsado por Baum, a quien
posteriormente Billroth reconocería como el descubridor de su carrera científica.
Participó en investigación en fisiología bajo la tutoría del fisiólogo Rudolph Wagner y entabló
amistad con el anatomista Georg Meissner, entre otros. A pesar de la exigencia científica a
que estaba sometido, Billroth no abandonó su atracción por la música y participaba
activamente como pianista y como compositor en distintos eventos estudiantiles.
Es destacable que durante su estadía en Goettingen, Billroth era invitado con frecuencia a
acompañar a músicos visitantes a la ciudad, y en una oportunidad fue escogido para
acompañar con el piano en un recital a la muy famosa soprano de la época, Jenny Lind,
apodada el ruiseñor sueco.
Con el impulso de sus maestros completó con éxito sus estudios médicos, y en su último ano˜
fue trasladado a Berlín, donde se graduó en 1852 a la edad de 23 años. En este último año,
Billroth realizó su primera operación, una herniotomía.
Durante el primer año después de titulado, trabajó un tiempo como médico general, como
también para cumplir con sus obligaciones con el ejército. En Berlín, después de un difícil
comienzo, logró un cargo de ayudante del profesor de Cirugía Bernhard von Langenbeck, y
a los 27 años fue promovido al grado de profesor asociado de Cirugía. Junto a la práctica
quirúrgica, Billroth realizó investigación en histología y patología quirúrgica, áreas en que
publicó múltiples artículos, lo que causó que durante este período su dedicación a la música
se viera algo más limitada.
En 1858, Billroth, de 29 años, se casó con Christel Michaelis, de 21, quien era hija de un
médico de la corte, Edgar Michaelis, con la que tuvo 4 hijos, 3 mujeres y un hombre.

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En ese año, la tensión bélica y el inminente estallido de la guerra entre Prusia y Francia, lo
hicieron prepararse estudiando y escribiendo sobre las heridas de guerra. Posteriormente,
fue voluntario en la guerra franco-prusiana y trabajó en hospitales de campaña en 1870.
Dos años después, en 1860, a los 31 años de edad, ganó un profesorado de Cirugía en
Zürich, debido a su reputación en la docencia y a sus importantes publicaciones en cirugía y
en patología. Durante su estadía en Zürich publicó su importante y clásico texto Patología
quirúrgica general y terapia, que le dio fama mundial. Comenzó también a editar su Manual
de cirugía, pero su obra más notable en estos años fue un recuento estadístico de su
experiencia quirúrgica, realzando ya la importancia del método estadístico en la evaluación
de los resultados quirúrgicos. Este libro tuvo 9 ediciones y fue publicado en 8 idiomas.
En Zürich, pese a que tenía mucho trabajo, mantuvo su actividad musical, tocaba el piano en
algunas veladas, escribía críticas musicales en un periódico local y comenzó a estudiar viola.
Ocasionalmente fue distinguido como director invitado de la Orquesta Sinfónica de Zurich y,
como compositor, había compuesto ya 3 tríos, un cuarteto para cuerdas y un quinteto para
piano.
En Zürich, Billroth inició una de sus amistades más importantes y trascendentes de su vida.
En 1865 conoció a Johannes Brahms, cuando este interpretaba su Serenata en D menor en
la Opera de Zúrich, con quien estableció fuertes vínculos de amistad. Billroth admiraba a
Brahms de antes de conocerlo personalmente, y la amistad entre ambos creció en gran parte
gracias a la dedicación y a los conocimientos musicales de Billroth, que era el lazo que los
unía.
En agosto de 1867, el emperador de Austria le adjudicó la jefatura del departamento de
Cirugía en Viena, hecho que fue una gran distinción para Billroth y un espaldarazo mayor
para su carrera, cuando tenía solo 38 años.
Mantuvo su posición y trabajó en Viena hasta su muerte en 18948. En ese mismo año 1867,
Joseph Lister hizo su primera publicación en Lancet sobre la antisepsia en cirugía. Como se
sabe, Lister creía que la infección de las heridas se debía a bacterias y propuso el uso de
ácido carbólico (fenol) y apósitos para cubrir las heridas. Al comienzo Billroth no apoyó
claramente esta teoría de Lister, pero luego se convenció con los trabajos de Pasteur y Koch.

Billroth era un hombre de gran talento artístico: intuitivo, humano y creador. Su hogar en Viena
era un centro musical, donde tocaba la viola, el violín y el piano, y cultivaba la buena amistad
en el plano musical, como se sabe, de Brahms, Strauss, Anton Rubinstein, Hans von Bülow
y del escritor y crítico musical Eduard Hanslick (1825-1904), entre otros. Billroth, Brahms y
Hanslick conformaban un trío con una esencia musical más bien conservadora, teniendo

33
como referentes a Beethoven, Mozart y Haydn, en posición opuesta a la de Franz Liszt y
Richard Wagner, configurando la llamada “guerra de los románticos” de la época.
También a través de Brahms conoció a Clara y a Robert Schumann. Billroth poseía una
técnica quirúrgica sobresaliente y es considerado no solo un líder de los cirujanos
alemanes del siglo XIX, sino un verdadero padre de la cirugía. Fue el primero en realizar una
esofagectomía en animales en 1871. Posteriormente, en 1877, asistió a su discípulo
predilecto Vincent Czerny en la primera esofagectomía en un ser humano. En 1873 realizó
también la primera laringectomía y fue el primer cirujano en resecar un cáncer de recto. Ya
con una experiencia quirúrgica considerable, en 1881 realizó la operación que le dio más
renombre y lo identifica en la historia de la cirugía; esta fue una gastrectomía parcial distal,
con una gastroduodenoanastomosis, por un cáncer antropilórico avanzado, con sobrevida de
la paciente a esta intervención. La enferma, de nombre Therese Heller, vivió 4 meses después
de esta operación, la que hoy claramente se vería como con un criterio paliativo. Su técnica
operatoria, con algunas modificaciones, permanece hasta la actualidad y marca el inicio de
la cirugía moderna.
Billroth se preocupó también de desarrollar un riguroso método para la formación de los
cirujanos, como también de la enseñanza de las enfermeras, para lo cual colaboró en la
fundación de la escuela vienesa de enfermería Rudolfinerhaus. Sus innovadores principios
en la educación quirúrgica, como profesor e investigador, los transcribió en su trascendente
obra Las ciencias médicas en las universidades alemanas, traducida años después al inglés
para la mejor difusión de sus valiosos contenidos. Entre sus discípulos cirujanos se pueden
mencionar a Vincenz Czerny, Vicktor von Hacker, Friedrich Salzer, Anton von Eiselsberg,
Albert Narath, Anton Wolfler, Hermann Schloffer, Karl Maydl, Emil Theodor Kocher, Edoardo
Bassini, Jan Antony MikuliczRadecki y William Halsted, entre otros. Durante su larga y
productiva estadía en Viena, Billroth recibió por lo menos 2 ofrecimientos para trasladarse a
Berlín, los que desechó no solo por su exitosa vida profesional en Viena, sino por su vida
artística, social y musical en dicha ciudad. A pesar de la profunda amistad desarrollada entre
estos 2 próceres, genios en sus respectivas actividades Brahms en la composición musical y
Billroth en la cirugía y en la música (crítica y composición), entre los años 1887 y 1892 las
relaciones entre ambos aparentemente se deterioraron. Las razones no son del todo claras,
pero algunos las atribuyen a la intolerancia de Billroth y a sus prejuicios sociales. Ambos
personajes eran de extracción social diferente, hecho que marcó sus caracteres y su manera
de reaccionar ante la desigualdad y los conflictos sociales.
En 1887 Billroth tuvo una neumonía grave, que le dejó secuelas respiratorias permanentes.
Luego tuvo complicaciones cardíacas, con insuficiencia cardíaca, que lo llevaron a la muerte.

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Falleció el 6 de febrero de 1894 a los 65 años, en Abbazia, Italia, hoy Croacia. Fue enterrado
en el cementerio central de Viena con honores principescos, cerca de las tumbas de
Beethoven, Schubert, Strauss y del monumento a Mozart. Se erigió un monumento en su
honor en la Universidad de Viena. Brahms murió 3 años después, en 1897, a los 74 años de
edad, también en Viena, por un cáncer al hígado. Fue enterrado en el mismo cementerio
central de Viena. Un análisis simple de la vida de ambos personajes, en particular de Billroth,
no hace otra cosa que confirmar o apoyar la cercanía de la medicina con el arte, en este caso
con la música, atracción frecuente entre los médicos. La medicina y el arte de la música han
sido muy cercanos desde siglos, basta con recordar que Apolo, en la mitología griega y
romana era el Dios de la curación, de la medicina, de las bellas artes, de la música y de la
poesía. Billroth fue un gran cirujano, un cirujano científico, pero a la vez un artista, un cirujano
artista, un humanista. Billroth ocupó un lugar en la historia de la cirugía, probablemente no
muy distinto del que ocupó Brahms en la historia de la música. Ambos simbolizan de alguna
manera la época romántica en la ciencia y en el arte.

Joseph Lister
La mayoría de los microbiólogos, en charlas informales, suelen inclinarse por el inglés
Joseph Lister, considerándolo a su vez como el padre de la antisepsia. Curiosamente,
tal como le ocurriera a Pasteur, quien tuvo como premio de consuelo el género Pasteurella
inmortalizando su nombre, Lister estuvo a punto de quedarse sin su bacteria, pero un
investigador escocés, queriendo honrar seguramente a quien había sido un gran maestro de
la cirugía en Glasgow, vino a corregir el olvido con la Listeria monocytogenes.
Peor es mascar la hucha habría dicho Lister, si hubiese sido filósofo u hombre con sentido
del humor. Como buen sabio, estudioso y documentado, no ignoraría que la expresión
"mascar lauchas" es sólo una deformación de la anterior. Su comentario, en todo caso, habría
aludido a la insignificancia de la bacteria que le asignaron. Porque, aunque cause brotes
letales y nuestra revista le dedique un número especial, Listeria monocytogenes es, para los
bacteriólogos, una bacteria "menor", curiosa, escasa y rara.
Para empezar, es una bacteria zoonótica, productora en varios roedores un extraño trastorno
caracterizado por fiebre y monocitosis, que no despertaba interés alguno entre los
investigadores, hasta que en 1926 esta enfermedad empezó a diezmar los conejos del
laboratorio de la Universidad de Cambridge. Amenazadas tanto sus investigaciones como el
presupuesto de su laboratorio, tres microbiólogos (Murray, Webb y Swann) unieron sus
esfuerzos, analizaron los animales enfermos, cultivaron su sangre y otros órganos e
identificaron una nueva especie bacteriana, un bacilillo Gram positivo no esporulado que
bautizaron como Bacterium monocytogenes. Por sus caracteres se intentó asimilarlo

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sucesivamente a los géneros Coryne-bacterium y Erysipelothrix, y junto a ellos apareció
desde entonces en todos los textos de microbiología, hasta que los estudios genéticos
demostraron su pertenencia a un linaje algo lejano, de manera que hoy está en una familia
aparte de la Subdivisión Clostridium: la familia Listeria-Brochothrix, equidistante y al medio
de Bacillus y de Enterococcus. Pero nos estamos adelantando; hagamos una pausa y
volvamos a nuestra historia.
Un año después del descubrimiento señalado, en 1927, Pirie descubrió también su bacilillo y
lo llamó Listerella hepatolytica; sucesivos estudios y cambios de nombres llevarían a
descubrir una identidad única para los diferentes bacilos encontrados, pasando por Bacterium
monocytogenes hominis de Nyfeldt (\932),Corynebacterium parvulum de Schultz (1934),
Erysipelothrix monocytogenes de Miles y Wilson (1946),
Corynebacterium infantisepticum de Potel (1950), para terminar en 1957 como Listeria
monocytogenes por gracia de Seeliger.
James Hunter Harvey Pirie, cuyo segundo nombre le venía como anillo al dedo, pues sería
aventurero y cazador de bacterias, nació en 1877, fue un niño muy despierto, estudió en la
antigua Universidad de Edimburgo y se graduó en 1902. Seguramente conocía al famoso
William Speirs Bruce (1867-1921), escocés como él, aunque nacido en Londres, quien estaba
organizando una expedición antartica. Este Bruce descendía de una conspicua familia de
arriesgados escoceses, cuyo tronco se remontaba al legendario Bruce que desafió al rey
"Zanquilargo" de Inglaterra, continuando la rebelión de Wallace, y a la cual perteneciera
también el descubridor de la Brucella melitensis.
Había entre Bruce y Pirie muchos puntos de contacto y simpatía: su afición por las aventuras,
por la exploración de regiones inhóspitas, por las ciencias naturales y por la medicina. En
efecto, Bruce en un principio había intentado estudiar esta profesión, pero luego cambió de
objetivo, deslumbrado por las ciencias naturales, desarrollando un vasto interés por una
enormidad de disciplinas, para terminar, abandonando sus estudios médicos y embarcándose
como "asistente científico" en la Exploración Ballenera Dundee a la Antartica en 1892.
Después de participar en varios viajes al Ártico, en las cuales fue formándose como
oceanógrafo, postuló a un puesto científico en una gran expedición británica a la Antártica, la
famosa Discovery Expedition, pero terminó peleando con Sir Clements Markham,
presidente de la Royal Geographic Society, quien rechazara su proposición de incluir un
segundo barco, y tomó la arriesgada decisión de hacer su propia Expedición Nacional , pero
de Escocia y no Británica, que logró llevar a cabo entre 1902 y 1904. Fue en esta ocasión
cuando enroló a Pirie; bien podemos imaginar que ambos aventureros se conocían y que una
tarde, departiendo en pub, diría Bruce:

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¿Tienes pensado algo para los próximos dos años, James? Porque el viernes salimos hacia
el Polo Sur...
Si fue así, Pirie aceptó y postuló a una plaza de "bacteriólogo y geólogo". En aquellos tiempos
no existían ni mucha especialización ni muchas exigencias, y así se explica que un joven sin
experiencia pudiera asumir este doble título sin rubor ni dificultad. Quizás no había muchos
voluntarios que quisieran exponerse a las inclemencias del clima invernando en la isla Laurie,
en el mar hoy llamado de Escocia, de manera que no es aventurado suponer que Bruce
alentara la postulación de Pirie sin cuestionar sus títulos y lo enrolara gustoso, reproduciendo
quizás un poco la relación que existiera entre Darwin y Fitz-Roy en el HMS Beagle: la marina
de Su Majestad tiene muchos ejemplos de colaboración con la ciencia.
Recién se iniciaban las expediciones a la Antartica, procurando los distintos países establecer
soberanías, de modo que las condiciones de los campamentos distaban mucho de las
comodidades actuales. Allí James Pirie, enfrentado a condiciones bien rigurosas, endureció
tanto su piel como su temple para futuras aventuras. Participó primero en la construcción de
una estación metereológica y luego, ya adaptado al clima, llegó al mar de Weddell, iniciando
investigaciones que darían origen a una serie de publicaciones posteriores, tanto en el campo
de la bacteriología como de la geología, siendo estas últimas las más importantes, en especial
las dedicadas a la glaciología de las islas Gough y Orkney. Como entretención adicional, o
quizás para ponerse a tono con la "onda Darwin" que campeaba en el Reino Unido, desarrolló
algunos estudios zoológicos. Y pudo agregar "también hago mapas", imitando la modestia de
Leonardo, al poner a la cola del currículo que enviara al Rey de Francia la célebre frase-cita
"y también pinto ".
Aventurero por naturaleza, Pirie se unió en 1913 a los Servicios Médicos Coloniales en Kenya,
en una estadía muy breve, pues se desencadenó la Primera Guerra Mundial y de inmediato
renunció para ingresar al ejército británico, como buen subdito de Su Majestad. Se comportó
con valor, sobrevivió en las trincheras, tanto a las balas como a las bacterias, y en 1918
aceptó el puesto de Superintendente de la División Rutinaria (¡qué nombrecito más
desanimante!) del Instituto de Investigación Médica en Johannesburgo. Ya nunca dejaría
Sudáfrica, falleciendo allí en 1965, tras una dilatada carrera científica, de la cual la perla fue
el descubrimiento de la Listeria monocytogenes.
Muchos médicos se sorprenden al saber que Lister nada tuvo que ver con el género
microbiano que lleva su nombre: de hecho, cuando Murray descubrió la bacteria, Lister
llevaba catorce años en su tumba. Si bien era cirujano, como muchos proceres de la
microbiología, Lister no trabajó tanto en la identificación y cultivo de las bacterias como en la
prevención de las infecciones nosocomiales. Es muy conocida su historia de cómo se interesó

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por evitar las infecciones de las heridas operatorias, que primero supuso contaminadas "por
algún tipo de polen en el polvo en suspensión", para luego abrir los ojos a la verdad en 1865
con un trabajo de Pasteur sobre el origen de la putrefacción, comenzando a usar como
antiséptico el ácido carbólico y luego el fénico, que utilizó primero en spray y luego en
sofisticados equipos de pulverización de su propio diseño8, de los cuales se burlaban por
igual alemanes y norteamericanos. Pues bien, de esa historia no diremos nada en esta
ocasión, pues nos motiva más ir "a la esencia del hombre mismo".
Joseph Lister nació el 5 de abril de 1827 en el seno de una acomoda familia cuáquera de
Upton, cerca de Londres. No era escocés, como se dice a veces, sino inglés, pero su nombre
se liga a Escocia por haberse desempeñado muchos años en la Universidad de Glasgow, lo
cual conspiraba contra su éxito, pues los científicos británicos estimaban que Glasgow era
algo así como una aldea rural, de modo que no dieron crédito al sabio hasta que se trasladó
a la capital del Reino Unido. Podríamos recurrir a un lugar común y decir que el amor por la
ciencia lo traía en los genes ("lo tengo en el ADN", suelen decir hoy hasta los futbolistas,
explicando alguna habilidad con el balón), porque su padre fue Joseph Jackson Lister, quien
fuera uno de los pioneros en microscopía, inventando los lentes acromáticos.
Lister fue siempre un cirujano y sólo a ratos un microbiólogo, por mucho que le fascinara el
microscopio. Se explica así que uno de sus grandes aportes a la cirugía fuera la
introducción de la sutura con catgut. Fabricado con la serosa del intestino gatuno y luego
de cordero, era mayormente proteico y digerible; convencido de su utilidad, pues ya había
diez años de experimentación previa, Lister lo perfeccionó, logrando esterilizarlo con cera
fundida y fenolada. En 1869 cuando estaba pasando la Nochebuena en su vieja casa de
Essex, requirió la ayuda de su sobrino Richman Godlee y aplicó cloroformo a una vaca, en la
cual hizo una ligadura con catgut; un mes después, cuando el animal fue al matadero, un
diestro matarife le envió el órgano donde se había hecho la sutura, que estaba enteramente
reabsorbida10. Asegurado el éxito, se atrevió poco después a inaugurar su uso clínico con
una mastectomía a su propia hermana.
Pocos saben que nuestro héroe, en uno de sus arrebatos microbiológicos y abandonando por
un momento su labor quirúrgica, participó en la historia de la vacuna anti-neumocóccica,
realizando vacunaciones en Sudáfrica. Motivado por su propia clasificación serológica del
neumococo, hizo un preparado polivalente de los serotipos más conspicuos y, tras los ajustes
cuantitativos preliminares, las emprendió contra los mineros nativos con tres dosis
subcutáneas de siete mil millones de bacterias muertas, a razón de una inyección por
semana. Con esta acción logró una caída drástica en la incidencia y en la mortalidad, siendo
lo más importante que la vacuna protegió contra infecciones por los serotipos incluidos, lo

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cual convierte a Lister en todo un precursor de las actuales penta, hepta y plurivalentes que
se disputan el mercado.
Lister fue siempre un hombre de fe. Lo decimos no porque fuera un activo miembro de la
Iglesia Episcopal Escocesa, sino por sus hechos y su forma de vida. Cuando veía a sus rivales
hacer burla de sus pulverizaciones y rechazar sus aportes a la antisepsia, se refugiaba en la
idea que su sostén estaba en un propósito divino, que era Dios quien había dictado este fin
para su vida y, en tal sentido, actuaba como un cruzado. Si tuvo grandes oportunidades para
hacer dinero con sus inventos y descubrimientos, no las aprovechó, mostrando siempre un
supremo desinterés por su propio beneficio, al cual anteponía siempre el de sus pacientes,
aduciendo que el talento se le había otorgado para servir a la humanidad.
En cuanto a su acción en el terreno curativo de las enfermedades infecciosas, existe una
increíble historia atribuyéndole el descubrimiento de la penicilina en pleno siglo XIX,
muchísimo antes de Fleming. Mac Farlane publicó en Cambridge en 1984 un libro sobre
Alexander Fleming -The man and the myth- 12donde se relata cómo cierta señora Ellen
Jones, herida a raíz de un ataque aéreo alemán a Londres en 1940, contó al médico de turno
que en su juventud, hacia 1884, el profesor Lister la habría sanado de un absceso usando
penicilina. Muy sorprendido, el médico fue a investigar los registros del King's College
Hospital, donde constaba la admisión de Miss Ellen Jones el 2 de noviembre de 1884, con un
absceso glúteo derivado de un accidente de tránsito provocado por un coche de caballos.
La penicilina no aparecía en esos registros, sino en un cuadernillo en que la dama escribía
pequeñas notas para llenar las horas vacías mientras permanecía hospitalizada. Aunque la
tinta estaba algo desvaída con el paso de los años, la letra de la señora Jones era
perfectamente reconocible en una página donde había escrito la letra de una canción muy
popular en 1884, que escuchaba tararear a los estudiantes, y en otra donde anotara el nombre
del medicamento administrado por Lister.
Da la impresión que la enferma hubiera sido ayudada a trazar las últimas letras, pero se lee
claramente la palabra "penicillim ", con "eme" final. La evidencia es frágil y discutible, pero
sería una bella historia si fuese verídica. No es improbable, pues en esa edad de oro de la
naciente bacteriología muchos investigadores ensayaron, plenos de ilusión, terapias de
antagonismo microbiano. Por otra parte, con su modestia característica, puede que el padre
de la antisepsia no haya dado ninguna importancia a su descubrimiento.

Jonathan Hutchinson
Sir Jonathan Hutchinson nació en Selby, Yorkshire, Inglaterra, el 23 de julio de 1828. Durante
sus estudios iniciales de medicina en la Small York School, quedó impactado por las

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enseñanzas de Thomas Laycock, quien más tarde fuera profesor en Edinburgo. En 1850 se
trasladó a Londres para graduarse en la Escuela de Medicina del St. Bartholomew's Hospital,
y al poco tiempo fue el médico más consultado de Londres, dado su amplio conocimiento en
todos los campos de la medicina. En esta escuela, Hutchinson fue influenciado y ayudado
por su mentor, Sir James Paget (1814-1899), quien lo acompañó en la evaluación de los
pacientes ambulatorios e internados. Al igual que Paget, Jonathan Hutchinson fue nombrado
Caballero del Imperio Británico en 19083. Era tan grande el respeto que Paget le tenía por la
habilidad con que resolvía aun los casos más complicados, que habitualmente le enviaba
pacientes para una segunda opinión. Fue una personalidad médica reconocida internacional-
mente. Promovido por McWhinnie, trabajó como dermatólogo en el Blackfriars Hospital. Por
otro lado, se desempeñó como oftalmólogo en el Royal London Ophthalmic Hospital y como
especialista en enfermedades infecciosas en el Lock Hospital. Desarrolló su labor de clínico
en el London Chest Hospital y cirujano general (esta vez alentado por Paget) en el London
and Metropolitan Hospitals. Fue presidente de la Hunterian Society en 1869 y 1870, de la
Pathological Society of London en 1879, de la Ophthalmological Society ofthe United Kingdom
en 1883, de la Neurological Society en 1887, del Roy al College of Surgeons en 1889, de la
Medical Society of London en 1892, de la Roy al Medical and Surgical Society entre 1894 y
1896 y presidente del Congreso Internacional de Dermatología en 1896. También fue editor
en jefe del British Medical Journal (BMJ) y entre los años 1890 y 1900 escribió artículos que
aparecieron trimestralmente en el Archives of Surgery. Publicó más de 1.200 artículos
médicos.
En enero de 1869, un paciente de 58 años, el señor John W. Mortimer, visitó al Dr. Hutchinson
en el Blackfriars Hospital, por unas placas purpúreas de crecimiento gradual desde los dos
años previos, que se ubicaban simétricamente en los muslos y las manos. Estas lesiones
eran indoloras y nunca se ulceraban, a diferencia del lupus vulgar, por lo que en un principio
Hutchinson le dio a esta entidad el nombre del paciente llamándola "enfermedad de
Mortimer". En 1877 Hutchinson publicó el caso bajo el título "Case of livid papillary psoriasis",
siendo la primera descripción de sarcoidosis (del griego: condición similar a la carne) con
afectación cutánea, hoy conocida como enfermedad de Besnier-Boeck-Shaumann.
Describió la pupila de Hutchinson-Boeck en 1865 (la pupila del lado de la lesión está midriática
y fija debido a una lesión del III par, mientras que la contralateral se contrae al estímulo
lumínico) y la progeria (envejecimiento precoz o síndrome de Hutchinson-Gilford) en 1886.
En 1896 reportó 2 hermanas con máculas pigmentadas en los labios y mucosa yugal, entidad
que después se llamó síndrome de Hutchinson-Weber-Peutz y cuando las lesiones

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pigmentadas se asocian a pólipos hamartomatosos del intestino delgado constituyen el
síndrome de Peutz-Klostermann-Touraine-Jeghers.
Jonathan Hutchinson fue el primero en describir la arteritis de la temporal, en 1889, hoy
llamada enfermedad de Hutchinson-Horton-Gilmour-Magath-Brown. Además describió la
balanitis atrófica, el lentigo maligno, el eczema dishidrótico, la degeneración macular de
coroides o enfermedad de Hutchinson-Tay (degeneración senil de coroides con pérdida visual
progresiva, con manchas amarillentas alrededor de la mácula). A nivel corneal describió un
área de neo-vascularización de color salmonado que observó en la queratitis sifilítica la cual
se conoce como parche de Hutchinson.
Describió en la oftalmoplejía externa progresiva o enfermedad de Von Grafe- Fuchs, la facies
de Hutchinson o mirada de astrónomo o de adorador de la luna. La melanosis de Hutchinson
o síndrome de Dubruilh-Chambardel es una condición previa al melanoma que consta de
lesiones pequeñas en la piel de la cara, marrón oscuro o sepia.
Describió en la neurosífilis la sensación subjetiva de sentir la cara cubierta con algodón
(máscara de Hutchinson), y el síndrome melanótico de Hutchinson o síndrome de Hutchinson
III (tumor melanótico del lecho ungueal). También se llama síndrome de Hutchinson, cuando
el neuroblastoma (tumor de Hutchinson-Abercrombie) presenta metástasis craneales o en
órbita y síndrome de Pepper cuando éstas se encuentran en el hígado. Describió lo que se
dio a llamar variedad de Hutchinson del eritema indurado de Bazin, que es cuando en su
evolución éste se ulcera. Por último, también describió, en 1865, lo que hoy se conoce como
síndrome de Claude Bernard-Horner (que fuera descripto por Bernard en 1858 y Horner en
1869, si bien se sabe que lo describieron otros autores previamente, como Francois Pourfour
du Petit y Edward SelleckHare).
Entre las teorías erróneas sobre la etiopatogenia de las enfermedades, creía que la lepra
(enfermedad de Hansen) aparecía por la ingestión de pescado en mal estado y que la urticaria
pigmentosa que él describiera junto a Nettleship, la producía la picadura de insectos.
Uno de sus discípulos más conocidos fue Edward Nettleship (1845-1913), quien describió la
mastocitosis cutánea o urticaria pigmentosa el 18 de septiembre de 1869 en el British Medical
Journal (en este artículo se evidencia una clara influencia de Jonathan Hutchinson) y la
enfermedad de Nettleship- Falls o albinismo ocular asociado al X, entre otras descripciones.
En 1872, Hutchinson compró una extensa propiedad en Haslemere, Surrey, a donde se mudó
con su esposa y diez hijos. Fundó en esta ciudad la London Polyclinic of Postgraduate School
of Medicine y el Museo de Educación de Instrucción Popular en Historia Natural, en 1890.
Hutchinson fue uno de los médicos más destacados durante el siglo XIX en Inglaterra, así
como un gran observador.

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Las tríadas
Así como la tríada de Hutchinson es una manifestación cardinal de la sífilis congénita, se
pueden encontrar en la medicina otras tríadas. Las tríadas son un conjunto de signos y
síntomas que permiten sospechar la existencia de una o varias entidades clínicas, siendo a
su vez una demostración del pensamiento asociativo. Se han descripto en la medicina
alrededor de doscientas. Además de la tríada de Hutchinson ya mencionada, debemos
recordar la tríada de Saint que consta de hernia hiatal, litiasis biliar y diverticulosis colónica.
Como se ve, la tríada de Hutchinson se compone por signos de una misma enfermedad
mientras que la de Saint es la suma de múltiples entidades, no habiendo en este caso base
fisiopatológica para la coexistencia de estas tres enfermedades. Saint fue un cirujano
sudafricano que enfatizó la importancia de considerar la posibilidad de múltiples
enfermedades separadas en un paciente, cada vez que su historia o su examen fueran
atípicos para un único diagnóstico. Saint enfatizó que más de una enfermedad puede ser la
causa de los síntomas y signos en un mismo paciente. En el mismo sentido una frase de John
Hickam dice: "Un paciente puede tener tantos diagnósticos como se nos dé en gana", a esto
se lo ha llamado "sentencia de Hickam". Debido a que los médicos nos enfrentamos a un
número creciente de pacientes con una multitud de condiciones agudas y crónicas, las
visiones de Saint y de Hickam deben ser consideradas en la práctica de la medicina moderna.

William Steward Halsted


William Steward Halsted pertenece a la época gloriosa de la cirugía, periodo que
denominamos “revolución quirúrgica” en la que se superaron las tres barreras: dolor,
hemorragia e infección. A finales del siglo XIX hubo un renacimiento de la cirugía hunteriana
o fisiológica. Halsted realizó investigación de laboratorio en fisiología y patología que aplicó a
la cirugía. Es considerado como uno de los padres de la moderna cirugía y, en concreto, de
la cirugía norteamericana.
Estudió medicina y fue asistente de John Dalton. Obtuvo el título A.B. en 1874 y el de M.D.
por el Colegio de Médicos y Cirujanos de la Universidad de Columbia, en 1877. Estuvo como
interno en el Bellevue Hospital (1876-1877) y como médico en el New York Hospital (1877-
1878). Allí llegó a crear un sistema de registro de la temperatura, el pulso y la respiración, por
medio de puntos y de curvas de varios colores.
Completó estudios en Europa entre 1878 y 1880 en Viena, Leipzig y Würzburg junto a los
más prestigiosos nombres del momento como el cirujano Theodor Billroth, el patólogo Hans
Chiari, el dermatólogo Moritz Kaposi, el oftalmólogo Ernst Fuchs, y el embriólogo Albrecht von
Kolliquer.

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A su regreso a Nueva York estableció una consulta privada y formó parte de la plantilla de
seis hospitales. También impartía clases de cirugía los domingos. Pronto ganó una gran
reputación como cirujano y como entusiasta de los métodos antiséptico y aséptico. Fue el
autor de una de las primeras colelitomías que se realizó en los Estados Unidos.
Utilizó la cocaína como anestésico. Según se afirma se habituó personalmente a su consumo
que luego sustituyó por la morfina. Tuvo que realizar una cura de desintoxicación en
Providence, en 1886, que volvió a repetir poco después.
Fue invitado por William H. Welch de Baltimore ese mismo año para investigar en el recién
creado laboratorio de patología. Trabajó con Franklin P. Mall y perfeccionó las técnicas de
sutura intestinal (sutura de Halsted) e investigó la curación de heridas en perros. También
realizó estudios quirúrgicos sobre el tiroides en estos animales.
En 1890 fue nombrado primer cirujano jefe del recién inaugurado hospital de la John Hopkins
University, y en 1892 fue nombrado primer profesor de cirugía de la escuela de medicina.
Su ayudante en el quirófano era la aristocrática Carolina Hampton, que padecía una dermatitis
que se veía acusada por los antisépticos que se utilizaban entonces. Halsted pidió a la firma
Good Year que le fabricara unos guantes de goma. Este fue el comienzo del uso de los
guantes en los quirófanos. De proteger a alguien que padecía una enfermedad, se pasó
después a proteger el campo estéril de las manos del cirujano y de las de los ayudantes. Se
casó con Carolina Hampton en 1890.
En la John Hopkins Halsted y su equipo realizaban investigación de laboratorio, reglaban con
minuciosidad las intervenciones, aplicaban las mejores técnicas de asepsia y hemostasia y
utilizaban buenos materiales e instrumentos. Fue un innovador en lo que se refiere a las
técnicas para intervenir la glándula tiroides y las paratiroides (efectuó los primeros
transplantes de glándula paratiroides), cáncer de mama, hernia y sistema vascular.
Consideraba que los tejidos sospechosos debían ser extirpados en una sola pieza y con una
gran exéresis de piel, que obligaba con frecuencia a realizar injertos; era contrario a una
escisión fragmentada.
Precisamente se conoce como operación de Halsted a la amputación amplia de la mama con
ablación de los músculos pectorales y limpieza ganglionar local y axilar en el carcinoma
mamario. El síndrome de Halsted es el edema postoperatorio del miembro superior tras una
amplia amputación de la mama.
La sutura de Halsted es una variedad de sutura intestinal semejante a la de colchonero.
Introdujo también el uso del tejido de gutapercha en el drenaje (1880), los apósitos de hojas
de plata (1896) y la transfixión de los tejidos sangrantes.

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En el John Hopkins creó los departamentos de ortopedia, otorrinolaringología, urología y
radiología. En este centro se formaron muchos cirujanos que después extenderían las
técnicas de Halsted por todo el país. Entre estos se encontraba Harvey Cushing.
En 1919 fue intervenido y se le practicó una colecistectomía después de sufrir varios cólicos
biliares por litiasis.
En 1921, en otoño, padeció una enterocolitis grave con colangitis aguda. Se le agravó en
enero del año siguiente y se decidió operar. Durante el posoperatorio sufrió una neumonía
que le condujo a la muerte el 7 de septiembre de 1922

CIRUGIA GENERAL (Pantoja Ramos, Diego)


ANESTESIA
La anestesia es un acto controlado en el que se usan fármacos para bloquear la
sensibilidad táctil y dolorosa de un paciente, sea en todo o parte de su cuerpo y sea con o
sin compromiso de conciencia.
La anestesia general se caracteriza por brindar hipnosis, amnesia, analgesia, relajación
muscular y abolición de reflejos.
Joseph Priestley descubría en 1772 el óxido nitroso, gas que al principio se creyó letal, aun
en pequeñas dosis. Pero en 1799 el químico e inventor británico Humphry Davy decidió
resolver la incógnita probándolo consigo mismo. Descubrió con asombro que lo hacía reír,
así que lo denominó “gas hilarante”. Davy escribió sobre las posibles propiedades
anestésicas del compuesto gaseoso, pero nadie en aquellos días continuó con las
investigaciones.
Un joven médico estadounidense llamado Crawford Williamson Long se percató de que sus
amigos eran insensibles al dolor aunque se habían lastimado al ir tambaleando de un lado a
otro bajo los efectos del éter. De inmediato pensó en su potencial aplicación a la cirugía. Dio
la casualidad de que James Venable, estudiante que participaba en una fiesta de éter, tenía
dos pequeños tumores que deseaba que le extirparan, pero posponía siempre la operación
por miedo al dolor. Cuando Long le propuso practicársela bajo los efectos del éter, Venable
accedió, y el 30 de marzo de 1842 se realizó la intervención sin dolor. No obstante, Long no
hizo público su descubrimiento sino hasta 1849.
Fue el doctor odontólogo Horace Wells quien comenzó a utilizar el óxido nitroso como
anestesia, después de habérselo visto utilizar al autotitulado profesor y químico Gardner Q.
Colton en sus espectáculos, los cuales consistían en administrar este gas a voluntarios del
público. Esto los ponía en un estado de euforia y excitación (a veces violentos), y perdían

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sus inhibiciones, lo cual deleitaba al público. En una ocasión, uno de los voluntarios bajo el
efecto del gas se hirió y el doctor Wells observó que no sentía dolor. Con base en esto
decidió comprobar en sí mismo si el óxido nitroso eliminaba el dolor y el 11 de diciembre de
1844, tras aspirar el gas, su ayudante John Riggs le practicó una extracción dental de un
molar, sin que Wells se quejara. Al despertar, Wells exclamó: «Una nueva era para la
extracción de órganos dentales».
Más adelante, el 16 de octubre de 1846, en Boston, fue William Morton, ayudante de Wells,
quien realizó una exitosa demostración del uso de la anestesia al aplicársela a un paciente
del doctor John Collins Warren. El doctor Warren pudo eliminar un tumor del cuello de su
paciente sin que este sintiera dolor alguno. Desde entonces, Morton se dedicó a administrar
anestesia, ocultando el tipo de gas que usaba (que él llamaba "letheon") para usarlo en
exclusividad, pero se vio forzado a revelar que se trataba de éter. Desde ese momento, el
uso de éter se difundió rápidamente.
A mediados de diciembre de 1847, en un hospital de Edimburgo, el tocólogo James
Simpson y su compañero Dunkan practicaron el primer parto sin dolor empleando
cloroformo, dado que el éter ya había sido probado en enero de ese mismo año
comprobando que a pesar de quedar dormida la paciente las contracciones del parto
continuaban con normalidad. El éter provocaba efectos secundarios que incitaron a
Simpson a buscar otro gas con parecidos efectos, pero sin los accesos de tos que surgían
después de la inhalación de grandes cantidades de éter. La madre estuvo tan agradecida
que llamó a su hija "Anestesia". En 1848 el doctor John Snow perfeccionó la técnica de
aplicación del cloroformo al administrarlo en pequeñas dosis durante el parto. Este hecho no
se popularizó sino hasta el año 1853, cuando Snow aplicó cloroformo a la reina Victoria en
el parto del príncipe Leopoldo de Sajonia-Coburgo-Gotha. Después del parto, nombró al
doctor Sir.
A pesar de la introducción de otros anestésicos inhalatorios (eteno, tricloroeteno,
ciclopropano), el éter continuó siendo el anestésico general estándar hasta principios de
1960, para ser luego reemplazado por potentes y no inflamables agentes inhalatorios, como
el halotano, seguido luego por el enflurano, y más adelante por el isoflurano hasta llegar, en
la década de 1990, al sevoflorano y al más reciente desflurano.
Para lograr su objetivo que es suprimir el dolor, la anestesiología debió experimentar
diferentes formas de llevar al individuo a un coma farmacológico reversible, es decir,
anulando la actividad cortical a través de sustancias que provocan una estabilización de la
membrana celular de la neurona a través de una hiperpolarización de la misma, bloqueando
la entrada del ion calcio a través de la interacción con receptores GABA de las membranas

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celulares. Esta es una de las teorías más aceptadas de la farmacología, sin que todavía sea
la última palabra.
ANTISEPSIA
Antisepsia se define como el empleo de medicamentos o de sustancias químicas
(antisépticos) para inhibir el crecimiento, destruir, o disminuir el número de microorganismos
de la piel, mucosas y todos los tejidos vivos. Es la ausencia de sepsis (microorganismos
capaces de producir putrefacción y/o infección). La finalidad de estos procedimientos es
evitar o atenuar el riesgo de infección en toda técnica quirúrgica.
Las infecciones nosocomiales son un gran problema de salud, ya que se relacionan a un
incremento del riesgo de muerte hasta en un 40%, estancias prolongadas y a grandes
costos para los sistemas de salud.

La primera referencia de impacto, en relación con las infecciones nosocomiales, la realizó


Ignaz Semmelweis en 1847, quien, basado sólo en la observación, relacionó tasas mayores
de mortalidad debidas a la fiebre puerperal, a un menor apego al lavado de manos. Gracias
a la implementación de la higiene de manos con una solución de hipoclorito de sodio,
disminuyó la tasa de mortalidad, de 14% reportada en 1846, a una tasa de 1% en 1848. A
pesar de demostrar esta disminución en la mortalidad, Semmelweis es degradado y
desacreditado por sus pares, y sus observaciones fueron dejadas en el olvido.

El concepto de antisepsis o antisepsia es introducido hasta 1867 por el cirujano británico


Joseph Lister, profesor de cirugía de Glasgow. Actualmente es considerado el padre de la
antisepsia, debido a su publicación en el seminario médico Lancet, en el que describe un
método para el tratamiento de fracturas, entre otros, con comentarios sobre las condiciones
de la supuración, donde opina que los microrganismos del aire llegan a las heridas. Lister
recomendaba operar bajo el vaporizador de fenol, como un agente desinfectante efectivo. El
9 de agosto del mismo año, imparte una plática en el Colegio de Médicos de Dublín,
titulada: “Sobre el principio antiséptico de la práctica de la cirugía”.

A principios de la década de 1880, los bacteriólogos logran identificar que los gérmenes son
transportados por el instrumental quirúrgico, las manos y las gasas infectados. En este
momento es cuando se desarrolla el procedimiento de la asepsia, y con esto viene un
parteaguas en el que los procedimientos quirúrgicos toman el título de “cirugía moderna”. El
cirujano Gustav Adolf Neuber (1886) introduce la manipulación aséptica de las heridas y la
prevención de las infecciones. Ernst von Bergmann implementa la esterilización de gasas y

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el instrumental, mediante vapor de agua caliente. El aseo de la mesa de operaciones y el
quirófano con productos químicos germicidas; el lavado de manos convertido en un ritual, y
también la implementación del uso de la bata blanca, cubrir el cabello y el inicio del uso de
guantes de goma esterilizados, se deben a William S. Halsted en 1894.
HEMOSTASIA
La hemorragia se venció gracias a la invención de una serie de técnicas que reciben el
nombre de la "hemostasia quirúrgica". Incluye recursos como el pinzamiento o la presión
sobre los vasos que irrigan la zona operatoria, la sutura o ligadura de los mismos, la
administración de sustancias que favorecen el coágulo sanguíneo, etc. Sin embargo, el arma
más útil fue la transfusión sanguínea. Tuvieron que vencerse muchos problemas y dominar
técnicamente el procedimiento para que fuera eficaz. Quien contribuyó decisivamente al tema
fue Karl Landsteiner (1868-1943) con el descubrimiento en 1901 de los grupos sanguíneos.

Constituye el tercer pilar, junto con la anestesia y la antisepsia-asepsia en el progreso de la


cirugía. Aunque desde Paré se postuló la ligadura vascular frente a la cauterización como
procedimiento para cohibir la hemorragia, en este período se perfecciona el instrumental y se
diseñan nuevos modelos de pinzas hemostáticas de forcipresión o presión continua como las
de Eugene Koeberlé (1828-1915) primero y las de Jules Emile Pean (1830-1898) después,
que sirvieron de base a otros muchos modelos posteriores. El vendaje elástico de Ernest von
Esmarch (1823-1908) que mejoraba el antiguo torniquete, distintos dispositivos de

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compresión y las ligaduras por transfixión de Halsted fueron otros procedimientos aportados
para conseguir la hemostasia.
Otra gran ayuda a la hemostasia fue la posibilidad de reponer la sangre perdida para
mantener el volumen sanguíneo circulante, lo que sólo pudo conseguirse a principios del siglo
xx con la transfusión sanguínea. Ésta, tras diversas vicisitudes históricas, fue puesta a punto
con el descubrimiento de los grupos sanguíneos ABO en 1901 por Karl Landsteiner (1868-
1943), al observar que el suero de determinadas personas aglutina los hematíes de otros
individuos, lo que le valió el Premio Nobel.
Con el advenimiento de la CULTURA POSITIVISTA (1848-1870), la cirugía se convierte en
ciencia, se delimita un mismo lenguaje universal y se extiende a todos los órganos.
Se debe a Lister la introducción del Catgut Carbólico y el Catgut Cromado entre 1860 y 1861.
Todavía son válidos los principios quirúrgicos de WILLIAM HALSTEAD (Baltimore 1900),
quien recomendaba el uso de Seda delgada en cierre interrumpido y una Hemostasis
exhaustiva y sofisticada.

MÉTODO ANTISÉPTICO (Rodriguez Pinao, Melissa Nicol)


El segundo gran hallazgo, sin duda el más importante respecto a la supervivencia de los
enfermos, fue la antisepsia y la asepsia. Los primeros decenios del periodo positivista
conocieron el fracaso de la obra personal de Ignaz Philipp Semmelweis y el fulminante éxito
del método antiséptico de Joseph Lister. Aquél publicaba en 1861 en Viena su trabajo
definitivo titulado: Die Aetiologie, der Begriff und die Prophylaxis des Kindbettfiebers, que no
pudo evitar el momentáneo olvido que cubrió su vida y sus logros. Cuando en 1883 Lister
visitó Budapest cuya clínica ginecológica había dirigido Semmelweis en sus últimos años-
fue interrogado acerca del ilustre húngaro; reconoció no haber tenido nunca noticia de su
teoría ni de su autor. Naturalmente, esta ignorancia no resta méritos, si acaso los aumenta,
a las investigaciones del maestro de Glasgow.

En 1860, cuando Lister se hizo cargo de su primera cátedra, se vio obligado a hacer frente a
la enorme mortalidad presente en su clínica. Era norma obligada en todas las salas
quirúrgicas de mediados del siglo XIX: de un 30 a un 50 % de los enfermos ingresados en
ellas a veces, en algunos lugares, aumentaba incluso esta cifra morían víctimas de diversas
afecciones, sobre todo infecciosas. La piemia, la gangrena hospitalaria, la erisipela y el
edema purulento eran, junto a las hemorragias, las causas principales de la muerte de estos
enfermos. Las estadísticas publicadas por Malgaigne y Pirogoff son suficientemente
demostrativas. El francés pudo comprobar que, en los hospitales parisinos, en cinco años

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de mediados del ochocientos, de un total de 560 operaciones quirúrgicas resultaron 300
defunciones; el cirujano ruso encontró 159 casos de muerte entre 400 intervenciones
practicadas en 1852-1853. Todavía Ernst Kuster en 1868-1869, de seis amputaciones de
brazo fracasó en cinco, de cinco de antebrazo en cuatro y de quince del muslo en once,
falleciendo casi todos por piemia.

Pasteur había demostrado que las sustancias putrescibles podían preservarse de la


putrefacción evitando la llegada a ellas de gérmenes. Lister pensó, atacando la doctrina ya
muy vieja del «pus loable», en impedir la putrefacción de los tejidos heridos o escindidos
quirúrgicamente aplicando esta teoría. Quiso evitar que los gérmenes entrasen en las
heridas, destruyendo todos los que pudiesen penetrar en Recurrió al ácido fénico,
fácilmente obtenido del alquitrán de hulla, del que se conocía desde 1859 gracias a las
experiencias de Corne y Desormeaux su poder de evitar la putrefacción e incluso su utilidad
en el tratamiento de heridas. Lemaire farmacéutico parisino, lo había estudiado
detenidamente, demostrando entre 1860 y 1863 que los microorganismos no se desarrollan
en su presencia. Dedujo que las enfermedades contagiosas eran producidas por pequeños
seres vivos -herencia de la antigua doctrina del «contagio animado» y afirmó la utilidad del
ácido fénico en las operaciones quirúrgicas.

Quizás el inglés Lister desconocía los descubrimientos y las afirmaciones de Lemaire, pero
sin duda sabía que en su mismo país el ácido fénico se empleaba para evitar la fetidez de
los albañales y que en los campos vecinos, por donde discurrían las aguas fenicadas,
desaparecían los entozoos que hasta entonces parasitaban constantemente el ganado.
Supuso Lister que las sustancias destructoras de estos parásitos animales serían capaces
de eliminar los gérmenes en las operaciones de cirugía. Los éxitos no pudieron ser más
alentadores, como demostró en su publicación de 1867 «On the Antiseptic Principie in the
Practice of the Surgery». Su método consistía en pulverizar el medio ambiente y cuantos
objetos entrasen o pudiesen entrar en contacto con la herida. Esta era exhaustivamente
limpiada si era traumática y. en todo caso, sobre ella se aplicaban pomadas fenicadas en
compresas. Sus éxitos fueron rotundos, la demostración de la utilidad de su método fue
patente. Escogió las heridas abiertas de extremidades inferiores, las más graves, en las que
la amputación era frecuente y las consecuencias muchas veces fatales. Los resultados
fueron espectaculares: pocas veces fue necesaria la extirpación del miembro, la mortalidad
disminuyó al 6,2 %. Hasta el fin de su vida, en 1912, continuó perfeccionando su método y
personalmente consiguió abordajes -intervención de abscesos vertebrales y penetración
quirúrgica en el tórax y en la articulación de la rodilla- hasta entonces imposibles.

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Muy pronto se difundió el nuevo método quirúrgico. La antisepsia fue muy bien recibida por
Lucas Championniere en Francia, por Hagedorn en Magdeburgo.

Bardeleben en Berlín, Volkmann en Halle, Nussbaum en Munich, Thiersch en Leipzig... La


nueva técnica fue rápidamente difundida, aun reconociendo el mismo Lister la realidad de
algunos inconvenientes, especialmente los determinados por la peligrosidad del producto
antiséptico utilizado. En efecto, pronto se comprobó que irritaba los tejidos descarnados y
que incluso determinaba fenómenos tóxicos en pacientes y médicos. Era especialmente
peligroso por su nocividad sobre el riñon. Se intentó subsanar este peligro sustituyendo el
fármaco; Thiersch y Callender recomendaron la sustitución del ácido fénico por el ácido
salicílico. Volkmann recurrió al cloruro de cinc y S. Cardenal al alcohol etílico diluido.

Pronto apareció un poderoso grupo especialmente reclutado entre los cirujanos alemanes
que defendían ardientemente el nuevo método. Eran denominados, con cierto desprecio,
por los ingleses «antiseptic surgeons». Consideraban que ejercían una cirugía distinta -la
«antiseptic surgery»- y que eran omnipotentes en la mesa del quirófano. Se consideraron
capaces de penetrar en cualquier cavidad del organismo humano y eran partidarios del
intervencionismo médico muy activo. Las heridas eran siempre operadas y se tendía a
sustituir el antiguo método de curación abierta por la sutura quirúrgica. Thiersch planteó
sólidamente la posibilidad de la curación per primam intentionem de las heridas abiertas.
Por el contrario, en muchos otros lugares, el método no fue acogido tan unánimemente; sus
principales adversarios los encontró en Inglaterra y Estados Unidos.

La Segunda Escuela Vienesa no fue tampoco partidaria del nuevo método listeriano. Schuh
nunca aceptó el descubrimiento de Semmelweis, que desde 1847 habría podido reformar
desde su raíz misma el problema más agudo de la cirugía de entonces, el tratamiento de las
heridas. Por el contrario, el director de la Clínica Quirúrgica I, Dumreicher, supo adoptar
esta novedad con tal eficacia, que, en su clínica, durante treinta y un años, sólo por dos
veces surgió una de aquellas epidemias de gangrena hospitalaria, tan frecuentes a la
sazón. No puede extrañar, pues, que Dumreicher no sintiese la necesidad de recomendar el
nuevo método de Lister, cuando éste, entre 1870 y 1880, conquistó todas las clínicas
quirúrgicas. Las confusas teorías de Billroth acerca de las causas de la infección de las
heridas, en las que luego entraremos, determinaron su clara actitud de oposición a los
fundamentos teóricos de la antisepsia; pero a la larga, naturalmente, no pudo desconocer
los brillantes éxitos objetivos de ésta en el tratamiento de heridas. En 1875 introdujo en su
clínica a título de prueba el método de Lister, y desde 1878 lo aplicó sistemáticamente, aun
cuando intentara modificarlo de las más diferentes maneras para evitar las graves

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intoxicaciones que producía el ácido fénico A tal efecto, le pareció muy utilizable el
tratamiento con iodoformo, experimentado en la Sección Quirúrgica II del Allgemeines
Krankenhaus por Albert von Mosetig-Moorhof (1838-1907), discípulo de Dumreicher, hasta
que lo hizo inútil la introducción del método aséptico en 1891. En contraste con Billroth,
Albert, ya en 1875, introdujo definitivamente la antisepsia de Lister en su clínica de
Inssbruck e hizo de ella el fundamento de su Lehrbuch (Erna Lesky).

En 1878 Robert Koch publicaba en Leipzig sus Untersuchungen über die Aetioiogie der
Wundinfectionskrankheiten, en las que demostraba taxativamente el origen microbiano de
las infecciones de las heridas accidentales y quirúrgicas. Su aportación permitió a los
cirujanos pensar en evitar la entrada de gérmenes y no esperar a la desinfección una vez
contaminada la herida. Una vez más la cirugía marcial ayudó a la introducción de esta
hipótesis en la práctica diaria. El ilustre cirujano E. von Bergmann participó en 1877, en
calidad de consultor médico del ejército ruso, en su guerra contra Turquía. En los heridos
por arma de fuego, transportados con gran dificultad a través de los Balcanes, el método
listeriano era perjudicial, contrastando con los resultados obtenidos en tiempos de paz.
Bergmann, en contra de sus colegas rusos, intentó un sistema distinto. Se limitó a la
limpieza superficial de la herida, colocando un grueso apósito de algodón e inmovilizando el
miembro mediante un vendaje enyesado que incluía la articulación vecina. Sus resultados,
incluso en extremidad inferior, la piedra de toque de cualquier nuevo tratamiento, fueron
espectaculares. En una primera serie de 59 heridas en rodilla por arma de fuego registró 30
curaciones, ignorando el destino en 5 casos. En una segunda lista de 15 heridos con lesión
de rodilla con afectación ósea, sólo hubo una muerte, en 2 fue necesaria la amputación
secundaria, los demás curaron; de ellos, sanaron 8 con supuración escasa o nula. Había
demostrado von Bergmann que en las heridas no infectadas era preferible la asepsia al
peligro de contaminarlas con la manipulación quirúrgica.

La asepsia propuesta por Bergmann se apoyaba en algunos hechos irrebatibles por el


momento. Los antisépticos, con frecuencia, se revelaban como poco eficaces In vivo y con
peligros ciertos. El cerrar prematuramente heridas infectadas producía consecuencias
graves y la intervención de la mano del cirujano -en condiciones poco asépticas- producía la
inoculación de gérmenes con gran frecuencia. Además, él suponía que en las guerras
futuras se emplearían siempre las mismas balas limpias y puntiagudas de los fusiles rusos y
turcos. Aceptando estas premisas era adecuado el tratamiento sin antisépticos y sin
actuación de la mano del cirujano sobre las heridas. Las afirmaciones de Bergmann acerca
de la importancia de evitar la posible infección dieron importantes y rápidos resultados. Las

51
referentes a no emplear antisépticos y a no actuar quirúrgicamente pronto fueron discutidas.
Bergmann perfeccionó sus métodos, la esterilización por el vapor de agua sustituyó a los
desinfectantes. Desde 1886 empleó este sistema en su clínica, publicando en 1891 sus
conclusiones en las que había tomado parte su asistente Schimmelbusch- sobre asepsia
general. En todo el mundo se empleó el nuevo método aséptico; por estas fechas las
publicaciones de Vinay en Francia, de G. A. Neuber cuya clínica privada fue, en 1885, la
primera organizada según el nuevo sistema- en Kiel y de C. Brunner en Tubinga
condenaban al olvido el uso de los antisépticos.

El peligro de las manos del cirujano fue rápidamente eliminado con el uso de guantes de
algodón (Mikulicz) y, más tarde, de goma (Halsted. 1890) durante el acto quirúrgico, y
también con la utilización regular de mascarilla por cirujano y ayudantes (Mikulicz, 1894). A
este respecto es necesario recordar los medios de desinfección propuestos por Kummel y
Fürbringer y las recomendaciones de Trendelenburg. Con ello quedaba eliminada una de
las principales razones de no actuación preconizada por von Bergmann. El inconveniente de
cerrar heridas infectadas y la peligrosidad de los antisépticos antiguos fueron
inconvenientes también pronto paliados. En 1905 conocía el mundo médico las experiencias
de Friedrich, quien había conseguido, experimentando en cobayas, dar una adecuada pauta
de manipulación de heridas. Produciendo en estos animales heridas musculares, las
contaminaba con tierra negra. Luego, en determinados tiempos, eran resecadas y cerradas.
Pudo demostrar que actuando antes de las seis horas la infección no se había producido, si
se operaba transcurridas ocho era casi inevitables. Sus indicaciones eran claras y sencillas:
siempre sección de los bordes de la herida, quitando uno o dos milímetros de tejido sano. Si
no había transcurrido el plazo crítico se cerraban; caso contrario se aguardaba a la cura por
segunda intención. La segunda dificultad se obvió con la aparición de nuevos antisépticos;
poco resultado dieron los productos colorantes y las preparaciones metálicas; bastante más
efectivos se mostraron el iodoformo, el vioformo y, más tarde, la solución de Dakin a base
de hipoclorito sódico.

TRATAMIENTO DE HERIDAS (Rodriguez Pinao, Melissa Nicol)


En el siglo XVII los cuidados de las heridas no han conseguido avanzar excesivamente al
igual que la cirugía sin un desarrollo claro como como ciencia. La figura del cirujano en la
sociedad era notablemente inferior al del médico salvo contadas excepciones, persistiendo
la separación entre cirujanos y barberos. Existían estas dos figuras entre otros
"profesionales" que realizaban procedimientos, sangrías, lavativas, extracciones dentarias,
etc. Entre estos "sanitarios" se encontraban los sacamuelas y curanderos en general. Los

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cirujanos se dedicaban a las operaciones de envergadura, mientras que los barberos
realizaban fundamentalmente curas de heridas y sangrías.
En 1616 en la Universidad de Ferrara en Italia, Cesare Magati, cirujano de la época, se
interesa y preocupa por la cicatrización de las heridas. Crea una escuela sobre el cuidado
de las heridas proclamando que: “Es la naturaleza y no los medicamentos, lo que cura las
heridas”. Cesare Magati se basó en dos principios:
1. A menor manipulación o cambio de cobertura de la herida, se disminuye la
posibilidad de lesionar los tejidos de granulación.
2. Los tratamientos para esta atención deben ser sencillos.

Cesare Magati fue totalmente un innovador, creando su propia escuela y el llamado


“Método Magati” que fue muy importante y seguido durante los siglos XVII y XVIII.
Se basaba fundamentalmente en la cura oclusiva, puesto que pensaba que de este
modo protegía la herida de la contaminación ambiental. De este modo se crearon los
cimientos históricos más importantes para el tratamiento moderno de las heridas en
medio húmedo, favoreciendo su cicatrización, medidas que posteriormente fueron
adoptadas a partir del siglo XIX.
En el siglo XVIII se funda la “Académie Royale de Chirurgie” (1.731) promoviendo una
ordenanza de Luis XV que prohibía a los barberos el ejercicio.
La Revolución francesa aplica en estas figuras “sanitarias” la abolición de diferencias entre
médicos y cirujanos al crear las Escuelas de Salud y avanzar en el título de Doctor.
Benjamín Bell (1.740 Royal Hospital Edimburgh) escribe el libro “Tratado teórico práctico de
las úlceras o llagas” marcando un punto inflexivo en el tratamiento de las úlceras de
extremidad inferior.
SIGLO XVIII
Es en este siglo cuando se desarrollan los conceptos que van a dar paso al despliegue del
conocimiento y las bases de la cura actual. Se toma conciencia de la necesidad e
importancia de la asepsia y la higiene tras describir que estos conceptos y su puesta en
práctica evitaban las complicaciones por infección de las heridas.
La enfermera Florence Nightingale, la dama de la lámpara, en la guerra de Crimea
revolucionó la atención sanitaria a los heridos.
La visión del abordaje clínico de los heridos, sus lesiones y el seguimiento que desarrolla a
través de la estadística en los registros epidemiologicos que desarrolla fue y sigue siendo la
manera de actuar que fundamenta nuestra visión enfermera. Como “madre de la enfermería
moderna”, basa sus estudios en la observación y actuación consciente de las necesidades

53
del individuo atendido, registraba sus datos, observaba y evaluaba las evoluciones y
analizaba el conjunto de asistencia, gestión del cuidado e investigación metodológica para
transmitirlo a sus compañeras.
Los trabajos de Pasteur en microbiología definen el inicio de la medicina y enfermería
científica, el efecto visible -signos y síntomas- las causas que pueden buscarse, subsanarse
o eliminarse con un tratamiento adecuado.
Uno de los seguidores de Pasteur fue el británico Joseph Lister, considerado hoy el padre
de la antisepsia moderna. Con el descubrimiento de los antisépticos en 1865, Lister
contribuyó a reducir en gran medida el número de muertes por infecciones contraídas en el
quirófano. Lister planteaba en “The Lancet” un artículo proponiendo el origen bacteriano de
la infección en las heridas y el lavado de instrumental quirúrgico, heridas y manos de los
cirujanos con disoluciones de ácido carbólico (fenol). Los principios de Lister propiciaron el
comienzo de un tipo de procedimiento de cura, que seguimos reconociendo como Cura
Tradicional o Cura Seca.
En el siglo XIX también se inicia la la introducción de los injertos de piel en el tratamiento de
las heridas, aunque ya se había descrito en la India miles de años antes.
Los primeros trasplantes de piel fueron descritos por Jacques Reverdin, interno suizo de los
Hospitales de París, con motivo de una comunicación a la Academia Imperial de Cirugía,
informada por Guyon el 8 de diciembre de 1869. Bajo el término de injerto "epidérmico",
levantó con la aguja pequeños fragmentos de piel que cortó. Thiersch, profesor de cirugía
en Leipzig, había especificado unos años más tarde la naturaleza epidérmica-dérmica de
los injertos de Reverdin y fue el primero en notar la revascularización de los vasos del
injerto por los del lecho receptor desde la hora 18. Los injertos de piel totales se
describieron aproximadamente al mismo tiempo, en 1871 por Lawson en Londres y en 1872
por Ollier en Lyon, Wolff en Glasgow y Krause en Altona, Alemania.
SIGLO XX – XXI
La modernización del cuidado de las heridas tuvo lugar en el siglo XX. La transición de la
cura seca con gasas durante toda la historia anterior a este siglo, al empleo de apósitos
interactivos a finales del s XX y terapias avanzadas del S XXI. La cura tradicional con gasa,
producto que, con diferente composición, se ha empleado desde el siglo V a.C. secan la
herida y se adhieren al lecho, por lo que su retirada puede ser traumática. Las gasas y
compresas que conocemos actualmente son de algodón o de fibras sintéticas. Las
compresas terapéuticas usadas desde la antigüedad como medida primaria o conservador
de atención de lesiones traumáticas pueden impregnarse en sustancias medicinales o
medicamentos para el dolor, la inflamación o la hemostasia. Los avances en el mundo de la

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cicatrización se han producido a la par que la necesidad de atención en casos más
frecuentes. La cura en heridas de guerra ya sea debido a “La Gran Guerra” (I Guerra
Mundial) o II Guerra Mundial desarrollaron diferentes elementos que han llegado hasta
nuestros días.
El primer apósito sin adherencia al lecho con dos capas fue una de gasa impregnada con
parafina y otra capa de gasa para recoger el exudado se creó para estos conflictos
mundiales. El concepto de doble capa se mantiene en nuestros apósitos modernos
ampliándolos a varias capas más.
Para la II Guerra Mundial se popularizó el uso de tiras adhesivas de plástico (tiritas), con un
pequeño absorbente central, gasa de algodón, como primer apósito de cobertura y
protección. Además de la protección de las heridas con elementos plásticos continuamos en
la aplicación de cremas y “emplastos” a las heridas.
La capacidad proteolítica del Clostridium Histolyticum se describe en 1916 por Weinberg y
Séguin en pacientes con gangrena gaseosa.
En 1937 se dio el nombre de colagenasa a la enzima responsable, cuyo uso para
desbridamiento de heridas se generalizó a partir de los años 60 y que sigue en activo desde
su comercialización en 1959
En 1962 Winter publicó los resultados de su experimento con heridas en cerdos (Sus
domesticus), mostrando una cicatrización más rápida.
El fundamento de cura en ambiente húmedo plantea un abordaje del lecho diferenciado con
la cura tradicional.
La investigación, abordaje de la lesión difícil de cicatrizar y el desarrollo comercial de
apósitos se ha centrado en el concepto de cura húmeda, mantener el ambiente con un
adecuado control del exudado, evitar el dolor y el traumatismo del tejido neoformado con la
retirada de los apósitos que la cubren.
La técnica de la Cura en Ambiente Húmedo (CAH) se basa en mantener el lecho de la
herida aislado del medio ambiente exterior. El exudado de la herida se mantiene en
contacto conformando el medio húmedo adecuado. Este concepto plantea aplicar apósitos
oclusivos o semioclusivos e hidrogeles para mantener el equilibrio del proceso cicatricial
mediante la humedad del lecho de la herida. El grado de humedad de una herida depende
de la cantidad de agua que se aporte desde el exterior mediante la aplicación de apósitos
aportadores, absorbentes e hidrogeles.
El ambiente húmedo controlado en lesiones cutáneas se relacionó con la mejora de la
cicatrización de la herida debido a la síntesis de colágeno, proliferación celular y
angiogénesis eficaz. La clínica de los pacientes en este tipo de cura se traduce en:

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• Menor dolor a la retirada de los materiales de cura.
• Mayor aislamiento térmico.
• Facilitador de desbridamiento autolítico mediante enzimas fisiológicas /endógenas
del organismo.
• Mayor velocidad de cicatrización.
• Mejor calidad de la cicatriz cutánea resultante.
Este ambiente húmedo, lo más natural posible, favorece los procesos de reparación tisular:
• Temperatura y humedad adecuadas.
• Fase inflamatoria menos intensa y prolongada.
• Reacciones químicas: o pH levemente ácido (5,5-6,6)
• Migración celular: o Proliferación de fibroblastos. o Diferenciación temprana de
queranocitos. o Proliferación y migración de los queranocitos.
• Mayor síntesis de colágeno.
• Angiogénesis.
• Baja tensión de oxígeno en la superficie de la herida.
• Contracción más temprana de la herida.
A finales de los años 70 del siglo pasado el tratamiento de heridas sufrió un retroceso ya
que se pensó que era bueno que las heridas se secaran con antisépticos y formaran costra.
La naturaleza porosa de la costra permite la evaporación de la humedad de la herida, con
consecuencias negativas:
• Las células sanas por debajo de la costra se secan y mueren.
• La costra mantiene correctamente la temperatura, las heridas sufren una pérdida de
temperatura que provoca el retraso de la actividad celular, un retraso en la
cicatrización.
Es curioso analizar el tópico de” la historia se repite” y a pesar de nuestros avances
seguimos con los planteamientos iniciales griegos. Hipócrates insistía en la composición del
cuerpo compuesto por cuatro cualidades básicas: calor, frío, sequedad y humedad. Tanto el
exceso como el defecto y la descompensación de estos suponían alterar al individuo en su
estado natural. En esa misma línea, Césare Magati dijo: "es la naturaleza, y no los
medicamentos, lo que cura las heridas."

HEMOSTASIA QUIRURGICA (Tello Colmenares, Jean Pierre)


La hemorragia se venció gracias a la invención de una serie de técnicas que reciben el
nombre de la "hemostasia quirúrgica". Incluye recursos como el pinzamiento o la presión

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sobre los vasos que irrigan la zona operatoria, la sutura o ligadura de los mismos, la
administración de sustancias que favorecen el coágulo sanguíneo, etc. Sin embargo, el arma
más útil fue la transfusión sanguínea. Tuvieron que vencerse muchos problemas y dominar
técnicamente el procedimiento para que fuera eficaz. Quien contribuyó decisivamente al tema
fue Karl Landsteiner (1868-1943) con el descubrimiento en 1901 de los grupos sanguíneos.

KARL LANDSTEINER
Nació en Viena tal día como hoy, 14 de junio, hace 148 años. Hijo de Leopold Landsteiner,
abogado, periodista y editor, se quedó huérfano a los seis años y fue criado por su madre.
Como curiosidad, se cuenta que guardó una 'mascarilla funeraria' de su madre colgada en la
pared durante toda su vida. Tras finalizar sus estudios primarios, Landsteiner se graduó en
medicina en la Universidad de Viena en 1891. Ese mismo año publicó su primer estudio sobre
la relación de la dieta con la composición de la sangre. Era un trabajador tan incansable que
murió de un infarto en el propio laboratorio y no sólo hizo aportaciones a la hematología, sino
también en anatomía patológica o bioquímica. También se le considera una pieza clave en el
descubrimiento de la patogénesis y la inmunología de la poliomielitis. Pero su gran
descubrimiento fue otro.
LOS GRUPOS SANGUÍNEOS
En 1875, Landois se había dado cuenta de que cuando los hombres recibían trasfusiones
sanguíneas de otros animales, esa sangre de agrupaba y acababa por destruir los vasos
sanguíneos. Entre los años 1901 y 1903, Landsteiner se dio cuenta de que una reacción
idéntica ocurría también con la sangre de otros seres humanos y que precisamente esa era
la causa de los shocks, ictericias y hemoglobinurias que se habían dado frecuentemente en
intentos anteriores de transfusiones sanguíneas. No solo eso, Landteiner se dio cuenta que
había ciertas características sanguíneas que se heredaban y que podían llegar a usarse para
determinar la paternidad de alguien cuando fuera dudosa.
No le hicieron demasiado caso hasta que, en 1909, consiguió identificar los cuatro grandes
grupos sanguíneos que hoy conocemos (A, B, AB y 0) y demostró que las transfusiones
dentro de esos grupos eran seguras. Landsteiner recibió el Nobel de Medicina por esto en
1930 y muy merecidamente. Pocas veces cuatro pipetas en un laboratorio han tenido un
impacto tan positivo en la historia de la humanidad.
APARATO DEL DR. ESMARCH
Este aparato se compone de dos partes principales: 1ª la venda elástica; 2ª el tubo de
caoutchouc. La primera está formada por una tela de caoutchouc y algodón, que puede ser

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solo de caoutchouc, aunque estas no resisten tanto como las primeras. El tubo, como su
mismo nombre indica, es un cilindro de caoutchouc cuyo diámetro varía según la región a
donde haya de aplicarse. En uno de sus extremos tiene sólidamente sujeto un gancho de
acero y el otro termina por una cadena compuesta de varios eslabones, que sirven para fijar
el gancho enunciado.
Este aparato tiene dos objetivos distintos: 1º producir la isquemia en el miembro donde se ha
de practicar la operación; este efecto se consigue con la venda; 2º interrumpir la corriente
sanguínea de una manera absoluta, lo cual se obtiene con el tubo.
En su aplicación deben tenerse en cuenta las reglas siguientes:
1ª Antes de aplicar la venda se recubre la solución de continuidad, cuando existe, o la parte
enferma, con una compresa impermeable y algodón.
2ª Si en la solución de continuidad existe una supuración saniosa o fétida, se evitará toda
compresión sobre este punto para impedir la absorción o su entrada en el torrente circulatorio.
3ª La compresión en estos casos podrá principiar por encima de la parte enferma. 4ª La
aplicación de la venda elástica se hará por medio de una serie de circulares que, comenzando
en la extremidad del miembro, ya en los dedos de la mano o del pié, termine 20 o 30
centímetros más arriba del sitio de la operación. 5ª La compresión determinada por la venda,
debe ser bastante intensa para ocasionar instantáneamente la anemia de la extremidad. 6ª
Una vez colocada la venda, se sujeta el extremo superior por medio de algunos puntos o por
medio de un alfiler, y se procede a la aplicación del tubo de caoutchouc. 7ª Este se arrolla
circular e inmediatamente por encima del nivel de la venda, apretando con bastante fuerza
para interrumpir en absoluto el círculo sanguíneo. 8ª Los extremos del tubo, o bien se anudan,
o se fijan por medio del gancho a los eslabones de la cadena.

9ª Una vez aplicado el tubo se procede a separar la venda principiando por su extremo
superior, siguiendo la misma marcha que cuando se desarrolla una venda ordinaria. 10ª
Terminada la operación se va aflojando poco a poco el tubo, hasta que por último se separa
del todo..
Los efectos que produce la compresión elástica son notabilísimos y se observan en el mismo
momento; la parte pierde su coloración normal y adquiere en cambio un color pálido;
desciende el calor hasta el punto de que la piel está fría y la sesibilidad disminuye: el miembro
ofrece un aspecto cadavérico.
Cromolitografía de Heliodoro Payá del libro La nueva cirugía antiséptica (1882), de Juan
Aguilar y Lara, discípulo de Ferrer y Viñerta, quien introdujo esta técnica hemostática en
Valencia en 1875.

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Termocauterios de Paquelin. Servían para cauterizar, producir hemostasia o eliminar tejidos
enfermos mediante resección.
Distribuidor de Tzanck (Arnault Tzanck, 1886-1954) para transfusiones sanguíneas.
Transfusor Modelo IEHN del Dr. C. Elósegui – R. Arévalo, del Instituto Español de
Hematología y Hemoterapia.

TRASFUSIÓN DE SANGRE (Tello Colmenares, Jean Pierre)


En 1628 William Harvey descubre la circulación de la sangre, al poco tiempo
En cirujano Ingles Richard Lower realiza en 1666 quien primero logró transfundir sangre
con buen éxito de un ser vivo a otro; que cumplió la experiencia en 1665 utilizando perros a
quienes canalizaba arteria carótida y vena yugular hasta casi la muerte del donador,
recuperándole con exanguinotransfusión, estas experiencias se transpolaron a los humanos
y el 23 de noviembre de 1667 en Inglaterra Lower y Edmund King transfundieron sangre de
cordero a Arthur Coga, un clérigo de 32 años de edad por 20 chelines. El hombre tuvo su
momento de fama, pero finalmente su pobreza moral y de cerebro terminó con él, fue ése el
punto de partida de una serie de intentos similares que depararon no pocos desenlaces
mortales, por lo que la transfusión sanguínea entre seres vivos permaneció largo tiempo en
el umbral de lo inalcanzable.
Después de Lower el francés Jean-Baptiste Denys logra la primera transfusión
documentada transfundiendo sangre a un hombre enfermo de sífilis que murió luego de haber
recibido sangre de un perro, aunque parecía que el proceso iba a «ser exitoso, el paciente
empezó a sentir fuertes dolores de los órganos y a orinar negro». Este resultado fatal hizo
que se prohibieran dichas prácticas. Denys en 1667 registró sus experimentos y es el primero
en relatar el primer caso de reacción hemolítica transfusional y también fue acusado de
provocar la muerte de Perine Mauroy de la que la corte lo exoneró, para luego prohibir las
transfusiones en 1675
En el siglo XVII el médico francés Jean-Baptiste Denys médico del rey Luis XIV realizo
transfusiones de sangre de animales a hombres por primera vez y algunos fueron exitosos.
El primer transfundido fue un paciente siquiátrico que sufría delirios y golpeaba a su mujer.
En dicha transfusión utilizo plumas de aves como cánulas. Denys tenía la idea del “vitalismo”
el cual se basaba en que la sangre portaba las características del animal del cual se hacia la
transfusión, así, si era de un león, era “sangre agresiva”, si era de un ternero era “sangre
tranquila” por ello decidió transfundir sangre de un ternero al paciente. “Por algún milagro”
este paciente sobrevivió al procedimiento de hecho creía que lo había curado. Enterado de
esto la academia medica francesa tacho los experimentos de Denys como pecaminosa y

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diabólica. La segunda transfusión fue muy mal el paciente sintió mucho dolor, empezó a
vomitar y su orina fue muy oscura. Por suerte el paciente sobrevivió. En una tercera vez la
misma esposa lleva el paciente a Denys para hacer la transfusión, el medico ya no quería
realizar la operación por los problemas que pudiera causarle a pesar de los ruegos de la mujer
la transfusión no se realizó, pero al día siguiente el paciente murió. La esposa del paciente
acusó a Denis de asesino y aunque la corte lo encontró inocente, el revuelo creado motivo a
que la Facultad de Medicina de París prohibiera el uso de transfusión y esta se abandone
casi por 150 años.

Más de 100 años pasaron y es hasta el inicio de los años de 1800 que se desarrolló la
transfusión humana a humano, pero los decesos seguían ocurriendo.
En 1818, en Londres, James Blundell, como médico Gineco-Obstetra estaba muy
preocupado debido a la gran mortalidad materna por hemorragia postparto, por lo que pensó
en restituir la sangre perdida primero sólo con sangre humana y segundo con el único objetivo
de reemplazar la sangre perdida y no para curar la locura, la epilepsia u otras afecciones,
como era la creencia del momento; hizo un total de 10 transfusiones de ellas cinco fueron
exitosas, las otras cinco fallecieron porque eran pacientes moribundas debido a cáncer o a
sepsis, su publicación en Lancet en 1829 documenta lo anterior.

Descubrimientos importantes como la jeringa por Gabriel Pravas en 1851, perfeccionada por
Wood en el mismo año y la invención de la aguja hipodérmica en 1853 por Reyard fueron
decisivos para la terapia transfusional.
De 1873 a 1880 se llegó a usar leche humana, de vaca y de cabra como sustituto de la sangre,
pensando que las partículas de grasa de ellas se convertirían en células sanguíneas, mientras
que las transfusiones animal-hombre siguieron haciéndose en los EUA de América hasta
1890; tal situación comenzó a cambiar en 1900, cuando el norteamericano Karl Landsteiner
descubrió los grupos sanguíneos ABO y el francés Alexis Carrel en 1907 preconizó la
transfusión directa en Nueva York por medio de una anastomosis arteria-vena en el donante
y en el receptor respectivamente, valiéndole sus descubrimientos la otorgación del Premio
Nobel en 1912.

De todos modos, subsistían diversos problemas derivados de una dificultad aparentemente


insuperable: la coagulación.

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La única forma de transfusión era la que practicaba Carrel; ello imponía efectuar una serie de
malabarismos quirúrgicos y salvar un sinnúmero de inconvenientes, entre ellos el de no poder
controlar con exactitud la cantidad de sangre transfundida.
Un sistema de tubular de caucho ideado por el francés Roussel y por el inglés Aveling
mejoraron lo existente, pero cuyo defecto principal seguía siendo la coagulación dentro del
mismo.
Ya habíamos dicho que en 1900 Karl Landsteiner descubre en la sangre tres tipos de
hematíes: el A, el B y el O clasifi - cándolos como el sistema ABO que se complementaría
con el grupo AB descrito por Jansky en 1907 y por Moss en 1910, y con el factor Rh 30 años
más tarde.
Hektoen desde 1907 habló de la necesidad de realizar «pruebas sanguíneas cruzadas» y
así evitar las reacciones transfusionales.
En 1908, Epstein y Ottenberg descubren que los grupos sanguíneos son hereditarios, y el
segundo afirma que el «Donador Universal» es el grupo de sangre de tipo «O». Muchos años
más adelante se diría lo mismo agregando a la frase el «Rh negativo», porque el factor Rh se
descubrió hasta 1940 por Landstein, Wiener, Levine y Stenson.
Ya para 1914 se introduce el uso del citrato como medio de conservación y el Dr. Luis Agote
de Argentina (Figura 2) documenta la primera transfusión entre humanos con éxito
usando la solución ACD. La fecha de este acontecimiento fue el 9 de noviembre de 1914).
De 1933 hasta 1947, John Lundy establece los elementos y la generación del primer
Banco de Sangre creando el primero de ellos en el año de 1935, con la finalidad de dotar
rápidamente las demandas de hemoderivados en los Servicios de Cirugía en la Clínica Mayo.
Fue desde entonces, basado en su experiencia y en los casos que se presentaban, que
recomienda para indicar la transfusión la determinación menor de 10 g/dL de hemoglobina
(Hb) o una pérdida mayor del 15% del volumen circulante.
La Segunda Guerra Mundial significa, como todas, muerte y desolación, hambruna y pobreza,
aunque también grandes avances en la medicina, por ello, la transfusión no está exenta de
estos hechos y en 1943, Loulit y Mollison emplean por vez primera la Solución CPD como
anticoagulante, y en ese año Beeson escribe acerca de la hepatitis postransfusional identifi
cando la ictericia producida por la inoculación del suero humano durante los programas de la
Segunda Guerra Mundial.
Dos años después, en 1945, casi al fi nal de la Guerra, Coombs, Mourant y Race describen
la globulina antihumana.
En México, es precisamente en este año cuando se realiza la primera transfusión y es,
además, considerada como «la primera transfusión hecha en el Norte del Continente

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Americano», su ejecutor fue el médico Guanajuatense el Dr. Matías D. Beistegui, ayudado
por el Dr. Francisco Javier Vértiz(5,12). En 1925, también en nuestro país, el Dr. Narciso
Cosío logra un gran impulso para la transfusión al construir el que llamaba
«mezclador» en el cual se ponían en contacto el anticoagulante (tabletas de aspirina) con la
solución glucosada para luego inyectarlos. Diseñó otros aparatos de aspiración y propulsión
sanguínea que luego serían perfeccionados.
La primera transfusión exitosa en el Hospital General de México en 1925 está muy bien
documentada. Por otro lado, en el Hospital Juárez en 1932, el Dr. José Aguilar Álvarez realiza
la primera transfusión generando, además, las 20 reglas para llevar a cabo la misma. Estas
aportaciones son la base para la construcción de los Bancos de Sangre de los Centros
Médicos Nacionales.
En 1949, Frederic Durán funda el primer Banco de Sangre en España
Los Servicios de Hemoterapia y de Medicina Transfusional progresan en forma vertiginosa.
Walter y Murphy idean y fabrican en 1950 la bolsa de plástico para la recolección de sangre,
los equipos para venoclísis y para transfusión son casi los idóneos.

Graham Pool, años después, obtiene los crioprecipitados. Durante la Guerra de Vietnam
(1959-1975) se describe el síndrome de distrés respiratorio, y se dan los reportes
relacionados a la lesión pulmonar aguda asociada a transfusión (TRALI), considerada como
uno de los riesgos más relevantes tras el uso de hemoderivados. En 1959, Gibson introdujo
una solución conservadora mejorada de la CPD, es decir, citrato, fosfato y dextrosa con la
que la solución ACD fue substituida eventualmente.

ASEPSIA (Tello Colmenares, Jean Pierre)


Hace siglos no existían hospitales ni quirófanos. Las operaciones se realizaban en
condiciones a veces bastante penosas, causando miles de muertos por culpa de infecciones.
A pesar de los progresos, la infección seguía paseándose por las salas de cirugía provocando
una gran mortalidad. Hacia 1846 Ignaz P. Semmelweis consiguió reducir de forma drástica la
mortalidad por fiebre puerperal de las parturientas, haciendo que el personal que las asistía
se lavara antes las manos con una solución de cloruro cálcico.
La explicación científica de la infección significó un paso decisivo. La doctrina microbiana de
Pasteur fue el fundamento inmediato de la obra del cirujano británico Joseph Lister, iniciador
de lo que se conoce como "era de la antisepsia". Recurrió al ácido fénico con el fin de destruir
los microorganismos que infectaban el campo operatorio. Lo pulverizaba por la sala y sobre
el campo operatorio, así como en pomadas para las curas. La mortalidad se redujo un 50 por

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cien. Uno de sus seguidores fue el alemán Ernst von Bergmann, principal creador de la
asepsia quirúrgica, que consiste en evitar a los gérmenes operando en un ambiente estéril.
Más tarde, nuevos fármacos se unirían también a la lucha contra la infección
Vencidos el dolor, la hemorragia y la infección, la cirugía comenzaba un extraordinario
desarrollo. Pronto fueron realidad la cirugía abdominal, la torácica, la neurocirugía, etc
En 1878 Robert Koch descubrió que las infecciones eran causadas por microbios, organismos
diminutos que solo podían verse al microscopio. Dada su relación con múltiples
enfermedades, los médicos pronto se concienciaron de la importancia de tener un ambiente
libre de microbios. Había nacido la asepsia.
Las técnicas de asepsia se desarrollan a partir de la mitad del siglo XIX. Su objetivo es reducir
o eliminar la presencia de contaminantes (virus, bacterias, parásitos y hongos) que pueden
causar infecciones durante los procedimientos quirúrgicos.

En 1881 Charles Chamberland inventó el esterilizador de vapor, conocido como autoclave,


que se usaban para limpiar las herramientas que iban a usarse en la operación. En 1884,
Gustav Adolf Neuber, conocido como el padre de la asepsia, fundo la primera clínica basada
en los principios de asepsia para el tratamiento del paciente. EL hospital era conocido por sus
estrictas normas de limpieza, con todo el personal obligado a lavarse las manos, la cara y los
brazos antes de entrar en las salas de operaciones. Las habitaciones también fueron aisladas
de otras partes del edificio y hasta el aire se esterilizaba a través de respiraderos.
La anestesia, la hemostasia y la antisepsia permitieron a los cirujanos penetrar en las
cavidades y acceder a las vísceras. Miguel Más y Soler fue la principal figura valenciana de
esta etapa. Nació en Monóvar en 1847, estudió en la Facultad de Meicina de Valencia donde
obtuvo el doctorado en 1869 y fue nombrado profesor clínico de ésta en 1878. Realizó
estancias en París con Lucas Championière. Fue uno de los fundadores de la Revista de
especialidades médico-quirúrgicas. Murió en Verdolay (Murcia) en 1902.
Más fue un intervencionista convencido, lo que le llevó a polemizar con otros médicos, como
Amalio Gimeno Cabañas. Recurría al examen histopatológico, a los análisis de sangre y orina
y fue defensor de la asepsia frente a la antisepsia. Realizó ovariotomías, histerectomías,
nefrectomías, punciones de abcesos cerebrales, pero la operación que le reportó más éxito
fue una esplenectomía (1877), la primera que se realizó con éxito en España. Llegó a ser
comentada en la revista británica The Lancet.
También destacó Francisco Cantó Blasco, cirujano del Hospital Provincial y fundador de la
revista Gaceta de los Hospitales (1882-1885). Introdujo en Valencia las técnicas de cirugía
digestiva de Theodor Billroth.

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ANTISEPSIA (Ñaña Reyes, Mayumi)

En este grabado de finales del siglo XIX podemos observar una intervención quirúrgica
realizada a una mujer: se está realizando en una habitación que podría ser la de un
hospital; aparecen cuatro personajes con vestimenta de calle, sin asepsia; a la paciente se
le aplica un paño, esponja o toalla impregnada, posiblemente en éter sulfúrico o cloroformo
como anestésico; tiene activado un pulverizador de gas carbólico (fenol) con el objeto de
destruir los gérmenes patógenos y hacer una limpieza del campo quirúrgico y apoyado en la
ventana está el familiar compungido, esperando el resultado de la intervención.
Durante los siglos XV al XIX, se desconocía la anestesia general y se ignoraba la antisepsia
y la asepsia. Antes de una operación el paciente era embriagado o narcotizado e
inmovilizado por otros asistentes. En aquella época, las curaciones de las heridas se hacían
con hilas, vendajes de sábanas viejas, se utilizaban cordones, emplastos, ungüentos etc. y
el público recurría a la "tela de araña" que tomaban en las caballerizas y otros sitios y
rincones de las casas. Aún, a finales del siglo se usaban estos procedimientos; el ejército
recogía hilas en las casas de familias, que no desinfectaban, para curar a sus soldados: con
tales procedimientos casi todas las heridas supuraban. Los más adelantados acudían al
agua fenicada y al yodoformo al finalizar el siglo. La podredumbre del hospital, el tétanos y
otras infecciones, hacían de éstos un sitio perfecto para encontrar la muerte. La higiene era
escasa, y los cirujanos operaban en habitaciones más o menos sucias con instrumentos
que rara vez se lavaban entre operaciones. Era frecuente no lavarse las manos antes o
entre operaciones, o usar ropa limpia. Esto se suma a la falta de una anestesia efectiva.
Muchos morían a causa de los golpes o el dolor de la operación; si no morían en la mesa de
operaciones, morían de una infección.
En el siglo XVI se empleó un método eficaz para detener una hemorragia, utilizando
ligaduras para atar los vasos sanguíneos en vez de la cauterización, práctica introducida por
el cirujano militar francés Ambrosio Paré (1510-1590). Otra de las innovaciones de Paré,

64
fue un descubrimiento casual: en cierta ocasión, después de una batalla hubo tal cantidad
de heridos que Paré agotó su provisión de aceite de sauco que utilizaba para cauterizar las
heridas y tuvo que improvisar desesperadamente una pomada a base de yema de huevo,
aceite de rosas y trementina; pensó que muchos de los heridos morirían durante la noche
pero inesperadamente, los pacientes tratados con este remedio estaban al día siguiente sin
fiebre ni inflamación y con poco dolor, mientras que aquellos que habían sido cauterizados,
los encontró con "gran dolor, tumor e inflamación en torno a sus heridas". Nunca más volvió
Paré a quemar a sus pacientes utilizando métodos mucho más suaves para desinfectar las
heridas.
Otro avance fue introducido por William Budd (1811-1880), epidemiólogo de la época
victoriana, tomando como base los trabajos sobre las epidemias y su difusión de su colega
contemporáneo John Snow. Budd estudió como la leche y el agua eran los principales
difusores del contagio de enfermedades tan graves como el cólera y el tifus, que causaban
auténticas epidemias y miles de muertes al año. El trabajo de Budd no sólo supuso un gran
avance en la medicina, sino que sirvió como revulsivo para que las autoridades se
preocuparan más de las condiciones higiénicas de las ciudades en general y del sistema de
aguas en particular, como principal difusor de los contagios. La primera ciudad en la que se
llevó a cabo este saneamiento de aguas fue en Bristol.
La historia de la asepsia no se puede contar sin incluir a Ignacio Semmelweis (1818- 1865),
quien demostró en 1846 en Viena la asociación entre la infección puerperal, en el pabellón
de maternidad y las manos de los médicos contaminadas después de practicar necropsias;
él comparó la mortalidad hospitalaria de las pacientes atendidas por los médicos con la
mortalidad de las mujeres atendidas por parteras en el mismo hospital y observó que las
pacientes atendidas por los médicos tenían una frecuencia mayor de muerte, para sustentar
este hallazgo, obligó a los médicos a lavarse las manos, desde entonces, la mortalidad cayó
hasta un nivel inferior a la del pabellón de las parteras.
En 1880 Charle Chamberland (1851- 1908), bacteriólogo francés que trabajó con Louis
Pasteur (1822-1895) (figura 2) desarrollo la primera esterilización médica mediante el uso
del “Chamberland autoclave”. En principio era similar a la olla que servía para hervir todos
los instrumentos del cirujano y la eliminación de todo rastro de bacterias, la técnica fue
desarrollada por Robert Koch (1843-1910).

Otro de los avances se produce con Joseph Lister (1827-1912), cirujano inglés, uno de los
primeros investigadores que usaron el microscopio como principal instrumento de estudio
médico. En su trabajo como cirujano en la Royal Glasgow Infirmary desarrolló un método de

65
asepsia y antisepsia mediante el sometimiento del instrumental
quirúrgico al calor, como método de desinfección, tras estudiar
las conclusiones de Louis Pasteur sobre los microorganismos
bacterianos. Llegó a la conclusión de que la mayor parte de las
infecciones contraídas en las heridas eran de origen bacteriano,
por lo que una perfecta higiene y desinfección tanto del
instrumental como de las manos del médico eran fundamentales. Para erradicar las
infecciones probó con increíble éxito el uso del fenol como antiséptico, no sólo para
desinfectar los instrumentos de operación, sino para lavar las manos de los cirujanos y para
aplicarlo a las heridas abiertas como bactericida.
Después del uso habitual de este método en los hospitales, las muertes por infección de
heridas disminuyeron en un número muy considerable. Lister fue también el inventor del
pulverizador de gas carbólico como método antiséptico.

Destaca la labor realizada por Florence Nightingale (1820-1910), madre de la enfermería


moderna cuya teoría se centró en el medio ambiente, en las condiciones que rodeaban al
enfermo, ella creía que un entorno saludable era necesario para aplicar unos adecuados
cuidados de enfermería, afirmó: “Hay cinco puntos esenciales para asegurar la salubridad
de las viviendas: el aire puro, agua pura, desagües eficaces, limpieza y luz".

En el cuadro se puede observar la ausencia de guantes en los cirujanos, fue en 1889


cuando William Halsted (1852-1922) introdujo la práctica de usar guantes durante las
intervenciones. Con estos avances el quirófano se había convertido en un medio libre de
gérmenes y las tasas de mortalidad se desplomaron en todo el mundo. La prevención y
lucha contra las infecciones se remonta a períodos remotos, anteriores al descubrimiento de
los microorganismos como agentes causales de las enfermedades infecciosas. C o n los
descubrimientos de Pasteur en el siglo pasado, se demostró que la causa de numerosas
enfermedades contagiosas reside en los microorganismos que se transmiten utilizando
diferentes mecanismos. Lister asoció el descubrimiento de las bacterias y su participación
en la génesis de las infecciones, por lo que introdujo el concepto de asepsia en la práctica
quirúrgica y la idea de prevenir la infección mediante los antisépticos, utilizando las
nebulizaciones con fenol para desinfectar el aire, el lavado de manos del cirujano, la
desinfección de la zona quirúrgica.

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Posteriormente, con los descubrimientos de nuevos antisépticos y fundamentalmente de las
sulfamidas y la penicilina, ha ido mejorando la lucha contra las infecciones. Todas estas
técnicas han modificado a lo largo de los últimos años, el pronóstico de las intervenciones
quirúrgicas posibilitando el rápido progreso de la cirugía actual. Sin embargo, la infección
hospitalaria sigue siendo hoy día un problema de salud pública de primer orden en todos los
hospitales del mundo. En los hospitales actuales nos podemos preguntar ¿Por qué se
producen las Infecciones?, la clave de la Infección es lo que se llama la Cadena
Epidemiológica. Esta cadena está formada por varios eslabones: Agente infeccioso,
Reservorio, Puerta de salida, Mecanismo de transmisión, Puerta de entrada y
Susceptibilidad del huésped.
De todos ellos el eslabón más importante es el mecanismo de transmisión. Si logramos
romper este eslabón, estaremos impidiendo que la Infección se propague de un huésped a
otro, y los medios más importantes que tenemos a nuestro alcance para romper el eslabón
son: Higiene de manos, desinfección, limpieza y esterilización. Actualmente en nuestra
práctica diaria tenemos asimiladas unas rutinas cuyo fin es el de mantener una asepsia y
antisepsia correctas, son fruto del conocimiento transmitido durante muchos años y del
esfuerzo de grandes profesionales, pero es importante reconocer que aún nos queda
mucho camino que recorrer.

ANESTESIA (Ñaña Reyes, Mayumi)


Se suele considerar como la primera anestesia entendida como método para lograr la
insensibilidad del paciente en una intervención quirúrgica, la realizada el 16 de octubre de
1846 por William Thomas Green Morton en Boston (Massachusetts). Pero detrás de este hito
está el trabajo y el empeño de muchos personajes previos como dentistas, cirujanos o
químicos que con sus aportaciones y descubrimientos permitieron su desarrollo. El siglo XIX
fue una época convulsa en lo político, tanto en Estados Unidos como en Europa. Napoleón
invade el viejo continente, España pierde la mayor parte de sus colonias en América y EEUU
se encuentra en guerra con México en plena extensión territorial hacia el oeste y hacia el sur.
Nos encontramos en el siglo del desarrollo de las comunicaciones (el ferrocarril. el automóvil,
la aviación y de los grandes inventos asociados al uso de la electricidad (la radio, el teléfono,
la bombilla, el cine) pero será también un siglo convulso en lo político y lo social (Karl Marx y
Engels publican el manifiesto comunista). Desde finales del siglo XVIII se habían popularizado
lugares en los que se investigaba específicamente las propiedades de los gases y su posible
uso en la lucha contra enfermedades.En 1789 Thomas Beddoes fundó la institución más
importante de este tipo, el Instituto Médico Neumático en Clifton (Inglaterra). Aquí investigó

67
en los inicios de su carrera científica el eminente químico Humphry Davy, quien planteó en
el año 1800 que la inhalación de óxido nitroso disminuía el dolor y podía usarse durante
intervenciones quirúrgicas. Lamentablemente no puso en práctica estas ideas y su carrera
científica le llevó por otros caminos. Durante la primera mitad del siglo XIX estaban de moda
las demostraciones para que el público experimentase las sensaciones producidas por la
inhalación de óxido nitroso (gas de la risa) o éter. Aunque estas atracciones tenían una
finalidad lúdica, fueron fundamentales para el descubrimiento de la anestesia moderna.

El siglo XIX es llamado el “Siglo del Progreso”, al resolverse uno de los problemas más
tormentosos e importantes de la historia de la humanidad: el tratamiento del dolor quirúrgico,
mediante el empleo formal de la anestesia. Luego de este gran acontecimiento, los gritos que
hasta ese entonces se escuchaban continuamente en las salas de cirugía cesaron
drásticamente, al igual que los suicidios de pacientes que, horrorizados, se oponían a que los
operaran. Ya no fue necesario sujetarlos violentamente ni amarrarlos a las camillas
operatorias. Estos hechos representaron un cambio trascendental en una época donde
primaban las intervenciones quirúrgicas dolorosas.

 La anestesia se comenzó a utilizar como tal en 1842, EE. UU, por Crawford
Williamson Long, médico de campaña que logró extraer sin dolor un pequeño tumor
ganglionar del cuello de un paciente gracias a la inhalación de éter. Este hecho no
tuvo mayor impacto ya que Long no publicó su descubrimiento por considerarlo una
cirugía menor. Él esperaba dar a conocer esta práctica con una cirugía de mayor
magnitud. Tiempo después, en 1926, en el mismo país se considera a Long el inventor
de la narcosis. Crawford Williamson Long, extrae un tumor ganglionar utilizando
como anestesia el éter

 En 1844, el dentista Horace Wells se extrae a sí mismo una muela bajo el efecto del
óxido nitroso y en pocas semanas lo emplea unas 15 veces con resultados favorables,
excepto en dos. Luego de unas semanas realiza una demostración con un paciente
del cirujano John Collins Warren, la cual fue un fracaso rotundo. Posterior a este
incidente, decide abandonar la profesión y suicidarse. Su colega William Thomas
Morton, en 1846, presenció la demostración de Wells y decidió cambiar el óxido
nitroso por éter como sugerencia de su maestro Charles Jackson, empleándolo con
éxito, junto al cirujano Warren en la extracción de un tumor maxilar en el Hospital
General de Massachussets, Boston. Y es éste el momento en que nace la

68
anestesiología moderna. Horacio Wells, que utilizo por primera vez el óxido
nitroso como un anestésico para extraer la muela sin dolor

 Oliver Wendell Homes, profesor de anatomía en EE.UU, en el año 1847 introduce


formalmente el término “anestesia” dirigido a procedimientos quirúrgicos. Estos
avances llegaron rápidamente a Europa donde, a partir de 1847, James Young
Simpson, obstetra de Edimburgo, adopta por primera vez el uso de éter en la práctica
tocológica en ese continente. El 4 de noviembre de ese año, sustituyó su uso por
cloroformo, utilizándolo principalmente en partos. Un hecho importante fue el uso de
éter junto al cloroformo por el médico de la corona John Snow, método llamado
“Anestesia de la Reina” por ser usado sobre la Reina Victoria de Inglaterra en el parto
de sus dos últimos hijos. El descubrimiento de la anestesia tuvo tal expansión global
que, ya en el 23 de octubre de 1848, es administrada la primera anestesia en Chile
en la ciudad de Valparaíso por el doctor Francisco Javier Villanueva, al utilizar
inhalación de cloroformo en la amputación de la extremidad superior de un paciente.
Ya en 1884, Carl Koller investigaba los efectos farmacológicos de la cocaína,
intentando asignarle un valor terapéutico para la recuperación de los morfinómanos.
Koller continuó sus estudios en base a la cocaína y logró emplearla como anestesia
ocular e introducirla en la práctica médica como anestésico local.

Oliver Wendell Homes, Acuño la palabra anestesia como un


procedimiento quirúrgico. Durante el siglo XX a medida que fue
evolucionando el desarrollo de la anestesia se fueron incorporando
otros tipos de anestésicos, que eran administrados por vía aérea o
por otras vías como la intravenosa y la intrarraquídea, además de
compuestos que actuaban localmente. De igual manera, los métodos
e instrumentos para su administración mejoraron significativamente, permitiendo llevar a cabo
procedimientos antes imposibles de efectuar y, sobre todo, proporcionaron al cirujano un
mayor control sobre 2 factores que no podían ser controlados hasta ese momento: el tiempo
y la relajación muscular. Dentro de los hitos más destacables en este siglo figuran la
introducción de los bloqueos intradurales, peridurales o epidurales, el aparato de
Ombrédanne (aparato inhalador para administrar éter), anestésicos intravenosos (Pentothal,
Somnifene, Eunarcón, Pernoctón, Evipán), relajantes musculares, la especialización en
anestesiología y la anestesia general con Procaína intravenosa.

69
HERIDAS ABIERTAS (Ñaña Reyes, Mayumi)
Ya en el siglo XIX y XX, se da un salto en cuanto al conocimiento de microorganismos que
son capaces de producir enfermedad y, por ende, contaminación de heridas. Es así como
Semmelweis incorpora un sistema de asepsia que, si bien no fue totalmente aceptado por la
comunidad médica, abrió la puerta para que se iniciara la aplicación de la asepsia en los
hospitales. Lister también observó que para tener buenos resultados en el manejo de
heridas tenían que mantenerlas libres de toda contaminación, así que aplicaba ácido
carbólico sobre el paciente al momento de realizar cirugías, y esto lo comprobó al conocer
los estudios de Pasteur. Estos tres personajes permitieron que se establecieran las bases
de la asepsia y la antisepsia. A partir de una conferencia dictada por Lister, Robert Wood
Johnson inicia una investigación para crear un apósito antiséptico en forma de gasa
impregnada con yodoformo con el fin de lograr la antisepsia de la herida y favorecer su
curación. En el año 1963, Winter et al, publican que al mantener las heridas en un ambiente
húmedo curaban mejor que aquellas expuestas al aire, ya que la humedad impide la
deshidratación y la desecación de la misma con una interfase entre la herida y el ambiente.
Actualmente se llevan a cabo proyectos de investigación para entender el proceso
molecular de la cicatrización y con ello dar el manejo más adecuado para la curación de
heridas y evitar sus complicaciones como la infección y la cronicidad, y para esto, contamos
con una gran variedad de suturas, adhesivos, materiales de curación, etc
En la segunda mitad del siglo XIX, los avances en la medicina dan un giro importante,
iniciándose un periodo moderno, situación que repercutirá en el tratamiento de las heridas.
Los microorganismos patógenos eran los responsables de las enfermedades y de las
infecciones de las heridas, por lo que Joseph Lister, enriquecido con las investigaciones de
Pasteur sobre la infección de las heridas, se percató de que la putrefacción de las heridas
quirúrgicas causaba una alta mortalidad en los hospitales, por ello, desarrolló un
procedimiento de antisepsia donde se aplicaban vendajes humedecidos en ácido carbólico
sobre las heridas.

La técnica antiséptica de Lister, consistía en la aspersión con ácido carbólico sobre la


herida, cubriéndola con gasas humedecidas en la misma solución. Los principios de Lister
propiciaron el comienzo de un tipo de procedimiento de cura, que recibió el nombre de,
Cura Tradicional o Cura Seca. La filosofía de Lister, dio como frutos la utilización de tejidos,
tanto de gasa como de algodón, impregnados en ácido carbólico, yodoformo, ácido salicílico
o ácido bórico, con el fin de poder combatir las infecciones secundarias de las heridas. Con
el descubrimiento de los antisépticos en 1865, Lister contribuyó a reducir en gran medida el

70
número de muertes por infecciones contraídas en el quirófano después de que los pacientes
fueran sometidos a intervenciones quirúrgicas.

Hasta la segunda mitad del siglo XX, la curación de las heridas se realizaba de un modo
tradicional. El cuidado de las heridas se centraba especialmente en un tratamiento de
protección de las mismas. La curación tradicional, corresponde a la curación realizada en un
ambiente seco, en la que se realiza una limpieza diaria con suero fisiológico, dejando como
cobertura un apósito pasivo. Estos apósitos dejan la herida expuesta al aire atmosférico no
produciendo ningún tipo de oclusión que cree un ambiente diferenciado en el lecho de la
lesión. Se trata fundamentalmente de materiales basados en textiles (gasas de algodón y
otros tipos de tejidos) así como pomadas y ungüentos como antisépticos. A comienzos de
este último siglo, comienzan a desarrollarse algunos apósitos absorbentes utilizando una
base de algodón, que permitían mantener las heridas lo más secas posibles, utilizando
apósitos con alta capacidad de absorción del exudado
Fue a partir de este momento cuando supuso el punto de inflexión para el cuidado de las
heridas. En 1948 Bull y Schilling en 1950, presentan en la revista Lancet, la evolución
favorable de las heridas cubiertas por un apósito formado por una ventana semipermeable
de nylon, fijado a un marco adhesivo de polivinilo, sin poder explicar la causa de esos
beneficios en el proceso de cicatrización. Fue en 1962 cuando George Winter, en Inglaterra,
publicó en la revista Nature su investigación sobre la curación de heridas. Esta investigación
probaba de manera científica lo que otros autores habían empezado a utilizar de manera
intuitiva, que las heridas recubiertas con una película polimérica, epitelizaban el doble de
rápido que las expuestas al aire, fenómeno que se conoce como Cura en Ambiente Húmedo
(CAH). Winter da el espaldarazo definitivo a los beneficios de la Cura en Ambiente Húmedo,
mediante el mantenimiento de un grado de humedad y temperatura en la herida, impidiendo
que se deseque su lecho, en base a los principios de la Cura Seca o Tradicional

CABEZA Y CUELLO (Velez Sanchez, Maria Veronica)

CRÁNEO- SISTEMA NERVIOSO (Velez Sanchez, Maria Veronica)


Abseso (Broca)

Pierre Paul Broca (Sainte-Foy-la Grande, Burdeos, 28 de junio de 1824 - París, 9 de julio
de 1880)

Biografía:

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Paul Broca nació el 28 de junio de 1824 en Sainte-Foy-la-Grande, Burdeos, Francia, hijo de
Jean Pierre "Benjamin" Broca, médico y excirujano en Napoleónservicio de. La madre de
Broca, Annette Thomas, era una hija bien educada de un calvinista, protestante reformado,
predicador. hugonote Broca recibió la educación básica en la escuela de su ciudad natal,
obteniendo una licenciatura a los 16 años. Ingresó a la escuela de medicina en París
cuando tenía 17 años y se graduó a los 20, cuando la mayoría de sus contemporáneos
apenas comenzaban como estudiantes de medicina.

Después de graduarse, Broca realizó una extensa pasantía, primero con el urólogo y
dermatólogo Philippe Ricord (1800-1889) en el Hôpital du Midi, luego en 1844 con el
psiquiatra François Leuret (1797-1851) en el Hospital Bicêtre. En 1845, se convirtió en
pasante con Pierre Nicolas Gerdy (1797-1856), un gran anatomista y cirujano. Después de
dos años con Gerdy, Broca se convirtió en su asistente. En 1848, Broca se convirtió en el
Prosector, realizando disecciones para conferencias de anatomía, en el Universidad de
Paris Escuela de Medicina. En 1849, recibió un doctorado en medicina. En 1853, Broca se
convirtió en profesor agrégéy fue nombrado cirujano del hospital. Fue elegido presidente de
la patología en la Facultad de Medicina en 1867, y un año después profesor de Cirugía
Clínica. En 1868, fue elegido miembro de la Academia de medicina, y nombró al presidente
de cirugía clínica. Sirvió en esta capacidad hasta su muerte. También trabajó para el
Hospital St. Antoine, la Pitié, el Hôtel des Clinques y el Hôpital Necker.

Como investigador, Broca se incorporó al Sociedad Anatomique de Paris en 1847. Durante


sus primeros seis años en la sociedad, Broca fue su contribuyente más productivo. Dos
meses después de unirse, formó parte del comité editorial de la revista de la sociedad. Se
convirtió en su secretario y luego en vicepresidente en 1851. Poco después de su creación
en 1848, Broca se unió a la Société de Biologie. También se incorporó y en 1865 se
convirtió en presidente de la Societe de Chirurgie (Cirugía).

Paralelamente a su carrera médica, en 1848, Broca fundó una sociedad de librepensadores,


simpatizante de Charles Darwinteorías. Una vez comentó: "Preferiría ser un simio
transformado que un hijo degenerado de Adán". Esto lo puso en conflicto con la iglesia, que
lo consideraba un subversivo, materialista y corruptor de la juventud. La animosidad de la
iglesia hacia él continuó durante toda su vida, lo que resultó en numerosos enfrentamientos
entre Broca y las autoridades eclesiásticas.

En 1857, sintiéndose presionado por otros, y especialmente por su madre, Broca se casó
con Adele Augustine Lugol. Provenía de una familia protestante y era hija de un destacado

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médico. Jean Guillaume Auguste Lugol. Los Brocas tuvieron tres hijos: una hija, Jeanne
Francoise Pauline (1858-1935), un hijo Benjamin Auguste (1859-1924) y un hijo Élie André
(1863-1925). Un año después, murió la madre de Broca y su padre, Benjamin, llegó a París
para vivir con la familia hasta su muerte en 1877.

En 1858, Paul Broca fue elegido miembro de la Academia Alemana de Ciencias Leopoldina.
En 1859, fundó la Sociedad de Antropología de París. En 1872 fundó la revista Revue
d'anthropologie y en 1876 el Instituto de Antropología. La Iglesia francesa se opuso al
desarrollo de la antropología, y en 1876 organizó una campaña para detener la enseñanza
de la materia en el Instituto Antropológico.

Cerca del final de su vida, Paul Broca fue elegido Senador vitalicio, un puesto permanente
en el senado francés. También fue miembro de la Académie française y obtuvo títulos
honoríficos de muchas instituciones científicas, tanto en Francia como en el extranjero.
Murió de una hemorragia cerebral el 9 de julio de 1880, a la edad de 56 años. Durante su
vida fue ateo y se identificó como liberal. Su esposa murió en 1914 cuando tenía 79 años. Al
igual que su padre, Auguste y Andre pasaron a estudiar medicina. Auguste Broca se
convirtió en profesor de pediátrica cirugía, ahora conocido por su contribución a la Broca-
Perthes-Blankart operación, mientras que André se convirtió en profesor de óptica médica y
es conocido por desarrollar la Prisma Pellin-Broca.

Trabajos en medicina

Desde el siglo XVII, la mayoría de los avances médicos surgieron a través de la interacción
en sociedades independientes y, a veces, secretas. los Sociedad Anatomique de Paris se
reunía todos los viernes y estaba presidido por el anatomista Jean Cruveilhier, e internado
por "el padre de la neurología francesa" Jean-Martin Charcot; ambos fueron fundamentales
en el descubrimiento posterior de esclerosis múltiple. En sus reuniones, los miembros
realizarían presentaciones sobre sus hallazgos científicos, que luego se publicarían en el
boletín regular de actividades de la sociedad.

Como Cruveilhier y Charcot, Broca hizo regular Sociedad Anatomique presentaciones sobre
trastornos musculoesqueléticos. Demostró que raquitismo, un trastorno que da como
resultado huesos débiles o blandos en los niños, fue causado por una interferencia con
osificación debido a la interrupción de la nutrición. En su trabajo en osteoartritis, una forma
de artritis, Broca y Amédée Deville, Broca demostró que, al igual que las uñas y los dientes,
el cartílago es un tejido que requiere la absorción de nutrientes de los vasos sanguíneos
cercanos y describió en detalle el proceso que conduce a degeneración de cartílago en las

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articulaciones. Broca también realizó presentaciones periódicas sobre el pie deforme
trastorno, un defecto de nacimiento en el que los pies de los bebés rotan hacia adentro al
nacer. En ese momento Broca vio la degeneración del tejido muscular como una explicación
de esta condición, y aunque la causa fundamental de la misma aún no se ha determinado,
la teoría de Broca de la degeneración muscular llevaría a comprender la patología de
distrofia muscular. Como anatomista, se puede considerar que Broca realiza 250
contribuciones separadas a la ciencia médica.

Como cirujano, Broca escribió una revisión detallada sobre el uso recientemente
descubierto de cloroformo como anestesia, así como en sus propias experiencias de usar
métodos novedosos para el manejo del dolor durante la cirugía, como hipnosis y dióxido de
carbono como anestésico local.

Broca usó hipnosis durante la extirpación quirúrgica de un absceso (Paul Broca es


considerado el primero en trepanar un cráneo para vaciar el absceso cerebral) y recibió
resultados mixtos, ya que la paciente sintió dolor al principio que luego desapareció y no
pudo recordar nada después. Debido a los resultados inconsistentes reportados por otros
médicos, Broca no repitió en el uso de la hipnosis como anestésico. Debido a la pérdida de
memoria de su paciente, vio el mayor potencial en usarlo como una herramienta
psicológica. En 1856, Broca publicó En Aneurismas y su tratamiento, una revisión detallada
de casi mil páginas de todos los registros accesibles sobre diagnóstico y tratamiento
quirúrgico y no para estas afecciones de vasos sanguíneos debilitados. Este libro fue uno
de los primeros monogramas publicados sobre un tema específico. Antes de sus logros
posteriores, fue este trabajo por el que Broca era conocido por otros médicos franceses.

En 1857, Broca contribuyó a Charles-Édouard Brown-Séquard trabajar en el sistema


nervioso, realizando vivisección experimentos, donde se cortaron nervios espinales
específicos para demostrar las vías espinales para los sistemas sensoriales y motores.
Como resultado de este trabajo. Brown-Séquard se hizo conocido por demostrar el principio
de decusación, donde las fibras neurales de un vertebrado se cruzan de un lado lateral a
otro, lo que resulta en un fenómeno del lado derecho del cerebro de ese animal que
controla el lado izquierdo del otro.

Como científico, Broca también desarrolló teorías e hizo hipótesis que eventualmente serían
refutadas. Basado en hallazgos reportados, por ejemplo, publicó trabajos en apoyo de ver
sífilis como un virus. Cuando la medicina occidental descubrió las cualidades del relajante
muscular curare, utilizado por los cazadores de indios sudamericanos como veneno, Broca

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pensó que había un fuerte apoyo a la idea incorrecta de que, además de aplicarse
tópicamente, el curare también podría diluirse e ingerirse para contrarrestar los espasmos
musculares que causan el tétanos.

Broca también pasó muchos de sus primeros años investigando el cáncer. Su esposa tenía
antecedentes familiares conocidos de carcinoma, y es posible que esto despertara su
interés en explorar posibles causas hereditarias de cáncer. En sus investigaciones, acumuló
evidencia que respalda la naturaleza hereditaria de algunos cánceres y, al mismo tiempo,
descubrió que las células cancerosas pueden correr por la sangre. Muchos científicos se
mostraron escépticos sobre la hipótesis hereditaria de Broca, y la mayoría cree que es una
mera coincidencia. Enunció dos hipótesis sobre la causa del cáncer, la diátesis y la
infección. Creía que la causa puede estar en algún lugar entre los dos. Luego planteó la
hipótesis de que (1) la diátesis produce el primer cáncer (2) el cáncer produce infección y
(3) la infección produce múltiples tumores secundarios, caquexia y muerte ".

Enfermedad encefalica (Von Bergman)

Ernst von Bergmann (16 de diciembre de 1836 - 25 de marzo de 1907)

Biografía: Nacido en Riga, Gobernación de Livonia (ahora Letonia), en 1860 obtuvo su


doctorado en la Universidad de Dorpat. Luego trabajó como asistente en la clínica quirúrgica
y se formó en cirugía con Georg von Adelmann (su futuro suegro) y Georg von Oettingen.
Recibió su certificación en 1864. De 1871 a 1878 fue profesor de cirugía en Dorpat. En 1878
se convirtió en profesor en Würzburg; en 1882 se trasladó a la Universidad de Berlín como
sucesor de Bernhard von Langenbeck. Continuó como profesor de cirugía en Berlín por el
resto de su carrera. Dos de sus asistentes en Berlín fueron Curt Schimmelbusch (1860–
1895) y Friedrich Gustav von Bramann (1854–1913). Su hijo, Gustav von Bergmann (1878–
1955) fue un destacado médico de medicina interna.

Contribuciones: Bergmann fue el primer médico en introducir la esterilización por calor de


los instrumentos quirúrgicos, reduciendo así en gran medida el número de infecciones en la
cirugía. También usó material de vendaje esterilizado con vapor, demostrando su
superioridad sobre la antisepsia química. También fue uno de los primeros en adoptar la "
bata blanca ".

Se desempeñó como oficial médico en la guerra austro-prusiana (1866), la guerra franco-


prusiana (1870-1871) y la guerra ruso-turca (1877-1878), adquiriendo una valiosa
experiencia en el tratamiento de heridas. Estaba profundamente interesado en la etiología y

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la patogenia de las enfermedades asociadas con las heridas de guerra. Como oficial
médico, expresó la necesidad de personal auxiliar y de enfermería bien capacitado y
también de la implementación de un procedimiento modificado para el manejo de heridas de
bala, en particular, heridas que involucran las articulaciones y el cráneo.

Bergmann fue pionero en la hidrocelectomía (operación de hidrocele), contribuyó a mejorar


los procedimientos de apendicectomía y realizó con éxito la primera operación de divertículo
esofágico.

Bergmann escribió numerosos trabajos médicos y quirúrgicos, incluido un tratado clásico


sobre lesiones en la cabeza, Die Lehre von den Kopfverletzungen (1880), y un libro sobre
cirugía cerebral, Die Chirurgische Behandlung der Hirnkrankheiten (1888). En 1904, con
Martin Kirchner y Robert Kutner, cofundó la Zeitschrift für ärztliche Fortbildung ("Revista de
Educación Médica"). Con Friedrich von Bramann y el médico inglés Morell Mackenzie
(1837–1892), atendió a Federico III (1831–1888), cuando el emperador se estaba muriendo
de cáncer de laringe.

Bergmann murió en Wiesbaden. La Clínica Ernst von Bergmann en Potsdam, la Ernst-von-


Bergmann-Kaserne en Munich, y la Placa Ernst von Bergmann de la Asociación Médica
Alemana, se nombran en su honor.

Neurocirugía (Cushing)

Harvey Williams Cushing (Cleveland, Ohio, 8 de abril de 1869 - New Haven, Connecticut,
7 de octubre de 1939)

Carrera profesional: Harvey williams cushingnació en Cleveland, Ohio, el sexto hijo y el


décimo hijo (siete vivieron hasta la madurez) de Henry Kirke Cushing y Betsey Maria
Williams Cushing. La familia Cushing por parte paterna se originó en Gravesend, Inglaterra.
Matthew Cushing, diácono, emigró a Boston en 1638. Su bisabuelo David (1768-1814) fue
médico rural, su abuelo Erastus (1802-1893) también fue médico general. Su padre, un
severo médico puritano, combinó una amplia práctica con la cátedra de obstetricia,
enfermedades de la mujer y jurisprudencia médica en el Cleveland Medical College y
también fue durante muchos años miembro del consejo de administración de la Universidad
Case Western Reserve. Reservado con sus hijos, dejó gran parte de la responsabilidad de
su crianza a su esposa, una mujer amable y muy inteligente, muy capaz de la tarea. Impuso
una disciplina estricta en su hogar y proveyó cómodamente para las necesidades físicas,
generosamente para la educación. La madre de Harvey provenía de una estirpe pionera del

76
Medio Oeste. Un hijo ingresó a la ley, otro a la geología; dos se convirtieron en médicos.
Asistieron a la iglesia presbiteriana, escuelas públicas en Cleveland y universidades del este
para su formación universitaria y de posgrado.

Años de estudiante

A la edad de 18 años, Harvey Cushing fue a Yale College, donde durante cuatro años
cultivó una lealtad permanente a su alma mater, en gran parte a través de las estrechas
amistades que formó allí y que mantuvo y atesoró durante toda su vida. Después de recibir
su AB en la Universidad de Yale en 1891, siguió a su hermano Edward a la Escuela de
Medicina de Harvard en 1891, convirtiéndose en el quinto Cushing en ingresar a la
medicina. Antes de inscribirse en Harvard, su padre le indicó que se abstuviera de fumar,
beber, navegar, jugar béisbol y otras formas de intemperancia. En 1894, el año anterior a su
graduación, visitó Londres por primera vez y conoció a Jonathan Hutchinson (1828-1913) en
sus habitaciones ya Thomas Barlow (1845-1945) en el Great Ormond Street Hospital.

Recibió su doctorado en medicina cum laude en 1895 y se convirtió en oficial de cirugía en


el Hospital General de Massachusetts, Boston. Aquí colaboró con Ernest Amory Codman
(1869-1940), con quien había ideado la primera tabla anestésica, “La tabla de éter” en 1894,
cuando aún era estudiante, motivado por la muerte de un paciente durante un
procedimiento quirúrgico. Esto proporcionó breves detalles del paciente y la operación y
permitió que tanto el anestesista como el cirujano siguieran el estado del paciente durante
toda la operación mediante el registro del pulso, la respiración y la temperatura. Esta
innovación condujo a una reducción considerable en la tasa de mortalidad por anestesia.
Cushing y Codman ahora colaboraban en el uso clínico de los rayos X, cuyo descubrimiento
solo había sido realizado en diciembre del año anterior por Röntgen.

Hospital Johns Hopkins

En 1896, a la edad de 27 años, Cushing se convirtió en asistente de residente en el Hospital


Johns Hopkins recién fundado, donde trabajó durante cuatro años con William Stewart
Halsted (1852-1922), el preeminente entre los cirujanos estadounidenses. Cushing no
estaba impresionado ni por la ciudad de Baltimore ni por el hospital: "el hospital es un lugar
muy descuidado y el trabajo de todos es muy poco sistemático, es decir, en el lado
quirúrgico. El Dr. Hallsted solo ha operado una vez este mes y rara vez aparece. Espero
que las cosas váyanse o no puedo soportarlo" - un extracto de una carta que escribió a
casa. El vivió. Sin embargo, al lado de William Osler y se desarrolló una gran amistad. Los
primeros profesores de la nueva escuela de medicina fueron hombres de un calibre

77
extraordinario, entre ellos, además de Osler, estaba William Henry Welch (1850-1934) en la
cátedra de patología.

Estimulado por estos hombres, la mente inquieta e inquisitiva de Cushing y su enorme


capacidad de trabajo encontraron su máxima expresión. Su interés por la historia médica lo
impulsó en su colección de libros de medicina; también lo alentó su padre, quien le
transmitió volúmenes de su propia biblioteca que a menudo también llevaban las firmas de
su abuelo y bisabuelo.

En 1898, Cushing tuvo su primera experiencia en medicina militar y cirugía al tratar con
soldados, en su mayoría enfermos de fiebre tifoidea, que fueron evacuados a Baltimore
durante la guerra hispanoamericana en Cuba. De aquí resultaron dos de sus primeros
trabajos, sobre el tratamiento de la perforación tifoidea del intestino.

Carrera en Europa

Después de completar su tiempo en Johns Hopkins, Cushing se fue a Europa y a Berna,


donde experimentó bajo la dirección de Theodor Kocher (1841-1917) sobre la relación entre
la presión arterial sistólica y la presión craneal. En Berna también trabajó con Hugo
Kronecker (1839-1914) sobre los efectos de la presión intracraneal elevada y notó el
aumento de la presión sanguínea que la acompaña. De Berna se fue a Inglaterra,
trabajando con Victor Horsley en Londres, y durante un mes en Liverpool participó en los
experimentos de Sir Charles Scott Sherrington (1857-1952) sobre la corteza motora de los
simios. Quizás el aspecto más importante de su visita fue que William Osler también estaba
pasando el verano de 1900 en Inglaterra, y fue durante este período que Cushing comenzó
la firme amistad con Osler que continuaría hasta la muerte de Osler. Gran parte del éxito de
esta visita europea se debió a las numerosas presentaciones que Osler pudo hacer para su
joven colega. En este viaje, Cushing también visitó centros quirúrgicos en Francia, Alemania
e Italia.

Después de pasar el año 1900-1901 en Europa, Cushing en 1902 regresó a Johns Hopkins,
donde impartió cursos de anatomía quirúrgica y organizó un laboratorio quirúrgico
experimental en el que los estudiantes jóvenes realizaban procedimientos quirúrgicos en
perros. Fue en este momento cuando comenzó a moverse hacia la cirugía neurológica,
dirigiendo particularmente su atención durante los siguientes tres años a los pacientes con
tumores pituitarios. Fue el primer estadounidense en dedicarse a tiempo completo al
desarrollo de la cirugía neurológica.

78
Vida familiar

En 1902, Cushing se casó con Katharine Stone Crowell, una amiga de la infancia de
Cleveland. Tuvieron cinco hijos: William Harvey, Mary Benedict, Bestey, Henry Kirke y
Barbara. La situación de la casa de su padre se repetía en la suya: pasaba largas horas en
el hospital, luego dedicaba las tardes a escribir. Sin embargo, muchos oficiales de la casa y
estudiantes recuerdan la cálida hospitalidad de una familia amistosa y el Dr. y la Sra.
Cushing como amables anfitriones. Su hijo mayor, William, un estudiante de Yale, murió en
un accidente automovilístico en 1926, y el dolor de Cushing se profundizó porque apenas
había comenzado a conocerlo.

Hacia la neurocirugía

La primera experiencia de Cushing con una enfermedad de la hipófisis fue en 1901, cuando
realizó una descompresión a una niña de 14 años que se quejaba de dolores de cabeza y
problemas visuales. Era gorda y sexualmente inmadura. En la autopsia se encontró que
tenía un gran quiste pituitario. En el mismo año, Alfred Fröhlich (1871-1953) informó un caso
similar de Viena, un niño de 15 años con dolor de cabeza, problemas de visión, obesidad e
inmadurez sexual. El paciente fue operado por Anton von Eiselsberg (1860-1939), quien le
drenó un tumor quístico de la hipófisis. El síndrome de Fröhlich pasó del mismo nombre a la
terminología médica. En este trabajo se ha ingresado como síndrome de Babinski-Fröhlich,
llamado así por Joseph Babinski (1857-1932) quien describió la condición en 1900, un año
antes que Fröhlich.

Lástima de la pituitaria

En marzo de 1909 Cushing llevó a cabo su primera operación de acromegalia. El paciente


era un agricultor de 38 años remitido por Charles Mayo. El abordaje a la hipófisis se realizó
a través de un colgajo frontal que abría los senos frontales. El paciente se recuperó
notablemente y vivió hasta 1930. Este fue solo el segundo caso exitoso, el primero fue
operado por Herman Schloffer (1868-1937), entonces profesor de cirugía en Innsbruck, en
1907. Entre 1909 y 1911, Cushing recopiló 46 pacientes con lesiones que involucran la
hipófisis y la mayoría de estos fueron sometidos a cirugía. Los peligros y dificultades de
estas primeras operaciones quedan demostrados por el hecho de que de tres pacientes de
esta serie con acromegalia que fueron operados, dos fallecieron.

Cushing fue profesor asociado de Cirugía en Johns Hopkins de 1903 a 1912. En 1910
aceptó el nombramiento como Profesor de Cirugía Mosley y presidente del departamento de

79
la Escuela de Medicina de Harvard, y Cirujano en Jefe en el Hospital Peter Bent Brigham en
el Campus de la Facultad de Medicina de Harvard. Ingresó a su nuevo cargo cuando se
inauguró la nueva escuela en 1913 y permaneció hasta su jubilación en 1932. El primer
paciente que ingresó al servicio de cirugía, una mujer con venas varicosas en las piernas,
ingresó el 27 de enero de 1913.

Durante la Primera Guerra Mundial, estuvo brevemente en Francia en 1915 en el hospital


militar establecido en Neuilly, en las afueras de París, en el reconvertido Lycée Pasteur, y
nuevamente de 1917 a 1919 como jefe del Hospital Base No. 5. Durante este tiempo tuvo
un roce con el jerarquía militar. Como coronel de una unidad de Harvard sirviendo con las
Fuerzas Expedicionarias Británicas, en una carta a su esposa que fue interceptada por
sensores franceses, hizo algunas críticas duras a un cirujano británico. La carta fue
entregada al gobierno británico y fue amenazado con un consejo de guerra. Finalmente, el
asunto se arregló cuando lo transfirieron a un comando estadounidense.

En 1936 publicó From a Surgeons Journal, 1915-19 de sus experiencias en la Primera


Guerra Mundial, que ofrece conmovedoras descripciones de los heridos y un triste relato de
la muerte del único hijo de Osler, Revere, a cuyo lado permaneció hasta su muerte.
Comenta la ironía de que un nieto del famoso patriota estadounidense Paul Revere sea
enterrado envuelto en una bandera británica.

El más grande de los neurocirujanos

En los EE. UU., Cushing es generalmente reconocido como un pionero, quizás el más
grande en neurocirugía. Aunque mejoró y desarrolló varios procedimientos quirúrgicos, no
existe un "procedimiento quirúrgico de Cushing" en particular, pero es obvio que él, más que
ningún otro, demostró la viabilidad de la cirugía intracraneal. Además, era excepcionalmente
considerado con sus pacientes, que venían de todos los Estados Unidos y de Europa,
algunos de ellos figuras destacadas. Parece haber dedicado una enorme cantidad de
tiempo a sus actividades quirúrgicas, por períodos operativos todos los días y, para
desesperación de su personal, no pocas veces incluso los sábados y domingos.

Cushing contribuyó al estudio de la presión arterial durante la cirugía y desarrolló el método


de anestesia local durante la cirugía. Mejoró las técnicas e introdujo, entre otros, el método
transfenoidal de operación. Sin embargo, sus logros más brillantes fueron en el tratamiento
de tumores cerebrales, operaciones que antes casi invariablemente conducían a la muerte
de los pacientes. Las habilidades neuroquirúrgicas de Cushing redujeron la tasa de
mortalidad en la cirugía cerebral de alrededor del 90 % a aproximadamente el 8 %,

80
habilidades que quedaron brillantemente demostradas cuando, en 1910, lo llamaron para
operar al General de División Leonard Wood, Jefe de Estado Mayor del Ejército de los EE.
un gran meningioma. El general volvió a sus deberes oficiales en un mes y sirvió durante la
Primera Guerra Mundial y finalmente se convirtió en gobernador de Filipinas.

El extraordinario logro de Cushing (basado en una serie de más de 2.000 casos verificados
de tumor) de reducir la mortalidad de casi el 100 por ciento a menos del 10 por ciento
hubiera sido imposible sin el recurso temprano y continuo al laboratorio experimental. Fue
responsable de establecer el Laboratorio Hunterian en Johns Hopkins en 1905 y también el
Laboratorio de investigación quirúrgica en Harvard. No sólo dieron lugar a sus propias
investigaciones, sino que su curso de cirugía quirúrgica para estudiantes, iniciado en 1902,
fue básico para otra de sus importantes contribuciones: la formación de una generación de
cirujanos que han ampliado los límites de la neurocirugía. De estos laboratorios salieron
más de 325 trabajos de sus alumnos.

Cushing fue muy apreciado por sus colegas en neurocirugía, y en las reuniones de la
Harvey Cushing Society, establecida en 1932, reunió a varios de los mejores neurocirujanos
del mundo.

En septiembre de 1926, debido a que Cushing recibió el prestigioso Premio Cameron para
1924-1925 y dio sus tres conferencias obligatorias en la Universidad de Edimburgo, la
gaceta del Hospital de Londres escribió:

"Puede haber pocas figuras más interesantes en el mundo quirúrgico de hoy que el profesor
Harvey Cushing. Comenzando hace unos veinticinco años para especializarse en la cirugía
del cerebro, el Dr. Cushing rápidamente alcanzó una posición de gran distinción. La forma
en que se puede deducir de un estudio de sus Conferencias Cameron, ahora publicado en
forma de libro ... Su distinción es - y es una distinción que lo coloca para siempre en la
primera fila de los investigadores científicos, y su posición casi única entre especialistas
quirúrgicos: su distinción es que ha considerado y estudiado su especialidad desde todos
los ángulos imaginables ... Este es el tipo de especialista adecuado para unirse a ex
Premios Cameron como Pasteur, Lister, Horsley. ¡Si sic omnes!"

Ciertos problemas técnicos tuvieron que ser resueltos antes de que la cirugía cerebral
pudiera tener éxito. En Suiza, en 1900-1901, Cushing estudió el problema de la presión
arterial y la presión espinal y demostró en un experimento clásico que a medida que
aumenta la presión del líquido cefalorraquídeo de un perro, inicialmente hay un efecto vagal
con bradicardia seguido de un gran aumento de la presión arterial. presión arterial. Este

81
hallazgo inició a fisiólogos como Walter Cannon en años de estudio adicional; para Cushing
hizo posible craneótomos más seguros.

En 1901, Cushing visitó la Universidad de Pavía, donde conoció a Scipione Riva-Rocci


(1863-1937) y se familiarizó con el aparato de Riva-Rocci: el esfigmomanómetro de
mercurio. Llevó a Estados Unidos un modelo del aparato y jugó un papel decisivo en su
adopción.

El manejo de la hemorragia era lo más importante, y para esto Cushing ideó clips de plata
que todavía se usan para controlar el sangrado. En 1925 introdujo el electrocauterio en la
cirugía cerebral y pudo volver a llamar a muchos pacientes cuyos tumores no se había
atrevido a atacar antes.

CIRUGÍA DE CABEZA Y CUELLO (Velez Sanchez, Maria Veronica)


Labio superior (Sedillot)

Charles-Emmanuel Sédillot (1804-1883)

Nació en París el 18 de septiembre de 1804. Fue hijo del astrónomo y orientalista Jean
Jacques Emmanuel Sédillot, y hermano mayor del también orientalista e historiador de las
ciencias Louis-Pierre-Eugène Sédillot. Se inscribió en la Facultad de medicina de París en
1821, comenzó su carrera hospitalaria en 1822 en el hôpital de la Charité, para pasar al año
siguiente al Hôtel-Dieu y, atraído por la medicina militar, ingresó en 1824 como cirujano
alumno en el hospital-escuela militar Val-de-Grâce. Se graduó en el hospital de instrucción
de Metz en 1826, y en 1829 obtuvo su título de Val-de-Grâce y el doctorado en la Facultad
de medicina de París con una tesis sobre el nervio neumogástrico.

Sédillot era cirujano subayudante cuando, en 1830, estalla la insurrección independentista


en Polonia. Aprovechando una licencia de tres meses, se enrola como médico voluntario y
parte hacia Polonia a comienzos de 1831. Su actuación en el frente de batalla le servirá de
valiosa experiencia, aunque le costará una reprimenda de sus superiores y la pérdida de los
sueldos de los meses de licencia. En 1832 es nombrado cirujano ayudante mayor en Val-
de-Grâce. En 1835 es nombrado por concurso profesor agregado de cirugía en la Facultad
de medicina de Paris, y al año siguiente concursa por la cátedra vacante por la muerte de
Dupuytren. Como se oponía enérgicamente a la postura de Lisfranc, que era miembro del
jurado, sobre las amputaciones transmetatarsianas, era previsible que perdiese. Es enviado
a Argelia en 1837, participando en el sitio de Constantina. A su regreso, se alinea con
François Maillot en favor del uso de sulfato de quinina para combatir el paludismo.

82
En 1839 se casó con Gènevieve-Caroline-Jeanne-Marguerite Pelletier (1818-1886), su
prima en tercer grado e hija del codescubridor de la quinina, Pierre Joseph Pelletier. En
1841 se convierte en profesor de patología externa y clínica quirúrgica en la Facultad de
Medicina de la Universidad de Estrasburgo, cirujano jefe y primer profesor de clínica y de
patología quirúrgica del hospital militar de instrucción. Al crearse en 1856 la Escuela
Imperial del Servicio Militar de Salud en Estrasburgo, se le encarga dirigirla. En 1860 recibe
un ascenso a Médico Inspector, grado equivalente al de general, y director de la Escuela
bajo dependencia directa del ministro de Guerra, cargo que conservará hasta su pase a
retiro militar en 1868. Conservará aún su puesto de profesor en la Universidad de
Estrasburgo hasta el 31 de julio de 1870. Vuelve al servicio militar activo en el hospital de
Haguenau durante la guerra franco-prusiana de 1870-71. Como consecuencia de su victoria
en la guerra, los prusianos se anexionan Alsacia, lo que lleva a la desparición de la escuela
de Estrasburgo. Sédillot rechazó la oferta prusiana de conservar su cátedra univesitaria, y
tampoco acepta la oferta de dirigir la facultad de Medicina recientemente creada en Nancy,
que lo nombró profesor honorario. Había sido elegido corresponsal de la Académie des
sciences el 16 de marzo de 1846 (sección de medicina y cirugía), convirtiéndose en
miembro pleno el 24 de junio de 1872.9 Fue también miembro de la Acádemie national de
médecine desde 1857.

Afectado por la sordera y una hemiplejía derecha desde 1879, pasó sus últimos años en
casa de uno de sus hijos en Sainte-Menehould (Marne), donde falleció el 29 de enero de
1883.

Cancer labial (Crale)

George Washington Crile (11 de noviembre de 1864, Chili, Ohio – 7 de enero de 1943,
Cleveland, Ohio)

Biografia

Crile se graduó en la Ohio Northern University en 1885, y en 1887 obtuvo su doctorado en


medicina del Wooster Medical College (origen posterior de la Case Western Reserve
University School of Medicine).2345 Amplió sus estudios en Viena, Londres y París; y
estuvo dedicado a la docencia en Wooster de 1889 a 1900. Fue profesor de medicina
clínica en la Western Reserve University de 1900 a 1911, especializado en cirugía.6 Ocupó
la cátedra de cirugía en el University Hospitals Case Medical Center de 1910 a 1924,
fundando el Lakeside Hospital.7

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Participó en la Guerra Hispano-estadounidense como miembro del Cuerpo Médico de
Reserva, y sirvió en Puerto Rico (1898). En 1913, fue nombrado Miembro del Real Colegio
de Médicos en Londres. Con la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial,
estuvo involucrado en la organización médica en tiempo de guerra (1917-1918). Sirvió con
la Fuerza Expedicionaria Británica en Francia y fue asesor experto en investigación
quirúrgica (1918–1919). Alcanzó el rango de teniente coronel en junio de 1918, y el de
coronel un año más tarde.

Hizo importantes contribuciones al estudio de la presión de la sangre y del shock circulatorio


en las intervenciones quirúrgicas. Dándose cuenta de que cualquier emoción fuerte (como
el miedo previo a una operación) puede producir un shock, intentó reducir este efecto
mediante tratamiento psíquico, evitando en lo posible todo aquello que pudiera impresionar
al paciente, incluso cuando estaba bajo anestesia general, anestesiando primero la región a
operar con cocaína incluso durante varios días si se estimaba necesario, antes de la
intervención. Con esto conseguía obstruir la comunicación nerviosa entre la parte afectada y
el cerebro incluso antes de que el anestésico general fuese administrado. Por su trabajo en
la reducción de los shocks inherentes a la cirugía recibió la Medalla de Oro del Instituto
Nacional de Ciencias Sociales en 1914.

Su hijo George Crile, Jr. también fue cirujano. Su nieto George Crile III fue periodista,
escritor, y productor de la CBS. Su mujer, Grace Elizabeth (McBride) Crile (1876–1948), era
descendiente de Lydia (Reed) McBride, hermana de David Reed.

Crile está enterrado en el Lake View Cemetery de Cleveland, Ohio,10 ciudad en la que
falleció en 1943.

Obra:

George Crile por primera vez estableció las bases de la de la cirugía moderna de cabeza y
cuello. Entre los años 1905 – 1906 publicó los resultados de su experiencia en el
tratamiento de éstos tumores que inició a fines del siglo XIX. El establecía que “El mejor
tratamiento quirúrgico para el cáncer de cabeza y cuello consiste en la resección en block
del tumor primario y de todas las estructuras linfáticas del cuello”. Crile utilizaba una técnica
que minimizaba hemorragias, controlaba la hipotensión e hipovolemia. Logró tasas de
sobrevida de 75% v/s 19% de pacientes que no fueron a una resección en block. Hay que
tener en cuenta que se encontraba en una era preantibiótica y pretransfucional. En 1932
Grant Ward describió la “Composite Operation”, la que consiste en una resección de un
cáncer oral con disección de cuello concomitante. Posteriormente Hayes Martin en 1938

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realizó el mismo procedimiento y en 1940 estandarizó el 52 abordaje a través de la línea
media del labio inferior y mandíbulectomia segmentaría en continuidad con la disección
radical de cuello la que llamó “commando operation”. El precepto definido por Martin, en que
el único tratamiento efectivo para la enfermedad metastásica en el cuello, era la resección
en block de los grupos I – V, prevaleció por mucho tiempo. En 1952 Osvaldo Suárez y E
Bocca realizaron una disección radical modificada, la cual consistía en la extirpación de los
grupos I-V conservando estructuras no ganglionares (ECM, VYI, NE). Posteriormente en el
año 1988 autores como Alando J Ballantyne, describieron las disecciones selectivas del
cuello.

TÓRAX (Vera Fernandez Darianna Thais)

La cirugía intratorácica, concebida por Quénu y Tuffier, fue original y metódicamente


elaborada por Sauerbruch, a partir de 1903. Antes (1882), C. Forlanini había ideado el
neumotorax intrapleural terapéutico. El corazón, en fin, pudo ser quirúrgicamente abordado:
en 1896, G. Farina y L. Rehn, aquél sin éxito duradero, éste con pleno éxito, suturaron
heridas de la pared cardiaca. En 1908, H. Cushing, con sus intervenciones en perros,
preparaba la ulterior cirugía de las válvulas auriculoventriculares.
THEODORE TUFFIER (1857-1929)
En cada etapa encontramos al erudito, al innovador, al maestro.
Particularmente comprendió la importancia de los experimentos
cirugía. Su ascendencia era noble y antigua de origen
campesino. Su talento e industria fueron obvio desde el
comienzo de su carrera médica, Interne, 1879; Cirujano a cargo
de los hospitales, I887; y Professeur agrege, 1889, cuando
inmediatamente se ganó la reputación de brillante profesor de
patología externa. Sus hospitales eran Pitie, Lariboisiere y
Beaujon. Sus servicios fueron un Santuario de los peregrinos quirúrgicos de todo el mundo.
Entre sus logros notables estaba su historial de guerra. Desde 1914 hasta I918 dedicó todas
sus actividades a la cirugía de guerra, especialmente del frente.
Él se convirtió en Inspector General de los Servicios Quirúrgicos de los Ejércitos. Él era
particularmente activo en la puesta en vigor del método Carrel y posteriormente en la
escisión de heridas. Fue 'Presidente de la Sección Francesa del Interallied Conferencia de
Cirugía de la que fue uno de los fundadores y a la que hizo una serie de informes
importantes sobre los problemas de la cirugía de guerra.

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Los eminentes servicios de Tuffier durante la guerra fueron recompensados por la orden de
Comandante de la Legión de Honor, y posteriormente en 1925 por el Gran Cross y por la
Croix de Guerre, con una mención por orden del Ejército, "Cirujano de los más altos logros.
Aunque no bajo ninguna autoridad militar obligaciones otorgadas a los ejércitos desde
octubre de 1914 hasta el final del guerra la cooperación de su ciencia y particularmente en
las grandes operaciones militares de Champagne, Verdun, Somme, Flandes, l'Aisne y el
Marne ".
Gran Sede, febrero de 1919, Marechal Petain. En 1925, con ocasión del Tercer Congreso
Internacional de Medicina y Farmacia, sus antiguos alumnos y amigos celebraron su jubileo
bajo la Presidencia de Marechal Joffre. Además de los innumerables honores recibidos de
sus propios compatriotas, fue otorgó muchos de otros gobiernos.
De todas estas distinciones, ninguna fue más querido para él que el Distinguished Service
Mledal de los Estados Unidos a la que los miembros de esta Asociación se unieron para
reclamar por él. Muchos recordarán con gratitud el tremendo interés que tuvo en sus
operaciones en Francia y la inestimable ayuda les dio al familiarizarse con los mejores y
más importantes métodos. En su encantadora casa con su familia mantuvo la casa abierta
durante estos estadounidenses, muchos de ellos cansados del trabajo en el frente.
Tuffier era una personalidad interesante y brillante, de excelente presencia, un orador claro,
lógico e interesante, de amplia cultura, bien leído e interesado en filosofía y arte. También
fue un gran viajero e hizo tres viajes a los Estados Unidos, donde tenía una gran cantidad
de amigos devotos.
Él también hizo un viaje alrededor del mundo con motivo de su participación en la apertura
del Pekin Union Medical College. Fue elegido miembro honorario de la American Surgical
Association en 1918. "De la consideración de esta vida activa y fértil se aprende la lección
que la vida es un logro; que el hombre de accin no muere realmente sino su el trabajo
continúa ". (Rouvillois, Sesión Conmemorativa, Academia de Medicamento.)

NEUMOTÓRAX (Vera Fernandez Darianna Thais )

CARLO FORLANINI

Nació en Milán el 11 de junio de 1847, hijo mayor del doctor Francesco y Marianna Rossi,
procedente de una familia de la burguesía milanesa. Después de completar sus estudios
secundarios en Como y luego en el colegio "Calchi Taeggi" de Milán, en 1864 se matriculó
en la facultad de medicina y cirugía de la Universidad de Pavía y fue alumno del colegio
"Borromeo". Durante su etapa universitaria, en 1866, fue voluntario garibaldiano en Monte

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Suello y Bezzecca. Siendo aún estudiante, publicó, bajo la guía del patólogo general P.
Mantegazza, su primer trabajo: La función de absorción en las extremidades paralizadas al
cortar los nervios espinales . Investigación experimental (Milán 1868) .

En el instituto Mantegazza conoció a C. Golgi, a quien luego permaneció ligado por la


amistad fraterna. Se graduó el 9 de agosto. 1870 en Pavía con el oftalmólogo A. Quaglino
discutiendo la disertación experimental Contribución a la teoría de la piogénesis. Fachite ,
quien recibió el honor de la prensa (Milán 1870) y un premio del Ministerio de Educación
Pública. Al año siguiente publicó otros trabajos de relevancia oftalmológica ( Estudio
experimental sobre la inflamación del cristalino [1871], reelaboración de su tesis de grado;
Investigación experimental sobre los espacios linfáticos y las vainas del nervio óptico ; Un
caso notable de un extraño cuerpo incrustado en la lente), pero, habiendo desaparecido la
posibilidad de dedicarse a esta disciplina, regresó a su ciudad natal, donde fue contratado
como médico en ejercicio en la división de crónicas del hospital Maggiore el 9 de octubre
1871.

Aprobado el concurso público, fue nombrado cirujano asistente el 10 de mayo de 1872 y


asignado al quirófano de S. Paolo; asistente médico desde el 13 de marzo de 1874, fue
entonces asistente

del fiscal durante el bienio 1875-76, en sustitución de C. Bozzolo, que se trasladó a Turín
como asistente de G. Bizzozero. En 1874 también participó en la ambulancia oftalmológica
de S. Corona, y sus tres lecturas realizadas en el Ospedale Maggiore se remontan a este
período: Un caso de coroiditis atrófica con astigmatismo simple y anisometropía; Por encima
de un caso de agrietamiento de la coroides; Por encima de un caso de tuberculosis con
grandes ganglios del miocardio. En ese mismo período, F. comenzó a ocuparse de la
patología y la clínica del sistema respiratorio: fue el autor de estudios sobre la anatomía
patológica del tubérculo (Sobre la estructura del tubérculo. Investigación realizada en el
laboratorio de anatomía patológica del Maggiore hospital de Milán) y sobre aeroterapia
(Breves notas sobre aeroterapia y sobre el establecimiento médico neumático en Milán,
Milán 1875), y en 1875 fundó la Sociedad de Neumoterapia. También en 1875 fue
nombrado médico jefe en las salas médicas y en 1876 el del sector de la piel, que mantuvo
durante unos seis años, con un intervalo entre la división embarazo e hijo en 1877 y en la
división Sesto durante parte de 1879.

En sus primeros años de actividad en Milán también había fundado, en estrecha


colaboración con su hermano Enrico, un ingeniero, el Instituto Médico Neumático de Milán,

87
al que se añadió un "gabinete de electroterapia" en 1877. A partir de mayo de 1877, F.
publica la revista Aero y climatoterapia, que en 1880 se fusiona con la Gazzetta degli
ospitali , revista fundada por su interés principal y dirigida por él. El 4 de enero En 1881 fue
nombrado especialista principal en enfermedades de la piel, cargo que ocupó hasta el 1 de
noviembre. 1884, cuando fue llamado a la cátedra de clínica médica preparatoria en la
Universidad de Turín, desocupado por el Bozzolo.

En 1883 obtuvo conferencias gratuitas en una clínica médica preparatoria, compitiendo ese
mismo año por la clínica médica general. L. Concato murió en 1882 y lo sucedió en la
clínica médica general de Turín Il Bozzolo, en 1884 F. se convirtió en profesor extraordinario
de clínica médica preparatoria y en el mismo año profesor titular de patología médica
especial siempre en la Universidad de Turín. Desde 1885 fue director del gabinete de
patología médica especial demostrativa y preparatoria de la misma universidad.

En 1897 realizó con gran éxito el curso de clínica médica, tanto que la facultad solicitó el
establecimiento de una segunda clínica médica (para la transformación de la abolida clínica
médica preparatoria), pero la solicitud no fue aceptada. En ese período la F. dirigió La
revista médica de Turín, que cuando pasó a Pavía se transformó en la revista médica
italiana.

De hecho, F. se trasladó a la Universidad de Pavía como catedrático de patología médica


especial demostrativa en 1898-99 (prácticamente intercambiando plazas con B. Silva, que al
mismo tiempo se trasladó a Turín) y en esta universidad el 16 de enero. 1900, a la muerte
de F. Orsi, asumió la dirección de la clínica médica.

Durante el período de Pavía se interesó por el proyecto del nuevo policlínico, formando
parte de la Comisión Supervisora del hospital que se estaba construyendo en Pavía, pero
su esperanza de obtener mejoras logísticas de la clínica médica no se materializó. En esos
años, tras un amargo enfrentamiento con L. Devoto, F. fue excluido de la comisión para el
concurso para la cátedra de clínica médica en la Universidad de Messina: su dura respuesta
a las autoridades competentes ( Mi exclusión de la comisión para la competencia por una
clínica médica en Messina si el Ministro de Educación , Pavía 1903), sin embargo, se
mantuvo sin resultado. La docencia de F., muy apreciada por estudiantes y alumnos (entre
1903 y 1906 realizó, además de su curso oficial, un curso gratuito de fisiología), estuvo sin
embargo fuertemente condicionada, especialmente en la última década de su vida, por la
precariedad Condiciones de salud: U. Carpi De Resmini lo compensó varias veces durante

88
el curso de clínica médica, en el período 1909-1912, y a partir de 1913 E. Morelli. Suspendió
de facto la docencia en 1915 y la abandonó formalmente en 1917 debido al límite de edad.

Miembro de numerosas academias y sociedades científicas - el Real Instituto Lombard de


Ciencias y Letras, la Real Academia de Ciencias, la Real Academia de Medicina de Turín, la
Sociedad Médico-Quirúrgica de Pavía -, en 1914 ganó el premio Santoro de dos años de la
Academia Nacional de los Lincei. Nombrado senador el 24 de noviembre. 1913, en el
mismo año formó parte del Consejo Superior de Educación Pública.

En el verano de 1917 sintió los primeros síntomas de la


enfermedad que le iba a llevar a la muerte, una neoplasia de
páncreas: falleció en Nervi (Génova) el 25 de mayo de 1918.
Nunca se había casado. Tras su muerte, gracias principalmente
al impulso de su alumno A. Da Gradi, se constituyó el comité
promotor de la Fundación C. Forlanini, en el que se encuentra el
hospital Maggiore de Milán y las facultades de medicina de las
universidades de Milán, Turín y Pavía. participó. La Fundación,
en el décimo aniversario de su muerte, se encargó de la publicación de los Escritos de CF
seleccionados y editados por la "Fondazione C. Forlanini" , Bolonia 1928. En memoria de F.
se tituló en Roma, en 1934, el gran Instituto para el tratamiento de la tuberculosis, que aún
lleva su nombre. Figura de importante talla médica y científica, F. se distinguió por haber
sabido afrontar complejos problemas fisiopatológicos, especialmente respiratorios, a nivel
clínico.

De hecho, fue llamado el "príncipe de la iatromecánica", ya que aplicó en el campo médico


ese ingenio mecánico que convirtió a su hermano Enrico en el reconocido pionero de la
aeronáutica. En su juventud, su orientación iatromecánica brilló sobre todo en su interés por
la aeroterapia. Pero F. no descuidó otros aspectos de la fisioterapia, como, por ejemplo, la
electroterapia.

Otro resultado muy importante de su particular enfoque clínico-científico fue la solución


práctica al problema de la medición de la presión arterial en humanos, gracias al desarrollo
del esfigmomanómetro de manguito neumático, creado en 1896 por su alumno S. Riva-
Rocci. Sin embargo, F. es universalmente conocido como el creador de neumotórax artificial
para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar.

Habiendo fracasado en sus intentos de curar la tuberculosis pulmonar con movimientos


respiratorios metódicos y forzados capaces de favorecer el flujo sanguíneo a los pulmones,

89
F. comenzó a considerar la posibilidad opuesta de limitar los movimientos y la función del
órgano enfermo. Llegó a formular teóricamente el uso terapéutico del neumotórax en 1882,
el mismo año en que R. Koch descubrió el bacilo de la tuberculosis, dejando de lado este
descubrimiento y la teoría que lo sustenta; sin embargo, se necesitaron varios años para
que las primeras aplicaciones se decidieran en el campo clínico e incluso más tiempo para
que esta técnica terapéutica fuera plenamente reconocida y adoptada. L ' La idea de
neumotórax terapéutico le fue sugerida por las modificaciones fenomenológicas observadas
tras la aparición del neumotórax espontáneo en pacientes que padecen tisis pulmonar: una
rotura, aunque sea pequeña, del pulmón afectado por tuberculosis, de hecho, hace que el
aire entra en la cavidad pleural, provocando así un neumotórax espontáneo, pero también
material séptico, causa de derrame intrapleural y empeoramiento del empiema, a menudo
hasta la muerte. La atenuación simultánea de los fenómenos clínicos de la tisis pulmonar
que sin embargo se puede observar en esta condición fue rastreada por F. a la compresión
ejercida por el neumotórax sobre el pulmón tísico y la consecuente disminución de la
motilidad del órgano así colapsado: de la consideración de estos fenómenos concibió el
idea de curar la tisis pulmonar induciendo artificialmente un neumotórax aséptico que,
evitando la infección y la formación de empiema, pondría al pulmón enfermo en reposo por
compresión, atenuando las lesiones hasta la cicatrización.

Una terapia, esta, típicamente iatromecánica, ya que hacía positiva la presión negativa de la
cavidad pleural, y que estaba fatalmente destinada a chocar con las teorías dominantes en
el mundo biomédico de la época, orientada a descubrimientos bacteriológicos y aplicaciones
prácticas relacionadas (vacunas, sera, etc.) ahora inminente.

El paso del neumotórax artificial de la etapa de formulación teórica pura a la ejecución


práctica fue muy lento: hubo que esperar unos 25 años antes de la exposición exhaustiva
de los resultados obtenidos por F. a nivel experimental y clínico. En el tercer año de la
Gazzetta degli ospitali (1882), apareció en once episodios un extenso artículo titulado Una
contribución a la terapia quirúrgica de la tisis. ¿Ablación de pulmón? ¿Neumotórax artificial?
(ahora en Escritos ..., págs. 400-432), en el que abogó por la adopción del neumotórax
artificial para lograr la curación de las cavernas tuberculosas del pulmón. Este artículo no
fue tomado sustancialmente en consideración por el mundo médico, pero la situación
comenzó a desenvolverse en 1884 con la convocatoria de F. a la Universidad de Turín: en
1890 en una obra de G. Cavallero y S. Riva-Rocci por primera vez se mencionan cuatro
casos de tuberculosis tratados con neumotórax, atribuibles a el período de Turín del F., y
más precisamente a los años que van de 1884 a 1890.

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En Roma, el 2 de abril. 1894, con motivo del XI Congreso Médico Internacional, F. presentó
una comunicación titulada Primeros intentos de neumotórax artificial en la tuberculosis
pulmonar (en la Gazzetta medica di Torino , XLV [1894], 20- 21, pp. 381-384, 401 -403; y
también en Actas del XI Congreso Médico Internacional , Roma 1894 , II, Roma 1895,
Medicina Interna , p. 134) y otro al año siguiente al VI Congreso Nacional de Medicina
Interna: Primer caso de tuberculosis pulmonar avanzada unilateral curado felizmente con
neumotórax artificial (en Escritos ..., págs. 469 y siguientes). Ni siquiera estas dos
comunicaciones parecían provocar reacciones particularmente vivas en el ámbito médico,
por lo que en el primer período de actividad de Pavía no aparecieron más producciones
científicas sobre el tema.

Finalmente, en 1907, exactamente 25 años después del artículo de 1882, F. salió


definitivamente de su secreto y, una vez levantada toda cautela, expuso por primera vez de
manera exhaustiva los resultados que obtuvo con las dos comunicaciones fundamentales
tituladas Care de tisis pulmonar con neumotórax producido artificialmente, leído en el
Instituto de Ciencias y Letras R. Lombard en las sesiones del 17 y 31 de enero.

El texto de estas comunicaciones no se imprimió en los Informes.del Instituto, ni siquiera en


forma resumida; Sin embargo, en el mismo año, F. los presentó nuevamente a la asociación
de salud milanesa, de la que su hermano Giuseppe era presidente, frente a una audiencia
más amplia de médicos, el 11 de junio (el día en que cumplió 60 años) y el 17 de junio. Las
dos conferencias se publicaron de forma independiente en Pavía en 1907 y 1908 y en la
revista médica italiana (LVIII [1907]; LIX [1908]; ambas reimpresas en Scritti. pp. 486-505,
506-538).

Él, que hasta ese momento había tratado 31 casos de tisis con neumotórax, presentó con
precisión la historia clínica de 8 casos, 7 de los cuales, que estaban en Pavía, podrían
haberlo puesto a disposición de sus colegas. Cabe señalar que el año anterior ya había p
ublicado una nota preventiva documentada más allá de los Alpes (Zur Behandlung der
Lungenschwindsucht durch künstlich erzeugten Pneumothorax, en Deutsche medizinische
Wochenschrift, 1906, ahora en Escritos, págs. 472-485), que es responsable de la difusión
de la terapia neumotorácica especialmente en Alemania y en todos los países transalpinos,

91
como el mismo F. afirmó más tarde. Unos
cincuenta médicos milaneses, siguiendo la
invitación de F., fueron a Pavía el 27 de
junio de 1907.

Los informes de esa visita, no demasiado


halagadores para el reducido número de
pacientes, pero sobre todo para las
precarias condiciones de la clínica médica
local, fueron inicialmente una gran
decepción para F., quien canceló una
tercera conferencia programada para el 15
de julio y decidió no hacerlo. Puso un pie
nuevamente en Milán por razones científicas (pero el 3 de junio de 1909 celebró una
conferencia en los Institutos Clínicos de Mejora de Milán: Sobre el neumotórax artificial.
Pleuroneumolisis total).

Decidido, sin embargo, a remediar inmediatamente esta amargura, en una carta a su


hermano Giuseppe escribió que había sugerido la ejecución de "un experimento [de
aplicación de neumotórax] en un gran hospital". Este deseo pronto se materializó, y el
consejo del hospital Maggiore de Milán asignó las salas de experimentación S. Vincenzo
para hombres y Maddalena para mujeres, confiadas respectivamente a Giuseppe Forlanini y
Achille Aliprandi.

El número de casos alcanzó así, en 1912, el total de 163 y esta serie fue producida por F.
en el VII Congreso Internacional de Tuberculosis, celebrado en Roma en abril de ese mismo
año, con el memorable informe Le pneumothorax artificiel dans le traitement de la phtisie
pulmonaire , en Escritos ..., págs. 999- 1012, que supuso la consagración definitiva de su
obra, si no, como muchos han afirmado, un auténtico triunfo. Sin embargo, F. ya contaba
con una salud precaria durante muchos años y no pudo participar en el congreso de
Londres de agosto de 1913, en el que se fundó la revista Le Pneumothorax thérapeutique
(cuya dirección pronto fue confiada al propio F.), expresión de la Asociación Internacional
"Pneumothorax artificialis", que se estableció a raíz del congreso romano de 1912.

Este periódico, que sustituyó a la Revista de publicaciones sobre neumotórax


terapéuticoeditada por F. desde 1907, sin embargo, tuvo una vida difícil debido al estallido
de la guerra mundial: con ella prácticamente también cesó la actividad científica de

92
Forlanini. Si el tratamiento de la tuberculosis con neumotórax se considera en general la
principal concepción clínico-científica de F., sin embargo, no deben olvidarse muchas de
sus otras aportaciones y estudios, no menos profundos, que aún hoy siguen teniendo
interés y merecen una mención específica aquí. . Tales son, por ejemplo, los relativos a la
respiración (Della respirazione intercisa. Interpretación física y significado clínico del
fenómeno de la intercisión en los dos actos respiratorios.

Corolarios terapéuticos que se derivan de él, Milán 1884; ahora en Scritti págs. 1 -43), sobre
el pulso venoso (Contribución al estudio del pulso venoso presistólico, en Il Policlinico ,
1890, n. 14, págs. 419-426; norte. 15, págs. 456-463; ahora en Escritos págs. 188-202),
sobre uremia (Contribución al estudio de la uremia, en Actas del VIII Congreso de medicina
interna, Roma 1897, ahora en Escritos, págs.203-210; Nota clínica sobre un caso de acceso
urémico tratado con derramamiento de sangre; contribuido por estudios sobre la
patogénesis de la uremia, en Rendiconti. del R. Lombard Institute of Sciences and Letters ,
clase de ciencias matemáticas y naturales, XXXIV [1901], págs. 203-216; ahora en Writings
..., págs. 222-234) y sobre la opoterapia, un tema de especial relevancia en ese momento
(Notas de opoterapia tiroidea , Notas de opoterapia succentorial , reimpreso con el título
Notas de terapia con el riñón succentorial , en Escritos… , págs. 235-244). Pero los que
padecían hipertensión arterial todavía se pueden recordar hoy (Contribución al estudio de la
patogénesis de la hipertensión arterial, en la Gazzetta medica di Torino, L [1899] págs. 561-
572; ahora en Writings, págs. 211 -221), sin olvidar finalmente a los que están en terapi a
inhalatoria (La técnica de las inhalaciones medicinales, Milán 1883), que nos permiten
considerar a F. mucho más que un mero precursor de la moderna aerosolterapia. F. fundó
una válida escuela de fisiología, en la que se formaron ilustres académicos destinados a
convertirse, a su vez, en distinguidos maestros: U. Carpi De Resmini, G. Ronzoni, E. Morelli.

En 1882 Carlos Forlanini fue genial al idear la colapsoterapia por neumotórax intrapleural
(CNI), que otros llamaban neumotórax artificial. Su intención era hacer colapsar el pulmón,
tratar las cavernas y el sangrado; la realizó por vez primera en 1894. Murphy lo hace en
1898, y luego sus colaboradores, pero no con oxígeno sino nitrógeno, y se denominó
técnica de Murphy. Brauer continuaría con el procedimiento en 1906 y Saugman en 1907.

93
Forlenini ideó la colapsoterapia y Braver la
toracoplastia como formas terapéuticas
quirúrgicas.

En cirugía cardiovascular, Guido Farina y


Ludwig Rehn (1849-1930), en 1896,
realizaron con éxito las primeras suturas del
corazón, hasta entonces considerado como
intocable.

En los años del cambio de siglo Ludolf


Brauer (1865-1951) propuso la cardiolosis como tratamiento de la pericarditis crónica
constrictiva, y en 1908, Harvey Cushing (1869-1939), experimentalmente reparaba lesiones
valvulares Alexis Carrel (1863-1944) en los albores del siglo XX estableció las normas para
las suturas vasculares.

GUIDO FARINA (Vera Fernandez Darianna Thais)

Nacido en Roma el 16 de agosto. 1868 por Francesco y Anna Dovizielli, se licenció en


medicina y cirugía el 6 de julio de 1893 en la Universidad de Roma, disertando la tesis
Septicidad de la piel después de la desinfección, que luego se publicó en Il Policlinico,
sección quirúrgica, I (1894), págs. 184- 190. Habiendo comenzado su carrera como
cirujano, se desempeñó primero como sub-sustituto, luego como asistente en el Piadoso
Instituto del Espíritu Santo y hospitales en Roma; también fue asistente en el instituto de
anatomía quirúrgica de la universidad "La Sapienza". Participó en los esfuerzos de ayuda
voluntaria organizados con motivo del terremoto de Calabria-Sicilia del 28 de diciembre.
1908.

Durante la Primera Guerra Mundial se le asignó, como cirujano mayor, el mando de un


hospital de campaña en el sector de Monte Santo, donde obtuvo una medalla de plata.
Concluyó su actividad como cirujano como médico jefe del hospital civil de Albano Laziale
(provincia de Roma). F. es considerado internacionalmente el pionero de la cirugía cardíaca.

El episodio por el que adquirió notoriedad inmediata fue que fue el primero en ejercer en el
pequeño hospital romano de S. Maria della Consolazione. ahora falta, la sutura de un
pinchazo y herida cortada en el ventrículo derecho.

La amplia resonancia de esa intervención se justifica cuando se piensa que hasta esa fecha
las heridas del corazón se dejaban solas o se trataban con sangrías, para disminuir el

94
sangrado, y administración de éter y alcanfor, para frenar el fenómeno de colapso. La
audacia de F. fue un ejemplo para otros cirujanos tanto italianos como extranjeros, de modo
que en el corto espacio de dos años se reportaron otras doce intervenciones de este tipo.

Esto también ha dado lugar a algunos malentendidos en cuanto a la atribución de la


prioridad de la operación, a pesar de la autoridad de la fuente historiográfica primaria
representada por el tratado de cirugía de F. Dura nte, maestro de F., que contiene fechas,
autores e intervenciones con meticulosa precisión. Limitando la lista a los primeros cinco
casos, estos son: 1er caso, el F., 8 de enero. 1896; 2º caso, L. Relin, 9 w. 1896; 3er caso,
A. Cappelen, noviembre de 1896; Casos cuarto y quinto, A. Parrozzani, 18 de abril. y el 3 de
junio de 1897.

Sin embargo, los errores al respecto se encuentran no sólo en las publicaciones extranjeras,
en las que, por ejemplo, el nombre de F. se asocia a veces con el de Cappelen, sino
también en las publicaciones italianas, en las que la realización de la primera sutura del
corazón se atribuye a Parrozzani.

Por tanto, la feliz frase de C. Bailey, de que tras


la primera sutura del miocardio se refutó
firmemente la "santidad" quirúrgica del corazón,
debe considerarse refiriéndose únicamente a la
intervención de Farina. F. tuvo la oportunidad de
practicar dos intervenciones más en el corazón al
final de su carrera, cuando era médico jefe del
hospital civil de Albano Laziale: la primera el 13
de octubre 1929 en una mujer de 32 años que
había sufrido, entre otras cosas, una herida de corte lineal de 4 mm de largo y medio
centímetro de profundidad en la pared anterior y margen externo del ventrículo izquierdo en
un grave acto de sangre, y que a pesar de un curso postoperatorio tormentoso, complicado
por empiema pleural izquierdo y una recurrencia de la infestación palúdica, se recuperó y
más tarde pudo dar a luz a dos hijos; el segundo en un niño de 6 años a quien una astilla
afilada de una botella de vidrio le había causado una herida solo en el pericardio, que
debido a la menor gravedad del trauma y la consiguiente ausencia de complicaciones
particulares, se recuperó rápidamente. La consideración de la insuficiencia de esas
pequeñas salas de emergencia que son todo menos asépticas, de la ausencia de medios
para prevenir eficazmenteel shock y las complicaciones infecciosas, solo pueden despertar
asombro con respecto a las habilidades del operador. Sobre el tema, recordamos el escrito

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de F., Contri buto allaCardiac surgery, en Gazz. med. de Roma, LVI (1930), págs. 102-106.
El F. fue galardonado con la medalla de oro por

La Orden de Médicos. Murió en Albano Laziale (del que era ciudadano honorario), el 20 de
abril. 1959.

LUDWIG REHN (Vera Fernandez Darianna Thais)

Nació en Bad Sooden-Allendorf, Alemania, el 13 de abril de 1849. Fue el quinto hijo de


familia y su padre era médico. Estudió medicina en la Universidad de Marburg, entre 1879 y
1874. Rehn se ofreció como voluntario en la guerra francoprusiana de 1870-71. En 1875,
recibió su doctorado en la Universidad de Marburg y comenzó su práctica profesional en
Griesheim, cerca de Frankfurt am Main, y luego en Rödelheim.

En 1880, realizó la primera tiroidectomía (extirpación de la glándula tiroides) con éxito. En


1886, asumió el cargo de director del Hospital Estatal de Frankfurt. Siempre curioso y
autodidacta, en 1895 publicó un estudio señalando un mayor número de casos de cáncer
vejiga en personas que trabajan en fábricas de anilina (aminobenceno): el riesgo de las
aminas aromáticas (en particular la bencidina y la betanaftilamina) solo se han establecido
bien en la década de 1950. En 1896 logró realizar el abordaje extrapleural del esófago
torácico (antes del advenimiento de la intubación endotraqueal) y realizó con éxito el primer
pericardio total debido a pericarditis constrictiva.

En 1914, fue nombrado profesor de cirugía en la recién fundada Universidad de Frankfurt


am Principal. Durante la Primera Guerra Mundial, Renh se desempeñó como cirujano
general. También fue miembro de la Academia Kaiser Wilhelm de Berlín.

En un momento en que las autoridades médicas, como el influyente cirujano vienés


Theodore Billroth, defendió que “el cirujano que intente suturar una herida en el corazón
perderá la respeto por sus colegas” Rehn realizó con éxito la primera sutura cardíaca.

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En el día El 7 de septiembre de 1896, un jardinero de 22 años, Wilhelm Justus, resultó
herido con una daga que alcanzó su ventrículo derecho, cayó inconsciente y solo unas
horas después fue rescatado al hospital estatal. En palabras de Rehn: "Cuando llegué de
viaje en el septiembre me crucé con el paciente con aspecto casi muerto, con cianosis y
disnea (76 respiraciones / minuto), pulso débil, rápido e irregular.

El hemitórax izquierdo lesionado se movió con respiración y percusión de sonido masivo en


el ápice, los sonidos del corazón se desvían hacia el derecho. No había otra opción para mí,
el paciente tendido frente a mí, sangrando por muerte, me vi obligado a operarlo ". Se
aceptó la cardiorrafia (sutura del corazón) luego de la exitosa cirugía realizada por Rehn,
con numerosos casos reportados en la literatura médica.

En 1907, se informaron 124 casos de suturas en el corazón con un 60 por ciento de


mortalidad. Progreso, considerando el 90 por ciento de la era preoperatoria. Actualmente, la
mortalidad por lesiones cardíacas es del 19 por ciento en varias series publicado. Seis
meses después de la cirugía, Rehn escribió a la Sociedad Alemana de Cirugía: “Me
complace informar que el paciente ha regresado con buena salud. La cuida trabajo ligero,
porque todavía no le he dado permiso para hacer ejercicio.

El paciente tiene bien perspectivas de mantenerse saludable. Creo que este caso no será
recordado como una mera curiosidad, pero que sirve para iniciar nuevas investigaciones en
el campo de la cirugía cardíaca”. Ludwig falleció a los 81 años de edad en el año de 1930.

También en los últimos lustros del siglo xix tuvo nacimiento la gran cirugía vascular, no sólo
con la difusión de las ligaduras asépticas, la introducción de la sutura de los grandes vasos
y las nuevas técnicas para el tratamiento de los aneurismas (aneurismorrafia de Matas),
también por la invención y la práctica quirúrgica de más osadas intervenciones: la
anastomosis arteriovenosa (San Martín, Goyanes), la sutura cabo a cabo de los vasos y el
trasplante vascular (Hirsch, 1881, y Jaboulay, 1898, en el perro y en el mono; Murphy y
Carrel, poco después, en el hombre).

JOHN BENJAMIN MURPHY (Vera Fernandez Darianna Thais)

Nació en Apletton, Wisconsin el 21 de diciembre de 1857. Murphy es habitualmente


recordado en la historia de la medicina por su valiosa aportación al diagnóstico clínico de
pacientes con colecistitis y pionero en su época en lo que actualmente identificamos en la
práctica médica como medicina basada en evidencias. Orígenes y educación Tras huir de
las consecuencias devastadoras de la gran hambruna que tuvo lugar en Irlanda entre 1845

97
y 1852, el matrimonio de Michael Murphy y Anne Grims
Murphy se instala en Apletton en el estado de Wisconsin para
forjar un patrimonio en medio de un ambiente de industria,
comercio y comunicaciones que prometía calidad de vida para
las generaciones a venir. Bajo este contexto, el 21 de
diciembre de 1857 nace John Benjamin Murphy en una
modesta pero cálida y hogareña cabaña. Su infancia la vive en
la granja familiar, donde al lado de sus padres, crece y
reconoce sus primeros valores e intereses en la superación.

Murphy siempre se distinguió como un estudiante muy trabajador, ansioso de aprender. En


1876 se graduó de la secundaria estatal en Appleton. Siendo muy joven, a la edad de 22
años, en 1876, se gradúa en el Rush Medical College en Chicago, Illinois, caracterizada en
la época por ser un privilegio difícil de costear donde sólo egresaban verdaderas
eminencias médicas. Inmediato a ello, a diferencia de sus homólogos contemporáneos,
Murphy decide inscribirse a un internado de prácticas médicas durante 18 meses en el Cook
County Hospital en Chicago, Illinois.

Tras ejercer algunos años, en 1882, decide continuar su preparación en Europa,


aproximadamente durante un periodo de 2 años más de aprendizaje médico. Es en esta
estancia donde tiene oportunidad de trabajar al lado de destacados cirujanos como el Dr.
Theodor Billroth.

Fueron Viena, Berlín y Heidelberg ciudades que albergaron a Murphy durante su viaje
educativo. Murphy observó y aprendió de Theodor Billroth; el gran maestro de la cirugía
durante la segunda mitad del siglo XIX y formador de numerosos cirujanos en Europa y
América, la cirugía experimental con un énfasis tanto en la fisiología como en la patología
quirúrgica. Billroth fue también sin duda uno de sus primeros ejemplos de disciplina,
tenacidad y espíritu innovador haciendo énfasis en la observación de cada uno de los
pacientes. Tras este periodo de aprendizaje, Murphy dedica sus esfuerzos por completo a la
cirugía. En 1884, comparte sus conocimientos en cirugía como conferencista en su Alma
Mater: Rush Medical College. Seguido a ello, en 1892, se convierte en profesor de la
materia en el College of Physicians and Surgeons en el estado de Chicago y al mismo
tiempo enseñaba en el Graduate Medical School of Chicago. Apenas iniciando su exitosa
carrera, en mayo de 1886, Murphy fue uno de los médicos convocados en la Masacre de
Haymarket en el área Oeste de Chicago para atender a los heridos que sufrían las
consecuencias físicas de una bomba que, a su vez, dejó a miles de muertos. Actividad

98
quirúrgica y profesional Murphy fue pionero en cirugía, investigación y clínica intestinal.
Apoyó la cirugía en etapas tempranas de apendicitis para evitar sus complicaciones.
Practicó una de las primeras cirugías en un cuadro temprano agudo de apendicitis, el cual
no fue visto con buenos ojos por la Sociedad Médica de Chicago (Chicago Medical Society).
Para demostrar su validez clínica, ante este escepticismo de la sociedad médica, Murphy
dedicó 4 años de su trabajo como cirujano a recolectar más de 250 casos que sustentaran
la importancia clínica de la apendicectomía ante los primeros síntomas de un cuadro agudo.
Cabe señalar que, para la época, el manejo ante un cuadro agudo de apendicitis era
conservador y la cirugía en una etapa temprana como primera opción del mismo mostraba
cierta resistencia entre los cirujanos contemporáneos, actitud médica que se vio opacada y
desmentida cuando en su siguiente presentación ante la misma Sociedad Médica de
Chicago, Murphy expuso con total dominio y autoridad del tema, su experiencia clínica que
validaba su manejo quirúrgico temprano.

Es así como Murphy se dedica a la práctica de la medicina basada en evidencias. En esta


misma época, durante todo el estudio de casos clínicos y práctica médica de Murphy,
describió un patrón de síntomas tempranos patognomónicos de apendicitis, así como las
pautas para apendicectomía de urgencia. Reconocido por compañeros cirujanos coetáneos,
en 1895, se convierte en Jefe de Cirujanos en el hospital Mercy en Chicago, Illinois, labor
que desempeñó a lo largo de su vida.

Con tan sólo 35 años de edad, Murphy describió su


epónimo; botón de Murphy que en sus propias palabras
auguró que revolucionaría la cirugía intestinal. Entre 1829
y 1894 fue realizada la primera anastomosis quirúrgica
gastrointestinal exitosa realizada manualmente por
Theodor Billroth. En ese momento, el concepto de la
anastomosis por compresión había estado evolucionando,
así como nuevos dispositivos fueron desarrollados por
Bonnier en 1885. El botón de Murphy, diseñado en 1892,
es un dispositivo mecánico utilizado en las anastomosis
intestinales que consistía en dos anillos metálicos circulares con forma de tazón que eran
mantenidos en su lugar mediante una sutura en bolsa de tabaco sobre cada lado de la luz
intestinal, produciendo una anastomosis libre de filtraciones, induciendo a la necrosis en el
sitio de la anastomosis en el término de 1 a 2 semanas, momento en el cual el botón se
separaba y pasaba a través del intestino grueso.

99
Tan novedoso instrumento quirúrgico nace mientras el Dr. Murphy trabajaba en su
laboratorio animal experimental, el cual tenía en un granero en la parte trasera de su hogar.
Su primer modelo experimental fue un perro. Realizó una colecistoentero anastomosis,
donde los extremos eran suturados a cada mitad del botón que tenían como diámetro
aproximado 1 pulgada.

Una vez concluido, las mitades eran empalmadas y se conseguía la anastomosis. Cabe
señalar que inicialmente el botón quirúrgico fue pensado como tratamiento en un cuadro de
colecistitis aguda. Su experiencia la plasmó junto con su trabajo en seres humanos, en
diciembre de 1892, en un artículo titulado colecisto-entero, gastro-entero, enteroentero
anastomosis y aproximación sin suturas.

El resultado fue favorable, llevando a que este método fuera la primera elección en el
tratamiento quirúrgico de la colecistitis aguda, principalmente en la clínica Mayo y
difundiéndose a lo largo de los cirujanos de Estados Unidos de Norteamérica, donde se
fueron encontrando usos similares en otro tipo de anastomosis del tracto gastrointestinal,
utilizándola así hasta mediados de 1930. Actualmente, existen técnicas más novedosas que
suplen la función de dicho objeto metálico pero que utilizan como principio fisiológico el
mismo que el botón de Murphy, que actualmente se expone en un museo de cirugía.

El trabajo de Murphy destacó en distintas áreas de la


medicina. En 1897, publicó un artículo respecto a
anastomosis vascular, ganando reconocimiento también
como pionero en cirugía vascular. Utilizando una técnica
diferente de invaginación vascular, en un paciente lesionado
por bala en la arteria femoral, la técnica consistía en unir la
íntima de la parte terminal de un vaso con la adventicia del
extremo terminal del vaso a anastomosar, lo que resultaba en una consecuente estrechez
de la luz del vaso por lo que, de 13 experiencias en pacientes, sólo 4 fueron exitosos.
También estudió sobre el tratamiento de la tuberculosis pulmonar promoviendo la inyección
de nitrógeno en la cavidad pleural para restablecer la presión pulmonar, llamándola
terapéutica de neumotórax. Introdujo el método de infusión salina por el recto para el
tratamiento de la peritonitis, precursor en la anestesia local en la cirugía de pulmón. Así
mismo, mostró gran interés en neurocirugía por medio del abordaje quirúrgico de la médula
espinal y los nervios periféricos.

100
En el hospital Mercy en Chicago, Murphy dirigió un nuevo método de enseñanza donde
mientras él operaba al mismo tiempo enseñaba frente a una audiencia, estas cirugías-
escuelas eran conocidas como ''wet clinics'', donde el público médico podía ''empaparse'' de
innovadores conocimientos y avances. Este tipo de enseñanza resultó muy atractiva para
todos los médicos de la época y en poco tiempo se popularizó por todo Norteamérica,
Canadá y otros países extranjeros. No conforme con el acceso a sus avances mediante
este tipo de escuelas clínicas, Murphy decidió impactar y divulgar su trabajo mediante
distintas publicaciones como fueron The Surgical Clinics of John B. Murphy, M.D. at Mercy
Hospital, Chicago (La cirugía clínica de John B. Murphy, M.D. en el Hospital Mercy,
Chicago). Esta publicación fue la antesala para Surgical Clinics of Chicago, la cual
posteriormente se llamaría The Surgical Clinics of North America.

El American College of Surgeons fue fundado a principios de siglo por tres brillantes
cirujanos generales, John Murphy de Chicago y sus contemporáneos; Franklin Martin, de
Massachusetts y JM Finney del Johns Hopkins. Contaba, en sus comienzos, con menos de
10% de especialistas. Otros contemporáneos de Murphy fueron Jules Emile Pean (1830-
1890), Sauerbuch, Thorek y Von Mikulicz. Este último, que fuera discípulo de Billroth, en
1900 hace la primera esofagectomía sin toracotomía. De igual forma Murphy, en 1898,
introdujo en Norte América la técnica de neumotórax artificial. En esa época su asistente era
Lempky, quien aprendió la técnica de neumotórax artificial, fundamento para el origen y
desarrollo de la cirugía torácica.

Semiología y John Benjamin

Murphy Sin duda, una de sus contribuciones a la clínica más útiles en la semiología
digestiva es el signo de Murphy, el cual es provocado en paciente con sospecha de
colecistitis y positivo en un cuadro agudo de la misma.

Esta maniobra consiste en pedirle al paciente la inspiración profunda al tiempo que el


médico debe palpar profundo el reborde subcostal derecho, un paciente en un cuadro
agudo suspende la inspiración a la palpación profunda debido a la inflamación de la

101
vesícula biliar, a esto se le conoce como signo positivo de Murphy. El signo de Murphy es
una herramienta valiosa para el diagnóstico, tiene una alta sensibilidad y es sumamente
predictiva, a pesar de ello el paciente con un signo positivo de Murphy necesita estudios
complementarios como estudios de imagen, de preferencia ultrasonido, para confirmar el
diagnóstico. Entre sus epónimos más destacados podemos mencionar el punto doloroso de
Murphy, el cual corresponde a una hipersensibilidad en el ángulo costo vertebral en
presencia de un absceso perinéfrico; la prueba de Murphy, que consiste en un examen para
evaluar la sensibilidad profunda y la rigidez muscular en casos de absceso perinéfrico, el
suero de Murphy que consiste en la administración de fluidos vía rectal en caso de
peritonitis, el conocido elevador de hueso MurphyLane, instrumental comúnmente utilizado
en procedimientos de la cabeza del femoral.

Todos y cada uno de ellos en honor a la incansable y


ambiciosa carrera del Dr. Murphy. Uno de sus trabajos más
impactantes en aquella época, en el año de 1912, fue la
primera cirugía endoscópica del tracto biliar, en el cual
describe a detalle la técnica de la extracción de un lito, así
como la apariencia epitelial de la vesícula, sin duda una
aportación innovadora que ha sido la base de la cirugía no
invasiva de la actualidad. La técnica consistió en insertar un
cistoscopio eléctrico en el tracto biliar a través de un drenaje
improvisado. Describió haber visto un lito alargado alojado
justo en la zona más estrecha, el área principal de contracción, de la vesícula biliar.
Haciendo una ligera presión con el cistoscopio en el ligamento redondo hizo pasar un
pequeño gancho alrededor del lito, lo hizo rotar y logró atorarlo hasta llevarlo al borde del
cistoscopio para extraerlo.

El drenaje fue retirado después de 5 semanas. Posterior a ello, la mucosa de la vesícula


biliar se mostró suave, con apariencia brillosa, en contraste con la apariencia tracomatosa
que tenía antes de la intervención. La apariencia suave y brillosa de la mucosa de la
vesícula biliar fue el punto clave para decidir retirar el drenaje.

En su práctica médica estuvo a cargo de la atención médica de personajes importantes en


la historia política de Norteamérica, como lo fue el presidente Theodore Roosevelt, quien
tras sufrir un atentado de asesinato fue atendido en el Hospital Mercy por el Dr. Murphy. El
presidente Roosevelt sufrió un atentado por un criminal asiático, quien le disparó y logró
alojar una bala en el pulmón hasta colapsarlo.

102
Murphy, al enterarse de lo sucedido, se hace responsable directo, excluyendo de
responsabilidad médica al respecto a cualquier otro cirujano a cargo del caso de presidente
Roosevelt, quien haciendo justicia a la atención de Murphy solicita que él mismo se
convierta en su primer cirujano. Cuando Murphy tiene oportunidad de cuestionar al
presidente Roosevelt respecto a algún miedo que pudiera tener respecto a su herida, el
presidente responde literalmente: ''He cazado lo suficiente doctor, para saber que no se
puede matar un búfalo americano con un arma de cacería'', haciendo alusión a la fortaleza
de su persona.

La personalidad de John Benjamin Murphy

John Benjamin Murphy fue un experto en cirugía, un magnífico clínico, un reconocido y


admirado profesor, un personaje innovador y un inagotable autor, con monstruosas y
soberbias facultades que generaron admiración y envidia entre sus colegas
contemporáneos. Él, a través de la historia, estará presente en la práctica médica de
especialistas, en la bibliografía consultada, en los estudiantes de medicina, en la
propedéutica clínica de los médicos de pregrado y en la inspiración de los futuros médicos,
prodigio que a lo largo de nuestra evolución, al igual que Murphy, enriquecerán nuestra
medicina basada en evidencias e innovarán en los avances tecnológicos que demandan
nuevas y ambiciosas sociedades.

Entre los principales hechos que demuestran que Murphy fue uno de los principales
impulsores de la medicina basada en evidencia se puede hacer mención que en sus
primeros años como profesor, en 1901, toma la iniciativa de escribir su primer ''Anuario de
Cirugía'', el cual hasta la fecha continúa publicándose, además de sus notables
contribuciones a los ''Anales de Cirugía General'' con artículos de autoría propia. Murphy
publicó cerca de 66 artículos en diferentes revistas de medicina general y cirugía. En 1904,
junto con su reconocido coetáneo Franklin H. Martin, comparte los inicios de una nueva
revista ''Cirugía, Ginecología y Obstetricia'' la cual se convierte en una de las primeras
revistas en tener un cirujano como editor. Sus enseñanzas semanales a estudiantes,
muchos de ellos cirujanos jóvenes promesa, observaban sus ''wet clinics'' mientras
realizaba procedimientos quirúrgicos, eran transcritas por una secretaria para después ser
publicadas en ''Clínicas quirúrgicas de John Benjamin Murphy'', revista que eventualmente
después de su muerte se convertiría en la actual ''Clínicas Quirúrgicas de Norteamérica''.

John Benjamin Murphy fue un cirujano que destacó por aplicar el método científico
disciplinadamente, observaba con detenimiento cada uno de sus casos, tomaba las

103
variables necesarias para modificar los resultados esperados en beneficio del paciente,
formulaba hipótesis y probables teorías y obtenía resultados favorables y novedosas
propuestas, que no dudaba en compartir con otros cirujanos de la época a través de sus
publicaciones, todo esto siempre en beneficio de los pacientes. Actitud muy necesaria para
una época donde los índices de mortalidad necesitaban bajar radicalmente, ya que los
pacientes morían de complicaciones postquirúrgicas, pues aún no se establecían claras
pautas sobre cómo atender ante los primeros indicios de una apendicitis, o un cólico biliar, o
cómo lograr la anastomosis correcta y posterior corrección volémica de los pacientes, entre
otros casos. Murphy no descansaba hasta convencer a los cirujanos contemporáneos de
sus novedosas propuestas y la única manera en la que lo lograba era recopilando su
experiencia en pacientes y compartiendo los resultados en sus publicaciones o
conferencias.

Murphy era un hombre con notable elegancia, un hombre de época bastante impactante,
bien parecido de barba partida y pelirroja y extravagante personalidad; sus relaciones
laborales con colegas iban desde críticas amargas hasta reconocidos elogios.

Durante un intenso calor de verano de 1916, tras sufrir ataques recurrentes de angina de
pecho y una notable debilidad generalizada, el Dr. Murphy decide viajar a la Isla Mackinac
en la península superior del estado de Michigan y tomarse tiempo para recuperarse
físicamente, alivio momentáneo, que 3 días después se vería interrumpido por su
irreparable deceso a la edad de 59 años, el 11 de agosto de 1916.

Curioso dato conocido en su biografía es que dos días antes de su muerte, Murphy afirma;
''Yo creo que la necropsia mostrará plaquetas en mi aorta'', hecho que posteriormente fue
confirmado en su autopsia.

CIRUGÍA MAMARIA (Vera Fernandez Darianna Thais)

Los primeros intentos de reconstrucción mamaria se realizaron a finales del siglo XIX.
Según Wickman, el cirujano francés Verneuil empleó en 1887 parte de una mama sana,
transferida sobre un pedículo superior para reconstruir la otra mama. Vincenz Czerny, un
profesor de cirugía alemán de Heidelberg, publicó en 1895 un caso de mastectomía
subcutánea por fibroadenoma y mastitis crónica, en el que empleó para reconstrucción un
gran lipoma, mayor que un puño, obtenido de la región lumbar derecha. Según Czerny, la
mama reconstruida mantenía una buena forma al año de la intervención, sin crecimiento del
lipoma.

104
William Halsted realizó la primera mastectomía radical en 1889, como una forma agresiva
de controlar quirúrgicamente el cáncer mamario. Las enseñanzas de Halsted impidieron que
la reconstrucción mamaria se popularizara, dado que él consideraba que la cirugía plástica
violaba el control local de la enfermedad. Halsted recomendaba evitar intervenciones
reconstructivas en la zona mastectomizada. Se adoptó la creencia de que la reconstrucción
podría esconder una posible recidiva local o modificar adversamente la evolución de la
enfermedad. Halsted, al desarrollar su técnica, cerraba la herida bajo una gran tensión o
bien aproximaba los bordes, dejando que el defecto remanente curase por segunda
intención. Este método tenía una gran morbilidad, particularmente edema de la extremidad
superior y limitación de la movilidad articular del hombro. Para aminorar estos problemas,
Halsted modificó su técnica aplicando un injerto cutáneo en el defecto, evitando el cierre a
tensión.

ABDOMINAL (Zegarra Tord, Andres Gustavo)

HERMANN RIEDER

Fue un Médico internista y radiólogo nacido en Rosenheim, Baviera, el 3 de diciembre 1858


y es conocido actualmente como uno de los fundadores de la radiología gastrointestinal, fue
considerado uno de los pioneros en la utilización de medios de contraste, la famosa comida
de Rieder, en el estudio del tracto digestivo mediante rayos X. Procedente de una familia de
farmacéuticos, realizó sus estudios de medicina en Viena, Munich y Heidelberg, doctorándose
en 1883. Inicialmente, se dedicó a la hematología en la Clínica de la Universidad de Munich,
sin embargo, con el descubrimiento de los rayos X comenzó a estudiar medios de cómo
aplicar esta técnica para valorar la ubicación, forma y motilidad del estómago mediante el
desarrollo de un medio de contraste con una mezcla de gachas de avena impregnada con
nitrato básico de bismuto, a la que llamaría comida de Rieder que permitió obtener por primera
vez una adecuada representación del tránsito digestivo. En 1898, fue nombrado profesor
extraordinario de medicina física en la universidad Ludwig Maximilian de Munich, siendo

105
encargado en el año 1900 de la creación y puesta en marcha del Instituto de Terapeútica
Física

Medio de Contraste

Para el sistema gastrointestinal, el primer medio de contraste incluía acetato de plomo, hasta
que pronto fue reemplazado por bismuto. En 1898 Hermann Rieder en Múnich, describió la
administración de bismuto en forma de galleta, una fórmula que tuvo buena aceptación. En
Viena en el año 1900, Guido Holzknecht empleó como una pasta elaborada con lactosa para
observar el esófago7. En enero de 1901, Becher dio a conocer con buenos resultados una
suspensión líquida de bismuto para el estudio gástrico9.
En 1904 Rieder publicó un relevante artículo en el que describió una nueva preparación para
evaluar el estómago y la digestión, en la línea iniciada primero por Roux y Balthazard y
seguida posteriormente por Holzknecht. Consistía en una papilla preparada con 400g de un
ingrediente como harina, puré de patatas, leche o puré de pescado mezclado con 30g de
bismuto. Este preparado se conocería comúnmente como comida o papilla de Rieder y,
difundiéndose en la bibliográfica especializada, en adelante se convertiría en un recurso muy
utilizado. Rieder también recomienda en esta publicación, estudiar el colon mezclando un litro
de agua, leche o aceite con 100g de bismuto.
Ya en 1909, Franz M. Groedel afirmaba que el llenado de aire para la exploración del
estómago “ha de rechazarse” por alterar su morfología, y explicaba cómo “nosotros
empleamos ahora casi exclusivamente el bismuto, sea este en una cápsula según Levy-Dorn
y Boas o según Schwarz, en galleta según Rieder, en suspensión según Becher, como
enema, o como comida de Rieder”. Finalmente, a mediados de la década de 1910 el bismuto
fue sustituido progresivamente por un nuevo compuesto cuyo uso perduraría: el sulfato de
bario

CHRISTIAN ALBERT THEODOR BILLROTH

Christian Albert Theodor Billroth fue cirujano alemán prodigio, promotor de la cirugía
abdominal e impulsor de la integración de la fisiología en el campo quirúrgico mediante el
empleo de la cirugía experimental, es considerado actualmente como la principal figura
médica germana de la segunda mitad del siglo XIX. Sus trabajos y técnicas trascendieron el
tiempo y, con modificaciones, continúan siendo implementados.

Cirugía gástrica: Billroth I y II

106
Dedicó la mayor parte de su tiempo al estudio de la resección intestinal durante los los años
1876 y 1883; con ayuda de sus alumnos Gussenbauer y Winiwarter, demostró la viabilidad
de la resección gástrica en un modelo animal en el año 1876 y, al poco tiempo, en 1877,
después de una gastrorrafía exitosa, expuso que su técnica y material podrían soportar los
efectos del jugo gástrico. A pesar de que Billroth es considerado el padre de la cirugía
gástrica, se sabe que hubo antecedentes, como los procedimientos del Dr. Jules Emilé Pean,
y el Dr. Ludwik von Rydygier, quienes realizaron con anterioridad tal procedimiento, Sin
embargo, a diferencia de Billroth estos no tuvieron un éxito evidente debido al prematuro
fallecimiento de sus pacientes. El 29 de enero de 1881, Billroth, junto con Czerny, realizó una
operación similar a la de sus homólogos, en una mujer llamada Therese Heller que a sus 43
años padecía un carcinoma gástrico infiltrante a píloro y antro. Resecó un aproximado de 14
cm de segmento del estómago distal con anastomosis terminoterminal directa del estómago
restante al duodeno, es decir, una gastroduodenoanastomosis. Poco despues, escribió una
carta dirigida al Dr. Wittelshofer, informando sobre su logro, publicado detalladamente siete
días después de la operación, extendiéndose la noticia rápidamente por todo el mundo,
proclamándolo, así como el “pionero de la cirugía gástrica” por su éxito en la elaboración de
un procedimiento de alta complejidad. El espécimen resecado y el reporte de la autopsia de
la señora Heller, quien logro sobrevivir cuatro meses después de la operación, se encuentran
ahora en el museo del Instituto de Historia de la Medicina de Viena1. Años más tarde, el 15
de enero de 1885, con apoyo del Dr. Viktor von Hacker, Billroth decidió realizar una
modificación a la cirugía, llevando a cabo una gastrectomía parcial más una
gastroyeyunoanastomosis antecólica anterior de Woelfler, la cual se conoció con el nombre
de Billroth II

REGINALD HEBER FITZ

Reginald Heber Fitz fue un médico estadounidense que nació en Chelsea, Massachusetts,
en el año 1843,. Se graduó de la Universidad de Harvard en 1864 y recibió su título de médico
de la Facultad de Medicina en 1868. Trabajó como interno durante su último año en la escuela
como alumno interno en el Boston City Hospital. Después de graduarse, el Dr. Fitz se fue al
extranjero para estudiar medicina en Berlín, París, Viena y Londres.

107
El Dr. Fitz es mejor conocido por haber acuñado en 1886 el término "apendicitis" y su
descubrimiento de que el apéndice podría extirparse en una etapa temprana para curar la
enfermedad. El Dr. Fitz estaba presentando su trabajo, “Inflamación perforante del apéndice
vermiforme; con especial referencia a su diagnóstico y tratamiento tempranos” ante la
Asociación de Médicos Estadounidenses cuando presentó su nuevo término. Las
contribuciones revolucionarias del Dr. Fitz abrieron el campo de la cirugía abdominal.

Apendicitis, perforación y obstruccion

La apendicitis (AP) constituye un proceso inflamatorio agudo iniciado por la obstrucción de la


luz apendicular cecal y que, librado a su evolución espontánea, puede originar la perforación
con la consiguiente peritonitis. Se estima que 5% de la población la padecerá en algún
momento de su vida. En 1886 fue reconocida como entidad clínica y anatomopatológica por
Reginald Heber Fitz. El apéndice fue descripto por Berengario DaCarpi en el año 1521,
aunque tiempo antes, se observó claramente en las descripciones de anatomía de Leonardo
Da Vinci, hechas en 1492, pero fueron publicadas tardíamente durante el siglo 18. También
se encuentran en ilustraciones de Andreas Vesalius (1514-1564) en su libro "De Humani
Corporis Fabrica" publicado en 1543
En junio de 1886 se realizó el congreso de la Asociación Americana de Médicos en
Washington, DC. Muchos líderes de la medicina americana estuvieron presentes, como
Sternberg, entre otros. El 18 de junio el Dr. Reginald H. Fitz presentó su conferencia titulada
"Perforating infammation of the vermiform appendix; with spe-cial reference to its early
diagnosis and treatment". En este escrito, Fitz enfatizó que el origen de la mayoría de los
procesos inflamatorios de la fosa ilíaca derecha está en el apéndice. Describe con claridad el
cuadro clínico y lo más sorprendente es que propone la cirugía temprana como tratamiento,
siendo además el primero que utilizó el término apendicitis.
Fitz sostuvo su proposición con las autopsias de 257 casos de perforaciones del apéndice
que comparó con 209 casos de tiflitis y peritiflitis. Sobre la etiología de la apendicitis sus
consideraciones son casi las mismas que aún se discuten. Consideraba que la muerte en la
apendicitis es por shock después de la peritonitis y el proceso puede extenderse al
mesenterio. En 11 casos de los 257 Fitz encontró pileflebitis. Fitz no dudó de que no todas
las apendicitis perforadas sean fatales. De las tiflitis y peritiflitis, 58 terminaron en resolución
(32%), 33 por evacuación espontánea (18%) y 89 por operación (50%).
Fitz terminó su conferencia con estas afirmaciones: "La vital importancia del diagnóstico
temprano de la apendicitis perforada es obvia. El diagnóstico, en la mayoría de los casos, es

108
comparativamente fácil. El eventual tratamiento por laparotomía es generalmente
indispensable. Síntomas urgentes demandan la inmediata exposición del apéndice perforado,
después de la recuperación del shock, y su tratamiento de acuerdo con los principios
quirúrgicos. Si la espera se justifica, el absceso resultante, por regla intraperitoneal, debería
ser incindido tan pronto como sea evidente. Esto es usualmente en el tercer día después de
la aparición de los primeros síntomas característicos de la enfermedad". Los términos "tiflitis"
y "peritiflitis" se han desechado gradualmente, aunque el término tifitis se sigue utilizando sólo
para denominar la inflamación del ciego en el contexto de la colitis neutropénica, entre otros.
Para Fitz, el principal factor que parece precipitar un ataque de apendicitis es la obstrucción
del apéndice. La obstrucción puede surgir del bloqueo por una masa dura de materia fecal
(un cálculo fecal), por infección con parásitos o por la presencia de un objeto extraño. La
hiperplasia linfoide, un aumento rápido en la producción de glóbulos blancos conocidos
como linfocitos, que puede estar asociado con una enfermedad viral, también puede causar
obstrucción.

CHARLES HEBER MCBURNEY

Charles Heber McBurney nació en Roxbury, Massachussets, el 17 de febrero de 1845.


Obtuvo su título de médico cirujano en 1870 en la ahora llamada Universidad Columbia. Su
entrenamiento quirúrgico fue en el hospital Bellevue visitando hospitales de Londres, Viena y
París. Fue cirujano adscrito de varios hospitales de Manhattan, principalmente el Roosevelt,
además de profesor de cirugía de su alma mater hasta el grado de profesor emérito.
Contribuyó a la cirugía en diferentes disciplinas, como la ortopedia y la neurocirugía. Apoyó
el uso de técnicas estériles como los guantes de hule en el quirófano y fue el primer cirujano
en favorecer la modernidad en el diseño de una sala de
operaciones, como el pabellón quirúrgico Syms de su hospital. Siendo un pionero de la cirugía
biliar, siempre será recordado por sus observaciones clínicas en la apendicitis y la incisión
para apendicectomía que lleva su nombre.

Apendicitis y el Punto de Mc Burney

McBurney hizo grandes contribuciones al diagnóstico y al tratamiento de la apendicitis. Fue


en 1889, fecha de publicación de uno de sus artículos cumbre, donde enfatizó la importancia
del signo diagnóstico de dolor que lleva uno de sus epónimos: “Punto de McBurney”. En sus
mismas palabras la definición de este signo es como sigue: “Antes de describir los pasos de

109
la operación, me referiré otra vez a la importante ayuda al diagnóstico del cual he hablado-
nombrándolo, con certeza, por la presión de la punta de un solo dedo, que el punto de mayor
dolor es, en el adulto promedio, casi exactamente dos pulgadas de la espina iliaca anterior,
en una línea que se dibuja de este proceso hacia el ombligo. La mayor cantidad de dolor en
este punto que en otros, tomando en conexión la historia del caso, así como otros signos bien
conocidos, considero que casi es patognomónico de apendicitis. Este punto indica la situación
de la base del apéndice de donde surge del ciego, pero no siempre demuestra que el punto
de mayor enfermedad es ahí”. Aunque el tratamiento quirúrgico de la apendicitis con o sin
perforación ya había sido llevado a cabo antes de McBurney, él fue quien sugirió la incisión
que lleva su nombre para este tipo de cirugías. La descripción más completa de dicha incisión
fue publicada en 1894 en otro importante escrito del doctor McBurney. En ese artículo,
además de la descripción de la incisión, se presentan diferentes recomendaciones a los
cirujanos que todavía son de gran validez, inclusive en nuestras épocas: “Los cirujanos son
prácticamente unánimes en eliminar la incisión media de la pared abdominal para
apendicitis…” “…es de llamar la atención al hecho que para realizar una apendicectomía es
necesario dos asistentes extras para ocuparlos parte del tiempo con retractores”. La
descripción de la incisión en el artículo de McBurney reza de la siguiente manera: “En los
últimos años yo he hecho casi todas las incisiones para apendicitis como sigue: La incisión
en la piel es una oblicua de 4 pulgadas de largo. Se cruza una línea desde la espina iliaca
anterior al ombligo en ángulo recto más o menos una pulgada arriba de la espina iliaca y así
se sitúa que el tercio superior descansa arriba de esa línea”. La intervención temprana,
aunada a la estandarización de su incisión, hizo que la morbilidad y mortalidad de los
pacientes de apendicitis operados por McBurney disminuyera de forma dramática.

Hernia
En julio de 1894, se publicó en Annals of Surgery un reporte de Mc Burney,1 donde describió
una incisión de cuatro pulgadas (10 cm), trazada oblicuamente en la fosa iliaca derecha que
cruza entre la línea entre el ombligo y la espina iliaca ántero superior, casi en ángulo recto y
por dentro de la espina y que calificó como la mejor de las incisiones plásticas, además de la
estética, buscó reducir la hernia incisional o eventración posoperatoria tan frecuente en la
época luego de la apendicectomía; consideró también importante que no cortaba los
músculos oblicuo menor ni transverso, sino que los divulsionaba en el sentido de sus fibras y
eludía estructuras nerviosas y vasculares. Mc Burney presentó cuatro pacientes, el primero
de ellos intervenido el 18 de diciembre de 1893.

110
Cirugía del Conducto biliar
El nombre del Dr. Charles Heber McBurney no solo es conocido por es sinónimo del signo
diagnóstico, punto de referencia y técnica para el manejo quirúrgico del apéndice vermiforme
inflamado (apendicitis). Sino también es conocido por su destreza quirúrgica, lo cual lo
extendió a ser pionero en un enfoque quirúrgico para el manejo de cálculos en el conducto
biliar común impactados, la técnica quirúrgica para la reparación de hernias inguinales y el
manejo de la dislocación del húmero como resultado de una fractura
El Dr. McBurney describió una técnica en la que abordó un cálculo del conducto biliar común
a través de una incisión en el duodeno y la ampolla (esfinterotomía), seguida de dilatación de
la ampolla con fórceps y extracción del cálculo. Antes de este momento, los cálculos del
colédoco se abordaban a través de una coledocotomía anterior que requería una incisión
directa del colédoco. En muchos casos, los cálculos del conducto biliar común ahora se
extraen mediante endoscopia. La notoriedad de McBurney por este enfoque novedoso nunca
alcanzó la de su famoso letrero o la incisión quirúrgica que lleva su nombre para el diagnóstico
y manejo quirúrgico de la apendicitis.

ORTOPEDÍA (Ortega Chavez, Elías Walter)


Durante los comienzos, la ortopedia se basó en recursos
mecánicos que pretenden corregir de forma empírica los
defectos físicos de los pacientes. A este respecto, tal período
se ha llamado de la Ortopedia mecánica, y corresponden al
mismo los ensayos y la fama de Jean André Venel (1740-
1791), a quien se debe, además de una excelente habilidad
manual, la "cama de tracción" o el "sabot". En la base de esta naciente ortopedia confluían
los ensayos empíricos y una doctrina morfológica sobre las deformidades, que culminaron
en J.G. Heine, considerado como el padre de la ortopedia mecánica. Ante el excesivo
interés anatómico se impuso una orientación más dinámica y funcional de las deformidades.
Durante las primeras décadas de nuestro siglo se inicia una consideración funcional del
aparato locomotor, entendido no como algo estático y mecánico, sino en la plenitud de sus
movimientos vitales. En este sentido la obra de P. Hagland (Principios de ortopedia, 1923)
puede considerarse como un auténtico manual de ortopedia funcional, en contraposición a
loa anteriores esquemas. Hagland considera al aparato locomotor como un todo adaptado,
anatómica y funcionalmente, a los movimientos que debe realizar. El estudio de la
arquitectura ósea, su crecimiento y la formulación de las leyes o principios de su adaptación
funcional, como la "teoría de la presión" o la "ley de la transformación", establecieron las

111
bases para el estudio funcional de las deformidades. La biomecánica no sería sino el
resultado de una confluencia entre la fisiología del aparato locomotor, la ingeniería y la
biología. Con estos criterios es comprensible que el ortopeda concediese mayor valor e
interés a la función y su mejoría que a la deformidad en sí.

LA CIRUGÍA ORTOPÉDICA

Desde los años iniciales de nuestro siglo, la ortopedia inicia un


claro acercamiento a la cirugía. Los cirujanos, cada vez más
interesados en las afecciones osteorticulares, inauguran la
cirugía ortopédica; en otras palabras, el propósito de resolver
los problemas ortopédicos mediante la intervención cruenta.
Stromayer, en 1838, sería uno de los precursores con su libro (Contribuciones a la
ortopedia), en el que inauguraba la tenotomía subcutánea, hecho por el que se le considera
como el fundador de la Ortopedia quirúrgica.

REPRESENTANTES

Jean-Andre Venel (1740-1791) Nacido en Suiza, estableció el primer instituto ortopédico


del mundo, localizado en el Canton de Vaud. Se trata del primer hospital dedicado de forma
específica al tratamiento de las lesiones y deformidades esqueléticas en niños. A Venel se
le considera como el primer ortopedista y padre de la ortopedia, pues su instituto ortopédico
sirvió como modelo para muchos otros hospitales. Venel destacó la importancia de la luz
solar y diseñó varios aparatos ortopédicos en los talleres del instituto.

William Hey (1736-1819) Nació en Pudsey escribió un libro de cirugía que contenía varios
capítulos dedicados al estudio de la ortopedia. Fue el primero que practicó la cirugía en
Leeds donde promovió la construcción de un hospital. Entre sus principales aportaciones
destaca la descripción de la osteomielitis subaguda de tibia, proponiendo el destechamiento
de la lesión. También describió las lesiones en meniscos y la presencia de cuerpos libres
articulares. Introdujo también la amputación tarsometatarsiana.

SIGLO XIX

En el siglo XIX se producen una serie de hechos que marcan el desarrollo de la


Traumatología y Ortopedia. En primer lugar, se produce la fusión de la medicina y cirugía,
pasando ésta a ser considerada como una ciencia, con todas sus implicaciones. En
segundo lugar, el inicio y el desarrollo de la anestesia permite realizar una cirugía enfocada
a los resultados, más que a la rapidez. En tercer lugar, el desarrollo de la asepsia y la

112
antisepsia posibilita una cirugía más segura. Por último, el descubrimiento de los rayos-X, al
finalizar el siglo, posibilita un abordaje directo a la patología ósea.

Las aportaciones científicas en el siglo XIX se producen a gran velocidad y saltando de


escenarios en los diversos países europeos. Pese a ello, de forma clásica, para estudiar la
cirugía del siglo XIX se tienen en cuenta las distintas escuelas europeas. La supremacía de
los autores anglosajones fue exportada, a principios del siglo XX, al nuevo continente. En
España, inmersa en importantes convulsiones políticas, el desarrollo de la cirugía en
general, y de la Traumatología y Ortopedia de forma específica, fue siempre a remolque de
las aportaciones de los autores europeos.

Hugh Owen Thomas (1834-1891) Es considerado como el padre de la ortopedia británica.


Desarrolló muchas nuevas técnicas e instrumentos quirúrgicos. Propuso el reposo
prolongado como tratamiento de las articulaciones tuberculosas, para lo que diseñó un gran
número de férulas, destacando la llamada férula de Thomas, que aún se utiliza en muchos
hospitales para el tratamiento de las fracturas de fémur. El uso de la férula de Thomas
durante la primera guerra mundial para el traslado de los heridos permitió disminuir la
mortalidad de las heridas de bala en el fémur del 80 al 20%. Describió la maniobra para
detectar el flexo oculto de la cadera (test de Thomas).

Sir William Macewen (1848-1924) Estudió en Glasgow. Sus principales aportaciones a la


Traumatología y Ortopedia consistieron en la realización y descripción de varias
osteotomías. También se le atribuye la divulgación de los injertos óseos.

John Rhea Barton (1794-1871) Nació en Lancaster, Pensilvania. Entre sus aportaciones a
la Ortopedia destaca por introducir distintos tipos de osteotomías. Realizó también
osteosíntesis con alambre en fracturas de rótula. En 1835 describió la fractura de radio
distal que lleva su nombre.

Lewis A. Sayre (1820-1900) Fue profesor de cirugía en la Escuela de Medicina y Cirugía de


New York y profesor de ortopedia de la Escuela Médica del Hospital Bellevue. Esta fue la
primera cátedra de Cirugía Ortopédica en EE.UU. Entre sus obras destacan: "A practical
manual of the treatment of club foot", "Lectures on orthopedic surgery".

CIRUGÍA PLÁSTICA (Ortega Chavez, Elías Walter)


El considerado como “Padre de la Cirugía Plástica Moderna” fue Gaspar Tagliacozzi (1546-
1599). Profesor de anatomía y cirugía en Bolonia, fue el primero en practicar la Rinoplastia

113
con criterios apoyados por sólidos conocimientos anatómicos y logro además efectuar con
éxito la plástica de las orejas y de los labios. La Rinoplastia fue enérgicamente condenada
por los cirujanos del Renacimiento y sobre todo por la Iglesia y la Inquisición, que prohibían
todo intento de enmendar la obra del Creador. Una excepción, pero recién en el Siglo XVIII,
fue en Inglaterra donde en 1794 el Gentleman’ s Magazine, primera Revista en la historia
que se ocupó del tema, informaba que con el apoyo del Rey Jorge IV, la cirugía plástica
quedaba permitida para todos los necesitados. En el resto de Europa la operación recién
fue retomada en 1822, por la obra de Juan Federico Dieffenbach (1792-1847), Profesor en
Berlín y audaz innovador de la cirugía plástica. Otro destacado profesor alemán fue Carlos
Fernando Von Graefe (1787-1840), de Varsovia, quien introdujo la operación del labio
leporino congénito, en 1816 llevando a cabo la intervención de las divisiones palatinas
(paladar bifurcado o bifido).

En Francia se destacó Louis Xavier Ollier (1830-1901), ideo el injerto dermoepidérmico,


conocido como “injerto de Ollier-Thiersch”.

Carl Thiersch (1822-1895), cirujano alemán. Introdujo el injerto cutáneo y un cuchillo


aplicado para el mismo fin, que lleva su nombre.

Jacques Louis Reverdin (1842-1908), cirujano suizo que ideo el método de injerto
epidérmico, conocido por su nombre.

Jacques Joseph (1865-1934) Quien hizo importantes contribuciones al desarrollo de la


cirugía plástica. Jacques Joseph nació en Koeningsberg (Prusia) el 6 de septiembre de
1865, hijo de un rabino. Hizo los estudios secundarios en Berlín y se destacó siempre por su
habilidad en el dibujo. Estudio medicina en la Universidad de Leipzing. En un principio fue
asistente de clínica quirúrgica y de ortopedia. La motivación de su especialización en cirugía
plástica, comenzó en 1896, cuando una madre le rogó que corrigiera las orejas en pantalla
de su hijo. Joseph acepto el pedido y la operación que jamás se había intentado
anteriormente, resulto todo un éxito. Su error fue publicar la nueva técnica, motivo por el
cual la Universidad de Leipzing le pidió renegar de lo que llamaron “delirios”. En 1898 fue
consultado por un hombre de 28 años que tenía una nariz en “pico de águila”, que llamaba
mucho la atención y le provocaba una profunda depresión psíquica. Acepto la propuesta y
luego de practicar en un cadáver la técnica diseñada para tal efecto, realizo la intervención.
Le denomino “Rinomiosis” y consistía en una incisión externa sobre el puente de la nariz, la
que posteriormente convertiría en una incisión interna. Su resultado fue muy satisfactorio,
las cicatrices discretas y sobre todo fue importante la transformación psicológica del

114
paciente. Desault en 1789 y Von Graefe en 1818, empezaron a utilizar el término “cirugía
plástica”.

Pierre Joseph Desault (1744 - 1795). Ilustre anatomista y cirujano francés de finales del
siglo XVIII. Fue médico del hijo de Luis XVI de Francia durante su encarcelamiento en la
prisión de la Tour du Temple, durante la Revolución francesa.

Época previa a la Revolución francesa

Después de adquirir su vocación quirúrgica con el cirujano – barbero de su ciudad natal,


aprendió Anatomía y Cirugía en el Hospital Militar de Belfort. Se trasladó a París en 1764 a
la edad de 20 años, abrió una escuela de Anatomía en el invierno de 1766, gozando de
cierto éxito. Aprendió el arte de la cirugía de Petit y otros cirujanos célebres de la época. En
su carrera profesional fue nombrado sucesivamente profesor de la "École Pratique",
miembro del Colegio de Cirugía (1776), cirujano jefe del Hospital de la Charité en 1782 y
posteriormente del Hospital de l'Hôtel-Dieu en 1788.

Aportación médica de Desault

Profesor y cirujano

Pierre Joseph Desault se labró un enorme prestigio en su época tanto como cirujano como
profesor. Sus clases de Anatomía se caracterizaban por ser impartidas con la disección de
cadáveres y no con la mera ayuda de ilustraciones o imágenes de cera. Contribuyó de
forma importante al desarrollo de la anatomía quirúrgica. La cirugía le debe un gran número
de innovaciones y perfeccionamientos, entre los que destacan sus instrumentos para el
tratamiento de las fracturas y para el de las enfermedades de las vías urinarias. Entre sus
alumnos más insignes figuran Xavier Bichat y Dominique-Jean Larrey

Dentro de su querido Hotel-Diu pernoctaba en las noches a fin de atender las Urgencias
(Puede considerarse el padre de la Cirugía de Trauma mundial), así como su sistema
clínico de enseñanza, idealizo el sistema de las residencias médicas más de 100 años
antes que Halsted, iniciaba a las 7am con paso de visita, 1000am curaciones, clase a las
1200 disección de cadáveres por la tarde, Diseñó un sistema de amputación que sustituyo a
todo lo concebido por Celso y Paré e inició la escuela que culminaría en los procedimientos
de Larrey, Farabeuf, Sedillot, Malgaigne, Montes de Oca y Le Fort.

Publicaciones

115
No realizó publicaciones por sí mismo, pero sus aportaciones se difundieron y son
conocidas por otros autores:

- François Chopart, amigo suyo, en el Tratado de Enfermedades Quirúrgicas,


redactado en común con Desault, 1780
- Xavier Bichat, publicó bajo su nombre, de forma póstuma, 4 volúmenes de las
"Oeuvres chirurgicales", 1798-1799.

II. CONCLUSIONES
Villanueva Baca, Edwin Jose

• La contribución de Pean en la cirugía, fue inestimable para su época. Introdujo


numerosas herramientas quirúrgicas con mejoras como sus fórceps, y fue un firme
defensor del uso de los métodos antisépticos y asépticos en el quirófano. Además,
fue un innovador con varias técnicas quirúrgicas como su artroplastia total de
hombro, que allanó el camino para el auge de las prótesis articulares en la cirugía
ortopédica del siglo XX.
• Esmarch fue pionero en el tratamiento de las heridas de bala en las extremidades
mediante la resección local conservadora de las partes dañadas, en contraste con la
práctica común de amputación radical de todo el miembro.
• Lister transformó la ligadura de vasos en el siglo XIX, antes de Lister, los cirujanos
no creían que las ligaduras de seda por sí mismas ocluyeran permanentemente el
flujo sanguíneo. En su lugar, confiaban en que un gran trombo se desarrollara
proximalmente a su hilo y ocluyera la arteria. Los cirujanos reconocían que el reflujo
de las arterias colaterales podía interrumpir este trombo y provocar una hemorragia
secundaria mortal, por lo que evitaban la ligadura cerca de los puntos de
ramificación. Esta práctica condujo a operaciones más complicadas y peligrosas
para el aneurisma, ya que los cirujanos procedían cada vez más cerca del vaso. Sin
embargo, Lister, convencido de que la ligadura en sí misma, y no el trombo,
bloqueaba el flujo, se sintió confiado al ligar los vasos cerca de los puntos de
ramificación, lo que facilitó las operaciones de aneurisma
• Antes de la era Pasteur, antes de conocer la existencia de los microorganismos,
Dupuytren concibió el riesgo de infección nosocomial, imponiendo estrictas normas
de higiene intachable durante su servicio. La ropa que se usaba era blanca y se
cambiaba a la menor mancha

116
Pantoja Ramos, Diego

• Los métodos antisépticos fueron claves para la reducción de muertes después


de las cirugías y esto fue gracias a los descubrimientos microbiológicos de
Pasteur, la cual se pudo vencer una de la barrera quirúrgica como es la infección
y con respecto a la otra barrera que es la hemorragia se utilizaron ciertos
métodos de hemostasia que contribuyeron a la detención de esta

Rodriguez Pinao, Melissa Nicol

• Sin duda cuando la anestesia se afianzó las cirugías crecieron en número y


complejidad, pero las infecciones fueron las limitantes del éxito de las
intervenciones; cuando se demostró el origen de las mismas con todos los aportes
descubiertos en este siglo se produjo un notorio avance en las soluciones
quirúrgicas de las patologías y dio lugar por otro lado para la prevención de
enfermedades infecciosas.
• Durante la segunda mitad del siglo xix tiene lugar una serie de acontecimientos,
como son el dominio del dolor con la anestesia, el control de las infecciones con la
antisepsia y la asepsia y el gobierno de la hemorragia con la hemostasia y la
transfusión, que revolucionan la práctica quirúrgica y constituyen las bases sobre las
que se asienta la cirugía moderna.

Tello Colmenares, Jean Pierre

• Las técnicas de asepsia se desarrollan a partir de la mitad del siglo XIX. Su objetivo
es reducir o eliminar la presencia de contaminantes (virus, bacterias, parásitos y
hongos) que pueden causar infecciones durante los procedimientos quirúrgicos.
• Quien contribuyó decisivamente al tema de la hemostasia quirúrgica fue Karl
Landsteiner con el descubrimiento en 1901 de los grupos sanguíneos

Ñaña Reyes, Mayumi

• Los primeros intentos de reconstruir una mama se remontan a finales del siglo XIX,
hay que esperar hasta la década de los setenta del siglo XX para que se desarrollen
progresivamente las diversas técnicas empleadas en la actualidad. Hasta dicha
década la reconstrucción mamaria no logró popularidad, debido principalmente a las
enseñanzas de Halsted, que consideraba que la cirugía plástica violaba el control
local del cáncer.

117
• Sin duda cuando la anestesia se afianzó las cirugías crecieron en número y
complejidad, pero las infecciones fueron las limitantes del éxito de las
intervenciones; cuando se demostró el origen de las mismas con todos los aportes
descubiertos en este siglo se produjo un notorio avance en las soluciones
quirúrgicas de las patologías y dio lugar por otro lado para la prevención de
enfermedades infecciosas.
• En siglo XIX hubo cambios fundamentales en las herramientas diagnósticas,
anestésicas, terapias quirúrgicas y entendimiento de los mecanismos

Velez Sanchez, Maria Veronica

• Paul Broca hizo contribuciones pioneras a la neurocirugía gracias a su profundo


conocimiento de la topografía cráneocerebral, como el drenaje de un absceso
localizado sobre bases clínicas o la operación en un chico de 14 años con crisis
focales por hundimiento traumático de la bóveda craneal
• En esta época ha habido diversos personajes que han aportado en la cirugía de
cabeza y cuello desde la parte neurológica hasta la parte facial, fue muy reconocido
el neurocirujano Cushing durante su época y sus aportes datan hasta el día de hoy,
al igual que los aportes de los otros cirujanos mencionados.

Vera Fernandez, Darianna Thais

• El signo de Murphy es una herramienta valiosa para el diagnóstico, tiene una alta
sensibilidad y es sumamente predictiva, a pesar de ello el paciente con un signo
positivo de Murphy necesita estudios complementarios como estudios de imagen, de
preferencia ultrasonido, para confirmar el diagnóstico.
• Murphy fue pionero en cirugía, investigación y clínica intestinal. Apoyó la cirugía en
etapas tempranas de apendicitis para evitar sus complicaciones.
• Carlo Forlanini es universalmente conocido como el creador de neumotórax artificial
para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar.

Zegarra Tord, Andres Gustavo

• Los avances de la cirugía abdominal durante el Positivismo no solo se baso en


desarrollar nuevos métodos quirúrgicos, sino también en la invención de novedosas
tecnicas de estudio y diagnóstico, de descripciones de cuadros clínicos y de
planteamiento de nuevos términos para las enfermedades ya conocidas.

118
• Gacias a Rieder se dieron grandes avances en el proceso de diagnóstico y estudio de
enfermedades asi como también de la anatomía gastrointestinal, por la creación de
un medio de contraste con bismuto que sirvió mejorar la evaluacion imagenológica de
las radiografías de abdomen
• Billroth fue un cirujano el cual elaboro de forma exitosa dos técnicas quirúrgicas de
anastomosis entre el estomago y el intestino delgado, técnicas que actualmente llevan
su nombre y que se siguen utilizando en la práctica médico-quirúrgica
• Reginald Heber Fitz fue un médico estadounidense reconocido por usar por primera
vez el termino de apendicitis, asi como también describir de forma precisa su cuadro
clínico y recomendar la cirugía temprana como el tratamiento ideal
• McBurney es un famoso cirujano al cual se le atribuye el idear nuevas técnicas
quirúrgicas para tratar afecciones tanto patológicas, como la apendicitis y los cálculos
biliares, asi como también estéticas, como el tratamiento de las hernias. McBurney
también contribuyo con la semiología de la apendicitis mediante el desarrollo del Punto
de McBurney, utilizado hasta el día de hoy

Ortega Chavez, Elías Walter

• Durante la segunda mitad del siglo xix tiene lugar una serie de acontecimientos,
como son el dominio del dolor con la anestesia, el control de las infecciones con la
antisepsia y la asepsia y el gobierno de la hemorragia con la hemostasia y la
transfusión, que revolucionan la práctica quirúrgica y constituyen las bases sobre las
que se asienta la cirugía moderna.
• En lo académico, el inicio y el avance de la ortopedia y la cirugía plástica en el
tiempo permitió un gran conocimiento y entendimiento sobre las diversas
deformidades en el cuerpo y nuevas técnicas de cirugía plástica que no se conocían
hasta ese momento de la historia.

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