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Breve Historia Del Canon Biblico
Breve Historia Del Canon Biblico
Breve historia del canon bíblico es un excelente recurso en ese sentido, donde, además, se
nos proporciona una gran cantidad de curiosos hechos y precisiones históricas, como las
que aquí les adelanto:
• Es al parecer Prisciliano (380) quien por primera vez usa ―canon‖ como sinónimo de
Biblia.
• Hay un largo periodo que podría llamarse precanónico, de unos cinco siglos, en que se
preservan materiales a través de la tradición oral.
• Muy debatida fue la aceptación en el canon de los libros Ester, Eclesiastés y Cantar de
Cantares.
• Al lado de los libros que después entrarían en el canon, circulaban, con diverso grado de
aceptación general, otros muchos libros, sobre todo en los dos o tres siglos anteriores a la
era cristiana y en el primero de ésta.
• Obviamente, cuando Jesús y los apóstoles hablaban de ―la escritura‖ o ―las escrituras‖, no
podían referirse más que a lo que hoy llamamos Antiguo Testamento.
• La etapa de formación del Nuevo Testamento fue, comparada con el Antiguo Testamento,
relativamente breve. Duró poco menos de siglo y medio.
• Durante los siglos primero y segundo se leían y respetaban también como ―Escrituras‖
otros escritos, unos anteriores y otros posteriores a Jesús, no sólo apócrifos propiamente
dichos sino seudoepígrafos, como por ejemplo el Testamento de los Doce Patriarcas, el
libro de Enoc, la Asunción de Moisés, el Apocalipsis de Elías, I(III) & II(IV) Esdras, y
otros muchos.
• Pablo, en quien puede decirse que tuvo principio el Nuevo Testamento, jamás pensó que
sus escritos llegarían a considerarse al par de la ―Escritura‖.
• Parece fuera de duda que el Evangelio de Marcos fue el primero que se escribió de los
cuatro del Nuevo Testamento.
• Aunque parezca muy extraño, fueron herejes —los gnósticos— los primeros en tratar
francamente como ―Escritura‖ y citarlos como tal, escritos que más tarde la Iglesia declaró
canónicos, como por ejemplo Mt, Lc, Jn, Ro, 1 & 2 Co y Ef.
• La primera cita de los Evangelios como ―Escritura‖ aparece a mediados del siglo 2 en la
carta llamada 2 Clemente, IV, en que se lee: ―…de nuevo otra Escritura dice: «No he
venido a llamar justos sino pecadores»‖ (Mt 9.13).
• Tertuliano (¿155–220?) es el primero que usa los términos Nuevo Testamento y Antiguo
Testamento, con lo cual los escritos cristianos reconocidos obtienen una categoría pareja a
los libros judíos.
• Lutero habría preferido y hasta ensayado ―elaborar un nuevo canon‖ que favoreciera más
claramente la doctrina que para él era el pivote de la teología cristiana: la de la salvación
por la fe.
La primera edición de Breve historia del canon bíblico vio la luz en 1975. Su tercera
edición (colección claustro de ediciones Luminar, 1980), se incluye en la biblioteca digital
Compubiblia, de las Sociedades Bíblicas Unidas
(http://www.labibliaweb.com/articulo/4/252), como una herramienta de fundamental
referencia.
También de Báez-Camargo y sobre la historia del texto bíblico se puede leer un excelente
ensayo en http://www.labibliaweb.com/articulo/3/6.
Con el desarrollo industrial de la imprenta se multiplicaron las ediciones de la Biblia, tanto de tipo
científico como sencillo, así como las iniciativas encaminadas a difundir su lectura. En la Iglesia
católica, en la que, además de la jerarquía, ya había numerosas congregaciones y asociaciones de
tipo apostólico, ello no dio origen a sociedades especiales, sino que la Biblia fue difundida por las
agrupaciones ya existentes, editoriales, etc. Entre los protestantes, en cambio, surgieron, sobre
todo como apoyo de la actividad misionera de esas confesiones, diversas sociedades bíblicas. A
ellas nos referimos a continuación. Para una visión más general del tema v. BIBLIA VIVIII; BÍBLICO,
MOVIMIENTO y BÍBLICAS, SOCIEDADES Y REVISTAS.
Orígenes. Este movimiento empezó en Alemania, donde se fundó una Institución Bíblica en
Halle en 1710. En Inglaterra, se formó en 1780 una asociación para la distribución de la Biblia entre
soldados y marineros, que adoptó el título de Sociedad Bíblica Naval y Militar. En 1799, se fundó el
Religious Tract Society (Sociedad para folletos religiosos). A fines del s. xvlli un pastor galés, que
experimentó dificultades en conseguir biblias en lengua vernácula para sus fieles, sugirió a la
Religious Tract Society la conveniencia de establecer una organización para distribuirlas donde
hiciera falta. Resultado de esta iniciativa fue la constitución en 1804 de la más importante de las
sociedades bíblicas protestantes: la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera (British and Foreing
Bible Sociery) la cual ha dado origen a un sinnúmero de asociaciones similares en todo el mundo
anglosajón. La Sociedad Bíblica Americana (American Bible Sociery) se fundó en Nueva York en
1'816. En 1946 se dio un paso importante cuando, en una reunión celebrada en Inglaterra con
representantes de las sociedades bíblicas de 13 países, se constituyeron las Sociedades Bíblicas
Unidas (United Bible Societies), para coordinar las actividades de sus miembros por todo el
mundo.
Estadística. La organización mundial de las Sociedades Bíblicas Unidas, con sede en Londres,
bajo la presidencia del Arzobispo anglicano de York, consta en la actualidad de 27 sociedades
miembros, con ocho más en calidad de asociados. En el mundo hispánico, hay asociaciones en
Argentina, México, Colombia, El Salvador, Filipinas. La Sociedad Bíblica Británica y Extranjera
mantiene una oficina en Madrid y otras en Bolivia, Chile, Guatemala, Paraguay, Uruguay, Perú y
Venezuela.
En el año 1967, la circulación de Biblias completas, distribuidas por estas sociedades, alcanzó
casi 5 millones de ejemplares, mientras el total, incluyendo libros sueltos y selecciones, se estima
en unos 104 millones. Los idiomas empleados en las traducciones de la Biblia alcanzan 1.326. En
cuanto a la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera, la producción de Biblias en 1967 fue de casi dos
millones, más otro millón de ediciones parciales. En España, en 1967 se distribuyeron 12.146
Biblias, con un total, incluyendo ediciones incompletas, de 76.999 ejemplares. En América Latina,
la distribución de Biblias alcanzó 787.157, y el total, incluyendo las ediciones incompletas, fue de
23.449.571 ejemplares.
Situación actual de las relaciones con el catolicismo. La Cédula Real de Incorporación de la
Sociedad Bíblica Británica y Extranjera autorizó la publicación de la S. E. con la condición explícita
de que las ediciones excluyeran los libros deuterocanónicos, y de quelos textos no llevasen nota o
comentario alguno (v. LIBRE EXAMEN). Es de notar que los anglicanos reconocen la misma Biblia
que la Iglesia Católica Romana, aunque suele colocar los libros deuterocanónicos en una sección
aparte. Pero con la amplia difusión de Biblias en inglés, según las normas de la Sociedad Bíblica,
resultó que la palabra Bible en inglés normalmente quiere decir lo que es para los católicos
solamente una selección de la S. E., a la cual faltan los libros deuterocanónicos (v. BIBLIA II). Éste
ha sido uno de los motivos principales de la larga historia de oposición a la obra de las sociedades
bíblicas protestantes por parte de la Iglesia Católica. No era, como creyeron los protestantes, que
la Iglesia Católica despreciase la Biblia, sino que los católicos quisieron proteger la Palabra de Dios
de lo que a sus ojos era un desprecio por parte de los protestantes. Por eso, las autoridades
católicas, donde tuvieron el poder y el apoyo de la ley civil, considéraron su deber impedir los
esfuerzos de las sociedades bíblicas protestantes para distribuir ediciones de la Biblia que la Iglesia
considera defectuosas y engañosas.
A partir de 1960 ha habido algunos contactos entre las Sociedades Bíblicas Unidas y algunos
distinguidos escrituristas católicos. En noviembre de 1964 se convocó en Suiza una reunión a la
cual asistieron representantes de las Sociedades Bíblicas Británica, Norteamericana, India,
Holandesa y Alemana, con unos diez traductores católicos eminentes de Holanda, Bélgica,
Inglaterra, Norteamérica, Suiza, Italia y Francia. Como resultado se estableció en Roma un
secretariado para la coordinación de obras bíblicas católicas y protestantes, bajo la dirección del
jesuita P. Walter Abbott.
Del lado protestante, se ha salvado el obstáculo más grande a la obra en común, con la
modificación de las cláusulas restrictivas de la Cédula Real de Incorporación, de modo que las
sociedades bíblicas protestantes pueden publicar ediciones completas de la Biblia, incluyendo los
libros deuterocanónicos, y con la adición de explicaciones no doctrinales cuando éstas convienen
para facilitar la lectura. Donde haya divergencias de criterio en cuanto a la versión o traducción del
texto entre católicos y protestantes, se indican las alternativas en una nota o apéndice. La solución
no es del todo satisfactoria, desde el punto de vista católico, ya que, como queda dicho, esas
ediciones no incluyen notas doctrinales: es decir, se trata de ediciones en las que se prescinde de
la Tradición (v.) que, en realidad, forma una unidad con la S. E. que debe, por tanto, ser
interpretada conjuntamente con ella. Posibles ediciones interconfesionales pueden, pues, tener
interés desde el punto de vista ecuménico, pero no son adecuadas para la formación doctrinal de
los católicos. V. t.: BIBLIA VI, 9; BÍBLICAS, SOCIEDADES Y REVISTAS; BÍBLICO, MOVIMIENTO.
Las evidencias de manuscrito a favor del Nuevo Testamento también son dramáticas, con más de 5.300 copias
conocidas y fragmentos en el griego original, de los cuales cerca de 800 fueron copiados antes del 1.000 d.C.
Algunos textos manuscritos datan del principio del segundo y tercer siglo, siendo el lapso entre los autógrafos
originales y nuestros fragmentos más antiguos existentes, extraordinariamente, de tan sólo 60 años.
Interesantemente, esta evidencia manuscrita sobrepasa por mucho la confiabilidad de manuscritos de otros
escritos antiguos que consideramos auténticos cotidianamente. Observemos estas comparaciones: "La Guerra
de las Galias" de Julio César (sobreviven 10 manuscritos, con el más antiguo fechado 1.000 años después del
manuscrito original); "Historia" de Plinio el Joven (7 manuscritos; pasaron 750 años); "Historia" de Tucidides
(8 manuscritos; pasaron 1.300 años); "Historia" de Heródoto (8 manuscritos; pasaron 1.300 años); Sófocles
(193 manuscritos; 1.400 años); Eurípides (9 manuscritos; 1.500 años); y Aristóteles (49 manuscritos; 1.400
años).
"La Ilíada" de Homero, el libro más renombrado de la Grecia antigua, tiene 643 copias de soporte manuscrito.
En esas copias existen 764 líneas de texto en disputa, en comparación con las 40 líneas en todos los
manuscritos del Nuevo Testamento (Norman L. Geisler y William E. Nix, A General Introduction to the
Bible, Moody, Chicago, Revised and Expanded 1986, p. 367). De hecho, mucha gente ignora que cada una de
las 37 obras de William Shakespeare (escritas en los 1.600) tiene vacíos en los manuscritos que perduran, lo
que ha forzado a los académicos a "llenar los espacios." Esto palidece en comparación con las más de 5.300
copias y fragmentos del Nuevo Testamento que, conjuntamente, nos aseguran que nada se ha perdido. De
hecho, todo el Nuevo Testamento, excepto once versos, puede ser reconstruido fuera de la Biblia, a partir de
los escritos de líderes de la iglesia primitiva en los siglos II y III. (A General Introduction to the Bible, Cap.
24.)