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C A N O N DEL NUEVO

TESTAMENTO
INTRODUCCION
 La primera etapa de la transmisión del material que se incluye en los cuatro
evangelios corresponde a la «tradición oral»: los apóstoles y demás discípulos
de Jesús contaron a sus nuevos hermanos en la fe todo lo que podían recordar
de su experiencia con su Señor y Salvador. Muy pronto comenzaron a hacerse
colecciones escritas de los dichos de Jesús. Quizá nos parezca que algunos
dichos de nuestro Señor que encontramos en los evangelios canónicos están
como «descolgados» de su contexto literario. Probablemente se deba ello a que
hayan sido tomados de alguna de esas colecciones.
 De los textos que han llegado hasta nosotros, y por los testimonios de
escritores antiguos, sabemos, además, que los seguidores de Jesús y de sus
apóstoles también hicieron, en fecha posterior, otras colecciones de libros
sagrados. Textos favoritos de esas colecciones parecen haber sido los escritos
de Pablo.
 Cuando los autores de los evangelios que son parte del Nuevo Testamento se
pusieron a redactar en forma final sus escritos, echaron mano del material que
tenían a su disposición, e incluso buscaron más información por su propia
cuenta. De ello da claro testimonio el propio Lucas, al comienzo de su
evangelio. Ahora bien, ni los cuatro evangelistas fueron los únicos que
escribieron obras de ese género literario que llamamos «evangelio», ni Lucas
fue el único que escribió un libro como el de Hechos, ni las epístolas del
Nuevo Testamento fueron las únicas epístolas cristianas que circularon en el
mundo antiguo, ni nuestro Apocalipsis es el único libro cristiano de ese tipo
que se escribió en la antigüedad.
 Sencillamente que, dada la naturaleza del cristianismo, su expansión y la diversidad que
había entre los cristianos de los primeros siglos (sin olvidar las desviaciones que se
llamaban a sí mismas cristianas), fueron muchos los que se dedicaron a escribir
«evangelios», «hechos», «epístolas» y «Apocalipsis». Relativamente pronto, la iglesia
comenzó a discriminar entre unos y otros, aunque, en algunos casos, la discriminación
no resultaba muy fácil. Además, en la etapa inmediatamente posterior a los apóstoles
hubo cristianos— entre los que se contaban algunos que con su sangre habían sellado la
geninuidad de su testimonio y de su vida, como Ignacio, Obispo de Antioquía, o como
Justino, de sobrenombre Mártir o el Filósofo—que escribieron obras muy importantes,
ya sea para defensa de la fe o para la edificación de los cristianos.
 Algunas de esas obras resultaron ser sobremanera apreciadas por muchas comunidades
cristianas, donde se leían con verdadera veneración y respeto. De entre ellas, unas, como
la Primera epístola de Clemente de Roma a los corintios, la Carta de Bernabé, El Pastor,
de Hermas, la Didajé y otras, llegaron a ser consideradas por muchos cristianos, y por
las comunidades a las que ellos pertenecían, como obras canónicas y, por tanto, como
escritos sagrados investidos de autoridad para la iglesia.
RECEPCION DE LOS LIBROS Y AUTORIDAD
CONFERIDA.
  
Los escritos de los apóstoles y de los otros seguidores de Jesús
(especialmente la mayoría de aquellos escritos que luego se incluyeron en el
conjunto que llamamos Nuevo Testamento) gozaron desde muy temprano de
una calurosa recepción y se convirtieron en fuente de autoridad para los
escritores cristianos de los años subsiguientes. Cuando se leen los escritos de
los Padres apostólicos puede notarse la presencia, en ellos, de la enseñanza
apostólica, tal como la conocemos por los libros ahora canónicos. Hay citas,
en esos escritos, de todo el Nuevo Testamento, con excepción de los
siguientes libros: Filemón, 2 de Juan y 3 de Juan. Los siguientes se citan muy
poco: 2 de Pedro, Santiago y Judas.
LOS PADRES DE LA IGLESIA.
  
El período inmediatamente posterior al de los Padres apostólicos se conoce
como el de los «Padres de la iglesia». Algunos dividen este período, a su vez,
en tres etapas (que no tienen necesariamente secuencia cronológica): la etapa
apologética (los Padres apologistas), la polémica y la científica. Es entonces
cuando recrudecen los problemas doctrinales, tanto por los ataques externos de
los enemigos del cristianismo como por dificultades internas, causadas por el
sano deseo de profundizar en la inteligencia de la fe y en la comprensión de la
enseñanza. De hecho se trata, en este último aspecto, de reducir cada vez más
el ámbito del misterio; o sea, de intentar «explicar» todo aquello que pueda ser
explicable, incluso después de aceptar la irrupción del misterio o del milagro.
 MARCION.
 En el siglo II aparece un personaje de cuya vida tenemos muy pocos datos:
Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien
debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma,
y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C. Influido por
creencias no cristianas, consideró que el Dios de quien habla el Antiguo
Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó, en bloque, todos los
libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la
iglesia ningún canon, y por eso bien puede afirmarse que es Marción el primero
que define un canon de libros cristianos. Según él, estaba constituido por el
Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas
pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo
recortes, pues consideraba que la iglesia había manipulado el texto y lo había
pervertido.
 La acción de Marción fue muy significativa. Muchos escritores cristianos lo
atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su atrevimiento dio inicio, en cierto
sentido, a un proceso que llevaría a la definición de un canon «cerrado». «La
polémica contra las pretensiones de los gnósticos de disponer de tradiciones
secretas y contra las de Marción de escoger y corregir los textos, rechazando
además las Escrituras hebreas, contribuyó a reforzar la conciencia del privilegio
que tenían los escritos juzgados como apostólicos, en función de la acogida que
obtuvieron entre las principales iglesias y teniendo en cuenta los criterios
internos de seriedad yortodoxia».

 Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una
buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a
la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por
las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas
partes donde el cristianismo se había desarrollado.
TACIANO
  Antes de finales del siglo II, Taciano—que había sido discípulo de
Justino Mártir—escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una
armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa
fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos
cuatro.
FRAGMENTO DE MURATORI.
 De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una
lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el
Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el
documento: Ludovico Antonio Muratori. En el Fragmento Muratori se
mencionan, como libros aceptados, 22 de los que componen nuestra versión
del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1
y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros:
Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de
obras que fueron rechazadas por la iglesia, por diversas razones.
ORIGENES
 Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254
d.C.), indica que son aceptados veintiún libros del actual canon de
veintisiete; pero hay otros que él cita como «escritura», como la
Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos
acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos,
Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros
(como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).
EUSEBIO DE CESAREA.
 Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de
la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros
sagrados dentro del cristianismo. Dice así el padre de la historia
eclesiástica:«En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los
Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles.»Y
después de este hay que poner en lista las Cartas de Pablo. Luego se ha de
dar por cierta la llamada 1 de Juan, también la de Pedro. Después de estas,
si parece bien, puede colocarse el Apocalipsis de Juan, acerca del cual
expondremos oportunamente lo que de él se piensa.
 »Estos son los que están entre los admitidos [griego: homolo-
goumena]. De los libros discutidos [antilegomena], en cambio, y
que, sin embargo, son conocidos de la gran mayoría, tenemos la
Carta llamada de Santiago, la de Judas y la 2 de Pedro, así como las
que se dicen ser 2 y 3 de Juan, ya sean del evangelista, ya de otro del
mismo nombre.»Entre los espurios [noza] colóquense […] aun,
como dije, si parece, el Apocalipsis de Juan: algunos, como dije, lo
rechazan, mientras otros lo cuentan entre los libros admitidos».
 Para que un texto fuese considerado canónico debía tenerse en cuenta la regla de fe, el
origen apostólico, la fecha de la composición, la aceptación general y lectura pública, de
ahí que los apócrifos no entraran a formar parte del canon, debido al carácter privado o
secreto de los mismos
 Respecto al canon del Antiguo Testamento, hay que distinguir: Judíos, versión griega
denominada de los Setenta (LXX), cristianos y protestantes.
 Se distinguen tres categorías de libros que se denominan Tanak, son libros reconocidos
por los judíos y usados como lectura sagrada: Torah (el Pentateuco o Ley), Nebiim (los
profetas) y Ketubim (otros libros, como por ejemplo los sapienciales).
 Entre los Padres de la Iglesia se utilizó el canon amplio -versión griega- y el canon
restringido, este último usado posteriormente por los protestantes, dando lugar a no pocas
polémicas
 Los judíos aceptan únicamente los libros protocanónicos del Antiguo
Testamento (escritos en la lengua original hebrea o aramea). Los protestantes,
en lo que concierne a dicho Testamento, optaron por el canon hebreo,
llamando apócrifos a los libros que los católicos denominan deuterocanónicos.
De ahí que la terminología pueda resultar un poco confusa, pues además para
los católicos los apócrifos no entraron a formar parte del canon católico.

 En cuanto a la formación del canon del Nuevo Testamento (utilizado por los
cristianos), tuvo lugar durante el siglo I d.c. y se cerró posteriormente.

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