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Ensayos y Discursos de Anacleto


González Flores
Ramón Ayala Vieyra

“Con singular instinto, el pueblo cristiano de los primeros siglos de nuestra era,
veneró a los mártires antes que a nadie, considerando el martirio
por el nombre de Cristo como la máxima prueba de la santidad,
y conservaba sus reliquias como verdaderos tesoros.
Anacleto González Flores nos dejó reliquias más valiosas
que los despojos de su cuerpo: las reliquias de su pensamiento”.

*Salvador Abascal

Este breve librito que reseña- de anhelo y de energía; en que vale para todos los tiempos y
mos a continuación es una co- las escribe desde lo más pro- lugares. Anacleto es un pensa-
lección de cinco discursos pro- fundo de propia persona. dor universal; él escribe tenien-
nunciados por el beato Anacle- Destaco aquí dos cualida- do de frente la persona de Cris-
to González Flores en diversas des que brillan con todo su es- to y reconociendo en ella a
ocasiones. plendor: primero, que escribía toda la humanidad.
Anacleto, abogado de pro- con una profunda sinceridad y, Sirvan estas breves notas
fesión, intelectual y mártir mexi- segundo, que al escribir desde de aliento y de renacimiento,
cano de la guerra cristera, cu- su corazón ardiente de deseos pues las palabras del beato
yas palabras arrastran como de bien y verdad, transmite la que ahora reseñamos están lle-
un verdadero guía de los pue- fuerza que poseía, comparte nas de aquella vitalidad que
blos, poseía el don de crear ex- sus altos y nobles ideales, edi- trasciende el espacio, y ahora
presiones llenas de ardor y de fica junto con cada uno de sus el tiempo.
fuerza; y a la vez, en cada uno lectores un destino y una tarea
de sus discursos es posible re- compartidos. El verdadero sentido
construir la persona y figura de Anacleto es un mártir cuyo de la vida
este orador combativo e ini- pensamiento gira en torno de En el primer ensayo Anacleto
gualable. Quizá en eso radica los más altos valores de la cul- comienza estableciendo la cla-
el tesón con que empujan sus tura de Occidente, que parte sificación que puede hacerse
palabras hasta la cumbre de la de los principios de la civiliza- de dos tipos de ideas: unas
cultura y la civilización, llenas ción humana y que, por tanto, que, como aves que vuelan, se
Anacleto González Flores
Ramón Ayala Vieyra
Ed. Jus, México 1967
El librito de los Ensayos de Anacleto González Flores está compuesto, como anunciamos, por cinco discursos, de los cuales nos limitaremos a reseñar sólo los primeros cuatro, ya
que el quinto, titulado «La misión de la mujer», aunque valioso en esencia, requeriría una serie de precisiones, matices y enmiendas, puesto que evidentemente ha cambiado el papel
de la mujer en la sociedad de manera radical desde la década de 1920 a nuestros días, casi 100 años después. A este tema habremos de dedicar un ensayo específico más adelante.
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pierden en el firmamento; y demás, sin temor ni vacila- podría limitarse a repetir que el
otras que son más bien como miento, deben seguir. hombre está en el mundo para
el rayo de sol que calienta la A raíz de esto, Anacleto amar a Dios sobre todas las
tierra, o la lluvia que hace ger- hace una somera interpreta- cosas y al prójimo como a sí
minar los campos. Este segun- ción de la historia universal: mismo; pero no conforme dice
do tipo de idea, a diferencia de distingue una primera época que “aunque es cierto que la
las primeras que se pierden en oscura, conocida como paga- verdad sólo se halla en un pun-
lo etéreo, se concreta en la vida nismo, gobernada por lo que él to, sin embargo a ella puede
y se vuelve la guía de los hom- llama el “error trascendental”, llegarse por diversos caminos”.
bres y de las cosas mismas. donde se dan falsas o incom- Anacleto recoge aquella na-
Sin embargo el ámbito de pletas opiniones respecto del rración de la novela Quo vadis?
las ideas siempre ha sido un cielo, la tierra, el hombre y donde se cuenta que Petronio,
campo de lucha abierta en las Dios. Pero llegó una época de cierto epicúreo, dijo a Pablo:
que es posible distinguir gran- luz que penetró todos los mis- Grecia ha dado la belleza a la
des ideas y otras, más bien, efí- terios, desde lo material, como humanidad, y Roma, el poder y
meras o pequeñas; por eso el mundo, hasta lo más pro- la gloria. “¿Y vosotros los cris-
dice Anacleto que aquel que fundo, como el espíritu, la tianos qué le traéis al género
pretenda discutir las grandes vida, la muerte y Dios mismo. humano?” Pablo le respondió:
ideas, deberá trabar “el más re- “El verbo luminoso de Dios nosotros traemos el amor. En
ñido de los combates, porque partió del Calvario, bajó a to- esto, dice Anacleto, radica el
batallar, luchar y discutir alrede- dos los abismos, prendió sus sentido de la vida.
dor de los grandes pensamien- fulgores en todas las cumbres, Pero podemos preguntar le-
tos, es lo mismo que batallar, encendió todos los horizontes, gítimamente qué es la vida si
luchar y discutir en torno de los tocó todas las lejanías y envol- también la encontramos en
grandes destinos del género vió a las generaciones en el otros seres. En la naturaleza en-
humano”. piélago de luz de la verdad contramos vida, movimiento,
A este tenor, la verdad y el trascendental”. seres que se reproducen, etc.
error son los grandes guías de Pero aquella fuerza del mal Pero “en el hombre encontra-
la inteligencia (conocer la ver- no quedó derrotada completa- mos la vida en un grado supe-
dad para afirmarla con la vida y mente. El Conde De Maistre rior. Nosotros sorprendemos la
reconocer el error para comba- escribió en una ocasión que “el vida con un grado mayor de po-
tirlo). Ante cualquier otro modo error, no conforme, preparó la der y de fuerza [que] en el ani-
de pensamiento (quizá el relati- gran conspiración contra la mal”. Es por ese poder miste-
vismo, el nihilismo o cualquiera verdad”. rioso, que surge desde lo más
otro de este tipo) “deben darse Ahora bien, frente a esta profundo, que en el hombre es
cita todos los soldados del confusión, que nos toca inclu- posible el amor mismo. Anacle-
pensamiento, […] deben echar- so hoy en día, urge aclara inte- to subordina en ese sentido el
se al aire todas las banderas. rrogantes fundamentales, entre intelecto a la voluntad.
[…] Y ¡ay del que piense siquie- ellos el primero sería saber cuál Sin embargo encontramos
ra en volver la espalda!” es el verdadero sentido de la que el amor del hombre tiende
Pero entonces, ¿en dónde vida, “¿qué empleo debemos a lo infinito; por tanto su objeto
surgen las grandes ideas? En la hacer de ese torrente de ener- conveniente es Dios mismo.
mente del genio, que es quien gía que se circula por nuestras Para aclarar dicha sentencia
pregunta, quien esclarece, arterias y que todos hemos retoma las palabras de San
quien ilumina el camino que los dado en llamar vida?” Anacleto Agustín escritas al comienzo
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de sus Confesiones: inquietum porque a mi edad Alejandro ha- ciertas diferencias según las
est cor nostrum donec requies- bía hecho enmudecer la tierra cuales hay hombres que deben
car in Te –nuestro corazón está con sus conquistas, en tanto guiar a otros.
inquieto hasta que descanse que yo aún no he podido ceñir Ahora bien, hay cinco tipos
en ti–. mi frente con el laurel de la principales de aristocracia: la de
Pero si nuestro amor debe victoria”. la sangre, la del dinero, la del
estar orientado al amor de En palabras de Anacleto, los poder, la de la virtud y la del ta-
Dios, ¿qué pasa con el amor al jóvenes de hoy deberán llorar lento. El papel de la aristocracia
hombre mismo, que es el ser ese apocamiento. Sin embar- es “servir de fuerza directriz con
más frágil del mundo? Es ver- go, el joven creyente, que reco- un influjo eficaz, decisivo, incon-
dad que el hombre es eso, noce el recrudecimiento de la trastable, en la formación del
pero dirá Anacleto que “entre el guerra entre el bien y el mal, no resto de la humanidad”. Debe
hombre y el hombre hay un dejará de asaltar cualquier trin- “trazar los senderos que deben
gran poder de la semejanza, de chera o combate o posición, recorrer los pueblos, señalar
la fraternidad, de la misión so- con su bandera y su espada, con su dedo los derroteros flori-
cial”. Es decir, al amor al hom- para hacer triunfar el estandar- dos que han de llevar a las ge-
bre trasciende los límites del te de Cristo, que es el estan- neraciones a las cumbres es-
individuo, o debería trascen- darte de la civilización. plendorosas de la civilización”.
derlo, para orientarse a un Sin embargo, sólo la aristo-
amor más pleno, el amor a la La aristocracia del talento cracia del talento puede llevar
humanidad. Pero no se llega a Todo el universo, dice Anacleto plenamente a cabo esta empre-
ese amor sin haber amado an- en este segundo ensayo, está sa, pues no parte de una inteli-
tes a la persona en concreto. gobernado por dos leyes muy gencia privilegiada de manos
Una vez que hemos visto lo importantes, entre otras, a sa- de la naturaleza, ni del abolen-
que es la vida misma, vale pre- ber, la ley de la semejanza y la go, ni de la suerte del dinero,
guntar qué empleo se debe dar ley de la desigualdad. Y aunque sino que surge en todos los que
al a vida. Anacleto aprovecha gobierna también el orden físi- por diversas circunstancias han
esta pregunta para distinguir co, en el orden espiritual es más tenido la oportunidad de adqui-
tres principales grupos de per- notorio su influjo. Por ejemplo, rir una cultura científica y litera-
sonas: las que luchan al servi- todos los hombres tratan de ria lo más completa posible.
cio del error y del mal, las que penetrar la verdad, pero sólo Sus armas son la idea y la pala-
sacrifican todo por el bien y la los grandes talentos, tales bra, que penetra las costum-
verdad y los indiferentes e in- como Aristóteles o Platón, se bres, las instituciones, el tiem-
decisos entre unos y otros. apropian de ella con la fuerza po, los cuerpos, las almas.
Con motivo de esto, Anacleto escrutadora de su genio. La consecuencia, según
dirá que saber vivir es saber En palabras de Anacleto “la Anacleto interpelándote a ti
amar, y éste es el principio de la aristocracia no es más que una mismo, es que si te has acer-
misión social. clase social que tiene sobre las cado a la ciencia y el arte tienes
La historia cuenta de un ge- demás cierta superioridad na- la responsabilidad de “ser útil
neral romano que un día se cida de diversas circunstan- con vuestro talento, con vues-
echó a llorar a los pies de la es- cias”. Nuestro pensador, por tra cultura en la causa de la ci-
tatua de Alejandro Magno. tanto, está de acuerdo con que vilización”. De lo contrario, los
Cuando se le preguntó el moti- dentro de la igualdad que sirve partidarios del error y el mal ha-
vo de su llanto, respondió: “llo- de fundamento al género hu- brán dado un paso que jamás
ro porque no he sabido vivir, mano, es posible distinguir debieran dar.
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El arte y la civilización. de la naturaleza. Pero llegó el convenientemente”. Frente a
“La civilización –escribe Ana- día en que el arte del hombre, este panorama, urge que la
cleto en este tercer ensayo– no orientado a la técnica, desafió verdad sea difundida, para lo
es más que la verdad aplicada los límites de la naturaleza. “Así cual necesita materializarse,
hasta en sus últimas conse- como la civilización no es más concretizarse en algo. En esto
cuencias a la verdad del géne- que la verdad aplicada a la vida las bellas artes prestan su
ro humano”. Sobre este princi- del género humano hasta en servicio, no sólo en cuanto
pio se sostiene que “entre los sus últimas consecuencias, así que hacen sensible aquella
elementos civilizadores más también el arte no es más que idea que permanece impro-
poderosos se encuentra el be- cristalizada en los hechos”. nunciable en la mente del ge-
llo arte en todas sus manifesta- En esta dirección, Anacleto nio, sino también en cuanto la
ciones”. anuncia que “la perfección reviste de belleza.
Desde el comienzo de este sólo existe donde reina sobe- Para aquellos que anhelen
discurso, Anacleto declara ser ranamente la verdad… porque ponerse a la cabeza del mundo
uno como cualquier otro miem- la verdad vista en los puntos de las inteligencias, que pre-
bro de esta gran familia que se de contacto que tiene con el tendan hacer accesible lo inac-
llama humanidad, ya que cada arte, no es más que el equili- cesible, es decir que pretenden
uno se enfrenta a ese mundo brio que en las relaciones “hacer labor honda de engran-
pulimentado por el hombre, creadas por la mano del hom- decimiento y civilización”, con-
transformado, ante el cual cabe bre exigen los principios in- tribuir al progreso; tiene que ir
el asombro y la maravilla [Ana- conmovibles del orden”. tras las visiones de los genios:
cleto se revela en este discurso En todo se encuentra el in- Dante, Rafael, Miguel Ángel,
un verdadero y profundo admi- flujo directo e inmediato del entre otros. “Allí donde surge la
rador de la naturaleza y del arte, según Anacleto, “porque verdad, se alza el progreso; allí
hombre. Si se quiere conocer si la ciencia es un movimiento donde cae la verdad se hunde
en algún texto el temple de áni- que nos eleva sobre la materia la civilización”.
mo y disposición fundamental y nos arrebata al mundo de las
de Anacleto, éste sería: un ideas; el arte, de un modo in- La literatura
hombre que tenía una gran ca- verso, es un descendimiento y la civilización
pacidad de asombro]. Anacleto que nos hace bajar del mundo Continuando con el discurso
sugiere que el que quiera seguir de las inteligencias a la región anterior; en este cuarto ensa-
las huellas de los grandes de los hechos”. yo, Anacleto intenta determinar
maestros de las bellas artes, Ahora bien, dentro de la el influjo que ha ejercido la lite-
que siga los pasos de Homero, gama de artes, hay unas que ratura en el desenvolvimiento
Rafael, Miguel Ángel y todo el son las bellas artes, que son de la humanidad, en el progre-
séquito de grandes ingenios y principales a todas, “pues es so de la civilización. “Los gran-
artistas de la historia universal. una fuerza añadida a otra fuer- des pensadores han convenido
Anacleto se preguntará a este za”, por eso dirá Anacleto que en creer y en enseñar que la li-
tenor que si Platón se había las bellas artes son el elemento teratura es un medio poderosí-
propuesto erradicar a los poe- civilizador por excelencia. simo para conocer y fijar la fiso-
tas de los pueblos, ¿qué hará Anacleto no se cansa de nomía material y moral de los
de los artistas la civilización? repetir que “civilizar es influir pueblos, y siquiera porque tro-
Hubo una época en que el poderosa y fuertemente en el pezamos muy frecuentemente
pensamiento humano no fue género humano para que con ella en el camino de la
capaz de penetrar los misterios se desarrolle armoniosa y vida”.
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Anacleto habla de obras tanto– es el elemento civiliza- riego de perderse; de ahí la im-
que brotaron del genio de Cer- dor más poderoso y eficaz en- portancia de la palabra escrita,
vantes, hojas que han resistido tre todos los que existen”. es decir, la obra literaria.
el tiempo y rebasan el espacio Hubo grandes genios investi- “Civilizar es perfeccionarse,
y que “arrojan y llevan la luz es- gadores de la naturaleza, es adquirir fuerza contra la
plendorosa del pensamiento como Aristóteles, Arquímedes, nada de la muerte, del error,
por todos los puntos cardinales Newton. Pero más allá de la del crimen”; por eso continúa
y hacen brillar en todas las naturaleza física se alza un or- diciendo Anacleto que esta as-
cumbes los fulgores de la idea”. den moral, donde destacaron piración poderosa “es la que
La literatura, por tanto, parece grandes maestros como Moi- ha lanzado a los hombres a
ser el elemento civilizador más sés, Sócrates, Zoroastro, Con- través de los mares, […] la que
poderoso y eficaz entre los que fucio, Epicteto y Séneca, o ha armado el brazo de los con-
existen. Cristo entre los pueblos más quistadores, […] la que ha ins-
Actualmente, advierte Ana- cultos. “Trazan los derroteros pirado a los poetas, […] la que
cleto, muchos reducen el pro- que ha de seguir el género hu- ha hecho reflexionar a los sa-
blema de la civilización de los mano y marcan la norma para bios, en fin la que ha levantado
pueblos a un asunto material; juzgar los actos de los hom- y levantará a la humanidad
enseñan que la moral es un bres”. Es así que “la idea es la cien codos sobre la nada”. El
asunto de museos, algo supe- fuerza esencialmente creadora pensamiento de Anacleto so-
rado que en su tiempo sirvió de la civilización”. bre la fuerza civilizadora de la
para intimidar a los cobardes. La idea es el concepto for- palabra escrita, es decir, de la
La civilización de hoy estaría mado a partir de las cosas. La literatura bien podría cifrarse
más allá del bien y del mal. Sin palabra, en ese sentido, es la del siguiente modo: el que
embargo, Anacleto asegura idea hecha sensible, o en pala- quiera poder, que busque la
con toda contundencia que “a bras de Anacleto, “es la idea en idea, la palabra –no la espa-
pesar de los adelantos de este plenitud de su fuerza conquis- da–; por eso podrá decir con
siglo, la verdadera civilización tadora, en la plenitud de su toda contundencia: “Buscad la
ha consistido, consiste y con- omnipotencia”. Bajo esta pers- palabra, que es la idea en la
sistirá siempre en el desarrollo pectiva, la literatura es la pala- plenitud de su fuerza conquis-
armónico de la parte material, bra que ha pasado el proceso tadora; buscad la literatura,
la intelectual y la moral del de perfección. La palabra pro- que es la idea en la plenitud de
género humano”. “La idea –por nunciada solamente corre el su omnipotencia”.
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