La actividad física produce desgaste de energía. Si la
alimentación no contempla alimentos que permiten responder a la demanda energética y no se reciben los nutrientes necesarios para restablecer el funcionamiento del organismo, es difícil mantener una vida saludable. Relacionar la alimentación con las actividades de la vida diaria permite determinar la cantidad y la calidad de los alimentos que se consumen para un adecuado estilo de vida.
Una alimentación saludable supone revisar el estilo de vida
personal, el cual incluye no solo saber qué elegir al consumir alimentos o practicar hábitos de aseo adecuados, sino también realizar actividad física. Una vida sedentaria, con limitadas actividades y poco ejercicio físico no contribuye a un buen estado de salud.
La actividad física y el adecuado consumo de alimentos disminuyen los riesgos de la
obesidad.
¿Cuáles son los beneficios de la actividad física regular?
La actividad física diaria protege la salud,
mejora la calidad de vida y es importante para el desarrollo del ser humano, especialmente en la adolescencia, una etapa en la que se experimentan cambios y es el último tramo para el crecimiento corporal. Por ello, los beneficios de la actividad física son, principalmente, los siguientes:
• Ayuda a mantener un peso adecuado.
• Mejora la calidad del sueño.
• Disminuye el estrés.
• Fortalece el funcionamiento del corazón.
• Mejora la capacidad respiratoria.
• Fortalece los huesos.
• Ayuda a mantener la fuerza muscular y la elasticidad de las articulaciones.
Es necesario mantener un equilibrio entre las demandas y los requerimientos de nuestro
organismo de acuerdo con la actividad que se realiza, el desgaste físico o las necesidades (fisiológicas, biológicas y metabólicas) con la ingesta de alimentos. Este equilibrio puede ser afectado por diversos factores: edad, sexo, actividad física, situación de salud, educación, cultura o el estado psicosocial.