Resumen Artículos

El Ciclo de Indagación y Aplicado

Ciclo de Consulta:Integrado
Marcos para estudios de campo en
las Ciencias Ambientales
PETER FEINSINGER, IRALYS VENTOSA RODRÍGUEZ, ANDREA E. IZQUIERDO Y SILVANA BUZATO

Los estudios empíricos basados en el lugar siguen siendo el modo de investigación de la mayoría de los científicos de campo ambientales. Por su propio
bien y el de los análisis sintéticos basados en ellos, dichos estudios deben seguir marcos rigurosos e integrados para formular, diseñar, ejecutar, analizar,
interpretar y reportar investigaciones. El ciclo de indagación y el ciclo de indagación aplicada brindan tales marcos: preguntas de investigación que cumplen
con pautas estrictas, diseño de investigación siguiendo 17 pasos detallados y secuencias ordenadas de reflexiones sobre los datos que comienzan con las
posibles causas de sus tendencias generales y excepciones (valores atípicos) y luego consideran posibilidades que implican otras escalas
espaciotemporales. El ciclo de indagación aplicada evalúa las pautas de gestión alternativas basadas en el lugar. En estos estudios, la reflexión sobre los
resultados puede conducir a la implementación de la alternativa más prometedora examinada, el seguimiento de las consecuencias y la participación en la
gestión adaptativa. La integración de principio a fin y las numerosas comprobaciones de la realidad de los dos marcos brindan a los investigadores de
campo herramientas para llevar a cabo las mejores investigaciones de campo posibles, o las menos defectuosas.

Palabras clave: ciclo de indagación aplicado, conservación de la biodiversidad, marcos de investigación en ecología, estudios de campo en ciencias
ambientales, ciclo de indagación

“No nos faltan modelos fabulosos y supercomputadoras; lo que

nos falta en muchos casos son buenos datos de campo para
conectar a los modelos”. et al. 2018) incorporan los resultados de numerosas investigaciones
-Reed F. Noss (1996, p.2)
Los estudios de campo empíricos a escala local siguen siendo
indispensables para el progreso continuo de las ciencias
ambientales (Noss 1996, Lindenmayer y Likens 2011, Fischer et al.
2011, 2012, Tewksbury et al. 2014, Ríos-Saldaña et al. 2018). Por un
lado, los estudios de campo basados en el lugar pueden avanzar
significativamente en la comprensión y el manejo efectivo de los
paisajes donde se desarrollan (Lawton 1996,1999, Noss 1996,
Arlettaz et al. 2010, Ricklefs 2012, Ríos-Saldaña et al. .2018,
Sutherland et al. 2019). Por otro lado, proporcionan la materia prima
para análisis sintéticos (Ríos-Saldaña et al. 2018) o intensivos en
datos (Elliott et al. 2016) que incorporan simultáneamente resultados
de numerosas investigaciones de campo basadas en el lugar y son
cada vez más comunes en las ciencias ambientales tanto básicas
como aplicadas (Fischer et al. 2011,2012, Carmel et al. 2013,
McCallen et al. 2019). Por ejemplo, el modelado macroecológico
intensivo en datos impulsa la exploración de patrones a gran escala
en ecología básica (Elliott et al. 2016, Connolly et al. 2017).
Metanálisis (Gurevitch
primarias que tratan un tema determinado en ciencia básica o aplicada.
Documentar los cambios ambientales acelerados en todo el mundo
vinculados a las actividades humanas y buscar medios realistas para
desacelerarlos (Ripple et al. 2017) implica esfuerzos intensivos en datos
que involucran estudios basados en el lugar de una gran variedad de
ciencias ambientales que van desde la ecología hasta las ciencias sociales
(Eigenbrode et al. 2007, Anderson et al. 2015).
Claramente, la confiabilidad y el rigor científico de los estudios de campo
empíricos basados en el lugar deberían preocupar tanto a los científicos
que los llevan a cabo como a otros que luego incorporan sus resultados en
estudios sintéticos intensivos en computadora. En principio, la confiabilidad
y el rigor científico de cualquier investigación científica empírica dependen
de qué tan cerca siga la secuencia de cinco pasos diagramados en la figura
1, comenzando con una pregunta de investigación cuidadosamente
enmarcada y continuando con propuestas críticas y de gran alcance
catalizadas por la resultados del estudio. Estas propuestas, a su vez,
pueden sugerir direcciones nuevas o incluso urgentes para nuevas
investigaciones, o pueden conducir directamente a aplicaciones. El
esquema de la figura 1 puede parecer simplista y obvio. Muchos
investigadores en las ciencias ambientales, que incluyen pero no se limitan
a la conservación

BioScience 70:1065-1081.c Los autores 2020. Publicado por Oxford University Press en nombre del Instituto Americano de Ciencias Biológicas.
Reservados todos los derechos. Para permisos, envíe un correo electrónico a:journals.permissions@oup.com. Publicación de acceso anticipado 7 de
octubre de 2020
doi:10.1093/biosci/biaa108

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Diciembre 2020/Vol. 70 Núm. 12·BioCiencia 1065

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1066 BioScience Diciembre 2020 /Vol. 70 nº 12

Figura 1. Propuesta de los cinco pasos de un estudio de campo

empírico.

biología, ecología, manejo de recursos naturales de todo tipo,

manejo de áreas protegidas, socioecología, agroecología,
ecología de restauración y etnobiología- lo siguen intuitivamente,
y sus publicaciones lo incorporan implícitamente aunque rara
vez explícitamente. Sostenemos que seguir el esquema de la
figura 1 es necesario para llevar a cabo estudios de campo
empíricos confiables y científicamente rigurosos, pero no es
suficiente. ¿Qué está faltando? Pautas claras y detalladas que
son específicas para cada paso pero que también están
integradas en los cinco.

En el presente artículo, proponemos el ciclo de indagación (IC; figura

2a) y el ciclo de indagación aplicada (ApIC; figura 2b) como marcos de
investigación exhaustivamente probados en el campo que definen e
integran explícitamente los cinco pasos de la figura 1. Estos marcos
combinar coherencia, claridad, utilidad práctica y numerosos controles
de realidad explícitos de principio a fin. Muchos recursos existentes
abordan uno o más de los pasos de la figura 1 pero, hasta donde
sabemos, ninguno aborda los cinco. Por ejemplo, textos influyentes
como Ford (2000), Morrison y colegas (2001), Valiela (2001) y Pickett y
colegas

(2007) abordan principalmente los pasos 1-3 (figura 1). Estos
y muchos otros recursos enfatizan que los experimentos de
campo son el mejor medio para responder preguntas de
investigación. Sin embargo, innumerables preguntas de
investigación válidas y urgentes en el campo no se prestan a
experimentos de campo controlados y aleatorios (Morrison et
al. 2001). El diseño y la interpretación de los estudios de
campo no experimentales (observacionales) presentan al
investigador muchos desafíos que ni siquiera abordan textos
clave como Mead (1988), Scheiner y Gurevitch (2001) y
Quinn y Keough (2002). Estos desafíos incluyen la
imposibilidad de controlar la multitud de factores que inciden
en el fenómeno estudiado (cf. Lawton 1999, Gilbert 2011), la
casi imposibilidad de replicar verdaderamente los estudios en
diferentes lugares o tiempos porque dichos factores y sus
efectos varían notoriamente en el tiempo y el espacio, y la
dificultad de intercalar unidades no experimentales de
diferentes tratamientos (Hurlbert 1984, Lawton 1999, Shadish
et al. 2002). Sin embargo, la mayoría de las pautas de IC y
ApIC se aplican por igual a los estudios de campo
observacionales y experimentales, al tiempo que reconocen
explícitamente las diferencias críticas entre los dos desde el
paso 1 (figura 1) hasta el paso 5 y más allá. Como
mostraremos, estas pautas brindan incidentalmente
perspectivas novedosas sobre la pseudoreplicación (Hurlbert
1984), que continúa plagando no solo los estudios
observacionales sino también experimentales en los campos
de investigación de las ciencias naturales y sociales (Hurlbert
2009); remediar el uso errático de la universalmente utilizó los
términos unidad de muestreo y experimento, que han dado lugar a
frecuentes y graves problemas en el diseño y la interpretación de la
investigación; y proporcionar alternativas creativas al uso
inconscientemente laxo del lenguaje que lleva a muchos
investigadores a hacer afirmaciones infundadas cuando extrapolan
más allá de los límites espaciotemporales de sus estudios (figura 1,
paso 5), un error crítico y frecuente apenas debatido en las ciencias
ambientales o en otros lugares (cf. .Nuzzo 2015).
Las limitaciones de espacio permiten solo una presentación esquelética del
IC y ApIC en el presente artículo. Recomendamos encarecidamente a los
lectores interesados que consulten los materiales complementarios para obtener
una presentación mucho más completa. La mayoría de los ejemplos en el
artículo y en los materiales complementarios involucran biología de la
conservación, ecología, manejo de recursos naturales y manejo de áreas
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protegidas porque nuestra propia experiencia involucra esos temas. Sin
embargo, el IC y ApIC se pueden aplicar a estudios empíricos basados en el
lugar. en cualquier ciencia ambiental siempre que los investigadores respeten el
papel crítico que juega la historia natural (Noss 1996, Willson y Armesto 2006,
Ricklefs 2012, Tewksbury et al. 2014), que definiremos en el presente artículo,
con cautela (Martin 2020), para incluir la historia natural de las comunidades
humanas. Nuestro objetivo en este ensayo es presentar a los investigadores de
campo experimentados y novatos el IC y ApIC como herramientas útiles para
concebir y completar las mejores investigaciones posibles, o las menos
defectuosas, basadas en el lugar a su alcance en condiciones reales de campo.
Antes de dilucidar esas herramientas, sin embargo, vale la pena revisar las
diferentes motivaciones de los investigadores para emprender una investigación
de campo a escala local en primer lugar.
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Figura 2.(a) El ciclo de indagación,IC, y (b) el ciclo de indagación aplicada,ApIC,modificado de Feinsinger y colaboradores (2010) y
Feinsinger y Ventosa Rodríguez (2014).
Motivaciones para hacer investigación de campo empírica. Los
científicos ambientales emprenden investigaciones de campo empíricas
basadas en lugares con una variedad de motivaciones que van desde
esfuerzos puramente intelectuales hasta la búsqueda de las mejores
soluciones posibles para problemas prácticos. En el presente artículo,
definimos tres puntos particulares a lo largo de un continuo de
motivaciones (ver Stokes 1997). Más adelante citamos una clasificación
más detallada que se encuentra en el archivo de materiales
complementarios S4.
En la investigación impulsada por la teoría, el investigador primero se
siente intrigado por una teoría o modelo general y luego busca un
sistema de estudio que proporcione las condiciones para probarlo. Por
ejemplo, la hipótesis de la perturbación intermedia (Connell 1978) ha
inspirado numerosos estudios basados en lugares, por ejemplo, los de
Townsend y colegas (1997) sobre macroinvertebrados de arroyos en
Nueva Zelanda y Molino y Sabatier (2001) sobre árboles en la Guayana
Francesa. . La mayoría de los textos que ofrecen consejos sobre cómo
relacionar los estudios empíricos con los paradigmas ecológicos
promueven la investigación basada en la teoría (p. ej., Ford 2000, Valiela
2001, Pickett et al. 2007). Alternativamente, la experiencia previa con un
sistema dado podría haber catalizado el interés del investigador en la
teoría, pero probar esta última, y no la curiosidad sobre el sistema de
estudio en sí mismo, sigue siendo el interés principal. En la investigación
impulsada por la teoría, la preocupación por la historia natural única del
sistema de estudio rara vez aparece explícitamente en los pasos 1 y 2,
al menos, de la figura 1. Sin embargo, descuidar la historia natural local
casi seguramente conducirá a sorpresas, a menudo desagradables. La
observación cuidadosa y de mente abierta del sistema antes de formular
la pregunta de investigación y diseñar el estudio basado en el lugar solo
puede beneficiar una investigación basada en la teoría.
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En la investigación impulsada por la curiosidad (Martínez et al.
2006), las observaciones de campo catalizan la curiosidad del
investigador y generan una investigación para saber más. La teoría
infunde la investigación, pero la curiosidad del investigador permanece
enfocada en el sistema de estudio donde se hizo la observación, no en
su uso como modelo para probar la teoría general. Noss (1996),Willson
y Armesto (2006), Ricklefs (2012), Tewksbury y colaboradores
(2014),Ríos-Saldaña y colaboradores (2018) y muchos otros enfatizan
el papel crítico de conocer y respetar la historia natural del sistema en
estos estudios. Los estudios a largo plazo sobre la ecología del lugar
(p. ej., McDade et al. 1994, Nadkarni y Wheelwright 2000, Billick y Price
2010) personifican la investigación ecológica a escala local impulsada
por la curiosidad.
En la investigación impulsada por soluciones, las observaciones de
campo provocan preocupaciones sobre el sistema observado y
generan ideas novedosas para administrarlo mejor o utilizar sus
elementos. No toda la ciencia ambiental aplicada está impulsada por la
solución. Muchas investigaciones aplicadas documentan problemas
asociados con perturbaciones antropogénicas de todo tipo y analizan
su gravedad, pero no llegan a evaluar alternativas realistas para
soluciones basadas en el lugar (Arlettaz et al. 2010). Tal investigación
impulsada por problemas está motivada por la curiosidad y la ansiedad:
¿Cómo se observan esas perturbaciones que afectan el sistema o un
elemento del mismo, como una especie de ave en peligro de extinción?
Sin embargo, la investigación orientada a la solución evalúa
explícitamente medios alternativos y realistas para resolver o al menos
mejorar el problema, como se detalla a continuación. Implícita o incluso
inconscientemente, la teoría siempre infunde soluciones impulsadas
por
Diciembre 2020 / Vol. 70 Núm. 12·Biociencias 1067
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investigación, pero esta última permanece muy centrada en el
sistema local y en el desarrollo, y luego la implementación, de
directrices para gestionarlo mejor. Comprender la historia natural es
crucial para la investigación impulsada por soluciones (Sevillano et
al. 2010, Tewksbury et al. 2014, Werling et al. 2014, Anderson et al.
2015). Las investigaciones resumidas por Altieri (1995) y Sutherland
y colegas (2019) ejemplifican la investigación basada en el lugar y
basada en soluciones.
llamar la atención de los científicos de campo ambiental y sus
estudiantes sobre el IC maduro (figura 2a) y ApIC (figura 2b) sin
importar el país, el idioma nativo y el paisaje local.
La investigación impulsada por la curiosidad y el ciclo
de indagación
“Los científicos... tienden a dar por sentados los procesos de
pensamiento que impulsan su investigación”.

Origen y ámbito geográfico de la IC y AplC. El desarrollo de 1068 BioCiencia Diciembre 2020 / Vol. 70 No.12
cursos sobre diseño de investigación para científicos de campo
en toda América Latina durante el último cuarto de siglo nos ha
obligado a repensar los marcos, a menudo vagamente definidos,
que previamente habían guiado nuestra propia investigación de
campo basada en la teoría, la curiosidad o la solución, y a
buscar enfoques más explícitos, sentido común y enfoques
coherentes útiles para los diversos participantes en estos
cursos. Con pocas excepciones, los intereses de investigación
de esos participantes (principalmente profesores universitarios,
otros investigadores profesionales, estudiantes de posgrado,
personal de áreas protegidas y agricultores) han sido
impulsados por la curiosidad o la solución más que por la teoría.
Pocas de sus preguntas de investigación basadas en el lugar,
además de las de los agricultores y algunos administradores de
recursos naturales, podrían responderse a través de
experimentos aleatorios controlados. Los textos que se
concentraron casi exclusivamente en el diseño experimental (por
ejemplo, Mead 1988, Schneiner y Gurevitch 2001, Quinn y
Keough 2002, Shadish et al. 2002) no abordó muchos de los
desafíos de la vida real para diseñar estudios observacionales
sólidos. Algo para nuestra sorpresa, descubrimos desde el
principio que el método científico hipotético-deductivo (Krebs
2000, Elliott et al. 2016), que siempre habíamos asumido
implícitamente que enmarcaba nuestra propia investigación,
ayudó poco con la formulación de preguntas de investigación,
paso a paso. 1 de la figura 1, y nada con los pasos 2-5
(Feinsinger 2013). En cambio, comenzó a evolucionar un
enfoque bastante diferente para los estudios de campo,
abordando e integrando los cinco pasos.

Originalmente se propuso una versión primitiva del IC para uso fuera

de la ciencia académica (Feinsinger et al. 1997). Este IC no debe
confundirse con la variedad de enfoques, principalmente para la
pedagogía K-12, que han empleado el ciclo de indagación de etiquetas
desde entonces (Pedaste et al. 2015). El IC, aún primitivo, y un ApIC
primitivo hicieron cameos en un texto sobre diseño de investigación de
campo (Feinsinger 2001). En los años que siguieron, gracias en gran
parte a las críticas constructivas y las ideas de numerosos participantes
del curso con muchos años de experiencia de campo entre ellos, el IC y
ApIC evolucionaron hasta convertirse en marcos detallados para
estudios de campo ambientales basados en el lugar realizados por
profesionales de la investigación experimentados, sus estudiantes y
personal de áreas protegidas, entre otros. Estos desarrollos se
publicaron en español (p. ej., Feinsinger 2004, Feinsinger y Ventosa
Rodríguez 2014; ver el archivo de materiales complementarios S1) no
porque el IC y ApIC funcionen solo en América Latina, sino para
desarrollar recursos escritos para los públicos con los que
interactuamos. la mayoría Estos marcos pueden funcionar en cualquier
lugar, por supuesto. En el presente artículo, esperamos

-E.David Ford (2000:p.6)
Los tres pasos del ciclo de indagación (figura 2a) reflejan el esquema
de la figura 1: pregunta de investigación (paso 1 de la figura 1), acción
(pasos 2-4) y reflexión (paso 5). Como discutiremos más adelante, la
siguiente aclaración también se aplica a la investigación basada en la
teoría y, con algunos cambios importantes, al ciclo de indagación
aplicada para la investigación basada en la solución (figura 2b).
La pregunta de investigación: Introducción. Al comienzo del CI, el
investigador que formula la pregunta de investigación (Ford 2000, Valiela
2001) debe reflexionar explícitamente y articular claramente los procesos
de pensamiento que lo llevaron a ella, como lo indica el sencillo ejemplo
del recuadro 1.
Observación. En el campo, el científico ambiental observa una
característica medible, biológica o socioecológicamente
significativa que parece variar entre entidades reconocibles (p.
ej., individuos o parches de hábitat) o simplemente entre puntos
en el espacio y el tiempo que muestran diferentes condiciones.
Construcción conceptual. La observación desencadena un
concepto teórico, una construcción conceptual (Pickett et al.
2007), que ya existe en la mente del investigador debido a su
formación académica o conocimiento de historia natural. La
construcción conceptual puede ser un paradigma (Graham y Dayton
2002), una generalización (Pickett et al. 2007), una hipótesis como la
hipótesis de perturbación intermedia (Connell 1978), o simplemente
una combinación de experiencia de campo y común. sentido.
Cualquiera que sea su origen, la construcción conceptual tiene un
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alcance global (Krebs 2000, Pickett et al. 2007). No está de ninguna
manera restringida al tiempo, lugar, sistema de estudio, especie o
comunidad en particular donde se realizó la observación. Permite
excepciones, reconociendo la contingencia, la variabilidad y la
historicidad (Loehle 1987, Lawton 1999, Pickett et al. 2007, Price and
Billick 2010, Grant and Grant 2010, Gilbert 2011) que caracterizan la
mayoría de los fenómenos ecológicos y socioecológicos. (ver Anderson
et al. 2015). La construcción conceptual a menudo toma la forma de
“En general, A puede causar B, donde A puede ser un solo factor
causal o una combinación de varios.
Curiosidad basada en el lugar. La combinación de la observación a
escala local y la construcción conceptual a escala global despierta la
curiosidad del investigador sobre el sistema donde se hizo la siguiente
observación: "¿Podría A haber sido la causa de la notable variación en
B observada aquí?" Esta declaración de curiosidad, sin embargo,
todavía no es adecuada como pregunta de investigación. Ya sea que A,
actuando en el pasado, sea o no responsable
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Recuadro 1. La pregunta de investigación propuesta por personal cubano de áreas protegidas durante un curso de 2012, una versión para

niveles discretos (A) y uno para niveles continuos (B) del factor de diseño (ver el texto).

Observación

En el refugio nacional de vida silvestre Delta del Cauto, al sureste de Cuba, anidan ibis blancos (Eudocimus albus) tanto en colonias monoespecíficas
como mixtas. El éxito reproductivo parece variar ampliamente entre los nidos de ibis.
Construcción conceptual

Las aves acuáticas que anidan en colonias a menudo, pero no siempre, logran un mayor éxito reproductivo en grupos de especies mixtas que en grupos
monoespecíficos debido a la mayor diversidad de "sistemas de alerta temprana" y comportamientos de disuasión de depredadores de los primeros.
Curiosidad basada en el lugar
En el refugio nacional de vida silvestre Delta del Cauto, ¿los ibis blancos que anidan con otras aves acuáticas en colonias de especies mixtas podrían
disfrutar de una mejor protección contra los depredadores y, por lo tanto, lograr un mayor éxito reproductivo que los ibis blancos que anidan en colonias
monoespecíficas?
Pregunta de investigación
(A) En el refugio nacional de vida silvestre Delta del Cauto, sureste de Cuba, durante las temporadas reproductivas de 2013-2018, ¿cómo varía el número
promedio de volantones por huevo puesto en nidos de ibis blanco (Eudocimus albus) entre colonias de anidación mixtas y monoespecíficas? ?O (B) en el
refugio nacional de vida silvestre Delta del Cauto, sureste de Cuba, durante las temporadas de reproducción de 2013-2018, ¿cómo varía el número medio
de volantones por huevo puesto en nidos de ibis blanco (Eudocimus albus) entre colonias de aves acuáticas que tienen diferentes proporciones? de nidos
de ibis entre el total?

porque la variación actual de B no puede responderse https://academic.oup.com/bioscience

directamente mediante la investigación realizada hoy. Sin
retroceder en el tiempo, el investigador que lleva a cabo un
estudio no experimental no puede evaluar inequívocamente el
papel de A. Tampoco puede hacerlo el investigador que lleva a
cabo hoy un experimento de campo totalmente controlado y
aleatorio donde A es el factor de tratamiento, que en realidad
está abordando un tipo de consulta muy diferente: “Hoy, ¿A
conduciría a una variación significativa en B en este sistema si
¿Se controlaron todas las demás influencias posibles sobre B?”
El investigador de campo que no logra articular la curiosidad
basada en el lugar, distinguiéndola explícitamente de la
construcción conceptual a escala global por un lado y de la
pregunta de investigación propiamente dicha por el otro, corre el
riesgo de caer en el trampa lógica de afirmar el consecuente -
afirmar que la operación de A en el pasado efectivamente causó
la variación observada hoy en B-, sea o no experimental la
investigación que se lleva a cabo hoy. Uno de los problemas
más frecuentes que hemos encontrado en estudios publicados,
propuestas de investigación y tesis de grado es la suposición, a
menudo inconsciente, de que una consulta que articula una
curiosidad basada en un lugar ya califica como una pregunta de
investigación adecuada. Como muestra el siguiente párrafo, no
es así. Todavía no puede guiar el diseño de la investigación ni
conducir a una respuesta concreta. Además, la misma curiosidad
basada en el lugar puede conducir a numerosas preguntas de
investigación verdaderamente respondibles.

La pregunta de investigación: Directrices. La pregunta de investigación

propiamente dicha debe cumplir con cinco criterios detallados en
Feinsinger (2014) y Feinsinger y Ventosa Rodríguez (2014; ver archivo
de materiales complementarios S1).

(1) La pregunta debe responderse directamente mediante el

registro de datos del sistema en el que se realizó la observación
original.

hecho. La curiosidad basada en el lugar “En el refugio nacional
de vida silvestre Delta del Cauto, ¿podrían los ibis blancos que
anidan en agregaciones de especies mixtas disfrutar de una
mejor protección contra los depredadores y lograr un mayor éxito
reproductivo que los ibis blancos que anidan en grupos
monoespecíficos?” (casilla 1) aún no cumple con este criterio. El
éxito reproductivo podría cuantificarse si se definiera con mayor
precisión, pero la protección contra los depredadores no. Esta
curiosidad basada en el lugar podría catalizar cualquier cantidad
de preguntas de investigación bien definidas y verdaderamente
respondibles, además de las del paso final del recuadro 1.
(2) La pregunta debe ser comparativa (cf. Valiela 2001, Pickett
et al. 2007, Gurevitch et al. 2018). Los experimentos aleatorios
controlados proporcionan datos de unidades experimentales que
el investigador ha sometido a diferentes niveles del factor de
tratamiento. Los estudios observacionales (no experimentales)
proporcionan datos de unidades que ya muestran sus diferentes
condiciones preexistentes (consulte el glosario en el archivo de
materiales complementarios S2). Los datos producidos por preguntas
no comparativas, como las historias de vida de las aves, obviamente
son de gran importancia para la historia natural, pero generalmente
brindan pocas vías para especular sobre posibles factores causales,
relacionar los resultados con la teoría o preguntarse sobre otros
contextos y escalas. Contraste, por ejemplo, los dos preguntas de
investigación en el recuadro 1 con la siguiente pregunta no
comparativa: “En el refugio nacional de vida silvestre Delta del Cauto,
al sureste de Cuba, durante las temporadas reproductivas de 2013-
2018, ¿cuál es el número promedio de volantones por huevo puesto
en nidos de ibis blanco (Eudocimus albus ) que se encuentran en
colonias de especies mixtas? Tal pregunta podría proporcionar datos
valiosos e interesantes en sí mismos. Sin embargo, fallaría en abordar
la curiosidad basada en el lugar o proporcionar aperturas para las
reflexiones de largo alcance que resultarían de una
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Resumen Artículos
pregunta comparativa que involucra un estudio un poco
más ambicioso dentro del mismo paisaje.
(3) La pregunta debe ser capaz de producir una respuesta interesante
que satisfaga la curiosidad del investigador basada en el lugar, al menos
en parte. La respuesta no debería haber sido obvia desde el principio.
Por ejemplo, al eliminar la palabra cómo de la primera pregunta de
investigación en el recuadro 1 queda esto: “En el refugio nacional de
vida silvestre Delta del Cauto, en el sureste de Cuba, durante las
temporadas de reproducción de 2013-2018, el número medio de
volantones por huevo puesto en los nidos de ibis blanco (Eudocimus
albus) varían entre agregaciones de anidación de especies mixtas y
monoespecíficas? Para responder a la pregunta, los investigadores no
necesitan recopilar un solo dato. La respuesta es, sin duda, "Sí, el
número varía", simplemente porque las medias de dos muestras
siempre diferirán, al menos microscópicamente, incluso cuando se
obtienen del mismo población estadística (Johnson 1999). Sin embargo,
simplemente agregar cómo a la pregunta en el cuadro 1 requiere que los
investigadores inviertan tiempo y esfuerzo en diseñar un estudio sólido,
recopilar datos cuantitativos y luego reflexionar sobre el significado
biológico de los resultados.
(4) La pregunta debe ser simple y directa, formulada, o al menos fácil
de formular, en un lenguaje directo comprensible para los legos locales
inteligentes. Este criterio requiere que los investigadores de campo
estén dispuestos y sean capaces de evitar un lenguaje técnico que nadie
fuera de su especialidad pueda entender y luego participar en un
intercambio productivo de ideas con la comunidad local. Este criterio
tiene el beneficio adicional de requerir que los investigadores aclaren
sus propios ideas (ver Pinker 2014). En nuestra experiencia, los
investigadores que tienen problemas para cumplir con esta directriz no
entienden realmente lo que están haciendo o por qué. En el presente
artículo, cualquier elemento de las preguntas de investigación del
recuadro 1 que parezca demasiado técnico para algunos profanos
podría reformularse fácilmente.
(5) La pregunta debe ser coherente con los tres procesos de
pensamiento que la precedieron. Es decir, la observación inicial debe
prever los elementos de lo que se comparará (criterio 2) y lo que se
registrará en cada unidad comparada (criterio 1), tal como lo especificó
la pregunta de investigación. Las propuestas de causa-efecto del
constructo conceptual y la curiosidad basada en el lugar también deben
estar lógicamente relacionadas con esos elementos. El ejemplo de la
vida real en el recuadro 1 cumple con este criterio.
El cumplimiento de los cinco criterios es fundamental, ya que la
redacción exacta de la pregunta de investigación condicionará el diseño
del estudio, el análisis y la presentación de los datos, y la interpretación
y extrapolación de los resultados (Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014;
archivo de materiales complementarios S1). Casi siempre, la frase más
concisa, precisa y eficaz para cumplir con los criterios 1 y 2 (consulte el
glosario en el archivo de materiales complementarios S2) es “¿Cómo
varía Y (qué registrar: la variable de respuesta) entre las unidades i del
diferentes niveles (condiciones, tratamientos) de X (el factor de diseño o,
en experimentos aleatorios, el factor de tratamiento)?" (Feinsinger
2014). Note el cambio de símbolos de A y B en la construcción
conceptual
1070 BioScience Diciembre 2020 /Vol. 70 nº 12
a X e Y en el presente ejemplo. Y es a menudo casi sinónimo de B,
aunque se define con mayor precisión, pero X es sinónimo de A sólo
en un experimento controlado y verdaderamente aleatorizado. También
tenga en cuenta que esta redacción garantiza que la pregunta de
investigación sea abierta, en contraste con una predicción direccional
derivada de una hipótesis científica direccional. Volvemos al significado
de esta distinción al final de este ensayo.
“La mayoría de las personas van al campo con solo una vaga impresión de
lo que harán, cómo lo analizarán y por qué lo harán”.
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-William J.Sutherland (2006:p.1)
Acción: Diseñar la investigación. Las pautas de la sección anterior
aseguran que los investigadores de campo confronten y resuelvan la
tercera preocupación en la cita de Sutherland (2006), “por qué lo están
haciendo”, pero aún no resuelven la “impresión confusa” con respecto
a lo que harán. hacer y cómo lo analizarán. Los investigadores deben
disipar por completo esa neblina antes de embarcarse en el estudio de
campo propiamente dicho. Deben diseñar todos los aspectos de la
investigación antes de registrar el primer dato del estudio propiamente
dicho (cf. Nuzzo 2015), solo entonces emprender la recolección de
datos siguiendo fielmente el diseño, y al finalizar el estudio analizar y
presentar los resultados con mucho cuidado( figura 2a, 2b).
El diseño de investigación tiene dos definiciones complementarias
(Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014; ver también Boitani y Fuller 2000, Ford
2000, Valiela 2001, Sutherland 2006). (a) El diseño es el proceso de ajustar la
recopilación de datos a lo que dicta la redacción de la pregunta de
investigación, o de ajustar la redacción de la pregunta de investigación a lo que
permite la recopilación de datos. (b) El diseño es la búsqueda de los medios
para obtener la representación más fiel de lo que realmente deseas saber. A
primera vista, estas definiciones pueden parecer simplistas y triviales. Sin
embargo, al aplicarlos a propuestas de investigación y publicaciones, los
lectores pueden encontrar, como hemos encontrado, un número sorprendente
de casos en los que los diseños de investigación no fueron adecuados para
responder a las preguntas planteadas o en los que proporcionaron
representaciones infieles de lo que los investigadores deseaban saber. Como se
ilustrará más adelante, tener en cuenta las dos definiciones al diseñar la
investigación puede beneficiar significativamente las investigaciones de campo
de los científicos ambientales.
El proceso completo de diseño de investigación para el IC y ApIC consta de
diecisiete pasos (archivo de materiales complementarios S3) que se aplican a
experimentos de campo aleatorios y controlados, así como a estudios
observacionales. Tratar concienzudamente los desafíos conceptuales o
prácticos de un solo paso a menudo conduce a un ajuste de la pregunta de
investigación. Lidiar concienzudamente con los desafíos de los diecisiete casi
siempre produce una pregunta de investigación completamente reescrita
considerablemente más precisa y realista que la versión original que "solo"
necesitaba cumplir completamente con las cinco pautas que se acaban de
discutir (Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014; archivo de materiales
complementarios S1 ). En el
https://academic.oup.com/bioscience

presente artículo, destacamos brevemente tres de los muchos temas
críticos abordados durante este proceso.
Tener en cuenta el tiempo y el espacio. Los investigadores deben
comparar el lapso de tiempo disponible para el estudio con el ritmo de
los procesos ecológicos o socioecológicos involucrados en la
construcción conceptual y la curiosidad basada en el lugar, luego
reflexionar sobre cómo y si podrán interpretar o aplicar objetivamente los
resultados (cf. Guerrero et al.2013). Por ejemplo, numerosos estudios,
que suelen durar un año o menos, examinan la relación entre la tala
selectiva y la avifauna en los bosques tropicales y subtropicales. La
mayoría de estos estudios comparan grupos de control de bosques
primarios con concesiones forestales taladas en un momento dado en el
pasado (Barlow et al. 2007: tabla 1); pocos estudios incluyen parcelas
taladas de diferentes edades. La sucesión ecológica que sigue a la tala
selectiva u otra perturbación no es instantánea de ningún modo,
mientras que una o dos décadas después de la tala selectiva, la
evidencia de que la tala tuvo lugar puede ser apenas detectable. Por lo
tanto, los investigadores que comparan bosques de control no talados
con concesiones recién taladas muy probablemente sobrestimarán los
efectos a mediano y largo plazo de la tala selectiva en las aves del
bosque, mientras que los investigadores que comparan grupos de
control con concesiones taladas hace más de 20 años probablemente
probablemente subestime los efectos inmediatos y a corto plazo de la
tala.
Cualquiera que sea el ritmo de los procesos subyacentes
involucrados, la pregunta de investigación para cualquier estudio de
campo debe establecer explícitamente los límites temporales y
espaciales del estudio, como en el ejemplo del recuadro 1. Este detalle
crítico ayuda a eliminar afirmaciones infundadas durante la segunda fase
de reflexión (figura 2a, 2b; ver más abajo).
Distinguir Y de X, detalle X. Anteriormente, propusimos que la
mayoría de las preguntas de investigación podrían seguir mejor la
forma genérica: "¿Cómo varía Y (la variable de respuesta) entre las
unidades i de los diferentes niveles de X?" donde X es el factor de
diseño o, en experimentos controlados y aleatorizados, el factor de
tratamiento (archivo de materiales complementarios S2). El
investigador debe separar explícitamente todos los elementos de
diseño que pertenecen a X de aquellos que pertenecen a Y, y definir
completamente esos aspectos de X antes de pensar más en Y.
Para definir X, el investigador especifica el factor o factores de diseño
(en experimentos, el factor o factores de tratamiento) y luego los niveles
(tratamientos experimentales) en sí, o todas las combinaciones posibles
de niveles si se trabaja con ≥ 2 factores. Los niveles del factor de diseño
pueden ser discretos o continuos (archivos de materiales
complementarios S2 y S3). La pregunta de investigación A en el cuadro
1 especifica dos niveles discretos: colonias de anidación de especies
mixtas y colonias monoespecíficas. La pregunta B especifica niveles
continuos. Cualquiera de las opciones requiere una gran cantidad de
colonias, muchas réplicas para cada nivel discreto (pregunta A) o una
variedad de colonias, cada una con su nivel único de la proporción de
nidos de ibis blancos entre el total de la agregación (pregunta B). Cada
colonia de anidación es una unidad i de la comparación, es decir, la
unidad de comparación (unidad de respuesta en Feinsinger 2001).
Al definir la unidad de comparación y asegurar su independencia
biológica o socioecológica de los vecinos
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Resumen Artículos
unidades, los científicos de campo ambiental deben prestar atención estricta
al punto de vista de los organismos u otros fenómenos involucrados, ya sea
que el estudio sea observacional o experimental. A veces, X presenta
unidades de comparación fácilmente reconocibles i, por ejemplo, "colonias
de anidación de solo ibis blanco" y "colonias de anidación de ibis blanco y
otras especies de aves acuáticas" (recuadro 1, pregunta A). Al muestrear
solo colonias con distancias mínimas adecuadas entre sí, por ejemplo, al
menos 200 metros o lo que sugiera su experiencia de historia natural, los
investigadores pueden lograr una independencia biológica razonable entre
sus unidades de comparación. Sin embargo, en numerosos estudios
ambientales de campo, tanto observacionales como experimentales, X
presenta a los investigadores un continuo que carece de unidades de
comparación reconocibles. Al darse cuenta de que X presenta un continuo
guest on 25 May 2023
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donde las unidades de comparación i no se destacan, los investigadores a
menudo eluden el problema y asumen implícitamente que las "unidades de
muestreo" que emplean para el propósito muy diferente de obtener Y (ver
más abajo y Hurlbert 1990) servirán muy bien como unidades de
comparación para X. Esta confusión puede tener serias consecuencias para
el análisis y la interpretación de datos, como se discutirá más adelante. En
cambio, si X no presenta unidades de comparación fácilmente reconocibles,
los investigadores deben definir unidades de comparación arbitrariamente
(cuadro 2), decidir sobre sus dimensiones espaciales o temporales
aproximadas e imponer una distancia mínima o un lapso de tiempo entre
una y otra unidad de comparación arbitraria para lograr independencia
biológica o socioecológica en la medida de lo posible (cuadro 2, archivos de
materiales complementarios S1-S3).
Habiendo definido explícitamente la naturaleza de las unidades de
comparación, ya sean naturales o arbitrarias, a continuación, el investigador
esboza su disposición provisional en el espacio o el tiempo (archivos de
materiales complementarios S1-S3). Las unidades de comparación de
diferentes niveles, ya sean discretas o continuas, deben estar verdaderamente
intercaladas (Hurlbert 1984) para minimizar el riesgo de contaminar el análisis y
la interpretación de datos con factores de confusión (Mead 1988). Si las
colonias de anidación de especies mixtas y monoespecíficas en el Delta del
Cauto se intercalan de forma natural (recuadro 1), los investigadores pueden
seleccionar fácilmente las unidades de comparación para evaluar mediante
muestreo al azar, pero al azar con los ojos abiertos. El muestreo aleatorio ciego
podría conducir a unidades de comparación que se segregan innecesariamente
en el espacio (Hurlbert 1984: figura 1, B1-B3), como el resultado improbable
pero posible de que todas las colonias de especies mixtas seleccionadas estén
en una orilla de la bahía y todas monoespecíficas. colonias por el otro.
Sin embargo, a veces las unidades de comparación se segregan
naturalmente en el espacio o el tiempo y la intercalación no es posible. ¿Qué
pasaría si todas las colonias mixtas de aves acuáticas con nidos de ibis blanco
(recuadro 1) realmente se dieran en una sola orilla del Delta del Cauto y todas
las colonias monoespecíficas solo en la orilla opuesta? Con respecto a la
pregunta A del recuadro 1, las colonias de un nivel dado ya no serían réplicas
sino pseudoréplicas tal como las define Hurlbert (1984: figura 1, B1-B3), la
ruina de innumerables estudios en medio ambiente y ciencias sociales (Hurlbert
1984, 2009, Davies y Gray 2015, Colegrave y Ruxton 2018, Spurgeon 2019).
Diciembre 2020 / Vol. 70 N°12·Biociencias 1071
Resumen Artículos

Recuadro 2. La lógica de siempre definir e identificar unidades de comparación aun cuando sean invisibles (modificado de Feinsinger y
Ventosa Rodríguez 2014).

(1) El factor de diseño o tratamiento, o cada factor de diseño o tratamiento si hay al menos dos, consta de diferentes niveles, ya sea al menos dos niveles
discretos o un número potencialmente infinito de niveles continuos.

(2) Debe haber muchas unidades de comparación, independientes entre sí a la escala de la pregunta de investigación.

(a) Si los niveles son discretos, debe haber muchas unidades de comparación independientes para cada uno o para cada combinación de niveles si
hay al menos dos factores de diseño o tratamiento. Aquellas unidades de comparación que comparten el mismo nivel discreto, o la misma
combinación de niveles, son réplicas.

(b) Si los niveles son continuos, simplemente debe haber muchas unidades de comparación que abarquen la gama completa de niveles posibles. El
término réplica no se aplica.

(3) Por lo tanto, las unidades de comparación deben estar claramente definidas e identificadas.

(a) Si lo que está comparando ya presenta unidades de comparación naturales que son claramente reconocibles, el único requisito es que sean
biológica o socioecológicamente independientes entre sí.

(b) Si lo que está comparando no presenta unidades de comparación naturales y claramente reconocibles, debe definir e identificar unidades de
comparación arbitrarias en el espacio o el tiempo de acuerdo con tres criterios:

(i) historia natural (en particular, los puntos de vista espacial y temporal de lo que está estudiando),

(ii) sentido común, y

(iii) independencia biológica o socioecológica entre las unidades de comparación a la escala de su pregunta de investigación.

En tales casos, que son más comunes de lo que los científicos

ambientales podrían desear, la pseudoreplicación se puede superar, con
un costo, al referirse a la primera definición de diseño de estudio: ajustar
la redacción de la pregunta a lo que permite la recopilación de datos. En
este ejemplo, el ajuste a la pregunta A (casilla 1) que requiere la
inevitable segregación espacial de colonias mixtas y monoespecíficas
sería el siguiente: “En el refugio nacional de vida silvestre Delta del
Cauto, sureste de Cuba, durante las épocas reproductivas de 2013 -
2018 ¿Cómo varía el número medio de volantones por huevo puesto en
nidos de ibis blanco (Eudocimus albus) entre colonias de anidación
mixtas en la orilla norte del Delta del Cauto y colonias de anidación
monoespecíficas en la orilla sureste?” Con esta nueva redacción, las
colonias de anidación monoespecíficas en la costa sureste y las colonias
de especies mixtas en la costa norte ya no son pseudoréplicas. Son
verdaderas réplicas de dos niveles del factor de diseño, pero ahora son
el nivel “colonias de anidación de especies mixtas en la costa norte” y el
nivel “colonias de anidación monoespecíficas en la costa sureste”. ¿El
costo? Los investigadores deben reconocer explícitamente que están
comparando colonias de anidación no solo de diferente composición de
especies, sino también de dos paisajes que difieren en vegetación,
exposición a los vientos dominantes y casi con certeza otras
características que pueden afectar el éxito de la anidación, como la
abundancia de depredadores de nidos. En esencia, están comparando
manzanas y naranjas. Cualquier publicación o informe sobre este estudio
debe enfatizar claramente esta advertencia en todo momento, desde la
redacción del título y el resumen hasta el último párrafo de la discusión
(ver más abajo).
1072 BioScience Diciembre 2020 /Vol. 70 No.12
Los diseños segregados pueden ocurrir tanto en el tiempo como en
el espacio. Considere la siguiente pregunta: “En este bosque
subtropical siempre verde, ¿cómo varía la distribución por edades y la
abundancia general de roedores de la especie S capturados en
trampas vivas Sherman entre semanas en la estación lluviosa y
semanas en la estación seca de 2026?” Los investigadores pueden
identificar fácilmente las unidades de comparación como diferentes
semanas en la temporada de lluvias separadas entre sí por un lapso
de varios días, y diferentes semanas en la estación seca igualmente
separadas entre sí, pero es evidente que no es posible intercalar las
unidades de comparación.
En resumen, cuando los investigadores cuyas preguntas de investigación
originales habían supuesto que las unidades de comparación podían estar
intercaladas en el tiempo y el espacio descubren que en realidad están
segregadas, deben ajustar la pregunta de investigación a esta realidad no
deseada y luego emplear el término diseño segregado (Hurlbert 1984). ) sin
mencionar la pseudoreplicación o la dependencia (Colegrave y Ruxton
2018). Los dos últimos términos ahora se obvian por los ajustes a la
pregunta.
Distinga Y de X: detalle Y. Todos los elementos de X ahora están en
su lugar: factor de diseño y niveles, definición de unidades de
comparación y diseño provisional. En este punto, pero no antes, el
investigador centra su atención en la variable de respuesta Y: Al llegar
a una determinada unidad de comparación i, qué debe registrarse y
por qué medios, cuándo, dónde y cuántas veces antes de pasar a otra
comparación ¿unidad? En resumen, para caracterizar una unidad de
comparación dada i por su valor particular de Y, el investigador
emplea un método de campo seleccionado una o más veces para
obtener un dato o varios datos, respectivamente (Hurlbert 1990, https://academic.oup.com/bioscience
Feinsinger 2001,
 Resumen Artículos

Valiela 2001). ¿Cuándo y dónde? En la unidad o unidades de https://academic.oup.com/bioscience

evaluación, cuyo concepto y definición son totalmente distintos a
los de la unidad de comparación (Hurlbert 1990). Los textos
indicados en el archivo de materiales complementarios S1
discuten en profundidad los criterios para elegir la variable de
respuesta y los métodos de campo utilizados para obtenerla,
siempre teniendo en cuenta la segunda definición de diseño de
investigación: la búsqueda de los medios para obtener la
representación más fiel de qué es lo que realmente deseas
saber. Los pasos 9 a 12 en el archivo de materiales
complementarios S3 reforzados por el glosario en el archivo de
materiales complementarios S2 resumen esa discusión. En el
presente artículo, discutimos solo el concepto de unidades de
evaluación, la importancia de distinguirlas de las unidades de
comparación y la urgente necesidad de ir más allá del lenguaje
impreciso que tan a menudo ha confundido el análisis y la
interpretación de los datos de campo (Hurlbert 1984, 1990). ).

A primera vista, las unidades de evaluación en algunos

estudios de campo pueden parecer coincidir con las unidades de
comparación. Considere la simple pregunta de investigación
socioecológica “En la comunidad andina C, octubre-noviembre
de 2026, ¿cómo varían las percepciones sobre la conservación
versus la eliminación del oso de anteojos (Tremarctos ornatus)
entre agricultores de 25 a 45 años de edad con campos de
maíz, que a menudo son invadidos? por osos hambrientos y
vecinos del mismo grupo de edad cuyos cultivos no son
atractivos para los osos? La unidad de comparación es
claramente un agricultor de uno u otro grupo. La unidad de
evaluación es mucho más precisa. Es el agricultor en el
momento de la entrevista. Mañana el agricultor seguirá siendo la
misma persona (unidad de comparación) pero sus percepciones
pueden haber cambiado de la noche a la mañana. Ahora
considere la simple pregunta: "En este limonero expuesto a los
vientos predominantes del oeste, en esta fecha, ¿cómo varía el
daño causado por los herbívoros invertebrados entre las hojas
del cuadrante occidental expuesto (225°-315°) y las del
cuadrante oriental protegido (45°)?" -135°)?” La unidad de
comparación es claramente una hoja en uno u otro cuadrante.
La unidad de evaluación es esa hoja en el momento en que se
registra el dato de daño por herbívoro. A la mañana siguiente la
misma hoja (unidad de comparación) podría acumular daño
adicional.

A menudo, sin embargo, las dimensiones no sólo temporales sino

también espaciales de las unidades de evaluación son claramente
mucho más pequeñas que las de las unidades de comparación. En tales
casos, los investigadores frecuentemente realizan submuestras.
Emplean múltiples unidades de evaluación dentro de una sola unidad de
comparación i para obtener un valor representativo de Y para esa unidad
de comparación en su conjunto. En el estudio del recuadro 1, la unidad
de comparación, una colonia de anidación de aves acuáticas
determinada, incluirá varios nidos de ibis blancos. Un nido de ibis blanco
dado dentro de esa colonia, desde la puesta de huevos hasta el
emplumamiento, es una unidad de evaluación y proporciona un dato: el
número de crías emplumadas por huevo puesto en ese nido.
¿Proporcionará este dato un valor representativo de Y en todo el
conjunto de nidos de ibis blancos en esa colonia, que es la unidad de
comparación? Casi seguro que no. Para obtener ese valor
representativo, los investigadores deberán evaluar el éxito reproductivo
en muchos nidos de ibis blancos de esa colonia; es decir, deben
submuestrear.
 evaluación y unidades de comparación abundan en la literatura.
Además, la confusión entre múltiples unidades de evaluación
Las unidades de evaluación no siempre son tan fáciles de precisar
(submuestras) y múltiples unidades de comparación, la forma más
como un agricultor en un momento dado, una hoja en un momento
común de pseudoreplicación (HHurlbert 1984: figura 5) , caracteriza
dado o un nido de ibis blanco desde que pone huevos hasta que
innumerables estudios ambientales de campo. Estos incluyen la
empluma. Los investigadores que comparan parches grandes y
mayoría de los estudios sobre los efectos de la tala selectiva en la
visiblemente distintos de bosque tropical talado y no talado (X) y
fauna (Ramage et al. 2012) y otros fenómenos a gran escala en los
cuantifican la densidad de plántulas para una especie de árbol clave
que es difícil obtener muchas unidades de comparación (Barlow et al.
en cada uno (Y) también necesitarán emplear unidades de evaluación
2007, Davies y Gray 2015). Esta confusión, sin embargo, también
mucho más pequeñas dentro de cada parche de bosque, pero estos
aparece en muchos estudios sobre fenómenos de menor escala en los
será arbitrario, por ejemplo, siete parcelas de 100 metros cuadrados
que en realidad habría sido factible obtener muchas unidades de
(es decir, siete submuestras) o diecisiete parcelas de 40 metros
comparación verdaderas (Hurlbert 1984,2009,Hurlbert and White
cuadrados (es decir, diecisiete submuestras) dispersas aleatoriamente
1993, Hurlbert and Meikle 2003,Spurgeon 2019). Si su pregunta de
dentro de cada parche. Otras unidades de evaluación arbitrarias
investigación es "en mayo de 2027, ¿cómo varía la altura entre
comúnmente utilizadas en ecología de campo y biología de la
machos y hembras adultos de esta población de jirafas en Kenia?"
conservación, por ejemplo, incluyen el área o el volumen muestreado
medir diligentemente la altura de una mujer 99 veces y la de un
por transectos (cualquiera que sea la biota involucrada), muestras de
hombre 99 veces no proporciona un tamaño de muestra de n=99 para

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suelo cilíndricas de volumen estándar para invertebrados del suelo,
Surber o muestras de redes de protección. para los
macroinvertebrados bentónicos, el espacio de aire muestreado por
una red de niebla durante una mañana para las aves o durante una
noche para los murciélagos, el área del suelo muestreada por dos
líneas de intersección de trampas para artrópodos terrestres o
herpetofauna, y el área del sotobosque del bosque muestreado por
líneas de cámaras trampa para mamíferos terrestres medianos y
grandes.
Ninguna de las unidades de evaluación arbitrarias que se
acaban de enumerar, cuyo propósito es obtener Y, califica como
una unidad de comparación de X. Sin embargo, afirmaciones
como “utilizamos rejillas de muestreo [de redes de niebla para
capturar murciélagos] como unidad de replicación” (Peters et al.
2006) y otras confusiones no intencionales entre unidades de
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cada género.
La culpa de la confusión entre unidades de comparación y unidades
de evaluación es del lenguaje, no de los investigadores. El término
omnipresente unidad de muestreo y sus sinónimos (p. ej., unidad de
seguimiento; Davies y Gray 2015) son los principales culpables.
Algunos autores (p. ej., Manly 1992, Boitani y Fuller 2000, Davies y
Gray 2015, Colegrave y Ruxton 2018) utilizan “unidad de muestreo” o
un sinónimo en el sentido de comparación o unidad experimental i de
X. Otros (p. ej., Hurlbert 1984, Sutherland 2006, Spurgeon 2019) usan
el término en el sentido de la unidad de evaluación utilizada para
obtener Y. Otros más
Diciembre 2020/Vol. 70 Núm. 12·Biociencias 1073
Resumen Artículos

utilizar “unidad de muestreo” y sus sinónimos indistintamente. El resto del análisis de datos se centra en el núcleo de la pregunta
Por ejemplo, en el libro clásico y muy influyente de Krebs de investigación: los valores de Y entre las unidades de comparación
(1998), "unidad de muestreo" se refiere con mayor frecuencia de los diferentes niveles de los factores de diseño X
a lo que es claramente una unidad de evaluación, como un
cuadrante o un volumen fijo de agua. Sin embargo, en otros 1074 BioCiencia Diciembre 2020 / Vol. 70 nº 12
puntos del texto, “unidad de muestreo” se refiere en cambio a
una unidad experimental o de comparación, y el tamaño de la
muestra n se define dos veces en el texto como el número de
unidades de muestreo elegidas de la población estadística de
N unidades de muestreo.

Proponemos que los investigadores de campo en todas las

ciencias ambientales y otras descarten el término “unidad de
muestreo” y diferencien explícitamente entre las unidades de
comparación para X y las unidades de evaluación para Y, para
nunca volver a confundir las dos. . Definir claramente las
unidades de comparación (incluso si, o especialmente si, estas
deben ser arbitrarias) y decidir provisionalmente sobre el tamaño
de la muestra y el diseño espacial o temporal antes de comenzar
a pensar en las unidades de evaluación debería ayudar a reducir
la frecuencia de los pseudo. -Diseños replicados destacados por
la figura 5 de Hurlbert (1984).

Acción: Analizar y presentar los datos. La decisión sobre los

medios de análisis y presentación de datos debe planificarse
provisionalmente durante el proceso de diseño (figura 2a, 2b), no
durante o después del estudio de campo. La elección de
submuestrear o no, que acabamos de analizar, desempeñará un
papel fundamental. Al final del trabajo de campo, si no se ha
realizado ningún submuestreo, el dato único obtenido de la
unidad de evaluación única para cada unidad de comparación i
ya proporciona el valor de Y para esa unidad de comparación.
Sin embargo, si hubo submuestreo, el dato obtenido de una
unidad de evaluación es un dato básico, aún no Y (archivo de
materiales complementarios S2). El investigador debe calcular
una estadística de resumen, el dato derivado (que no debe
confundirse con la "variable derivada" de Valiela 2001) en todas
las unidades de evaluación de una unidad de comparación
determinada. El dato derivado entonces representa Y para esa
unidad de comparación i como un todo. En resumen, cada
unidad de comparación se caracteriza por un dato, y solo uno,
para una determinada variable de respuesta Y (Hurlbert 1984,
Spurgeon 2019), ya sea que ese dato provenga de una única
unidad de evaluación o de muchas submuestras. Por supuesto,
algunas preguntas de investigación especifican dos o más
variables de respuesta Y que difieren en importancia biológica o
socioecológica y que se pueden calcular a partir de los mismos
datos básicos. Considere un estudio de herbivoría en
agroecología donde una planta de cultivo es la unidad de
comparación, submuestreada por muchas hojas cada uno
proporciona un dato básico sobre el porcentaje de tejidos
dañados o eliminados por herbívoros invertebrados. Las
opciones para el dato derivado Y para caracterizar la unidad de
comparación (planta) como un todo incluyen la frecuencia de la
herbivoría (proporción de hojas dañadas), la intensidad de la
herbivoría (media o mediana del tejido eliminado o dañado, a
través de las hojas) o la variabilidad en la intensidad ( coeficiente
de variación en el tejido removido o dañado, a través de las
hojas). Cada dato derivado representa una faceta diferente de la
relación planta-herbívoro.

(Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014; archivo de materiales
complementarios S1). Ya sea que los niveles del factor de diseño
sean discretos o continuos, el gráfico, o los gráficos del ejemplo
de herbivoría anterior, deben presentar ese punto de datos para
todas y cada una de las unidades de comparación i
(Weissgerber et al. 2015, Matejka y Fitzmaurice 2017). Después
de todo, la pregunta de investigación es “¿Cómo varía Y entre
las unidades de comparación i de los diferentes niveles de X?”.
No es “¿En promedio, cómo varía Y entre los diferentes niveles
de X?” o incluso “En promedio ( ± la desviación estándar),
¿cómo varía Y entre los diferentes niveles de X?” Un solo dato
atípico puede generar nuevas direcciones de investigación,
como se enfatiza en la siguiente subsección.
“La reflexión es vital para cuestionar suposiciones y aprender
de la experiencia”.
-Joern Fischer y colegas (2012:p.473)
Reflexión sobre los datos y mucho más allá. La reflexión en el IC
(figura 2a) debe parecerse a la sección de discusión crítica,
minuciosa y bien escrita de una publicación, tesis o informe
ejemplar y viceversa. El investigador se prepara para este paso
revisando el gráfico o gráficos de los datos, un dato de Y por
unidad de comparación i, con dos preguntas en mente. ¿Cuáles,
si las hubo, fueron las tendencias notables entre los datos (Y)
con respecto al factor de diseño X? Y, ¿cuáles fueron las
excepciones más notables a esas tendencias, es decir, los datos
atípicos? Esta contemplación de los datos cataliza una
secuencia ordenada de reflexiones sobre todas las causas
posibles de dichas tendencias y valores atípicos, seguida de
extrapolaciones creativas pero matizadas a tiempos futuros y, en el IC,
a escalas espaciales mucho más amplias y también a diferentes
contextos. Las diversas propuestas de este paso vital (figuras 1 y 2)
son especulativas y su lenguaje debe reflejarlo. ¿Por qué? Porque
“hay razón para dudar de cualquier afirmación que no sea el resultado
directo de una obra terminada” (Rodríguez 1840, traducido por los
autores). Los investigadores no pueden éticamente hacer afirmaciones
definitivas más allá de la “obra terminada, que consiste en la muestra
particular de datos tomadas dentro de los límites espaciales y
temporales explícitamente definidos del estudio (Feinsinger 2012,
2014). En cambio, las reflexiones deben emplear una redacción como
la que proponemos que, muy probablemente, posiblemente,
probablemente, casi seguro, podría, podría haber, podría haber, y
podría tener. Admitir la incertidumbre de ninguna manera disminuye la
guest on 25 May 2023
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creatividad. Por el contrario, fomenta la creatividad y más: La flecha
que conecta los pasos de reflexión y pregunta en la figura 2a indica
que casi todas las reflexiones pueden y deben generar ideas para
nuevas investigaciones. el presente artículo, discutimos esa flecha en
la figura 2a y luego su análogo en la figura 2b.
La construcción conceptual y la curiosidad basada en el lugar
detrás de la pregunta de investigación original habían propuesto que
A podría ser el factor causal o los factores responsables de la
variación en B que notó el investigador. La variable de respuesta Y
en el estudio de campo propiamente dicho representa una variante
definida con precisión de B. El factor de diseño del estudio X
representa
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A si y sólo si el estudio fue experimental. Ahora que se tienen los
resultados, ¿son las tendencias de los valores de Y entre las
unidades de comparación con diferentes niveles de X las que
cabría esperar si A fuera realmente el factor causal? Si es así y
si los datos resultaron de un experimento aleatorio
verdaderamente controlado con A como el factor de tratamiento
X, el investigador puede afirmar legítimamente que sí, A causó
las tendencias entre los datos per se (Shadish et al. 2002). Si el
estudio fue observacional, el investigador solo puede proponer
que A podría haber sido el factor causal. La incertidumbre
siempre existe. Por lo tanto, el investigador también debe
ponderar qué factores además de A, fenómenos no abordados
en la construcción conceptual y la curiosidad basada en el lugar,
podrían haber causado esas mismas tendencias (cf. Nuzzo
2015). ¿Y si las tendencias de los datos no son las esperadas si
A estuviera operando? El investigador debe preguntarse, ¿por
qué no? En un experimento aleatorio controlado, un diseño
experimental sólido debería haber minimizado la intervención de
factores distintos de A y la conclusión del investigador podría ser
simplemente que A apenas afecta a B en este sistema, lugar y
tiempo en particular. Sin embargo, en un estudio observacional,
la reflexión debe considerar todos los demás fenómenos
(posibles factores causales) que podrían haber superado o
contradicho el efecto, si lo hubiere, de A en los resultados.
Reflexión creativa y amplia sobre las posibles causas de los
resultados que carecen de tendencias, y especialmente para los
resultados con fuertes tendencias contrarias a las esperadas si
A estuviera operando, deberían generar ideas novedosas que
conduzcan a direcciones de investigación completamente
nuevas. Los resultados que no cumplen con la sabiduría
convencional no son de ninguna manera fracasos (cf. Catalano
et al. 2019). Informar tales resultados es tan importante o más
que informar resultados que cumplan con las expectativas
conscientes o inconscientes, ya sea que el estudio de campo
esté impulsado por la curiosidad, la teoría (Loehle 1987, Nuzzo
2015) o la solución (Catalano et al. 2019).
¿Qué pasa con los datos individuales que contradicen la tendencia
general? Los conjuntos de datos de los estudios de campo a menudo
incluyen valores atípicos conspicuos. En experimentos aleatorios
controlados, los valores atípicos son simplemente valores atípicos, y
rara vez catalizan la reflexión sobre sus causas particulares. Sin
embargo, en los estudios de observación de campo, los investigadores
deben preguntarse qué pudo haber sido especial acerca de que la
unidad de comparación particular i tuviera un valor excepcional para Y.
A) superó con creces el de otras colonias de especies mixtas, en lugar
de ignorar este valor atípico o, peor aún, borrar el punto de datos (ver
Farji-Brener 2009), los investigadores deberían reflexionar sobre las
posibles causas de este resultado único. Aquí también surgen ideas
novedosas y nuevas direcciones de investigación.
La reflexión final que se enfoca en por qué los datos del estudio
podrían haber salido como lo hicieron, revisa cómo se obtuvieron esos
datos. Ya sea que sus estudios fueran observacionales o
experimentales, los investigadores, y no solo los investigadores de
campo, siempre deben considerar la posibilidad de que haya fallas
ocultas. en el diseño de la investigación podría ser, al menos en parte,
responsable no solo de los valores atípicos sino también de las
tendencias generales, o la falta
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Resumen Artículos
del mismo-entre la mayor parte de los datos. Los datos cuyas
tendencias se asemejan a las que se esperarían si A fuera realmente
el factor causal tienden a adormecernos en la complacencia, por lo
que esta reflexión consciente y autocrítica es especialmente
importante en tales casos (Nuzzo 2015). Un diseño de investigación
cuidadoso y detallado que incluye un estudio piloto (uno de los 17
pasos para IC y ApIC; consulte el archivo de materiales
complementarios S3) reduce, pero no elimina, la posibilidad de que los
artefactos de diseño hayan influido en los datos, por ejemplo, los
artefactos introducidos involuntariamente por muchos campos de uso
común. métodos o por muchas unidades de evaluación
convencionales para obtener Y (archivos de materiales
complementarios S1 y S3). Reflexionar sobre esa posibilidad anima a
los investigadores a proponer mejoras para futuros estudios.
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Ahora las reflexiones del CI entran en una segunda fase. Van
más allá de los datos del propio estudio circunscrito
espaciotemporalmente, utilizando esos datos y las reflexiones
centradas en ellos como vehículos para pensar lo que puede ocurrir
en contextos y escalas diferentes a los del estudio e integrando las
propuestas creativas que resultan con la literatura. según sea
apropiado. El lenguaje utilizado debe elegirse al menos con el
mismo cuidado que en la primera fase de reflexión para evitar hacer
afirmaciones infundadas mucho más allá de los límites
espaciotemporales explícitos del estudio propiamente dicho. Es
decir, estas reflexiones deben reconocer claramente el “flujo de la
naturaleza” (Pickett et al. 2007): la contingencia, la variabilidad y la
historicidad de la mayoría de los fenómenos ecológicos y sociales
(Loehle 1987, Lawton 1999, Gilbert 2011). En ecología y
socioecología, esta segunda fase de reflexión podría tocar, por
ejemplo, el mismo paisaje local en el futuro; el mismo paisaje pero a
escalas espaciales más gruesas; otros paisajes por completo (p. ej.,
aquellos con composiciones de especies muy diferentes),
formaciones de vegetación, formas e intensidades de perturbación,
latitudes, climas, grupos étnicos o partes interesadas de todo tipo; y
otras especies o sociedades. Estas reflexiones de gran alcance
generadas por un estudio de campo empírico basado en un lugar
(ver Montjeau et al. 2015) pueden no solo generar interés entre los
investigadores de campo de muchas partes del mundo, sino
también inspirarlos a emprender investigaciones novedosas en sus
propios paisajes.
La ciencia impulsada por la teoría y el ciclo de indagación
El IC se puede aplicar de manera útil a la ciencia de campo impulsada
por la teoría y la curiosidad. Si la teoría, no una observación de campo
previa, ha catalizado la investigación, el investigador solo necesita
invertir los dos primeros elementos para formular la pregunta de
investigación (figura 2a). La construcción conceptual (teoría)
comienza, seguida de la observación de que "el sistema Z cumple con
los criterios para evaluar esta teoría". La curiosidad basada en el lugar
es si la relación causa-efecto propuesta por la teoría realmente opera
o no en el sistema Z. Las pautas discutidas anteriormente para la
pregunta de investigación propiamente dicha, el diseño del estudio, el
análisis de datos y la reflexión no cambian con una excepción: tanto la
primera fase de reflexión (datos) como la segunda (extrapolación) se
centran, aunque no exclusivamente, en la teoría que impulsó la
investigación (cf. Pickett et al. 2007).
Diciembre 2020 /Vol. 70 Núm. 12·BioCiencia 1075
 Perú amazónico (adaptado de Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014).

Los resultados contribuirían a la decisión que tomen las comunidades Matsés de continuar invirtiendo el tiempo y esfuerzo de sus guardaparques en
promover y supervisar la recolección controlada de las frondas de irapay (la palmera del sotobosque Lepidocaryum gracile) o permitir la recolección
abierta y sin supervisión. Una vez tomada esa decisión, un segundo estudio a largo plazo continuaría evaluando los efectos de la pauta elegida y los de
las opciones alternativas (ver el texto).

Observación
La Reserva Nacional Matsés y su zona de amortiguamiento sustentan extensos parches de irapay, donde se propaga por rizomas y por semillas. Los
miembros de las comunidades matsés cosechan hojas de irapay para techar sus casas y venderlas en los mercados de las aldeas. El personal de la
reserva maneja algunos parches de irapay para la recolección controlada, pero no otros.

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Conceptual construct

Conceptual
En general, la construct
cosecha indiscriminada de hojas de palma afecta negativamente la salud de las personas y, en consecuencia, la producción de frutos (por
lo tanto, plántulas) y la producción de propágulos vegetativos. La cosecha controlada y estrictamente aplicada en áreas protegidas puede servir para
disminuir estos efectos negativos.

Place-based concern

¿La cosecha controlada de frondas en la Reserva Nacional Matsés mejora significativamente la salud de los rodales de irapay con respecto a los rodales
de irapay cosechados indiscriminadamente?

Research question
Entre mayo y julio de 2013, en la periferia de la Reserva Nacional Matsés, ¿cómo varía la densidad de propágulos vegetativos y plántulas entre 40 y 100
centímetros de altura entre parches de irapay que tienen una larga historia de cosecha supervisada y controlada y cercanías? parches con cosecha
abierta, sin supervisión?

Solution-driven science and the applied inquiry (Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014; suplemento
cycle
archivos de materiales S1 y S4).
“Repeatedly, managers have noted that while much of
Los dos primeros pasos del ApIC (figura 2b) se identifican
conservation science is useful for alerting us to poten-tial and
actual problems, often we lack results precise enough to help cal a los del IC (figura 2a) excepto que “basado en el lugar
differentiate which actions are neces-sary and most likely to
preocupación” reemplaza la “curiosidad basada en el lugar” al
succeed.”
formular

la pregunta de investigación. En el paso de acción, adhiriéndose a

todos

directrices para el diseño de la investigación es, en todo caso, más

crucial para

estudios posteriores al ApIC que a los posteriores al IC.

Diseños de investigación o análisis defectuosos en el campo

orientado a soluciones
-Martha Groom and colleagues (2006: p. 667) estudios pueden tener serias consecuencias en el mundo real si
esos

estudios influyen en las decisiones de gestión (Boitani y Fuller

The basic data resulting from theory- and curiosity-driven 2000, Ramage et al. 2012). Comienza la reflexión en el
empirical field studies, including problem-driven applied research
ApIC
as defined above, may turn out to be useful to place-based
management albeit indirectly (see supplemental materials file S4). con la misma revisión exhaustiva y crítica de los datos obtenidos
In contrast, the thousands of works cited by Sutherland and
colleagues (2019) and many more intentionally seek data that will y sus posibles causas como en el IC pero luego diverge
provide local solutions to particular local concerns through place-
(figura 2b). En lugar de las amplias especulaciones del IC sobre
based field studies that evaluate the effects and effectiveness of
realistic alternatives for management guidelines. The ApIC (figure lo que podría suceder en otros paisajes y otros contextos,
2b) provides investigators with the tools to enhance the scientific
rigor of any place-based, solution-driven field study in the la segunda fase de la reflexión del ApIC mantiene el espacio
environmental sciences and, therefore, the reli-ability and local
applicability of its results. Box 3 presents the straightforward
research question that initiated one such investigation and
 centrarse principalmente en el lugar del estudio de campo. El
objetivo de

el ApIC es para resolver la inquietud local, no para especular

sobre posibles pautas de manejo para otros lugares. Incluso

las reflexiones más cuidadosamente expresadas sobre lo que

podría resultar

de aplicar una u otra de las pautas de manejo

evaluado aquí a otro paisaje allí aumenta el riesgo

que alguien seguirá adelante y aplicará la directriz allí

sin invertir primero el tiempo y el esfuerzo allí en una reevaluación

ción que sigue al ApIC completo. Porque cada paisaje

es único, se evaluaron las pautas de gestión de préstamos

en otro lugar puede tener consecuencias desafortunadas

(Feinsinger

1076 BioCiencia Diciembre 2020 / Vol.70 No.12

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 Resumen Artículos

2001, Sutherland et al. 2019). En cambio, los investigadores originales

que completaron su ApIC reflexionan sobre el tiempo: el futuro
(la preocupación local de otros guardaparques Matsés)- o si aborda
desconocido de su sitio. ¿Cómo podrían variar el impacto relativo y la
temas de otras ciencias ambientales, como preocupaciones
eficacia de las diferentes pautas que se acaban de examinar con los
socioecológicas o agroecológicas locales. A diferencia de las
cambios futuros en, por ejemplo, el clima, el uso de la tierra, los
soluciones locales para problemas locales que
mercados de productos naturales o agrícolas, los tipos e intensidades de
las perturbaciones, la presión de depredación, la presión de la caza, las Los proyectos multidisciplinarios de conservación o los proyectos de
plagas, parásitos, enfermedades y la variedad y abundancia de especies uso sostenible involucran a investigadores locales, por lo general
exóticas? La reflexión concluye decidiendo qué directriz de gestión involucran escalas mucho más grandes e investigadores que
alternativa de las examinadas es la más prometedora. Basada provienen del exterior. Como señala la cita que abre esta
principalmente en los resultados del estudio de campo, esta decisión subsección, gran parte de la investigación aplicada que realizan está
también es sensible a los posibles cambios futuros en las condiciones orientada a problemas, lo que en realidad sigue al CI. Evalúa los
locales y la posibilidad de que, en algún momento, una guía diferente sea efectos potenciales y reales de la perturbación antropogénica sin el
la mejor opción. seguimiento de las pruebas de campo, la implementación y el
monitoreo de soluciones prácticas como en el ApIC (archivo de
El cuarto paso del ApIC (figura 2b) consiste en aplicar la directriz
materiales complementarios S4). En los extensos paisajes que
recién escogida y monitorear los resultados a partir de ese momento. La
abordan estos proyectos, las características biológicas, ecológicas y

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flecha que conecta los pasos de aplicación y pregunta de la figura 2b
socioecológicas -esta última que incluye el uso del suelo y los
significa que cualquier cambio notable en el efecto y la efectividad de la
grupos de interés- varían notablemente de un punto a otro. La
guía debería generar nuevas preguntas de investigación y ApIC cuyos
escala espacial por sí sola plantea dificultades para lograr un diseño
resultados podrían conducir a modificaciones en la guía actual o a guías
de estudio riguroso y replicado para cualquier investigación basada
completamente diferentes. Este proceso de manejo adaptativo (Holling
en soluciones (Davies y Gray 2015). Además, los esfuerzos de estos
1978) responde más rápidamente a los cambios repentinos en las
proyectos para facilitar la toma de decisiones sobre lineamientos de
condiciones locales cuando el monitoreo (figura 2b) toma la forma de un
manejo enfrentan muchos desafíos y complejidades, en parte debido
ApIC nuevo y rigurosamente diseñado que responde a la pregunta
a los puntos de vista muy diferentes entre los actores locales y las
genérica: “¿Cómo varía Y entre las unidades de comparación en las que
dificultades resultantes de interacción productiva y comunicación
se seleccionó la guía? se aplicó originalmente, unidades donde se
entre ellos y en parte debido a los poderosos impulsores
aplicaron lineamientos alternativos y unidades de 'control' donde no se
económicos y políticos que son incompatibles con la gestión para la
aplicó ninguno?” (Feinsinger y Ventosa Rodríguez 2014; archivos de
conservación o la sostenibilidad (Cash et al. 2006, Ostrom 2009,
materiales complementarios S1 y S4). Los guardaparques Matsés eran
Arlettaz et al. 2010, Lang et al. 2012, Domptail et al. 2013, Catalano
conscientes de los riesgos de usar los resultados de un estudio de 3
et al. 2019, Putz 2020, Zeng et al. 2020). Esa escala y sus
meses (recuadro 3) para implementar una guía de manejo y simplemente
complejidades (García 2011), sin embargo, están fuera del alcance
dejarla vigente a largo plazo. Planearon diseñar un segundo ApIC para
del presente artículo, al igual que la escala abordada por Sutherland
comenzar en el momento de aplicar la pauta resultante de su primer ApIC
y colegas (2019) está dentro de él. Como dijimos al principio,
de 3 meses, ya sea que la pauta fuera ampliar el alcance del
nuestro objetivo ha sido introducir a los investigadores en ciencias
aprovechamiento controlado de frondas de irapay o dejar de controlar.
ambientales a la IC y ApIC como herramientas para investigaciones
Para el estudio de monitoreo a largo plazo, la pauta seleccionada se
de campo a escala local basadas en el lugar, ya sea que la intención
aplicaría a la mayoría de los parches de irapay pero otros tratamientos
sea saber más o gestionar mejor, respectivamente. . Como
bien replicados se aplicarían simultáneamente a otros parches
demuestran los recuadros 1 y 3, el uso de esta herramienta no está
completamente intercalados en el paisaje involucrado.
de ninguna manera restringido a investigadores profesionales.
Los guardaparques que propusieron y respondieron la pregunta de Brindar a diferentes grupos de actores locales las mismas
investigación del recuadro 3 procedían no solo de las mismas herramientas, la filosofía y el marco completo del ApIC, y luego
comunidades matsés sino también de las mismas familias que los alentar la investigación autónoma a escala local. preocupaciones
recolectores de hojas de irapay. Los recolectores se beneficiarían tiene un gran potencial para energizar y empoderar a cada uno de
claramente de cualquier directriz de gestión que mejor asegurara la esos grupos al mismo tiempo que mejora la comprensión y la
sostenibilidad a largo plazo de ese recurso. En nuestra experiencia, el comunicación entre los diferentes grupos. Proponemos que
ApIC a menudo funciona mejor cuando las personas que conciben y numerosas investigaciones a escala local realizadas por diferentes
llevan a cabo la investigación orientada a la solución son, o son partes interesadas que utilizan ApIC (Feinsinger et al. 2010) podrían
compañeros de, aquellas personas que no solo implementará la guía de contribuir sustancialmente al éxito y la sostenibilidad de los
gestión seleccionada, sino que también la hará cumplir o se beneficiará esfuerzos multidisciplinarios a escala de paisaje, ayudando a cerrar
directamente de ella (archivo de materiales complementarios S4; ver las brechas frustrantes entre la investigación , política y práctica
Feinsinger et al. 2010). Esto es cierto ya sea que la preocupación local local (ver Putz 2020). Explorar más esta posibilidad, sin embargo,
involucre el manejo de los recursos naturales, por ejemplo, la cosecha también está fuera del alcance de este ensayo.
sostenible de hojas de irapay o de peces.
Conclusiones

https://academic.oup.com/bioscience La mayoría de los científicos ambientales probablemente estarían de

acuerdo con Noss (1996), Lindenmayer y Likens (2011) y Ríos-
Saldaña y colegas (2018) en que el tiempo de los estudios de campo
empíricos basados en el lugar no ha pasado ni mucho menos.
Diciembre 2020 /Vol. 70 N°12·Biociencias 1077
Resumen Artículos

¿Pasará alguna vez incluso en los paisajes bien estudiados de las

análisis a submuestras como si fueran unidades de comparación
naciones del primer mundo, y mucho menos en los paisajes
independientes. ¿Pueden las ciencias ambientales confiar en las
complejos y diversos del tercer mundo donde las "brechas de
conclusiones de estudios intensivos en datos? Solo si los autores
conocimiento" (Elliott et al. 2016) son órdenes de magnitud más
de esos estudios pueden garantizar la calidad de los diseños de
grandes y más comunes? Si la secuencia en la figura 1 (pregunta
investigación y los análisis de las investigaciones empíricas que
de investigación, diseño de investigación, recopilación de datos,
incorporan. -análisis intensivos que incorporan estudios empíricos
análisis de datos y revisión crítica de datos seguida de una
que otros han diseñado, realizado, analizado y publicado.
extrapolación creativa pero cuidadosa de ellos) resume
adecuadamente las fases cruciales de las investigaciones de campo
empíricas basadas en el lugar, entonces esperamos haber
demostrado que el IC y ApIC proporcionan marcos de investigación
coherentes y detallados para ellos.

El idioma es importante. También hemos argumentado que los 1078 BioScience Diciembre 2020/Vol. 70 No.12
científicos ambientales y otros deben elegir sus palabras con
cuidado en los diversos pasos de la figura 1. La definición
confusa y el uso inconsistente del término unidad de muestreo
parecen haber llevado a muchos investigadores a realizar
estudios y publicar artículos con fallas involuntarias pero graves
en el diseño de la investigación, el análisis de datos y la
interpretación. Además, el uso inconsistente de los términos
experimento y experimental (diseño experimental, tratamiento
experimental, unidad experimental) también puede haber
inducido a error a muchos científicos ambientales y otros.
Sugerimos que los investigadores de campo restrinjan esos
términos, como hemos hecho en el presente artículo, a
experimentos aleatorios incuestionablemente controlados como
los define Mead (1988). Los “experimentos mensurativos”
(Hurlbert 1984) y los “experimentos naturales” (Shadish et al.
2002, Davies y Gray 2015), por ejemplo, no son experimentos;
son estudios observacionales. Evitar las palabras experimento y
experimental en estudios de campo no experimentales debería
reducir el riesgo de que los investigadores asuman
inconscientemente que lo que comparan (X) es, sin duda, el
factor causal detrás de la variación observada en lo que miden
(Y). Incluso el término pseudoreplicación debe usarse con más
precaución. Las unidades de comparación que no se pueden
intercalar dejan de ser pseudoréplicas una vez que el
investigador formula la pregunta de investigación para reconocer
explícitamente los ejes espaciales o temporales que segregan
las unidades. Finalmente, los verbos empleados en el quinto
paso de la figura 1 (reflexión en el IC y ApIC) deben elegirse con
mucho cuidado para que los lectores (y los autores) no
confundan las especulaciones con las afirmaciones.

El IC, el ApIC y los estudios intensivos en datos. Ríos-Saldaña y

colegas (2018) enfatizan que las investigaciones a escala local
realizadas por científicos de campo proporcionan la materia
prima para los cada vez más comunes análisis intensivos en
datos a gran escala realizados por otros (Carmel et al. 2013,
Elliott et al. 2016, Connolly et al. 2017, Gurevitch et al. 2018,
McCallen et al. 2019). Examinar minuciosa y críticamente el
diseño de la investigación y el análisis de datos de todos y cada
uno de los estudios de campo incorporados en un análisis
sintético sería una tarea difícil para sus autores. Aún así, no
podemos dejar de preguntarnos cuántos de los estudios de
campo ya incorporados en los análisis intensivos en datos han
involucrado involuntariamente unidades de comparación
segregadas, han confundido unidades de evaluación con
unidades de comparación o han aplicado estadísticas

El CI y AplC en otros contextos. Este artículo destaca la utilidad del CI y
ApIC como marcos para la investigación de campo en aquellos enfoques
donde los autores tienen la mayor experiencia. Los dos marcos se
pueden aplicar con poca o ninguna modificación, sin embargo, a la
socioecología y al desarrollo social. las ciencias en general. Shadish y
colegas (2002), por ejemplo, discuten a fondo los diseños de X (qué
comparar) en los estudios de ciencias sociales, mientras que Colton y
Covert (2007) y Saris y Gallhofer (2007) discuten a fondo Y (qué medir y
cómo medir). it) cuando las personas, no los jaguares o los parches de
bosque, son las unidades de comparación. Para aquellos biólogos de la
conservación y otros científicos ambientales que carecen de capacitación
formal en ciencias sociales pero que desean estudiar percepciones,
opiniones o conocimientos entre la población local, sugerimos que
primero lean Colton y Covert (2007) desde el prefacio en adelante y
luego lean Martin (2020). Por otro lado, en toda América Latina, los
investigadores locales sin formación académica formal, como
guardaparques, campesinos y maestros de escuelas K-12 y sus
estudiantes, aplican con éxito el IC y el ApIC a la curiosidad basada en el
lugar y preocupaciones con respecto a todos los aspectos de las ciencias
ambientales (Feinsinger et al. 2010).
“Los científicos están interesados en los hechos empíricos
independientemente de su relación con sus ideas preconcebidas”.
-Kimmel (1957:p.352)
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Por qué las preguntas de investigación de IC y AplC no son
direccionales. Si los investigadores de campo en ciencias ambientales
realmente quieren saber más sobre lo que sucede en sus sistemas de
estudio, ya sea por curiosidad o para buscar soluciones, debemos
estar abiertos a las sorpresas de la historia natural en por un lado y a
la objetividad científica por el otro. No debemos esperar consciente o
inconscientemente que los resultados de la investigación se ajusten al
paradigma actual. Como muchos han señalado (p. ej., Quinn y
Dunham 1983, Loehle 1987, Glass 2010,2014), los científicos
ambientales y otros han sido engañados por la adhesión ciega a una
interpretación del método hipotético-deductivo popperiano (Popper
1959), donde direccional, las hipótesis científicas a escala global
generan predicciones direccionales que se prueban a escala local. En
principio, los resultados que no confirman las expectativas solo sirven
para falsificar esa predicción y, a su vez, la hipótesis científica. En
principio, tales resultados no juegan ningún papel en la generación de
nuevos
https://academic.oup.com/bioscience
conocimientos o nuevas ideas. Si el éxito reproductivo del ibis https://academic.oup.com/bioscience
blanco en colonias de anidación monoespecíficas excede en
gran medida el éxito reproductivo en colonias de especies mixtas
(recuadro 1) o la densidad de propágulos vegetativos y plántulas
es notoriamente menor en parches de irapay con recolección
controlada de frondas que en parches sin control (recuadro 3 ),
¿estos resultados indican un fracaso porque no respaldaron las
ideas preconcebidas? Afirmamos que, en cambio, serían muy
interesantes e importantes, probablemente generarían
direcciones de investigación completamente nuevas (recuadro 1)
o guiarían las pautas de gestión en una dirección contraria a la
intuición (recuadro 3). Lombardi y Hurlbert (2009) señalan que el
uso de pruebas estadísticas unilaterales no ha hecho más que
exacerbar la desatención tradicionalmente prestada a los
resultados que van en contra de las ideas preconcebidas.
Afortunadamente, el uso de pruebas estadísticas unilaterales
está en declive (Lombardi y Hurlbert 2009), al igual que la
obediencia incondicional al método hipotético-deductivo
popperiano (p. ej., Pickett et al. 2007, Elliott et al. 2016, Connolly
et al. 2017). Aún así, el uso no estadístico de la palabra hipótesis
está lejos de estar muerto en las ciencias ambientales donde,
para empeorar las cosas, los investigadores de diferentes
especialidades a menudo definen la palabra y las reglas para su
uso de manera bastante diferente (Donovan et al. 2015). Los
enfoques hipotético-deductivos de cualquier tipo rara vez
desempeñan un papel en la ciencia impulsada por soluciones
(Groom et al. 2006) donde los resultados del estudio son
importantes para las decisiones sobre las pautas de gestión
local, ya sea que los datos se ajusten o no a las expectativas de
las hipótesis científicas o los científicos de investigación. Ya sea
que se dediquen a la ciencia impulsada por la teoría, la
curiosidad o la solución, los científicos ambientales de campo
aprenderán tanto o más de respuestas inesperadas a preguntas
de investigación no direccionales que de respuestas sí o no a
predicciones direccionales (cf. Glass 2010).

Finalmente, las hipótesis y predicciones direccionales no

tienden a cultivar la humildad (Loehle 1987, Farji-Brener 2009,
Glass 2010, Nuzzo 2015). Estamos de acuerdo con estos
autores en que la humildad es un rasgo deseable y productivo
para todos los investigadores, dentro y fuera. de las ciencias
ambientales. Schwartz (2008) lo expresó mejor: “La lección
crucial fue que el alcance de las cosas que no sabía no era
simplemente vasto; era, para todos los propósitos prácticos,
infinito. Esa realización, en lugar de ser desalentadora, fue
liberadora. Si nuestra ignorancia es infinita, el único curso de
acción posible es salir del paso lo mejor que podamos”. El IC y
ApIC brindan a los científicos ambientales verdaderamente
interesados en los hechos empíricos los medios para salir del
paso lo mejor que puedan.

Expresiones de gratitud

Colegas demasiado numerosos para nombrarlos, una proporción

significativa de los miles de participantes en nuestros cursos y
talleres, han contribuido al nacimiento, desarrollo y maduración
del IC y ApIC. La Wildlife Conservation Society apoyó muchos de
los cursos impartidos por los dos primeros autores y patrocinó la
publicación de textos en español. Agradecemos a Christopher B.
Anderson, Robert K. Colwell, Harry W. Greene, Yrjö Haila, Marc
Mangel, Francis E. Putz, Mary V. Price, Thomas G. Whitham y
dos anónimos

Resumen Artículos
revisores por sus perspicaces comentarios sobre borradores
anteriores y a Scott Collins por su aliento.
Material suplementario
Los materiales complementarios están disponibles en BIOSCI en línea.
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Peter Feinsinger (peter.feinsinger@nau.edu) e Iralys Ventosa Rodríguez están

afiliados a la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre, en Bronx, Nueva
York. PF también está afiliado al Departamento de Ciencias Biológicas de la
Universidad del Norte de Arizona, en Flagstaff, Arizona. Andrea E. Izquierdo es
investigadora del CONICET adscrita al Instituto de Ecología Regional de la
Universidad Nacional de Tucumán, Argentina. Silvana Buzato está afiliada al
Departamento de Ecología, Instituto de Biociências de la Universidade de Sāo
Paulo, en Sāo Paulo, Brasil. Todos los autores están afiliados al Centro de

Diciembre 2020/Vol.70 No.12·BioCiencia 1081