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LA CIUDAD DESEADA

La Ciudad Deseada es el modelo de una ciudad territorialmente bien distribuida usando


criterios ideales para hacer de esta ciudad sustentable, sintetizándolo en tres criterios el
reconocimiento de diferentes escalas, complejidad urbana y valor metodológico.

La ciudad deseada se presenta como un alcance de objetivos y lineamientos para evitar que el
modelo territorial sea complicado referente a diseños y proyectos puntuales, este modelo
propone una metodología y herramientas para la planificación de diferentes escalas.

Los criterios ordenadores de una ciudad deseada incluyen los análisis y propuestas del
ambiente considerando los niveles de impacto y mejoramiento para el ambiente urbano, la
sustentabilidad incorporando dimensiones para evaluar la edificabilidad de las zonas teniendo
como objetivo equilibrar los factores sociales y ecológicos, el espacio público como
componente de la ciudad deseada, el territorio es una construcción colectiva donde interviene
la historia y política.

El Modelo Territorial especializa los lineamientos territoriales del Plan Urbano Ambiental. Los
lineamientos para la Ciudad Deseada deben su localización a las propuestas territoriales
acordes con las transformaciones que son requeridas, según el análisis de indicadores de
sustentabilidad urbana; también plantea un escenario de Ciudad Deseada de aquí a 50 años.

La Ciudad existente es producto de una historicidad específica. Las múltiples transformaciones,


que van desde los cambios en la vida cotidiana a los patrones de empleo y producción,
movilidad y comunicación, fueron generando una superposición de lógicas urbanas que dan
como resultado el dinamismo de la Ciudad actual.

La definición de la escala temporal se convierte en un aspecto central, ya que el Modelo


Territorial asume el desafío de pensar en un futuro de mediano y largo plazo contemplando la
fuerte incertidumbre tecnológica, los posibles patrones de movilidad y también de desarrollo
económico que implica necesariamente el planeamiento.

Todo proceso de producción urbana implica una relación funcional con su entorno local,
regional y hasta global, determinada por la entrada de cantidades elevadas de recursos
necesarios para garantizar los procesos económicos y sociales como agua, energía, materias,
y la salida de residuos sólidos, líquidos y gaseosos, con la consiguiente presión sobre el
conjunto de ecosistemas que conforman el soporte y entorno de una ciudad.

El modelo difuso que predomina en gran parte del territorio de la Ciudad diluye la complejidad,
al separar las diversas funciones urbanas, dando lugar a unidades espaciales mono
funcionales, profundizando la homogeneización en ciertas zonas exclusivamente residenciales,
comerciales o culturales.

El Modelo Territorial plantea un marco estratégico para reorientar estos procesos tendenciales,
con el objetivo de revertir los negativos y potenciar los que mejor responden al desafío de
lograr escenarios de corto, mediano y largo plazo que permitan alcanzar un perfil óptimo de
Ciudad Sustentable para 2060.

Los criterios y objetivos del Modelo Territorial, buscan revertir los conflictos ocasionados por el
predominio de la segmentación territorial, provocada por la separación espacial-funcional, y
reducir las disfunciones existentes, promoviendo un modelo de ciudad compacta y compleja
con continuidad formal, multifuncionalidad, heterogeneidad y diversidad.

Desde el enfoque del eco eficiencia el Modelo Territorial plantea para la Ciudad un nuevo ciclo
urbano en el que la resolución de las necesidades sociales, urbanas y económicas se realice
de forma compatible con la reducción del impacto ecológico. Esto requiere orientar el
crecimiento de la Ciudad a través de acciones que reviertan la distorsión de los actuales ciclos
metabólicos, revalorizando los recursos urbanos existentes, incorporando la producción de
energías renovables, la gestión del ciclo materiales-residuos, promoviendo el reciclado, la
reutilización de los recursos básicos y las soluciones de diseño urbano pasivo.
Como grandes espacios que mejoran sustancialmente la calidad ambiental de la urbe a escala
de biosfera, es necesario considerar a las grandes superficies como patrimonio a valorizar y
jerarquizar. Estos grandes espacios verdes configuran las únicas posibilidades que tiene la
Ciudad Actual de disponer de masas forestales de envergadura.

En el Modelo Territorial se considera a la manzana como unidad primaria de configuración del


tejido urbano y por lo tanto, capaz de estructurar los diferentes elementos urbanos para
conseguir las condiciones ambientales apropiadas.

Las áreas de patrimonio morfológico sustentable, ubicadas territorialmente en los intersticios de


las áreas de mayor densidad, contemplan el desarrollo urbano respetando la morfología
patrimonial y los servicios urbanos existentes en las diferentes partes de la Ciudad. Estas áreas
se distinguen por su densidad, según sus características morfológicas y patrimoniales previas y
la distancia al centro principal de alta densidad. Estas áreas son aquellas donde la
densificación y transformación edilicia se realiza contemplando las diferentes particularidades
morfológicas y tipológicas barriales a fin de fomentar la conservación del hábitat urbano
preexistente.

En términos de centralidad, se plantea la expansión del Área Central de la Ciudad a fin de


promover el desarrollo de sectores próximos a la misma que se encuentran actualmente
degradados. La extensión propuesta se da tanto hacia al sur como hacia el norte, configurando
un eje de centralidad transversal.

La presión que ha ejercido la Ciudad sobre el medio natural ha sido mucho más intensa que la
capacidad de respuesta del mismo para readaptarse y conseguir naturalmente el equilibrio
entre ambos sistemas. A medida que las ciudades crecen en población y en edificación, se
reconoce cada vez más la necesidad de vegetación, sean plazas y parques urbanos para la
recreación, arbolado en la vía pública para el control de las condiciones ambientales micro
urbanas y control acústico y térmico, bosques urbanos para la oxigenación y purificación del
aire o superficie permeable para el control de las inundaciones.

El Modelo Territorial plantea un desarrollo económico distribuido equitativamente en el territorio,


garantizando la inclusión social y territorial de toda la población, en una relación de
retroalimentación permanente con el desarrollo urbano. La sustentabilidad económica de una
ciudad está asociada a la diversificación de sus actividades y de sus centros económicos: a
mayor diversidad, mayor capacidad de adaptación a las alteraciones del contexto social,
político y económico.

La movilidad permite que las personas accedan a los bienes y servicios y es dependiente de
los factores estructurales que determinan las demandas de desplazamiento, como la
localización de áreas residenciales, centralidades económicamente productivas, patrones de
consumo, o necesidades sociales como educación, salud y esparcimiento.

La estrategia propuesta en el Modelo Territorial promueve el cambio necesario hacia un modelo


más eficiente, que responde con pautas de sustentabilidad a la necesidad económica y social
de incrementar la vinculación territorial con nuevos modos de circulación, incorporando
alternativas tendenciales de recorridos a través de una malla que refuerza la conexión
transversal.

El modelo de movilidad propuesto consiste en una malla de viario conformando la red vial
primaria que define las Unidades de Sustentabilidad Básica descriptas en el capítulo de Hábitat
y Vivienda y que posibilita realizar trayectos directos en el menor tiempo posible. Estas vías
básicas se destinan principalmente al tránsito motorizado de paso y al transporte público de
superficie, incluyendo áreas peatonales y carril para bicicletas.

Si bien la Ciudad sufre transformaciones a lo largo del tiempo, las estrategias de la Ciudad
Deseada permitirán aumentar su coherencia espacial con el futuro crecimiento, incorporando el
espacio público como un elemento conectivo fundamental, donde la futura densificación edilicia
y la protección del patrimonio sean definidas con criterios morfológicos y de sustentabilidad
urbano-ambiental.

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