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El amor. Sirve para expresar la subjetividad del poeta, sus sentimientos más
personales. Por influencia del gran poeta italiano Petrarca, no se canta un amor feliz
y compartido, sino la melancolía, el dolor o la nostalgia, sentimientos ocasionados
por la no correspondencia o la ausencia de la amada. Las perfecciones físicas de la
amada, idealizada mediante un selecto vocabulario, permiten al poeta participar de
lo bello como reflejo de la divinidad (concepto platónico de la belleza). Se canta
también el amor místico, que solo puede expresarse mediante símbolos.
La naturaleza. La acción poética se sitúa normalmente en paisajes idealizados y
eternamente primaverales, con fuentes de agua cristalina, suaves brisas y arboledas
y prados verdes (tópico del locus amoenus o descripción idealizada de la naturaleza).
Esta naturaleza bucólica, partícipe en ocasiones de los sentimientos del poeta, es el
marco adecuado para el lamento amoroso y los refinados diálogos de unos pastores
convencionales.
La mitología. Los mitos clásicos griegos y latinos, despojados de significación
religiosa, se convierten en bellas fantasías o son utilizados como símbolos de las
fuerzas de la naturaleza.
Otros temas clásicos, como el carpe diem o invitación al goce de la juventud y de la
vida, y el beatus ille o elogio de la vida sencilla y retirada.
Institución Educativa
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO
Promotor: Obispado de Chiclayo
Junto a estos grandes temas, surge, en la segunda mitad del siglo, el sentimiento
religioso.
El primer autor en introducir en la lírica castellana los temas y las formas característicos de
la poesía renacentista italiana (versos endecasílabos, sonetos, tercetos encadenados,
octavas reales…) fue el poeta barcelonés Juan Boscán, amigo de Garcilaso.
GARCILASO DE LA VEGA
Nació en Toledo en 1501, de familia noble. Participó en diversas campañas militares al
servicio del emperador Carlos I y viajó como diplomático por varios países europeos. En
1525 se casó con Elena de Zúñiga, pero un año más tarde conoció a la que sería su gran
amor platónico -pues no fue correspondido- y la musa inspiradora de sus poesías, la dama
portuguesa Isabel Freire (la Elisa de sus versos).
– Églogas. Son composiciones poéticas, generalmente dialogadas, en las que unos pastores,
en medio de una naturaleza idealizada, hablan sobre temas amorosos.
– Sonetos. Sigue la huella de Petrarca, aunque el amor, la belleza femenina, los mitos y la
naturaleza están tratados con menos rigidez y de forma más intimista. Predominan los
temas amorosos, con elementos mitológicos.
En la lengua de los místicos, recibe el español clásico su forma definitiva, fundiendo lo vivo
de la lengua hablada con lo culto del latinismo renacentista y lo poético del estilo bíblico.
Menéndez Pidal ha señalado que en el período de los grandes místicos se crea una lengua
nacional que supera las normas de períodos anteriores (Nebrija, Garcilaso…).
Obras en verso
Casi toda su poesía gira en torno al tema del ansia de paz espiritual y de armonía, la
búsqueda de una serena felicidad, la aspiración a la paz interior y el rechazo de las
inquietudes mundanas (la huida de este mundo y la contemplación del más allá solo puede
conseguirse con una vida solitaria y austera, alejada de todo lo mundano, en el campo o
dedicándose al estudio.)
Noche serena « A Francisco Salinas «El aire se serena…»), dedicada a un músico ciego,
amigo suyo. Expresa la idea platónica de que el arte –la música en este caso– sirve para
liberar el alma de las impurezas mundanas y elevarla a la contemplación del «bien divino».
La oda A Felipe Ruiz («¿Cuándo será que pueda…», que expresa el ardiente deseo del poeta
de conocer la Verdad pura y absoluta.
Además, Fray Luis fue un excelente traductor de varios poetas clásicos y algunos textos
bíblicos, como el Cantar de los cantares.
San Juan de la Cruz concebía la poesía como un medio de comunicarse con Dios. Por tanto,
sus versos son la expresión de la doctrina mística y de su experiencia personal en ese
campo. Escribió unos cuantos poemas de tipo tradicional (romances, villancicos, canciones,
glosas), pero lo más importante de su producción son sus tres grandes poemas místicos, en
los que emplea la lira:
Noche oscura del alma. Describe simbólicamente el proceso de unión mística del
alma con Dios: en una noche oscura (símbolo de la oscuridad en que está sumida el
alma), una muchacha (el alma) huye de su casa (el cuerpo) para ir al encuentro del
Amado (Dios); al encontrarse, tiene lugar la unión mística.
Cántico espiritual. Inspirado en el Cantar de los cantares bíblico y subtitulado
Canciones entre el alma y el Esposo, es el poema más extenso: cuarenta liras. En él,
la esposa (el alma) sale en busca de su Amado (Dios). Después de preguntar por él a
las criaturas de la naturaleza, lo encuentra reflejado en una fuente. Tras un diálogo
bellísimo entre ambos, se produce la unión amorosa, símbolo de la unión mística. En
el poema aparecen descritas las tres vías místicas: la vía purgativa, la vía iluminativa
y la vía unitiva.
Llama del amor viva. Breve poema de veinticuatro versos, repartidos en seis estrofas,
que describe en tono exclamativo el estado del alma abrasada en la llama del amor
divino.
Al margen de su significación religiosa y su sentido simbólico, estos tres poemas pueden
ser considerados como ejemplos inigualables de poesía amorosa. La lírica de San Juan de
la Cruz constituye una de las cumbres de la literatura universal.
Ideología
La mentalidad renacentista responde a la doctrina del humanismo, que se caracteriza por:
La valoración del mundo grecolatino, en el que se busca una nueva escala de valores
basada en el individuo.
El antropocentrismo; el hombre es el centro del universo, capaz de dominar el
mundo y crear su propio destino.
Se antepone la razón al sentimiento y prevalece el equilibrio, la mesura y la armonía
(Aurea mediocritas).
El nuevo ideal del hombre es el de El cortesano de Castiglione, el perfecto caballero
hábil como poeta y guerrero.
Un nuevo ideal de belleza; la naturaleza, la mujer, el amor se presentan idealizadas.
Se describe el mundo no como es, sino como debería ser.
El humanismo en España
A pesar de que en 1492 la Reconquista había finalizado con la toma de Granada, reino
musulmán, y los judíos habían sido expulsados de la península Ibérica con el Edicto de
Granada, seguían conviviendo las tres religiones; el judaísmo, el islam y el cristianismo, esta
última mayoritaria y ostentadora del poder político. Es así como la Inquisición pasa a ser un
órgano dependiente del Estado y no sólo de la Iglesia, y ejerce presión para que se termine
expulsando a los antes tolerados.
La situación de España siempre fue muy compleja pero aun así el humanismo logró
mantener su carácter innovador, a pesar de las interferencias que limitaron el estudio de
los clásicos.
Durante el gobierno de los Reyes Católicos cabe destacar la labor de Antonio de Nebrija
(1442-1522), autor de la primera Gramática castellana.
Dentro del idealismo y el humanismo del Renacimiento están muy bien representadas las
controversias de la actividad colonial de España en el nuevo mundo. El principal promotor
fue el fraile dominico Bartolomé de las Casas (1474-1566), quien tenía como principios
básicos: que la guerra es irracional y contraria a la civilización; que no debe emplearse
fuerza alguna contra los nativos, pues incluso la conversión forzosa al cristianismo es
reprochable; que la irracionalidad y la libertad del hombre exige que la religión y todo lo
demás solo se enseñe mediante una suave y amable persuasión.
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Promotor: Obispado de Chiclayo
El humanismo propone como tarea lograr la pureza auténtica del mensaje cristiano, lograr
la unidad de los mejores pensamientos humanos en torno a una filosofía de Cristo donde
el hombre moderno puede encontrar la alegría y la felicidad, pero Erasmo no pretendió
divinizar al hombre ni poner el Renacimiento al servicio de los hombres. Sí reconoce que el
hombre es razón y lenguaje, por eso su trabajo es el de reconocer la palabra como la mejor
parte de la naturaleza pues constituye el ser del hombre.
La poesía renacentista
La poesía de este período se dividió en dos escuelas: la Salmantina (Fray Luis de León) y la
Sevillana (Fernando de Herrera).
Concisión en el lenguaje.
Llaneza en la expresión.
Realismo en el pensamiento.
Preferencia por la estrofa corta.
La naturalidad y la sencillez.
Características
En cuanto a la métrica utilizada, se adoptan versos (endecasílabo y heptasílabo), la rima
utilizada es consonante ya que a partir de la última vocal acentuada, todos los sonidos
coinciden. Las estrofas (lira, silva, octava real, tercetos encadenados, soneto) proceden de
Italia.
Asimismo, aparecen géneros característicos como la égloga (los protagonistas son pastores
idealizados), la oda (para asuntos graves) o la epístola (poema en forma de carta).
La lengua en esta época está dominada por la naturalidad y la sencillez, huyendo de la
afectación, del amaneramiento y de la frase rebuscada. Así el léxico y la sintaxis serán
sencillos.
la mitología, utilizada como tema central o como ornamento para un asunto amoroso y la
belleza femenina, siguiendo siempre un mismo ideal clásico.
En relación con estos temas mencionados, existen varios tópicos renacentistas, tomados
del mundo clásico algunos de ellos:
El Carpe Diem, cuya traducción sería «atrapa el día» o «aprovecha el momento». Con él se
aconseja el disfrute de la vida antes de la llegada de la vejez.
La Descriptio puellae, descripción de la belleza ideal de la mujer.
El Beatus Ille o alabanza de la vida del campo, apartado de lo material, frente a la vida de
la ciudad, con sus peligros e intrigas.
El Locus amoenus o descripción de una naturaleza perfecta e idílica.
La Aurea mediocritas, gusto y satisfacción por lo sencillo, lo que se posee… frente al deseo
desmesurado de riquezas.
Poesía amorosa
En la poesía lírica de la primera mitad del siglo XVI, la crítica reconoce varias corrientes
paralelas que confluyen en dos grandes líneas.
Tradicional: que perpetúa los temas y formas procedentes de la tradición medieval. Recoge
tanto la lírica tradicional (villancicos, cancioncillas de amor, etc.) como las de la poesía de
cancionero del siglo XV en su vertiente amorosa y didáctica moral. Ligada al uso de metros
cortos, especialmente el verso octosílabo.
Italianizante: más innovadora, introduce en España modelos poéticos de inspiración
petrarquista vigentes en la Italia del Renacimiento. Refleja el desarrollo de las innovaciones
de Juan Boscán y Garcilaso, según el patrón de la lírica culta italiana de su tiempo. Ligada
al empleo del endecasílabo, soneto y de diversas formas estróficas derivadas de la canción
petrarquista.
VÍDEOS RECOMENDADOS
Renacimiento español (Literatura): Historia/Características/Representantes
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