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Introducción

El presente video busca analizar el manejo de las fuentes de agua como capital social a
través de una recopilación de fuentes bibliográficas y estadísticas que permitan
introducir el debate respecto al agua como un recurso natural y un derecho universal de
las y los ciudadanos teniendo en cuenta su importancia como fuente de vida, imaginario
social, cultural e histórico de los pueblos y nacionalidades indígenas.
En este sentido, es importante comprender ciertos conceptos y antecedentes que
permitirán dinamizar el debate en torno al agua:
¿Qué es capital social?
De acuerdo con Bourdieu, el capital social es el conjunto de recursos actuales o
potenciales que están vinculados a la posesión de una red duradera de relaciones más o
menos institucionalizadas de conocimiento y reconocimiento mutuo, por lo que se
pueden pensar como aquellas conexiones sociales y normas de reciprocidad y confianza
que permiten que los individuos sean coordinados entre sí. Fukuyama lo analizará como
la capacidad que posee una sociedad para cooperar eficazmente y lograr objetivos en
común que busquen mejorar el bienestar de las personas en una comunidad o sociedad
determinada.

El agua como un derecho humano


El agua, es fundamental e irrenunciable ya que constituye el patrimonio nacional
estratégico de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la
vida siendo reconocido y en búsqueda de ser garantizado para todas las personas que
también poseen el derecho a una vida digna. El Agua es un Derecho Humano
constitucional por lo que todos los ciudadanos tenemos derecho a disponer de agua
segura en cantidad y calidad suficiente. El acceso al agua potable y saneamiento es
fundamental para la supervivencia y el bienestar de las personas, así como para el
desarrollo humano y el medio ambiente. Por lo tanto, es esencial que el agua sea
considerada un derecho humano básico y se promueva su acceso equitativo y sostenible
para todos.
El agua se utiliza en diferentes ámbitos de la vida:
Salud: El acceso al agua potable y saneamiento es fundamental para prevenir
enfermedades y mantener la salud. Sin agua limpia, las personas están expuestas a
enfermedades transmitidas por el agua, como la diarrea, la fiebre tifoidea y el cólera.
Nutrición: El agua es esencial para la producción de alimentos y la nutrición. La
agricultura depende del agua para irrigar cultivos, mientras que los animales necesitan
agua para beber.
Desarrollo: El acceso al agua potable y saneamiento es un factor clave para el desarrollo
humano. Sin agua, las personas no pueden llevar a cabo actividades cotidianas como
cocinar, lavar, o asearse. El acceso al agua también es importante para el desarrollo
económico, ya que muchas industrias dependen del agua para la producción y la energía
hidroeléctrica.
Medio ambiente: El agua es un recurso esencial para el medio ambiente. Los cuerpos de
agua dulce son hábitats para una gran cantidad de especies, y el agua es fundamental
para mantener el equilibrio ecológico de los ecosistemas acuáticos.

El agua y su importancia para el Estado ecuatoriano


El agua, de acuerdo con la Constitución Vigente, es un patrimonio de utilidad natural,
estratégica y social que debe ser utilizada en armonía para integrar los valores sociales,
comunitarios, ambientales, culturales, económicos y políticos. Por lo cual, el Estado
debe promover la vinculación de la política hídrica con la política pública del sector
hídrico, es decir, “Garantizar de manera progresiva el acceso al agua, limpia, segura y
permanente para el consumo humano y el suministro de agua para riego, que asegure la
soberanía alimentaria, caudal ecológico y actividades productivas a escala nacional,
regional, cantonal y local” (MICSE, 2013). Para garantía de esta política, se ha
considerado importante que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC)
presente un boletín con los principales resultados que puedan obtenerse respecto a
Información Ambiental Económica a través de los GADS municipales.
Desde una perspectiva ampliada, la ONU mediante la aprobación de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible ha planteado objetivos con metas de carácter integrado e
indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental para todos los estados
miembros; por lo cual, el agua es un tema sustancial dentro del Objetivo 6 que
menciona la importancia de “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión
sostenible y el saneamiento para todos” y establece la meta de “mejorar la calidad del
agua mediante la reducción de la contaminación, la eliminación del vertimiento y la
reducción al mínimo de la descarga de materiales y productos químicos peligrosos, la
reducción a la mitad del porcentaje de aguas residuales sin tratar, el aumento sustancial
del reciclado y la reutilización en condiciones de seguridad a nivel mundial”
El agua es esencial para la vida, el bienestar y la productividad; sin embargo, se ve
afectada por las actividades humanas, la escaza protección de las fuentes de agua y su
deterioro gradual por la progresiva contaminación (López, González, Díaz, Castro, &
García, 2007). Siendo un desafío mundial su sostenibilidad e integralidad, demandando
iniciativas mundiales, regionales y locales (UNEP, 2016).
El Ecuador alineándose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible formuló la Estrategia
Nacional de la Calidad del Agua (ENCA) con el fin de mejorar y proteger la calidad de
los recursos hídricos, sus ecosistemas, la calidad de vida de la población, la seguridad
alimentaria, así como el control y vigilancia de los agentes contaminantes de las fuentes
naturales a nivel nacional. La Estrategia constituye un instrumento que articula acciones
de diversas instituciones relacionadas con el recurso hídrico creando tendencias que
permitan el desarrollo de planes de acción en equilibrio con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible para la Agenda 2030. Siendo importante destacar los siguientes proyectos
estatales: el Plan Nacional del Buen Vivir (2013 - 2017), las Políticas Intersectoriales
del Agua y el Plan Nacional de Gestión Integrado e Integral de los Recursos Hídricos de
las Cuencas y Microcuencas Hidrográficas del Ecuador (2016 - 2035). Haciendo énfasis
en su aplicación dentro de todo el territorio nacional y con la proyección de promover la
participación de entidades estatales y privadas, Gobiernos Autónomos Descentralizados
(GADs), Prestadores de Servicios Públicos y/o Comunitarios, Concejos de Cuenca y la
población en general.
Estos proyectos han constituido un conjunto de políticas y objetivos que guían las
acciones de los actores involucrados en la gestión integrada y holística de los recursos
hídricos que buscan preservar, restaurar y proteger la calidad del agua así como también
los ecosistemas "productivos" y en recuperación que permitan un eficiente
aprovechamiento de los recursos hídricos existentes en el país. Por ello, los cursos de
acción son transversales y se enfocan en estrategias técnicas, regulatorias y de gestión.
Además, incluyen objetivos de corto, mediano y largo plazo, actores, indicadores y
resultados esperados para el período de quince años propuesto. (2016 - 2030).

Importancia del agua en las comunidades, pueblos y nacionalidades


El agua al ser un derecho para las comunidades, los pueblos y nacionalidades
ancestrales reconocen y garantiza usar, administrar y beneficiarse de los recursos
naturales renovables existentes en sus tierras. Según los Artículoss.10, 57, 58, 59, entre
otros. (71, 171, 276, 335, 398, 403, 416) presentes en la Constitución; el agua se
considera un elemento importancia dentro de la cultura de diferentes comunidades por
lo que se debe respetar al igual que la naturaleza y sus derechos, con el objetivo de
preservar un ambiente sano y equilibrado con la Pacha Mama.
Concretamente, en el artículo 57 numeral 8, el Estado reconoce y garantiza a las
comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, de conformidad con la
Constitución y con los pactos, convenios, declaraciones y demás instrumentos
internacionales de derechos humanos, el derecho a conservar y promover sus prácticas
de manejo de la biodiversidad y de su entorno natural. El Estado establecerá y ejecutará
programas, con la participación de la comunidad, para asegurar la conservación y
utilización sustentable de la biodiversidad. Complementariamente, en el artículo 318
párrafo 3 se define que el “Estado fortalecerá la gestión y funcionamiento de las
iniciativas comunitarias en torno a la gestión del agua y la 15 prestación de los servicios
públicos, mediante el incentivo de alianzas entre lo público y comunitario para la
prestación de servicios”.
El agua para su provisión como servicio público y saneamiento:
Finalmente, el Estado será responsable de la provisión de los servicios públicos de agua
potable estableciendo a través de los artículos 314 y 318 que, únicamente las personas
jurídicas estatales o comunitarias pueden prestar este servicio que debe ser reconocido y
garantizado para todas las personas como parte de su derecho a una vida digna. El
Estado y los GADs serán los encargados de desarrollar programas para el uso racional
del agua, el incremento de prácticas para el reciclaje y el tratamiento adecuado de
desechos sólidos y líquidos.
El problema de la escasez del agua
Las fuentes, los manantiales, las cuencas o cañadas se enfrentan a una acelerada
extinción, los cambios existentes tanto en el clima como en el suelo, provocan
inundaciones, sequías y desertización. Sin embargo, es la acción humana el elemento
más drástico que ejerce una deforestación delirante, ignora los conocimientos
tradicionales, sobre todo de las comunidades indígenas locales y retira el agua de los
ríos de diferentes maneras como lo son obras de ingeniería, represas y desvíos
Ante una situación de escasez del agua, la amenaza se cierne sobre tres aspectos
fundamentales del bienestar humano: la producción de alimentos, la salud y la
estabilidad política y social. Esto se complica aún más si el recurso disponible se
encuentra compartido, sin considerar el aspecto ecológico, por lo que la gestión del
recurso deberá tender a evitar situaciones conflictivas debidas a escasez,
sobreexplotación y contaminación, mediante medidas preventivas que procuren un uso
racional y de conservación. El agua es un recurso imprescindible, pero escaso para la
vida. Menos del 1% del agua del planeta es dulce y accesible para el hombre, aunque
este porcentaje varía considerablemente según el lugar, el clima o la época del año.

Frente a estos antecedentes es importante preguntarnos:


¿El agua debe ser manejada por el Estado?
De acuerdo con una encuesta realizada por los estudiantes de la Universidad Central del
Ecuador se ha podido considerar que el 28,3% de los pobladores indígenas encuestados
se encuentran en desacuerdo respecto a la premisa que considera que el agua debería ser
manejada por el Estado, en contraste a ello, el 17,7% de la muestra considera una
posición de aprobación. Entre los intersticios, el 19,6% no se encuentra seguro respecto
a quién o qué entidad debe ser la reguladora de este recurso, por lo que existe mayor
porcentaje de indecisión respecto a una posición o actor dominante. Finalmente,
aquellos que consideran estar totalmente en desacuerdo son un 24,3% de la muestra que
no se equipara con un 9,3% de individuos que se encuentran totalmente en acuerdo con
la premisa.
De cara a estos resultados es imprescindible comprender la problemática del agua a
través de nuevas aristas, ¿la gestión integral del agua debe ser parte de una
gobernanza local, sectorial o nacional?
Gestión Local del Agua
La gestión del agua es un problema que se relaciona a la falta de disponibilidad,
consistencia y calidad del recursos hídrico generando una serie de elementos que
cimentan la pobreza multidimensional, la desigualdad y la exclusión socioespacial por
lo que su acceso a este recurso es limitado y en algunos sectores de difícil acceso. En
este sentido, algunas de las condiciones necesarias para la creación de una verdadera
gestión equitativa del agua son: promover la descentralización del poder cambiando la
jerarquía clásica entre la administración pública y los ciudadanos a través de
mecanismos horizontales de comunicación que permitan comprender las necesidades y
formas de solventar estas disyuntivas; incrementar la participación social sin
exclusiones hasta los niveles decisorios obligatorios de la administración pública;
compartir la responsabilidad de ahorrar recursos hídricos; aumentar los sistemas de
comunicación de la red de actores y definir claramente tanto sus objetivos comunes
como las diversas necesidades e intereses de la sociedad. Estas condiciones se
encuentran mejor en la escala geográfica más cercana a la población, por lo que los
gobiernos de las ciudades y pueblos, que tienen mayor poder, importancia e influencia
en la implementación de la política del agua, juegan un papel central en esta
descentralización. Al centralizar la gestión en esta área regional, apuntamos a considerar
eficiente y necesaria la ejecución de una gestión local del agua por sobre otras formas
de gestión.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que lograr una participación eficiente a nivel
local del gobierno local no es tarea fácil, por lo que es necesario asumir desafíos que
involucren a gran parte de los actores estatales, no estatales y sociales de las diferentes
comunidades y pueblos, siendo imprescindible construir en la ciudadanía valores éticos,
ambientales, sociales, económicos, políticos y emocionales que puedan ser integrados
en un solo principio que apunte a concientizar sobre la importancia de preservar los
recursos hídricos del país.
Política Sectorial del Agua
En lo referente a Política Sectorial respecto a la calidad del agua se establecen dos
grandes lineamientos enfocados a proteger y mejorar la calidad del Agua en el Ecuador,
mismos que se detallan a continuación.
P1: Conservar, recuperar y gestionar de manera sostenible los ecosistemas generadores
del agua.
P2: Garantizar de manera progresiva el acceso al agua, limpia, segura y permanente
para consumo humano, y el suministro de agua para riego, que asegure la soberanía
alimentaria, caudal ecológico y actividades productivas.
Estrategia Nacional de Calidad del Agua (ENCA)
La formulación e implementación de la Estrategia Nacional de Calidad del Agua
(ENCA) es parte de la actual institucionalidad del país. De esta manera, ENCA trata de
crear espacios de colaboración y participación entre actores directa e indirectamente
relacionados con la calidad del agua, reconociendo así la importancia de la honestidad
en las actividades de los distintos niveles de gobierno y de la sociedad en general.
Comité Interinstitucional de la Calidad del Agua
El Comité Interinstitucional de Calidad del Agua (CICA), fue creado mediante el
Acuerdo Interinstitucional No. 001 (MSP, 2015), el cual se encarga de la coordinación,
articulación, formulación de políticas y acciones sobre la calidad y el control de la
contaminación del agua, orientadas a la protección, conservación y manejo integrado.
El Comité está conformado por los ministros (as) y secretarios (as) de las siguientes
Carteras de Estado:
• Secretaria del Agua (SENAGUA).
• Ministerio de Ambiente (MAE); y,
• Ministerio de Salud Pública (MSP).
Es importante mencionar que el Comité tiene carácter transversal por lo que busca
garantizar y priorizar las acciones enfocadas a mejorar la calidad del agua y el control
de la contaminación.
Instituciones vinculadas con el manejo de cuencas
En el Ecuador existen varias instituciones vinculadas con el manejo de cuencas
hidrográficas: instituciones gubernamentales, gobiernos provinciales y seccionales,
instituciones privadas. Las principales instituciones que manejan cuencas hidrográficas,
en forma directa e indirecta son las corporaciones regionales de desarrollo, los
organismos seccionales y las instituciones privadas.
Entre las corporaciones, se encuentra el Consejo Nacional de Recursos Hídricos
(CNRH) que administra el recurso hídrico y supervisa las acciones relacionadas con este
propósito. Esta actividad la cumple a través de varias agencias regionales ubicadas en
todo el país.
Conclusiones:
Para aumentar la eficiencia en el uso del agua en sus diferentes fases de distribución y
consumo se deben definir políticas, promover instituciones, incorporar el planeamiento
estratégico para su gestión y promulgar las leyes que sean necesarias. En muchos países,
los gobiernos centrales están transfiriendo la responsabilidad de la gestión de los
sistemas de riego a empresas privadas y a asociaciones locales de usuarios. El objetivo
fundamental de la gestión del agua es optimizar su uso en toda la cuenca hidrográfica,
de forma que todos los usuarios tengan acceso al agua que necesitan, pero asimismo se
plantean como objetivos mantener la calidad, evitando su contaminación.
En las últimas décadas, el deterioro que ha venido sufriendo el medio ambiente ha
encendido una luz de alerta y se ha empezado a prestar mayor atención al fenómeno de
degradación, que puede convertirse en uno de los principales flagelos del fin de siglo. El
recurso agua no escapa a esta realidad, siendo este uno de los más afectados en las
últimas décadas, por tratarse de un recurso de alta vulnerabilidad.
Una buena gestión del agua debe plantear una serie de intervenciones que cuiden la
calidad de la misma, hacer un uso eficiente, prevenir la contaminación y proteger
nuestros ríos, lagunas, humedales, embalses y acuíferos, patrimonio de las generaciones
futuras.
Además, es necesario que se implementen controles efectivos, estableciendo cánones
adecuados por el uso del agua, así como también penalidades efectivas para aquellos
que violen las disposiciones legales.
La gran diversidad de factores ambientales, sociales y económicos que afectan o son
afectados por el manejo del agua avala la importancia de establecer una gestión
integrada del recurso hídrico (en contraposición al manejo sectorizado y
descoordinado). Ello requiere un cambio de paradigma, pasando del tradicional modelo
de desarrollo de la oferta hacia la necesaria gestión integrada del recurso mediante la
cual se actúa simultáneamente sobre la oferta y la demanda de agua, apoyándose en los
avances tecnológicos y las buenas prácticas. Asimismo, la gestión hídrica debe estar
fuertemente vinculada a la gestión y desarrollo territorial, la conservación de los suelos
y la protección de los ecosistemas naturales.

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