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De Puentes y Adultos
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Una aproximación al mundo adulto

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15/12/2015

-Franco Ochi Ramacciotti-

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En el siguiente trabajo me propongo, en concordancia con las consignas dadas
desde la cátedra de Psicología Evolutiva y del Aprendizaje, realizar un análisis de
la película Los puentes de Mádison que me permita articular su contenido con el

material teórico estudiado durante el año. (A CONTINUAR)


La felicidad es uno de los temas protagónicos de esta película. Felicidad en
tanto meta de vida, o en tanto suponga alcanzar el placer y conservarlo, hacerlo
parte constante de uno. Felicidad encarnada en este caso en el amor, el
enamoramiento, en encontrar a esa persona que de alguna manera nos
“complementa”, felicidad encarnada en el “hechizo que solo ocurre una vez en la
vida” (palabras de Robert, uno de los personajes de la película). Francesca vive
una vida rutinaria, una vida de mero conformismo con lo que tiene. Quiere a sus
hijos pero da por hecho que ya crecieron y paulatinamente dejan de ser parte de
su vida. Quiere a su marido pero no siente pasión por él. Le da paz el lugar donde
vive, pero la aburre y le parece monótono. Siente el latente deseo de un cambio, el
cual se le presenta cuando su familia viaja y aparece Robert, un fotógrafo del que
se siente atraída desde un primer momento. Es justamente en Robert donde
proyecta esta posibilidad de escapar de la rutina, de cambiar, de alcanzar esa
felicidad que anhela. Pero hay cambios que resultan titánicos para algunos y este
es el caso de Francesca. Bien dice Lorenzo García Aretio, que “lograr un lugar en
la sociedad ha sido considerado siempre un examen de ingreso al mundo adulto.
Hoy en día solo se puede aspirar a mantenerse, es decir, luchar para conseguir no
volver a cero”.

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