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SISTEMA RESPIRATORIO

Formación de las yemas pulmonares


Cuando el embrión tiene alrededor de 4 semanas aparece una evaginación a
partir de la pared ventral del intestino anterior (yema pulmonar). La aparición de
esta depende del incremento de ácido retinoico (AR) que sintetiza el mesodermo
adyacente. Este incremento de AR induce una regulación positiva del factor de
transcripción TBX4, que se expresa en el endodermo del tubo intestinal, en el sitio
en que se origina el divertículo respiratorio. El TBX4 induce la formación de la
yema, así como el crecimiento y diferenciación de los pulmones. El epitelio que
cubre el interior de la laringe, tráquea y bronquios, al igual que los pulmones, es
de origen endodérmico. Los componentes de tejido cartilaginoso, muscular y
conectivo de la tráquea y pulmones derivan de mesodermo visceral que circunda
al intestino anterior.
Al inicio la yema pulmonar tiene comunicación con el intestino anterior, sin
embargo, cuando el divertículo se expande en dirección caudal, las crestas
traqueoesofágicas la separan del intestino anterior. Cuando estas crestas se
fusionan para formar el tabique traqueoesofágico, el intestino anterior se divide
en esófago dorsalmente y la tráquea ventralmente. El primordio respiratorio
mantiene su comunicación con la faringe por medio del orificio laríngeo.
Laringe
El revestimiento interno de la laringe se origina del endodermo, los cartílagos y
músculos derivan del mesénquima del cuarto y sextos arcos faríngeos.
Cuando los cartílagos de forman, el epitelio laríngeo prolifera con rapidez, lo que
origina la oclusión temporal de su luz. Mas tarde la vacuolización y recanalización
dan origen a los ventrículos laríngeos. Estos huecos están limitados por pliegues
tisulares que se convierten en las cuerdas vocales falsas y verdaderas.
Todos los músculos de la laringe están inervados por ramas del decimo par
craneal (vago). El nervio laríngeo superior inerva los derivados del cuarto arco
faríngeo, en tanto que el nervio laríngeo recurrente lo hace con los derivados del
sexto arco faríngeo.
Tráquea, bronquios y pulmones
Cuando se separa del intestino anterior, la yema pulmonar forma la tráquea y las
yemas bronquiales primarias.

Al inicio de la quinta semana cada una de estas yemas se ensancha para constituir
los bronquios primarios derecho e izquierdo. El derecho genera tres bronquios
secundarios y el izquierdo dos, lo que da lugar a la formación de tres lóbulos en el
pulmón derecho y dos en el izquierdo.
Los pulmones se expanden hacia el interior de la cavidad corporal. Los espacios
disponibles para los pulmones, los canales pericardioperitoneales, son estrechos.
Estos se ubican uno a cada lado del intestino anterior y quedan ocupados por lo
pulmones. Los pliegues pleuroperitoneales y los pleuropericardicos separan los
canales pericardioperitoneales de las cavidades peritoneal y pericárdica, y los
espacios remanentes constituyen las cavidades pleurales primitivas.
El mesodermo que cubre el exterior del pulmón se convierte en la pleura visceral.
El mesodermo somático que cubre el interior de la pared corporal se transforma
en la pleura parietal. La cavidad pleural es este espacio que existen entre estas
dos pleuras.
Se van a dividir los bronquios en 10 bronquios terciarios en el pulmón derecho y a
8 en el izquierdo, lo que crea los segmentos broncopulmonares. Al final del sexto
mes existen alrededor de 17 generaciones de subdivisiones. A pesar de esto, para
que el árbol bronquial adquiera su configuración definitiva deben ocurrir seis
divisiones adicionales durante la vida posnatal. La ramificación esta dada por
interacciones epitelio-mesenquima entre el endodermo de las yemas pulmonares
y el mesodermo visceral que las circunda. Al tiempo que se generan todas estas
subdivisiones nuevas y el árbol bronquial se desarrolla, los pulmones asumen una
posición más caudal, haciendo que al momento del nacimiento la bifurcación de
la tráquea coincida con el nivel de la cuarta vértebra torácica.

Maduración de los pulmones


Los bronquiolos terminales se dividen para constituir los bronquios respiratorios y
cada uno de estos se divide en tres a seis conductos alveolares. Los conductos
terminan alveolos primitivos (rodeados por células alveolares planas en contacto
con capilares vecinos). Al final del séptimo mes el número de sacos alveolares y
capilares maduros es suficiente para garantizar un intercambio gaseoso
adecuado, lo que permitiría la sobrevivencia en el neonato prematuro.
Tras una fase seudoglandular (5 a 16 semanas) y una canalicular (16 a 26
semanas), las células cuboides que recubren los bronquiolos respiratorios se
modifican para dar origen a células planas, células epiteliales alveolares, que
están en relación íntima con los capilares hemáticos y linfáticos.
En el séptimo mes es posible el intercambio de gases entre la sangre y el aire en
los alveolos primitivos. Antes del nacimiento los pulmones están ocupados por un
fluido con proteínas escasas, cierta cantidad de moco y surfactante, que es
sintetizado por las células epiteliales alveolares.
Cuando se inicia la respiración, el líquido pulmonar se absorbe, no así la capa de
surfactante, que impide el colapso de los alveolos durante la espiración al
disminuir la tensión superficial en la interfase aire-sangre capilar. La ausencia de
surfactante o un volumen escaso de este, en el neonato prematuro desencadenan
síndrome de dificultad respiratoria (SDR) debido al colapso de los alveolos
primitivos. El crecimiento de los pulmones tras el nacimiento se debe
principalmente al aumento del número de bronquiolos respiratorios y alveolos. Se
forman alveolos nuevos durante los primeros 10 años de la vida posnatal.

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