Está en la página 1de 15

“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANIA NACIONAL”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA

PROGRAMA DE MAESTRIA CON MENCION EN DERECHO PENAL

ANALISIS DEL TIPO PENAL “REBELION”

CURSO:
TEORIA DEL DELITO

DOCENTE:
DR MARTIN HECTOR FRANCISCO CASTILLO NIZAMA

DISCENTE

 OTERO MORAN JUANA MAXIMINA

Semestre Académico 2022 – II


ARTÍCULO 346.- REBELIÓN

El que se alza en armas para variar la forma de gobierno, deponer al gobierno


legalmente constituido o suprimir o modificar el régimen constitucional, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte
años.

ANALISIS

I. BIEN JURÍDICO PROTEGIDO

Para entender el tema de los bienes jurídicos intermedios o mediatos,


debemos hacer la diferencia usual en los tratados de Parte General del
Derecho Penal entre el objeto material del delito y el bien jurídico-penal.

En los delitos contra el orden constitucional y los poderes del Estado, que
contiene, entre otros, el delito de rebelión se trata de un bien jurídico
supraindividual, pero este bien necesita de determinados objetos materiales
que hagan evidente y corpóreo el bien jurídico colectivo e institucional, como
por ejemplo, el Poder Judicial, Congreso de la República, Tribunal
Constitucional, etc. Entonces, los objetos materiales que cumplen una función
representativa en los delitos contra el orden constitucional y los poderes del
Estado, y aplicados en el presente caso serían, entre otros, los siguientes:

 Congreso de la República
 Poder Judicial
 Tribunal Constitucional
 Consejo Nacional de la Magistratura
 Ministerio Público
 Contraloría General de la República y de las Asambleas Regionales

Entonces, para definir el grado de consumación del delito de rebelión puede


producirse en doble perspectiva:

 Una lesión efectiva a los objetos materiales del delito producido a través
de la conducta típica "alzamiento en armas", pero a la vez,
 Un peligro (concreto) en forma mediata al bien jurídico colectivo "orden
constitucional y poderes del Estado".
En resumen: el delito de rebelión (artículo 346°) se trata de un delito de peligro
concreto, pues existe un adelantamiento de las barreras de punibilidad, y no
espera a que efectivamente se deponga o se extinga el gobierno legalmente
constituido o el régimen constitucional. Este dato es sumamente importante a
efectos de verificar la consumación formal del delito de rebelión: se
perfecciona típicamente el delito en cuestión cuando comienza el alzamiento
en armas y no cuando termina la extinción o modificación de los poderes
constitucionales del Estado, ya que en estos últimos se trata de elementos
subjetivos finalisticos de la acción rebelde, y no verificables en la consumación
típica. Lo importante acá es establecer que el momento consumativo del delito
de rebelión está en función del bien jurídico tutelado y no en el objeto material
del delito; es decir, en el orden constitucional y los poderes del Estado y no
en los órganos concretos por los cuales se representa el bien jurídico órgano
constitucional y poderes del Estado.

El objeto material del delito está ligado generalmente al tema de los bienes
jurídicos individuales, porque es a partir de aquellos bienes corpóreos-
individuales que se "representa" y se hace "conocer" el bien jurídico-penal
finalmente tutelado. En tal sentido, los bienes individuales (intermedios) y
bienes colectivos (tutelados por ley) están en una misma línea de ataque por
parte del sujeto activo.

De acuerdo con la intensidad del menoscabo al objeto material se distingue


entre delitos de lesión y delitos de peligro (concreto). En los primeros, el tipo
presupone un perjuicio en el objeto material protegido mientras que en los
segundos es suficiente el riesgo de su lesión como resultado de la acción. Los
delitos de peligro también son llamados delitos de emprendimiento, y estos
suponen un adelantamiento de la línea de la punibilidad, a fin de conseguir
una protección más eficaz de los bienes jurídicos. Por eso se les conoce
también con la denominación de delitos de consumación anticipada. Es
técnica utilizada frecuentemente en materia de delitos políticos, en cuyo
marco, si se esperase a la consumación sustancial de los hechos, los
presuntos autores podrían pasar de la categoría de delincuentes a la de
héroes, de la de enjuiciados a jueces, de la de súbditos a gobernantes.
En el delito de peligro concreto, el acaecimiento del peligro es un elemento
del tipo, y tiene que ser verificado. Los delitos de peligro abstracto son delitos
de actividad cuyo merecimiento de pena descansa sobre la peligrosidad
general de la acción típica para determinados bienes jurídicos. Ahora bien,
debe tenerse en cuenta para afectos de determinar el momento consumativo
del delito de rebelión, este se trata de un tipo de peligro, aunque el legislador
no lo diga expresamente en el tipo penal correspondiente.

El legislador peruano en el delito materia de análisis, no espera a que el


alzamiento en armas logre finalmente su cometido, o sea, que se cierre el
gobierno legalmente constituido o cambien de régimen constitucional.

Lo contrario sería afirmar que el Derecho Penal no cumple funciones de


prevención, más todavía cuando se trata de bienes jurídicos institucionales
como el delito en cuestión. Se tiene que decir que cuando se trata de proteger
penalmente un bien jurídico colectivo-institucional como lo es el orden
constitucional y los poderes del Estado. El delito de rebelión es un delito de
peligro porque el bien jurídico es un bien jurídico supraindividual y por ello el
legislador no espera a su lesión efectiva.

II. TIPICIDAD
2.1 TIPICIDAD OBJETIVA
2.1.1. SUJETO ACTIVO

El delito de rebelión puede ser considerado como delito especial en


sentido amplio. Algo parecido sucede, por ejemplo, con el delito de
contaminación ambiental (artículo 304°), ya que si bien es un delito
común ("El que"), solo las personas jurídicas o las empresas pueden
consumar dicho delito, ya que son las únicas que pueden sobrepasar
en forma permanente los límites de tolerabilidad o tolerabilidad de la
actividad contaminante y no una persona natural en forma esporádica.
Tan es así que el legislador peruano ha tratado de separar nítidamente
el accionar de los posibles sujetos activos en este delito: por un lado,
los sujetos que tienen más acercamiento con el concepto de
"alzamiento en armas"; y por otro, quienes no tienen acercamiento con
el concepto de alzamiento en armas como, por ejemplo, ministros de
Estado, y que más bien su conducta es de tipo omisivo (artículo 352°).

La sentencia de fecha 26 de noviembre de 2007, expedida por la


Sala Penal Especial de la Corte Suprema de la República, Exp. N°
13-2004-A-V, ha dicho con relación a este tema lo siguiente: "El sujeto
activo, puede ser cualquier persona"; por la locución gramatical
utilizada: en la que, no requiere una cualidad especial, pudiendo ser
incluso un funcionario público o cualquier otra persona.

2.1.2. LA REBELIÓN COMO TIPO PENAL PLURISUBJETIVO.

El delito de rebelión se trata de un delito plurisubjetivo, pues para su


consumación se requiere de un determinado número de personas,
según las circunstancias, de un mínimo acuerdo, organización y
estructura en el grupo. En cuanto al sujeto activo, se trata de un delito
plurisubjetivo, de los denominados de convergencia, en el que las
voluntades de los múltiples autores confluyen en un fin común. En el
delito de rebelión, la participación criminal se manifiesta como un
supuesto de autoría conjunta necesaria o coautoría, toda vez que
entre los encartados existe un condominio del hecho, esto es, alzarse
en armas, para impedir a los poderes nacionales, aunque sea
temporalmente, el libre ejercicio de sus facultades constitucionales.

2.1.3. TIPICIDAD SUBJETIVA


Este delito claramente afecta la institucionalidad configurada según la
Constitución. Por lo que recae en el Estado el acto del delito.

2.1.4. ALZAMIENTO EN ARMAS

En tal sentido, el alzarse en armas implica un desplazamiento físico


del sujeto activo, generalmente deponer un régimen constitucional se
realiza violentamente. La historia ha demostrado que necesariamente
una rebelión ha ido de la mano de enfrentamientos, de violencia física
y psicológica, de destrozos materiales, etc.

En fin, la iniciación de los cursos causales debe tener su origen en


una conducta positiva. Puede haber un alzamiento local, regional o
nacional.

El "alzamiento en armas" debe ser de carácter público, ya que si es


secreta o reservada no tiene ningún sentido penal, salvo lo tipificado
en el artículo 349° del Código, que preceptúa la represión del delito
de conspiración para el delito de rebelión; y la consecuencia
dogmática más importante de la existencia típica de la conspiración
en relación a la tipicidad del delito de rebelión es que no existe
participación criminal posible, porque cualquier colaboración o
instigación (por acción o por omisión), caería en la órbita típica del
delito de conspiración; es decir, sería una autoría delictiva. El
alzamiento implica la organización de personas, por tanto, debemos
concluir que el eje central del comportamiento descansa en la
conducta típica de alzarse en armas, requiriendo para ello un mínimo
de organización.

Así, nuestro Código de Justicia Militar Policial (Decreto Legislativo N°


961, publicado el 11-01-2006), en el artículo 68º prescribe que:
"Comete delito de rebelión el personal militar policial que en forma
colectiva (...)". Es evidente que tal organización no es la rebelión
misma, que se constituye con el acto dirigido claramente hacia un
determinado objetivo. El logro de la finalidad perseguida no modifica
la adecuación típica. En cuanto al comportamiento típico el delito de
rebelión tiene que ser realizado mediante armas, no puede ser
mediante otro tipo de instrumento como por ejemplo: "amenaza" o
"violencia", salvo que esté prescrito como una modalidad típica
específico. Debe existir la certeza de que se cuenta con las armas,
aunque no las exhiba ni haya demostración de ellas. No constituye
rebelión el uso de la fuerza física por parte de un grupo que no está
armado, según el sentido expuesto anteriormente, aunque lo utilice
con finalidades propias del delito (en todo caso quedaría configurada
como motín).

El delito de rebelión, en el derecho peruano, no solamente se puede


cometer por acción o por omisión impropia, sino también por omisión
propia o simple. Una cualidad que debe destacarse del tipo penal es
que solo está dirigido a funcionarios o servidores públicos, lo cual la
voluntad del legislador nacional era la de comprender penalmente a
aquellos sujetos cualificados que no ofrezcan algún tipo de oposición
a los actos rebeldes, sediciosos, o de motines.

Ahora, si bien es cierto que mediante una interpretación no literal sino


teleológica de la norma jurídica, se podría concluir que habría un
alzamiento de armas omisivo, pero esta ya ha sido incorporada en el
Código Penal por el artículo 354°. En consecuencia, si un funcionario
o servidor público no se opone a la rebelión pudiendo hacerlo, su
conducta será subsumida por los artículos 354° y 346° del Código, ya
que se aplica el principio de especialidad; y si quien no se opone es
un sujeto común, su conducta será atípica porque el artículo 346° es
de realización comisiva. En síntesis: la conspiración y la rebelión
están en la misma dirección de afectación al bien jurídico-penal
poderes del Estado y el orden constitucional.

2.1.5. DEPONER AL GOBIERNO LEGALMENTE CONSTITUIDO

A diferencia de la modalidad anterior, en este supuesto solo se busca


que las personas que ejercen la administración ejecutiva del Estado
peruano (gobierno) sean reemplazadas por otras personas que
evidentemente no fueron electas para ejercer dichos cargos.

Esto es, advertimos que esta modalidad delictual además se pretende


desconocer el resultado electoral obtenida. Pareciera que tiene
componentes de los delitos electorales, situación que no es así,
debido a que el rebelde o los rebeldes hacen uso del alzamiento en
armas para derrocar al gobierno constituido mediante votación
ciudadana.

2.1.6. SUPRIMIR O MODIFICAR EL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL

Este supuesto está vinculado con alterar el régimen procedimental


previsto en el artículo 206 de la Constitución, esto es, que el sujeto
activo pretende quebrar el procedimiento para la reforma
constitucional vigente.

El artículo antes mencionado señala que toda reforma constitucional


debe ser aprobada por el Congreso con mayoría absoluta del número
legal de sus miembros y ratificada mediante referéndum (siendo este
el procedimiento ordinario) o puede omitirse el referéndum cuando el
acuerdo del Congreso se obtiene en dos legislaturas ordinarias
sucesivas una votación favorable en cada caso superior a los 2/3 del
número legal de congresistas (procedimiento extraordinario o
excepcional).

Entonces, el fin criminal tendrá por objeto violar este procedimiento y


buscar otras formas no previstas por la Constitución para cambiar el
régimen constitucional del Perú. Nuevamente a este supuesto debe
preceder el alzamiento de armas, incluso resulta irrelevante usar el
arma o hacer uso de otros mecanismos explosivos, pues bastará este
acto irrefutable de alzamiento para conseguir este propósito.

2.1.7. CONSUMACIÓN

Para saber exactamente cuándo existe consumación de un ilícito


penal, debería observar en primer lugar, el verbo rector del tipo penal,
luego engarzar este verbo con algún resultado típico si hubiere. Sobre
esta base saber, luego, si es un delito de mera actividad, de resultado
peligroso o lesivo, delitos de tendencia, etc. El ámbito de influencia de
la tipicidad es determinante para valorar y enjuiciar cualquier
conducta. No puede realizarse elucubraciones doctrinales sobre
aspectos progresivos del delito soslayando aspectos tan elementales
como la descripción típica de cada figura de la Parte Especial, eso
sería violar el principio de legalidad.

En consecuencia, la pregunta que salta por sí sola es la siguiente:


¿hasta cuándo durará el "alzamiento en armas", para poder ubicar
exactamente el momento consumativo del delito de rebelión, según la
redacción del tipo penal? Un alzamiento de armas puede durar
algunos minutos, algunas horas, días o semanas. En todo caso lo que
sí es cierto que en la rebelión puede hablarse de delitos cuya
consumación puede extenderse en el tiempo, para lo cual cabe una
pregunta: ¿Puede hablarse de delitos permanentes, delitos
continuados, o quizá delitos instantáneos con efectos permanentes?

Como es sabido, los elementos concurrentes del delito instantáneo


con efectos permanentes son los siguientes:

a) Una conducta, que puede ser de acción como de omisión;


b) Una consumación típica y agotamiento instantáneo; y, por
último,
c) Perdurabilidad del efecto producido.

El homicidio, por ejemplo, destruye el bien jurídico de la vida y la


supresión del mismo, consecuencia de la conducta, perdura para
siempre; en las lesiones, el bien jurídico protegido (la salud o
integridad corporal), disminuye instantáneamente como resultado de
la actividad humana, pero la alteración en la salud permanece por un
determinado tiempo. Asimismo, en el delito de lesiones graves (inciso
2 del artículo 122°), cuando se mutila un miembro u órgano principal
se trata de un delito instantáneo, pero la mutilación de los órganos
durará un tiempo.

Los delitos instantáneos con efectos permanentes se presentan en


aquellos casos en los que la duración de la conducta no puede
considerarse como consumación, sino que existe un proceso de
agotamiento instantáneo, pero con perdurabilidad en los efectos que
se causan. Roxin los denomina delitos de estado los hechos que están
concluidos con la provocación de un determinado estado (por regla
general, el resultado en el sentido de los delitos de resultado), y por
tanto, no son susceptibles de mantenimiento por el autor, ni lo
necesitan. Ejemplos clásicos son los delitos de homicidio, pero
también las lesiones y los daños.

La permanencia de los efectos que causa la conducta no altera en


forma alguna la mecánica relativa a la perseguibilidad ni tampoco el
principio del curso de la prescripción de la acción persecutoria, pues
siguen siendo considerados delitos instantáneos, en donde cuya
consumación se identifica con la terminación del mismo, es decir, no
es posible una progresión consumadora lo que determina la
instantaneidad es la imposibilidad de que la lesión o puesta en peligro
del bien jurídico dure en el tiempo o sea susceptible de reiteración en
la misma fase consumatoria.

Lo determinante está en ubicar el momento consumativo en los delitos


instantáneos con efecto permanente, y a mi entender, la consumación
tiene que empezar con el alzamiento en armas y no cuando termina
la misma, ya que si fuera tanto el comienzo y la terminación, el delito
de homicidio no tendría consumación cierta. La consumación en el
homicidio perduraría mientras la víctima esté muerta lo cual sería
insólito, pues para la mayoría de la doctrina el homicidio se consuma
con el instante mismo en que el bien jurídico "vida" se destruye
completamente.

En similar sentido, cuando los rebeldes empiezan a salir a las calles y


avenidas portando armas y tropas militares, podemos decir que allí
empieza el alzamiento en armas, es decir, ha empezado el delito de
rebelión del artículo 346°; al igual que cuando se aprieta el gatillo del
revólver y disparas hacia la víctima, en ese momento empieza a
matarse, es decir, empieza el delito de homicidio del artículo 106⁰ del
Código. Cabe destacar, los delitos instantáneos con efectos
permanentes como es el delito de rebelión siguen perteneciendo a la
categoría de delitos instantáneos, y no a la de delitos permanentes.
En cuanto a la consumación del delito de rebelión habrá que hacer
algunas precisiones: en primer lugar, queda consumado con la acción
de alzarse en armas con el propósito, sin que se requiera que los fines
propuestos hayan sido logrados. Lo que la ley reprime es el
levantamiento en armas, para lograr ese propósito. Es decir, que de
una parte, no es suficiente la organización, si no hay actos de
alzamiento realizados con determinado fin, y de otra, producidos tales
actos, al logro de la finalidad perseguida no modifica la adecuación
típica. El delito de rebelión es una consumación instantánea, es decir,
se realiza en el acto de su ejecución y se consuma en la consecución
del resultado. Es decir, la acción se consuma en un solo momento.

El agente que se alza en armas puede hacerlo orientado por


cualquiera de los tres elementos subjetivos típicos, debiéndose
rescatar lo consignado en el art. 45 de la Constitución Política del
Estado en cuanto señala que "El poder del Estado emana del pueblo.
Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y responsabilidades
que la Constitución y las leyes establecen. Ninguna persona,
organización, Fuerza Armada, Policía Nacional o sector de la
población puede arrogarse el ejercicio de ese poder. Hacerlo
constituye rebelión o sedición".

En tal sentido, para la consumación formal de la rebelión solo se


requiere que un grupo de individuos se alcen en armas guiados por
cualquiera de los fines típicos precedentemente expuestos.

Que, en virtud a lo expuesto precedentemente, la doctrina considera


al delito de rebelión como un delito de resultado cortado que se
consuma con el solo alzamiento en armas, no necesitándose para su
configuración el que se logre la finalidad de la acción, pues en el caso
que se llegue a materializar una nueva forma de gobierno en el
entendido que dicha cuestionable conducta cumpla su objetivo
aquella no podría ser considerada como delito; siendo este tipo penal
uno eminentemente político, toda vez que con el accionar típico de los
rebeldes no solo se atenta contra la organización política o
constitucional del Estado, sino que, además, ello tiene como sustento
de su realización: un móvil o fin eminentemente políticos

2.2. TIPICIDAD SUBJETIVA

La teoría del delito no se ocupa de los elementos de los tipos delictivos


concretos sino de aquellos aspectos del concepto del delito que son
comunes a todos los hechos punibles. Se trata de las categorías de la
tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad que a su vez se desglosan en
numerosos subconceptos como los elementos objetivos y subjetivos de la
tipicidad, requisitos objetivos y subjetivos de las causas de justificación,
así como los elementos positivos y negativos de la culpabilidad. Dentro de
esa estructura planteada por la dogmática jurídica penal, en primer lugar
las categorías que integran el delito y conforman parte del injusto, es decir,
al tema de la tipicidad, la cual se encuentra compuesta por los sub-
conceptos: tipicidad objetiva y subjetiva. Es en esta última subcategoría o
subconcepto en el que nos detendremos a fin de analizar el tema de los
elementos subjetivos distintos al dolo. El dolo es la sustancia básica
indispensable del hecho punible doloso. El dolo es el núcleo central del
injusto personal de acción en los delitos dolosos y puede, por ello, ser
caracterizado como el elemento subjetivo general del tipo.

Sin embargo, junto al dolo concurren a menudo especiales elementos


subjetivos del tipo que son así mismo parte integrante del injusto de
acción, en la medida que en que vienen a caracterizar más
detalladamente la voluntad de acción del autor. Por regla general los
elementos subjetivos del tipo sirven para constituir el injusto de una
determinada clase de delito y, más ocasionalmente, son empleados como
base para efectuar cualificaciones o atenuaciones de un tipo básico. Más
allá de ello, numerosos tipos reclaman otros elementos psíquicos o al
menos determinables psíquicamente, sea, para empezar a construir el
cuadro delictivo, o bien para crear calificaciones o, a la inversa, privilegios.

Es así como tanto el tipo como la antijuridicidad se subjetivizan, dejando


de ser elementos predominante o exclusivamente objetivos, para pasar a
tener carácter mixto: el tipo se concibe con un aspecto objetivo (que es la
manifestación de voluntad en el mundo físico requerida por el tipo) y un
aspecto subjetivo (que es el aspecto interno, la voluntad propiamente
dicha, manifestada en el dolo); así pues, se estructura la concepción
compleja del tipo penal, dejando atrás el tipo simple o unitario que solo
contemplaba el aspecto externo u objetivo. La antijuridicidad igualmente
implica un juicio valorativo, aunque se trata de un juicio de contrariedad
con la norma objetiva de valoración, sin que suponga todavía un
quebranto a la norma subjetiva de determinación, lo cual se examina en
la culpabilidad.

Los elementos subjetivos distintos del delito han sido dotados de la frase
"con el fin de"; no obstante, tratarse de tipos penales de baja
criminalización que traen consigo una mínima penalidad. Esto a simple
observación comporta un evidente problema: se está exigiendo una
voluntad del sujeto activo para realizar el delito en el plano de la tipicidad
es decir, se precisa de un dolo directo reforzado con elementos subjetivos
teleológicos y, sin embargo, la respuesta punitiva del Estado es exigua.
Lo que aparentemente contradice la regla general de que los delitos de
dolo directo y provisto además de reforzantes subjetivos suponen un
mayor nivel de injusto penal, haciendo derivar en consecuencia un más
alto rigor punitivo.
EN RELACION A LO QUE ACONTECE NUESTRO PAIS EN
ESTOS MOMENTOS

El 7 de diciembre de 2022 quedará en la historia peruana no como un día en el


que, de forma inconstitucional, el entonces presidente de la República quebró el
orden constitucional disponiendo el cierre ilegal del Congreso, sino también por
la respuesta institucional de los diferentes órganos de la administración pública.

A través de un mensaje de la Nación, el expresidente José Pedro Castillo


Terrones señaló que “El Congreso ha destruido el estado de derecho, la
democracia. Ha roto el equilibrio de poderes para instaurar la dictadura congresal
con el aval de su Tribunal Constitucional”.

Así, entre diversas medidas dispuso que “(…) en los próximos nueves meses se
elaborará una nueva Constitución Política, (…) asimismo se declara en
reorganización el Poder Judicial, Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia
y el Tribunal Constitucional”.

Minutos después de dicho mensaje, se apreció en los medios de comunicación


que el citado mandatario salió de Palacio de Gobierno junto a su familia y el
asesor de la PCM Aníbal Torrez Vásquez de forma pacífica.

El expresidente Pedro Castillo enfrenta distintos cargos penales por la decisión


de disolver el Congreso de la República, que determinó la caída de su gobierno
por un proceso de vacancia votado por mayoría del Legislativo. El cargo más
notorio es por el presunto delito de rebelión, contemplado en el título XVI del
Código Penal, relacionados con los delitos contra los poderes del Estado y el
orden constitucional.

Según el artículo 346 del CP, el delito de rebelión, el cual he analizado líneas
arriba, se consuma cuando alguien “se alza en armas para variar la forma de
gobierno, deponer al gobierno legalmente constituido o suprimir o modificar el
régimen constitucional”. Por esta causa, el responsable “será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de diez ni mayor de veinte años”.

Esta situación también está contemplada en el artículo 45 de la Constitución, que


establece las limitaciones generales para quienes ejercen el poder del Estado.
“Ninguna persona, organización, Fuerza Armada, Policía Nacional o sector de la
nación puede arrogarse el ejercicio de ese poder. Hacerlo constituye rebelión o
sedición”.

Lo realizado por el ex presidente Pedro Catillo, se puede observar que desde un


inicio se está violando el principio de legalidad al considerar que en ningún
momento se han acreditado los delitos imputados al expresidente. Viéndose que
el delito que le imputan no ha implicado un levantamiento en armas por parte del
ex presidente condición que se exige en el tipo penal materia de análisis

Asimismo, debemos tener presente que el delito de rebelión tiene un alto


contenido político, ya que la afectación al bien jurídico de carácter institucional
son los poderes del estado y el orden constitucional.

Esta acción siempre es influenciada por la situación política que rodea el


encausamiento, sobre todo cuando cambian los elementos políticos que
pudieran haber sido afectados por la medida de fuerza dispuesta por los que
planificaron y/o ejecutaron el alzamiento en armas y, en la casi totalidad de los
procesos penales por el delito de rebelión, mayor influencia tienen las
consideraciones políticas que las estrictamente jurídicas.

Hay rebeliones que tienen la trascendencia de revoluciones como ya lo hemos


visto anteriormente en nuestro país y son aquellas a las cuales se apela como
recurso extremo para abatir el despotismo y restablecer la normalidad; si estas
rebeliones triunfan salen de la esfera de las acciones punibles; por eso, nuestro
legislador solo castiga a los que se alcen para deponer el gobierno, mas no a los
que deponen al gobierno por medios de las armas.

No cabe apreciar en el delito de rebelión causas de justificación ni de exigibilidad.


La perpetración de este delito siempre viene acompañada de una apelación a
razones excepcionales de necesidad, que naturalmente no pueden conducir a la
apreciación de la eximente de estado de necesidad. La constitución prevé un
mecanismo para la modificación de la misma, así como vías jurídicas para
reaccionar ante situaciones importante agitación o perturbación del orden social,
como la declaración del estado de alarma.

También podría gustarte