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Universidad Central de Venezuela

Facultad de Ciencias Económicas y Políticas


Escuela de Antropología
Seminario de Análisis Cerámico

Mariana Rendón

Ensayo 4. Procedencia y Distribución


La cerámica es un material de mucho valor identitario para las comunidades, es por esta
razón, que resulta en una fuente de información muy grande e importante por conocer, a
través de la materia prima (como la pasta y el desengrasante), los estilos de vida e
interacciones de una determinada comunidad que persistieron y pudieron expandirse no
solo en el tiempo sino en el espacio; y es que el estudiar las propiedades químicas y/o
físicas de esta cultura material, todavía tiene una trascendencia muy corta y experimental,
por lo que lo común seguía siendo estudiar la procedencia de los grupos a través de análisis
estilísticos.

Al hablar de la producción y distribución hay que tomar en cuenta, el papel organizativo de


los sistemas económicos de esa comunidad, al encontrar los medios que permitan satisfacer
sus necesidades de subsistencia y materiales, como lo es claramente la cerámica en la
fabricación de bienes utilitarios y brinda una valiosa información acerca de la naturaleza de
los cambios económico, político y social de esas comunidades, que dependiendo de su nivel
de organización y/o sistema, podía aumentar o disminuir la escala comercial de este
material. “Los sistemas de producción cerámica exhiben una variación considerable que
va desde la simple producción doméstica a pequeña escala hasta sistemas de producción a
gran escala mucho más complejos” (Sinopoli, 1991, 98p).

En el caso de la producción doméstica, suele ser un trabajo con poca tecnología e inversión
de materia prima o herramientas, así como también la fabricación periódica de la misma.
También existe la industria domestica qué, aunque se sigue produciendo en el hogar (en
mayores cantidades y de forma más frecuente) y este se comercializa fuera de él, que es
cuando empiezan a surgir los alfareros como especialistas del trabajo manual de las piezas,
con áreas de trabajo que involucra tecnología más especializada para trabajos de mayor
calidad y escala, que solían durar casi todo el año y tendían a comercializarse en los
mercados. Hasta finalmente llegar a las fábricas o industrias a gran escala con producciones
masiva de tiempo completo y una inversión de tecnología refinada y especializada que
respondiera a la alta demanda de las actividades productivas. La mayoría de los esquemas
cuasi-evolutivos en arqueología económica postulan una progresión directa desde la
producción doméstica individual para “uso propio” a través de talleres hasta la organización
de fábrica, con variantes especiales en situaciones particulares, como los gremios
medievales (Rice, 1987, 169p)

La escala de producción se refiere a la cantidad de cerámica producida de que tipo, el nivel


o la escala de producción esta obviamente ligado estrechamente a la tecnología de
fabricación, así como a la distribución y el uso, es decir, al “mercado” de la cerámica. El
modo de producción también aborda la tecnología de fabricación, pero se orienta más
específicamente hacia los arreglos laborales y organizativos, inclusive quien se dedica a la
producción (hombres, mujeres, niños, ancianos, familias, clanes, etc.) y donde trabajan
(hogares, talleres, etc.); también se incluyeron cuestiones distributivas como el
reconocimiento del papel del intermediario, comerciantes o empresarios y aun mucho más
importante, poder identificar si se está frente a una producción especializada como
actividad económica artesanal.

La organización y escala de producción cerámica tiene implicaciones muy importantes para


la naturaleza de los productos terminados, incluso en ausencia de vestigios arqueológicos
directos de la fabricación de cerámica es posible argumentar desde las vasijas misma, hasta
las técnicas y poder desarrollar una idea de cómo era la organización de producción
cerámica. De igual manera es importante resaltar que diferentes escalas de producción
podían coexistir en una misma sociedad.

En cuanto a la distribución, también puede variar las formas y distancias que recorre la
cerámica. Estos sistemas resultan de gran interés para comprender las interacciones entre
los distintos grupos sociales como canales de difusión e intercambio. “El estudio de la
distribución de la cerámica implica, en primer lugar, identificar el origen de la vasija, ya
sea el taller o la región en la que se produjo, y en segundo lugar, examinar los
mecanismos por los que pudo haber llegado a su destino” (Sinopoli, 1991, 103p).
Este contacto puede ser comercial, regalos, o incluso imitaciones locales de mercancía
exótica, estas imitaciones pueden identificarse por técnicas químicas con estudios
microscópicos de materia prima y técnicas de construcción. En una región, la producción
cerámica puede usarse para saber dónde fueron producidas, vendido o comercializado
desde sitios de producción y como fueron transportados e intercambiado por los grupos de
comerciantes.

Para poder identificar el material cerámico, y por ende, su procedencia, a menudo implica
el uso de equipos especiales para implementar métodos de análisis para la disposición
atómica, como es el caso de los rayos X, los análisis térmico diferencial y espectroscopia.
Las primeras técnicas de análisis se enfocaron en las “petrografías”, dándole mayor
relevancia al relleno que a la arcilla, a través de métodos gravimétricos con láminas
delgadas y el análisis de metales pesados que resultaban en procedimientos muy largos.
Esto cambio en la década de los treinta, cuando Shepard, con un estudio a gran escala del
“análisis de láminas delgadas para descubrir los orígenes de la cerámica vidriada de Río
Grande, que demostraba las largas distancias a las que llegaba a comerciarse la cerámica
común” (Orton, Tyers, Vince. 1997, 33p); método que posteriormente se expandió y utilizo
en Norteamérica, y Europa.

Por otro lado, el estudio de la composición química y/o física, fue más tardía pero de gran
utilidad para la discriminación entre distintos grupos o “tipos” de cerámica. El uso de
técnicas como la espectroscopia por fluorescencia de rayos X (XRF) tuvo éxito durante el
análisis de cerámica monoica y micénica, así como también los análisis por activación de
neutrones aplicados a cerámica mediterránea y mesoamericana (Orton, Tyers, Vince. 1997).
Así mismo se han utilizado otras técnicas como la espectroscopia por emisión óptica
(OES), por absorción atómica (AAS) y por emisión de plasma inducido (IPC).

Para conocer la procedencia, podemos intuir y señalizar, a través de análisis aplicados a la


evidencia material, (estudio de componentes químicos, desengrasante, uso tecnológico,
entre otros) las posibles rutas comerciales y de intercambio de la que eran objeto, motivado
a su gran variedad en cuanto a su uso, ya sea en vasijas, tarros, o cualquier forma que
pudiera ser de utilidad al momento de desplazarse o transportar alimento o bebida.
Información que deberá ser caracterizada y analizada para no mezclar o confundir dos o
más centros de producción de distintas comunidades que pudieran replicar cierto producto
por su éxito, sino en cambio, estudiar los posibles modos de distribución de los grandes
centros de producción cerámica con respecto a las comunidades vecinas.

Analizar la distribución cerámica, resulta en un reto al tener que comparar y asociar


distintos yacimientos que puede que pertenezcan a un mismo espacio y tiempo, es decir,
“estableciendo mapas de distribución que representan el movimiento físico de la
cerámica” (Orton, Tyers, Vince. 1997). Establecer un mismo “tipo” en yacimientos
distintos permite poder trazar y delimitar zonas de distribución, incluso analizando el tipo
de pasta con la que se elaboró la vasija y si este componente se encuentra dentro del área
delimitada o no, dará indicios de posibles rutas de intercambio o comercio.

Aunque poder establecer tales rutas sigue siendo un reto para los arqueólogos motivado a
que no existe mucha información acerca de comercio especifico de la cerámica, sino que es
una cuestión de interpretación a partir de la documentación y registro de la movilización de
materiales o productos que obviamente debían transportarse en vasijas de este material.

La cerámica puede obtenerse por motivos estilísticos o estudio de sus atributos


tecnológicos. Utilizando métodos como la activación de neutrones, espectroscopia de rayos
X para caracterizar e identificar la arcilla en sus fuentes regionales, el color de la vasija o
incluso la consistencia de la pasta pueden ser indicativos para la ubicación de esa
producción. Así como la identificación de estilos puede dar cuenta de una localización
general. “Tanto el tratamiento decorativo como la forma de las vasijas pueden ser
distintivos para los ocupantes de una región en particular, y su presencia fuera de su are
central indica algún tipo de contacto entre regiones” (Sinopoli, 1991, 104p).

Se debe entender qué en la producción cerámica, los arreglos socioeconómicos


involucrados en la práctica del oficio, no se ha abordado de manera integral, lo que resulta
desafortunado ya que “sin un amplio conjunto de datos comparativos sobre cómo, dónde o
quien produce, distribuye y usa la cerámica, las reconstrucciones arqueológicas de estos
patrones se encuentran en terreno inestable” (Rice, 1987, 168p).

En conclusión, la interrogante sobre la producción cerámica se encuentra frente a muchas


investigaciones sobre este material, pero qué a diferencia de otras áreas de estudio, existen
pocos trabajos teóricos sobre la producción cerámica contemporánea que permitan partir de
ese análisis para interpretar los datos, pero de una temporalidad distinta, y es que, como
actividad económica, la producción cerámica se encuentra vinculada en el contexto social y
político más amplio dentro del cual se toman decisiones de fabricación que están
estrechamente vinculada a los patrones de distribución y consumo de una determinada
sociedad.

Referencias
Orton C, Tyers P, Vince A, (1997). La cerámica en arqueología. Critica. Grijalbo
Mondadori. Barcelona, España
Rice, P. (1987). Pottery Analysis. A Sourcebook. The University of Chicago Press.
Chicago and London.
Sinopoli, C. (1991). Approaches to Archaeological Ceramics. Plenum Press. New York and
London.

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