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Decisión estratégica: Portfolio para empresas editoriales (Dato, Hebe; Colombo, Tamara;
Granados, Ángeles; Valenzuela, Martín)
1. INTRODUCCIÓN
Las Decisiones estratégicas son tres: Porfolio, Targeting y Diferenciación. Estas decisiones se
toman una vez que se tiene un escenario del Sector Industrial. Estos datos se ordenan, por
ejemplo, en una matriz de FODA (Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas).
Es preciso diseñar un sistema de información en el cual se vuelque un conjunto de elementos,
instrumentos y procedimientos para obtener, registrar y analizar datos, con el fin de
transformarlos en información útil para tomar decisiones de marketing. La información para
estos sistemas se obtiene de investigaciones de: demanda, sobre los consumidores o sobre
los consumos industriales; de oferta o entorno competitivo, sobre los competidores actuales
o potenciales y sobre los condicionamientos que pueden imponer productos sustitutos o
sectores proveedores; y de canales o trade research, sobre los mejores sistemas de
distribución y logística y los niveles de intermediación de los canales. Por lo general, cuando se
realiza una investigación de mercado, se limitan a las acciones relacionadas a la investigación
de demanda. En cambio, una investigación comercial incluye exploraciones de los tres tipos
mencionados. (Carponi Flores, 2009).
Por eso, para analizar las decisiones estratégicas, es necesario conocer: Cuál es el negocio y
cuál debería ser (Drucker); las necesidades de nuestro público meta (Maslow); cómo está
compuesto el producto ideal y las percepciones del público meta de los productos de nuestra
competencia (Levy); analizar que no haya miopía del negocio o del producto (Levitt); cómo está
compuesto el Sector Industrial y los posibles movimientos de las empresas (Porter).
Al tener el resultado de la investigación comercial (información), se puede comenzar a tomar
decisiones. Existen dos grandes grupos de decisiones: Decisiones estratégicas y Decisiones
tácticas.
Se toman primero las Decisiones estratégicas porque: Conforman un escenario a largo plazo;
reconocen y organizan los diferentes targets; delinean cuál es el negocio; identifican el
posicionamiento y precisan la diferenciación con respecto a la competencia; delimitan y
encausan las decisiones tácticas.
Se puede empezar definiendo qué productos o servicios desarrollará la empresa o empezar
definiendo para qué público meta la empresa desarrollará sus productos.
La última decisión estratégica que siempre debemos tomar es la Decisión estratégica de
Diferenciación.
Entendemos por porfolio al conjunto de todos los productos o se0vicios que un vendedor
ofrece en venta a los compradores.
El porfolio está compuesto por una o más líneas de productos. Una línea de productos es un
grupo de productos relacionados por alguna característica común.
Para la industria editorial una línea de producto puede ser una colección o serie.
Al momento de desarrollar un Plan de marketing se deberá tener en cuenta la organización de
la información de los productos y servicios que vayan a ofrecer en el porfolio.
Un porfolio o cartera de productos bien elaborado y diseñado es una carta de presentación ante
todo el Sector Industrial y dependerá de cómo lo planteamos, la manera en que nos van a mirar
nuestros competidores y nuestros consumidores.
En el ámbito editorial el porfolio o cartera de productos está compuesto por todos los servicios y
productos que editó la empresa y se encuentran disponibles. Entonces, es el catálogo editorial
activo o los productos y servicios ofrecidos actualmente por la empresa. El porfolio de una
editorial es idéntico al fondo editorial, su catálogo completo.
Para su organización y comprensión se divide en líneas de productos y sublíneas, que muchas
veces son llamadas series o colecciones. A veces hay productos "sueltos" que no integran
ninguna línea de productos dentro de una editorial.
Se pueden tomar decisiones sobre el porfolio en general, o sea, sobre la mezcla de productos,
o bien, sobre las diferentes líneas que lo componen. Estas pueden ser: Agregar nuevas líneas
de productos ampliando así la mezcla de productos (decisión de amplitud); agregar más
variantes a cada producto, profundizando la línea (decisión de profundidad); alargar cada
línea de productos (decisión de longitud); buscar una mayor o menor consistencia de
líneas dependiendo de si la empresa quiere lograr una fuerte presencia en un solo campo o
participar en más campos (decisión de consistencia).
3. LÍNEAS DE PRODUCTOS
Sobre las líneas de productos necesitamos conocer dos cosas: La contribución total en las
ventas y utilidades de cada artículo de la línea; el perfil de mercado de la línea de producto.
Los gerentes de líneas de productos se encuentran muchas veces con un problema: ¿Cuál es
la longitud que permite optimizar la línea? Esta longitud óptima es aquella que logra obtener la
mayor utilidad posible.
La decisión de longitud óptima debe estar alineada con los objetivos de la empresa. Si se
busca una mayor participación se manejarán líneas más largas para cubrir las necesidades del
mercado. Por el contrario, si la compañía busca una gran rentabilidad manejará líneas más
cortas.
Una línea de productos puede nacer completa o con un producto, para luego ir creciendo o
menguando.
En la mayor parte de las empresas, una característica de la competencia es que éstas son
mutuamente dependientes: Las empresas sienten los efectos de los movimientos de unas y
otras y están propensas a reaccionar a ellos. En esta situación, que los economistas llaman
oligopolio, el resultado de un movimiento competitivo de una empresa depende, por lo menos
hasta cierto grado, de las reacciones de sus rivales.
En un oligopolio, la empresa suele enfrentar un dilema. Puede buscar los intereses
(rentabilidad) del sector industrial en general (o de algún subgrupo de empresa) no iniciando
así la reacción competitiva, o puede buscar su propio interés con el riesgo de provocar
represalias y convertir la competencia del sector industrial en una batalla.
Este capítulo presenta algunos principios para hacer movimientos competitivos en tal ambiente.
Considera tanto los movimientos ofensivos para mejorar su posición como los movimientos
defensivos para impedir que los competidores emprendan acciones inconvenientes.
Además de basarse en el capítulo 1, este capítulo se apoyará necesariamente en los principios
básicos del análisis competidor descriptos en el capítulo 3 y en el estudio de las señales del
mercado en el capítulo 4.
Movimientos Competitivos
Los movimientos que no amenazan los objetivos de los competidores son los indicados para
comenzar la búsqueda de formas para mejorar la posición relativa de la empresa. Puede haber
movimientos que la empresa deba hacer para aumentar las utilidades que no reduzcan el
desempeño de sus competidores importantes o amenacen de un modo indebido sus objetivos.
Se pueden distinguir movimientos que mejoren la posición de la empresa y de los competidores
aún si ellos no los alcanzan; movimientos que mejoren la posición de la empresa y las
posiciones del competidor sólo si un número importante las logran; movimientos que mejoren la
posición de la empresa debido a que sus competidores no las igualarán.
El primer caso implica un riesgo menor si tales movimientos pueden ser identificados.
El segundo caso es más común. En la mayor parte de los sectores industriales hay
movimientos que mejorarían la situación de todos si todas las empresas las siguieran.
La identificación de la tercera categoría de movimientos no amenazadores depende del
cuidadoso entendimiento de las oportunidades proporcionadas por los objetivos y supuestos
particulares del competidor.
Los movimientos serán percibidos como no amenazadores si los competidores ni siquiera los
notan; los competidores no están interesados en ellos; el desempeño de los competidores se
afecta poco.
La ejecución de los movimientos para mejorar la posición de todos requiere que los
competidores entiendan que el movimiento no es una amenaza. Tales movimientos pueden ser
una adaptación común y recurrente necesaria debido a las condiciones cambiadas del sector
industrial. Sin embargo, todas las categorías de movimientos no amenazadores implican cierto
riesgo.
Las empresas pueden usar una amplia variedad de mecanismos para evitar falsas
interpretaciones en tales situaciones, aunque ninguna es a toda prueba.
Movimientos amenazadores
Movimientos defensivos
Hasta ahora nos hemos referido a los movimientos ofensivos, pero puede ser igualmente
importante la necesidad de impedir o defenderse contra los movimientos de los competidores.
Por supuesto, el problema de la defensa es el opuesto al problema del ataque. Una buena
defensa es la de crear una situación en la cual los competidores concluyan que el movimiento
no es prudente. Igual que con los movimientos ofensivos, la defensa puede lograrse obligando
a los competidores a dar marcha atrás después de una batalla. Sin embargo, la defensa más
efectiva es impedir totalmente la batalla.
Para impedir un movimiento, es necesario que los competidores esperen represalias con un
alto grado de seguridad y que crean que las represalias serán efectivas.
Sin embargo, si un movimiento no puede impedirse, existen otros métodos para la defensa.
Una vez que ha ocurrido el movimiento de un competidor, la privación de una base adecuada
para que alcance sus objetivos, aunada a la expectativa de que esta situación continuará,
puede obligar al competidor a retirarse. Las tácticas para negar una base incluyen fuerte
competencia en precios, fuertes gastos en investigación y cosas similares. Atacar a los nuevos
productos en su fase de prueba de mercado, puede ser una forma efectiva de pronosticar la
futura disposición de una empresa para pelear y ser menos costoso que esperar a que ocurran
las introducciones. Otra táctica es utilizar arreglos especiales para cargar de inventario a los
clientes, eliminando así el mercado para el producto y elevando el costo de ingreso a corto
plazo.
Compromiso
Comunicando el compromiso
La comunicación del compromiso puede hacerse mediante una variedad de mecanismos y con
varios dispositivos de señales. Los bloques de construcción de un compromiso creíble son los
siguientes: Activos, recursos y otros mecanismos para llevar a cabo rápidamente el
compromiso; una clara intención de llevar a cabo el compromiso; incapacidad para retroceder o
la resolución moral percibida de no dar marcha atrás; habilidad para descubrir que se cumple
con las condiciones a las cuales se refiere el compromiso.
La necesidad de contar con mecanismos para llevar a cabo un compromiso, con el fin de
comunicar su seriedad es obvia. Si una empresa parece ser invencible, es probable que no se
origine una batalla.
La clara intención de llevar a cabo un compromiso también debe ser comunicada para que sea
creíble el cometido. Una forma de hacerlo es mediante un patrón de comportamiento
congruente. Los anuncios o filtraciones de la intención de llevar a la práctica un compromiso
también son dispositivos de comunicación.
Los factores conocidos que hagan que sea difícil y costoso, si no es que imposible, que la
empresa retroceda, son en extremo efectivos para comunicar un compromiso.
Cuanto más piense un competidor que la empresa está en los límites de lo irracional al llevar a
cabo su compromiso, más cauteloso será al enfrentarse a esa empresa.
No siempre son necesarios grandes recursos para comunicar un compromiso.
Por último, la habilidad de una empresa para detectar movimientos ocultos, es fundamental
para la efectividad de su compromiso para ejercer represalias. Si el competidor cree que puede
engañar sin ser descubierto, puede verse tentado a hacerlo.
Puntos Focales
El problema de coordinar las expectativas de los competidores respecto a cuáles serán los
resultados eventuales del mercado conduce a la inestabilidad en el oligopolio. Hasta el grado
en que los competidores tengan expectativas divergentes las maniobras continuarán ocurriendo
y son probables los brotes belicosos. Un aspecto importante para llegar a un resultado en tal
ambiente es el descubrimiento de un punto focal, o algún punto importante de apoyo en el cual
pueda converger el proceso competitivo en sus expectativas. El poder del punto focal reside en
la necesidad y deseo que tienen los competidores de alcanzar algún resultado estable para
evitar dificultades, movimientos y contraataques perturbadores.
El concepto de los puntos focales presenta tres implicaciones para la rivalidad competitiva: Las
empresas deben buscar identificar un punto focal conveniente tan pronto como sea posible; los
precios en la industria u otras variables de decisión se pueden simplificar, de manera que
pueda identificarse el punto focal; es el interés propio de la empresa tratar de ajustar el juego
para hacer que emerja el punto focal que le parezca mejor.
Nota sobre la Información y el Secreto
Los mercados suelen estar formados por individuos o entidades heterogéneos. Los
consumidores tienen características o atributos diversos, muchos tipos de necesidades
diferentes y cuando compran un producto no buscan siempre los mismos beneficios. En
consecuencia, no se puede considerar el mercado como una unidad y ofertar a todos sus
integrantes los mismos productos o servicios.
Si se quieren satisfacer realmente las necesidades del mercado e incrementar la demanda,
debe proponerse una oferta diferenciada a cada uno de los grupos de consumidores que
presentan características o necesidades distintas.
La segmentación es un proceso de división del mercado en subgrupos homogéneos, con el fin
de llevar a cabo una estrategia comercial diferenciada para cada uno de ellos.
El concepto de segmentación se basa en la proposición de que los consumidores son
diferentes, ya sea en sus necesidades o en sus características demográficas o
socioeconómicas, en su personalidad, actitudes, percepciones y preferencias. Se supone que
estas diferencias dan lugar a demandas distintas.
Segmentar es dividir el mercado, de forma tal que se obtengan grupos que sean internamente
homogéneos por sus características, por sus necesidades o por sus comportamientos. Esta
división puede hacerse directamente o determinando primero cuáles son los criterios más
apropiados que permiten obtener segmentos más homogéneos internamente y diferentes entre
sí. Si bien la segmentación predeterminada es fácil de aplicar, no garantiza que se obtengan
los segmentos más relevantes.
Tres dimensiones de la segmentación de mercados: El concepto, la técnica y la estrategia. El
concepto hace referencia a la idea de que el mercado no es homogéneo, de que existen grupos
con distintas características, comportamientos y necesidades. La técnica supone entender a la
segmentación como un proceso de división del mercado de acuerdo con distintos criterios o
procedimientos. La dimensión estratégica de la segmentación es la más relevante para el
marketing, pues supone el diseño de estrategias adaptadas a los segmentos de mercado a los
que se dirige la acción comercial.
2. UTILIDAD DE LA SEGMENTACIÓN
La segmentación del mercado permite comprender mejor las necesidades y deseos de los
consumidores y sus respuestas a las ofertas comerciales existentes o a las potenciales. Si se
conocen las necesidades del mercado, se pueden diseñar estrategias de marketing más
efectivas, tanto para los consumidores como para la empresa.
La segmentación del mercado proporciona los siguientes beneficios: Pone de relieve las
oportunidades de negocio existentes; contribuye a establecer prioridades; facilita el análisis d3e
la competencia; facilita el ajuste de las ofertas de productos o servicios a necesidades
específicas.
Para que la segmentación de mercado sea efectiva, es decir, permita que puedan atenderse
las distintas necesidades y demandas del mercado y se consigan los objetivos de marketing de
la empresa, deben cumplirse una serie de requisitos que pueden resumirse en los siguientes:
Los segmentos deben ser fácilmente identificables y su potencial de compra debe ser medible;
los segmentos han de ser accesibles, es decir, han de poder ser efectivamente alcanzados y
servidos; los segmentos deben ser sustanciales, lo que implica que sean lo suficientemente
grandes para ser rentables; los segmentos han de ser realmente diferentes, es decir, han de
presentar diferencias en sus comportamientos de compra o uso del producto; deben ser
también posibles de servir; los segmentos deben ser defendibles.
4. CRITERIOS DE SEGMENTACIÓN
Los criterios de segmentación sirven para clasificar a los consumidores finales, o mercado de
consumo, y a las empresas u otras organizaciones, o mercado industrial.
Los segmentos pueden determinarse de acuerdo con criterios generales o específicos. Los
criterios generales son independientes del producto o del proceso de compra, sirven para
dividir cualquier población, sea o no un mercado; los específicos, en cambio, están
relacionados con el producto o el proceso de compra.
Tanto los criterios generales como los específicos pueden ser objetivos o subjetivos.
Los criterios generales sirven para clasificar cualquier población o grupo de personas, con
independencia de sus pautas de compra y consumo. Dentro de ellos, los hay que son
fácilmente medibles, como las variables demográficas, las socioeconómicas y las geográficas,
que constituyen criterios de segmentación objetivos.
La personalidad y los estilos de vida pueden dar lugar a fuertes diferencias en las necesidades
y pautas de consumo. Estos criterios son difíciles de aplicar por cuanto la medida de los
distintos tipos de personalidad y estilos de vida es subjetiva.
Los criterios de segmentación específicos están relacionados con el producto o es proceso de
compra. Suponen comportamientos; motivaciones; o bien actitudes, percepciones y
preferencias hacia el producto, la marca o el punto de venta.
Los criterios de segmentación específicos objetivos hacen referencia a comportamientos y son
fáciles de medir. En relación con el uso o el consumo, el mercado puede segmentarse por los
productos o servicios específicos utilizados dentro de una gama de alternativas.
Los criterios específicos subjetivos son más difíciles de aplicar que los objetivos; sin embargo,
pueden permitir identificar segmentos cuya demanda presente diferencias muy significativas en
su respuesta. De acuerdo con tales criterios, cabe clasificar a los segmentos de mercado por la
ventaja o beneficio buscado en la adquisición del producto o servicio.
Existen diversos procedimientos para segmentar mercados, que varían según se trate de
formar grupos predeterminados (grandes, medianos y pequeños usuarios; clientes habituales o
esporádicos; etc.), lo que da lugar a una segmentación «a priori», o según se pretenda
conseguir una segmentación «óptima», es decir, que explique del mejor modo posible un
determinado comportamiento. Para cada uno de estos dos casos hay técnicas estadísticas
apropiadas.
Dentro de los diseños que intentan optimizar la formación de grupos, cabe distinguir entre:
Segmentación, propiamente dicha, según la cual la división obtenida trata de explicar uno o
más comportamientos en función de las características que definen al grupo identificado;
tipología, en la que la formación de grupos se basa en la homogeneidad o similitud interna de
los individuos que los componen, pero sin referencia a uno o más comportamientos a explicar.
Las técnicas estadísticas utilizadas en estos diseños tratan de describir las características y
comportamientos de los segmentos o de explicar las diferencias que se observan en ellos. En
cualquier caso, los segmentos están ya establecidos y no se pretende descubrirlos o
identificarlos con tales técnicas.
Una vez determinados los distintos segmentos del mercado, la empresa puede optar entre tres
tipos de estrategias básicas: Indiferenciada, diferenciada y concentrada.
Estrategia indiferenciada
Estrategia diferenciada
Estrategia concentrada
Una manera de aprovechar las ventajas del análisis de segmentación es el desarrollo de una
estrategia concentrada. La empresa puede detectar la existencia de varios segmentos de
mercado relevantes; pero es posible que no sea capaz de atender a todos ellos de un modo
adecuado por no disponer de los recursos necesarios. En lugar de tratar de abarcar todo el
mercado, le resultará más ventajoso concentrarse sobre uno o pocos segmentos en los que
puede tener alguna ventaja competitiva y obtener una mayor participación de mercado en
ellos.
Una estrategia de marketing concentrada en uno o pocos segmentos puede presentar, sin
embargo, ciertos riesgos.
La segmentación por medio del producto es la más corriente. Puede consistir en ofrecer
productos similares o completamente distintos a través de marcas diferentes, denominadas
«segundas marcas».
Pero el procedimiento más usual de segmentar el mercado por el producto es mediante la
oferta de modelos, tamaños, presentaciones o envases distintos.
Aunque la segmentación por producto suele ir acompañada por un precio también distinto,
adaptado a la sensibilidad de la respuesta de la demanda de cada segmento, hay situaciones
en las que el producto ofertado es similar o incluso igual y la diferencia radica
fundamentalmente en el precio.
La segmentación del mercado también puede practicarse por medio de la distribución. La venta
de un producto a través de distribuidores exclusivos (como, por ejemplo, la de algunas marcas
de relojes) o sólo en determinados canales (por ejemplo, la venta de cosméticos en farmacias),
trata de dar un mayor prestigio al producto y dirigirse a los segmentos de mercado más
elitistas. Por el contrario, la distribución a través de hipermercados o tiendas de descuento
pretende alcanzar a los segmentos de mercado más sensibles al precio, que están dispuestos
a recibir un servicio de menor calidad a cambio de un precio también menor.
4. ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN
Las necesidades, los deseos y la capacidad de compra son los factores que configuran un
mercado. Un mercado tiene límites que han de conocerse para diseñar la estrategia comercial.
Estos límites son relativos y pueden modificarse, especialmente a los que se refieren al uso del
producto.
El análisis del mercado implica la determinación de diversos aspectos del mismo, como su
tamaño, potencial, la estructura del consumo y la capacidad de compra de sus integrantes, los
distintos segmentos que lo componen, la evolución de la demanda y la identificación de los
factores que influyen sobre la misma, así como el comportamiento de los compradores,
consumidores y usuarios.
El análisis de los recursos y capacidades de la empresa debe considerar una gran diversidad
de factores relativos a aspectos de producción, marketing, financiación y generales de la
organización.
El análisis de los recursos y capacidades de la propia empresa determinará cuáles son sus
puntos fuertes y cuáles son sus puntos débiles.
Para poder llevar a cabo de modo efectivo el análisis de la situación, la empresa requiere un
sistema de información que esté integrado con la estrategia. El sistema de información fue
definido como el conjunto de elementos, instrumentos y procedimientos para obtener, registrar
y analizar datos con el fin de transformarlos en información útil para tomar decisiones. La
investigación comercial aporta los métodos y técnicas necesarios para obtener los datos y
analizarlos de forma rigurosa.
Los datos utilizados por el sistema de información de marketing pueden ser primarios o
secundarios. En ambos casos, los datos pueden proceder de fuentes internas o externas a la
organización.
Un sistema de información debe concebirse como un instrumento capaz de evaluar las
consecuencias en las ventas o beneficios de determinadas estrategias.
Una vez analizadas las oportunidades y amenazas y determinados los puntos fuertes y débiles
de la competencia y de la propia empresa, se podrán plantear las opciones estratégicas
alternativas. r los sistemas de relaciones entre compradores y vendedores.
Los objetivos pueden ser muy diversos y opuestos, por lo que será preciso establecer
prioridades y resolver los conflictos que se presenten. Estos objetivos pueden consistir en
innovar, obtener una ventaja competitiva, incrementar la participación del mercado o mejorar la
rentabilidad.
Para conseguir los objetivos propuestos la empresa debe formular acciones o estrategias
específicas. Estas estrategias tratarán de desarrollare ventajas competitivas en productos,
mercados, recursos o capacidades que aseguren la obtención de tales objetivos.
6.1. El marketing-mix
El plan de marketing como parte del plan estratégico de la empresa, propondrá estrategias
específicas combinando de forma adecuada los distintos instrumentos del marketing: Producto,
precio, distribución y promoción.
Una de las finalidades de la formulación de la estrategia de marketing es desarrollar y explotar
eficazmente las ventajas competitivas que posea la empresa. Estas ventajas pueden apoyarse
en uno o varios de los instrumentos de marketing.
Producto
Para obtener una ventaja competitiva en el producto, es necesario partir de un concepto del
mismo centrado en las necesidades que satisface y no en las características específicas del
producto o servicio ofertado.
La obtención de una ventaja competitiva en el producto requerirá una diferenciación efectiva
con respecto a los productos o servicios ofertados por las demás empresas.
La diferenciación en producto puede obtenerse resaltando algún aspecto real o aparente que
haga que se perciba como distinto o único con el fin de crear una situación monopolística en el
mercado.
La diferenciación puede obtenerse también con la innovación, lanzando nuevos productos al
mercado, especialmente si no están comercializados por los competidores.
Precio
Distribución
Mediante una distribución efectiva la empresa puede lograr la diferenciación y una ventaja
competitiva. No sólo se ha de considerar el número de puntos de venta disponibles, sino
también su ubicación, dimensión y ambientación.
La logística desempeña también un papel muy importante, sobre todo en aquellas empresas
que tienen una distribución intensiva y que comercializan productos de alta rotación.
Promoción
Mediante la promoción, la empresa puede obtener también una adecuada diferenciación que le
permita mantener una ventaja competitiva.
La diferenciación puede lograrse a través de la adecuada formación del personal de la
organización, de modo que convierta a los colaboradores en auténticos profesionales y
vendedores no sólo de sus productos y servicios, sino también de la imagen pública de la
empresa.
La diferenciación puede estar también en el mensaje y tono de la publicidad de la empresa, en
sus campañas de promoción de ventas y en sus acciones de relaciones públicas.
La empresa no sólo ha de tener buenos productos y servicios, sino también ha de saber
comunicar las ventajas y beneficios que reportan a los usuarios.
Las estrategias posibles para alcanzar los objetivos pueden ser muy diversas. Un mismo
objetivos se puede conseguir a través de estrategias distintas y la misma estrategia no
proporciona siempre los mismo resultados.
Ansoff propuso un útil esquema de análisis de los distintos tipos de estrategias cuando los
objetivos son de expansión o crecimiento. En este caso, el autor clasifica las estrategias en
función del producto ofertado (actual o nuevo) y del mercado sobre el que actúa (también
actual o nuevo). Este doble criterio de clasificación da lugar a cuatro tipos de estrategias de
expansión: Estrategia de penetración del mercado; estrategia de desarrollo del mercado;
estrategia de desarrollo del producto; estrategia de diversificación.
Porter clasifica las estrategias en función de la ventaja competitiva perseguida (costos o
diferenciación) y de la amplitud del mercado al que se dirige la empresa (todo o sólo algunos
segmentos). Determina tres clases de estrategias genéricas: Estrategia de costos; estrategia
de diferenciación; estrategia de enfoque.
Miller y Snow proponen una tipología de las estrategias que se basa en el comportamiento de
las empresas dentro de una industria. Distinguen cuatro tipos: Prospectores; defensores;
analizadores; reactores.
Teniendo en cuenta la actuación frente a la competencia, Kotler clasifica las estrategias en
cuatro tipos: Estrategia de líder; estrategia de retador; estrategia de seguidor; estrategia de
especialista.
Las estrategias difieren también en función de que la empresa trate de conseguir los objetivos
por sus propios medios, a través de un desarrollo interno, o bien mediante un desarrollo
externo o integración, a través de adquisiciones o fusiones. La integración puede ser vertical u
horizontal.
Una vez planteadas las opciones estratégicas, debe procederse a su evaluación, lo que puede
hacerse utilizando los criterios de adecuación, validez, consistencia, posibilidad, vulnerabilidad
y resultados potenciales.
Adecuación. La estrategia formulada será adecuada si proporciona una respuesta afirmativa a
las siguientes preguntas: ¿Permite la estrategia desarrollar una ventaja competitiva o mejorar la
actual? ¿Es la adecuada para aprovechar las oportunidades del mercado? ¿Permite reducir los
riesgos o amenazas? ¿Es la adecuada para mantener o mejorar la imagen de la empresa?
Validez. Se referirá a la información utilizada, a los supuestos contemplados y a las previsiones
efectuadas.
Consistencia. Debe existir armonía entre objetivos y estrategias; es decir: ¿Son consistentes
las estrategias formuladas con los objetivos perseguidos? ¿Son consistentes entre sí los
elementos de la estrategia?
Posibilidad. Implica considerar restricciones básicas que puede plantear la organización: ¿Se
dispone de los recursos necesarios? ¿Se aceptará por los responsables de su puesta en
práctica?
Vulnerabilidad. Supone contemplar los riesgos a los que debe enfrentarse la estrategia.
Resultados potenciales. Los resultados esperados deben superar los mínimos exigidos por la
empresa.
Una vez evaluadas las estrategias, se seleccionarán las que hayan superado los distintos
criterios establecidos y se procederá a su implantación y control.
La implantación de la estrategia supone convertir los planes en acciones específicas con el fin
de alcanzar los objetivos previstos. Requiere la asignación de acciones concretas a los
elementos de la organización. Esta actividad es dirigir. La dirección, además de fijar objetivos y
establecer planes, tiene como misión encaminar, ordenar, coordinar y controlar las actividades
de la organización con el fin de obtener los resultados esperados.
El control de la estrategia comercial tiene como finalidad asegurar el cumplimiento del plan de
marketing y comprobar que se están alcanzando los objetivos previstos en el mismo.
El proceso de control implica medir los resultados de las acciones empre3ndidas, diagnosticar
el grado de cumplimiento de los objetivos previstos y, en su caso, tomar medidas correctoras.
Dado que el mercado y el entorno cambian con el transcurso del tiempo, es esencial controlar y
reevaluar los resultados obtenidos con la estrategia comercial.
Este control ha de incluir el seguimiento regular de aspectos clave para la acción comercial,
tales como los siguientes: Ingresos y costos; participación de mercado; rentabilidad;
necesidades de los usuarios; potencial del mercado; intención de compra; comportamiento de
compra y uso; fidelidad de marca / producto; estilos de vida; actitudes; percepciones y
preferencias; niveles de conocimiento de la empresa y sus productos; imagen de la empresa;
calidad del servicio.
El sistema de control comercial debe actuar sobre objetivos cuantificables y directamente
imputables a las gestiones comerciales. Para ello debe contar con un sistema de información
efectivo.
Kotler distingue cuatro tipos de control distintos y complementarios: El control del plan anual, el
de la rentabilidad, el de la eficiencia y el control estratégico.