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habían dicho que perdería la visión del ojo derecho, debido a una
herida provocada cuando chocó contra una ventana. De acuerdo con
Celia Cussen, un padre dominico le envió una reliquia de San
Martín de Porres y le pidió se encomendara a él. Su ojo sanó al día
siguiente. Una veintena de testigos dieron por verdadero el hecho.
El segundo milagro, comprobado por al menos cinco personas, fue el
del niño Melchor Varanda. El pequeño cayó del techo de su casa en
Lima y se rompió el cráneo. Los médicos lo daban por desahuciado,
pero su madre se encomendó al santo peruano. Al día siguiente, como
ocurrió en el caso anterior, el pequeño se levantó como si nada
hubiera pasado.
El primero de ellos ocurrió en 1948 en Paraguay: a una anciana de 89
años le dieron pocas horas de vida luego de sufrir un infarto. Su hija,
que estaba en Buenos Aires, rezaba a Martín de Porres por la salud su
madre. La familia inició los arreglos de su funeral, pero al día
siguiente despertó milagrosamente sana.
Finalmente, en Tenerife, en 1956, un niño de nombre Antonio Cabrera
Pérez estaba a punto de perder su pierna izquierda debido a una
gangrena. Un amigo de la familia entregó una reliquia y una imagen
de Martín de Porres a la madre. Ella pasó ambos objetos por encima
de la pierna del menor y rezó para que no la perdiera. Al cabo de dos
días, esta volvió a su estado natural.
GERMINACION DE LAS PLANTAS ANTES DE TIEMPO
Don de la curación
San Martín también tuvo el don de la curación. Se le atribuyen la curación de
muchos enfermos a punto de morir y una resurrección. Sanaba a los enfermos
con la frase: “Yo te medico, Dios te cura”. A veces la curación era instantánea y
otras se iniciaba el proceso de curación con su presencia ante el enfermo.
La levitación
Según los testimonios de los frailes que vivían con él, San Martín levitaba cuando
rezaba con mucha devoción. Cuando estaba en este estado, no veía ni escuchaba. Se
dice que el Virrey a veces iba a consultarlo y tenía que esperar a que San Martín
saliera del trance.
La videncia
A San Martín de Porres también se le atribuyeron dones de vidente. Adivinaba
lo que los pobres y enfermos necesitaban y les llevaba alimentos, medicinas u
objetos que no habían pedido, pero requerían.
San Martín también podía predecir la vida propia y ajena, incluso el momento
de la muerte.
Patrono de las obras de justicia social del Perú Papa Pío XII en 1945.
BIOGRAFIA
Nacido en Lima en el Virreinato del Perú, el 9 de diciembre de 1579, hijo de
un caballero español blanco de la Orden de Alcántara, que residía en Lima,
Don Juan de Porres originario de la ciudad de Burgos, y de una criada
panameña de origen africano que luego de ser liberada adoptó el nombre de
Ana Velázquez. Su padre de noble condición no podía casarse con una
mujer tan pobre y, durante algún tiempo, no quiso reconocer al hijo mulato
nacido de esta relación. Dos años después, en 1581, nació Juana quien era
la única hermana de Martín. Después de este nacimiento, el padre dejó a la
familia.
Ana Velázquez dio a sus dos hijos una cuidadosa educación cristiana. Para
Martin su infancia no fue feliz, por ser mulato fue despreciado por la
sociedad. Tuvo que vivir en dificultades con su madre y su hermana
pequeña Juana.
Martín hizo construir el internado de Santa Cruz para niños pobres, un tipo
de institución que fue de las primeras en América y muchos niños salieron
de la calle y encontraron una generosa bienvenida.
Siempre usó un vestido blanco con una capa larga negra. El Prior, en una
circunstancia particular, lo obligó a recibir un traje nuevo y cuando un
cohermano lo felicitó por el traje nuevo, Martín, riendo, respondió: "Con
este me van a enterrar" y así fue. Martín siguió, haciéndolos suyos, modelos
de santidad de Santo Domingo de Guzmán, San José, Santa Catalina da
Siena y San Vicente Ferrer.
Humildad
Bilocación
Amor por la Virgen María
Clarividencia
Levitación
Cuidado de los enfermos
San Martín casi nunca levantaba la vista del suelo. Si entraba en las
celdas de los hermanos, no aceptaba una silla o banco para sentarse,
sino que prefería sentarse en el suelo a sus pies. Aunque recibiera
insultos su rostro se mantuvo alegre y con una simple sonrisa
transmitía amor y paz.
Bilocación
Fray Martín fue visto varias veces en lugares como México, China,
Japón, áfrica, Filipinas y Francia, aunque siempre estuvo en el
monasterio de Lima. Había cultivado el sueño de ser misionero que
nunca cumplió, pero eso no le impidió aparecer misteriosamente a
aquellos misioneros que estaban en dificultades en las misiones en
tierras lejanas.
Aunque no tenía las llaves para abrir las cerraduras del convento, por
lo que no podía salir a voluntad de ese lugar, visitaba a los enfermos
graves directamente en sus camas para tratarlos y darles consuelo.
La gente de Lima le preguntó cómo pasaba por las puertas cerradas y
él respondió cortésmente: "Yo tengo mis propios métodos para entrar
y salir".
Clarividencia
Fray Martín utilizó este don para curaciones milagrosas. Aquel que
conocía la medicina siempre encontró, a través de este don, un
tratamiento eficaz para erradicar la enfermedad. Se le vio
acercándose a la gente que sufría para aconsejarles qué hacer, qué
medicamentos tomar, qué sustancias comer para mejorar la salud.
Levadura
Testifican los frailes que fray Martín, cuando rezaba con gran
devoción, levitaba en un estado en el que no veía ni escuchaba. El
mismo virrey lo vio levantado del suelo mientras estaba en oración
frente al tabernáculo y tuvo que esperar a que saliera del trance para
obtener una consulta. Su devoción constante a la Eucaristía, donde se
encuentra el verdadero Cristo, fue tan permanente como su
asistencia a la misa celebrada al amanecer.
Ángel guardian
Este fraile dominico era muy devoto de su ángel de la guarda y,
cuando deambulaba por las calles de Lima de noche, lo guiaba. El
ángel se presentó en forma de niño con velas encendidas en la mano.