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Educación Religiosa 31 de octubre: “Historia de San Martín de Porres “

Fue un mulato, nacido en Lima, Perú, el nueve de


diciembre de 1579. Hijo natural del caballero español
Juan de Porres y de una negra panameña libre,
llamada Ana Velásquez. Vivió hasta los ocho años en
compañía de su madre y de su hermanita Juana, quien nació dos años
después. Fue bautizado el mismo día que nació en la iglesia de San
Sebastián, en Lima, recibió el sacramento de la Confirmación en el
año de 1591 por el arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo.
Martín era inteligente y tenía inclinación por la medicina, aprendió
los oficios de dentista, enfermero y barbero. A los quince años,
pidió ingresar en el convento de los Dominicos del Rosario, en Lima, y
fue admitido sólo como «donado», es decir, como terciario y le
confiaron los trabajos más humildes de la comunidad. El día 2 de
junio de 1603, después de nueve años de servir a la orden como
donado, le fue concedida la profesión religiosa y pronunció los votos
de pobreza, obediencia y castidad. Martín es recordado con la
escoba, símbolo de su humilde servicio. Su humildad era tan
ejemplar, que se alegraba de las injurias que recibía, incluso alguna
vez de parte de otros religiosos dominicos, como uno que, enfermo e
irritado, lo trató de perro mulato. Con la ayuda de varios ricos de la
ciudad, fundó el Asilo de Santa Cruz, para reunir a todos los vagos,
huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
Sus conocimientos no eran pocos para su época y, cuando asistía a
los enfermos, solía decirles:

«Yo te curo y Dios te sana».

Y fue así como, poco a poco, fue surgiendo la evidencia de que Martín
de Porres, el hermano mulato de la enfermería y la cocina del convento
de Santo Domingo hacía milagros. La gente ya no lo buscaba solo para
que les diese un consejo o los curarse de una pequeña herida. Ahora,
confiaban ciegamente en él, le pedían lo imposible, y él siempre parecía
poder arreglarlo.

Todos los días le gustaba hacer limpieza, cuidaba de los animales,


salía a repartir comida a los pobres, cuidaba a los enfermos. Estas
actividades las hacía en su tiempo libre porque para él no eran
obligaciones, sino era el gusto de hacer el bien a los demás.

Muchos milagros se cuentan de Martín de Porres, pero el más


conocido fue el de haber hecho comer en un solo plato a un perro,
ratón y gato. Y es que Martín de Porres quería muchísimo a los
animales.

Cuando apareció la enfermedad de la viruela empezó a causar


estragos en Lima, la actividad y los cuidados de Martín se
multiplicaron. A todas partes llevaba consuelo y remedio. Se
cuenta que gozó del privilegio de la bilocación (estar en varios
lugares a la vez9, pues le veían curando y consolando
simultáneamente en varios sitios. Todos acudían a él.

San Martín de Porres, es el santo mulato a quién se representa con


escoba, por el modesto oficio que tuvo en vida, murió el 3 de
noviembre en 1963 a los sesenta años de edad rodeado del respeto y
llanto de toda Lima. Fue beatificado en 1837 por Gregorio XVI y
canonizado el 6 de mayo de 1962 por el papa Juan XXIII.

COMPLETA:
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