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El cine funcionó como uno de los soportes fundamentales en la construcción de la memoria social
de la dictadura. A través de películas de ficción y documentales es posible analizar cómo la
sociedad puso en circulación sus representaciones, valores, tensiones y conflictos.
¿Para qué proyectamos cine en las aulas? ¿Se proyecta para ilustrar un contenido? ¿Qué se
dice del cine? ¿Se recupera la idea de representación? ¿Se contextualiza quién/es, cuándo y en
qué contexto se produjo una película? ¿Se menciona que tipo de relato se construye, ficcional,
documental?
Trabajar pedagógicamente con películas no es solo verlas para contar con una narración de un tema
que queremos trabajar en el aula. Es poner a disposición un objeto de la cultura en el cual están
implicadas cuestiones relativas al contexto de producción como por ejemplo los discursos sociales
que circulan sobre un tema que la película refleja o problematiza introduciendo una mirada estética
distinta que alienta el debate, contribuye al pensamiento crítico. A veces también muestra la
perspectiva de algunos actores sociales invisibilizados o funciona como un medio para divulgar
algunos temas. En tal sentido el Catálogo de Cine de Memoria Abierta en si es un recurso educativo
al cual pueden recurrir los estudiantes para analizar cuestiones como: ¿Qué películas se produjeron
en un determinado año? ¿Son películas de ficción o documentales? ¿Qué estaba pasando en ese
momento? ¿Qué dimensiones de la última dictadura tematizan? ¿Qué dimensiones no fueron
tematizadas? ¿Qué pasó con el cine durante la dictadura? ¿Qué impacto tuvieron algunas de estas
películas en la sociedad?
En tal sentido debemos pensar en el cine también en función de su valor como documento de época,
como emergente cultural, como obra artística, como medio de comunicación de masas y también,
como entretenimiento.
Muchas veces consideramos que el hecho de trabajar con jóvenes cuyas experiencias vitales están
atravesadas por la cultura de la imagen nos hace pensar que el cine será un medio cercano para
trabajar los temas de la clase. Sin embargo, ver no es lo mismo que mirar y se requiere, enseñar a
mirar y a mirar qué. No es lo mismo mirar fotografías que mirar cine, aunque tienen códigos
compartidos se trata de dos textos distintos. En este sentido, lejos de creer en el naturalismo de la
imagen, es decir que ver una imagen produce aprendizajes, debemos proponernos iniciar un camino
en el que las miradas puedan ser trabajadas dotando de sentido aquello que vemos. Tampoco todos
vemos lo mismo, todo texto fílmico puede ser leído de diferentes modos, dependerá de los
conocimientos previos de cada estudiante, de las ideas construidas en el grupo, de la práctica o no
de ver cine y qué tipo de cine. Lo que se ve en las películas que ponemos a disposición en una clase
siempre dará lugar a múltiples miradas. A su vez, estas narraciones y la polisemia de la imagen
contribuyen a evitar que el relato se cristalice favoreciendo los intercambios y la generación de
preguntas sobre los temas.