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"ReDCE núm. 24. Julio-Diciembre de 2015"
El impacto de la crisis económica en las instituciones de la Unión Europea
SUMARIO
1. Introducción
5. Consideraciones finales
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1. Introducción.
Toda Constitución ha de ser comprendida como unidad y como sistema que privilegia
determinados valores sociales. El Texto fundamental de 1988 señala el valor de la dignidad humana
como el centro de esta unidad de sentido[2]. Es en el principio de la dignidad humana donde el
ordenamiento jurídico encuentra su propio sentido, constituyendo su punto de partida y su punto de
llegada para la hermenéutica constitucional contemporánea[3]. Se consagra así la dignidad humana
como verdadero “metaprincipio” orientador tanto del derecho internacional como del derecho
interno[4]. Entretanto, ante el surgimiento de nuevas esferas normativas – ordenamientos
internacionales -, surgen cuestiones sobre la relación, la forma de incorporación, el lugar y la jerarquía
que ocupan esos ordenamientos frente a los ya existentes ordenamientos jurídicos internos.
Por eso, este artículo tiene como objetivo general analizar el impacto en el ordenamiento
jurídico interno de los Tratados internacionales de protección de los derechos humanos provocan,
una vez ratificados, sobre todo en lo concerniente a su proceso de incorporación, jerarquía y dinámica
de protección de la dignidad de la persona, considerando los cambios producidos por la Enmienda
Constitucional nº 45/04. Se realizará también un análisis crítico de la posición alcanzada por el
Supremo Tribunal Federal sobre la cuestión.
El derecho internacional de los derechos humanos puede ser concebido como un sistema de
normas internacionales, procedimientos e instituciones desarrollados para promover el respeto de los
derechos humanos en todos los países, en el ámbito mundial, e implementar la concepción de que
toda nación tiene la obligación de respetar los derechos humanos de sus ciudadanos[6]. En este
contexto, cobra fuerza la idea de que la protección de los derechos humanos no debe reducirse al
dominio exclusivo del Estado, es decir, no debe restringirse exclusivamente à la competencia de la
jurisdicción nacional.
Es necesario destacar que sólo a partir del proceso de democratización del país, comenzado
en 1985, el Estado brasileño pasó a ratificar relevantes tratados internacionales de derechos humanos.
El marco inicial del proceso de incorporación de tratados internacionales de derechos humanos por el
derecho brasileño fue creado mediante la ratificación en 1989 de la Convención contra la Tortura y
otros Tratos Crueles, Inhumanos o Degradantes y, a partir de entonces, comenzaron a incorporarse
otros importantes instrumentos internacionales de protección de derechos humanos al derecho
Brasileño, bajo la égida de la Constitución Federal de 1988[8].
junio de 2002; m) Protocolo Facultativo de la Convención de derechos del niño sobre la participación
de los niños en conflictos armados, el 27 de enero de 2004; n) Protocolo Facultativo sobre la
Convención sobre los derechos de los niños, sobre venta, prostitución y pornografía infantil, también
de 27 de enero de 2004; o) Protocolo Facultativo de la Convención contra la Tortura, el 11 de enero
de 2007; y p) Convención sobre derechos de las personas con deficiencias y sus protocolos
facultativos, de 10 de julio de 2009.
Considerando todo lo expuesto hasta el momento, parece claro que los tratados y
convenciones internacionales garantistas de derechos humanos ocupan un lugar destacado y una
posición central en el orden constitucional vigente desde el prisma de las garantías de los nacionales y
residentes en el país. En este sentido deben señalarse los arts. 4º, II, de la Constitución Federal de
1988 que establece la prevalencia de los derechos humanos como principio fundamental de la
República Federal de Brasil en sus relaciones internacionales y el art. 5º, § 2º, que establece que los
derechos fundamentales por ella asegurados no excluirán aquellos derivados de los tratados
internacionales de los que Brasil forme parte.
Desde este punto de vista, parece importante, aunque sea brevemente, analizar la jerarquía de
los tratado internacionales de protección de los derechos humanos dentro del ordenamiento jurídico
interno; es decir, la interacción entre el derecho brasileño y los tratados internacionales de derechos
humanos ratificados por el país. Esto es lo que pretendemos hacer en el siguiente epígrafe.
Es importante destacar en este punto de la exposición que el valor de la dignidad humana, tal
y como pone de relieve Flávia Piovesan (2011), fue inmediatamente elevado a principio fundamental
de la Constitución de 1988, en los términos del art. 1º, III e impuesto como núcleo básico e
informador del ordenamiento jurídico brasileño, siendo parámetro de valoración, interpretación y
comprensión del sistema constitucional instaurado en 1988.
Tras la extensa declaración de derechos enunciada en el art. 5º, la Carta de 1988 establece
que los derechos y garantías expresados en la Constitución “no excluyen otros derivados del régimen
y de los principios por ella adoptados, o de los tratados internacionales en que la República Federativa
de Brasil sea parte”. De esta manera, a la luz de esta disposición, los derechos fundamentales pueden
ser divididos en tres grupos distintos: a) los derechos expresados en la Constitución; b) lo derechos
implícitos, derivados del régimen y los principios adoptados por la Carta constitucional; y c) los
derechos expresados en los tratados internacionales suscritos por Brasil. La Constitución Brasileira de
1988 innova así, al incluir entre los derechos constitucionalmente protegidos los derechos enunciados
en los tratados internacionales firmados por Brasil. Y de esta manera, al efectuar tal incorporación, la
Carta de 1988 atribuye a los derechos internacionales una jerarquía especial y diferenciada, similar a la
de la norma constitucional[12].
Destacamos con Flávia Piovesan[13] que: “por força do art. 5º, §§ 1º e 2º, a Carta de 1988
atribui aos derechos enunciados em tratados internacionales a hierarquia de norma constitucional,
incluindo-os no elenco dos derechos constitucionalmente garantidos, que apresentam aplicabilidade
imediata. A hierarquia constitucional dos tratados de proteção dos derechos humanos decorre da
previsão constitucional do art. 5º, § 2º, à luz de uma interpretação sistemática e teológica da Carta,
particularmente da prioridade que atribui aos derechos fundamentais e ao princípio da dignidade da
pessoa humana. Essa opção do constituinte de 1988 se justifica em face do caráter especial dos
tratados de derechos humanos e, no entender de parte da doutrina, da superioridade desses tratados
no plano internacional, tendo em vista que integrariam o chamado jus cogens (direito cogente e
inderrogável)”.
Es necesario recalcar que, en tanto que los tratados internacionales tienen fuerza jerárquica
infraconstitucional, en los términos del art. 102, III, “b” del texto (que admite la presentación de un
recurso extraordinario de inconstitucionalidad de los tratados), los derechos enunciados en tratados
internacionales de protección de los derechos humanos ostentan naturaleza de norma constitucional.
Por eso, podemos llegar a la conclusión de que el derecho brasileño opta por un sistema mixto de
regulación de los tratados, un régimen aplicable a los tratados de derechos humanos y otro aplicable a
los tratados internacionales.
En opinión de Agustín Gordillo[14], para quien los tratados de derechos humanos tienen
jerarquía supraconstitucional, “a supremacia da ordem supranacional sobre a ordem nacional
preexistente não pode ser senão uma supremacia jurídica, normativa, detentora de força coativa e de
imperatividade. Estamos, em suma, ante um normativismo supranacional. Concluímos, pois, que as
características da Constituição, como ordem jurídica suprema do derecho interno, são aplicáveis em
um todo às normas da Convenção, enquanto ordem jurídica suprema supranacional. Não duvidamos
de que muitos intérpretes resistirão a considera-la derecho supranacional e supraconstitucional, sem
prejuízo dos que se negarão a considerá-la sequer derecho interno, ou, mesmo, derecho”.
Por otro lado, encontramos además la corriente doctrinal que considera la jerarquía
infraconstitucional, pero supralegal, de los tratados de derechos humanos. A este respecto, merece la
pena destacar la opinión del Magistrado del Supremo Tribunal Federal de Brasil Sepúlveda Pertence
con ocasión de la sentencia RHC 79.785-RJ de mayo de 2000, que trataba sobre el alcance
interpretativo del derecho a la doble instancia jurisdiccional previsto por la Convención Americana de
Derechos Humanos. El Magistrado se manifestó de este modo en su voto particular: “Desde logo,
participo do entendimento unânime do Tribunal que recusa a prevalência sobre a Constituição de
qualquer convenção internacional (cf. decisão preliminar sobre o cabimento da ADIn 1.480, cit., Inf.
STF 48)”.
En relación a la doctrina del Supremo Tribunal Federal, hasta muy recientemente, mantenía
la idea de que todos los tratados, independientemente de que versasen sobre derechos o no, tenían
estatus de norma ordinaria, discutiendo sobre si, por lo tanto, podrían ser derogados o no por leyes
ordinarias contrarias posteriores, lo que obviamente generaba innumerables problemas
internacionales.
Así, en síntesis, existen cuatro corrientes sobre la jerarquía de los tratados de los derechos
humanos que sostienen: a) la jerarquía supraconstitucional de tales tratados; b) la jerarquía
constitucional; c) la jerarquía infraconstitucional, pero supralegal y d) la paridad entre tratado y ley
federal (doctrina jurisprudencial mayoritaria del STF)[15].
Debe señalarse que, desde luego, se despeja la idea de que, en virtud del § 3º del art. 5º de la
Carta de 1988, todos los tratados internacionales de derechos humanos ya ratificados serian
recepcionados como leyes federales, pues no habrían obtenido el quórum cualificado de tres quintos
exigido por el aludido párrafo. Pero los tratados de protección de derechos humanos ratificados
anteriormente a la Enmienda Constitucional 45 de 2004 contaron con una amplia mayoría en la
Cámara de Diputados y en el Senado Federal, excediendo, incluso, el quórum de tres quintos de los
miembros de cada Cámara. No obstante no fueron aprobados en dos rondas de votación, puesto que
aún no estaba previsto.
Conviene recordar que, en virtud del art 5º, § 2º, todos los tratados de derechos humanos,
independientemente del quórum obtenido en su aprobación, son materialmente constitucionales,
componiendo el bloque de constitucionalidad.
internacionales concernentes a derechos humanos nos quais o Brasil seja parte devem ser assinados
pela ordem jurídica do país como normas de hierarquia constitucional. Não se pode escantear que o §
1º supra determina, peremptoriamente, que ‘as normas definidoras dos derechos e garantias
fundamentais têm aplicação imediata’. Na espécie, devem ser aplicados, imediatamente, os tratados
internacionales em que o Brasil seja parte. O Pacto de São José da Costa Rica foi resgatado pela nova
disposição (§ 3º do art, 5º), a qual possui eficácia retroativa. A tramitação de lei ordinária conferida à
aprovação da mencionada Convenção (...) não constituirá óbice formal de relevância superior ao
conteúdo material do novo derecho aclamado, não impedindo a sua retroatividade, por se tratar de
acordo internacional pertinente a derechos humanos”[20].
Esta sentencia revela la hermenéutica que debe ser aplicada a los derechos humanos,
inspirada por una lógica y racionalidad material, al afirmar la primacía de la sustancia sobre la
forma.[21]
Merece enfatizarse también el valioso voto particular del Magistrado Celso de Mello respecto
del impacto del art. 5º, § 3º y de la necesidad de actualización jurisprudencial del Supremo Tribunal
Federal, en la sentencia HC 87.585-8 de 12 de marzo de 2008, sobre la problemática del arresto civil
del depositario infiel[22]. A la luz del principio de la máxima efectividad constitucional, advirtió el
«Ministro» Celso de Mello que “o Poder Judiciário constitui o instrumento concretizador das
liberdades constitucionales e dos derechos fundamentais assegurados pelos tratados e convenções
internacionales subscritos pelo Brasil”. En su voto, destacó esa alta misión, confiada a los jueces y
Tribunales, como una de las más expresivas funciones del Poder judicial, siendo deber del Poder
Público, especialmente de los jueces y Tribunales, respetar y promover la efectividad de los derechos
humanos garantizados por las Consituticones de los Estados nacionales y asegurados por las
declaraciones internacionales, “em ordem a permitir a prática de um constitucionalismo democrático
aberto ao processo de crescente internacionalização dos derechos básicos da pessoa humana”.
tradicionales. Sin embargo, no terminó de fijar lo referente a la jerarquía atribuida a los tratados de
derechos humanos, permaneciendo la división entre la tesis de la supralegalidad (la visión del
ordenamiento jurídico como una pirámide en la que la Constitución asume el punto de vista más
elevado) y la tesis da la constitucionalidad de los tratados de derechos humanos (el ordenamiento
jurídico como un trapecio en el que la Constitución y los tratados de derechos humanos asumen el
lugar más elevado), siendo la primera tesis mayoritaria, y vencidos los Magistrados Celso de Mello,
Cesar Peluso, Ellen Grace y Eros Grau, que conferían a los tratados de derechos humanos estatus
constitucional.
Flávia Piovesan destaca que la decisión RE 466.343 constituyó una decisión paradigmática,
desplegando una fuerza catalizadora sobre la jurisprudencia nacional, a fin de asegurar a los tratados
de derechos humanos un régimen privilegiado en el sistema jurídico brasileño, propiciando la
incorporación de parámetros de garantía internacionales en el ámbito doméstico.
El presente trabajo concibe que la tesis de que la disposición del art. 5º, § 3º, introducida en
el ordenamiento jurídico brasileño por la Enmienda Constitucional 45, reconoce de modo explícito la
naturaleza materialmente constitucional de los tratados internacionales de protección de los derechos
humanos, reforzando la existencia de un régimen jurídico mixto, que distingue los tratados de
derechos humanos de los demás tratados internacionales. Además de ello, esta disposición expresa la
evolución de la relevancia social, política y jurídica de los tratados internacionales sobre derechos
humanos en el Estado brasileño, reflejando el prisma técnico-jurídico de la inequívoca atribución por
parte del ordenamiento jurídico de la máxima efectividad de los tratados internacionales sobre
derechos humanos, observados evidentemente los requisitos constitucionales. Así, los tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por Brasil, considerando su estatus constitucional,
formando parte del bloque de constitucionalidad del ordenamiento jurídico doméstico (en relación a
aquellos ratificados antes de la EC nº. 45 de 2004) y los tratados de derechos humanos ratificados
después de la EC nº. 45 (material y formalmente constitucionales) despliegan su eficacia en todo el
ordenamiento jurídico interno como cualquier otra regla constitucional.
5. Consideraciones finales.
Se presenta, por tanto, al Supremo Tribunal Federal la urgente necesidad de reconstruir una
comprensión interpretativa más adecuada y coherente con el creciente proceso de
internacionalización de los derechos humanos. Compete a la Corte Constitucional, por tanto, el
desafío de reafirmar su vocación de guardián de la Constitución y, a partir de una interpretación
evolutiva, avanzar en la defensa de la fuerza normativa constitucional de los tratados de derechos
humanos, confiriendo la máxima efectividad a los derechos.
Pese a todo, lo cierto es que no parece que competa al poder judicial defender la necesidad
de reconocer el carácter materialmente constitucional de los tratados sobre derechos humanos
firmados antes de Enmienda Constitucional n. 45/04, para garantizar su perfecta aplicabilidad. Sin
embargo, sí puede defenderse que en caso de duda sobre la naturaleza de tales tratados o convenios
debería darse la oportunidad de someterlos a la apreciación del Congreso para garantizar formalmente
su nuevo estatus antes de cualquier decisión. Esta postura forma parte de una nueva etapa que podría
denominarse como diálogo institucional.
Palabras claves: Tratados de derechos Humanos. Jerarquía de las normas. Impacto interno.
Abstract: The study makes an analysis the impacts on domestic legal system that the
international treaties for the protection of human rights cause to be ratified by the country
considering the changes brought by Constitutional Amendment 45/04. The Constitutional
Amendment 45/04 dismissed the doubts about the peculiarity of the human rights treaties and also
confirmed its higher hierarchical position in relation to other treaties, having the power to paralyze
the legal effectiveness of any normative provision or infraconstitutional that conflict with such
treaties and conventions. As regards the international treaties of human rights protection ratified
before the Constitutional Amendment no. 45, they possess characteristics that make them materially
constitutional and for this reason it is necessary to see them holding the same consequences of treated
material and formally constitutional.
____________________________________________
[1] A. A. CANÇADO TRINDADE, “A interação entre o direito internacional e o direito interno na proteção dos
direitos humanos”, Arquivos do Ministério da Justiça , Brasília , v. 46, núm. 182, jul./dic. 1993. p. 53.
[2] La apertura de las constituciones a los valores y principios es un fenómeno que se intensifica especialmente tras la
Posguerra Mundial, y así es captada por Canotilho: “O direito do Estado de Direito do século XIX e da primeira metade
do século XX é o direito das regras dos códigos; o direito do Estado Constitucional Democrático de Direito leva a sério
os princípios, é um direito de princípios”. Véase “A ‘principialização' da jurisprudência através da Constituição”, Revista
de Processo , núm 98, p. 84.
[3] Sobre la hermenéutica constitucional contemporánea y especialmente sobre la construcción de una hermenéutica
jurídica emancipatoria, ver L. LUIZ STRECK, Hermenêutica jurídica e(m) crise: uma exploração hermenêutica da construção do
direito. 5. ed. Porto Alegre: Livr. do Advogado, 2004.
[4] Para comprender la cuestión ver I.W SARLET, Dignidade da pessoa humana e direitos fundamentais na Constituição Federal de
1988 e A eficácia dos direitos fundamentais . 3. ed. Porto Alegre: Livr. do Advogado, 2004.
[5] F. PIOVESAN, “Direito Internacional dos Direitos Humanos e o Direito Brasileiro: hierarquia dos tratados de
direitos humanos à luz da Constituição brasileira”, en L. N. C. BRANT, (coord.). Direito Internacional Contemporâneo ,
Curitiba, Juruá, 2011.
[6] R. B. BILDER, “An overview of international human rights law” en HANNUM, Hurst (Editor), Guide to International
human rights practice , 2. ed. Philadelphia: University of Pensylvania Press, 1992.
[7] El concepto surge a partir de la Posguerra, en 1945, la Organización de las Naciones Unidas y en 1948 con la
adopción de la Declaración universal de los Humanos, consolidándose la afirmación de una ética universal, al consagrar
un consenso sobre valores de cuño universal.
[8] F. PIOVESAN, “Direito Internacional dos Direitos Humanos e o Direito Brasileiro: hierarquia dos tratados de
direitos humanos à luz da Constituição brasileira”, en BRANT, L. N. C (coord.), Direito Internacional Contemporâneo ,
Curitiba: Juruá, 2011.
[9] L. J. A. ALVES, Os direitos humanos como tema global , São Paulo: Perspectiva/Fundação Alexandre de Gusmão, 1994.
[10] F. PIOVESAN, “A proteção internacional dos direitos humanos e o direito brasileiro”, Revista da Procuradoria Geral
do Estado , São Paulo, núm. 42, p. 03-106, 1994.
[11] D. M. REIS, “Controle de Supralegalidade: reflexões sobre a superioridade hieráquica das normas internacionais de
direitos humanos”, en BRANT, L. N. C (coord.), Direito Internacional Contemporâneo. Curitiba , Juruá, 2011.
[12] F. PIOVESAN, “Direito Internacional dos Direitos Humanos e o Direito Brasileiro: hierarquia dos tratados de
direitos humanos à luz da Constituição brasileira”, en BRANT, L. N. C (coord.). Direito Internacional Contemporâneo .
Curitiba, Juruá, 2011.
[13] Et all.
[14] A. GORDILLO, Derechos humanos, doctrina, casos y materiales : parte general , Buenos Aires, Fundación de Derecho
Administrativo, 1993
[15] F. PIOVESAN, “Direito Internacional dos Direitos Humanos e o Direito Brasileiro: hierarquia dos tratados de
direitos humanos à luz da Constituição brasileira”, en BRANT, L. N. C (coord.), Direito Internacional Contemporâneo ,
Curitiba, Juruá, 2011.
[16] P. R. B. RAMOS, “Direito Constitucional e Ordem Internacional”, en RAMOS. P. R. B.; RAMOS, E. M. B.;
FREIRE. A. R. S. O Direito no século XXI . Estudos em homenagem ao Ministro Edson Vidigal , Santa Catarina: Edit. Obra
Jurídica, 2008.
[17] C.D. A. MELLO, Curso de Direito Internacional Público , Rio de Janeiro, Renovar, 2000.
[18] D. M. REIS, “Controle de Supralegalidade: reflexões sobre a superioridade hieráquica das normas internacionais de
direitos humanos”, en BRANT, L. N. C (coord.), Direito Internacional Contemporâneo, Curitiba: Juruá, 2011.
[19] C. LAFER, A internacionalização dos direitos humanos: Constituição, racismo e relações internacionais, São Paulo:
Manole, 2005.
[20] RHC 18799, Recurso Ordinario de Habeas Corpus, fecha de la sentencia: 09.05.2006, DJ 08.06.2006.
[21] En sentido contrario, se destaca la RHC 19087, Recurso Ordinario en Habeas Corpus, fecha de la sentencia:
18.05.2006, DJ 29.05.2006 del Superior Tribunal de Justicia, siendo el relator el Min. Albino Zavascki. El argumento de
la sentencia, se inspiró en una lógica y racionalidad formal, afirmando la primacía de la forma sobre la sustancia al no
considerar la jerarquía constitucional material en detrimento de lo formal en relación al Pacto de San José de Costa Rica
(Convención Americana de Derechos Humanos), pacto ratificado anteriormente en EC 45/04.
[22] F. PIOVESAN, “Direito Internacional dos Direitos Humanos e o Direito Brasileiro: hierarquia dos tratados de
direitos humanos à luz da Constituição brasileira”, en BRANT, L. N. C (coord.), Direito Internacional Contemporâneo ,
Curitiba, Juruá, 2011.