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1.1. EL AGRAMATISMO
Es frecuente en la afasia de Broca. Se caracteriza por la simplificación sintáctica y la supresión de
los monemas gramaticales, con relativa preservación del valor informativo. Se han detectado
dificultades de comprensión cuando el significado no es deducible del contexto o de la recombinación
lógica de los principales elementos lexicales, ya que las reglas sintácticas han perdido su función.
El lenguaje espontáneo —de tipo “telegráfico”— se caracteriza por la omisión de las categorías
gramaticales menores (artículos, preposiciones, conjunciones, verbos auxiliares y terminaciones
flexivas) y se acompaña, además, de una tendencia a la yuxtaposición de las distintas partes de la
oración.
Estos pacientes muestran una producción oral bastante reducida, con frecuencia bastante mal
articulada y dificultosa. La producción oral se reduce además a formas sintácticas simples y es
telegráfica —o agramatical— en el sentido de que normalmente faltan los morfemas gramaticales, y
consta fundamentalmente de nombres y, en menor medida, de verbos, que suelen aparecer en forma
no flexiva (infinitivos).
Es igualmente interesante la impresión clínica generalizada de que, en situaciones de conversación,
aparentemente, los afásicos de Broca tienen en general habilidades de comprensión relativamente
intactas. Sin embargo, está claramente demostrado que estos pacientes pueden tener problemas en
la interpretación de oraciones en las que el orden de las palabras y los morfemas gramaticales juegan
un papel crucial a la hora de establecer la estructura de la oración (ej: oraciones pasivas).
• Lecours y cols. han descrito las características del agramatismo de la siguiente manera:
- Enlentecimiento del habla
- Reducción general del vocabulario disponible
- Reducción del número y simplificación de las estructuras sintácticas disponibles
- Brevedad de las frases con tendencia a la yuxtaposición
- Sustitución u omisión de partes de la oración que afectan específicamente a los monemas
gramaticales
Segunda fase. Acceso a las relaciones sintácticas entre frases; oraciones compuestas. Se amplía
el estímulo a una serie de escenas relacionadas que el paciente deberá describir expresando
relaciones entre ellas. El terapeuta le apoya por medio de preguntas en las que van introduciendo
términos que determinan relaciones sintácticas: preposiciones que marcan casos, conjunciones,
oraciones subordinadas. Se intenta que el paciente llegue a realizar por sí mismo un complejo
proceso consistente en:
a) Captar el significado global de una lámina o texto.
b) Elaborar un plan general, analizando los componentes significativos, sus conexiones y las
palabras más idóneas para expresarlos.
c) Elaborar frases sobre cada punto del plan.
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Es útil el empleo de la conjetura creativa, haciendo que el paciente supla con su inventiva la
información omitida (pedirle que sugiera el desenlace de una historia incompleta).
Tercera fase. Consolidación de las relaciones sintácticas en una narración. En este nivel, el paciente
ha de narrar o describir por sí solo historias complejas, intentando evidenciar los diversos elementos
y las relaciones entre ellos. Ha de concatenar las distintas frases, uniéndolas adecuadamente
mediante conjunciones y preposiciones. Si es necesario se repasará el significado de estas últimas
por medio de oraciones sencillas y dibujos que intenten plasmar su significado.
En los últimos estadios se pide al paciente que narre algo, memorizado previamente (fábulas) o
vivenciado (experiencias personales). La progresiva disminución de las facilitaciones conduce a una
expresión autónoma, y sintácticamente compleja, al final de esta fase.
La rehabilitación comprende las últimas etapas del programa citado para el agramatismo, trabajando
los mismos materiales en forma diferente, incidiendo en la correcta elección entre varias alternativas.
En la afasia de conducción aparecen especialmente fallos a nivel morfológico, lo que hace pensar
que puede deberse a una alteración específica de la morfosintaxis, distinta del agramatismo. Estos
pacientes son los únicos afásicos que producen errores importantes de morfología, como fallos en la
conjugación de los verbos (yo he cogigado, por he cogido).
La rehabilitación consiste en buscar frases que introduzcan la forma correcta de las construcciones
falladas. El paciente las lee, las repite y las evoca, oralmente y por escrito. Son útiles los ejercicios
de elección múltiple, el completar frases y la corrección de eventuales errores en las producciones
orales y escritas del rehabilitador, preparadas al efecto incorporando fallos del paciente que hayan
sido exhaustivamente trabajados. Hay que conceder gran relevancia a la expresión escrita, en la que
aparecen construcciones paragramáticas que ya se han superado a nivel oral.
El pronóstico del cuadro está en función de la intensidad de la sordera verbal, que si es total hace
prácticamente estériles todas las terapias. Las lesiones limitadas al lóbulo temporal izquierdo tienen
mejor pronóstico que las bilaterales.
Es imprescindible apoyarse en la representación gráfica de los sonidos (escritura, gráficos del punto
de articulación) y en aferencias visuales y propioceptivas (vocalización ante un espejo, comprobación
de las vibraciones vocales). El objetivo de la rehabilitación es restaurar la capacidad para discriminar
los significantes sonoros.
• Inicialmente se trabajan vocales y series de vocales.
• Luego monosílabos, con pocos rasgos comunes.
• Se pasa a fonemas que presentan una mayor similitud, disminuyendo el número de rasgos
en oposición.
• Posteriormente se valora la discriminación entre segmentos de mayor longitud.
• Se intenta que el afásico tome conciencia de las oposiciones fonémicas recurriendo a
cualquier facilitación que sea eficaz, como la visualización de la praxis fonatoria, la reiteración
de los sonidos, la lectura de los fonemas mientras el rehabilitador los pronuncia, la grabación
magnetofónica y la escritura al dictado.
• Así se van consolidando de forma sistemática las diferentes combinaciones fonéticas. En
caso de producirse errores, hay que trabajarlos recurriendo a la reversibilidad: si el paciente
dice “ba” al oír “pa”, se le hace buscar la ficha “pa” y leerla; luego se presenta “ba” y se
destacan las diferencias. Progresivamente va reduciéndose el recurso a fichas escritas.
La rehabilitación se inicia pidiendo al afásico que designe objetos al oír su nombre o una breve frase.
Inicialmente se trabaja con conceptos alejados, pasando luego a discriminaciones en el interior de
un campo semántico. A continuación, se le pide que denomine los constituyentes de un todo, que
cite elementos relacionados por contigüidad. Se trabajan también relaciones lógicas a partir de la
clasificación de imágenes en grupos conceptuales (muebles, vehículos) progresivamente más
específicos, a los que el afásico ha de etiquetar con el nombre adecuado.
Posteriormente se emplean consignas más complejas que requieren el análisis de las relaciones
sintagmáticas. Se trabajan las preposiciones que indican relación espacial o que marcan casos, los
indicadores morfológicos de género y número, los pronombres, los relativos (toque el libro con la
llave, toque la llave con el libro). Es frecuente que se produzcan confusiones por reversibilidad; si es
así, hay que realizar ejercicios de discriminación sintáctica (identificar la imagen correspondiente a
“el gato persigue al perro”, cuando está mezclada con otras como “el perro persigue al gato”, “el perro
sigue al gato”, “los gatos siguen al perro”).
Hay que realizar transposiciones entre varios analizadores: memorización de estímulos visuales que
se expresan verbalizados, o retención de palabras oídas cuya imagen hay que señalar, etc.
Se insertan las palabras en una red de conexiones semánticas (uso del objeto, de qué está hecho,
semejanzas y diferencias con otros similares). Este esquema sirve para visualizar y facilitar el
hallazgo de la palabra en momentos posteriores.
Una dificultad adicional es la anosognosia del paciente, frecuentemente acompañada, de una actitud
recelosa hacia el rehabilitador. Es útil emplear métodos conductistas, ignorando las fabulaciones y
reforzando con algún premio material las respuestas que indiquen atención a las verbalizaciones del
interlocutor.
Hay que intentar frenar las asociaciones irrelevantes reforzando las relaciones entre lo verbalizado
por el paciente y un material gráfico (dibujo o escritura), y diciendo “no” de forma contundente cada
vez que el paciente salga del tema.
Puede dársele la orden de señalar los elementos informativos principales la segunda vez que oiga
un relato, dándole un premio a cada éxito.
Se pueden emplear juegos de sobremesa para potenciar la motivación del afásico y mantener su
interés en el diálogo y en el desarrollo de la competición.