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UNIVERSIDAD PRIVADA NORBERT WIENER

FACULTAD DE
DERECHO Y CIENCIA POLÍTICA

“EL HOMBRE MEDIOCRE”

DOCENTE:

CURSO:

INTEGRANTES DEL GRUPO


• AMPUERO MEZA, LIBORIO.
• CONTRERAS BARCENA,RUTH.
• CORONADO VEGA, BETSIBELL.

LIMA – PERÚ

2023
EL HOMBRE MEDIOCRE
Autor: José Ingenieros
Alumna: Ruth Contreras Bárcena

El autor nos hace ver el peligro de las sociedades en nuestra actualidad, donde los
hombres son corrompidos, mediocres, sin ética y que se proclaman a viva voz, sin
ideales, quedando de lado sin dejar enseñanzas, solo viven para sí y destierran las ideas
de los demás.
CAPITULO II
LA MEDOCRIDAD INTELELCTUAL
1. El hombre rutinario
Es el hombre que evita salir y conocer espacios nuevos, su idea constante es que
es preferible lo malo conocido que lo bueno por conocer, tiende a copiar los
prejuicios de su entorno social, el hombre rutinario razona con la lógica de los
demás, no intentan estudiar prefieren confiar en su ignorancia para adivinarlo
todo, leer les genera efectos de envenenamiento, llaman ideales a sus
preocupaciones, no tiene afán de perfección, todos los rutinarios son
intolerantes, llaman hereje al que busca una verdad o persigue un ideal, estos
hombres desconfían de su imaginación. Si la humanidad hubiese contado solo
con los rutinarios, nuestros conocimientos no excederían de los que tuvieron
nuestros ancestros, los espíritus rutinarios se cuelgan de prejuicios que los
esclaviza.

2. Los Estigmas de la Mediocridad Intelectual


Hace al hombre solemne, modesto, indeciso y obtuso cuando no lo envenenan la
vanidad y la envidia, se diría que duermen sin soñar, este hombre es de poco
ingenio, viven de apariencias y del que dirán, se presumen como los genios no
comprendidos y se venden como modestos, no arriesgan, dudan de sus logros,
vive entre los engranajes de la rutina.

3. La Maledicencia: Una alegoría de Bottlcelli


La calumnia invita a meditar con doloroso recogimiento, es así, que los hombres
mediocres más se inclinan a la hipocresía que al odio, prefieren la maledicencia
sorda a la calumnia violenta, el calumniador desafía el castigo maldiciendo la
esquivan; los maledicentes hablan a media voz con recato, sin cobardía no hay
maledicencia
4. El sendero de la Gloria
La popularidad o la fama suelen dar transitoriamente la ilusión de la gloria, la
gloria nunca ciñe de laureles, el éxito siempre es beneficio si es merecido, exalta
la personalidad destierra la envidia, la gloria depende de ellos mismos, el éxito
les parece un simple reconocimiento de su derecho
Capítulo V
La Envidia
en el quinto capítulo sobre la envidia el autor este concepto en cuatro puntos
comparativos con respecto a la primera habla sobre la envidia relacionado a la
pasión de los mediocres y afirma que esa pasión de sentir envidia es como una
sensación de inferioridad con respecto a la persona envidiada, aunque dice que
no solamente es sentirse inferior ya que todo hombre en algún momento de su
vida a sentido envidia por algo que la otra persona posee o el éxito logrado en
su vida, aunque nunca lo confiesan. Por el contrario, los hombres superiores
nunca sienten envidia por los logros de otros es más sienten admiración en
lugar de envidia.
Filósofos como Aristóteles, Teofrasto y Plutarco pensaron que la envidia se
confunde con el odio. Plutarco fue mas allá y dice que se odia lo que se
considera malo y que el éxito la prosperidad excita la envidia en las personas.
Por otro lado, se habla sobre la psicología de los envidiosos, ellos por lo
general buscan estar en el mismo grupo o con gente que tiene el mismo
pensamiento que ellos comparten la envidia por la dicha ajena.
Capítulo VI

La vejez niveladora

Sobre este capítulo entiendo que a medida que pasan los años y nos hacemos
más viejos los hombres se van haciendo cada vez más mediocres y hasta
algunos se convierten en idiotas, el autor señala que las funciones orgánicas
de los humanos van atrofiándose cuando empieza la vejez y así
progresivamente el hombre va perdiendo sus facultades mentales y físicas
hasta convertirse en un ser inferior como el que era en su juventud es por eso
que los ancianos mediocres casi siempre ven a los jóvenes con recelo. En ese
sentido la psicología de la vejez les hace pensar que el joven espera su muerte
para suplantarlos.

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