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CURSO: COMUNICACIÓN I
MEDIOCRE”
AYACUCHO, PERU
2018
I. INTRODUCCIÓN:
Hace ver la posición del hombre ideal frente a la sociedad, también su admiración de las
demás personas las cuales las ve como santas, como hoy en día, prevalece el hombre que se
afana por ser perfecto y ser rebelde en cuanto la mediocridad. Esta también se clasifica como
una decisión que toma cada uno con el objetivo de obtener una emoción que lo identifica, la
persona que es un gesto del espíritu del ideal.
Son conservadores y rutinarios gustan de la pompa artificiosa tras la que ocultaran su real
pobreza espiritual, aparentan ser modestos en el afán de criticar a los capaces, la de ellos es
la moral hipócrita, mezquina y la pasión primordial que los mueve es la envidia.
La finalidad del hombre mediocre es muy clara: quiere adecuar la juventud para que tenga
ideales de perfeccionamiento no material, para que rechace toda forma de servilismo,
hipocresía. Todos los capítulos y subcapítulos hacen alguna referencia al hombre superior, al
idealista enfrentado con la vulgaridad, opacidad y rutina.
Los seres cuya imaginación se llena de ideales y su sentimiento atrae hacia ellos la
personalidad entera son los idealistas. El ideal es un gesto del espíritu hacia alguna
perfección.
A medida que la experiencia humana se amplia, observando la realidad, los ideales
son modificados por la imaginación. Los ideales son, por ende, reconstrucciones
imaginativas de la realidad que se vive.
Un ideal colectivo es la coincidencia de muchos individuos en un mismo afán de
perfección. Todo ideal es una fe en la posibilidad misma de la perfección. Hay tantos
idealismos como ideales; y tantos ideales como hombres aptos para concebir
perfecciones y capaces de vivir hacia ellas.
Los idealistas aspiran a conjugar en su mente la aspiración y la sabiduría; todo
idealismo es, por eso, un afán de cultura intensa: cuenta entre sus enemigos más
audaces a la ignorancia, madrastra de obstinadas rutinas.
El idealismo sentimental es romántico: la imaginación no es inhibida por la crítica y
los ideales viven de sentimiento. En el idealismo experimental los ritmos afectivos
son encarrilados por la experiencia y la crítica coordina la imaginación.
Corresponde el uno a la juventud y el otro a la madurez, el primero es adolescente,
crece, puja y lucha; el segundo es adulto, se fija, resiste, vence. Los idealistas
románticos son exagerados porque son insaciables.
Los idealistas románticos son exagerados porque son inapeables, sueñas lo más para
realizarlo lo menos.
Construyen sus ideales sin conocer nada sus realidades son ingenuos y sensibles
fáciles de convencer accesibles al entusiasmo y a la ternura.
LA PASION DE LOS MEDIOCRES. Una frase característica de este texto es, como
la envidia predomina hoy en día, y explica en como consiste, primero se cree que la
persona envidiosa es una adoración a hombres por sus sombras, esta frase me llamo
la atención puesto que es muy cierto que muchas personas sienten envidia por
personas que tienen un artículo último modelo, etc.
Muchas de las personas viven de los demás y muchas de las veces para los demás, se
dejan segar de la emoción, de fuego, entre otros y no se dan cuenta lo brillante y
grandioso que hay en nuestro entorno.
El ingenio y la cultura corrigen las fáciles ilusiones primitivas y las rutinas impuestas
por la sociedad al individuo: la amplitud de saber permite a los hombres formarse
ideas propias.
Sin unidad no se concibe un carácter. La unidad de las creencias permite a los
hombres obrar de acuerdo con el propio pasado. Creencias firmes, conducta firme.
Ese es el criterio para apreciar el carácter las obras.
los caracteres excelentes son indomesticables: tiene su norte puesto en su ideal. Su
“realidad” los sostiene; su “luz” los guía. Las sombras en cambio, degeneran. En
ciertos sujetos, sin carácter desde el cáliz materno hasta la tumba, la conducta no
puede seguir normas constantes.
El hombre es, La sombra parece. El hombre pone su honor en el mérito propio y es
juez supremo de sí mismo; hay una moral del honor y otra de su caricatura: ser o
parecer.
La una florece sobre el orgullo, celo escrupuloso puesto en el respeto de sí mismo; la
otra nace de la soberbia, apetito de culminación ante los demás. En los dignos el
propio juicio se antepone a la aprobación ajena; en los mediocres se postergan los
méritos y se cultiva a la sombra. Los primeros viven para sí; los segundos vegetan
para otros.
CAPITULO 5: LA ENVIDIA
La envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del mérito por la
mediocridad. Es el rubor de la mejilla sonoramente abofeteada por la gloria ajena. El
que envidia se rebaja sin saberlo.
Se puede odiar a las cosas y a los animales; solo se puede envidiar a los hombres.
Puede ser justo y santo; lo es muchas veces, cuando quieren borrar la tiranía, la
infamia, la indignidad. El hombre que se siente superior no puede envidiar.
Se envidia lo que otros ya tienen y se desearía tener, sintiendo que el propio es un
deseo sin esperanza: se cela lo que ya se posee y se teme perder; se emula en pos de
algo que otros también anhelan, teniendo la posibilidad de alcanzarlo.
La envidia es una cobardía propia de los débiles.
El envidioso cree marchar al calvario cuando observa que otros escalan la cumbre.
Lo que es para otras causas de felicidad, puede ser objeto de envidia. Envidiar es una
forma aberrante de rendir homenaje a la superioridad.
El talento es el tesoro más envidiado entre los hombres. Todo el que siente capaz de
crearse un destino con su talento y con su esfuerzo está inclinado a admirar el esfuerzo
y el talento en los demás.
La incapacidad de crear le empuja a destruir.
El que no admira lo mejor, no puede mejorar. El castigo de los envidiosos estaría en
cubrirlos de favores, para hacerles sentir que su envidia es recibida como un
homenaje.
La mayor satisfacción del hombre excelente esta en evocar la envidia, no ser
envidiado es una garantía inequívoca de mediocridad.
El que critica a un alto espíritu tiende la mano esperando una limosna de celebridad;
basta ignorarle y dejarle con la mano tendida, negándole la atención.
LAS CANAS. Este texto me gusto más que todos, porque muestra como es tan
especial tener una cana, en el texto menciona que es Una acción de la naturaleza, y
que es único en la vida, cuando le sale el primer can uno se pondría triste y se
intentaría sacárselas ¿Quién no? Pero, aun asi queda canas invisibles, y estas quedan
en nuestra mente, sentimientos, etc. Esto da a entender que podemos arrancarnos de
nuestra vida esos malos deseos, pero no significa que se vayan a ir por siempre.
Cuando el cuerpo se niega a servir todas nuestras intenciones y deseos, o cuando éstos
son medidos en previsión de fracasos posibles, podemos afirmar que ha comenzado
la vejez.
Quien se pone a mirar si lo que tiene le bastara para que todo su porvenir posible, ya
no es joven; cuando opina que es preferible tener de más a tener de menos, esta viejo;
cuando su afán de poseer excede su posibilidad de vivir, ya está moralmente
decrepito. La avaricia es una exaltación de los sentimientos egoístas propios de la
vejez.
Esa pasión de coleccionar bienes que no se disfrutan se acrecienta con los años, al
revés de las otras.
Un avaro además de aferrarse a lo que tiene, se desespera por tener más, sin límite;
es más miserable cuanto más tiene: renuncia a la dignidad o al bienestar; ese afán de
perseguir lo que no gozará nunca constituye la más siniestra de las miserias.
Todo hombre adulto atraviesa un período estacionario, durante el cual perfecciona
sus aptitudes adquiridas, pero no adquiere otras nuevas. Más tarde la inteligencia
entra en su ocaso.
Es evidente que el individuo ignora su propio crepúsculo; ningún viejo admite que su
Inteligencia haya disminuido.
La vejez comienza por hacer de todo individuo un hombre mediocre.
El anciano se interioriza, es decir, vuelve poco a poco a su primitiva mentalidad
infantil, conservando las adquisiciones más antiguas de su personalidad.
Todo viejo cree que los jóvenes le desprecian y desean su muerte para suplantarle.
Aun en la cosa pequeña exige la parte más grande, contrariando toda iniciativa,
desdeñando las corazonadas y escarneciendo los ideales, sin recordar que en otro
tiempo pensó, sintió e hizo todo lo que ahora considera comprometedor y detestable
Los viejos olvidan que fueron jóvenes y éstos parecen ignorar que serán viejos: el
camino a recorrer es siempre el mismo, de la originalidad a la mediocridad, y de ésta
a la inferioridad mental.
Sin embargo, los viejos protestan de que no se les respete bastante, mientras los
jóvenes se desesperan por lo excesivo de ese respeto.
Toda sociedad en decadencia es propicia a la mediocridad y enemiga de cualquier
excelencia individual; por eso a los jóvenes originales se les cierra el acceso al
Gobierno hasta que hayan perdido su arista propia, esperando que la vejez los nivele,
rebajándolos hasta los modos de pensar y sentir que son comunes a su grupo social.
CONCLUSIONES
Sucesos que ocurren en la vida diaria, a no resignarse ser un hombre rutinario, ser el
espíritu de servicio, hipócrita y entre otros subtítulos que nos indican la obra; tratar
de superar los obstáculos que nos impone la vida.
El hombre mediocre puede ambicionar el éxito, y puede triunfar humillándose,
mientras que el hombre de mérito se adelanta a su tiempo, con los ojos puestos en un
ideal, sin humillarse.
En la actualidad la juventud y las personas que pertenecen a la tercera edad muchas
de las veces no respetan ni siquiera se dan cuentan lo valioso que es la vida; algunos
jóvenes critican mucho a las personas de avanzada edad y no se dan cuenta que
también van a cruzar ese camino.