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NORBERT WIENER
“RESUMEN DE
LA OBRA: EL
HOMBRE
MEDIOCRE”
INTEGRANTES DEL GRUPO
·GARAY DIAZ, ARNULFO JEFFNER
·AMPUERO MEZA, LIBORIO.
·CONTRERAS BARCENA,RUTH.
·CORONADO VEGA, BETSIBELL.
·PIÑE CCOHUA ROSY MARGOT
R E Y E S M A S C A R O, V E R I A N A T A L I A
El autor nos hace ver el peligro de las sociedades en nuestra actualidad, donde los
hombres son corrompidos, mediocres, sin ética y que se proclaman a viva voz, sin ideales,
quedando de lado sin dejar enseñanzas, solo viven para sí y destierran las ideas de los
demás.
INTRODUCCIÓN
En la introducción del libro se refiere a “La Moral de los Idealistas”, en los seis
subcapítulos el autor explica que el hombre que vive con ideales busca el camino de la
perfección, de mejora continua hacia lo que su imaginación pueda llevar lo a ser, junto a
ello, la experiencia va de la mano para mostrarle la realidad a través de todas las nociones
que pueda tener. En este aspecto, se hace una distinción entre la instrucción y la
educación, refiriendo que la instrucción está limitada a orientar en base de la experiencia
y la educación guía en base a los ideales más presumibles y posibles al camino de la
perfección, por lo que, en sus palabras sobre el hombre,” tiene la proa visionaria hacia
una estrella y el ala hacia una excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la
mediocridad”.
Sobre el ideal se conceptualiza que es un punto y momento entre los infinitos posibles
que pueblan el espacio y el tiempo, la que se relaciona con la evolución humana, pues el
pensamiento varía incesantemente, así que el ideal está sujeto a la misma variación. Se
debe comprender, que desde la imaginación se abstrae ciertos caracteres comunes,
elaborando ideas generales que pueden llegar a ser hipótesis, las que con el paso del
tiempo será sometidos a experiencia, así que, podemos concluir en este aspecto que la
imaginación prevé el sentido y el ideal representa el estado de equilibrio entre el pasado
y el porvenir, ese sentido de la imaginación conlleva a considerar como una creencia al
ideal.
CAPITULO I
La experiencia siempre tiene que ir con el ideal para llegar al perfeccionamiento, porque
es la que decide sobre la legitimidad de los ideales, en cada tiempo y lugar. Sustentando
en que los transcursos de la vida social se seleccionan naturalmente a los más adaptados,
quienes mejor prevé el sentido de la evolución, los coincidentes con el perfeccionamiento
efectivo, esta condicional no hace que el ideal sea erróneo o inválido, porque todo ideal
es respetable, aunque parezca absurdo.
Es así como, todo ideal es una creencia que puede contener una parte de error, o serlo
totalmente, es una visión remota y, por lo tanto, expuesta a ser inexacta. Lo único lamo
es carecer de ideales y esclavizarse a las contingencias de la vida práctica inmediata,
renunciando a la posibilidad de la perfección moral. Para lo que, en palabras del José
Ingenieros, los caminos de perfección son convergentes y las formas infinitas del ideal
son complementarias: jamás contradictorias, tornado así, la verdad como el ideal de la
ciencia, el bien de la moral y la belleza del arte.
Para lo que, podemos cerrar esta primera parte aduciendo que, “los hechos son puntos de
partida; los ideales son faros luminosos que de trecho en trecho alumbran la ruta. La
historia de la civilización ha demostrado que la inquietud de perfección presentida,
anunciada y simbolizada por el hombre ha conllevado a grandes logros en la historia,
como la lid del blasón, frente a la mediocridad, que es una incapacidad de ideales.
Otro concepto importante sobre la verdad, virtud o belleza, es que para conseguirlo se
requiere un esfuerzo de originalidad y esfuerzo violento contra la rutina y prejuicios. Para
lograr la dignidad se debe desgoznar algún servilismo. Frente a los hipócritas que mienten
con viles objetivos, la exageración de los idealistas es, apenas una verdad apasionada. La
pasión es un atributo necesario, aun cuando parezca desviar de la verdad; leva a la
hipérbole, al error mismo.
Para lo que se puede terminar esta segunda parte refiriendo lo siguiente: El sabio busca
la Verdad por buscarla y goza arrancando a la naturaleza secretos para él inútiles o
peligrosos. Y el artista busca también la suya, porque la belleza es una verdad animada
por la imaginación, más que por la experiencia. Y el moralista la persigue en el bien, que
es una recta lealtad de la conducta para consigo mismo y para con los demás. De lo
referido textualmente podemos resumir que cada persona debe vivir con un ideal, el cual
mostrará su propia verdad, más que en el logro de la perfección, en su camino.
CAPITULO II
LA MEDOCRIDAD INTELELCTUAL
1. El hombre rutinario
Es el hombre que evita salir y conocer espacios nuevos, su idea constante es que
es preferible lo malo conocido que lo bueno por conocer, tiende a copiar los
prejuicios de su entorno social, el hombre rutinario razona con la lógica de los
demás, no intentan estudiar prefieren confiar en su ignorancia para adivinarlo
todo, leer les genera efectos de envenenamiento, llaman ideales a sus
preocupaciones, no tiene afán de perfección, todos los rutinarios son intolerantes,
llaman hereje al que busca una verdad o persigue un ideal, estos hombres
desconfían de su imaginación. Si la humanidad hubiese contado solo con los
rutinarios, nuestros conocimientos no excederían de los que tuvieron nuestros
ancestros, los espíritus rutinarios se cuelgan de prejuicios que los esclaviza.
CAPITULO III
1. La moral de Tartufo
Las mediocracias de todos los tiempos son enemigas del hombre virtuoso:
prefieren al honesto y lo encumbran como ejemplo. Hay en ello implícito un error
o mentira que conviene disipar. Honestidad no es virtud. El honesto es pasivo, con
un nivel superior al vicioso, entendemos por la moral de Tartufo, a que las buenas
personas no necesitan leyes para actuar de manera responsable, mientras que las
personas malas siempre encuentran la manera de infringir la ley, esquivan la
responsabilidad de sus acciones, son audaces en la traición y tímidos en la lealtad,
el autor da a entender como la maldad del hombre busca la manera de siempre
salirse con la suya, teniendo una actitud de hipócrita, y queriendo siempre tener
la razón.
2. El hombre honesto
Según el autor la honestidad no es una virtud ni un vicio, sino más bien visto como
plantea Aristóteles, es un punto medio de dos extremos, que fluctúa entre el vicio
y la virtud, Stendhal habla de la que honestidad es como un tipo de miedo a la
reprobación de los demás, teniendo una definición que los valores según la
aristocracia moral se miden en base a la virtud más no en base a la honestidad.
3. Los tránsfugas de la honestidad
Según lo entendido por la lectura podemos definir al tránsfugo de la honestidad a
la persona con una moralidad incompleta, teniendo una transición desde la
honestidad a algún delito, son unos rebeldes de la domesticación, al ser una
persona incapaz de un ideal, también lo es del crimen sin recato, disfraza sus
vicios, son egoísta para con la sociedad contando con una “alma de especie” más
no con un “alma social”, son considerados como imbéciles de la honestidad, que
a diferencia de los idiotas de la moral no llegan a parar en la cárcel.
La vejez niveladora
Sobre este capítulo entiendo que a medida que pasan los años y nos hacemos
más viejos los hombres se van haciendo cada vez más mediocres y hasta
algunos se convierten en idiotas, el autor señala que las funciones orgánicas de
los humanos van atrofiándose cuando empieza la vejez y así progresivamente el
hombre va perdiendo sus facultades mentales y físicas hasta convertirse en un
ser inferior como el que era en su juventud es por eso que los ancianos
mediocres casi siempre ven a los jóvenes con recelo. En ese sentido la
psicología de la vejez les hace pensar que el joven espera su muerte para
suplantarlos.
CAPITULO VI
II. SARMIRNTO.
En lugar de hacer candidatos, más costos para presentar el ritmo de la civilización. Cuando
las personas están prohibidas, Chile, su entusiasmo está a una doble imagen de una
montaña y un montículo no deseados. Si se refleja en el espíritu ideal, las gotas de tinta son
suficientes para arreglarlo en una página decisiva. Este libro, el resultado de una gran
vibración cerebral, es el determinante de la civilización racial como una turbulencia ilimitada
de tropas. Todos confirmaron y reducen alternativamente: ninguno, grande o pequeño,
podría ser una generación completa, todas las ciudades, razas y Sarmiento sintetizando la
era en nuestra latinidad estadounidense. Los escultores sin miguuat de nuevas civilizaciones
siempre tienen manos libres para modelos e ideas institucionales, libres de zenáculos y
fiestas, libres de tiranía, aplaudiendo y sembrando la verdad en la mano. Hombres y
personas en el declive de la vida cuando consideran de dónde vienen; Grandes hombres y
personas fuertes solo necesitan saber a dónde ir. Solo unos pocos hombres al final de sus
vidas se deshacen de él; Muchos a menudo dan cuando la fuente del espíritu se siente vieja.
III. AMEHIGHINO.
El genio argentino debería ser, porque no hay otro lugar en la superficie del planeta que
tenga fauna fósil, que es comparable a nosotros; Debe vivir en este siglo, porque no tendrá
acceso a enseñanzas evolutivas que funcionan como base. El genio no se detiene en la
convergencia habitual. A pesar de que no fueron arrestados tropas, un genio los superó
porque trabajaban en silencio y continuamente. En un breve momento de colapso de la luz,
un genio definió sus objetivos, luego pasó el resto de su vida, persiguiéndolo y
persiguiéndolo. La palabra genio inicialmente significa algo como la inspiración
trascendental. La palabra "genio" no importa hoy se adopta hoy. ¿Cuál es la diferencia
cualitativa entre el talento y el genio? El talento se eleva a lo largo de las olas sin descanso,
y el genio apunta al camino en el horizonte que no se ha jugado. El talento original o creativo
aplicado a cosas grandes o complejas es un signo de genio
El genio muestra una actitud insoportable hacia los ideales. Y si es un genio universal y
multifacético, es una ética verdadera, hermosa y unificada, todos son cultos ideales y todos los
cultos ideales. Un genio es una industria ligera de SP que produce riqueza y escalada en las
montañas. Un hombre genio no puede hacerlo y no puede controlar sus creencias. No hay genio
sin una unidad moral. Él predica la verdad, es justicia, pero injusta, y predica su patriotismo,
pero predica su patriotismo. Utiliza el personaje que él y él, pero predica la dignidad de la
obediencia, pero predica a aquellos que usan CRA, Ception, Conspiración, Humillación y Miles
de Manos. Este campo es un clímax moral genio. Sin embargo, no es posible expandir la verdad
o la humanidad que estimula los genios. Stuart Mill, quien escribió una carta sobre Nietzsche, le
aconsejó a la gente que tenía un genio porque necesitaba pasión para sobrevivir al ideal en ese
momento. La dureza del genio es la mejor dignidad del ideal en sí mismo.
CAPITULO VII
La mediocracia
Con respecto a la patria ingenieros dice que está implícita en la solidaridad de una misma raza
y no en la confabulación enferma que lleva a las sombras, afirma que donde no hay patria no
existen sentimientos colectivos, dice que donde no hay patria sus habitantes no constituyen
una nación ya que estos siempre tienden a perseguir un mismo ideal.
En cuanto a la política de las piaras tiende a convertir a los pueblos en espíritus subalternos,
sin ideales