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Venezuela, un conflicto histórico en un contexto de

injerencias y debacle económico-político.

El líder de la oposición al Régimen chavista, siendo esta una dictadura formal por la
inexistencia de oposición oficial interna organizada en condiciones democráticas y por la
quiebra de la Constitución aparentemente, Leopoldo López reclama a España y a la UE “un
apoyo más decidido” contra Maduro mientras es rechazada su conferencia en la Universidad
Complutense por orden de la delegada del Consejo Universitario de Unidas Podemos. Para más
inri, el caso Delcy, la visita de la secretaria de Estado de Asunto Exteriores Cristina Gallach a
Caracas, una política exterior del Gobierno de España equidistante entorno a la liquidación de la
democracia y la violación sistemática de los Derechos Humanos, obligan al desencarcelado
político a querellarse públicamente contra la cínica neutralidad frente al gobierno tiránico que
plantea el Gobierno de la Nación Española. Hasta tal nivel de inacción y pasividad muestra
haber llegado nuestro Gobierno que el reflejo del BOE y del Consejo de Ministros en la
diplomacia emprendida en virtud de reconciliar la sociedad venezolana parece haber apostado
por la legitimación de Nicolás Maduro, tal que un legítimo soberano, aunque la Democracia
haya colapsado. Por lo menos, le democracia según se conoce en nuestras coordenadas de
democracias occidentales.
El bitcoin desde hace 7 años es una inversión solida en comparación con el peso venezolano, o
el argentino o la moneda de Zimbabue, concretamente es mejor inversión que cualquier moneda
que supere el 45% de inflación. Es muestra suprema de ello también, la inexistencia de fracaso
económico de tal magnitud en la Historia como el colapso económico venezolano. Así mismo,
la antigua provincia de la Gran Colombia, precedentemente Capitanía General de Venezuela,
Estado recién emancipado por los ‘libertadores’ Bolívar o Sucre de la Nación Española está
encrucijada por la fracasada dictadura de un país rico. Rico en el sentido económico clásico de
la riqueza natural de la que dispone el territorio nacional que, desde los comienzos de la etapa
imperial hispánica hasta la actualidad, basa su economía nacional en la exportación de
productos naturales o materias primas. Tal es el caso que como veremos, la economía y el
régimen político están sustentados y dependen, desde alrededor de 15 años, en el 95% de su
PIB, de la riqueza natural venezolana por antonomasia. Dicha materia prima es sin ninguna
duda, por la tradición de monoproducción y la dependencia sistemática que el chavismo ha
perpetuado, el talón de Aquiles al mismo tiempo que su mayor aliciente, paradójicamente como
veremos en el corpus analítico, la tenencia y el buen mercado del producto no aseguran unos
óptimos resultados.
El chavismo es una ideología populista que encarnó Hugo Chávez y conserva el Poder
Presidencial de Venezuela desde su victoria electoral en 1998 que lo cambió ‘casi todo’ hasta su
muerte y la continuidad de su legado en la persona de Nicolas Maduro en un clima autoritario
excesivo para ser considerado una Democracia según los informes y clasificaciones
internacionales. Adelanto esta agenda de las siguientes problemáticas sobre las cuales
desarrollar nuestro análisis: ¿Es el fallido Estado de Venezuela el diagnostico de un proyecto de
independencia y soberanía país errado y ?, a la que debemos añadir, ¿La Agenda exterior
chavista fue el preludio de su fracaso económico evidente agravado por la Covid? Y ¿De qué
forma y categoría tienen que emprenderse la ruptura política en virtud de una recuperación
nacional?
Independencia y soberanía ambigua

Los orígenes de la actual decadencia nacional que arrecia el país no son explicables sin un
análisis retrospectivo del contexto de desarrollo de la Venezuela de Bolívar en el siglo XIX. La
débil economía de renta en un contexto de capitalismo creciente y unas instituciones imperiales
desarboladas por la desintegración de la Monarquía Hispánica fueron el íncipit de la actual
degradación total de Venezuela y como vamos a ver en consecuencia de su pérdida de su
soberanía, sea esta “el poder supremo del Estado para establecer su Constitución y adoptar las
políticas fundamentales tanto en el plano interno como externo” en acorde con el Diccionario
panhispánico. Esta soberanía como vamos a ver se ha intentado alcanzar en los últimos 200
años culminando en el Giro radical de Chávez a la hegemonía estadounidense. El diagnostico
geopolítico es difícil de analizar pues la vía alternativa emprendida por el chavismo rompe con
el consenso preponderante que ha sido una de las causas de la catástrofe económico-política.
La historiografía muestra como desde que los ‘Libertadores’, Bolívar, Sucre y algunos más
sanguinarios libertadores idealistas llevaron a la Capitanía General de Venezuela a la
independencia, una victoria pírrica se originó, pues a partir de ese momento no serían esos
‘emancipados’ ciudadanos de la Nación Española como la Constitución de 1812 lo estipulaba
“Ciudadanos de ambos hemisferios” sino siervos de un poder político subordinado a las
hegemonías económicas capitalistas. Prueba de ello, son los incentivos dados a los criollos
fraccionarios de las sociedades ligadas a la Ilustración tan reacia a la magnitud y desarrollo de la
civilización hispánica ( Ferrer Benimeli, 1983: 44). Esta liberación de la España que quedó atrás
en a carrera de las nuevas potencias, como si de un proceso lineal se tratase la Historia
Universal, de la carrera del capitalismo que España (y Venezuela) no “escogió” la vía capitalista
“o, mejor dicho, tuvo que seguir otra vía, y que esta elección le costó muy cara en el terreno
político, pero sin que ello signifique la consideración de la ‘vía capitalista’ como la vía
verdadera y definitiva del ‘progreso de la humanidad’”. (Bueno, 2019: 358). No se quiere decir
que el fraccionamiento del Imperio sea el origen de los males de Venezuela, sino que la
subordinación a la hegemonía capitalista de los Imperios depredadores (Gran Bretaña, Países
Bajos y por ende EE. UU) sin ningún tipo de soberanía real condujo a la perpetuación de una
dependencia a intereses extranjeros. Otros territorios independizados como Méjico y Benito
Juárez supieron conservar una soberanía, aunque ello les supusiera la pérdida del 50% del
territorio a expensas de los EE. UU. Tal como se muestra en la obra titulada ‘ ¿Por qué fracasan
los países?’ (Acemoglu; A.Robinson, 2012) se encontraba en dependencia constante a la
entrada de rentas por la riqueza del bullionismo en la que se basaba la economía hispánica. A
este apartado, la Historia Económica sugiere que el mercantilismo hispano se encontraba en la
época de transición entre la economía medieval y la economía fisiocrática y la posterior
economía capitalista. (Armesilla, 2019: 194). Lo que sin duda sería la pérdida del dominio
económico y por ende político-militar del Imperio Español y por ende de Venezuela, por las
continuas guerras financiadas con rentas de productos naturales y agrícolas.
En efecto, el tipo de economía capitalista desarrollada preferentemente por pensadores y
naciones anglosajonas basaban la economía en la explotación económica por medio de la
acumulación de medios de producción y de una mano de obra a buen precio. Lo sucedido, es
que el libre mercado por el que Adam Smith o David Ricardo teorizaban era producto de unos
intereses que respondían a la economía política dominante, el imperialismo capitalista colonial
criticado por Hobson (1902) y a posteriori por Lenin (1979). La crítica de ambos cercaba al
imperialismo capitalista británico como la vía de encontrar una salida a los excedentes
industriales que desembocaba en un “parasitismo” sobre las colonias imperiales, como la teoría
de las ventajas comparativas propuesta por Ricardo (1817) al servicio de la política económica
librecambista que beneficiaría a todos los países, poseedores de medios de producción o de
materias primas. No se ha de ser ingenuo y pensar que la teoría de la élite anglosajona no
respondía a sus interese patrios mediante la hegemonía de su economía política, basada en el
imperio económico y político desarrollado a expensas de la explotación de la América Hispana
(Bueno, 2019: 379). Prueba de ello es la literatura del Presidente Thomas Jefferson, cartas con
Alexander Von Humboldt y Lafayette en las que relataba la importancia económica de los
recursos naturales de importación hispanoamericana que en relación con la independencia de la
América Hispánica le preocupaba por la posibilidad de que en aras de esa independencia de los
liberales criollos planteasen una confrontación con los Estado Unidos (Ponce, 2009: 7,8).
In fine, la independencia venezolana, fue un proceso fallido de construcción nacional, pues
como se ha demostrado, la dependencia a la producción de productos agrícolas y extracción de
minerales a expensas de potencias extranjeras, de EE. UU. en particular, ha claudicado con la
voluntad de conseguir la soberanía nacional por parte de la Revolución bolivariana como vía de
confrontar a la hegemonía imperialista estadounidense.

El Chavismo, ruptura geopolítica y continuidad ‘mercantilista’.

La “Revolución Bolivariana”, como así se autodenomina el Gobierno de Hugo Chávez, es el


cambio radical en la política y las instituciones venezolanas que plantea la guerra ideológico-
económica a la hegemonía del capitalismo occidental en Hispanoamérica. El chavismo,
ideología y forma de poder populista que pretende dar vida a la lucha de Simón Bolívar en
virtud de una independencia estratégica nacional que otorgue la soberanía al pueblo. En este
sentido, la Revolución Bolivariana de Chávez pretendió, la situación actual lo rechaza,
emprender la liberación ex novo de Venezuela de las fauces del ‘imperialismo neoliberal’, en
terminología chavista. El chavismo acaparó un espacio político contrahegemónico que rompió
con la doctrina de estado heredada de los años 70, proclive al capitalismo basado en la
exportación cuasi unánime del crudo de petróleo.
Venezuela, como tantas otras naciones políticas hispanas, ha ido vacilando entre los sistemas de
estados capitalistas y los regímenes de corte socialista, con menor o mayor éxito. (Armesilla,
2020). En el periodo que abarca desde el principio de los años 50 del pasado siglo hasta el final
de la década de los 70, Venezuela se benefició de un periodo de crecimiento económico que se
vio acompañado de tímidas reformas agrarias, de infraestructura. Este crecimiento se atribuye a
la subida de los precios del petróleo que culminó con la subida máxima de 1978. Durante este
mismo periodo de superávit de rentas se llevaron a cabo moderadas políticas en pro de una
productividad y un tejido económico diversificado. Como se puede ver en la Tabla I, la
productividad aumentó de 1,88 puntos mientras la mayoría de las potencias regionales vivieron
un aumento más significativo. El capital por trabajador tuvo un desempeño más favorable
durante la misma época de 1952 a 1981, 3,16 puntos superiores al conjunto de potencias
regionales.
Tabla I

Fuente: Ros, Jaime, 2014, Productividad y crecimiento en América Latina, Sede Subregional Cepal,
México, p-19.

Este periodo (1950-1980) Venezuela, tuvo el mejor rendimiento macroeconómico del mundo
siendo los ‘Campeones Mundiales’ (Puente, 2021). En cambio, tras esa época de bonanza y
desarrollo industrial le siguió una época marcada por la bajada del precio del petróleo que llevo
a la economía nacional a conocer una década y medio de débil crecimiento, acarreando así
políticas de austeridad por la falta de excedente que históricamente proporcionaba las
exportaciones petroleras. En efecto, desde 1976 hasta 1998, el PIB no creció más de 1,5%
anualmente (Ros, 2014:22). Como resultado, el PIB per cápita que alcanzó más del doble del de
la mitad siglo se contrajo significadamente a la par de una inestabilidad política y social que
condenaría a la continua incertidumbre a partir de la década de 1970 (Gráfica I).
Fuente: Gratius, Susanne; Puente, José Manuel, (2019) “Las claves de la crisis venezolana”,
Foreign Affairs Latinoamérica, Vol. 19: Núm. 2, pp. 5-15.

Hasta el año 1994, la inflación se mantuvo estable y en línea con las economías vecinas, entorno
a un 7% que desvarió una vez la devaluación de la moneda se emprendió con la finalidad de
cubrir el déficit, lo cual afectó al déficit de una manera alarmante. Políticas monetarias en
respuesta a la pérdida de la renta viciosa de Venezuela que se repetiría durante el gobierno que
aprovechó el desencanto de las gentes humildes venezolanas para arrebatar el poder y perpetuar
su dominio.
En consecuencia, del descontento generalizado en un país sumido en una gestión política y
económica encasillada en el déficit presupuestario por los bajos precios del ‘oro negro’ y una
geopolítica beligerante. Como resultado, la cuarta ola del populismo, encarnada por Hugo
Chávez, ocupa el poder ejecutivo con una legitimidad popular desorbitada por su buen perfil
populista, patriota y revolucionario, que divide de forma demagógica y maniquea la sociedad
venezolana en explotados y explotadores, en poderosos y poseídos, las elites nacionales ‘arriba’
y el pueblo ‘abajo’. Su perfil carismático, su don de gentes y una política de reparto de la
riqueza y de las propiedades, mientras el petróleo lo permita, crea un clima idóneo para su
“Asalto a los cielos”, o sea, su perpetuación en el poder creando un sistema clientelar y
subsidiario (Rivero, 2019). La relación que la “Revolución Bolivariana” plantea es de un estilo
de liderazgo y una estrategia que discierne mucho de las democracias occidentales, pues se
posiciona en frente de los Estados Unidos de América, entrando en la famosa “lista negra del eje
del mal” Presidente George Bush. Pues, la confrontación con la potencia dominante mundial es
la estrategia que a la par de un “Socialismo del Siglo XXI” y un gobierno dictatorial son los
motivos por los que Chávez se identifica con Simón Bolívar. La apariencia de Libertador de los
opresores capitalistas, algo que no es del todo erróneo, pues en el sentido de nuestra tesis,
Chávez y el chavismo a priori son fruto de la voluntad política de independencia y de una
soberanía férrea frente a intereses extranjeros, motivado por la Cuba castrista. Pero ¿a qué
precio y de que formas se llevó a cabo la revolución libertadora?
Sin entrar en opiniones subjetivas, la situación venezolana con Chávez a la cabeza ha creado
una verdadera oposición a la hegemonía occidental pro-EE. UU en paralelo a una estrategia
económica-política que está basada en los excedentes económicos de la renta del petróleo y en
una radical nacionalización del aparato productivo venezolano. En el Gráfica I, se puede
observar como el PIB per cápita creció entre 2002 y 2013 a la par del precio alcista del barril de
petróleo, en la Gráfica II, entre 2005 y 2014 salvo en 2008 y la crisis financiera.

Gráfica II

Fuente: Puente, José Manuel, 2021, conferencia 'Venezuela en fase de colapso. Un análisis histórico y
comparativo', Casa de América.

Sin embargo, la política económica propuesta por Chávez proviene de otra época durante la cual
esta economía política si funciono, pero es totalmente anacrónica y no puede ser replicada. El
‘mercantilismo’ mediante la preponderante fuente de ingresos rentistas del petróleo es el talón
de Aquiles del Chavismo que sustentó todo su éxito en un precio del barril muy volátil y que no
asegura la independencia que se buscó.

El Chavismo sin Chávez y el Covid-19.

Una vez fallecido el ‘mesías’, el sucesor jerárquico, sea Nicolas Maduro, no supo reconducir la
política venezolana, abusando de la oposición, enfrentado en inferioridad de condiciones las
sanciones económicas de Estados Unidos y una gestión monetaria y económica fatales. Para
más inri, la crisis del Covid-19 que afecta simultáneamente a la oferta y la demanda está
agravando la realidad de los venezolanos, que viven en su casi totalidad en la pobreza, al no
poder abastecerse de la cesta básica. El cambio político parece ser hoy en día, de obligada
necesidad por la incapacidad de los dirigentes chavistas de redoblar la crisis de la pandemia que
agrava la crisis estructural y sociopolítica. Catástrofe humanitaria, oposición en jaque y nula
esperanza de la población que no apoya al gobierno. La evolución del PIB en Venezuela en las
últimas 3 décadas tuvo años de recesión, en el 89, en el 2002 o en el 2003, 2010 o 2011 pero es
la primera vez en la Historia Contemporáneo de Venezuela desde 1951 hasta 2021 que atraviesa
por una recesión de más de 6 años, desde 2014 hasta nuestros días, sin fecha de caducidad con
el sello del chavismo. Durante estos años, el agregado de perdida de PIB supera el 70 punto del
PIB. Si bien Nicolas Maduro y su séquito achacan al exterior como responsable del fracaso
económico, la gestión de la economía nacional es a la luz de evaluaciones y estudios el
resultado de unas estrategias gubernamentales sin sentido. Sine die, la inflación venezolana, la
deuda pública y la destrucción de la economía nacional son el resultado apoteósico de la
incompetente gestión política.
Crisis hecha en casa, “Homemade”. José Manuel Puente, en una conferencia producida en la
Casa de América, expuso en abril de 2021 un análisis histórico y comparativo, durante el cual
disertó acerca de la realidad venezolana. En esta exposición de motivos para el cambio general
de Venezuela, expone que la crisis venezolana es producto de la gestión política de sus
dirigentes autoritarios. El Gobierno trata continuamente de mantener la postura apelando a una
crisis exógena, producida desde el exterior, debido al bloqueo occidental o al COVID-19 en la
actualidad, pero como la evidencia refleja, los controles de tasas de interés, inmovilidad laboral
y la nacionalización de grandes empresas que nunca fueron indemnizados. La moneda,
venezolana está sufriendo un proceso de apreciación del tipo de cambio, o sea, la inflación es de
4000 % cuando el de sus vecinos es de 3 o 4%, lo que devalúa el tipo de cambio, aumentando el
proceso de hiperinflación. Además, la producción petrolera ha generado una cantidad similar a
la de 1930, de 500 barriles diarios, mientras a la llegada de Chávez, se producían 3,2 millones
diarios. Es resultado de un mantenimiento deficiente y una inversión nula en las plantas
petrolíferas nacionales aun siendo la única fuente de ingresos del país. En consecuencia, la
catástrofe macroeconómica que, en efecto, se debe a una política económica incoherente,
equivocadas que las sanciones económicas y el COVID-19 no hacen más que empeorar un
círculo vicioso regresivo.

Así mismo, la descabellada administración gubernamental de la macroeconomía venezolana no


se entiende sin la estrategia política que instauró la “Revolución Bolivariana”. La subordinación
al régimen de las fuerzas sociales y empresariales, a la par de una lapidación representativa de la
oposición de partidos y organizaciones sociales ha quebrantado toda normalidad democrática.
Tabla II. Clasificación mundial de la Libertad de Prensa
Fuente: Barba Prieto, M. (2021). Censura de medios y supervivencia del régimen en Venezuela: Hasta
qué punto la censura de medios impide un mejor funcionamiento del espacio crítico
venezolano. Comillas Journal of International Relations, (20), 17-30.

El régimen que dista mucho de ser una democracia según los indicadores internacionales como
los resultados del informe del ‘Freedom House’ en la Tabla II, muestran como la libertad de
prensa, poder de control y publicidad de la política, estaba en 2019 entre los peores valorados
del mundo, así como muestran el informe de El Economist, que sitúa a Venezuela como un país
dictatorial debido a su corrupción sistemática, la represión de los opositores y un poder
absoluto. Multitud de leyes y decretos presidenciales, como la Ley de responsabilidad Social o
la Ley contra el odio, dan prueba de la represión mediática, institucional y política de la
oposición. Dicha situación democrática evidencia la imposibilidad de la oposición de plantear
un cambio electoral y hasta unas elecciones que cumplan los requisitos como bien representa las
últimas elecciones en las cuales la oposición no se presentó por la manipulación y la fiabilidad
inexistente (Espronceda, 2017: 29). La oposición funda su legitimidad entorno a Juan Guaidó,
Presidente de la Asamblea Nacional que se vio suplantada por una Asamblea compuesta por
chavistas.
A esta división política, se añade la geopolítica exterior que refrenda o apoya según su
conveniencia la difícil realidad institucional venezolana. La oposición unida entorno a Juan
Guaidó y Leopoldo López está apoyada por los EE. UU. Y sus aliados europeos y americanos lo
que del otro lado motiva al Régimen de Maduro a llamar a la resistencia frente al imperialismo
estadounidense apelando a la Historia como antes hemos visto en numerosos momentos. Los
países disidentes y enfrentados geoestratégicamente con los EE. UU. Apuntalan el Régimen
mediante apoyo humanitario, económico y energético como el gas a reducido precio enviado
por la Rusia de Vladimir Putin o las vacunas Sputnik V. A China, Irán, Rusia, Turquía les
beneficia este clima de tensión en el continente americano para el equilibrio de fuerzas entre el
bloque democrático occidental y el bloque de gobiernos autoritarios encabezados por la China
del capitalismo planificador.

La Ruptura política, única vía de recuperación.


En definitiva, el circulo vicioso en el que se encuentra Venezuela, con o sin COVID “destruir,
destruir y destruir” pero agravado por la gestión gubernamental de la pandemia, debe ser objeto
de disputa y de una ruptura que contemplen pensar en la reconstrucción. Despertar del país
petrolífero y petrolero que no tiene otra solución que no sea derrocar a la tiranía existente, que
muere con la voluntad de marchitar toda esperanza de futuro. Sine die, a través del cambio
político, la inversión público-privada en sectores estratégicos y apoyo exterior son las únicas
vías posibles para producir un consenso político y social que asegure la eutaxia del Estado, o sea
el buen gobierno en aras de conservar la sociedad política en cercano peligro de extinción.
Tres diferentes etapas son las identificadas por José Manuel Puente: “Programa Social de
Emergencia” para asegurar los servicios y la alimentación básica; un “Programa de
estabilización” para recuperar la confianza económica e internacional que permita el paso a la
etapa final; y un “Programa de cambio estructural y reformas institucionales” que logren
diversificar el tejido productivo venezolano y plantear un desarrollo económico entendiendo la
importancia del petróleo sin caer en la monoproducción secular que ha condenado a Venezuela
al ostracismo, a la penuria y a la huida del país de más de 8 millones de personas. Por ejemplo,
el Banco Mundial en 2018 público el informe “The Changing Wealth of Nations” en el que
identifica a Venezuela como uno de los países con menor diversificación de la economía lo que
apoya nuestra perspectiva de progreso, que debe centrarse, una vez la ruptura política se haya
completado, e la inversión público-privada en sectores estratégicos que rompan con la economía
rentista que representa el talón de Aquiles de Venezuela que no responde a las coordenadas de
nuestro tiempo. La restauración de la democracia, una separación de poderes real y unas
elecciones fiables deben ser la primera piedra angular para poner en marcha el programa de
reformas.

Bibliografía:
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Nouveau Continent, fait en 1799, 1800, 1801, 1802, 1803 et 1804 par A. de Humboldt et A.
Bonpland.
Armesilla, Santiago, (2020), Rosa Luxemburgo y España, Revista La Razón Comunista
Armesilla, Santiago, 2019, Breve Historia de la Economía, Ediciones Nowtilus, S.L. Camino de
los Vinateros 40, local 90, 28030 Madrid
Barba Prieto, M. (2021). Censura de medios y supervivencia del régimen en Venezuela: Hasta
qué punto la censura de medios impide un mejor funcionamiento del espacio crítico
venezolano. Comillas Journal of International Relations, (20), 17-30.
Europa Press, 2021, Leopoldo López reclama a España y a la UE "un apoyo más decidido"
contra Maduro
Espronceda Rodríguez, W. (2017). La oposición venezolana: entre elecciones y
desestabilización. Universidad de La Habana, 29-43.
Freedom House. (2020). Freedom in the World 2020 – Venezuela
Ferrer Benimeli, José A., (1983), Bolívar y la Masonería, estudios Ibero-Americanos 9(1, 2):1.
Gratius, Susanne; Puente, José Manuel, (2019) “Las claves de la crisis venezolana”, Foreign
Affairs Latinoamérica, Vol. 19: Núm. 2, pp. 5-15.

John Atkinson Hobson, 1902, Imperialism, Unwin Hyman, 1988. 


Puente, José Manuel, 2021, conferencia 'Venezuela en fase de colapso. Un análisis histórico y
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Ponce, Esteban, 2009, Fragmentos de un discurso no-amoroso: Thomas Jefferson y la América
Hispana, Revista Ecuatoriana de Historia 30, Quito.
Lénine, L'impérialisme stade suprême du capitalisme p. 5, Éditions sociales, Paris, 1979
Reporteros Sin Fronteras. (2019). La Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2019.
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Televisión y Medios Electrónicos. Caracas: Gaceta Oficial.
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Ros, Jaime, 2014, Productividad y crecimiento en América Latina, Sede Subregional Cepal,
México
The World Bank Group (2018). The Changing Wealth of Nations 2018. Washington, USA:
World Bank Publications.

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